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De la Edad Media a la globalización – Una visión histórica

Enviado por Roberto Yrago


Partes: 1, 2

    1. Abstract
    2. El concepto Trabajo
    3. Análisis de la industria urbana en la Edad Media
    4. Características del estado moderno con respecto a la administración pública
    5. Relación entre economía capitalista y configuración del Estado moderno
    6. Introducción a la Modernidad
    7. Influencia por el desarrollo de las ciencias y las técnicas en la Edad Moderna
    8. Aspectos sociales, políticos y económicos
    9. Profundización sobre el aspecto social de la burguesía
    10. El Iluminismo y la construcción del Estado
    11. Desenvolvimiento de los actores en el proceso de la globalización
    12. Bibliografía

    Abstract

    Hemos visto que el trabajo como actividad humana se pierde en la noche de los tiempos y el Hombre trabaja desde los albores de la humanidad.

    Pudimos reseñar brevemente el trabajo en la Edad Media, con el orden feudal, donde la asociatividad de los artesanos tiene las características típicas de la pequeña y mediana empresa, dentro de un orden estamental, cerrado y sujeto a restricciones propias y ajenas.

    El quiebre de ese orden feudal se aviene con el surgimiento de la burguesía, fruto de la Reforma religiosa, junto con una noción de progreso indefinido y una fe puesta ahora en la razón, la racionalidad, iniciada en la duda cartesiana y el método.

    Junto con el avance de las ciencias y las técnicas da inicio a la Modernidad, época revulsiva donde se subvierten todos los valores y nuevos paradigmas asoman para la humanidad.

    La noción de Estado, el Iluminismo y los grandes pensadores ven un horizonte venturoso, aunque el camino estará lleno de espinas, luchas, nuevas ideologías culminando en la Revolución Industrial, que trae prosperidad, pero también la miseria de la marginalidad.

    Todo lo conocido no vale y las nuevas ideas se extienden al mundo, enancadas en una clase que hace suyo ese nuevo pensamiento constituyéndose en las nuevas clases dominantes.

    A través de Marx se pone de manifiesto el enfrentamiento entre capitalistas y proletarios y las luchas sociales, dando lugar a distintas interpretaciones, corrientes y políticas, que mantuvieron enfrentadas a grandes potencias como URSS y EEUU., durante décadas.

    La gran industria surgida de la Revolución Industrial se lleva la parte del león, mientras pequeños burgueses avispados, verdaderos entrepreneurs sobreviven en sus pequeños talleres como pequeñas y medianas empresas, siempre cerradas y generalmente familiares.

    Posteriormente veremos la importancia de las mismas en las economías de los países, con énfasis en los países en desarrollo, o capitalistas dependientes o socios tardíos del capitalismo originario.

    El concepto Trabajo

    La Biblia, conjunto de textos sagrados para el Cristianismo, son libros escritos por hombres de Dios, para enseñar al hombre y que este pudiera lograr su desarrollo como ser humano.

    Podemos afirmar que la Biblia es un vasto compendio, que se escribió a lo largo de 1600 años y comprende un conjunto, nada menos que de 66 libros o bibliones (libritos).

    El Antiguo Testamento fue escrito en idioma hebreo, con algunos partes en arameo, constando de 39 libros, empezando con el Génesis y terminando con Malaquías.

    El Nuevo Testamento, en cambio, fue escrito en griego, consta de 27 libros y comienza con Matías y culmina con el Apocalipsis.

    La Biblia esta formada por preceptos, mandamientos o reglas, fundamentados en principios y abarcan los dos extremos a que está sujeta la Humanidad; el inicio o nacimiento con el Génesis y el fin con el Apocalipsis

    Alguna interpretación de estos textos, considerados sagrados, en su integralidad o en parte, por las tres grandes religiones monoteístas, sobre cuya veracidad no nos hemos de detener, dicen que la Biblia presenta al trabajo como una actividad bendita, porque en el primer Libro del Antiguo Testamento Génesis 2:3 se expresa ¨ Y bendijo Dios al día séptimo y lo santificó porque en el reposo de toda la obra que había hecho en la creación ¨

    Se puede percibir que el hombre también tuvo desde el inicio la obligación del trabajo y ello puede observarse en el mismo texto Génesis 2:15 donde se observa que trabajó en el Huerto del Edén ¨ Tomó, pues, Jehová Dios al hombre y lo puso en el Huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase ¨.

    O sea que, el hombre, desde su aparición en la faz de la tierra tuvo que trabajar, pero aparentemente con gozo, para poco después, en base a su desobediencia; que parece ser un rasgo atávico de la naturaleza humana, desobedeció a Dios y el trabajo pasa a constituirse en algo doloroso y molesto.

    Vemos que en el texto del Génesis 3:17:19 se expresa lo siguiente: ¨Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás ¨.

    De ello pueden desprenderse varios preceptos, en los cuales no abundaremos para no herir la susceptibilidad de las damas, pero el origen del trabajo, según parece, parte de Adán al obedecer a la mujer constituyéndose ella en partícipe necesario de nuestra obligación de trabajar por el resto de nuestros días.

    Y es más, ya en los tiempos del Nuevo Testamento, se deja en claro, sin atisbos de duda que el trabajo es obligación de todos, condenando al ocio y vaticinando oprobiosas consecuencias para la vagancia. En la segunda carta de Pablo a la Iglesia de Tesalónica, capítulo 3º versículos del 10 al 12 dice: ¨ Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan ¨.

    En la civilización griega, la distinción entre trabajos era esencial.

    Aristóteles hizo una distinción entre actividades libres y serviles, desdeñando a las serviles porque ¨inutilizaban al cuerpo, al alma y a la inteligencia para el uso y práctica de la virtud¨.

    Hacía un parangón entre el trabajo que se hacía para otros con la esclavitud y criticaba la actividad del ser humano que ¨pone todas las facultades al servicio de producir dinero¨. Por el contrario, así como entendía la extrema importancia de la finalidad en el trabajo, no asimismo cuando la finalidad se restringía a obtener utilidad de él. Es suficientemente elocuente al decir que ¨buscar en todo la utilidad es lo que menos se ajusta a las personas libres y magnánimas¨.

    Podemos deducir que en la antigüedad griega el ocio era mucho más valorado y apreciado que cualquier otra actividad.

    Aristóteles afirmaría que el trabajo y el ocio son necesarios, pero el ocio es preferible tanto al trabajo como a su fin, rescatando también el valor de la diversión implícita en el ocio.

    En la Grecia antigüa se hacia una escisión entre dos actividad: la relacionada con el mundo común de todos los días y la política, a la que tenía acceso todo ciudadano libre.

    Las actividades del mundo de lo común o polis constituían el ámbito de la libertad, mientras que las actividades dirigidas a la conservación de la vida y de las relaciones familiares constituían el ámbito de la necesidad.

    En la Edad Media, el trabajo se ajustó a las pautas de maldición bíblica y al principio paulino, de que quien no trabajaba no debía comer.

    Asimismo, no se consideraba al trabajo como un medio de sociabilización, pues se consideraba al ser humano como sociable por naturaleza, concepto superado posteriormente por las doctrinas contractualistas de Rousseau.

    Con el pensamiento moderno no hay actividades libres y serviles, todo es trabajo y tiene la misma valoración.

    En el desarrollo de tal concepto nos encontramos con los conceptos de Marx y Weber. Para Marx el trabajo cambia en si mismo por la sociedad de clases oponibles y luchando entre si: la burguesía y el proletariado, donde el proletario vende su fuerza de trabajo como una mercancía más, indiferenciada del resto de los recursos.

    Para Weber, desde la visión luterana del trabajo, juzgaba que todo el trabajo, sean cuales fueren las profesiones, merecían las mismas consideraciones, con independencia de su modalidad y efectos sociales. Esto se ajustaba a la voluntad de Dios y era una de las maneras de agradarle.

    Esta indiferenciación del trabajo justificaba el trabajo manual penoso y el intelectual como necesidad técnica debido a la necesaria división del trabajo. Obviamente Weber, como luego veremos en las Escuelas de Administración clásicas ignoraba que el trabajo es un elemento discriminador debido al distinto status adherido, según el lugar ocupado por el individuo en la producción de bienes.

    El pensamiento moderno dio carácter de mito al trabajo.

    Para John Locke el trabajo era la fuente de la propiedad y cada hombre era libre de apropiarse lo que era capaz de transformar con sus manos.

    Para Adam Smith , padre de la economía clásica ,el trabajo era la fuente de toda riqueza. Tanto las teorías del valor de Adam Smith como de David Ricardo tenían su base en la idea de que el trabajo incorporado al producto constituía la fuente de propiedad y de valor .

    Esta mitificación supera el concepto de maldición bíblica y comienza a considerar al trabajo como un medio de realización humana.

    La ética puritana completaba la idea del trabajo como trascendental al considerarlo como un fin en si mismo, y en las antípodas de Santo Tomás de Aquino que lo interpretaba como un medio para la conservación personal y social, dando sentido a la vida.

    Socialistas utópicos como Saint-Simon manifestaba que el hombre mas dichoso es el que trabaja y afirmaba que la Humanidad gozaría de toda la dicha posible si no hubiera ociosos.

    Kart Marx criticó el trabajo en la sociedad capitalista por considerarlo trabajo enajenado, que aliena al proletario que lo ejecuta y que es explotado a través de la extracción de la plusvalía que a él le correspondería.

    En la Crítica al Programa del Partido Obrero Alemán, al hacer referencia a la fase superior de la sociedad comunista, señaló que ¨la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo habrá desaparecido y, como consecuencia, la oposición entre el trabajo manual y el intelectual¨.

    Sin embargo, en Marx se encuentra la contradicción de que ataba el desarrollo de la productividad, ligada biunívocamente a la división del trabajo, como prerrequisito para la sociedad comunista.

    Tal paradoja da a entender que los efectos nocivos de la sociedad capitalista eran embellecidos cuando se ajustaban a las condiciones de desarrollo del comunismo.

    El pensamiento positivo moderno incorpora al tiempo en el trabajo como medida de valor y la frase de Benjamín Franklin ¨el tiempo es oro¨es elocuente.

    El pensamiento moderno inventó al individuo y tuvo que justificar ideológicamente la construcción de la sociedad, lo cual fue hecho a través de los diversos modelos contractualistas de Locke, Hobbes y Rousseau, pero también a través de la teoría económica de Adam Smith, conforme a la cual la división del trabajo, a nivel comercial o productivo juegan un papel fundamental en la formación estructural de la sociedad moderna.

    Así hasta la actualidad, cuando se están cuestionando los paradigmas, cada vez con mayor énfasis, debido al fenómeno de la globalización –que por cierto no es un fenómeno actual. Es merecedor de aclarar que los próximos párrafos implican la descalificación del neoliberalismo económico, aunque queremos suponer que no, del liberalismo como concepción filosófica.

    ¨ Vivimos en medio de una falacia descomunal: un mundo desaparecido que nos empeñamos en no reconocer como tal y que se pretende perpetuar mediante políticas artificiales. Millones de destinos son destruidos, aniquilados por este anacronismo debido a estratagemas pertinaces destinadas a mantener con vida para siempre nuestro tabú más sagrado: el trabajo.

    ¨ Una ínfima minoría, provista de poderes excepcionales, propiedades y derechos considerados naturales, posee de oficio ese derecho. En cambio, el resto de la humanidad para merecer el derecho de vivir, debe demostrar que es útil para la sociedad, es decir, para aquello que la rige y la domina: la economía confundida más que nunca con los negocios, la economía de mercado¨ (El horror económico. Vivianne Forrester . Fondo de Cultura Económica).

    Por lo tanto, sin necesidad de internarnos en farragosos libros históricos, podemos deducir que vagos y mal entretenidos, pero también el trabajo y los trabajadores existieron desde el inicio de la historia, lo cual continúa hasta nuestros días, en el siglo XXI.

    Luego de esa breve introducción sobre el origen del trabajo, comenzando con una bibliografía relevante como la Biblia, podemos avanzar, saltando etapas y pasar a la época del feudalismo, ubicada como Edad Media por los historiadores, mostrando la existencia de las pequeñas y medianas empresas, encarnadas en este caso por los artesanos.

    Análisis de la industria urbana en la Edad Media

    Cada villa, grande o pequeña tiene un número y una diversidad proporcionales a su importancia, de artesanos , puesto que la burguesía no puede prescindir de los objetos fabricados, que exige la satisfacción de sus necesidades.

    Si los oficios de lujo existen únicamente en aglomeraciones considerables, en cambio en todas partes se encuentran los artesanos indispensables para su existencia cotidiana: panaderos, carniceros, sastres, etc.

    Los artesanos surtían a la villa y las tierras bajas que la rodeaban. Vende sus productos donde se surte de víveres.

    Por lo tanto los pequeños talleres urbanos tienen como clientela a la burguesía local y la población rural circunvecina.

    La legislación industrial era muy complicada, pretendiendo proteger al cliente y al fabricante.

    Los principios se basaron en la organización de los gremios.

    Los trabajadores urbanos se agruparon desde fines del siglo XI en cofradías.

    Adoptaron como modelos a las corporaciones mercantiles y las asociaciones religiosas formadas alrededor de las iglesias y monasterios.

    Este agrupamiento se hizo para resistir la competencia de los advenedizos y ello unido al papel que desempeñaron los poderes públicos, instituyendo una reglamentación muy minuciosa.

    Los señores y los alcaldes los sometieron a su autoridad a través de un derecho de policía sobre la venta de la mercadería y sobre el ejercicio de ciertas profesiones.

    En las ciudades episcopales, los obispos se preocupaban además, de que imperaran los principios de la moral católica que imponen a los vendedores un ¨justo precio ¨, que no puede elevarse sin incurrir en pecado.

    Esta reglamentación primitiva industrial fue completada por la autoridad comunal cuando florecieron las villas.

    Fueron reunidos en agrupaciones profesionales sujetas a la vigilancia del poder municipal. Por lo tanto, a la tendencia espontánea que impulsaba a los artesanos hacia la corporación se agregaba de tal forma el interés de la policía administrativa.

    Los poderes públicos reglamentaron los oficios y se permitió a los artesanos la reserva del derecho de sus miembros al ejercicio del oficio a que se dedicaban.

    Son grupos privilegiados, ajenos a la libertad industrial, fundados en el exclusivismo y el proteccionismo, poniéndolos a resguardo de la competencia, por medio del carácter de sindicatos obligatorios.

    Dicha concesión no fue gratuita y en las actividades estaban sujetas al pago de derechos anuales, tasas u otras gabelas.

    Desde la primera mitad del siglo XIII los gremios reclaman el derecho de administrarse por sí solas, sin la vigilancia municipal, y de reunirse para discutir sus intereses, de poseer una campana y un sello, de intervenir en el gobierno al lado de los mercaderes ricos que concentraban el poder.

    En el siglo XIV consiguieron obtener –aunque no en todas partes- el derecho de nombrar ellos mismos a sus decanos y a sus jurados y el reconocimiento como cuerpo político y compartir el poder con la alta burguesía.

    El rasgo fundamental es el proteccionismo. Contra los productores extranjeros y entre ellos mismos cuidando de que ningún miembro pueda enriquecerse en detrimento de los demás.

    Los reglamentos son extremadamente minuciosos; los procedimientos de una técnica son idénticos para todos; fijan las horas de trabajo, imponen el costo, los precios, los salarios, prohíben toda clase de anuncios, determinan el número de utensilios y la cantidad de trabajadores en los talleres, instituyen vigilantes encargados de ejercer la inspección más minuciosa e inquisitorial.

    En síntesis, se esfuerzan en garantizar la mayor igualdad posible, aniquilando todo atisbo de iniciativa.

    Nadie puede permitirse perjudicar a los demás por procedimientos que lo capacitarían para producir más aprisa y más barato, considerando al progreso técnico como una deslealtad, buscando la estabilidad de las condiciones dentro de la industria.

    La protección al consumidor se basaba en el aseguramiento de la calidad de los productos, protegiéndolos contra la falsificación.

    El artesano estaba sujeto al control constante de los vigilantes municipales de día y de noche y sujeto a graves penas.

    Los miembros de toda corporación se reparten en categorías subordinadas entre ellas: los maestros, los aprendices y los compañeros.

    Los maestros constituyen la clase dominante de la cual dependen las otras dos.

    El producto fabricado les pertenece por lo cual todas las ganancias de su venta quedan en sus manos.

    Los aprendices se inician en el oficio bajo su dirección, puesto que nadie puede ser admitido en la profesión sin garantía de aptitud-

    Los compañeros son trabajadores asalariados, que terminaron su aprendizaje, pero que aún no se han podido elevar a la categoría de maestros. Su número es limitado y proporcional a las exigencias del mercado local.

    La maestría se halla sujeta a ciertas condiciones (pago de derechos, nacimiento legítimo, afiliación a la burguesía), lo cual hace difícil el acceso.

    La venta es directa entre productor y comprador, siendo insignificante la existencia de intermediarios.

    El maestro artesano es un empresario independiente, pero sujeto a las reglamentaciones y a su vez protegido por éstas.

    También hubo gremios que nuclearon a los trabajadores de la industria de la exportación, consistentes en talleres industriales, que fueron los primeros destinatarios de los adelantos tecnológicos proporcionados posteriormente por la Revolución Industrial que se avecinaba.

    Estos trabajadores son proveedores de los mercaderes de mayoreo que se dedican al comercio internacional.

    Son provistos de la materia prima que ellos elaboran. Una virtual tercerización, o según la nueva nomenclaturaoutsourcing¨.

    Para las personas que le dan el empleo son simples asalariados.

    Damos algunos ejemplos de estos trabajadores: obreros de la seda, batidores de cobre, la industria textil que comprende tejedores, bataneros y tintoreros.

    En la gran industria el capital y el trabajo se han disgregado. El obrero sólo conoce al mercader que le paga.

    El intercambio directo, carácter esencial de la economía urbana desaparece por completo en este caso, asemejándose a los centros manufactureros del siglo XIX y XX.

    Estos trabajadores vivieron expuestos a las crisis y la desocupación, por falta de abastecimiento de materia prima por la guerra, bloqueos o prohibiciones.

    Los obreros se repartían en multitud de talleres al mando de arrendatarios de talleres y maquinarias, por lo cual era un trabajador a domicilio, asalariado de un mercader capitalista, sujeto incluso a explotaciones.

    Es más, hubo huelgas siendo la más antigüa que se conoce, en Duai, en 1245.

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