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Libros de poesia

Enviado por joel ching Meletz


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Ritmo y métrica
  3. Paralelismo
  4. Desarrollos recientes
  5. Concentración de significado
  6. La composición de una poesía
  7. Síntesis de los libros de poesía
  8. Glosario
  9. Bibliografía

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Introducción

Existen tres características comunes de la poesía en las Escrituras: ritmo (o métrica), paralelismo y concentración de significado. No necesariamente aparecen juntas, aunque así sucede con frecuencia, y ocasionalmente hay pasajes donde no estamos seguros de si estamos leyendo prosa poética o poesía prosaica. Puede que pasajes como Fil. 2:5-11 y Col. 1:15-20 reflejen poesías cristianas más primitivas, pero es también posible que la majestad del tema impulsara al escritor a usar un lenguaje poético para expresarlo. No obstante, en la mayoría de los casos es bastante fácil determinar si un pasaje es poesía, aun en su traducción castellana.

Ritmo y métrica

Ya que no contamos con una grabación del rey David recitando los salmos, cualquier observación sobre el sonido y el ritmo de la poesía bíblica obligadamente tendrá que incluir algunas suposiciones. Algunos eruditos piensan que la cantidad de sílabas en una línea de poesía tiene significado; la mayoría considera que una pauta más apropiada es el patrón de sílabas acentuadas en una línea, reflejando los acentos de la voz oral en lugar de la mera cantidad de sonido.

En cualquiera de los dos casos, la poesía bíblica tiende a estar compuesta de frases distintivas de más o menos el mismo largo. Esto puede observarse en las traducciones que se apegan a la forma original. En lo que a la teoría de las acentuaciones se refiere, por lo general las líneas de la poesía tienen dos frases balanceadas, con dos o tres acentos en cada una (2 + 2, cf. Sal. 29; o 3 + 3, cf. Isa. 40-55; Job; Prov.).

De cuando en cuando aparecen excepciones a esta regla del balance. Varios lamentos presentan un ritmo desequilibrado llamado metro quinah (de la palabra heb. que significa "lamentación"). Una frase con tres énfasis es seguida por otra con dos (3 + 2), como si la desesperación del escritor hubiera consumido tanto sus fuerzas que ya no tiene la energía para repetir la línea entera.

Ha-extendido una-red a-mis-pies

y me hizo-volver atrás (Lam. 1:13).

Pero ésta no es una regla rígida (las otras líneas de este versículo no siguen este patrón), y es difícil estar seguros de la base psicológica de los patrones de palabras.

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En el pasado, los eruditos a veces sugerían que el texto debía cambiarse para caber en el metro cuando la frase o línea parecía muy corta o demasiado larga. En la actualidad, la importancia de la métrica como un aspecto de la poesía bíblica ha disminuido. Tenemos mayor percepción de nuestra ignorancia de los convencionalismos del pasado y la libertad que los poetas tienen para variar su estilo.

Paralelismo

La segunda característica mayor de la poesía bíblica es el paralelismo, donde dos frases breves (A, B) son de alguna manera similares o paralelas. Ha sido sólo en la época moderna que los eruditos han rescatado la importancia del paralelismo. James Kugel (The Idea of Biblical Poetry: Parallelism and its History [Yale University Press, 1981]) toca el tema del paralelismo, "olvidado" por los rabíes, que no reconocían la importancia de la repetición. Tendían a hacer que cada palabra y frase fuera claramente marcada, como en Deut. 33:10:

Ellos-enseñarán tus-juicios a-Jacob

y tu-ley a-Israel

Los "juicios" y la "ley" eran considerados cuerpos totalmente diferentes (La Torah escrita y la oral). A decir verdad, los rabíes no estaban del todo equivocados, dado que las frases raramente son exactamente sinónimas. A pesar de ello, el volver a recordar el paralelismo generalmente se atribuye a obras de Robert Lowth, publicadas originalmente en latín en 1753 y 1778 (traducidas como Lectures on the Sacred Poetry of the Hebrews [Bucking ham, 1815]) y Isaiah: A New Translation with a Preliminary Dissertation and Notes [Wm. Tegg, 1848]). Son de ayuda para describir la línea básica de dos frases como: A/ B//, con una leve pausa (/) al final de la primera frase y una pausa total al final de la línea completa (//). Así, el Sal. 2:3 sería así:

¡Rompamos sus-ataduras! A/

¡Echemos-de-nosotros sus-cuerdas! B//

Las frases también pueden dividirse en elementos más pequeños, con frecuencia en palabras solas en heb. (o con guiones). Estas pueden ser representadas por letras minúsculas a, b, c, etc., teniendo a", b", c", etc. como su paralelo; p. ej. el Sal. 147:8:

El es que cubre los cielos de nubes (a, b, c)

el que prepara la lluvia para la tierra (a", b", c")

Lowth describe los tipos principales de paralelismo. El Sal. 2:3 ilustra el paralelismo sinónimo, en el cual la primera frase es repetida en términos similares en la segunda (a b/ a" b"//). Un desarrollo de esto, paralelismo externo (A/ B// A"/ B"//) ocurre en, p. ej. el Sal. 27:1:

Jehovah es mi luz y mi salvación; A

¿de quién temeré? B

Jehovah es la fortaleza de mi vida, A"

¿de quién me he de atemorizar? B"

Si en lugar de que dos frases digan algo similar, ellas tienen un significado opuesto, tenemos entonces un paralelismo antitético. Así en Prov. 10:1:

El hijo sabio alegra a su padre,

pero el hijo necio es tristeza de su madre

Lowth define un tercer tipo, paralelismo sintético, como sigue: "El paralelismo consiste sólo en la forma de su construcción, en que palabra no corresponde a palabra ni oración a oración, como equivalente (paralelismo sinónimo) u opuesto (paralelismo antitético), pero contiene una correspondencia e igualdad entre diferentes proposiciones, con respecto a la forma de la oración entera, y de las partes que la construyen… "

El Sal. 2:6, p. ej. demuestra un paralelismo que no es sinónimo ni antitético:

¡Yo he instalado a mi rey

en Sion, mi monte santo!

La clasificación de Lowth puede pulirse y aumentarse de diversas maneras:

(i) Paralelismo complementario: Las dos frases expresan verdades que se complementan:

Jehovah es mi pastor;

nada me faltará (Sal. 23:1)

Jehovah y el salmista son los compañeros complementarios en la relación de fe. El resultado de tener un pastor es la ausencia de carencias.

(ii) Paralelismo en escalera: La segunda frase repite sólo una de las unidades básicas de la primera línea logrando así una progresión de pensamiento (a b/ a" c//):

Dad al Señor, oh hijo de los fuertes;

dad al Señor la gloria y el poder (Sal. 29:1)

Otra manera de considerarlo es en términos "elípticos" (dejando afuera un elemento). Los seres celestiales aparecen en la segunda línea tanto como en la primera, pero no son mencionados explícitamente. El paralelismo en escalera es un efecto especial, ocurriendo con frecuencia por una razón particular. Se usa para iniciar poemas (Sal. 29:1; Ecl. 1:1) y para finalizarlos (Ecl. 12:8) y pueden aparecer como un estribillo (Sal. 67:3, 5).

(iii) Quiasmo: La secuencia de los elementos paralelos en una línea se invierten (a b/ b" a"//). Esto produce un efecto "cruzado" (la palabra se deriva de la letra gr. "ji" que tiene la forma de cruz).

Porque Jehovah conoce el camino de los justos,

pero el camino de los impíos perecerá (Sal. 1:6)

En su nivel más bajo, esta técnica agrega variedad e interés, pero también puede contribuir a su significado. El contraste entre los caminos del justo y del impío se enfatiza claramente como resultado de la forma "quiasmática" del versículo precedente. A veces se usa para enfatizar el elemento central. También es posible encontrar quiasmos extendidos (p. ej. a b c c" b" a" en Amós 6:4b-6a; a b c b" a" en Isa. 55:8, 9).

(iv) Merismo: La expresión de totalidad usando dos extremos (que pueden describirse como a- a+):

En su mano están las profundidades de la tierra;

suyas son las alturas de los montes (Sal. 95:4)

La totalidad del mundo es representado por dos extremos verticales (a b+/ b- a"// – nótese el quiasmo). El siguiente versículo del Salmo agrega una dimensión horizontal, abarcando el mar y la tierra seca. Otro merismo que representa a todo el universo es "los cielos y la tierra" (Gén. 1:1), usado en la línea inicial del poema babilónico sobre la creación (Enuma Elish I,1):

Cuando arriba (+) los cielos (+) no tenían nombre,

y abajo (-) a la tierra (-) no le había sido dado un nombre

Desarrollos recientes

El tercer tipo de paralelismo ("sintético") de Lowth ha causado mucho debate. ¿Qué significa "correspondencia" e "igualdad"? ¿Es el "paralelismo sinté tico" meramente una red en la cual poner todos los casos que no cubren los otros dos? La obra de Adele Berlin (The Dynamics of Biblical Parallelism [Indiana University Press, 1985]) ofrece aclaraciones que son de ayuda. Sugiere que hay no menos de cuatro distintos niveles de escritos por medio de los cuales el poeta puede crear paralelismo. Estos niveles son los de sonido ("paralelismo fonético"), de palabras ("paralelismo léxico"), de la estructura de la oración ("paralelismo gramatical") y de significado ("paralelismo semántico"). El juego que se da entre estos niveles es lo que da a la poesía bíblica su enorme flexibilidad y potencia sin abandonar la forma y la estabilidad.

(i) Sonido. La poesía de la Biblia hebrea, y de cuando en cuando la prosa también, contiene regularmente sonidos similares entre palabras que están cerca unas de las otras. Esto contribuye a la unidad de la poesía y puede adquirir una forma que enfatiza otros niveles de significado. La repetición de un sonido puede ser al principio de las palabras (aliteración), entre palabras (asonancia) o entre las terminaciones de palabras o líneas (rima). Este elemento de juego de sonidos por lo general se pierde en la traducción, una pérdida particularmente triste para los proverbios, que con frecuencia dependen de la brevedad y el juego de sonidos para su efecto. En heb., Prov. 13:24 consta de sólo siete palabras con asonancia y ritmo. La RVA utiliza no me nos de 18 palabras y carece de efectos de sonido:

El-que-detiene-el-castigo-aborrece-a-su-hijo,

pero-el-que-lo-ama-se-esmera-en-corregirlo

Afortunadamente, los patrones de sonido con frecuencia enfatizan puntos que se destacan también de otras maneras pero, ¡poder apreciar el sonido de la poesía bíblica es una razón importante para aprender hebreo! Los profetas usan con frecuencia similitud de sonidos entre palabras para subrayar su mensaje (p. ej. Isa. 5:7; 7:9).

(ii) Palabras. Un ejemplo del "paralelismo léxico" en el Sal. 2:3 lo vemos en la manera como "rompamos" y "echemos", "ataduras" y "cuerdas" tienen un significado similar. Las palabras de significado parecido que con frecuencia se encuentran en líneas paralelas se denominan parejas de palabras. A veces su significado es tan igual que no tiene diferencias (sinónimos), pero hay pocos -o quizá ninguno- sinónimos absolutos en un idioma, y tenemos que buscar la diferencia tanto como la coincidencia de significado.

(iii) Estructura de la oración. Es evidente el paralelismo gramatical exacto en las dos frases del Sal. 2:3 (verbo-pronombre-sustantivo). Otros versículos muchas veces tienen leves variaciones en la gramática (p. ej. singular/plural, masculino/femenino, forma perfecta/imperfecta del verbo), para dar variedad y a veces contribuir al significado. En Prov. 10:1 (citado anteriormente) la única diferencia gramatical es la del sustantivo ("es tristeza de") reemplaza al verbo ("alegra") en la segunda frase. Las palabras y la estructura de la oración son similares en este caso, lo cual subraya el contraste en el significado de lo que cambia, lo sabio a lo necio.

(iv) Significado. El paralelismo a nivel de palabra y estructura de la oración lleva inevitablemente en el Sal. 2:3 al "paralelismo semántico", el nivel más elevado y más complejo. Ambas frases son similares en su significado, expresando cómo los reyes de las naciones planean rebelarse contra el Dios de Israel y su Mesías. Sin embargo, veremos en la próxima sección que el paralelismo semántico rara vez sucede.

El análisis cuádruple de Berlin puede ayudarnos a ver el valor y las limitaciones de la obra de Lowth. La dificultad principal de la clasificación de Lowth es que muchísimos versículos no parecen caber dentro de su esquema. Kugel enfatiza la gran cantidad de excepciones y sugiere que, en su lugar, tendríamos que entender la relación entre las dos frases como: B, por conectarse con A -haciéndola avanzar, siendo su eco, repitiéndola, siendo su contraste, no importa cual– tiene un carácter de énfasis, "secundante" y que es esto, más que cualquier valor estético de la simetría en el paralelismo, lo que constituye el corazón del paralelismo bíblico.

Podríamos resumirlo sugiriendo que el concepto primitivo judío era que "A no es igual a B", el estilo tradicional es que "A es igual a B", y la teoría de Kugel es "A y, además, B". Kugel considera el paralelismo como un concepto que no ayuda, y en realidad cuestiona si hay alguna diferencia de tipo entre poesía y prosa. Pero se ocupa principalmente del "paralelismo semántico", y el paralelismo a otros niveles y las otras características de la poesía son con frecuencia más evidentes.

Robert Alter propone algo similar a lo que sugiere Kugel (The Art of Biblical Poetry [Basic Books, 1985], p. 19): "(Donde) ocurre el paralelismo semántico en una línea, el movimiento característico del significado es uno de realce o intensificación (como el caso del paradigma de los números), de enfoque, especificación, concretización y aun lo que podríamos llamar dramatización."

Siguiendo un criterio similar, David Clines sugiere que la frase A tiende a ser general o ambigua pero que B especifica el poder particular de una palabra o símbolo o declaración en la frase A ("The Parallelism of Greater Precision: Notes from Isaiah 40 for a Theory of Hebrew Poetry", en Directions in Biblical Hebrew Poetry [JSOT Press, 198], pp. 77-100). Isa. 40:3 dice así:

¡En el desierto preparad el camino de Jehovah;

enderezad calzada en la soledad para nuestro Dios!

La segunda frase aclara que el "camino" es un camino literal, no una metáfora de una manera de vivir, y que es para Dios mismo.

Lo que resulta claro es que un autor puede pasar de A a B en varias maneras. Algunas de las sugerencias son:

¡Saúl derrotó a sus miles!

¡Y David a sus diez miles! (1 Sam. 18:7)

A Saúl no le gustó esta intensificación de la cantidad. Un sustantivo y adjetivo puestos después de un sustantivo ilustran la intensificación gramatical (Prov. 4:3):

Pues yo también fui hijo de mi padre,

tierno y singular delante de mi madre

En Jer. 7:34 la segunda frase específica con mayor precisión dónde está el pueblo y quiénes lo constituyen:

Haré cesar en las ciudades de Judá

y en las calles de Jerusalén

la voz de gozo y la voz de alegría,

la voz del novio y la voz de la novia

La dramatización se da cuando una frase lit. culmina en una hipérbole:

Con el rostro a tierra se postrarán ante ti

y lamerán el polvo de tus pies (Isa. 49:23)

Puede usarse una metáfora o un símil obteniendo el mismo efecto:

Tú los quebrantarás con vara de hierro;

como a vasija de alfarero los desmenuzarás (Sal. 2:9)

Un tipo de movimiento más es de particular significado. Alter destaca que, aunque los escritores bíblicos eran expertos en contar historias en prosa, no existen poemas épicos como la Ilíada o la Epica de Gilgamesh. La solución de Alter a este desconcertante vacío es que "lo que los poetas nos dan no es narración sino "narratividad", o sea, el desarrollo narrativo de la metáfora" (ibíd., p. 39). Las frases del versículo no son tanto paralelas como en desa rrollo, haciendo un relato que no es una experiencia lit. del poeta, pero que, a pesar de ello, interpreta realmente su experiencia:

He aquí que gesta maldad,

concibe afanes y da a luz mentira (Sal. 7:14)

Aquí la lenta pero segura producción de mal es entendida grotescamente en términos del proceso que culmina en el nacimiento (ver ejemplos similares en Sal. 7:5, 14; 18:7-15; 23).

Concentración de significado

La poesía puede expresar muchas cosas en un breve compás. El paralelismo contiene de por sí infinidad de posibilidades, pero la poesía bíblica es también abundante en metáforas. Las imágenes y metáforas se desplazan con rapidez, corrigiendo, reforzando y complementándose una a otra. A veces las metáforas son el elemento básico que refuerza creencias fundamentales acerca de Dios (p. ej. el Señor es mi pastor). En otros pasajes el desarrollo puede sorprendernos (p. ej. Sal. 39:11; Dios como polilla) o ser extraordinariamente detallado (p. ej. Job 14; Ose. 14:4-18). Es imposible sobrestimar el valor práctico y teológico de las metáforas. Son el medio por el cual podemos interpretar nuestra experiencia y los mapas con los cuales podemos dar dirección a nuestras vidas. Por ello, vale la pena que los lectores de la Biblia hagan el esfuerzo de aprender algo de la cultura del antiguo Cercano Oriente, para que sientan la fuerza de las verdades que tantas veces son presentadas en un vívido lenguaje pictórico.

El uso de las metáforas en la poesía bíblica ayuda a que ésta sea un poderoso vínculo de comunicación con creyentes de todos los tiempos. El proverbio o el salmo están diseñados para aplicarse a todo tipo de personas en muchas circunstancias. La enfermedad, los enemigos y la ausencia de Dios pueden representar las potencias que acosan al pueblo de Dios (p. ej. Sal. 6). Puede que no se tenga a mano un palo (Prov. 13:24), pero la palabra severa o una penitencia pueden igualmente dar resultado. Arribamos a principios generales con naturalidad partiendo de un ejemplo particular, y luego encontramos una aplicación particular de lo general.

En los profetas hallamos con frecuencia que los oráculos son adaptados o "reciclados" para ser aplicados a diferentes ocasiones históricas (p. ej. Isa. 13 y Apoc. 18). Existe una apertura en la poesía que estimula al lector a ampliar su entendimiento por medio de encontrar muchas interpretaciones. Por otro lado, en la ley o doctrina, muchas veces es importante decidirse por un solo significado.

Esta apertura es una razón por la cual leer poesía es más trabajoso que leer narración. Tenemos que llenar los espacios en blanco y darle, nosotros mismos, sentido al poema. Tenemos que hacer un esfuerzo por relacionar la poesía con nuestras propias vidas al explorar su misterio, complejidad y vívidas imágenes. Esto aumenta nuestro involucramiento y nos desafía a que hagamos nuestro el concepto que el poeta tiene del mundo. No significa esto que leer poesía es puramente subjetivo y arbitrario. El análisis cuidadoso de una poesía debe enriquecer y disciplinar nuestra exploración del significado que el texto tenía para su autor y sus primeros oyentes y, ahora, para nosotros.

La composición de una poesía

Hasta aquí hemos enfocado el carácter poético de la línea o pequeña sección. Esto basta para entender muchos de los proverbios y fragmentos poéticos aislados, pero en composiciones más extensas se puede notar que la poesía está organizada en una forma coherente y satisfactoria. En términos de su estructura podemos detectar con frecuencia varias secciones en una poesía que muestran unidad de significado y de gramática. Puede ser también que una o más secciones se unan de alguna manera como estrofas.

Cada poesía tiene su propia unión, pero las características comunes de su composición incluyen:

(i) Uso de líneas más largas y más cortas. La mayoría de los versículos poéticos contienen dos frases. Pero de cuando en cuando aparece una frase aislada, o una línea con tres frases. Estas a menudo dan inicio (p. ej. Cant. 6:19; Jer. 10:12) o concluyen una sección (p. ej. Jer. 14:9; Gén. 49:27) y un versículo de tres frases con frecuencia lleva una sección o poesía a su clímax (p. ej. Sal. 16:11).

(ii) "Anacrusis". A veces el elemento de una línea (una conjunción o una frase) queda fuera del patrón regular de las frases. Los "anacrusis" se usan con frecuencia para enlazar las líneas (p. ej. por, ahora, maldito) o para presentar una declaración importante. El Sal. 1:1 tiene tres frases con quiasmos parciales parafraseados por un "anacrusis" (a). Es un comienzo de peso, importante para el Salterio.

Bienaventurado el hombre (a)

que no anda según el consejo de los impíos, (b c)

ni se detiene en el camino de los pecadores, (c" b")

ni se sienta en la silla de los burladores. (c"" b"")

(iii) Refrán. Esta es una repetición periódica de un verso, como el coro que se canta entre las estrofas de un himno. En los Sal. 42:5, 11 y 43:5, el refrán aparece tres veces y da un resumen del tema:

¿Por qué te abates, oh alma mía

y te turbas dentro de mí?

Espera a Dios,

porque aún lo he de alabar,

¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!

Esta es una de las razones por las cuales los eruditos están seguros de que estos dos salmos fueron originalmente uno solo y que deben leerse juntos.

(iv) Palabra clave. Una poesía, o una sección, a veces es unificada por la repetición de palabras significativas, como "voz" en el Sal. 29 o diversas palabras para significar "tiempo" en el Sal. 90.

(v) Inclusivo. Esto se refiere a una palabra o frase que ocurre tanto al principio como al final de una unidad de prosa o poesía (p. ej. "Bendice

alma mía al Señor", Sal. 103:1, 22). El "inclusivo" mantiene unido al pasaje e indica a los oyentes el final de una sección. El significado de la frase que se repite con frecuencia se enriquece por lo que aparece entremedio.

(vi) Acróstico. Cada elemento del acróstico comienza con una letra diferente del alfabeto heb. en orden alfabético. Los acrósticos aparecen a nivel de frase (Sal. 111; 112), un versículo (Sal. 25), dos versículos (Sal. 37) o tres versículos (Lam. 2). La culminación de los acrósticos es el Sal. 119, donde las ocho líneas de cada una de las 22 secciones empieza con la misma letra. Las limitaciones impuestas por este estilo explican por qué los versículos muchas veces apenas parecen conectarse.

(vii) Variedad en el estilo poético. El paralelismo sinónimo es una forma equilibrada y apropiada de la expresión objetiva y reflexiva. La variación y narración proveen interés y nuevas percepciones, pero, si son demasiadas, pueden resultar superficiales y no darnos tiempo para absorber el significado de una afirmación acerca de Dios o de nosotros mismos. En general, la poesía de la Biblia es una sana combinación de historia e interpretación, acción y reflexión.

Síntesis de los libros de poesía

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Según el doctor Frank Charles Thompson, los libros de poesía se pueden sintetizar de la siguiente manera:

  • 1. Job

El problema de la aflicción, mostrando la maldad de Satanás, la paciencia de Job, la vanidad de la filosofía humana, la necesidad de la sabiduría divina, y la liberación final del sufrimiento.

  • 2. Salmos

Es una colección de 150 canticos espirituales, poemas, y oraciones usadas por los judíos y por la iglesia a través de los siglos para Adoración y devocionales.

  • 3. Proverbios

Es una colección de máximas y disertaciones sobre sabiduría, templanza, justicia, etc.

  • 4. Eclesiastés

Son reflexiones sobre la frivolidad de la vida y nuestros deberes y obligaciones hacia Dios. (1)

  • 5. Cantar de los Cantares

Es un poema que refleja la relación del amor entre dos amantes que se aman mutuamente. Hoy se aplica ala relación entre Cristo y la Iglesia.

  • 6 Lamentaciones

Finalmente, el libro de lamentaciones, describe el lamento del profeta Jeremías sobre su pueblo Israel. A través del profeta, Dios manifiesta su amor y misericordia para su pueblo, su mano aun no se ha acortado para auxiliar a los suyos.

El propósito de este estudio es el de dar algunos puntos de importancia acerca de cada libro. No es nuestro objetico el comentar cada libro pasaje por pasaje sino de dar una panorámica introductoria a estos libros. Es el deber de cada estudiante lector de hacer las complementaciones de cada libro.

Por ser solamente una introducción a los libros poéticos o de poesía, nuestra limitante es grande.

LIBRO DE JOB

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1:1-2:13 Prólogo

1:1-5 Escena 1: Job y su integridad

1:6-12 Escena 2: La reunión celestial

1:13-22 Escena 3: La primera prueba

2:1-6 Escena 4: Nuevamente la reunión celestial

2:7-13 Escena 5: La segunda prueba

3:1-31:40 El diálogo

3:1-26

Primer discurso de Job en el que expresa su dolor.

4:1-5:27

Primer discurso de Elifaz: "Sé paciente; todo se solucionará."

6:1-7:21

Segundo discurso de Job: "Dios, déjame tranquilo."

8:1-22

Primer discurso de Bildad: "Si eres inocente no morirás."

9:1-10:22

Tercer discurso de Job, en el que reconoce que no puede obligar a Dios a ser justo.

11:1-20

Primer discurso de Zofar: "¡Arrepiéntete!"

12:1-14:22

Cuarto discurso de Job: La "sabiduría" de sus amigos y la justicia de Dios.

15:1-35

Segundo discurso de Elifaz: "Cuídate del destino del impío."

16:1-17:16

Quinto discurso de Job: "¿Moriré sin vindicación?"

18:1-21

Segundo discurso de Bildad: Más sobre el terrible destino del impío.

19:1-29

Sexto discurso de Job, en el que reacciona con ira.

20:1-29

Segundo discurso de Zofar: "Tienes que arrepentirte o serás destruido."

21:1-34

Séptimo discurso de Job: "Los impíos prosperan y los justos sufren."

22:1-30

Tercer discurso de Elifaz: La gran maldad de Job.

23:1-24:25

Octavo discurso de Job: "Dios debería estar siempre a disposición."

25:1-6

Tercer discurso de Bildad: "¿Cómo puede el hombre ser justo delante de Dios?"

26:1-14

Noveno discurso de Job: "Vuestro consejo no ha servido para nada."

27:1-28:28

Décimo discurso de Job: La sabiduría de Dios.

29:1-31:40

Undécimo discurso de Job, en que reflexiona sobre sus males

32:1-37:24 Discursos de Elihú

32:1-33:33

Primer discurso de Elihú: "El sufrimiento es una advertencia de Dios."

34:1-37

Segundo discurso de Elihú: "Job se equivoca al acusar a Dios de ser injusto."

35:1-16

Tercer discurso de Elihú: "Job no debió quejarse sino clamar a Dios."

36:1-37:24

Cuarto discurso de Elihú: En alabanza del poder y la sabiduría de Dios.

38:1-42:6 Discursos del Señor

38:1-40:2

Primer discurso de Dios: "Considera el misterio de la creación."

40:3-5

Primera respuesta de Job: No tiene nada que objetar.

40:6-41:34

Segundo discurso de Jehovah: "Considera el poder de la creación."

42:1-6

Segunda respuesta de Job: Sus demandas se convierten en adoración.

42:7-17 Epílogo

42:7-9 Reivindicación delante de los amigos

42:10-17 Reivindicación pública

TEMA DEL LIBRO

Para la pregunta sobre los orígenes del sufrimiento, por más seria que sea, el libro de Job no tiene ninguna respuesta satisfactoria. Es verdad que la pregunta surge y los amigos de Job dan sus respuestas parciales. El sufrimiento, dicen, es por lo general un castigo por el pecado y a veces una advertencia para no cometerlo en el futuro. El libro en general agrega que a veces, como en el caso del propio Job, el sufrimiento no viene por ninguna razón, sino simplemente a fin de justificar la premisa de Dios de que los seres humanos pueden servirle sin pensar en recompensas.

Pero simplemente porque el libro ofrezca estas distintas razones del origen del sufrimiento, sus lectores no pueden aprender del libro cuál es la causa de su propio sufrimiento; están pues, en la misma posición que el propio Job, quien nunca descubre el origen de su sufrimiento. Para él, sigue siendo un misterio hasta el final. Podemos llegar a la conclusión de que el libro no considera esta pregunta sobre los orígenes como la pregunta más importante sobre el sufrimiento.

Existe un segundo problema relacionado con el sufrimiento: ¿Sufren los inocentes o es el sufrimiento siempre merecido? Ahora sí, esta es una pregunta que el libro hace y que contesta convincentemente. Refuta claramente la idea de que el sufrimiento sea siempre un castigo por algo malo que uno haya hecho, cuando insiste en que Job, que sufre, es un hombre justo. No es sólo el relator (1:1), y tampoco sólo el propio Job (p. ej. 6:30; 9:15) sino también Dios (42:7, 8) quien afirma que Job es un hombre inocente.

Pero de todas maneras, es una tendencia humana muy natural, cuando uno sufre, preguntarse: "¿Qué hice para merecer esto?" El li bro de Job admite que el sufrimiento puede alguna vez ser bien merecido, pero su respuesta principal a esta pregunta es que dice que quizá no necesita uno echarse la culpa; el sufrimiento no siempre es lo que debiera pasarle a uno. Pero tampoco es esta pregunta y su respuesta la enseñanza principal que este libro quiere dejar sobre el problema del sufrimiento.

El tercer, y esencial, problema del sufrimiento que enfoca el libro de Job es más bien uno personal. Es así: ¿Cómo puede ser que yo sufra? ¿Qué he de hacer cuando estoy sufriendo? ¿En qué espíritu puedo seguir sufriendo? En comparación con esta pregunta, la primera (sobre el origen del sufrimiento) parece ser puramente académica, y la segunda (si acaso los inocentes sufren) puede ser contestada fácilmente. Esta tercera pregunta es la más difícil; se necesita todo el libro de Job para contestarla.

El libro de Job da dos respuestas diferentes, pero complementarias, a la pregunta al expresar las reacciones de Job a su sufrimiento. La primera respuesta se expresa en la introducción en prosa que aparece en los dos primeros capítulos del libro. Job reacciona a los desastres que le suceden con una tranquila aceptación de la voluntad de Dios; bendice a Dios tanto por lo que le ha dado como por lo que le ha quitado (1:21), tanto por lo bueno como por lo malo (2:10).

Si quienes sufren pueden identificarse con la actitud de aceptación de Job, afortunados son. Si, como él, no tratan de ignorar la realidad de su sufrimiento enterrándose en los recuerdos del pasado, y no están tan obsesionados con su sufrimiento presente que olvidan las bendiciones que en el pasado han disfrutado, entonces se han beneficiado de la historia de Job. Pero muchas personas que sufren no consiguen aceptar tan fácilmente lo que les pasa; son más bien una mezcla de Job el paciente y Job el impaciente.

La segunda respuesta a la pregunta: ¿Qué he de hacer cuando estoy sufriendo? surge de la angustia y confusión de la mente de Job como las revela en sus discursos poéticos (entre los caps. 3 y 31). Cuan do simplemente ya no puede aceptar lo que le está pasando, y surge la amargura y la ira al sobrecogerlo un sentido de encontrarse aislado de Dios, y hasta siente que Dios lo persigue, Job hace lo que tiene que hacer. No trata de reprimir su hostilidad hacia Dios por lo que le ha sucedido; dice que hablará en "la angustia de [su] espíritu" y se "[quejará] en la amargura de [su] alma" (7:11). Y no se queja y vocifera en el aire para expresar su ira y frustración; su amargura va dirigida hacia Dios.

Aunque Job sea a veces impulsivo e injusto en la forma en que le habla a Dios, sus protestas son dichas a quien corresponde protestar; porque sabe que es con el propio Dios con quien tiene que contender. Es únicamente porque se dirige a Dios que al final Dios se le revela (caps. 39-41).

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El sufrimiento de Job no cesa porque Dios le responda. Descubre que ha juzgado mal a Dios, pero su angustia de alguna manera se ha calmado debido a su encuentro con él. Y, a pesar de las amargas palabras de Job contra Dios a lo largo del libro, al final, sorprendentemente, Dios lo elogia por haber "hablado lo recto" de él (42:7, 8). Eso puede significar sólo que Job se ha dirigido a Dios en su sufrimiento y le ha demandado una explicación.

Si pudiera considerarse que el libro habla a personas que sufren como Job (esto es, quienes sufren por ninguna razón que ellos mismos pueden discernir), lo que les diría es: En cuanto sea posible, sea Job, el paciente hombre que sufre, tu modelo. Pero cuando ya no puedas aguantar, dirígete a Dios, porque al final de cuentas él es origen del sufrimiento, y es únicamente por medio de un encuentro con él que puede aliviarse tu angustia.

Job es, por supuesto, el personaje central del libro, pero no es el único. ¿Qué tienen los amigos de Job para ofrecerle en su sufrimiento? ¿Qué ayuda para ellos mismos pueden encontrar otros que sufren al leer las palabras de ellos? Elifaz afirma que si uno es inocente, su sufrimiento sólo puede ser temporario, y pregunta: "¿Quién ha perecido por ser inocente?" (4:7). Si Job es básicamente un hombre pío, tiene derecho a confiar en que no sufrirá por mucho tiempo. Bildad, creyente firme en la doctrina de la retribución, ve una confirmación de su teología en la muerte de los hijos de Job, quienes han de haber sido grandes pecadores (8:4).

Job mismo todavía vive, así que su pecado, por el cual está siendo castigado, no ha de haber sido tan grave, y puede consolarse con el hecho de que se le perdonó la vida. Zofar cree que el sufrimiento siempre es el resultado del pecado, pero cree también que Dios es misericordioso, puede suponer únicamente que el sufrimiento de Job es menor de lo que realmente se merece de un Dios justo (11:5, 6). Elihú quiere valorar el sufrimiento como un canal de comunicación divina, advirtiendo contra pecados futuros.

Nadie en el libro de Job dice que sus amigos están totalmente equivocados. Aun cuando Dios los recrimina (42:7), es porque no han "hablado lo recto acerca de mí", es decir, en el caso de Job, porque Job no era pecador y su sufrimiento de ninguna manera era castigo de Dios. Lo que los amigos dicen del sufrimiento en general puede ser verdad bajo otras circunstancias. Pero donde decepcionan a Job es en el hecho de que se basan en su propia doctrina en lugar de la evidencia de sus ojos y sus oídos.

Saben que Job es un hombre bueno, y le hacen una injusticia al pensar que su sufrimiento es un testimonio contra su bondad. El libro de Job no está contra esos amigos, sino que quiere expresar que el sufrimiento les sucede a personas buenas que no lo merecen tanto como a personas que merecen lo que les pasa.

ORIGENES DEL LIBRO

No podemos adjudicar una fecha a la composición del libro de Job, excepto dentro de amplísimos parámetros, quizá entre el los siglos VII y II a. de J.C. Es probable que existiera el relato folclórico del sufrimiento de un hombre justo mucho antes de que naciera el presente poema. El tema del sufrimiento de los inocentes se encuentra también en pasajes de Jer. e Isa. Escritos en el siglo VI a. de J.C. Así que es posible que el sufrimiento de Job tuviera la intención de ser un símbolo de los judíos en la época del exilio.

El autor del libro era sin duda israelita. La patria de Job se describe como en el norte de Arabia; su historia se ubica en el contexto de una era patriarcal distante; y Job mismo no conoce a Dios por su nombre distintivo israelita, Yahweh. Por otra parte, el autor quiere sugerir el carácter universal de las preguntas de Job, aun cuando sea obvio que las influencias sobre su pensamiento y estilo literario son enteramente hebreas.

Entre los estudiosos modernos de la Biblia el libro de Job es considerado como perteneciente al grupo conocido como "Literatura sapiencial". Es dudoso que haya un fondo social común de lo "sabio" del que estos libros (Prov., Job y Ecl.) se hayan originado, pero resulta útil compararlos teológicamente. Prov. es un firme defensor de la doctrina de retribución. Su principio básico es que la sabiduría lleva a la vida y la necedad a la muerte, y da por sentado en todo el contenido del libro que la justicia y piedad son recompensadas y que el pecado es castigado. Ecl. no duda del valor de buscar la sabiduría, pero en realidad pone un signo de pregunta desafiante en el margen de Prov. al preguntar qué pasa con la sabiduría cuando uno muere.

La muerte cancela todos los valores, incluyendo la sabiduría, y el significado de la vida no puede radicar en lograr algo que luego se perderá. Es mejor, dice Ecl., ver la vida como una oportunidad para gozarse (Ecl. 2:4); porque la alegría no es una posesión que se acumula y que al fin pueda ser destruida, se usa y se gasta en el proceso de vivir.

El libro de Job también encara la ideología de Prov. pero de una manera distinta. En el pensamiento de Prov. un hombre como Job es un imposible. Si es verdaderamente justo, tendrá vida, riqueza y buena salud. Pero el libro de Job presenta a alguien que es justo y a la vez sufre. Y al mismo tiempo muestra que una actitud auténticamente religiosa no es la de pasiva resignación a los pesares, sino que incluye la valentía de comenzar una disputa con Dios.

LOS SALMOS

Al mirar por la ventana de Sal. descubrimos que aquí, sin duda, tenemos al mismo Dios que ahora se nos ha revelado en Cristo, y aquí tenemos a gente de la misma naturaleza que nosotros enfrentando la misma clase de vida que nosotros, y descubriendo que su Dios aumenta sus alegrías y lleva sus cargas.

La consagración, la oración, el ardor, el conocimiento y la delicia de ellos son una reprensión a nuestras vacilaciones, falta de oración y reacciones indiferentes.

Grandes líderes como Moisés (Exo. 15), Débora y Barac (Jue. 5), David (2 Sam. 1) y Ezequías (Isa. 38) y gente común como Ana (1 Sam. 2) y profetas como Habacuc (Hab. 3) celebra ron sus momentos importantes con canto. Los propios salmos revelan una religión desbordándose en canto. ¡Con razón que de este pueblo y de tal religión haya surgido esta gran antología de salmodias!

SALMOS COMO UN LIBRO

Sería quizá más apropiado pensar en Salmos como una colección de libros.

(i) Parece ser que dentro del Salterio tal como lo conocemos, se han preservado colecciones que una vez estuvieron separadas (p. ej. 93-100 [Alabanza de Jerusalén]; 113-118 [Una cantata de salvación]; 120-136 [Alabanza del peregrino] y 146-150 [El aleluya sin fin]).

(ii) Existe evidencia también de una antología más antigua que ha sido absorbida más difusamente en el Salterio. Muchos salmos llevan la inscripción: "Al músico principal" (p. ej. 31, 47, 51-62). ¿Habría entonces un "Director de la música del templo" que en algún momento dado habría compilado su propio himnario? De ser así fue cuidadoso con los derechos de autor porque, aparte de los Sal. 66 y 67, su inscripción siempre va seguida de una atribución personal: "de David"/ "de Asaf", etc. Por ejemplo, al incluir el Sal. 88 en su antología indicó que era un salmo incluido en la colección "de los hijos de Coré … [compuesto por] Hemán el ezraíta".

(iii) Coré y Asaf eran líderes de coros (1 Crón. 6:31-33, 39 ss.; 16:4-7). La colección "de Coré", con su deleite en el monte de Sion, es representada por los Sal. 42-49, 84, 87 y la colección "Asaf", enfatizando tanto el juicio divino como el cuidado del pastor, es representada por los Sal. 50, 73-83.

Partes: 1, 2
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