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Cultura medieval (apuntes) (página 2)


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La península ibérica quedo económicamente vinculada al mediterráneo manteniendo fuertes contactos con el área islámica culturalmente la región de Al-Andaluz se convirtió pronto en un foco de irradiación cultural del Islam.

No tomaré cada uno de los nuevos asentamientos – francos, visigodos, etc. – sino que me concentraré especialmente en aquellos aspectos culturales donde se vislumbre algún tipo de herencia hacia la Europa moderna. Por ejemplo, tomando el fin del imperio carolingio, se pueden considerar algunos de estos aspectos, entre ellos la relación entre el campesinado independiente y la aristocracia.

  • El fin del Imperio Romano no tuvo como resultado necesario e inmediato la victoria económica del sistema feudal. Como lo demuestra el análisis de las sociedades campesinas de los siglos VI y VII. Textos como la Ley Sálica, por ejemplo hacen escasas referencias a la aristocracia.
  • En esta época el poder de la aristocracia no ha podido o no ha sabido ejercer todavía un efectivo dominio sobre los grupos campesinos independientes.
  • La interrupción de la exigencia del pago e impuestos tuvo como consecuencia el establecimiento de algunos sectores del campesinado con autonomía económica. Pero en el siglo VII ya coexistían el campesinado independiente y cierta dominación aristocrática aunque esta no había logrado ejercer su hegemonía plena sobre la economía campesina ni sobre el sistema de valores del campesinado. No existe documentación que acredite esclavismo de plantación por lo menos hasta el siglo X. De cualquier manera la relación entre el campesinado y la aristocracia fue bastante diversa dependiendo de las regiones de Europa que se consideren.
  • La aristocracia del siglo VIII parece disponer de mayor riqueza y de hegemonía local que en épocas anteriores. En efecto salvo en pequeñas regiones el campesinado independiente experimenta un retroceso ante los grande s propietarios, laicos y eclesiásticos.

Otro de los aspectos a tomar en cuenta es el papel que cumplió la Iglesia en el proceso de transformación de la cultura romana y de la asimilación de los elementos foráneos – bárbaros y orientales.

La vulgarización y decadencia de la cultura clásica de la cual hablan ciertos autores, por ejemplo, fue una parte de un gigantesco proceso de asimilación y adaptación a una población más amplia que la "acomodó" a su grado de intelectualidad. Una de las muestras patentes de este proceso lo constituye el idioma. Hasta el siglo II los campesinos de la Galia y de Hispania habían hablado sus propias lenguas celtas sin contacto con la clase dirigente clásica. Si hubieran sido afectados directamente por la invasión germana sin haber sufrido antes la latinización llevada adelante por la Iglesia en su continua tarea de evangelización el resultado de semejante hibridación vino luego hubiera sido muy distinto.

Las lenguas romances fueron el resultado final de este proceso de popularización del idioma y constituyó un enlace natural entre la Antigüedad y la Edad Media, y en la Iglesia encontramos un vehículo efectivo para transmitir valores.

Según Perry Anderson ("Transiciones de la Antigüedad al Feudalismo") la Iglesia constituyó efectivamente un puente indispensable entre dos épocas en una transición no acumulativa entre dos modelos de producción. La Iglesia fue el "mentor oficial" del intento sistemático – el primero – para renovar el Imperio de Occidente, esto es, la monarquía carolingia. Según este autor con esta dinastía comienza el periodo feudal propiamente dicho.

La sociedad feudal estaba formada por hombres libres y no libres. El contrato feudal era un pacto entre hombres libres, uno era el vasallo que se convertía en "hombre" de otro que rea el "señor". El vasallo se comprometía a servirle militarmente y prestarle consejo y el señor le otorgaba protección y lo beneficiaba con la cesión de un feudo.

El contrato vasallático constaba de una obligación de fidelidad recíproca, absoluta y perpetua. Aunque esta apreciación aparece como muy ideal fue efectiva en un principio. Luego se fue degenerando con la adquisición de ciertos defectos de uso: el feudo adquirió más importancia que el rendir homenaje al señor y los vínculos entre este y su vasallo se desvirtuaron.

Otro elemento que debo tener en cuenta es el ascenso social de la clase de los vasallos que paso de ser un guerrero doméstico a un competidor por el poder con el señor. Entonces, el convenio vasallático se convirtió en un tratado diplomático solemne entre linajes de igual fuerzas cuyas cláusulas quedaban asentadas por escrito. Al generalizarse estos contratos la sociedad feudal quedó estructurada como un sistema jerarquizado en forma piramidal en cuya cúspide estaba el rey y luego se desgranaban señores de señores hasta llegar a los últimos vasallos que no recibían vasallaje

Muchos de estos aspectos relacionales quedaron estampados en la época moderna y muchos de ellos provocaron los movimientos revolucionarios del siglo XVIII y XIX.

El marco en que se desarrollo la vida fue el señorío rural que consistía en un territorio sometido a la autoridad de su poseedor, el Señor, que lograba extraer en forma extraeconómica una parte del producto excedente. Muchos campesinos pasaron a ser siervos de la gleba, dependiendo exclusivamente de su señor. La explotación que se realizó en la época medieval alteró la fisonomía de Europa, los grandes bosques fueron dando lugar a tierras de cultivo modificando las estructuras económicas y las relaciones sociales. Hoy Europa carece de esta riqueza forestal que cubría prácticamente todo el centro y norte de este continente.

La nobleza feudal, constituida por señores y sus vasallos era, fundamentalmente guerrera. La Iglesia hizo que entre los ideales que movían a esa clase guerrera a enfrentarse contemplara la persecución a los disidentes religiosos, especialmente musulmanes que controlaban el Mediterráneo y constituían una amenaza para los cristianos. Las cruzadas fueron en definitiva la concreción práctica de estos ideales. En este sentido estas campañas se vieron favorecidas por el aumento de la población, un arraigado y generalizado sentimiento religioso, la presencia de los turcos en Tierra Santa que era ya zona de peregrinación, la necesidad del papado de afianzar su poder ante el emperador germánico y finalmente las cruzadas fueron una forma de canalizar el espíritu guerrero delos caballeros remplazando la guerra entre los cristianos por la lucha contra los herejes.

Cabe aclarar que, en el orden estrictamente social, la Iglesia concebía una distribución como la siguiente y constituyendo un orden inmutable y natural

  • Los oradores (los que rezan) que con sus oraciones buscaba salvar las almas de la sociedad.
  • Los bellatores (los guerreros) que debían proteger con sus armas a la población
  • Los laboratores (los trabajadores), os campesinos que con su trabajo, obtenían el alimento para toda la sociedad.

Este ordenamiento teórico coincidía con el armado estamental de la sociedad, esquema, por otra parte que va a desembocar en la lucha por una mayor participación popular en los siglos finales de la modernidad cuando la tensión entre los distintos estamentos a la luz de las nuevas ideas fermente el germen de la república.

Toda Europa nos habla del legado de la Edad Media, a veces, empañado por las luces de la Modernidad, pero vigentes en lo jurídico, en lo social, y en lo económico, fundamentalmente en las bases del orden establecido a través de la formación de los estados modernos. Piénsese, por ejemplo en la vigencia de ciertas formas de gobierno con raigambre monárquica que no pudieron ser borradas totalmente por los embates del reformismo.

Un aspecto del mundo medieval: las Cruzadas

El tema que he elegido para analizar es el de Las Cruzadas cristianas. Comenzaré este informe completando un análisis del Cisma de la Iglesias cristianas como introducción a la problemática que llevó a las cruzadas

Hacia mediados del siglo XI ocurrió uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la Iglesia cristiana: el Cisma entre las Iglesias de Oriente y Occidente, concluyendo así una situación que se había ido gestando desde siglos atrás. La Iglesia griega – oriental – por su geografía y base cultural era diferente a la Occidental o latina en sus formas y actitudes. Por ejemplo, el planteo filosófico de oriente contrastaba permanentemente con la visión más práctica de la Iglesia occidental.

La Iglesia oriental, por otra parte estaba orgullosa de abarcar aquellos territorios donde los apóstoles habían hecho su primera prédica y era siempre proclive a conservar los primeros signos litúrgicos y a diferenciarse en lo posible de occidente. Estas diferencias se mostraban patentes por ejemplo en los rasgos litúrgicos donde las diferentes actitudes, formas y signos se diferenciaban de los utilizados en occidente.

Al principio la Iglesia de Roma permitió esta singularidad pero después del siglo V trato de que ambas Iglesias se adaptaran a formas romanas sobre lo que era ortodoxo. Estas tentativas fueron desconocidas por el este quien consideraba desvergonzadas algunas de las formas romanas. Los emperadores trataron de complacer a los obispos romanos en la medida de lo posible porque estos actuaban como sus agentes en Italia y tenían demasiada influencia sobre los estados occidentales.

Roma y el este entraron en conflicto durante el siglo VIII cuando la Iglesia Oriental se vio envuelta en la controversia de los iconoclastas, disputa que estaba relacionada con el uso de iconos o pinturas sagradas en las iglesias. Por un lado los iconoclastas – destructores de imágenes – querían abolirlas porque ya los mahometanos estaban acusando a los cristianos de idolatría y por otro, un sector luchaba por mantenerlas. Este ultimo partido triunfo con el apoyo del obispo romano. A pesar de que el papa excomulgó a todos los que se habían opuesto al uso de las imágenes, la controversia había sentado las bases de ásperos sentimientos hacia Roma.

La siguiente disputa se relacionó con la cláusula filioque en el Credo de los Apóstoles que la Iglesia latina había insertado. Los griegos – que habían formulado originariamente el credo – no estaban de acuerdo con el intento romano de mejorarlo. A todo esto se suman otras causas de desacuerdo como por ejemplo la "invasión que había realizado la iglesia romana en los territorios misionados por los orientales – principalmente en terrenos eslavos de Europa. En el 1054 el patriarca de Constantinopla y el papa se excomulgaron el uno al otro y comenzó el Cisma que perdura hasta nuestros días.

En esta época los musulmanes del cercano oriente se abrieron camino violentamente en el mundo cristiano. Recordemos que desde las conquistas mahometanas del siglo VIII el mundo musulmán se había acostumbrado a continuas guerras civiles, realizando expediciones contra el Imperio de Oriente. Buena parte del fanatismo religioso se había extinguido entre las transacciones comerciales considerando provechoso permitir las peregrinaciones cristianas a Jerusalén y a otros lugares santos.

Pero la llegada de los turcos seléucidas en 1071 y la captura de Jerusalén levantó a toda Europa. Corrió el rumor de que estos estaban cerrando los lugares sagrados a los peregrinos y que masacraban a los cristianos. Estas historias carecían de fundamento porque los peregrinos siguieron yendo a los lugares sagrados. No obstante el pueblo, en general, creyó estos relatos y se fue concibiendo la idea de que estos lugares sagrados debían ser recapturados para la cristiandad.

Las causas de la primera cruzada no son fáciles de determinar. Probablemente la razón fue la que he mencionado y la actitud emocional de la población cristiana fomentó e impulsó la expedición. Otra de las hipótesis radica en una necesidad del papado de recobrar poder frente al emperador de occidente. Por un lado la Iglesia podía convertirla en una guerra religiosa y por otro podía encauzar el espíritu belicoso tan característico de la época feudal hacia actividades menos peligrosas para sí mismo. Además la Iglesia esperaba que los príncipes latinos establecieran en el Cercano Oriente centros de los cuales el clero occidental pudiera hacer proselitismo entre los griegos. Espetando que como compensación a su trabajo el emperador de oriente obligara a la iglesia griega a someterse a la voluntad de la Iglesia latina.

La causa inmediata de las cruzadas – dejando de lado el "llamado" del emperador Alejo por su valor dudoso como prueba histórica – lo constituyó el concilio de Clermont, convocado por el papa Urbano II en 1095. No obstante el discurso de Urbano no fue suficiente para que se desencadenara una cruzada ya que se necesitó un año más para que los cruzados se pusieran en camino. A menudo se le a atribuido a Pedro, el ermitaño – un predicador temperamental el mérito de dar el impulso definitivo a las cruzadas, influencia que ha sido exagerada.

Los cruzados regulares necesitaban muchos estímulos para ponerse en marcha. Los reyes no participaron pero los hijos de las familias aristocráticas sin tierra y los nobles de menor importancia fueron los que se encaminaron hacia el oriente. Los líderes de la Primera Cruzada, en general, eran hombres poco comunes y a pesar de que ningún monarca participó, no carecieron los cruzados de dirigentes brillantes e ilustres.

En 1096 el ejército se pudo en marcha hacia el este: a través de Italia y desde allí por barco a Constantinopla, a través de Hungría y Bulgaria y a través de la costa dálmata reuniéndose en la mencionada ciudad. El emperador Alejo no puso entusiasmo con la llegada de los cruzados y se vio en dificultades para proveerles alimentos, barcos y abastecimiento. A cambio de estos pertrechos Alejo exigió juramento de lealtad feudal a los cruzados quienes accedieron. El ejército cruzó el Helesponto y conquistó Nicea, triunfaron en Dorileo, tomaron Antioquia y después de varias escaramuzas y deserciones, llegan a Jerusalén el 7 de junio de 1099. Ese día y los siguientes se produjo una matanza de musulmanes desobedeciendo las indicaciones papales. Godofredo de Boullion fue elegido "Defensor del Santo Sepulcro" y a su muerte le sucedió su hermano Balduino como "rey de Jerusalén".

Los nobles occidentales habían establecido estados latinos a lo largo de la costa de Asia Menor y Palestina pero no habían penetrado mucho en el interior. Los mahometanos los seguían acosando desde todos los flancos. Con el tiempo ante la imposibilidad de desalojarse unos a otras fue surgiendo una relación aceptable Esta fusión paulatina entre Oriente y Occidente frenó el impulso de las Cruzadas y causó divisiones entre varios líderes latinos del este. Los lideres de los cuatro estados latinos – el reino de Jerusalén, el condado de Edessa, el condado de Trípoli y el principado de Antioquia – nunca fueron capaces de formar un único plan de acción.

Los musulmanes, por su parte, vieron la importancia de unirse antes que los nobles occidentales del Cercano Oriente llegaran a un acuerdo. Hacia 1144 el condado de Edessa cayó nuevamente en manos musulmanas, acontecimiento que puso a Europa nuevamente en actividad. El papa alarmado, pidió a San Bernardo que predicara una segunda cruzada. Este a su vez pudo convencer al rey francés Luis VII y al rey germano Conrado III a emprender la segunda cruzada. Se pusieron en marcha en 1147, perdiendo muchos hombres antes de llegar a Jerusalén y al intentar tomar Damasco sufrieron una derrota que hizo fracasar su expedición de conquista. Los reyes latinos quedaron aislados sin mucho apoyo y no percibieron el peligro que representaba la unidad musulmana dirigida por Saladino, el cual emprendió la venganza contra lo que consideraba una traición cristiana, derroto a las ciudadas latinas y conquistó Jerusalén en 1187.

La captura de Jerusalén llevo a la organización de la Tercera Cruzada que fue. sin dudas, la más romántica de todas pues participaron la mayor parte de los monarcas europeos: Federico Barbarroja de Alemania, Enrique II, Ricardo Corazón de León de Inglaterra y Felipe Augusto de Francia, entre otros.

El emperador de Oriente ya había concertado un tratado con Saladino pero asumió una actitud neutral y permitió que los cruzados pasaran a través de su territorio. Los franceses y los ingleses se encaminaron hacia Acre que sitiaron mientras se despertaban disidencias entre las dos nacionalidades. Después de dos años la ciudad fue tomada (1192) y Ricardo concertó la paz con Saladino retornando a su patria. Este acuerdo establecía que los peregrinos cristianos podían entrar libremente a Jerusalén. Más allá de esta concesión la cruzada fue un fracaso.

La Cuarta Cruzada a duras penas merece este nombre. En 1201 un grupo de creyentes se reunió en Venecia, ciudad que les proporcionaría los medios de transporte, pero sabiendo que los pobres cruzados no tenían dinero, rehusaron ayudarlos a menos que atacaran su ciudad comercial competidora en el Adriático, Zara. El papa prohibió esta cruzada pero los venecianos y los cruzados ignoraron su opinión. Luego los venecianos decidieron desviar la cruzada contra Constantinopla que era la gran potencia comercial del este. Usando a uno de los pretendientes al trono como disculpa zarparon hacia Constantinopla, capturaron la ciudad y ofrecieron uno de los espectáculos más repugnantes en la historia de la civilización. Invalorables objetos artísticos fueron destruidos y la ciudad fue incendiada y todas las joyas y demás efectos de valor saqueados. Las Iglesias fueron violadas más allá de toda posible descripción.

El resultado de estas cruzadas fue el establecimiento de un Imperio Latino de Oriente con el conde de Flandes como emperador y con un patriarca latino en lugar de uno griego. Venecia consiguió todas las concesiones comerciales que necesitaba.

Hacia 1291 los cristianos perdieron sus últimas posesiones en el este. Territorialmente estos movimientos fueron un fracaso evidente, ni siquiera los propósitos religiosos fueron conseguidos. Quizás el resultado más importante de estas cruzadas hacia el este fue la influencia que lograron ejercer sobre la cultura occidental. Las rutas comerciales entre el este y el oeste se desarrollaron rápidamente para satisfacer el gusto europeo por los productos orientales. Ni los modales, ni las actitudes, ni siquiera la vida cotidiana de los europeos occidentales permanecieron inmutables al efecto de las cruzadas.

Las supervivencias de la cultura medieval

Según García y Sesma Muñoz algunos de los elementos significativos de la cultura y la convivencia de los europeos de hoy han nacido en los siglos medievales. Cabe citar, a modo de ejemplo los siguientes:

  1. El idioma
  2. La forma de llamarse con nombre y apellido
  3. La religión cristiana (como conjunto de creencias y como soporte de un sistema cultural)
  4. El dominio del espacio (tanto del gran espacio – continente, reino – como del mediano – ciudad, aldea – o del pequeño –el núcleo familiar)
  5. El dominio del tiempo: (siempre paralelo al del espacio)
  6. Concepción del poder (que concluyó con la participación de la comunidad)
  7. Las construcciones políticas nacionales

Me parece interesante incluir además un planteo que he rastreado en varios autores. La idea más tradicional sobre la Edad Media tiene que ver con la concepción de esta época como un tiempo de decadencia, oscurantismo y atraso en todos los sentidos.

Algunos autores no están de acuerdo con la afirmación de que el avance de los pueblos bárbaros sobre el Imperio Romano había desarticulado y frenado el avance del progreso que se retomaría luego en el Renacimiento, con el resurgimiento de las artes latinas y griegas.

El Humanismo y más tarde la Ilustración tomaron este largo período como un paréntesis de barbarie entre dos épocas culturalmente esplendorosas: la Antigüedad clásica y el Renacimiento.

A la leyenda negra en torno al medioevo, empezó a suceder una especie de leyenda rosa. El progreso de la investigación histórica ha hecho desaparecer muchos de los viejos prejuicios de uno y otro signo. La visión del Medioevo ha pasado a ser la de un período de la historia con sus caracteres y valores propios.

La ruralización, la sociedad fuertemente jerarquizada o el control de la vida cultural por el estamento eclesiástico definirían al occidente. La síntesis del romanismo, helenismo y cristianismo será la característica más destacada de Bizancio. La del mundo árabe será su papel de puente entre Oriente y Occidente.

En cualquier caso la ruptura con el pasado no es absoluta, ni puede serlo. Incluso las manifestaciones que parecen más regresivas de la Edad Media, tienen su origen en el Bajo Imperio Romano. Por otra parte el medioevo no fue totalmente ajeno a las características que marcan las patas de la Modernidad. Las primeras muestras del capitalismo comercial, la crítica contra el orden eclesial establecido o las líneas gestoras del pensamiento humanista, por ejemplo, tienen sus raíces en fenómenos más modestos como los movimientos heterodoxos de masas, el crecimiento urbano desde el siglo XI o la recuperación de los filósofos de la antigüedad a partir del siglo XII..

Me referiré en apretada síntesis a algunos de los elementos básicos del arte bizantino. Bizanció, cabe recordar, actuó como un puente entre oriente y occidente. Importando expresiones propias de los sitios más alejados de Europa y los plasmó con originalidad manifiesta en todas las ramas del arte.

En este sentido encontramos que el arte bizantino es una síntesis. La arquitectura, por ejemplo destacó las construcciones enormes: muros pesados y decoración tosca mostraban que era más importante la grandeza que la perfección técnica.

Las iglesias cristianas adoptaron la forma rectangular y techo plano de madera y con pocas bóvedas de cañón y con una decoración simple y austera sólo después de varios siglos adquirieron valor artístico. La planta en cruz griega fue la más usada, aspecto que se conserva en muchas de nuestras iglesias en Argentina, incluida la de mi ciudad, Pergamino, -templo reconstruido en varias oportunidades pero que mantuvo el estilo románico. La planta central daba lugar al desarrollo de la cúpula como sucede en nuestros templos cristianos. En el interior se muestran los ábsides con nichos curvos y columnas superpuestas. Pero el exterior de las iglesias bizantinas era sobrio sin demasiadas torres ni decoración.

La iglesia basilical presentada por el texto "El mundo medieval" de Amanda Franqueiro coincide con el templo de Pergamino, esto es constando de un ala central y dos laterales que terminan en un altar sobre el cual se encuentra la cúpula.

Con respecto al arte escultórico se debe afirmar que el cristianismo coincidía con el arte islámico en el sentido de que abandonaba la plástica característica del arte antiguo. Por su parte los mosaicos fueron frecuentes en la decoración de las iglesias bizantinas pero solo en la hechura de pavimentos o de partes monumentales. La influencia oriental se manifestó, sobre todo en el realismo de las imágenes de caras y en el lujo de los ropajes. El equilibrio de la obra estaba dado siempre por la composición simétrica y el estaticismo de las representaciones.

Los musulmanes, por su parte asimilaron, el arte de los pueblos con los que entraron en contacto, y que fueron culturalmente considerados, muy diversos.Tuvieron la habilidad de realizar una composición original hibridando elementos propios y de los pueblos conquistados o con los cuales entablaban relaciones comerciales. Es asombroso el gusto exquisito que muestran algunas expresiones de la arquitectura, por ejemplo, y que responden a esta síntesis cultural a la que hacía referencia (Vg. La Mezquita de la ciudad de Córdoba en España o la Alambra de Granada en la que con elementos más simples se lograron efectos decorativos asombrosos.)

Consideraré, ahora, las características sobresalientes del arte románico que comenzaron a surgir a partir del siglo X. Y que predominó desde el siglo XI hasta mediados del XII. Su nombre deriva de las formas propias de la arquitectura romana con la cual se emparienta. Algunos elementos que muestran esta relación son el arco de medio punto la bóveda de cañón y la cúpula semiesférica.

Los ejemplos más típicos son las construcciones religiosas aunque también se muestran en construcciones civiles y militares.

La iglesia románica típica es la que tiene tres naves, una central y dos laterales. Presenta además ventanas altas y con una planta de cruz y capillas radiales con deambulatorio. Pero el rasgo distintivo de la arquitectura románica es efectivamente la bóveda. El templo parroquial de Pergamino dedicado a la advocación de la Virgen de la Merced (fue la orden de los mercedinos sus fundadores) presenta un destacado estilo románico, con casi todos los elementos mencionados.

El estilo Gótico surgió cuando el románico estaba en su apogeo. Gestándose en el norte de Francia se perfecciono y expandió por Europa en el siglo XIII hasta declinar en el siglo XIV y XV.

Los edificios que mejor muestran estas ansias arquitectónicas de superación hacia lo majestuoso, lo grande y lo "alto" son las catedrales. El costo de las mismas fue enorme y su construcción demandó a veces cientos de años. La catedral de la ciudad de la Plata en Argentina es una muestra de este arte considerando además los esfuerzos que demandó su construcción y mantenimiento.

El arte gótico cava sus raíces en el románico en el que encuentra algunos de los elementos arquitectónicos utilizados: bóveda de crucería, arbotante y arco apuntado y su originalidad esta en la combinación de estos elementos. El propósito de los arquitectos fue claro: lograr edificios más altos, mejor iluminados y sobre todo más grandes. Se conserva la planta de cruz latina con tres o cinco naves, deambulatorio y capillas radiales Las ventanas se agrandaron y ganaron altura las naves laterales. Como se logró que los arcos y los arbotantes recibieran el peso de las bóvedas, quedaron libres de esta tarea los muros que pudieron ser calados con aberturas sin comprometer la solidez general del edificio.

Las esculturas se separaron del muro y se convirtieron en estatuas adquiriendo naturalidad y ligereza.

 

 

 

Autor:

Fernando Raúl Morro Cruellas

Profesor en Ciencias Sociales

Profesor en Psicopedagogía

Partes: 1, 2
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