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Consumo de SPAs: El arte. ¿Qué querrá decir?. Doc. I


  1. Introducción
  2. Motivación del síntoma y competencias inteligentes
  3. La angustia del usuario de SPA
  4. Acción voluntaria
  5. El conflicto
  6. Citas de internet y vínculos

EL ARTE. ¿QUÉ QUERRÁ DECIR?. DOC. I

Introducción

Por el arte, el hombre y la mujer expresan lo material o lo invisible valiéndose de la materia, de la imagen o del sonido, y crean copiando o imaginando la cultura. Esto no es sólo la belleza, sino que tolera una función social, el reflejo de un anhelo, la convicción que puede ayudar a mejorar el mundo que nos rodea. Por medio de este proceso lúdico se logran quitar "candados", haciendo que el niño abra sus emociones y sentimientos y, exprese lo que realmente sucede en su interior.

Ahora, el arte en sus propios fines hay que verlo, sentirlo, gustarlo, oírlo, para que produzca la satisfacción estética que necesita todo hombre o toda mujer medianamente cultos, por ejemplo, los que se suponen libres, armados de admiración genuina y con los elementos que les permiten una apreciación conciente de los valores culturales.

En este Artículo surte la idea de si la apreciación de los valores culturales se basa o no en alguna negación de los hechos artísticos. Dicho de otro modo, interesa averiguar si la motivación del síntoma de apreciar el arte es exterior a él, o bien, si se puede considerarlo una constelación de fenómenos históricos, efecto de vicisitudes de las que puede dar cuenta una persona que, lo aprecia y que funcionaría más en interrelación que como elemental suma.

Motivación del síntoma y competencias inteligentes

Hay que hablar del grado de motivación del síntoma: ¿Se limita usted a cumplir con sus obligaciones desde las ocho de la mañana a las cinco de la tarde o, dispone de la suficiente energía como para hacer algún sacrificio personal? ¿Es usted una persona con la que resulta difícil trabajar o, acaso es un consumidor habitual de SPAs? Luego hay que subrayar las competencias diplomáticas: ¿Tiene usted sensibilidad organizativa? ¿Es capaz de asumir riesgos y de adaptarse a los cambios? ¿Es agresivo y socava la confianza de los demás o, es capaz de inspirarles y dirigirles? Y, finalmente, también debemos mencionar la tendencia a la actividad: ¿Está realmente orientado hacia la acción y persevera hasta alcanzar los objetivos deseados?

2.1. Las SPAs y el arte de intoxicarse

Entonces, para lograr la apreciación de hacer arte y cultura, ¿se necesitarán de las anfetaminas, del Éxtasis, de los analgésicos y sedantes, de las metanfetaminas, de la heroína, de la cocaína, de la marihuana, del bazuco de los hongos? A la juventud se le acosa, se le asfixia y se le intoxica con el "arte" del consumo de SPAs para capitalizar el refugio de la fantasía y de los afrodisíacos auditivos, visuales y orales. La música es un instrumento dotado de un enorme poder de persuasión, capaz de influir en las actitudes, los estados de ánimo, las emociones y los actos humanos. Es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo, decía Platón. La posibilidad de transportar la música a cualquier parte y el uso de los auriculares de alta fidelidad permite a los jóvenes a vivir continuamente con  música.

A medida que el adolescente adquiere independencia, puede encontrar en la música modelos alternativos respecto a los estilos de vida. Su identificación con un determinado estilo musical puede ser el signo de un cierto grado de rebelión contra la autoridad, o una vía de escape ante sus conflictos con los padres o también puede estimular sentimientos de distensión, relax y seguridad en situaciones y ambientes nuevos.

Los diversos tipos de música tienen aceptaciones variadas según la cultura y el sexo. En las conversaciones entre adolescentes, un tema habitual es la música. El placer de compartir la misma música puede ser la base de nuevas amistades o grupos con ideales y gustos similares. Hay indicios, -aunque no estén confirmados siempre por las estadísticas-, de que los adolescentes que siguen la subcultura de  alguno de estos estilos, corren mayor riesgo de ser toxicómanos o violentos".

Hoy, el uso de las SPAs de diseño se ha propagado con la creciente popularidad de vertientes musicales como el Trans, el Acid House, el Chicago House, y el Garage. En algunos casos, el disc jockey se convierte en una especie de gurú que intoxica a los jóvenes a través de una música que contiene lenguaje subliminal y que estimula al consumo de SPAs; esto no es tan diferente a los ritos de la tradición milenaria de los indígenas y de otras culturas del mundo. El uso de la droga es algo con lo que se ha tenido que convivir; hay que educar, prevenir y señalar las consecuencias de la drogodependencia. En la creación artística y en la sensibilidad humana, no se da una la ruta señalada. Quizá no se tenga ruta: "caminante no hay camino, se hace camino al andar", aconsejaba Machado. El arte, ha de abrir la discusión sobre la manera como las emociones censuradas refuerzan el consumo de SPAs y cómo este consumo, degenera en adicción, refuerza y crea antivalores.

El poder de las SPAs se comprueba fácilmente yendo por la calle, visitando los sanatorios mentales, algunos centros educativos; asistiendo a los dramas familiares y viendo a los muchachos desmirriados por la marihuana, el bazuco, la cocaína, las anfetaminas, el Éxtasis, el Xanax, los hongos, el tabaco y el alcohol. Por un lado, dejan de ser personas dueñas de sí, de sus actos y de sus relaciones con el mundo y los demás; por el otro, se convierten en esclavos de una "dueña", la compulsiva adicción deliberada y el alcohol o a las otras SPAs.

Por caso, una persona que al fumarse un "porro" o marihuana por primera vez, experimenta una intensa reacción tóxica. La víctima, que había oído hablar de la inocencia de esta sustancia, se alarma, siente que se descontrola, que quizá esté a punto de morir. Cuando se le han pasado los efectos, decide probar otra vez, al cabo de unos días -en la creencia que lo sucedido era una reacción casual-; pero entra en pánico al comparar con la primera "chupada" siente parecidos síntomas que en la ocasión anterior. Al día siguiente, al levantarse, siente un repentino mareo que asocia rápidamente a las sensaciones vividas con la marihuana.

2.1.1. El pánico y el miedo

Comienza a temer que algo grave está sucediendo, tal vez que su cerebro se ha quedado marcado o deteriorado, o quizá se trate de alguna misteriosa enfermedad que ha aparecido repentinamente. Es tal la situación de extrema inquietud, que los médicos que visita no lo calman con sus benignos diagnósticos y comienza a experimentar más mareos.

A causa de esta experiencia de pánico que se ha ido repitiendo en días sucesivos, la persona cree estar atacada por un mismo mal que se consolida. Se multiplican sus miedos, se vuelve a pasos agigantados una persona cobarde. "Paseando por la calle: tiene que telefonear, pero en ese momento imagina que le puede pasar algo dentro de la cabina, por ejemplo desmayarse; e incluso comienza a sentir un vértigo que le anuncia lo horrible que le esperaría allí dentro". (I)

A causa de su creencia de estar marcado, el pronóstico, sobre el mareo, lo siente tan urgente y con tal pavor, que renuncia a entrar en la cabina, con el objeto de ahorrarse lo peor.

Con esta muestra, vemos cómo el acontecimiento explica por qué a una persona le podría dar miedo fumar marihuana, afectándole el sentido de propiciar otros miedos distintos, en virtud de que está muy asustada. Le sucede que interpreta con miedos ciertas situaciones, anticipa lo peor y otorga crédito a tales anticipaciones. Cuando la persona va a entrar en la cabina piensa su acción como teniendo un peligroso riesgo. Es sólo su manera de pensar lo que le angustia. Se acongoja porque tiene estimada la posibilidad de marearse, que a su vez es proporcionado con la interpretación de que está enfermo. La experiencia desgraciada con la marihuana ha sido algo que la persona ha elaborado por iniciativa propia, y en sus conclusiones hay errores: se equivoca al aseverar que posee una verdadera enfermedad, en la que marearse sería el inicio de acontecimientos mucho más negativos.

La angustia del usuario de SPA

Es el concebir aquello que la persona está segura, temer que le va a suceder; en esto consiste la angustia. En su propia angustia tiene, por otra parte, una especie de certificado de su diagnóstico, debatimos algo así como: "no angustiaría de no ser cierto que me mareo".

"Las más recientes teorías sobre la angustia la definen como imposibilidad de ponerse en relación con el mundo. La angustia no guarda relación con su objeto o causa. Esta es normalmente pequeña e insignificante, mientras que el tono emotivo angustioso puede ser enorme. Generalmente la angustia está vinculada a trastornos físicos, siendo causa o efecto (esto es difícil de determinar) de enfermedades psicosomáticas, en donde lo físico y lo psíquico se interfieren mutuamente". (II)

En nuestro ejemplo, no distingue entre la angustia-real por enfermedad-real y la angustia-real por enfermedad-imaginaria. Si la diferencia fuese segura y clara comenzaría a tranquilizarse, puesto que la angustia ante lo imaginario la reconocería como creada por equívoco y tendría status de error eliminable. En cambio, una enfermedad real, con su aproximación a la muerte, le presentaría lo que le angustia sin que pudiese disminuirlo por métodos cognitivos: viviría ciertamente una agonía.

Freud afirma que "el simple examen del enfermo no basta" para descubrir el punto de partida y la conexión causal con el síntoma. (III) Pero se acaba de ver que la causa en el caso del miedo de entrar en la cabina no es el suceso de la marihuana, sino el conjunto de presupuestos que parten de la elaboración conciente de la persona.

Si la persona considera que se desintegra su poder mental en sus diferentes matices, sea en forma de temor, locura u alguna enfermedad crónica o disfunción neurológica, ello es suficientemente espantoso como para angustiar a cualquiera, ya que representaría un desastre vital generalizado, una caída en el abismo de la insolvencia y la muerte misma.

El que se trate de imágenes de acontecimientos siniestros que en realidad no suceden todavía, la persona lo desprecia, contando el grado de posibilidad que tiene la idea. No padece de recuerdos, sino de una fantasía anticipatoria-temerosa. "La escena de la marihuana interviene como fragmento en el conjunto de suposiciones que la desborda, es parte condicionante más no determinante". (IV)

3.1. Participación Cognitiva

El miedo a entrar en la cabina, en conclusión, se explica por lo que está viviendo en conciencia la persona, con su plena participación cognitiva, entendida como el acto de conocimiento en sus acciones de almacenar, recuperar, reconocer, comprender, organizar y usar la información recibida a través de los sentidos. Lo que recuerde o no recuerde, estará en función de su composición de lugar, de los esquemas de pensamiento, de emoción, de sentimiento y acción que haya adquirido, que se concretizan de un modo único aquí y ahora.

3.1.1. El recuerdo

El recuerdo no tiene autonomía propia, ni un peso indiferente que se imponga sobre la utilización actual que se hace de él. Se usa la memoria, y no, para lucirse contra su voluntad. "Aunque un recuerdo de una experiencia emocional sea fuerte e intenso, no es necesariamente exacto. Los recuerdos evidentes, independientemente de sus repercusiones emocionales, no son copias exactas de las experiencias que los crearon. Son reconstrucciones realizadas en el instante en que se recuerda, y el estado en que se encuentre el cerebro en el acto de evocación puede influir en el modo en que se evoca el recuerdo almacenado.

El consumo de SPAs sí produce una serie de imágenes atrayentes y ricas en matices, que producen un refinado ataque contra la libertad del hombre y de la mujer en su sensibilidad: la esclavitud moral y social". (V) Los factores culturales son reales, son vida; no son solo muerte, son muerte viva que acaban con todo.

Las SPAs representan a las personas angustiadas y acosadas por la inseguridad, la visión pesimista sobre sus vidas y las violencias, con mayor detalle y con el más intenso dramatismo los síntomas de las "enfermedades familiares". El hogar ya no es hogar sino cárcel, hospital, manicomio, infierno, "o todo a la vez".

"El síntoma es voluntario en un sentido y rechazado en otro". (VI) Es decir, ciertos tipos especiales de acciones son voluntarias pero tienen consecuencias negativas, no asumiendo de ellas que están, y pueden dejar de estarlo, provocadas por nosotros mismos. Lo que no sabe es cómo la induce él, que no se trata de una angustia caída del cielo ni surgida de las profundidades del averno, sino reproducción exacta de su manera de orientar la acción.

Acción voluntaria

El prototipo de acción voluntaria, tanto en el lenguaje ordinario y en la comunicación, como desde los primeros estudiosos de la acción, ha sido siempre considerado como aquello que es claramente asumible en su composición y en conexión con las consecuencias que se esperan de la acción. Involuntario querrá decir según esto, que a una acción problemática, como el consumo de SPAs y le faltan algunas de estas condiciones ideales: se trate de que la intención no sea la que se corresponde, esté dirigida en forma equivocada o, tenga consecuencias imprevistas.

La involuntariedad del acto viene ligada a la responsabilidad: ¿en qué medida, determinado acto en condiciones no ideales "estando ebrio, siendo ignorante, equivocándose, sin consumo por mencionar algunas" es relativamente atribuible a la persona?

En el ejemplo propuesto no se reconoce una casualidad de causa a la posibilidad temerosa, se descarta el peso que tiene por sí misma en el resultado final. Por eso, al preguntarle a la persona sobre la intención de un acto que realiza "anticipar un peligro" la relación causa-efecto con la angustia no aparece, no porque no exista, sino porque no es expresada por la persona como causante del fenómeno.

Freud quiere dar cuenta de los "sucesos que determinan la angustia buscando su origen histórico. Al indagar sobre el inicio y remontar luego el proceso, no hace parte del pensamiento moderno: por eso necesita que lo que averigua esté disociado de la conciencia, en contradicción con ella, que esté "reprimido", que actúe con determinación de un modo en el que la persona conciente no participa: es la manera en la que enajena al sujeto, y en esa alienación sustenta la etiqueta de enfermedad.

Enfermedad, accidente, trauma, son términos que indican algo que el individuo recibe en forma pasiva, como un atropello. Esta posición lo es mientras no se fije en la procedencia de lo que le redujo, poniendo de relieve que no lo ejecuta en tanto agente. La disposición de la angustia proviene en todo caso, de la intención libre de la persona, aun así ésta última se dé como un estado vivido en el rol de paciente". (VII) Hay una sucesión temporal de acontecimientos en que: en un primer tiempo, el sujeto hacía algo que viene a ser interrumpido. En un tiempo segundo, no puede seguir haciendo lo que hacía y toma conciencia de "padecer" por ello y lo que se deriva de una nueva situación.

Así, que en esta guerra de carteles y microtráfico por la venta y control de las SPAs, llegan unos sicarios y asesinan a toda una familia: se asiste a la tragedia, no se provoca, sino que se sufre. "Más tal pasividad sólo se refiere al tipo de acción que se asume, consistente en recibir. El desgarramiento es coherente con el accidente desde la posición que se toma frente a él; lo que sucede asusta porque se implica en ello.

4.1. El que da y el que recibe

El sicario que ataca y la víctima que recibe son por lo mismo actores. Recibir un regalo, una torta, una noticia, y en general en todas las recepciones se da, es un tipo de acto que además es también un rol en un intercambio. En el caso del que da y del que recibe una información, hay un reparto de papeles complementarios, en los que-dar aparece como un rol activo y recibir pasivo". (VIII)

El que recibe tiene que elaborar el mensaje, asimilarlo, quizá responder luego a él: todo ello es una forma de actuar, son las funciones cognitivas que están situadas dentro de lo que se denomina el hexágono cognitivo junto con la biología, la psicología, la lingüística e incluso la informática; de la memoria, el lenguaje, las capacidades viso-espaciales y ejecutivas, en relación con mecanismos mediados por estructuras cerebrales. Parece haber dos circuitos cerebrales emocionales: circuito clásico (o vía larga): "Tálamo, corteza sensorial, amígdala, centros efectores, circuito subcortical (o, vía corta): Tálamo, amígdala, centros efectores". (IX)

"En la angustia ante la desgracia he tenido una participación en su definición, puesto que son mías las reglas del fracaso frente al que me hundo". (X) Puede ser que el estímulo para vivir sea la familia, sin ella nada tiene sentido y no se puede soportar existir". "La angustia en este caso se desenvuelve sin que haya nada con lo que se sienta capaz de frenarla. Otro, tal vez en la misma situación, no diga "sin la familia me muero", sino que recurra a sentimientos patrióticos, tal vez tenga la esperanza de una nueva vida acabada esta guerra entre hermanos por más de 50 años, u otro tipo de acuerdos. El desborde de la angustia supone un borde que atravesar, y en la construcción de ese límite está involucrada la persona con sus deseos, sus emociones, con su ideología.

4.1.1. Desencadenar el consumo de SPA

El supuesto que se ha desencadenado con el consumo de SPAs, ¿qué hace la persona con el consumo? Sobrevive como el invitado de piedra de la angustia, a quien no sabe cómo expulsar. En ocasiones, ni tan sólo se le ocurre a la persona luchar, aceptándolo todo como un destino funesto. Una cosa es obvia: la angustia es suya, y lo es de algo, aun así se enfatice más el malestar, de aquella degradación que está señalando la angustia; algo así como si fuera más importante en una conversación telefónica constatar que la línea funciona cuando se trata de comunicar.

Este último punto es origen de confusiones. En un momento de crisis la persona puede no dar respuesta a las preguntas: ¿qué te pasa? o ¿por qué te pasa?, lo cual no quiere decir que lo que le sucede le ocurra sin que lo sepa. Simplemente no contesta lo que se quiere saber. "Hay en el sujeto y en el interrogador una diferencia de intereses, el uno interesándose por la reflexión serena y el Otro por una ayuda urgente y básica, pero que ve en la reflexión sosegada, como cosa secundaria.

El conflicto

En ocasiones el Psicólogo se encuentra en dificultades para averiguar qué le pasa exactamente a su paciente: pueden ser tan pobres sus conocimientos de la respuesta, o tan confusa su jerga, que no sepa contestar como desearía el terapeuta. (XI) ¿Querría decir eso que el paciente no es conciente del conflicto? Esto no podría aceptarse porque se sabe que el conflicto se basa en un sistema perceptivo, es una percepción que no puede confundir, aunque sí se pueda estar confuso a la hora de expresarla.

5.1. La percepción del riesgo

Desde hace unos años sabemos y mediante distintos estudios realizados en algunas regiones colombianas, como en el Departamento del Quindío, que la percepción del riesgo sobre una sustancia es importante, dado que aquellas en las que la gente tiene una mayor percepción del riesgo poseen un menor consumo (Moncada, 1997). Esta percepción del riesgo varía claramente de unas a otras drogas, como son igualmente distintos los consumos en función de una u otra sustancia. Bachman, Johnston, O´Malley y Humphrey (1988) mostraron como el grado de riesgo percibido por los jóvenes sobre las distintas drogas influía en su consumo de las mismas; esto es, a mayor riesgo percibido sobre una SPA menor consumo y a menor riesgo mayor consumo. Este notable hallazgo ha conducido a un cambio en los mensajes originados por los responsables de la administración sobre la Prevención del uso de SPAs.

En cuanto a la percepción de los consumidores de SPAs, se puede objetar que también existe la alteración de la percepción, como por ejemplo en una alucinación que implica un fracaso de la concepción de la realidad. Puede ser de tipo angustioso, pero tal angustia es en principio diferente a la del recuerdo o a la de la imaginación, que parten de una discriminación entre realidad y fantasía.

La experiencia es que los llamados alucinógenos operan en la persona como detonantes de niveles agudos de percepción, que están desactivados por la rutina perceptiva en que la vida cotidiana lo va ahogando. Esos niveles agudos de percepción referidos tienen que ver con la percepción del tiempo, la luz, el sentido, la emoción.

MONCADA, S. (1997). «Factores de riesgo y de protección en el consumo de drogas». En Plan Nacional sobre Drogas (Ed.), Prevención de las drogodependencias. Análisis y propuestas de actuación (pp. 85-101). Madrid: Plan Nacional sobre Drogas

BACHMAN, J.G., Johnston, L.D., O´Malley, P.M. y Humphrey, R.H. (1988). Explaining the recent decline in marijuana

Use: Differentiating the effects of perceived risk, disapproval, and general lifestyle factors. Journal of Health and Social Sciences, 29, 92-112.

Citas de internet y vínculos

i. http://www.cop.es/colegiados/A-00512/cap1.html

ii. http://www.inteligencia-emocional.org/articulos/miedoansiedadyangustia.htm

iii. http://www.cop.es/colegiados/A-00512/cap1.html

iv. http://www.cop.es/colegiados/A-00512/cap1.html

v. http://www.inteligencia-emocional.org/investigaciones/hechosrecuerdosyemociones.htm

vi. http://www.cop.es/colegiados/A-00512/cap1.html

vii. http://www.cop.es/colegiados/A-00512/cap1.html

viii. http://www.cop.es/colegiados/A-00512/cap1.html

ix. http://www.slideshare.net/jcfdezmx/las-emociones

x. http://www.cop.es/colegiados/A-00512/cap1.html

xi. http://www.cop.es/colegiados/A-00512/cap1.html

 

 

Autor:

Francisco Castro Amórtegui. Ps. Ped.