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Trotski entre el amanecer y el ocaso: el filósofo marxista de la fuga

Enviado por Juan Carlos


  1. Introduciendo lo sepultado?
  2. Reflexionando el pensamiento filosófico de Trotski
  3. Notas conclusivas
  4. Bibliografía

Introduciendo lo sepultado…

"Lev Davídovich (1879-1940): enemigo jurado del leninismo, sostuvo una lucha encarnizada contra Lenin en todas las cuestiones de la teoría y la práctica de la revolución socialista… El Partido Comunista desenmascaró el trotskismo como desviación pequeño burguesa en el partido y lo derrotó en el terreno ideológico y de organización. En 1927 Trotski fue expulsado del partido. En 1929 fue desterrado de la URSS y más tarde fue desterrado de la ciudadanía soviética por su actividad antisoviética." [1]

Con esta "acta de defunción" el credo ruso posterior a Lenin cerraba sus puertas a una de las figuras más relevantes del marxismo del siglo XX. Obstruía una de las arterias fundamentales del constructo de Marx que posibilitaba la apertura de esta teoría a todo los explotados de la tierra de forma orgánica y consecuente. Daba fin desde su hegemonía stalincomunista a un pensamiento digno de ser estudiado y aprehendido dada sus esencialidades. Luego el universo expoliado y marginado lo asumiría en su justa medida deformada por la inmensa campaña calumniadora que pretendía endemoniar y anatemizar lo que en momentos álgidos de la revolución constituyó uno de sus pilares fundamentales.

De nombre Lev Davídovich y haciéndose llamar León Trotski (nombre que asumiría de uno de los guardias que le cuidaban en una de sus deportaciones hacia Siberia como seudónimo de guerra) fue de esos hombres que lucharon en la práctica y la teoría marxista incansablemente toda su vida hasta que la parca sorprendió su existencia. Es en torno a esta problemática que abordará el presente trabajo monográfico. Analizará a grandes rasgos su pensamiento filosófico y su trascendencia. Como particularidad se encauzará dicho análisis hacia las concepciones de Trotski en torno a la dialéctica. Este fin es irreductible a la ciega voluntad del autor del presente trabajo. Toda filosofía puede resumirse en el método, así citaba Marx a su maestro Hegel en Miseria de la Filosofía. En tal sentido la postura filosófica es en la totalidad de los casos congruente con la política y la ideología. Por cuanto no se estará analizando fenomenológicamente la filosofía como pura abstracción ni reflexión última del pensamiento alejado de una realidad que emerge como criterio concluyente; de toda práctica, valoración, comunicación o cognición, sino en la unicidad de todas estas actividades reflejadas en el ser político y social que constituye una consecuencia directa del filosófico. Sin embargo, esta intencionalidad tampoco es casual, si de algo ha de nutrir la humanidad es claramente del pensamiento, debido a que tiene la singularidad de no existir en los rígidos límites de quien lo genera en la forma particular que asume la materia creadora en dicho momento. Abordar el pensamiento de este intelectual presupone en la actualidad el inexorable enfrenamiento con quienes en un momento dado de nuestra historia fueron y continúan siendo víctimas de la colonización mental soviética.

En tal sentido ha de realizarse un ejercicio científico que sea capaz de mostrar sus luces afrontando la marcada visión parcializada de los que mal enjuician su ponderable pensamiento y quehacer revolucionarios. Ahora bien, el tratar a este y no a otro heredero del marxismo puede parecer un ejercicio arbitrario e injustificado, resulta que en su pensamiento radican una serie de elementos singulares que enriquecen al marxismo y que lo reajustan a nuevas circunstancias. Para la construcción de una sociedad justa, nueva, distinta y cualitativamente superior a la capitalista exige el rescate y la salvación de sus mejores ideas, sin esta reivindicación dicha empresa ha de ser imposible. El uso y abuso de paradigmas mistificados ha conllevado a la conformación de ideologías segregacionistas con fines realmente decorosos y medios indignos dado el agotamiento racionalizado de dichos ideales en función sutil de intereses egoístas contrapuestos a lo que se intenta edificar como alternativa al brutal reino del capital. Retomar a Trotski en sus justos aciertos y desaciertos es ineludible para erigir el socialismo anhelado por la humanidad. Si no se abren las puertas tanto a este como a otras construcciones discriminadas por la elegancia y radicalidad de sus esencialidades será inaccesible esa realidad, realidad que exige estos nuevos enfoques y perspectivas que lejos de entorpecer la marcha hacia la verdadera liberación humana facilitan las vías y los medios para lograr dicho afán. Radicando en lo antes expuesto la significación del rescate, defensa y amparo del pensamiento filosófico de Lev Davídovich.

Reflexionando el pensamiento filosófico de Trotski

"En todos los estadíos de esta escala de desarrollo, los cambios cuantitativos se convirtieron en saltos cualitativos. Nuestro pensamiento, incluso el pensamiento dialéctico, es solamente una de las formas de expresión de la materia cambiante. En este sistema no hay lugar para Dios, ni para el Diablo, ni para el alma inmortal, ni para leyes y normas morales eternas. La dialéctica del pensamiento, habiendo surgido de la dialéctica de la naturaleza, posee en consecuencia un carácter profundamente materialista."

Trotski (El ABC de la dialéctica materialista.)

Antes de iniciar el ejercicio a que se convoca es preciso situar a Trotski en una postura y partido filosóficos que permita el justo análisis de todo su constructo teórico. Heredero de la filosofía marxista aparecida en el siglo XIX, supo elaborar desde un materialismo consecuente, una filosofía política y filosofía de la praxis que constituyeron el marco de acción en el que se desenvolvió y proyectó su hacer cognoscitivo. Es posible que no haya sido su objetivo el concebirse como filósofo o entenderse de tal forma, sin embargo su obra sintetiza la no sólo filosofía desarrollada por este sino también el lugar que la filosofía se iba dando con el decursar de la contemporaneidad y en consecuencia cuál era la labor del filósofo de dicho contexto. Ocurren –como se conoce- una serie de sucesos en el orden científico, económico, político y militar que redimensionaron el marco físico del mundo. Irrumpiendo con la tradicionalidad la nueva concepción, apoyada en los grandes saltos de la triada ciencia-técnica-tecnología, giraba hacia la renovación de conceptos y categorías que aprehendían la realidad mediante estrictas particiones mecanicistas.

La revolución de la física ondulatoria-electromagnética-relativista (observada entonces como crisis de la física) obligaba inexorablemente a la reactualización de la filosofía. En dicho periodo aparecen una serie de escuelas filosóficas que extrayendo conclusiones gnoseológicas de las teorías físicas intentan construir concepciones del mundo al margen de su materialidad y existencia real. No sólo el solipsismo o el dualismo consecuente de Kant, sino también un fuerte economicismo evolucionista azoraron las nuevas concepciones recién aparecidas. Tanto el existencialismo, el social-darvinismo, como la filosofía de la experiencia crítica constituyeron doctrinas filosóficas erigidas en este espacio de tiempo que se encauzaron hacia el idealismo. El marxismo, ante tales circunstancias, como filosofía materialista y personificada con la causa de los expoliados, estaba en la necesidad de brindar su explicación del mundo cumpliendo con una doble función de carecer ciclópeo: demostrar la no desaparición de la materia, y en tal sentido su existencia e infinitud, y por otra parte la necesidad de superación del estado de cosas mediante la utilización de los principales adelantos científicos con un marcado optimismo superando la visión negativa de las filosofías que emergían paralela y contraria a ella.

Trotski fue posiblemente el marxista protagonista de la vanguardia del octubre ruso que en más contextos vivió y, por lo tanto, luchó en defensa de su filosofía. No existe en este un sistema al estilo del filósofo clásico, más bien una traducción y actualización de un sistema existente e inacabado, presto a adaptaciones que enriquecieron y enriquecen al marxismo como sistema filosófico. La dialéctica es entendida en su sentido estrecho como método: mediante el cual se puede analizar la realidad natural, social y del pensamiento donde las esencias se entrelazan de tal forma que pueden distinguirse y disolverse (transformación de la materia), concibe a las cosas en constante movimiento y se analiza generalmente como contrario con el método metafísico. Aprehendida en su sentido amplio constituye una ciencia con una estructuración epistemológica conformada por categorías, principios, leyes, objeto, concepto, un conocimiento bien ordenado que se resuelve con la explicación de los procesos más generales así como hacia dónde, cómo y cuándo se da el desarrollo. La concepción de dialéctica de Trotski está fuertemente marcada por la tradición marxista. "La dialéctica es la lógica del movimiento, el desarrollo, la evolución."[2] Es esta sólo una primera aproximación al fenómeno tratado por el autor, concibiéndola como una categoría que dan orden y forma de validez a todo cuanto existe. No quedándose con dicha y exigua definición

"La dialéctica es la lógica del desarrollo. Examina al mundo –completamente y sin excepción – no como un resultado de la creación, de un comienzo repentino, la realización de un plan, sino como resultado del movimiento, de la transformación. Todo lo que es devino de esa manera en que es como el resultado de un desarrollo según ciertas leyes."[3]

En esta totalidad es que el marxista comienza a entender a la dialéctica como un proceso complejo donde esta no sólo es consecuencia sino también causa de la transformación. Para el ideólogo ruso desarrollar la dialéctica a nuevas instancias se convirtió en un proceso de autoconservación. No era Trotski un adulador que se congraciaba dejado mover por las facultades y facilidades del poder. Ser radical hasta para consigo mismo fue una práctica que nunca abandonó. En tal sentido estaba obligado a desarrollar una dialéctica que fuese lo más científicamente demostrable y verificables posible. En esta lógica afirma que:

"(…) la dialéctica materialista" (o "el materialismo dialéctico") no es una combinación arbitraria de dos términos independientes, sino una unidad diferenciada –una fórmula corta para una cosmovisión entera e indivisible, la cual descansa exclusivamente en el entero desarrollo del pensamiento científico en todas sus ramas, y la cual sirve sola como un soporte científico para la praxis humana."[4]

La intencionalidad de sus ideas expuestas en el fragmento anterior iba destinada a la clarificación de una construcción que si bien garantiza la intelección y el grado de abstracción como reflejo de una práctica determinada condujo rápidamente al dogmatismo impuesto y apologizado. La diferenciación de esta fórmula radica en que es capaz de captar el partidismo y por tanto una cosmovisión resuelta, ontológica, gnoseológica y metodológicamente materialista y por otra parte como se ordena dicho partidismo, orden que no parte de construcciones a priori, sino de la propia lógica de los cuerpos atendiendo a sus especificidades. Esta formula sufrió una de estricta mecanización con la finalidad de justificar intereses que transformaban progresivamente la condición per acciden de un orden de cosas a per se.

La burocracia soviética se armó de dicha construcción racionalizando y satanizando todo aquello que dentro de aquel esqueleto estéril podría pensarse a interpretar o ni siquiera enriquecer dicha fórmula. A esto se debe el ejercicio de Trotski. Este no consideraba a la dialéctica como herramienta sin la cual sería imposible interpretar a la sociedad, sólo que señalizaba cuan faltaría en un análisis prescindiendo de esta ciencia. "Podemos investigar la realidad sin la dialéctica en la misma forma que podemos caminar sin [saber] anatomía y digerir sin [saber] fisiología."[5]Es decir, que toda investigación que se pretenda seria en el intento de develar cualquier parte de la realidad está necesitado inobjetablemente de la dialéctica, asumirla o no es una elección y un riesgo que corren quienes la rechazan. El intelectual ruso también entrevé que cualquier cambio que se haga en la sociedad que no esté sujeto al análisis dialéctico, será un fracaso inevitable o simplemente guarda tras sí intereses individualistas incompatibles con el socialismo. Está obligado el marxista ruso a retocar en varios textos las mismas cuestiones debido a la necesidad que tenía de ir sistematizando sus propias conclusiones. No se puede perder de vista que Trotski fue perseguido la mayor parte de su vida por los "buenos" y por los "malos". Incluso hoy, abordar su pensamiento resulta incómodo para muchos que a la luz de su pensamiento se encuentran como ante "el pecado original" (desnudos).

"La dialéctica y el materialismo son los elementos básicos del conocimiento marxista del mundo. Pero esto no significa que puedan ser aplicados a cualquier campo del conocimiento como si se tratara de una llave maestra. La dialéctica no puede ser impuesta a los hechos, sino que tiene que ser deducida de ellos, de su naturaleza y desarrollo.[6]"

Su labor no se reducía a la ideología comunista, sino que demostraba la cientificidad y justeza de su doctrina, evitando las arbitrariedades acostumbradas por el imperialismo socialista de estado, detentor de la "verdad" última en cuanto a teoría marxista se trataba. La fuerza sólo podía servir para encauzar el orden/desorden socialista hacia una dialéctica estéril y hacia un callejón sin salidas como planteaba el Che. Tampoco pretendía ser el todo poderoso de las ciencias sociales que con sólo presentar el método dialéctico todo se resolvería. Visión evolucionista reductible sólo a quienes pretenden hacer de esta una cuestión fácil y simple. Se percibe el respeto del intelectual para con otras ciencias y áreas del saber, a las que no se les puede subordinar bajo un método infundada y despóticamente. De concebirse así la dialéctica, esta sería tan sólo una amalgama de sin sentidos orientados por la irracionalidad de quienes no conocen, irrespetan o extorsionan sus principios, leyes y categorías. Entender la construcción socialista sin clases o a espaldas del pueblo mediante tretas que embaucan a las grandes masas constituye un alejamiento de la dialéctica, y por tanto de toda lógica prudente con fines verdaderamente positivos para la sociedad, es decir, para la mayor parte de la sociedad. El filósofo marxista reconoce su incompatibilidad con una dialéctica mecánica basada en la obediencia ciega que supedita a las concepciones a priori cualquier apartado de la realidad, en donde se concibe a la sociedad a partir de una dependencia insalvable entre la superestructura y la base económica y no como una interrelación multicondicionante. Así

"(…) una dialéctica de causa efecto, base y superestructura, no es noticia para nosotros: la política salió de la economía para a su vez influenciar la base con cambios de un carácter superestructural. Pero aquí las interrelaciones son reales, porque en ambas instancias están involucradas las acciones de la gente viva; en una instancia se agrupan para la producción, en la otra –bajo la presión de las demandas de la misma producción – se agrupan políticamente y actúan con los cambios de la política sobre sus propios grupos de producción."[7]

Trotski era consciente de esta relación y apuntaba a buscar las esencialidades últimas de estos procesos expresando su inconformidad con el sentimiento de autocomplacencia pequeñoburguesa fruto de la ignorancia y de la separación entre los intereses del pueblo y los del partido o la vanguardia cualquiera que esta sea. Conocer y satisfacerse con lo elemental es reflejo de quienes no lucharon por nada, de quienes no luchan y de quienes no les importa si los logros alcanzados se pierden. Su incisivo lenguaje muestra con lucidez de que aborda sobre seres humanos vivos determinados y prestos al cambio, mostrando como la política se convierte en causa y consecuencia de la economía y no unidireccionalmente como acostumbra el marxismo pro-estalinista y dogmático. Esta cuestión no sólo se percibe en Trotski, Lenin se refería en no pocas ocasiones a las relaciones sociales haciendo marcado énfasis en la existencia de fuerza viva y consciente. Al tratar la dialéctica no puede dejar de lado que se trata no sólo de procesos que se dan en la naturaleza sino también el la sociedad y en el pensamiento humano. Refiriéndose al propio ejercicio de pensar en forma dialéctica afirma que: "El entrenamiento dialéctico de la forma de pensar, tan necesario a un revolucionario como los ejercicios de dedos para un pianista, exige enfocar todos los problemas como procesos, y no como categorías inmóviles."[8]

Critica en su concepción de la dialéctica el ser evolucionista al estilo liberal-burgués. Estos –arguye-, "evolucionistas vulgares se limitan a reconocer que existe evolución en determinados campos, y se conforman con enfocar todos los demás asuntos mediante las banalidades que les proporciona el "sentido común".[9] La evolución en el sentido clásico, referida a Charles Darwin, no era concebida como la sucesión gradual donde, mediante un azar reposada, unos perviven y otros desaparecen ordenada y favorablemente en pos de un equilibrio trascendental. Esta era entendida como un proceso de continuos choques, violentas luchas entre todos contra todos, la existencia vista en media de un caos ordenado en donde prima el enfrentamiento por la mantención y continuidad del ser. Han sido, según la apreciación del filósofo marxista, los profesores universitarios, quienes movidos por los intereses del tercer estado han ahuecado la concepción evolucionista (positivista-reduccionista) a algo totalmente contrario tonificado con marcados elementos eclécticos y vulgares.

"Aquel que ha llegado a comprender que la evolución se produce a través de la lucha de fuerzas antagónicas; que una lenta acumulación de cambios acaba por romper la vieja caparazón y produce una catástrofe, una revolución; aquel que ha aprendido a aplicar a su propio pensamiento las leyes de la evolución, ese es un dialéctico, algo completamente distinto de los evolucionistas vulgares."[10]

Demostrando la no contradicción entre la concepción dialéctica y evolucionista del mundo en su estricto sentido, conduce a revaluar la construcción del conocimiento desde su declarada y evidente postura científica (dialéctica). No sólo constituía para este la dialéctica una ciencia o un método de comprensión y aprehensión de la realidad sino también un instrumento de lucha y defensa. El perfeccionamiento de dicho instrumento proporcionó al pensador una cobertura capaz de redimensionar su enfrentamiento teórico. En todo análisis social, aplicaba consecuentemente el método dialéctico. Este constituyó un elemento que identificó su quehacer revolucionario. Sin embargo, existe en este pensador una sobrevaloración de una de las leyes filosóficas que atiende a una posible parcialización y reducción del alcance real de dicho método.

"La dialéctica está construida en la transición de la cantidad en calidad y lo inverso. La ley de la transición de cantidad en cualidad es (muy probablemente) la ley fundamental de la dialéctica."[11] Esta, como es sabido no representa la única ley de la dialéctica, la cual está constituida por dos más: la negación de la negación y la unidad y lucha de contrarios. A la primera el autor le concede mayor atención al afirmar que: "Debe reconocerse que la ley fundamental de la dialéctica es la conversión de la cantidad en calidad, porque [nos] da la fórmula general de todo el proceso evolutivo –tanto de la naturaleza como de la sociedad."[12] En este sentido, asume la lógica del proceso evolutivo como el centro del desarrollo. Proceso que si bien influye en gran medida en la concepción general de dialéctica no se supedita solo a esta. Teniéndose en consecuencia a las tres leyes de la dialéctica como fundamentales y no una sola. Si la conversión o trueque de cantidad a calidad cualificada muestra en que orden y medida se da el desarrollo, la ley de unidad y lucha de contrarios y la de la negación de la negación reflejan como se da y hacia donde se da respectivamente el desarrollo. Percibirla en el orden de prioridad del filósofo marxista sería asumirla parcializadas. Este desliz no conlleva al autor hacia posiciones necesariamente metafísicas ni idealistas, logrando vencer el posible reduccionismo dado la orientación de las categorías en una lógica jerarquizada que marca el orden de existencia a partir de su importancia. Este marxista sitúa a la dialéctica también como una filosofía. El problema fundamental de esta filosofía está dado en la relación que existe entre la conciencia y la naturaleza. "La interrelación entre la conciencia (conocimiento) y la naturaleza es un dominio independiente con sus propias regularidades."[13] Este problema expresa la continuidad y discontinuidad, así como la finitud y la infinitud de la materia atendiendo a formas de existencia específica y altamente desarrollada. Más adelante y refiriéndose a la relación entre la metafísica, propia de la esencia finita del ser humano y de la dialéctica, inherente a la esencia infinita de la naturaleza planea que:

"La conciencia disgrega la naturaleza en categorías fijas y en ese camino entra en contradicción con la realidad. La dialéctica supera esta contradicción –gradualmente y en fragmentos – acercando a la conciencia a la realidad del mundo. La dialéctica de la conciencia (conocimiento) no es en consecuencia un reflejo de la dialéctica de la naturaleza, sino un resultado de la vívida interacción entre la conciencia y la naturaleza y –aún más – un método de conocimiento, surgido de esta interacción."[14]

Este complejísimo proceso se da dentro de dinámicas que expresan la imposibilidad de entenderlas a partir del mecanicismo burdo que caracterizó durante tanto tiempo al marxismo hegemónico e incuestionable. La dialéctica entendida así rebasa los límites del simple reflejo de la realidad.

Notas conclusivas

  • 1. Trotski en su bregar filosófico asumió a la dialéctica como método, ciencia y filosofía.

  • 2. Demostró que dicha concepción rebasa los estrechos límites finitos humanos, en tanto consideraba natural el intento de ponerle barreras que posibilitara el mejor entendimiento.

  • 3. Para la mejor intelección de la dialéctica desentrañó la falsa concepción del evolucionista pacificador representado por el liberal-burgués.

  • 4.  Criticó con singular agudeza el mecanicismo presente en las concepciones opuestas al marxismo tendientes al idealismo.

  • 5. Enjuició el simplismo dialéctico que promueve a la superestructura como dependiente directa de la económica, así como cualquier otra barbarie cometida en este campo respecto a la dialéctica.

  • 6. Utilizó la dialéctica como un instrumento de superación epistémico reflejado en las diversas dimensiones de la conciencia social.

Bibliografía

  • 1. Trotski, León: "En defensa del marxismo. Las contradicciones sociales y políticas de la Unión Soviética", PATHFINDER, Nueva York, Estados Unidos, 1995.

  • 2.  : "Cuadernos de Trotski, 1933-1935. escritos sobre Lenin, Dialéctica y Evolucionismo", (versión digital)

  • 3.  : "La Revolución Traicionada. Qué es y adónde va la URSS.", Fundación Federico Engels, Madrid, España, 2001.

  • 4.  : "La Revolución Permanente", (versión digital)

 

 

Autor:

Juan Carlos Ramírez Sierra

 

[1] Notas de la Editorial Progreso en el ?ndice de Nombres, V.I. LENIN: O.E en tres tomos, T3, Mosc?, 1979. pp. 878.

[2] Trotski: ?Escritos Filos?ficos?(versi?n digital. pdf), p?g. 17

[3] Ib?d.? 27-28

[4] Ib?d. P?g. 28

[5] Ib?d. P?g. 29

[6] Ib?d. P?g. 120-121

[7] Ib?d. P?g. 37

[8] Trotski: ?El ABC de la dial?ctica materialista?, en ?Escritos filos?ficos? p?g. 156.

[9] Trotski: ?EVOLUCI?N Y DIAL?CTICA?, en ?Escritos filos?ficos? p?g.157.

[10] ?dem.

[11] Trotski: ?Escritos filos?ficos?,(versi?n digital) p?g. 18

[12] Ib?d. P?g. 19

[13] Ib?d. P?g. 32

[14] ?dem.