- Presentación
- Leyenda del Mayabeque
- Costumbres agrosexuales de los indocubanos del Mayabeque
- Problemas ecológicos del Mayabeque
- Desastre ecológico en el Mayabeque
- El Mayabeque y su comunidad de regantes
- El comité regional clandestino "Mayabeque" del Partido Socialista Popular
- La región Mayabeque entre 1963-1975
- Nuestra provincia Mayabeque
- ¡Soy mayabequino!
- Acerca de la identidad mayabequina
- Conclusiones
- Datos generales de la provincia
- Referencias bibliográficas
Presentación
La historia política, económica y cultural güinera han sido durante siglos reconocidas como una de las más ricas de Cuba, tanto por su abundante hechografía, como por el número de ilustres lugareños que en ellas ha participado y está marcada por acontecimientos que han dejado su huella entre las pasadas y presentes generaciones de hijos de esta otrora exuberante Villa de San Julián de los Güines.
La recopilación que se nos presenta hoy y que es el resultado de muchos años de investigación y dedicación al trabajo del Licenciado Abilio González, quien celebra sus cuarenta años de vida profesional, dedicados casi por entero al ejercicio de escribir la Historia de Güines y de enriquecer el acervo cultural del güinero, abarca todo un amplio período del desarrollo güinero que vas desde el siglo XVI hasta nuestros tiempos.
Al tener en tus manos esta genuina obra, hija del tesón y la cultura local, podrás enterarte de primera manos de disímiles hechos y acontecimientos que han ido conformando la historia de una región, hoy devenida en provincia, que empieza a marcar los hitos de los mayabequinos, ya sean estos de Güines, San Nicolás, Madruga, Melenas del Sur, Quivicán, Santa Cruz, la propia y nueva capital San José de las Lajas, o de cualquiera del resto de los once municipios que la integran y la harán trascender.
Conocer más de la historia y cultura de esta privilegiada provincia, partiendo de los estudios locales de sus pueblos, es reconocer nuestro acervo histórico y dejar un legado necesario a nuestros descendientes. Sirva al avezado lector esta recopilación para tales fines.
Ing. Noel Ascanio Montero.
Pdte. Sección de Base de la UNHIC.
Centro Universitario Municipal-Guines.
Leyenda del Mayabeque
El tiempo histórico real se acrecienta y es enriquecido por la cultura popular tradicional, con una amplia amalgama de hechos del imaginario basada en lo ficticio, con sus mitos y leyendas que se eternizan por y con amplia transmisión repetitiva.
En el amplio territorio mayabequino del sureste habanero, los comarcanos han grabado con fijación en su cognoscibilidad, de generación en generación, mediante la transmisión oral, y desde añejos tiempos, la leyenda en la cual se sustenta o argumenta acerca de cómo surgió el toponímico Mayabeque.
No obstante, al ser tal el cúmulo de interpretaciones individuales, han surgido y tomado fuerza una amplia variedad de muy diversas versiones, en que de una forma u otra se crea un ajiaco en que se entremezclan fundamentalmente un dúo de nombres de sitios o lugares y de personas que se imbrican a los originales aborígenes siboneyes que poblaban estas bendecidas tierras muy fértiles, con clima benigno, población laboriosa y amplísimos caudales de aguas de la red conformada por la cuenca hidrográfica del hoy llamado río Mayabeque, nombre que en realidad le impusieron en tiempos más contemporáneos, tomados de la playa y el hato donde geográfica e históricamente desembocaba.
En el cuento se habla y menciona a Guini u Oni, casado y comprometido con Cajina o Caginal. Hay quienes discrepan y plantean que quienes se enlazan son la bella Maya con el joven Beque.
Como podemos apreciar hay referencias al original y primigenio apelativo del río, que en diversos documentos aparece con variedad de formas en su escritura y como es lógico en su pronunciación: en su prefijo o apócope unas veces aparece "Guini" y en otras "Oni" ; la antepenúltima sílaba la encontramos a veces con la letra "g", otras con "j", y en ocasiones con "x"; y la última sílaba a veces termina en "l" y en otras no, y hay quienes le dan el sonido tónico a la misma mientras otros no lo hacen.
Cuentan que en los tiempos precolombinos, existían dos jóvenes siboneyes y dos ríos, que se conocían desde pequeños ya que se visitaban mutuamente, ambos disfrutaban de la naturaleza y se bañaban mutuamente con sus aguas, en Catalina y Güines. Uno de ellos preguntó acerca del secreto del verdor de uno de los campos, y el otro le explicó que muchas veces se desbordaba para anegar las tierras; ambos pues decidieron enlazar ambos ríos en señal de amor fructífero para toda una eternidad.
Otra versión manifiesta que deseaban contraer nupcias, casarse, y tener descendencia, pero los padres se oponían negándoles ese derecho porque los consideraban aún muy jóvenes; hay quien dice que uno de ellos decidió suicidarse y el otro comenzó a llorar, y otros manifiestan que ambos comenzaron a lanzar lágrimas, lo que hizo que sus caudales se derramaran y ocurriera una llamada creciente, y así quedaran unidos conformando la amplia cuenca hidrográfica que hoy ocupan ellos y las aguas de los afluentes y efluentes.
Costumbres agrosexuales de los indocubanos del Mayabeque
"El culto es una necesidad de los pueblos".
José Martí.
Desde que el ser humano apareció sobre la faz de la tierra y comenzó su intercambio con la Naturaleza, precisó explicar aquellos fenómenos que escapaban a su dominio y ante la imposibilidad de una interpretación cercana a su experiencia vivencial, acudió a su fértil imaginación. Surgió así una concepción sacro-mágica del universo, mezcla de superstición e ignorancia, pero a la vez, poética de individuos que para vivir requerían de algo más que alimentos, vestiduras y reproducción.
Precisamente la procreación en su sentido más amplio, acaparó la atención de los diseñadores de la mentalidad religiosa del hombre primitivo. De esa voluntad especulativa nacieron, entre otros, los cultos agrosexuales, fálicos en caso de predominio de la línea patriarcal o a través de representaciones femeninas en dependencia del predominio del matriarcado.
Las acciones mágicas y animistas fueron también el basamento ideológico de los primeros habitantes antillanos y, por consiguiente, de los cubanos. Tal como plantean Tabío-Rey en su Prehistoria de Cuba, ante su indefensión, los aborígenes se enfrentaron a la vida cotidiana mediante los instrumentos y medios técnicos a su exiguo alcance, y con sus acciones mágicas y animistas". Sus rituales mágico-religiosos eran, por tanto, una especie de técnica, a través de la cual el indocubano creía poder influir de modo fantástico sobre la Naturaleza.
Dacal y Rivero en Arqueología Aborigen de Cuba han destacado que al igual que en otras zonas habitadas por pueblos de la familia lingüística aruaca, en la mayor de Las Antillas, existía la costumbre de enterrar ídolos o cemíes en los conucos, para de esta manera contribuir a la obtención de una buena cosecha. La presencia de marcados rasgos femeninos en estas figurinas y muñequinas autorizan a imaginar una estrecha relación entre la fertilidad de la mujer y la tierra en la ritualidad aborigen.
Este tipo de escultura, más bien mobiliaria que monumental, fue propia no sólo de los pueblos agroalfareros, de mayor nivel de desarrollo, sino también de los grupos subtaínos, de los que también se han recolectado idolillos de piedra. En estos casos los trebejos presentan figuraciones antropomórficas o antrozoomórficas, predominando las primeras, casi siempre representando lo humano.
Una pieza de este corte fue encontrada recientemente por el Grupo de Espeleoarqueología Alejandría, del municipio Güines. El hallazgo tuvo lugar en un sitio de estacionamiento de aborígenes ubicado en la cueva "La Palma", o "Pequeña Diago", a unos kilómetros de la cabecera municipal.
El escenario del descubrimiento es un interesante complejo espeleoarqueológico, formado por varios cuévanos, entre otros "Ayúa", "García Robiau", "Perros Jíbaros" y la ya mencionada "Pequeña Diago". En total, el sitio cubre un espacio aproximado de dos kilómetros cuadrados.
En las paredes y techos de esas cuevas menudean las pictografías, llamando la atención la pluralidad de formas, pues hay ideogramas zoomórficos, castilliformes, herraduriformes, angulares y geométricos.
En la espelunca conocida como "Ayúa" fue encontrado un microfalo, mientras que en la cueva "García Robiau" aparece una pictografía que representa una pareja de grillos copulando. Ambos residuos prueban la existencia de un pensamiento sacromágico con respecto a la reproducción agrosexual, señal muy importante para evaluar la estatuilla encontrada en la "Pequeña Diago", móvil de estos tanteos primarios.
Por las características del sitio arqueológico, el ajuar y otros residuales encontrados en el mismo lugar, se puede considerar que el trabajo analizado perteneció a un grupo aborigen que practicaba la economía de apropiación, más específicamente al grupo llamado Guayabo Blanco, por reunir características similares al encontrado por Cosculluela en el Cayo homónimo de la Ciénaga de Zapata.
El idolillo está confeccionado con hueso, probablemente de una zona calcárea, donde el material óseo es muy fuerte. Tiene 43 milímetros de altura, un ancho de base de 20,5 milímetros y una anchura en el extremo opuesto de l8 milímetros.
El vórtice superior del amuleto es faloforme, mientras que el extremo inferior muestra una ranura en forma de vulva, y diseñado sumamente curioso, por cuanto dota a la pieza de carácter bisexual. No obstante, es justo consignar que predominan otros rasgos femeninos. Toda la mitad inferior de la pieza resulta más ancha por corresponder a la zona pélvica, los glúteos y el vientre materno, este último abultado, anunciador de próxima maternidad. Una escisión curvilínea, muy típica en la escultura aruaca, marca las formas antedichas, tanto en el anverso como en el reverso de la figura. En la zona del vientre, muestra una horadación minúscula, presumiblemente el ombligo.
Resulta significativa la bisexualidad de la figurilla, que obedece, en nuestra opinión, a encontrarse este grupo aborigen en una etapa gentilicia en vías de descomposición, es decir, en tránsito hacia la etapa patriarcal.
Sendas perforaciones circulares presenta la pieza, una en cada cara, que remite en este tipo de plástica figurativa, a la vida (mayor diámetro) y a la muerte (menor diámetro), extremos opuestos pero interconectados del ciclo total de la reproducción.
Como se sabe, todo hallazgo trae implícito una magnitud de interrogantes y sugerencias tales, que sólo una acuciosa labor de gabinete puede poner en su justo lugar. El idolillo de Güïnes no es una excepción, pues ha desatado una ola de inquietudes más que esclarecimientos.
En realidad, es poco lo que se sabe de los cultos sacromágicos de los indocubanos y es obligado seguir profundizando en el tema. Por otra parte, esta es la primera y única pieza de este tipo encontrada en los linderos del sur habanero, por lo que pudiera licitar la hipótesis de que no es genuinamente autóctona de la zona, sino fruto de un intercambio intergrupal o un residuo del fruto migratorio.
Confiamos en que los estudios que desate el objeto, contribuyan a revelar nuevos secretos acerca de los ingeniosos, artísticos y poéticos pobladores del Mayabeque primitivo.
Problemas ecológicos del Mayabeque
No deseo inculpar ni justificar, sino argumentar con breves apuntes, los pasos pragmáticos y utilitarios que desde añejos tiempos, desde la conquista y colonización-, y hasta la contemporaneidad, la actividad humana o el trabajo del hombre han ejecutado en nuestro entorno cercano o de mayor inmediatez espacial.
A la llegada de los hispanos al encuentro de nuestras tierras e iniciar su ocupación, talaron y quemaron sus bosques muy ricos en variedades de maderas preciosas y empobrecieron sus suelos con grave daño a la foresta, e incluso, -y por supuesto-, a su exuberante fauna, pero desconformes debido a las ansias ambiciosas de riqueza y poder, descontentos aún, presionaron al máximo a la población autóctona y provocaron un genocidio tal que muy rápidamente cercenaron y eliminaron su universo.
De forma intensiva labraron nuestras tierras de gran feracidad, primero como de consumo para la auto-subsistencia y posteriormente en escala intensiva y comercial, lo que ha provocado que de hecho muchas zonas estén empobrecidas de nutrientes, cansadas o agotadas. Esto trajo además, por consecuencia, que tras medio milenio de labores se trastocaran los niveles horizontales de los suelos y el subsuelo, escondiendo o mezclando entre sus diversas capas, los muy posibles valores patrimoniales arqueológicos que conformaban parte del ajuar de la vida cotidiana de la cultura de nuestros aborígenes.
Este "inmigración", provocó la entrada de múltiples nacionalidades y etnias, e introdujeron múltiples variedades foráneas de vida además de la humana, lo que enriqueció la variedad de animales, vectores, enfermedades, plantas, y hasta costumbres y tradiciones ajenas, además de múltiples enfermedades hasta entonces desconocidas. Españoles de todas las regiones y canarios, europeos de diversas zonas, yucatecos y personas de varios sitios de América, esclavos negros africanos procedentes de enorme cantidad de etnias y rincones de África, y chinos, entre otros, nutrieron el ya de por sí rico acerbo cultural.
Por su parte, tormentas, ciclones y huracanes se encargaban de cumplir sus aberrantes tareas destructivas.
Después, el llamado, conocido, controvertido y famoso "contrapunteo del tabaco y el azúcar", como lo llamó nuestro sabio Segundo Descubridor de Cuba Don Fernando Ortiz, que fue realmente cruel en detrimento de nuestros labradores y cultivadores vegueros, quienes muy pocos sobrevivieron y pasaron al cultivo intensivo de la caña de azúcar para producir azúcar de caña, y muchos fueron los que quedaron desposeídos, en la ruina, y pasando una angustiosa hambre en compañía de su prole.
Después, tras azotes de contrabandistas y bandidos por la costa sureña, entre 1821-23, el gobernador y capitán general de la isla, -Francisco Dionisio Vives-, como medida defensiva decidió ordenar el cierre de todas las bocas o desembocaduras de todos los ríos comprendidos entre los actuales municipios de San Nicolás y Melena del Sur, lo que provocó el encharcamiento y el consiguiente crecimiento de las zonas pantanosas creándose verdaderos y genuinos humerales del ya de por sí bajo litoral, realizándose así una gran hecatombe ecológica y medioambiental, a pesar de los ya ocurridos en la pequeña historia insular.
Se creó un envidiable y famosa Comunidad de Regantes al servicio de los productores azucareros y agropecuarios. Gran polución se conducía en forma constante y cotidiana hacia los mares, mediante y a través de las numerosas venas y arterias de afluentes y efluentes de la amplia red hidrográfica del río Mayabeque. Cachazas, desechos y desperdicios de todo tipo pululaban en viaje fatal hacia las costas en detrimento de las múltiples especies marinas; pero un problema quizás más agudo aún fue el de las discordias y problemas provocados en el seno de los productores, -que hasta muertos provocó-, en su lucha por obtener los necesarios caudales de agua para que prosperaran sus cosechas o para que molieran sus ingenios. El mismo Francisco de Arango y Parreño, el marqués de la Gratitud, con fuertes intereses en el territorio, lanzó varias protestas y denuncias debido a las necesidades y problemas provocados por las necesidades de la utilización de las aguas.
El criminal Valeriano Weyler y Nicolau, celebre marqués de Tenerife, dictaba en 1896 sus terribles Bandos de Reconcentración para evitar el apoyo y ayuda de las zonas rurales y sus vecinos al Ejército Libertador; concentró a toda la población, por la fuerza en las zonas urbanas, provocando un genuino Apocalipsis en que fallecieron miles de personas por inanición, y surgieron enfermedades de todo tipo, además de los abusos y crímenes, de la destrucción de todas las cosechas y la desarticulación de la ya fuerte economía rural existente en aquella época.
Aumentó el gran número de sembradíos de arroz, se incrementó el uso de productos como plaguicidas, pesticidas, fungicidas, insecticidas, nutrientes y abonos químicos, y la tierra empobreciendo y la población de mangles a disminuir en merma considerable, todo lo cual iba en medro de la autóctona flora y la fauna costera.
Con el llamado "sistema de corte australiano" que fue utilizado durante las zafras azucareras, consistentes en dar candela o fuego a los cañaverales para facilitar el corte de las cañas de azúcar, los terrenos aptos para facilitar las labores de siembra se empobrecieron al destruirse sus nutrientes.
Se crearon muchas micropresas y presas para embalsar las aguas del río y controlar sus caudales, tan necesarios para las épocas de sequía.
El hombre, irresponsablemente ha creado vertederos o basureros donde se acumulan las basuras o desechos, los cuales , faltos de higiene, además de los malos olores que emiten, provocan la existencia de vectores que pueden propagar desde moderadas hasta fatales enfermedades, tales como roedores: ratas y ratones, e insectos como moscas, mosquitos, y cucarachas…
¡Ay de nuestras gentes, de sus aguas, la vegetación, sus suelos, de la actividad humana y de su futuro. Es un deber de todos cuidar nuestro entorno cercano; luchemos para que en el futuro inmediato o lejano, no se quejen las generaciones dueñas de su presente de nuestra actuación presente: Nuestra casa y planeta verdiazul y común, la Pacha Mama de todos, debe mantenerse a toda costa.
Desastre ecológico en el Mayabeque
…Un desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin poner en peligro la posibilidad de que las generaciones futuras satisfagan las suyas…
(Del Informe Brundtland, Nuestro futuro en común, 1987).
I. Introducción:
Desde tiempos prehistóricos la cuenca hidrográfica del Mayabeque ha sido fundamental para la subsistencia de sus moradores.
Sus caudalosos ríos y sus múltiples afluentes y efluentes son de una envergadura realmente notable en la provincia habanera.
Acorde con la historia, los aborígenes siboneyes lo bautizaron con el apelativo de Guinicaginal, y apareció escrito y pronunciado de diferentes formas: con x, con j, y con g, unas veces terminando o no con la letra l, y en ocasiones ubicándole el sonido tónico en la última o en la penúltima sílaba, y se ha afirmado que el prefijo era Oni en vez de Güini.
De todas formas, existen tres hipótesis acerca del nombre de Guines: una con relación a los guanines o güinines, otra vinculada a las cañas de Castilla, y la tercera versión expresa o manifiesta que el prefijo o apócope de Güinicagina, fue quien dio lugar al bautizo del corral primero y villa y partido y jurisdicción después, y posteriormente al municipio y actual ciudad de Güines, proveniente del nombre autóctono del río.
No obstante es justo aclarar que como su caudal desemboca en la costa sur, y exactamente en la playa de Mayabeque, en Melena del Sur. Este nombre: Mayabeque, se generalizó en toda la cartografía a través de los anos.
Es necesario agregar que a lo largo de un poco más de cinco siglos de historia, la toponimia ha dado lugar a múltiples confusiones, ya que acorde con el lugar, hato, corral, asiento o finca por donde se deslizan sus corrientes permanentes o intermitentes, ha sido bautizado y ha tomado diferentes nombres, como Catalina, Güines, Bija o Vija, Bayamo, Culebra, Yamaraguas, Mal Potón o Maspotón, etc.
En 1767 se proyectó construir un canal a un costo de 1.200,000 pesos fuertes, el cual utilizaría las aguas del río Mayabeque para que entroncara con el de La Chorrera para transportar azúcar, tabaco, maderas, frutos y otros productos. En noviembre de 1795 la Real Junta de Fomento y Navegación, a petición de Arango y Parreño, inició un expediente para ejecutar el abandonado proyecto de los hermanos constructores franceses Francisco y Félix Lemaur, el cual fue aprobado por Real Orden de 1796, en que se reconsideró la construcción del Canal de Los Güines para enlazar este territorio con la capital. En febrero de 1797 se dispuso que el Conde de Mompox y Jaruco y el Príncipe de La Paz, se pusieran de acuerdo para presupuestar la obra en l.500, 000 pesos. En 1798 el Conde de Macuriges se interesó en construir un canal acorde con el proyecto presentado por el constructor, y también francés, Julián Lardiere quien pretendía unir Guines con Batabanó.
De todas formas, se calculaba que además de los productos antes mencionados, por cualquier canal a partir de Güines, también pasarían enormes cantidades de azúcar, melazas, alcoholes, aguardientes, ron, café, etc.
Los anteriores proyectos no tomaron importancia, ya que las aguas mayabequinas eran imprescindibles para hacer mover el enorme collar de ingenios que desde Güines se controlaban en todo su territorio.
Las luchas por el control, tenencia y obtención de las aguas y su fuerza fueron múltiples. Funcionarios capitalinos, el Cabildo local, propietarios y vecinos, se vieron envueltos en múltiples preocupaciones, y trifulcas, y hasta el propio Arango denunció esta contradicción.
Para acelerar los males, las autoridades coloniales tomaron un grupo de medidas que provocó la disminución del suministro del preciado líquido en contraposición a su alta demanda. El propio Arango se interesó por este asunto.
II. Desarrollo:
En noviembre de 1821 las Actas Capitulares dan cuenta y se refieren a reiterados avisos enviados por vecinos próximos a los embarcaderos de la costa sur, por Rosario y Caimito, los cuales plantean haberse avistado barcos sospechosos con decidido ánimo de desembarque y propinar danos, por lo que se propone que deben disponerse destacamentos como se ha hecho en otras ocasiones, en tanto se disponga de una cañonera o baterías en cada sitio. A los dos días, el 18, expresa el Jefe Superior Político, Nicolás Mahy, que mediante las milicias locales se cuiden las costas del Mayabeque, El Rosario y Guanamón, de día y de noche, para impedir desembarcos, y ordena la detención de todo extranjero sin pasaporte y de españoles sin licencia, y añade que recibió noticias de que los insurgentes desembarcan en estas costas desde la Isla de Santo Domingo.
En la sesión del día 29 manifestó que el Surgidero de Mayabeque corresponde al pueblo de Melena y acordaron pedir refuerzos al piquete de Dragones existente en esta Villa de Güines
En la reunión del Cabildo del 12 de junio de 1823 se dio a conocer que en el mes anterior, es decir, el 3 de mayo, ocurrió un importante hecho en el territorio, que motivó que el Comandante de Armas de Güines le escribiera el día l3 al Capitán General de la Isla, y el 24, éste personalmente respondiera. Se presentaron dos barcos, (velas), por Punta Gorda, y se mantuvieron hasta la noche.
Al otro día no estaban, y se desconoce si eran piratas o no, y argumentan que existía gran preocupación por no contar con las suficientes fuerzas militares. Exponen que cuando se retiró la fuerza del Caimito, no tardaron los piratas poco más de un mes de robar los esclavos del ingenio nombrado El Bello Indio. Aclaran que es necesario un mayor número de tropas y un corneta, ya que no es posible remitir las que se solicitan por no haberlas.
El oficio firmado en La Habana el 24 de mayo de 1823 por el Capitán General Francisco Dionisio Vives, se encuentra en el tomo V que incluye las Actas Capitulares de Güines, de los años 1823 y 1824 y entre sus aspectos más sobresalientes expresa:
"…El Partido es muy dilatado por la costa del sur lleno de playas de desembarque y ríos navegables hasta alguna parte de lo interior…" y,
"…Dispuso el cerrar los ríos más peligrosos, y entre ellos el de Mayabeque, el de El Rosario, el de Guanamón, Caimito, y otros que subsistieran…
III. Conclusiones:
El río Mayabeque y su cuenca poseen gran importancia para la historia y la cultura del territorio.
Sus caudales de agua han beneficiado el desarrollo y la prosperidad de la región.
El Gobernador y Capitán General de la Isla de Cuba Francisco Dionisio Vives, al mandar a cerrar los ríos de la cuenca del Mayabeque, durante el final del primer cuarto del siglo XIX, provocó un verdadero desastre medioambiental y ecológico, afectando la geografía, hidrografía, topografía, la línea costera, y el ecosistema
de toda la zona de la cuenca y su entorno, favoreciendo el encharcamiento sobresaturado y desmedido con el consiguiente incremento de ciénagas y pantanos.
IV-.Recomendaciones:
Divulgar el presente trabajo que expone la base histórica del desastre provocado por el Capitán General Vives entre 1821-1823, y que en lo futuro esta experiencia negativa no se repita.
Es necesario, además, conocer y tener bien claro, el concepto de DESARROLLO SOSTENIBLE, para que el mismo sea llevado a la práctica y no se convierta en simple teorización.
El Mayabeque y su comunidad de regantes
Desde 1798 se concedió al Real Consulado de La Habana la facultad para distribuir las aguas de Güines, y se estableció un plan de regadío por el método de represa que si bien no era de una perfección técnica, fue el primero que se implantó con el objetivo de lograr un equitativo intento "científico" para la distribución del riego. Lo cierto es que la Comunidad de Regantes del río de Güines o Mayabeque no se fundó legalmente hasta el 1º de enero de 1884, al amparo de la Ley de Aguas de 1866. Su primer presidente fue don Manuel Alfonso Idaboy. A pesar de que su constitución tuvo lugar en la fecha antes citada, la aprobación de ella y concesión del disfrute de las aguas no se obtuvo del gobierno de España hasta el 26 de diciembre del propio año 1884. Estaba integrada la Comunidad por todos los usufructuarios de las aguas del río Mayabeque y constaba de tres organismos: La Junta General, el Sindicato y el Jurado de Riego. La Junta General era la Comunidad propiamente dicha, se reunía ordinariamente una vez al año, y en ella intervenían todos los miembros, y en los aspectos generales de elección, cada uno votaba por finca, no pudiendo ejercitarse más de diez votos si se poseían varias fincas. El Sindicato tenía la representación y régimen de la Comunidad, y el Jurado de Riego era quien conocía de las cuestiones de hechos que se suscitaban entre los regantes, así como de las infracciones cometidas por éstos. Los acuerdos del Sindicato y de la Comunidad eran apelables ante el Gobernador de la Provincia, cuya decisión era final. Cada miembro pagaba una cuota anual por cada acción de riego que disfrutaba, y la recaudación se aplicaba para pagar al Secretario, atender la oficina de la Comunidad que tenía edificio propio situado en la calle General Asbert #109, (antigua calle Concha), así como para pagar los salarios del Capataz de Riego y los empleados, y la reparación de compartidores y presas existentes, limpieza de zanjas y acequias, y otros gastos que ocurrían. Utilizaban las aguas de la Comunidad de Regantes los centrales Amistad y Providencia, así como la fábrica de hielo, la máquina de descascarar arroz, los Ferrocarriles Unidos, y otras industrias y negocios de Guines.
El comité regional clandestino "Mayabeque" del Partido Socialista Popular
Durante el desgobierno del presidente de turno Carlos Prío Socarrás, -1948-1952, representante del malllamado "Partido Revolucionario Cubano, -auténtico-", se efectuó en Cuba una política de real "guerra fría", saturada de acciones contra el progreso, represión al movimiento obrero y comunista, además de la malversación y negocios turbios, aunados a las drogadicción y el gansterismo.
El 25 de junio de 1950 el imperialismo yanqui inició su agresión a la península de Corea, y le solicitó ayuda a los gobiernos latinoamericanos; en el caso de nuestra Patria pidió la cantidad de 25,000 hombres.
Por su parte la llamada sindical bautizada por el pueblo como CTK, dirigida por los testaferros Eusebio Mujal y Ángel Cofiño, al servicio de las patronales y propietarios ricos de la burguesía terrateniente criolla, -que con su política servil había logrado la ilegalización de la revolucionaria CTC-, le pedía al gobierno la ilegalización que unía mediante el Partido Socialista Popular -PSP- a los comunistas cubanos, a la par que exigía que se realizara la ruptura de relaciones con la Unión Soviética -URSS.
El abogado y militante del PSP Arnaldo Escalona, logra conocer acerca de los planes proyectados, los cuales estaban en documentos colocados encima del buró del presidente Prío, y rápidamente informó al Partido.
La organización prosiguió funcionando normalmente como siempre, pero de inmediato la dirección nacional partidista, en forma preventiva, trazó sus planes y la estrategia de crear en ese año 1950, -cosa que se hizo-, una estructura clandestina para por si acaso el gobierno determinara tomar las medidas represivas planificadas.
Surgieron así los COMITÉS REGIONALES CLANDESTINOS en nuestro país, y entre ellos el que tomó el nombre de MAYABEQUE, rectorado este por dos dirigentes enviados desde la capital: José Pego Barranco como presidente, y el compañero Julio Machado.
El Comité Regional Clandestino Mayabeque agrupaba a 4 municipios: Armando Díaz Cantelar por Guines, y Cecilia García por Melena del Sur, -ambos vivos-, y Asterio Alfonso por San Nicolás, y Juan Macola por Nueva Paz, -fallecidos estos dos últimos.
Estos Comités que se organizaron, estuvieron preparados y alertas desde 1950 hasta el 10 de marzo de 1952 cuando se produce al artero golpe de estado propinado por el dictador Fulgencio Batista, en que se activaron con toda efectividad.
Fuentes: Entrevistas realizadas a Armando Díaz Cantelar y Juan Carlos Travieso.
La región Mayabeque entre 1963-1975
El territorio mayabequino, en 1963, poseía un área de 1,137 kilómetros cuadrados, que comprendían los municipios de Güines, Madruga, Melena, Nueva Paz, San Nicolás, con una población cercana a los 93,000 habitantes. Aún predominaba la propiedad privada sobre las tierras, en aproximadamente 60 %, de las cuales, el 37 % estaba en manos de la burguesía rural y propietarios con más de 5 caballerías. En el comercio y la pequeña industria, existía una situación similar, por lo que la pequeña burguesía poseía alguna influencia. Por ejemplo, en Catalina de Güines había 108 comercios, de los cuales 98 se encontraban en manos particulares. Lo mismo sucedía en pequeños y medianos talleres de costura y confección textil, los cuales estaban a cargo de dueños privados.
En Marzo de 1963 se creó un Plan Piloto y surgió la Región Mayabeque compuesta de cinco municipios; Güines que se dividió en tres: Güines, Catalina, y Osvaldo Sánchez, además de Melena y San Nicolás; división política que perduró hasta octubre de este mismo año 1963, cuando a la anterior estructura regional llamada Mayabeque se integraron tres municipios más: Los Palos, Madruga y Nueva Paz, es decir, 8 municipios en total.
La agrupación de granjas se creó a partir de la II Ley de Reforma Agraria, y el área bajo control estatal fue de 4,322.5 caballerías, realizándose reestructuraciones que culminaron con la creación de planes vianderos, hortícolas y cañeros.
En Marzo de 1970 se reordena la división política creándose dos regiones: el Regional Güines integrado por Güines, Catalina y Osvaldo Sánchez además de Melena, es decir con cuatro municipios; y surgió el Regional San Nicolás integrado por tres municipios: Nueva Paz, Palos y San Nicolás. Y en este año 1970, en el mes de julio, se crea el Regional Güines compuesto por los diferentes planes económicos de los municipios Guines, Catalina y Osvaldo Sánchez; de Güines: los Planes Cangre, Caña Amistad, Vianda Güines y Vianda Río Seco, más el centro urbano; de Catalina los Planes Caña, Vianda y Núcleo Urbano; y de Osvaldo Sánchez los Planes Caña, Arroz, el Central y su núcleo urbano.
En Enero de 1972 el Regional Mayabeque estuvo integrado por siete municipios: Güines, Catalina, Melena, Nueva Paz, Osvaldo Sánchez Palos y San Nicolás; y se aprobó en diciembre del 75 la nueva DPA por lo que en Julio de 1976 desaparece la región surgiendo acorde con la Nueva División Político Administrativa del país, (N. D. P. A.), el municipio de Güines (integrado por Güines, Catalina y Osvaldo Sánchez), y a su vez se independizan los municipios de Melena, Nueva Paz y San Nicolás. En 1966 el municipio de Güines poseía una población aproximada a los 49,209 habitantes, de los cuales, 38,252 residían en la zona urbana, y 10,957 en la rural, y su extensión territorial era de 175 kilómetros cuadrados. El gobierno local administraba 107 unidades de comercios y de servicios, y pequeñas industrias con un total de 877 trabajadores. Había 65 unidades de comercio: bodegas, tiendas de ropas, peleterías, ferreterías, granjas y carnicerías; el sector de servicios tenía 25 unidades entre restaurantes, comedores, cafeterías y peluquerías; y las 17 unidades industriales correspondían panaderías, dulcerías, fábricas de vino y de vinagre, bloques, hielo, cal, masilla, imprenta y otras. La recaudación de impuestos a la nación con la que Güines contribuyó fue de $ 2.378,651 (pesos).
Entre 1969-70 se orienta y ejecuta la creación de la Provincia Habana Interior, y se conformó la llamada estructura intermedia entre ésta y los municipios; los Regionales, que surgieron fueron 7: Ariguanabo, Artemisa, Bauta, Camilo Cienfuegos, Mayabeque, Quivicán, y San José.
Tras marzo de 1970, nuestra REGIÓN MAYABEQUE agrupó a Melena, Güines, Catalina, Osvaldo Sánchez, San Nicolás, Nueva Paz y Los Palos, contando con su centro en Güines. Contenía toda una población de 110,473 habitantes, en 26,780 viviendas, en 1,254.2 Km. Cuadrados; la densidad era de 413 viviendas y 88 habitantes por Km. Cuadrado. La producción principal era de caña, viandas, vegetales, arroz, y cinco centrales azucareros: "Gregorio Arlee Mañalich" (antiguo Merceditas) en Melena del Sur, "Amistad" en Güines, el "Osvaldo Sánchez" en Osvaldo Sánchez y hoy de Güines, "Héctor Molina" en San Nicolás, y el "Manuel Isla" en Palos. Poseía 1,185 centros laborales, con 28,014 trabajadores: 2,227 industriales, 3,531 azucareros, 11,721 agropecuarios, 5,357 de servicios, 1,293 de transportes, y 1,805 en educación. Tenía 165 Núcleos del PCC con 11,771 militantes, 128 Comités de Base de la UJC que agrupaban a 1,191 compañeros, 107 Bases Campesinas de la ANAP con 3,855 miembros, 14,470 Federadas y 33,871 Cederistas. Contaba con 187 escuelas primarias, 7 de secundaria básica, 1 preuniversitario, 5 círculos infantiles y 7 jardines de la infancia
A partir de 1975, Güines, Osvaldo Sánchez y Catalina se unieron en un solo municipio con la Nueva División Político-Administrativa del País al suprimirse el escalón regional. Por su parte, aunque la división económica y administrativa del Cangre le correspondía siempre a Güines, habían dos zonas del mismo que políticamente le correspondían a San Nicolás y a Madruga. La porción de San Nicolás tenía 321 habitantes ubicados en 155 caballerías y contaba con 3 militantes del PCC y 1 de la UJC; y la correspondiente a Madruga era de 342 caballerías con 1,668 moradores. Y en el municipal Triángulo, de San José de las Lajas, existía una zona del Instituto de Ciencia Animal (ICA), y una porción del Plan Mayabeque que se administraban desde Güines, dedicadas en lo fundamental a la ganadería y la producción de leche. La franja del Plan Mayabeque tenía 972 habitantes en 249 caballerías, así como 14 militantes del PCC y 8 de la UJC
En 1970 se constituyeron planes vianderos que se independizaron de la Granja Güines; surge el plan de Catalina y el Río Seco, quedándose la producción del plan cañero de Amistad, y una producción lechera en menor cuantía. Comenzó a desarrollarse la Empresa Pecuaria El Cangre, a través de la cual se intensificó la integración de los campesinos a las nuevas formas de producción socialista de la agricultura.
Tras la aprobación del Primer Congreso del Partido, se comenzó a estructurar la Nueva División Política Administrativa del País, tras haberse realizado los estudios pertinentes por parte de la Comisión de Implantación; se suprimió el eslabón de dirección a nivel regional, y se reestructuraron los municipios, reintegrándose a Güines los territorios de Osvaldo Sánchez y Catalina, y algunas zonas rurales de San Nicolás y San José. Quedó Güines dividido por 69 circunscripciones electorales en sus 447 Km. cuadrados, y con una población bastante amplia con una alta densidad
Región Mayabeque
Nuestra provincia Mayabeque
Nombres aborígenes abundan en nuestro territorio: Bija o Vija, Cajunagua, Garaguasí o Guaraguasi, Guanamón, Guara, Jacán, Jaguey, Omoa o Umoa, Yamaraguas o Yaguaramas, y otros como Mayabeque…
Muy acertada la designación de este toponímico acordado por la dirección de la revolución para identificar y nombrar la provincia Mayabeque; se basa en justas y muy merecidas razones geográficas, culturales e históricas.
Sabido es que nuestro territorio, originalmente aborigen, fue "invadido", -tras el proceso de descubrimiento, conquista y colonización-, por los peninsulares ibéricos.
Entre 1514-1519, la primigenia Villa de San Cristóbal de La Habana estuvo ubicada en la desembocadura del hoy denominado río Mayabeque; en su fundación participó Diego Velázquez acompañado de un grupo de sus acólitos pertrechados con los siguientes apellidos: Mejías, Rojas, Melena, Julián, Alvarez o Álvarez, Angulo, Ávila, Ayala, Bazán, Borroto, Caro, Castañeda, Cantelar o Castelar, Cepero, Cuba, Flores, Gómez, González, Hernández, Herrera, Ledesma, Lovera o Llovera, Maldonado, Martel, Martín, Martínez, Nieto, Pacheco, Pérez, Pineda, Quesada, Ramírez, Reina, Rodríguez, Sánchez, Soria, Sosa, Soto, de la Torre, Vargas, Villaroel o Villareal, y Zamora, y ninguno de los individuos llevaba el patronímico "Mayabeque"; la nacida exigua población fue trasladada en 1519 hacia la amplia bahía de bolsa llamada hoy de La Habana, que se encuentra al norte.
Es de suponer que al ocurrir el traslado, el mismo no haya ocurrido en su totalidad, ya que partieron los representantes más destacados, significativos y necesarios en el orden jerárquico, militar y administrativo; por supuesto, los copartícipes, ayudantes y peones, más los que sencillamente no quisieron irse, quedaron al resguardo de la ocupación de sus propiedades.
En 1515 los piratas atacaron La Habana norteña, dañando vidas y haciendas, y destruyendo una amplia documentación, entre ellas las inscripciones o registros de propiedades.
Las Actas Capitulares nos informan acerca de la mercedación del primer hato y corral ocupado en los terrenos que originalmente fueron pobladas, exactamente por la desembocadura del río, en la sureña Playa del Mayabeque; el mismo fue reinscrito o entregado a don Bartolomé Cepero y Francisco de Ávalos o Avalos, el 8 de marzo de 1559, y tomaba por nombre, -como era usual acorde con las costumbres de la época-, bautizarlo con el apelativo del amplio "santoral" católico, y en este caso: San Pedro; así surgió la denominación de "San Pedro del Mayabeque" o "de Mayabeque".
Muchos patronímicos de los que llegaron junto a Velásquez, aparecen después como propietarios de los terrenos colindantes, tales como: Agama o de la Gama, Cepero, Hernández, Hevia, López, Martín, Osorio, Pimienta, de la Rivera, Rojas, Soto, y otros…
A continuación, en el territorio prosiguió la entrega de otras propiedades en forma de corrales durante el transcurso del siglo XVI: en 1569 se mercedaron dos: el Yamaraguas a Diego Hernández, que pasó a Sebastián Hevia en 1573, y el Bija o Vija, de Juan Bautista Rojas, que en 1588 pasó a Bartolomé López. En 1587 el Nuestra Señora del Rosario se le entregó a Francisco Martín. El corral Los Güines, fue adquirido por Diego de la Rivera el 22 de octubre de 1598,
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