Valoración de las ideas rectoras de la Educación Superior Cubana: el papel de los docentes (página 2)
Enviado por Evandro Hernández
Por tanto, los profesores universitarios, están obligados a despojarse de sus conceptos tradicionales y asumir todo lo nuevo desde una posición abierta al cambio, con iniciativa y creatividad, porque solo de ese modo las transformaciones que se proponen podrán materializarse en la actividad práctica. Si ello no ocurre, comienzan las incomprensiones y la tendencia a mantener los mismos métodos y formas organizativas anteriores, con lo cual se frena, se limita, el proceso de cambio. Incuestionablemente en el nuevo escenario de la universalización de la educación superior toca a los docentes impulsar sus transformaciones.
Como en las actuales condiciones, la universidad no solo proyecta sus acciones hacia el territorio, sino que el desarrollo de sus procesos sustantivos comienza a desplegarse en dicho territorio, incorporando una nueva cualidad en el quehacer universitario e incrementando el sistema de influencias culturales en la población, toca a los docentes ser abanderados en desarrollar los canales de influencia de la nueva universidad en la sociedad, el territorio y la comunidad, a través de su labor personal y la de sus educandos. Por esa razón, se hace imprescindible volcar todas las experiencias adquiridas y extenderlo al proceso de universalización de la Educación Superior.
Es una necesidad incuestionable impulsar la universalización y lograr los objetivos que la misma persigue con una profunda preparación integral del claustro de profesores y especialmente de los adjuntos, así como también de los tutores, para asumir el proceso de educación mediante la instrucción, en un tipo de curso en que la docencia es menos presencial. Esta es una modalidad nueva, en la que se aplican las primeras experiencias, pero que auguran un resultado positivo, los profesores y el tutor son las figuras que acompañan al estudiante durante toda su carrera, lo asesoran y lo guía, e impide que se sienta abandonado, solo, desalentado.
El ejemplo personal, el liderazgo y la perseverancia se convierten en atributos distintivos de los profesores y tutores, forman parte de las relaciones interpersonales que fluyen y se convierten en modos de actuación que son asumidos por los estudiantes universitarios, contribuyendo a la formación de una personalidad acorde con su futura vida profesional.
De esta forma, los profesores y tutores deben convertirse en líderes académicos con una alta profesionalidad, ejerciendo una influencia decisiva en la labor educativa a través de asesoramiento a cada estudiante en la búsqueda de las mejores opciones para vencer las asignaturas matriculadas del plan de estudio en cada etapa. Este proceso permite rescatar la condición de discípulo de su profesor y tutor, reconociéndolos, no solo por sus cualidades profesionales, sino también por su liderazgo como educador. Es incuestionable que el factor principal para el desarrollo, calidad y competitividad de cualquier Institución de Educación Superior, lo constituyen sus recursos humanos y en particular su claustro. Es por esta razón que los profesores deben esforzarse por lograr una formación de profesionales altamente calificados e identificados con los principios de la Revolución, ya que los profesores tienen como misión principal la formación integral de los especialistas de nivel superior que el país necesita.
Como resultado del propio desarrollo y madurez alcanzados por la organización, así como la interacción con el entorno, existe una conciencia más clara de la necesidad de producir cambios en los métodos y estilos de dirección que propicien una mayor participación, comprometimiento, motivación y creatividad de todos sus recursos humanos.
Estos aspectos señalados adquieren particular relevancia cuando la educación superior experimenta importantes crecimientos en su matrícula, como resultado de lo cual se requiere incrementar la cantidad y calidad de los profesores, otros profesionales y trabajadores en general, en correspondencia con esos niveles de incremento.
La preparación y superación pedagógica y científico – técnica de todos los profesores de la educación superior en la actualidad constituye la tarea de primer orden. Si la aspiración es convertir a toda Cuba en una gran universidad, entonces debemos pensar en que todo profesional debe ser, potencialmente, un profesor universitario pero un profesor universitario altamente preparado para asumir ese reto, un profesor universitario dotado de las mejores herramientas que le permitan un adecuado desempeño de sus funciones.
En el contexto sociocultural vive y se desarrolla la institución y con ella el profesor: da y recibe. En él se descubren las aspiraciones y las necesidades más elementales de la familia y la comunidad. Los alumnos serán vivos portadores de un imaginario social rico en determinaciones tradicionales, modernas y posmodernas que introducirán en el aula, y que será responsabilidad del profesor descubrir, reconocer y alentar a fin de reelaborarlo con nuevos significados y saberes. Y esa tarea debe ser abordada con la mayor calidad, lo que implica:
El grado de compromiso que los directivos tienen en relación con el Proyecto Educativo Institucional y su contexto axiológico. (Los indicadores de calidad integral son más exigentes, calibrados en valores y no en actividades pragmáticas, de ahí que el liderazgo de los directivos tiene un ancho margen para crecer indefinidamente)
La competencia profesional de los profesores, su actualización permanente, relación permanente con otros colegas para poner en acción el currículo, etc.
Grado de adscripción y dedicación que el profesor tiene con la institución a la que pertenece, atenta trabajar en varias instituciones.
El uso que se haga de los recursos, su mera existencia no garantiza la calidad.
En el escenario didáctico – pedagógico en su irrepetible inmediatez el profesor debe poner en acción todo lo que está previsto en los niveles previos y más alejados, tanto del "contexto sociocultural" como del "contexto institucional organizativo". Es donde se concreta el nuevo rol del profesor, de conductor y facilitador del aprendizaje de los estudiantes. Para ello debe encontrar y poner en función de su labor herramientas que se le permitan obtener los indicadores para el desarrollo con calidad de sus funciones. Entre los indicadores se encuentran:
Las metodologías,
El tratamiento de los contenidos en su triplicidad:
Conceptual,
Procedimental y
Actitudinal (importante indicador de calidad),
La actualización del currículo a las exigencias reales del proceso, en su contextualización,
Las exigencias del mundo productivo,
La formación en competencias profesionales generales y básicas,
El trabajo con los ejes transversales,
La atención a la iniciativa de los alumnos,
La integralidad en el desarrollo de la personalidad,
etc.
Estos contextos han de aprehenderse en su interrelación dialéctica, en sus interactuaciones, en su reajuste constante sobre la base del comportamiento de la realidad en todas sus dimensiones.
Todas estas consideraciones nos sitúan ante el problema de la calidad de la educción superior contemporánea y el trecho que separa aún a gran parte de las instituciones de alcanzarla, donde los contextos en las que están situadas no siempre facilitan la excelencia de los procesos que en ella se desarrollan.
Los profesores constituyen uno de los recursos fundamentales para garantizar la calidad y el cumplimiento de las funciones de la educación superior:
Docencia,
Investigación y
Extensión.
Por tanto, es necesario que los profesores ganen espacios que tiendan a perfeccionar su formación en competencias profesionales, dándole una atención especial a la preparación pedagógica para que esté en condiciones de desarrollar un proceso de enseñanza aprendizaje de acuerdo a las exigencias actuales.
El rol del profesor en el proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador es el de educador profesional, que tiene el encargo social de establecer la mediación indispensable entre la cultura y los estudiantes, con vistas a potenciar la apropiación de los contenidos de ésta que han sido seleccionados atendiendo a los intereses de la sociedad, y a desarrollar su personalidad integral en correspondencia con el modelo ideal de ciudadano y ciudadana al que se aspira en cada momento histórico concreto.
En correspondencia con este rol, las funciones específicas que en el momento actual han de desempeñar los profesores son básicamente las siguientes:
Función docente-metodológica, relacionada con el diseño, la ejecución y la evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador, a partir de los requerimientos que hemos establecido para el mismo.
Función orientadora, que incluye tareas dirigidas a propiciar que los/las estudiantes se conozcan a sí mismos, a los demás y a su medio, que desarrollen competencias para elegir, tomar decisiones, elaborar planes y proyectos de vida y estén preparados para afrontar una vida plena y saludable. Implica también el sostén a los mismos en el camino de dominio de instrumentos que les permitan autorregularse en los diferentes ámbitos de su vida. En general, incluye la guía y apoyo para que los estudiantes alcancen los objetivos establecidos por las tareas del desarrollo características de su etapa evolutiva.
Función investigativa y de superación, que abarca aquellas tareas encaminadas al análisis crítico, la problematización y la reconstrucción de la teoría y la práctica educacional en los diversos contextos de desempeño profesional. Significa la investigación del quehacer diario como parte del perfeccionamiento continuo de su labor.
Cuando el profesor concientiza su significación como protagonista (o más exactamente, co-protagonista) del proceso, esto se refleja en el diseño del mismo, pues tiene en cuenta, y de manera muy especial, que las acciones a diseñar y organizar no se reducen ni a las de aprendizaje del estudiante, ni a las de enseñanza por separado, sino que debe ser capaz de diseñar sus propias acciones de enseñanza en dependencia del sistema de acciones de aprendizaje que desea potenciar. Esto no significa, que se formulen problemas diferentes ni conjuntos de acciones aisladas unas de otras. Significa que, si bien el centro del proceso son los estudiantes se subordinan los objetivos y el diseño del propio proceso). El protagonismo del estudiantado no se realiza eliminando el del profesor, sino delimitando cualitativamente, el papel de cada uno y sus condicionamientos recíprocos.
Los siguientes aspectos pueden contribuir a caracterizar el proceder del profesor en el proceso de enseñanza–aprendizaje desarrollador:
Actúa como mediador en el proceso de desarrollo del estudiante, en la medida en que su función fundamental es garantizar las condiciones y las tareas necesarias y suficientes para propiciar el tránsito gradual del desarrollo desde niveles inferiores hacia niveles superiores, o sea, el trabajo con la zona de desarrollo próximo.
Crea una atmósfera de confianza, seguridad y empatía en el aula, desde donde su trabajo repercuta en todas las esferas de la personalidad de los estudiantes (intelectual, emocional, motivacional, moral, social).
Organiza situaciones de aprendizaje basadas en problemas reales, significativos, con niveles de desafío razonables, que amplíen la zona de desarrollo próxima de sus estudiantes y favorezcan el desarrollo de motivaciones intrínsecas.
Apoya los estudiantes para que acepten los retos del aprendizaje y aprendan a identificar y resolver problemas. Permite que los estudiantes seleccionen e implementen sus propios caminos de solución y brinda las ayudas oportunas y necesarias, individualizándolas de acuerdo a la situación de cada sujeto. Sirve de modelo en la búsqueda y aplicación de estrategias efectivas para la resolución de problemas.
Propicia la participación de todos los miembros del grupo, animando a los más pasivos y cuidando que ninguno monopolice la atención. Conoce como crear una estructura cooperativa de trabajo en el aula. Facilita la expresión y comunicación de ideas mediante la resolución de problemas en grupo, las propuestas en común y las discusiones. Actúa como moderador y facilitador, pero también como tutor, experto y supervisor.
Evita que se desechen ideas prematuramente, favorece el análisis. Emplea el error con fines educativos y estimula la atribución consciente de los éxitos y fracasos escolares a causas controlables, modificables. Crea espacios de autoconocimiento, donde los estudiantes se entrenen en la auto-reflexión y aprendan a observarse, interrogarse, analizar alternativas y consecuencias, tomar decisiones, plantearse objetivos y aspiraciones, y analizar sus posibilidades reales de alcanzarlas. Favorece la autodirectividad.
Diagnostica dificultades en el aprendizaje de sus alumnos y alumnas, y sobre la base de ellas, concibe estrategias de enseñanza compensadoras. Pero va más lejos, identificando el perfil singular de potencialidades de sus estudiantes con vistas a proyectar estrategias de enseñanza, diferenciadas, y desarrolladoras para todo el grupo, apoyándose tanto en el aprendizaje cooperativo como en el aprendizaje independiente.
Hoy, en nuestro municipio de Quemado de Güines se ponen de manifiesto las nuevas realidades transformadoras de la educación superior, con sedes y filiales universitarias que ya están marcando indeleblemente el quehacer sociocultural del territorio, en el que estudiantes y profesores del territorio y sus comunidades ponen de manifiesto que el rasgo distintivo fundamental de la universidad cubana actual, el que connota de un modo esencial y preside con su riqueza conceptual e innovadora todo lo que hoy hacemos, es la etapa actual de la universalización de la educación superior. Y en esta nueva realidad actuamos los profesores de esa nueva universidad, profesionales que nos preparamos y superamos, poniendo todo nuestro empeño para dotarnos de las herramientas pedagógicas que nos permitan asumir con un profundo arsenal teórico metodológico, el reto de formar en el propio territorio a los futuros profesionales necesarios para asumir las transformaciones sociales y económicas que el país debe impulsar para asegurar la continuidad irreversible de la Revolución.
Bibliografía consultada
Tendencias y retos de la educación superior en el mundo contemporáneo. Dr. Alfredo González Morales. Centro de Estudios de la Educación Superior. Universidad Central marta Abreu de las Villas.
La universidad que queremos. Oficina del Viceministro Primero. Ministerio de Educación Superior. 2004
Aprender a estudiar en la escuela. Una concepción desarrolladora. Autores varios. 2002
Autor:
Evandro Hernández
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