Cabe destacar que Albert Ellis considera que el núcleo de su teoría está representada por una frase atribuida al filósofo estoico griego Epícteto: "Las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos". La estrategia fundamental es enfrentar lógicamente al sujeto con las creencias que le originan un estado emocional inadecuado que crean comportamientos desadaptados. La Terapia Racional Emotiva Conductual se desarrolla en el modelo A B C D E, que se explica de la siguiente forma:
A: Representa cierta situación/estímulo real a la que el sujeto se enfrenta.
B: Indica la manera cognoscitiva como el sujeto responde. Las creencias racionales o irracionales.
C: Simboliza las consecuencias emocionales o las reacciones como resultado de B.
D: Implica la confrontación terapéutica, el debate de los pensamientos irracionales.
E: Representa los cambios emocionales y conductuales o la nueva forma de pensar y comportarse ante la adquisición de nuevas creencias.
En el mismo orden de ideas, la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) está basada en el supuesto de que el ser humano nace con un potencial racional (saludable, lógico y constructivo), así como irracional (dañino, absolutista y destructivo) en el pensamiento, las conductas y los sentimientos. A su vez, las personas tienen una predisposición a la autopreservación, a la felicidad, al amor, a comunicarse con otros y crecer, pero también a la autodestrucción, a cometer errores y a la intolerancia. Por lo tanto, la TREC intenta ayudar a los individuos a aceptarse como seres humanos que seguirán cometiendo errores y a la misma vez, que puedan vivir en paz con ellos mismos.
Según Ellis (1978):
La TREC puede ser utilizada para ayudar a que los pacientes superen sus sentimientos y conductas inapropiadas en un tiempo razonablemente breve, porque constituye un enfoque que, por una parte, es amplio y múltiple: es decir, emplea varios métodos cognoscitivos, emotivos y conductuales en forma integrante, y por otra, una terapia filosófica y teórica, que pone de manifiesto las ideas esenciales creadoras de trastornos, que parecen ser la base de sus actos contraproducentes, y esto muestra claramente a esas personas cómo fijar la atención en sus filosofías negativas y cómo proceder a desarraigarlas. Es una terapia realista, que a nada compromete, así como directiva- activa. (s/p).
En otras palabras, el orientado en primer lugar debe aceptar el estado en el que se encuentra para de allí partir y generar cambios, no de manera superficial, sino transformaciones filosóficas profundas que se evidencian en todos los aspectos de la vida, logrando al mismo tiempo propósitos que creían imposibles de alcanzar, aprendiendo técnicas cognitivas, emotivas y conductuales que puedan manejar en su experiencia diaria de vida.
Seguidamente, según Kazdin (1998):
La Terapia Racional Emotiva se apoya en lo que los individuos se dicen a si mismos, ya que la estructura y contenido de estas afirmaciones pueden examinarse y desafiarse en el contexto de las sesiones de tratamiento, sin embargo, puede llevarse a cabo en la vida diaria. (p. 306).
Aquí se desean minimizar los disturbios emocionales y la conducta autoderrotista del orientado, adquiriendo una visión de vida más realista, así como reducir la tendencia de culparse a si mismo y a otros por lo que no sale como se espera y aprenda métodos para manejar las dificultades futuras. La Terapia Racional Emotiva es efectiva en casos de ansiedad, fobias, ataques de pánico, agorafobia, claustrofobia, depresión, ataques de ira, vergüenza al hablar en público, dificultad para relacionarse, descontrol emocional y en trastornos de la personalidad. Por lo tanto, el rol del orientador consiste en educar al consultante con las destrezas e identificar y disputar efectivamente las creencias irracionales, para enseñarle a cambiarlas por otras más funcionales.
En consonancia con lo expresado, La Terapia Racional Emotiva Conductual es un proceso activo, en el cual se presentan Técnicas Cognitivas como la Disputa Lógica, que ayuda a debilitar las creencias irracionales; la Disputa Empírica que provee evidencia al orientado sobre su pensamiento incongruente; la Disputa Funcional que lleva a la persona a reconocer que no es operativo su pensamiento; la Disputa Racional que intenta reestructurar o modificar las opiniones maladaptativas para reemplazarlas por otras más lógicas; y la Precisión Semántica, eliminando el uso de frases como "no puedo, no tengo, no debo". Del mismo modo, está la Técnica de Imaginación Racional Emotiva, que estimula al orientado a practicar pensamientos y actuar de la forma que le gustaría comportarse en la vida real.
Con respecto a las Distorsiones Cognitivas, se definen como formas identificadas de errores en el procesamiento de información y que desempeñan un papel predominante en la psicopatología al producir la perturbación emocional. Estas percepciones empobrecedoras que realiza el paciente acerca de si mismo, del mundo y del futuro, lo llevan a desarrollar fobias, depresión, problemas de autoestima, obesidad, entre otras. También, las Distorsiones Cognitivas comúnmente causan las emociones o conductas disfuncionales caracterizadas por causar sufrimiento innecesario o desproporcionado con respecto a la situación, implicar comportamientos auto-saboteadores (contrarios a los propios intereses u objetivos), dificultar o impedir la realización de las conductas necesarias para lograr las metas y la asociación a demandas absolutistas.
Varios autores como Beck, Navas y Ruiz han enumerado diferentes tipos de distorsiones cognitivas, tales como:
Pensamiento Todo o Nada: Interpreta los eventos y personas en términos absolutos, evidenciando el uso de palabras como "siempre", "nunca", "todos", cuando su empleo no está justificado por los acontecimientos propiamente. Ejemplo: "¡Soy un fracaso total y completamente indeseable!".
Sobregeneralización: Son juicios abarcadores, extremistas o predicciones basadas en un solo incidente. Ejemplo: "¡Me va mal con las mujeres!".
Filtro Mental o Abstracción Selectiva: Consiste en focalizar un detalle del contexto (por lo general un aspecto negativo y se exagera), excluyendo la situación total. Conocida también como Descalificación de lo Positivo. Ejemplo: "¡Fallé hoy y ahora no podré realizarlo nunca!".
Saltar a conclusiones: Asumir algo negativo cuando no hay apoyo empírico para ello, como suponer las intenciones de otros o predecir el resultado de eventos antes de que sucedan. Ejemplo: "Desde el momento en que los demás me han visto, como no debí hacerlo, ya me ven como un estúpido incompetente".
Magnificación y Minimización: Subestimar y sobreestimar la manera de ser de eventos o personas. Se minimizan los aciertos y se maximizan los errores. Ejemplo: "Mis aciertos son pura casualidad y no son importantes". "Mis errores son un total desastre".
Razonamiento Emocional: Consiste en asumir que nuestras emociones, sobre todo las negativas, reflejan la forma en que somos realmente. Tomamos los sentimientos como hechos o verdad. Ejemplo: "¡Me siento un total incompetente y mi sentimiento prueba lo que soy!".
Los Deberías: Concentrarse en lo que uno piensa que debería ser en lugar de ver las cosas como son, y tener reglas rígidas que se piensa que deberían aplicarse sin importar el contexto situacional. Ejemplo: "¡No debo ser tan agradable a los demás, debo demostrar distancia!".
Etiquetado: Consiste en definir de modo simplista y rígido a los demás o a si mismo, a partir de un detalle aislado o por un aspecto parcial de su comportamiento. Ejemplo: "Soy un tonto".
Personalización: Conocida como falsa atribución, consiste en asumir que uno mismo u otros han causado cosas directamente, cuando muy posiblemente no haya sido el caso en realidad. Cuando se aplica a si mismo puede producir ansiedad y culpa, y aplicado a otros produce enojo exacerbado y ansiedad de persecución. Ejemplo: "Se que se están riendo de mi".
Culpabilidad: Es la actitud de empeñarse en buscar culpables cuando las cosas no van como estaba previsto. Ejemplo: "¡Si no lo hubiese conocido, no me estaría ocurriendo esto!".
La idea principal de las Distorsiones Cognitivas son los "debos", "tengo que", "no debo", entre otros, semejando obligaciones absolutas que dan lugar a los "tremendismos" (algo más peor que malo), los "no puedo soportar" (algo insufrible) y la "condena" (hacia si mismo o los demás por el comportamiento), que ocasionan sentimientos extremos de ansiedad, ira, depresión o culpa. Naturalmente, todos estos ejemplos no se pueden extrapolar al juicio sobre el pensamiento de un individuo sin conocer su situación real y su personalidad.
En consecuencia, la labor del orientador es demostrar al consultante que su percepción del mundo en un determinado momento, es sólo una de las posibles formas de percibir la situación y ciertamente, no la más enriquecedora. Luego, se ayudará al orientado a desarrollar pensamientos alternativos y formas de plantearse frente al hecho que le resulta problemático o frustrante en su vida. Igualmente, se enseñará al paciente a cuestionar estos modelos de mundo para que así descubra soluciones acertadas, percatándose de que no es que no existan opciones adecuadas, sino que él no las había visto.
Para finalizar, es fundamental resaltar el papel que juega el Área de Conducta I en la formación de los orientadores, puesto que estudia técnicas idóneas para el diagnóstico y tratamiento de determinadas problemáticas que presenten los individuos que requieren de ayuda. De allí, el desarrollo del Modelo Cognitivo Conductual que propone la modificación de las estructuras de pensamiento de las personas, para así cambiar sus respuestas ante diversas situaciones. Del mismo modo, se presenta la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) como base de las operaciones del diagnóstico conductual, empleando métodos cognoscitivos, emotivos y conductuales para superar sentimientos y conductas inapropiadas, reflejadas en Distorsiones Cognitivas del ser humano, que son errores en el procesamiento de información y se trabaja en base a ellas para desadaptarlas de la visión del mundo de las personas. En síntesis, estas técnicas forman parte de otras más, dentro de las cuales el terapeuta, orientador o educador, moldeará la que sea pertinente al caso presentado, par lograr así soluciones que conlleven a un manejo adecuado de las emociones, sentimientos y conductas y por lo tanto, de la vida de los individuos.
REFERENCIAS
BECK, A. (1992). Terapia Cognitiva de la Depresión. Editorial Española. (Libro en Línea).Disponible: http://w.w.w.cpaaronbeck.com// [Consulta: 2009, junio, 28]
CAMERINI, O. (2004). Introducción a la Terapia Cognitiva. Centro de Formación de Postgrado. Buenos Aires. C.A.T.R.E.C. (Libro en Línea).Disponible: http://w.w.w.yogakai.com// [Consulta: 2009, junio, 28]
ELLIS, A. (1980).Terapia Racional Emotiva. Editorial Paidos. México.
KAZDIN, A. (1998). Modificación de la Conducta y sus Aplicaciones Prácticas. Universidad de Yale. Editorial Manual Moderno. 3era Edición.
MOLES, J. (2004). Psicología Conductual. Grafo Aragua. 2da Edición.
RUIZ, J. (2007). La Terapia Cognitiva de Beck. Manual de Psicoterapia Cognitiva. Disponible: http://w.w.w.psicologia-online.com// [Consulta: 2009, junio, 28]
Autor:
Cascio, Francisco
Urbina, Maira
COHORTE 2009-A
CONDUCTA I
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
CENTRO DE INVESTIGACIONES PSIQUIÁTRICAS,
PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA
NÚCLEO TÁCHIRA
SAN CRISTÓBAL, MAYO DE 2010
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