Relicario poético del francmasón y patrimonio cultural viviente del Edo. Vargas León Manuel Morales
Con este relicario poético queremos inmortalizar a las personas que allí he nombrado, para que sus nombres queden para la posteridad y por todos los tiempos, hasta que los días y las noches contadas como soles y lunas se agoten en el tras luz del universo conocido.
Igualmente las elegías y odas dedicadas algunos próceres y grandes combatientes de nuestra historia patria, como a mis familiares más directos y a mi lar natal, "TARMAS, MI TIERRA QUERIDA".
Igualmente quiero darle un reconocimiento a la francmasonería por ser la institución iniciática y hermética que me ha dado las herramientas y los instrumentos necesarios para ser la persona que ahora soy ante el mundo profano, siempre dado a mi pueblo que es de dónde vengo desde niño hasta el presente.
Este trabajo está dedicado a mi honorable abuela doña María Catalina de Sena Aranguren Bravo de Sánchez Jiménez, quien me enseñó a comprender a cabalidad la importancia de la mayéutica socrática ante la hermenéutica platónica.
Igualmente a mis hijos e hijas que me sobreviven ante maremágnum de cosas: Yonerlin Roquelina Morales Kienzler, Yaileth Andreina Morales Kienzler, Lenín Yasser Morales Tussentt, Yorman Leomar Morales Kienzler y Leonardo Manuel Morales Tussentt.
Quiero recordar con gran énfasis de padre herido en mis sentimientos y con el corazón agobiado por las partidas de mis hijos Leo Mar Morales Garzón y Leiditz Ilich Morales Kienzler; quienes desde el oriente Eterno están ante la mirada radiante del Gran Arquitecto del Universo, paz a sus restos, aun cuando ellos nunca quisieron la paz de las sepulturas en Bogotá y en Tarmas.
Igualmente quiero hacerle un reconocimiento a las madres de mis hijos, comenzando por la matrona colombiana y bogotana Marlene Garzón Soler, a la tarmeña Roquelina Kienzler Bello e Idelice Josefina Tussentt Caraballo, por facilitar sus vientres para que vinieran mis siempre queridos hijos e hijas.
También quiero hacerles un reconocimiento a aquellas damas que fueron parte de mi vida andariega y de errante trotamundo en las tierras que he andado en esta larga vida terrenal que he tenido. Sus nombres están escritos en el Libro de la Vida, con esperanza de podernos encontrar juntos en ese universo donde todos somos iguales ante la mirada del Eterno, Di_s.
Y en especial a mi hermano Juan Francisco Morales, quien desde la lejana patria de Pakistán me ha tendido su sumergido durante el año 2.015. De igual forma a mi compañera de vida y de proyecto, Yulaiva Coromoto Molina Muñoz mano solidaria para salir del trance médico en donde me he visto, tachirense siempre a mi lado en las buenas y en las malas, quien en ningún momento se ha separado de mí, cuidándome y estando siempre vigilante en i tratamiento y en las cosas que me dieron aliento de vida en estos duros momentos de mi existencia como mortal creado por Hashem.
¡Glorias eternas a mi padre y a mi madre: Francisco Santiago Sánchez Aranguren y María Hilaria Morales!
Este poema titulado ÁLIDA fue dedicado a Alida Carmona en el pueblo de Ntra. Sra. de La Candelaria de Tarmas, quién fue parte de una experiencia de vida que me hizo ver el mundo desde otra óptica, por eso la he querido inmortalizar. Siendo escrita en el año 2.011.
"ÁLIDA"
I
Desde las tierras frías de Carayaca
Caminando por sus calles emergió
La figura alto sana de una diva
Que en sus andares llamaban: ALIDA.
II
Con sus arreos de amoríos olvidados
Deambula con todas sus penas a cuestas
Aquella esplendida mujer tarmeña
Ebria de dulzura y de alegría
III
Cantaba en aquellos días matinales
Los desvaríos de su vida pasada
En las añoranzas de sus recuerdos
Errantes aun buscando el amor perdido
IV
Que ha encontrado en las sombras del ayer
Haciéndole suspirar su corazón
En la embriaguez de sus viejos amoríos
Siempre tintineante su nombre: ALIDA.
Este poema está dedicado a una dama carayaquera que hizo vida sentimental conmigo durante tres años de mi vida y fue burilado cuando nos separamos a comienzos del año 2.012. Su nombre es Rosa Yánez Rivero, natural de Corralito en la Parroquia Carayaca.
"El Amor del Ayer"
I
Ayer amé con demasía
Y con fervor irresistible,
Propio de los enamorados
Que nunca dejaron de querer.
II
La agonía ayer vivimos
Mezclada en claros infortunios,
De amores que son verdaderos
En la Luna señera de hoy.
III
Entre lágrimas envolventes
De los recuerdos taciturnos,
Que emanaron de nuestros cuerpos
Llenos de amor apasionado.
IV
Surgiendo de nuestras tinieblas
La distancia del olvido hoy,
Que nos han tumulado ayer
En los corazones heridos.
V
En la hermosa flor llanera
Que siempre muere lentamente,
En la esperanza de nuestro amor
Hasta que vayamos al cielo.
El poema que viene a continuación fue dedicado a Rosa Yánez Rivero en ese mismo año 2.012, ya que mi partida de su casa fue muy triste; dejando marcado en mi corazón gratos momentos vividos entre ambos. Le doy las gracias por sus atenciones y sus alegrías y tristezas que me hicieron entender que el mundo no gira hacia un solo lado, sino que tiene que ser compartido con la pareja y con las demás personas que nos rodean, que el Gran Arquitecto del Universo te de larga vida Rosa.
"LA VIDA ES UNA SONRISA"
I
En el amanecer de tu sonrisa
Encontré la alegría de mi existencia
Con mi corazón henchido de tú amor
Que me ha llevado a quererte aún más.
II
Hermosa prenda, Diosa de mi querer
Que halago en los tragos que me consumen
Entre vaivenes, alegrías y amores
Sumergidos en tú avatar florido.
III
Con el vino devorándome el alma
Entre los tragos de mis amarguras,
Pude ver tú embriagadora sonrisa
Emergiendo de tus tristes lágrimas.
IV
Solo me queda decirte amor mío
Que nunca podré olvidarte alma mía,
Aun cuando nunca más vuelva a verte linda
Y preciosa joya de mi sonrisa.
Este poema me ha dado aliento de volver a renacer una vez que la amada decidió tomar otros rumbos y yo decidir hacía donde debía enmarcar mis nuevos senderos; el cual me ha llevado a la tierra andina, donde he sido nuevamente recibido y en la cual he encontrado a mi hermana paterna Yasmin Chávez Obregón de Molina. Este poema fue escrito en Enero del año 2.012.
"RENACIENDO EN LA VIDA"
I
Sonámbulo de mi tristeza
Ayer me encontré deambulando
Como atorrante olvidado
Por aquellos lares del ayer.
II
Con el corazón abatido
En una profunda herida
Que ha estremecido a mi vida
Floreciendo de mis cenizas.
III
La alegría de todo mi ser
Renaciendo con esperanzas
Hasta encontrar la nueva dueña
Que ha alegrado mi corazón.
IV
Y queriendo olvidarla ahora
Con amor y mi gran querencia,
Levantando mi voz al cielo
He renacido hoy amor mío.
V
Y cantando a los cuatro vientos
Con las manos de mi amada
Y mi sonora y alegre voz
He renacido del olvido hoy.
Y cómo no podía faltar una composición para llenar mi vida en mi tierra natal, a petición de mi amigo El Príncipe de la Canción Llanera, NERY ARMAS, fue escrita para que la cantara una indígena guajira en el Día de la Resistencia Indígena del año 2.011 en el pueblo de Carayaca.
"TARMAS, MI PUEBLO NATAL"
Carayaca, 22-06-2.011
Ayer nací en un pueblito
Que en el pasado remoto
Fue la máxima expresión
De nuestra vieja indianidad.
Era un solar muy hermoso
Por su gente y paisajes,
En donde las siembras y ríos
Se confundían con los cielos.
Su nombre originario
Dado por el GRAN KARAI fue,
Como legado divino
Nos envió a su hijo SEPE.
Erigiéndose Gran Jefe
De nuestros antepasados,
Los viejos TARAMAQUAS
En sus vastos señoríos.
Así vino a la historia,
TARMAS, mi tierra querida.
Tan redondita como la "O",
Obra de PÍO RENGIFO.
Difícil es olvidarla
Porque de su linaje emergió
Su hijo HILARIO TORTOZA,
Su último Gran Doopoto.
Defensor de sus tierras
Y los resguardos tarmeños
En las luchas campesinas
Que en Carayaca se dieron.
En los tiempos de Zamora
Oteamos La Federación
Bajo el decreto de guerra a muerte
De Pedro Vicente Aguado.
Siempre al grito incólume
De DIOS y la FEDERACIÖN,
¡Tierras y hombres libres!
¡Horror a la oligarquía!
Nos paseamos nuestras armas
Muy sedientas de libertad
Por nuestra amplia patria
Como en toda nuestra América.
¿Cómo olvidar los tarmeños
Al guerrero CHARAIMA?
Quién desde Chichiriviche
Derrotó a Alonso de Ojeda.
Por vez primera en tierras
De nuestra América rebelde,
Acabó con aquel falso
Imperialismo español.
Ahora bajo el lema de
Patria Socialista, decimos:
¡Venceremos, Comandante!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Viva la revolución Bolivariana!
¡Viva Bolívar y Chávez!
¡Abajo el imperialismo
Y sus lacayos fascistas!
¡Viva el Socialismo nuestro!
¡Wazabara Naná Wayra!
¡En la lucha venceremos!
¡Wazabara Naná Wayra!
¡En la lucha venceremos!
¡Wazabara Naná Wayra!
¡En la lucha venceremos!
¡Wazabara Naná Wayra!
¡Naná Kari´ña Roote!
¡Sólo Nosotros Somos Gente!
No podía faltar que no escribiera sobre la historia de una figura sacra que pertenece al pueblo de San Joseph de Carayaca, por eso hemos dado a conocer a través de estas letras poéticas los orígenes verdaderos de tan sagrada imagen venerada por todo el pueblo venezolano en Caracas y que es patrimonio carayaquero.
"Elegía al Nazareno Bendito de San Pablo"
¡Oh, Nazareno Bendito!
Que naciste en Carayaca
Hace algunos siglos ya;
Inspiración divina y armónica
De Joseph Cristián Molinero.
Decían los viejos tarmeños,
Que tú madera era tan dura
Como los viejos cedros
Que amalgamaron la savia
De tú sangre bendita.
Cuentan las crónicas populares
Que tú creador muy joven
Al pueblo de Carayaca llegó;
Colocando rodilla en tierra,
A su mente vino tú imagen
Esperanzadora y maltratada
Por tus enemigos de siempre.
Dicen que vino un gran terremoto
En tiempos de San Bernabé;
Cuando Joseph Cristian Molinero
El isleño de Canarias,
Estando en su rancho
Elevó su plegaria al cielo
Recordando a la Candelaria
Y al Cristo de La Laguna.
Nuestros antiguos padres,
Indios, zambos, mulatos,
Esclavos, canarios y pocos españoles;
De sus casas salían al grito de:
¡Se está acabando el mundo
En el día de San Bernabé!
Joseph Cristián Molinero
Con su hacha en manos,
Bajando entre Suapo y Mayupán
Se encontró con una mata
De San Gregao,
De cuyas venas brotaba
La savia roja del Nazareno.
¿Cuál sería su sorpresa?
El sitio se llamaba Nazareno,
Sentado sobre una piedra
Y tomando un sorbo de agua cristalina,
Vio un árbol hermoso
Que frente a sus ojos estaba.
La tragedia, el dolor y la muerte
Se había apoderado de la gente
En Tarmas y Carayaca.
Atrás estaban su conuco,
Elevando una plegaria al cielo,
Dijo estas palabras:
¡Oh, Nazareno mío!
Testigo de mis males y alegrías,
Ayuda a mi pueblo a salir
De esta melancolía.
A mi tierra guanche
En mi Canarias querida
Jamás volveré nunca más;
Pero, al pueblo de Carayaca
Le dejaré tú imagen
Eterna y señera
Que siempre perdurará
Por los siglos y la eternidad.
Permíteme padre amado
Golpear este madero,
Que la forma le iré dando
Y vida volverás a tener
Entre mis sufrimientos,
Amarguras, tristezas y alegrías.
Nazareno inspírame
En tú devoción espiritual,
Y permítele a este tú hijo,
Pueda hacer tú figura
Para el miércoles santo
En tú devocionario cristiano.
El isleño devoto
La madera cargó a su hogar,
Y día tras día tallando
A la figura enalteció.
El Nazareno bendito
Forma iba tomando
A medida que lo tallaba
Con ahínco y prestancia.
Joseph Cristian Molinero
Reflejaba en la sagrada imagen
Sus amarguras y sufrimientos,
Era El Santo Nazareno
Una copia fiel de él.
De pronto vio la figura santa
Frente a sus ojos profanos;
No creía lo que había creado,
Arrodillándose y con lágrimas
En sus añorados ojos,
Le dijo al Padre Celestial
Maltratado y coronado
Con las espinas de nuestro dolor,
Y sangrando con las heridas del amor,
Estas memorables palabras:
Mi Nazareno inmaculado,
Casa no tengo en dónde alojarte,
Y pensar que al propio hijo de Dios
En mi casa de huésped tengo.
¿Adónde te llevo Señor mío,
Nazareno de mi alma?
Y de pronto una luz bajo
Y el Nazareno respondió:
"hijo mío, casa no tendré
Porque mi deber es bendecir
A mi pueblo que sufre
En todo momento,
Víctima de mis perseguidores
Los mismos del ayer,
Hoy, mañana y siempre.
Joseph Cristián, hijo mío;
Llévame a lugar santo,
Que El Calvario llamarán
En el pueblo de Carayaca,
Que de ahora en adelante
Será la sede de mi Señorío.
Y con querencia de lugar,
El Nazareno glorioso
Con sudor de sangre en su frente
Corroída en el tiempo y las edades,
Le habló al isleño desconocido:
Joseph, Joseph; hijo mío,
El nombre de mi padre
El carpintero de Galilea llevas,
Y en San Joseph de Carayaca
Me has tallado en espíritu y verdad.
¿Dónde me has visto
Que me has hecho tan perfecto?
Joseph Antonio Molinero aturdido
Por tan magnánimas palabras
Pronunciadas por el Mártir del Gólgota,
Sobresaltado de tal manera,
Le respondió con humildad
A su propio creador,
Con estas sublimes palabras:
Nazareno bendito,
Tú eres en mi y yo en ti,
Tú tragedia es mi tragedia,
Mi dolor es tú dolor,
Mi esperanza es tú alegría,
Mi amor por ti
Es la vida de nuestro pueblo;
Hoy, yo soy tú carne
Hecha realidad,
Y tú con ese sagrado madero
A cuestas de tus encorvados hombros,
Me has permitido reflejarme en ti.
Nazareno Bendito de mi alma,
Tú eres la voz de este pueblo,
Porque eres la creación perfecta
De tú padre que está en los cielos.
Nazareno eterno, permitidme
Estar a tú diestra cuando muera,
Como Dimas el justiciero;
No me abandones nunca
Y bendice a tú pueblo Carayaca,
A sus vecinos y a mi familia,
A nuestras tierras y sembradíos.
Y el Nazareno hablando
Con voz entrecortada y triste,
Le dijo a su nuevo apóstol
En la creación inmutable y eterna:
Joseph Cristian, tú serás recordado
Por todas las generaciones venideras,
Como el hacedor de esta efigie santa
Hecha a mi memoria.
Búscame hijo amado,
Un lugar santo que mi morada sea
Para siempre y por la eternidad.
Hijo mío, sé que nunca podré estar en paz,
Ya que vendrán pestilencia y guerras,
Miseria, tragedia, dolor
Hambre y muerte;
Pero todos desfilaran delante de mí
Pidiendo clemencia o invocando
El Altísimo en mi nombre.
Al final de los tiempos regresaré
A mi lar natal, Carayaca;
Transmítelo de esa forma
De generación en generación
Hasta la consumación de los siglos.
Las ancianas carayaqueras
En los siglos anteriores,
Relataban que El Nazareno
En gran procesión llevada fue
A la iglesia del patriarca San Joseph.
Y que mejor morada
Que la que lleva el nombre
De su padre el gran Joseph,
Esposo de María, su inmaculada madre,
Sin pecado original y concebido fue.
Los pobladores originarios
De Carayaca y Tarmas,
Al verlo pasar en peregrinación,
En sus oraciones dijeron:
Nana Papa * amoro Dios, *.
Nuestros anuános padres
Contaban en sus tristezas
Y remembranzas alegóricas,
Que Su Señoría Ilustrísima
Don fray Mauro de Tovar y Sotomayor,
Religioso fablistán y malcriado,
Dando origen con su apellido
A una familia muy rica
En el valle caraqueño,
Al verte Nazareno bendito
Lleno de vida grandiosa,
Dijo estas palabras:
Al Nazareno Templo
No le podemos dar,
Porque blanco de orilla es,
Copia de su tallador
Joseph Cristian Molinero.
El Obispo fundador
Del apellido Tovar en estas tierras,
Con su sequito bajo palio
Salió de Carayaca
Sacando la sagrada imagen
Del Nazareno a escondidas;
Dicen que tomaron
Un atajo entre las montañas
De Cataure y Bucaral
Y a Caracas fueron a dar.
En un paraje de descanso,
El Nazareno al obispo
A susurras le dijo:
Bibrón, a mi palabra
Tú no representas,
A mi Carayaca querida
Tú sucesores alicaídos,
Tarde o temprano
Me tendrán que regresar.
El Obispo asustado
De su pesar desanimado,
Algo atemorizado le dijo:
Nazareno Santísimo,
Otros que se encarguen
De tus divinos deseos;
Este hijo de María Inmaculada
Pronto se va de este suelo
A llevar tú palabra
Más arriba de las tierras
Que bordean al Caribe mar.
Las crónicas cuentan
Que Fray Mauro de Tovar
A Chiapas en el sur de México
Fue orondo a parar;
Convirtiéndose en un buen Obispo
Que enseñanzas y sucesión dejó;
Entre sus naturales y feligreses
Teólogo de la liberación fue;
Y antes de morir expresó:
Al Nazareno a Carayaca
Hay que volver a llevarlo
Para que bendiga a su pueblo
Y le permita progresar.
¡Nazareno del alma!
En el valle de Caracas
Y en otras regiones de nuestra tierra,
Grandes avatares pasaron,
Algún osado sacerdote
Por instrucciones del Obispo
Fray Mauro de Tovar y Sotomayor,
A Santiago de León de Caracas
A escondidas de nuestra gente
Te colocaron en algún lugar;
Lejos de la reverencia
Que te teníamos en estos lares.
Más luego en un nicho colocaron
Tú maltratada imagen
En la Iglesia de San Pablo "El Ermitaño",
Quienes olvidando tú origen natal,
En el transcurrir del tiempo
Comenzaron a llamarte,
El Nazareno de San Pablo.
Nazareno Santísimo,
El viejo Lino Infante
En su rancho de Cataure,
Contaba que el Obispo
Fray Antonio González de Acuña
En la Iglesia de San Pablo el Ermitaño
Una orden dio a sus frailes y sacerdotes,
Que sacaran en procesión
Tú sagrada imagen
El día miércoles santo de cada año,
Para que salvaras a tú pueblo
De aquella epidemia de fiebre amarilla
Que dio origen al limosnero del Señor
En la caraqueña Esquina de Miracielos.
El nonagenario Lino Infante
Contó al cronista León Manuel Morales
Que en el año un mil novecientos ochenta y dos,
El Nazareno de San Pablo
En sueño le respondió:
¡Lino, hijo mío!
A mi regazo celestial pronto vendrás,
Dile a mi feligresía
En mi pueblo Carayaca,
Que ya cansado estoy
De tanto peregrinar;
Después que mi apóstol amado
San Pablo "El Ermitaño",
Tan atorrante como yo
En su templo morada me dio.
¡Lino Infante, cordero de mi redil!
Saulo de Tarso, mi apóstol fue;
Sin templo quedó
Al igual que yo.
Condenados por el mundo andamos
Buscando posada para descansar
Después de tantas injusticias
Cometidas por gobernantes y frailes
En contra de mis creyentes
En esta tierra bendita
Que llamamos hoy Venezuela.
¡Oh, Nazareno de San Pablo!
¡Oh, Nazareno de Carayaca!
Tú pueblo amado de Carayaca
Olvidado siempre fue;
Algunos de tus bien amados hijos
Combatieron frente a ti
En los tiempos de La Sampablera,
Viejos generales como
Mauricio Mayora y Elías León,
Silverio Pacheco, el Coronel;
Y el Comandante José Tomás Rangel.
Todos bajo las órdenes de tú devoto
El General Pedro Vicente Aguado,
En los momentos de la Guerra Federal.
Padre Eterno Dios mío,
Que te encorva en el tiempo
Soportando los males sufrido por nuestro pueblo
Indiano, africano y mestizo;
Siempre te recordamos
En nuestra procesiones
En tiempos de la Semana Mayor.
Ellos los que detenta el poder,
Tú recinto en la iglesia de San Pablo
Destruyeron tratando de dejarte
En la calle del olvido.
Tus enemigos quisieron
Convertirte en un atorrante más,
Como tú tallista Joseph Cristian Molinero.
Al fin en un lugar santo
Dicen ellos te metieron;
Entre las iglesias de Santa Teresa y Santa Ana,
Y en sus cercanías, el Saludante
Antonio Guzmán Blanco
Destruyendo tú aposento de siglos,
A esos nuevos parajes te mandó,
Para que te convirtieras
En el atorrante milenario
De la fe, esperanza y caridad.
Nazareno de San Pablo,
No es una blasfemia lo que digo
Ante tú sagrada imagen,
Herida por un tirador
Falto de amor y querencia,
Quién al Nazareno infringió
Una herida más en tiempos
"de democracia y paz".
Nazareno de San Pablo,
Esperamos tú regreso,
No te encorves más
En los siglos venideros;
Tú pueblo Carayaca te espera
Con sus plegarias y oraciones.
Nana Papa * amoro Dios + *
Esta Elegía fue compuesta para los milicianos que formaban parte del Batallón "Combate de Chichiriviche" en el Edo. Vargas en el año 2.009. Siendo dedicado al señor José Félix Tortoza Castillo, quien fue el último bisnieto del Cacique Hilario de La Caridad Tortoza Rodríguez, legendario jefe de los Taramaquas o Tarmas quien dio origen a las luchas de los Comuneros Indígenas de Tarmas entre 1.837 y 1.841 y quien fue referencia en las luchas de los Comuneros Blancos de Petáquire en 1.842, liderados por Cayetana Barrios de Gil; que finalmente se tradujo en las luchas campesinas y que finalmente dio paso a la Guerra Federal. Esta Elegía fu escrita en Carayaca en el año 2.009, a petición del Sargento Mayor de 3ª Pedro Pereira.
ELEGIA AL PRIMER COMBATE NAVAL DE CHICHIRIVICHE DE LA COSTA
José Félix Tortoza Castillo
(*Tarmas, 1.886 / + Tarmas, 1.986)
En los tiempos en que los días y las noches
Se contaban como soles y lunas;
Cuando nuestros primogénitos padres y madres
Vivía y disfrutaban de nuestra naturaleza,
De sus tierras, montañas, cielos y aguas;
Sobre nuestro horizonte marino
Bordeado por las aguas del Caribe Mar,
Los pájaros en sus constantes cantares
Y los anímales de nuestros bosques
Comenzaron a moverse como sombras,
Mostrando que su paz comenzaba
A sufrir los avatares del tiempo.
Era el presagio en nuestros pobladores originarios,
Los antiguos Taramaquas o Tarmas,
Que nuevos hechos tenebrosos
Vendrían sobre nuestros ancestrales pueblos.
A lo lejos se divisaba una Nao desconocida,
Que traía en su mástil la enseña esclavista
De la España Imperial absolutista
De los Reyes Católicos Fernando e Isabel;
Quienes eran de Castilla y León,
Tierras desconocidas por nuestros anuános padres.
En la vela principal de la nao castellana
Se visualizaba la cruz vaticana
Y en su cubierta a los ex presidiarios
Sacados de las galeras de Ceuta y Melilla
En el África milenaria,
Quienes con sus arcabuces prestos
Para el combate pirata y filibustero
Preparaban sus cañones y caballos
Para arremeter en contra de los Tarmas,
Padres originarios de nuestra
Heroica Infantería de Marina.
Aquellos forajidos venidos desde tierras
Allende al Mar Atlántico,
Bordeando los cabos de Codera y Guaracarumbo
En el año mil cuatrocientos noventa y nueve;
Al mando del capitán Alonso de Ojeda,
Quién con Américo Vespucio de cartógrafo
Y Juan de la Cosa como navegante,
En busca de agua y alimentos
Trataron de desembarcar en tierra
De la Gran Confederación de los Taramaquas o Tarmas.
Las aldeas al son de los fotutos y guaruras
Que llegaban a las montañas de Petáquire,
A las bahías de Cagua y Maya,
Y más hacia el poniente los ecos llegaron
A Choroní y a Ocumare de la Costa;
Al naciente fueron despertando a nuestros hermanos
Del valle de Nirúa o sitio de Amanaure,
En lo que hoy conocemos como Caraballeda,
Al compás de las wazabaras
Desde la región de los Chuspares,
Todos al unísono y a una sola voz
Avanzaron con sus Tarmas en manos
A no permitir nunca jamás
El desembarco que traía como emblema
La espada, la pólvora, el caballo y la cruz.
Nuevas y maléficas realidades venían,
Como las enfermedades que fueron tan devastadoras
Como el tropel de sus corceles en el piso sagrado
De nuestra tierra venezolana.
Los Tarmas al son del combate blandieron
Sus macanas, arcos y flechas,
Y con sus lanzas siempre prestas al combate
Salieron todos juntos con sus dopootos o jefes
Y con sus hombres, mujeres, ancianos y niños
A defender su tierra, libertad y dignidad,
De pertenecer a la Civilización KATUGUA;
Mejor dicho: Kari´ña, Tupic Guaraní.
Dicen los viejos cultores populares
Que desde sus dominios en Maya
Vino el Gran Jefe de Jefes,
Llamado por sus guerreros Charaima;
Significando su nombre:
Señor del Valle de las Charas
O de Costa de Maya.
Siendo conocido como el Dopootorü Charaima
Movió a las diferentes aldeas y tribus
Hacia las orillas de Chichiriviche de la Costa;
Que en lengua tarmeña significa:
"Aquí si se puede vivir".
Desde nuestras montañas sagradas
En la Laguneta de que vierte sus aguas
Sobre el antiguo valle de las Guayabas
En tierras del Principal Mamacuri, hoy Mamo;
Bajaron los Petáquires con su orgullo
Infalible de pertenecer a la raza inmutable de Los Tarmas.
Y viniendo desde las alturas del Guayro
Llamado hoy San Pedro de los Altos
Se unieron los Mariches y Teques,
Taramaquas o Tarmas de origen
Que con mezcla de bravura arawaca y caribe
A la Wazabara llegaron alegres,
Curtidas sus pieles con el onoto sagrado,
Indicando que listos para entrar
En combate contra los invasores estaban.
El lugar del encuentro en Punta de Tarma fue;
Todos reunidos oyeron a sus dopootos
Y con el desplazamiento certero como la serpiente,
A sus puestos de combate fueron en esas bravías playas,
Gritando al unísono estás milenarias palabras:
¡Naná Kari´ña Róote!
Que traducido a la lengua invasora significa:
¡Solo Nosotros Somos Gente!
Nuestros abuelos y abuelas contaban
A sus tataranietos, bisnietos y nietos
Que el combate allí fue sangriento,
En donde Charaima mandó a sus flecheras
Con arrojo y valentía a tomar por asalto
El navío del osado conquistador
Quien trató de acabar con nuestra paz y armonía.
Alonso de Ojeda el invasor,
Levantando su ancla e izando sus velas
En las gavias y palos de su nao
Puso proa hacia las tierras de Curiana,
Que es el antiguo nombre de nuestra madre patria.
Tan afamado capitán hispánico
Temeroso de los Tarmas,
Al lugar de su partida llamó:
Puerto Viejo de El Flechado;
Dejando muerto en el sitio a uno de sus nautas
Y llevando a bordo a veinte de sus heridos.
Cuando la Nao castellana navegaba
Con buen viento a sotavento,
Los Taramaquas gritaban a pulmón batiente.
Su magnánimo grito de guerra:
¡Wazabara Naná Wayra!
(En la Lucha Venceremos)
Wazabara Naná Wayra!
(En la Lucha Venceremos)
Wazabara Naná Wayra!
(En la Lucha Venceremos)
Honor y Gloria a nuestros ancestros
Los Taramaquas o Tarmas,
Claros y manifiestos defensores
De nuestra soberanía nacional.
Gloria eterna a nuestros ancestrales guerreros,
Charaima, Catia y Guaicaipuro;
Urimare, Mamacuri y Prepocumate;
Poro, Querequemare y Guare-guare;
Amanaure, Paramaconi y Araguayre;
Anariguá, Naiguatá y Caruao;
Guaracarumbo, Carapaica y Pariata;
Guaicamacuto, Tiuna y Baruta;
Catuche, Urquía y Aramaypuro.
Pueblos de nuestro Estado Vargas,
Aquí en esta representación carnavalesca
Podrán notar como por vez primera
Que en tierra firme de lo que hoy es América,
Derrotamos al más grande imperio
Que se haya adentrado en nuestro Mar Caribe;
Con guerra de guerrillas
Y guerra popular prolongada,
Por cincuenta y tres años más
Conquistador alguno por estas tierras y mares
Nunca más apareció.
Hasta que un día y en tiempos
Del Dopootorü Guaicaipuro,
Conocido como "El Lancero de las Montañas",
Apareció el mestizo y capitán margariteño
Francisco Fajardo, hijo de la cacica Isabel,
Nieta del gran Dopootorü Charaima,
Señor del Valle de las Charas.
Francisco Fajardo
Con sus guaiqueries y allegados,
Con su madre a cuesta a tierra
De Paisaná y Guaicamacuare llegó;
Hasta que la cabuya se reventó
Por ser un gran traidor
Que a su pueblo quiso esclavizar
En nombre de Castilla, Aragón y León.
Los Taramaquas, Taramas o Tarmas,
Como se le conocen en nuestra historia nacional,
Replegados en sus aldeas y montañas
Combatieron con arrojo, denuedo y valentía,
En contra de los capitanes más aguerridos,
Qué muerte le dieron a Juan Rodríguez Suárez,
Y a Gabriel de Mendoza y Pánfilo de Narváez
En las costas del dopootorü Catia,
Padre de la mujer del Gran Diao Manaure,
En las comarcas occidentales de Curiana o Coro.
Abajo en nuestras playas
Están los arrecifes coralinos de "La Salina",
Que lleva el epónimo nombre de un santo varón,
Llamado don Domingo de Salinas,
Quién designado obispo a estas tierras vino
En mil quinientos noventa y nueve,
En defensa de sus habitantes
Y legítimos dueños de las tierras;
Pretendiendo acabar con la hegemonía
Impuesta por el capitán Diego de Osorio
Y su maldiciente descendencia;
Tan alto prelado un año después
Asesinado es en la Mariana Ciudad de Caracas.
A nuestra memoria nos viene
Página siguiente |