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Aparato Reproductor Masculino y Femenino (página 3)


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GENITALES EXTERNOS

Los genitales externos de la mujer incluyen los labios, el clítoris y las glándulas vestibulares.

Labios

Los labios mayores, homólogos del escroto masculino, son pliegues de la piel que recubren un abundante tejido adiposo y una delgada capa muscular. En el adulto, la superficie externa está cubierta por pelo duro y muchas glándulas sudoríparas y sebáceas. La superficie interna, lisa y lampiña, también presenta glándulas sudoríparas y sebáceas. Los labios menores presentan un núcleo de tejido conectivo laxo muy vascularizado, que produce grandes y largas papilas dérmicas, recubierto por epitelio plano estratificado. Las capas más profundas del epitelio están pigmentadas. Las dos caras de los labios menores carecen de pelo, pero presentan grandes glándulas sebáceas.

Clítoris

El clítoris es un órgano eréctil, homólogo a la parte dorsal del pene. Esta formado por dos cuerpos cavernosos incluidos en una capa de tejido fibroso y separados por un septo incompleto. El extremo distal termina en forma de pequeño tubérculo redondeado, denominado glande clitorideo. El clítoris está recubierto por una delgada capa de epitelio plano estratificado con papilas muy profundas, asociadas a un gran número de terminaciones nerviosas especializadas.

Glándulas vestibulares

El vestíbulo es una hendidura existente entre los labios menores, en la que se encuentran las aperturas de la vagina y la uretra. Está tapizado por epitelio plano estratificado y contiene numerosas glándulas vestibulares. Pequeñas, concentradas alrededor de las aperturas vaginal y uretral. Las glándulas contienen células mucosas, similares a las de las glándulas uretrales de Littre del hombre. Las glándulas vestibulares mayores de Bartholin son dos glándulas grandes, presentes en las caras laterales del vestíbulo; son del tipo tubuloalveolar y secretan un fluido lubrificante mucoideo. Las glándulas mayores son homólogas a las bulbouretrales masculinas.

TRACTO REPRODUCTOR FEMENINO Y GESTACIÓN

La gestación incluye la implantación de un blastocisto en el endometrio uterino, previamente acondicionado, con la subsiguiente formación de una placenta para la nutrición y mantenimiento del embrión en desarrollo. Antes de la implantación tuvieron lugar, en el oviducto, la fecundación del huevo y la partición del cigoto resultante.

Fecundación

Antes de que un huevo pueda ser fecundado debe sufrir una serie de cambios madurativos entre los que se encuentran la reducción de los cromosomas hasta el número haploide. Los oocitos durante la vida fetal pasan por los primeros estadios de la primera profase meiótica, y es sólo justo antes de la ovulación cuando la división se completa, y se libera el primer corpúsculo polar. El oocito secundario resultante entra rápidamente en la segunda división meiótica, que es paralizada en la metafase, para completarse solo en el momento de la fertilización.

En el momento de la ovulación las trompas presentan un movimiento activo por el que la ampolla y la fimbria se adaptan al ovario. Los cilios de la superficie de las fimbrias arrastran el huevo hasta la ampolla de la trompa, donde la fecundación se llevará a cabo. El huevo humano probablemente sea viable durante un día, tras el cual degenera si la fecundación no ocurre.

De los millones de espermatozoides depositados en el tracto femenino sólo uno penetrará en el oocito. No existe evidencia de ningún tipo de atracción quimiotáctica por lo que el espermatozoo alcanza el huevo siguiendo una serie de movimientos al azar. El espermatozoo fecundante horada la corona radiata y la zona pelúcida, posiblemente por lisis enzimática de las membranas, siendo atrapado todo el espermatozoo en el citoplasma del oocito. Es el acrosoma del espermatocíto quien proporciona los enzimas necesarios. El microscopio electrónico nos permite observar la fusión de los plasmolemas del huevo y el espermatozoo. La penetración va seguida de cambios inmediatos en la permeabilidad de la zona pelúcida, que desde este momento impide el paso a cualquier otro espermatozoide.

El oocito completa ahora la segunda división, por la que se obtiene el segundo corpúsculo polar. Los 23 cromosomas restantes constituyen el pronúcleo femenino. El núcleo de la cabeza del espermatozoo se dilata para formar el pronúcleo masculino, desapareciendo el cuerpo y la cola. Los dos pronúcleos se desplazan hacia el centro de la célula y los dos centríolos, aportados por el centríolos anterior del espermatozoo, se hacen bien patentes. La membrana nuclear se disgrega y la cromatina de cada pronúcleo constituye un grupo de cromosomas que se alínean sobre el huso, con lo que se da origen a una división mitótica normal. Cada célula resultante de esta primera división contendrá un número diploide de cromosomas.

Partición.

El cigoto sufre una serie de rápidas divisiones denominadas, en conjunto, partición, que da como resultado un gran número de células más pequeñas o blastómeras. Las células se localizan dentro de la zona pelúcida, dando lugar a la mórula. Con la partición no se forma nuevo citoplasma, por lo que se logra el índice citoplásmico-nuclear normal.

Es por esto por lo que el tamaño total de la mórula no se incrementa. La partición ocurre mientras la mórula se desplaza lentamente a lo largo del oviducto, gracias a las ondas creadas por las contracciones peristálticas de la cubierta muscular tubárica. Cuando la mórula consta de doce a dieciséis células llega a la cavidad uterina. Lo que cronológicamente coincide con los días terceros a quinto después de la fecundación.

Coincidiendo con la llegada de la mórula a la cavidad uterina, penetra fluido en la zona pelúcida y se difunde entre las células de la mórula. La cantidad de este fluido se va incrementando hasta que los espacios intercelulares confluyen en una única cavidad denominada blastocele, cambiando a partir de ahora el término de mórula por el de blastocisto. La zona pelúcida desaparece. El blastocisto se encuentra libre en la cavidad uterina durante un día, al cabo del cual se fija al endometrio secretor. En este momento el blastocisto es una esfera hueca con una masa de células en un polo, (masa interna celular), de la que derivará el embrión propiamente dicho. La porción restante del blastocisto es una capa única de células, el trofoblasto, que establecerá una relación funcional con el endometrio.

Implantación

En el momento de la implantación, el endometrio se encuentra en la fase secretora, bajo la influencia de la progresterona del cuerpo lúteo. El trofoblasto se fija al epitelio endometrial y prolifera formando una masa celular entre el blastocisto y el tejido materno. En esta masa celular no se pueden distinguir límites celulares, por lo que recibe el nombre de sincitiotrofoblasto. El sineitio erosiona del endometrio en el punto de contacto, creando una cavidad en la que queda albergado el blastocisto, hasta ser incluido por completo en el estroma endometrial. El defecto en la superficie del endometrio queda provisionalmente ocluido por un tapón de fibrina. Posteriormente, las células circundantes al orificio de entrada proliferan y restauran la continuidad del revestimiento endometrial. A medida que el blastocisto se hunde en el endometrio, el trofoblasto sincitial se engrosa rápidamente, para extenderse progresivamente hasta cubrir el resto del blastocisto. La pared del blastocisto incluido por completo en el endometrio consta de dos capas, el citotrofoblasto interno, compuesto por una sola capa de células con límites bien definidos, y la capa externa gruesa de sincitiotrofoblasto. El citotrofoblasco presenta un gran número de mitosis, y aporta células nuevas al sincitiotrofoblasto, donde se fusionan entre sí para formar parte de esta capa. El sincitio continúa erosionando el tejido uterino, penetrando en las paredes de los vasos maternos, por lo que la sangre se alberga en unos espacios lacunares del sincitio, que confluyen entre sí. La sangre que se encuentra en estas lagunas aporta los materiales nutricios que necesita el embrión, y representa el primer paso en el desarrollo de la circulación útero-placentaria.

Placenta

A medida que las lagunas se agrandan el trofoblasto origina las vellosidades primarias. Cada vellosidad presenta un núcleo de citotrofoblasto recubierto por una capa de sincitiotrofoblasto. La vellosidad primaria aparece en toda la periferia del blastocisto. Las células trofoblásticas de los vértices de las vellosidades se fijan al endometrio, formando un revestimiento a la cavidad en la que se encuentra el blastocisto. Con la aparición de las capas germinales embrionarias, el mesodermo crece desde el embrión, constituyendo el corion, y revistiendo al trofoblasto que circundaba al blastocisto. El mesodermo penetra en la vellosidad primaria constituyendo un eje central de tejido conectivo, con lo que la vellosidad se denomina ahora secundaria. La porción más profunda del corion constituye la placa coriónica, desde la que se proyectan numerosas vellosidades para formar el corion frondoso. Las vellosidades del corion que mira a la cavidad uterina crecen muy despacio, son poco numerosas y terminan por desaparecer, dando origen al coríon liso. Los vasos sanguíneos se desarrollan en los ejes mesenquimales de las vellosidades secundarias, y se conectan rápidamente con la circulación fetal. Con la vascularización, la vellosidad secundaria se convierte en terciaria o definitiva.

También el endometrio muestra algunos cambios. En el parto se desprenden todas las capas excepto las más profundas. Durante el embarazo, las capas superficiales del endometrio reciben el nombre de decidua. Una característica del estroma es la alteración que sufren sus células al transformarse en las células deciduales, alargadas y con abundante glucógeno. Según la relación con el punto de implantación se distinguen tres regiones en la decidua. La decidua capsular que es la porción situada sobre la superficie del blastocisto, la decidua basal que yace bajo el lugar de implantación, constituyendo el componente materno de la placenta y la decidua parietal que es el revestimiento endometrial del resto del útero gestante. A medida que el embrión va incrementando su tamaño, la decidua capsular se adelgaza extraordinariamente. Con el tiempo la decidua capsular contactará con la decidua parietal de la cara opuesta del útero, obliterándose la cavidad uterina.

La placenta madura presenta componentes tanto maternos como fetales; la porción materna es la decidua basal, y la fetal la placa coriónica y las vellosidades que de ella derivan. La sangre materna circula por los espacios intervellosos, y baña la superficie de las vellosidades. Algunas vellosidades se extienden desde la placa coriónica hasta la decidua basal, son las vellosidades de anclaje, de las que derivan las ramas secundarias y terciarias que flotan en los espacios intervellosos como vellosidades libres. La estructura de estas vellosidades es idéntica a la ya descrita. Cubriendo cada vellosidad aparece una capa interna de citotrofoblasto (también denominada de células de Langhan), que presentan un núcleo grande y un citoplasma ligeramente basófilo, relativamente rico en glucógeno. Por fuera de las células de Langhan aparece una capa de sincitiotrofoblasto de grosor variable. Las células de Langhan disminuyen en número en la última mitad del embarazo.

APARATO REPRODUCTOR MASCULINO

En los mamíferos las funciones de los órganos reproductivos masculinos y femeninos consisten en la producción de gametos (que, al fusionarse, dan lugar a un nuevo individuo), y brindar un mecanismo que asegure la alimentación del zigote hasta el nacimiento del nuevo ser.

Los órganos productores de gametos masculinos (espermatozoides) son los testículos, mientras que en la hembra el ovario es el sitio de producción de los gametos femeninos, (los óvulos). Es obvio que los gametos no pueden tener el número "somático o diploide", de cromosomas ya que entonces su fusión daría lugar a generaciones con el doble de cromosomas que la anterior. Por ello, los gametos solos contienen la mitad del número somático de cromosomas y la reducción a este número "haploide" se realiza mediante un tipo especial de división llamada meiosis.

El aparato reproductor masculino formado por las gónadas (testículos).

Conductos excretores, las glándulas sexual accesorias y el pene. Las gónadas proporcionan las células germinales masculinas o gametos (el esperma) que son conducidas exterior por el sistema excretor que incluye el pene. Las glándulas accesorias contribuyen con su secreción a la formación semen.

Testículos

Los testículos están compuestos por una serie de glándulas tubulares, y en la mayoría de los mamíferos incluido el hombre se hallan suspendidas en el cuerpo por un cordón espermático y están situados dentro de b bolsa escrotal. Los testículos son un órgano par que realizan funciones de glándulas endo y exocrinas, dado que producen un .Secreción holocrina, los espermatozoos y hormona sexual masculina testosterona.

Estructura

Cada testículo está revestido anterior y lateralmente por un epitelio plano simple denominado capa visceral o túnica vaginal que corresponde a un mesotelio. En la cara posterior del testículo este mesotelio se refleja y recubre el saco escrotal para formar la capa parietal de la túnica vaginal. La cavidad serosa existente entre las capas visceral y parietal permite al testículo moverse libremente y así disminuir las posibilidades de lesión por un incremento en la presión en la superficie externa del escroto.

La túnica albuginea es una cápsula fibrosa gruesa que se encuentra justo bajo la capa visceral de la túnica vaginal de la que está separada solo por la membrana basal de esta última. La túnica albuginea es un conectivo fibroelástico denso que contiene células musculares lisas dispersas que en el hombre se concentran en la región posterior. Aquí la túnica albuginea se engrosa y se proyecta sobre el testículo formando el hilio testicular. Desde el hilio y hacia el interior del testículo penetran numerosos tabiques conectivos, (séptupla testis), que le dividen en aproximadamente 250 compartimentos piramidales denominados lobulillos testiculares. Los vértices de estos compartimentos se orientan hacia el hilio conteniendo cada uno de ellos de 1 a 4 túbulos seminíferos contorneados, que representan la porción exocrina del testículo, puesto que el producto de secreción es el espermatozoo (célula completa).

La zona interna de la túnica albuginea es la túnica vascular y contiene los numerosos vasos pequeños que abastecen el testículo. El tejido conectivo se introduce entre cada lóbulo rellenando los espacios existentes entre los túbulos seminíferos, constituyendo por ello el tejido intersticial del testículo, Este tejido intersticial es rico en líquido extracelular, pequeños vasos sanguíneos y linfáticos que forman un plexo alrededor de los túbulos seminíferos.

Además de los fibroblastos y pequeños haces de fibras colágenas el tejido intersticial también contiene macrófagos, mastocitos, células mesenquimales y células poliédricas grandes (15-20 m de diámetro). Estas células grandes son las células intersticiales de Leydig. Normalmente se encuentran agrupadas y constituyen la porción endocrina del testículo dado que sintetizan la hormona esteroidea masculina testosterona. Las células intersticiales presentan un solo núcleo grande y esférico aunque células binucleadas no son infrecuentes. Al microscopio electrónico el citoplasma contiene abundante retículo endoplásmico liso, aparatos de Golgi bien desarrollados y numerosas mitocondrias, que en muchas especies presentan crestas tubulares en vez de las laminares.

La testosterona es esencial para la proliferación y diferenciación de las células germinales y para el desarrollo estructural de los conductos excretores y glándulas sexuales accesorias así como para el mantenimiento de estas estructuras en un estado funcional. La testosterona actúa sobre otros tejidos del organismos y es responsable del desarrollo mantenimiento de los caracteres sexual secundarios, crecimiento de la barba. Tono grave de la voz, desarrollo muscular y distribución masculina del vello pubiano. La producción de testosterona por las células tersticiales está controlada por la hormona gonadotrópica estimuladora de las células intersticiales (ICSH) producida por las de la hipófisis anterior.

La mayoría de las enzimas involucra la en la síntesis de testosterona se localizan en el retículo endoplásmico liso, aunque las enzimas para el paso colesterol a pregnenolona se encuentren en las mitocondrias de las células intersticiales. En el hombre estas células se caracterizan por la presencia de grandes cristales citoplasmáticos denominaos cristales de Reinke. Estos cristales proteínicos son de tamaño y forma muy variaba pero se aprecian muy bien con el microscopio de luz, observándose con el electrónico una estructura muy ordenada. Los cristales de Reinke aparecen en los testículos de la mayoría de los individuos postpuberes pueden variar en cuanto a su número. desconoce su significado funcional.

Túbulos seminíferos

Cada lobulillo testicular presenta de 1 a 4 túbulos seminíferos contorneados que mi cada uno de 150 a 250 m de diámetro y & 30-70 cm de longitud. Cada túbulo seminífero contiene un epitelio estratificado complejo que recibe el nombre de epitelio germina o seminífero y que está rodeado por ursa capa de tejido limitante peritubular.

El tejido peritubular circunda la capa basa del epitelio germinal y contiene fibras colágenas y células aplanadas que dependiendo y las especies pueden contener numerosos filamentos citoplásmicos semejantes a la actina estas células reciben el nombre de célula contráctiles peritubuires o mioides. En algunos primates y otras especies como el toro. morueco, jabalí, el tejido peritubular presenta de 3 a 5 estratos de células mioides contráctiles a las que se hace responsable de las contracciones rítmicas observadas en los tú- bulos seminíferos. Este efecto propulsivo colabora en el desplazamiento del esperma y del líquido testicular desde los túbulos seminíferos hacia el sistema excretor.

El epitelio germinal del adulto presenta dos categorías celulares y tiene la peculiaridad de ser el único de los epitelios que consta de una población estable y fija de células de sostén, (células de Sertoli), y una población de células proliferativas y diferenciadas, las células espermatogénicas. Las células germinales van emigrando en dirección ascendente a lo largo de las caras laterales de las células de sostén para ser finalmente liberadas en la superficie libre hacia la luz de los túbulos seminíferos.

Células de Sertoli

La célula de Sertoli es una célula piramidal alta que ocupa todo el grosor del epitelio germinal, extendiéndose desde la membrana basal hasta la superficie luminal. Esta célula tridimensional presenta numerosas expansiones laterales que determinan recesos o concavidades que rodean las células espermatogénicas en diferenciación. La porción apical de las células de Sertoli también envuelve células germinativas en desarrollo que serán finalmente liberadas a la luz del túbulo seminífero. La porción basal de las células de Sertoli es ancha y contiene un núcleo irregular caracterizado por un nucléolo grande y prominente bien visible con el microscopio de luz. El citoplasma basal contiene abundante retículo liso y un aparato de Golgi supranuclear muy bien desarrollado. Además el citoplasma contiene numerosas gotas de lípidos, lisosomas, mitocondrias alargadas y finas, imágenes dispersas de retículo endoplásmico rugoso, glucógeno y una vaina de filamentos citoplásmicos finos que envolviendo al núcleo le separan de los organelos adyacentes. También aparecen microtúbulos y otros filamentos citoplasmáticos, aunque su número depende del grado de actividad de la célula de Sertoli. Estas células en el humano se caracterizan por la presencia de unas inclusiones revestidas por membrana denominadas cristaloides de Charcot Bottcher, cuya función se desconoce.

Las células de Sertoli adyacentes se unen por sus bases con una banda de cierre, separando el epitelio germinal en un compartimento basal y otro periluminal. El compartimento basal se extiende desde la membrana basal del epitelio germinal hasta la banda de cierre de las células de Sertoli, mientras que el compartimento periluminal se encuentra entre la banda de cierre y la luz de los túbulos seminíferos. Cada compartimento contiene una población separada y distinta de células espermatogénicas. La banda de cierre existente entre las células de Sertoli parece constituir una barrera hemato-testicular. Las células germinales del compartimento basal se encuentran en un medio con acceso directo a los nutrientes de la sangre, mientras que las del espacio periluminal obtienen las sustancias y son metabólica y estructuralmente mantenidas por las células de Sertoli. Una serie de proteínas aparecen solo en el espacio intersticial basal de los tú- bulos seminíferos y a su vez ciertos amino ácidos y elementos iónicos son mucho más abundantes en las zonas periluminales. Se cree que las células de Sertoli aportan a las células germinales todos los nutrientes que necesitan.

Además del fluido testicular, las células de Sertoli también sintetizan la proteína transportadora de los andrógenos, síntesis que se cree es estimulada por una gonadotropina hipofisaria, la equivalente en el hombre de la FSH (hormona folículo estimulante). Al unir la testosterona, esta proteína particular sirve para concentrar la hormona en el compartimento periluminal, por lo que esta región goza de la suficiente concentración de hormona para el normal desarrollo y diferenciación de las células germinales. La barrera hemato testicular colabora en el mantenimiento de las grandes concentraciones de testosterona en el compartimento periluminal. Muchas de las células germinales del compartimento periluminal son haploides, y pueden ser identificadas como ajenas al organismo si son liberadas a los tejidos circundantes. Las bandas de cierre existentes entre las células de Sertoli evita el paso de las células germinativas haploides al resto del organismo, y con ello la formación de anticuerpos contra las propias células germinales. Además de la banda de cierre entre las células de Sertoli, se supone la existencia de otros factores que colaboran en la constitución de la barrera hemato testicular, aunque todavía estén mal estudiados.

Las células de Sertoli fagocitan las células germinales degeneradas así como captan el citoplasma residual desprendido de las células germinales en maduración. Además de proporcionar un soporte mecánico y nutritivo a las células germinativas, las células de Sertoli controlan la emigración de las células germinativas desde la membrana basal a través de todo el epitelio, ejerciendo un papel fundamental en el proceso de liberación de estas células a la luz tubular. Los microtúbulos y los filamentos de actina presentes en el citoplasma de las células de Sertoli son la base de la movilidad de estas células.

Se piensa además que la banda de cierre existente entre dos células de sostén adyacentes, facilitan la comunicación entre las células a lo largo de un segmento específico de un tubo seminífero durante la emigración y liberación de las células germinales.

Células espermatogénicas

Las células espermatogénicas del epitelio germinal presentan diversos tipos morfológicos; la espermatoogonia, el espermatocito primario, el secundario y la espermátide. Todas ellas representan estadios distintos en la evolución de la diferenciación, proceso que recibe el nombre de espermatogénesis, y que incluye toda la serie de cambios secuenciales que conileva la transformación de una célula diploide, la espermatoogonia de la base del epitelio germinal, en el espermatozoo haploide que es liberado a la luz del tú- bulo seminífero.

Las espermatoogonias descansan en la zona basal del compartimento, apoyadas sobre la membrana basal. Estas células de 10- 12 µm de diámetro son redondas, y su núcleo contiene un número haploide de cromosomas. Se describen dos tipos de espermatoogonias; las del tipo A y las del tipo B. Las espermatoogonias A se replican por mitosis, proporcionando un reservorio de células madre (espermatoogonias) para la formación de futuras células germinativas. Durante la división mitótica, algunas cepas de espermatoogonias A dan lugar a unas formas intermedias de las que derivarán las espermatoogonias tipo B, encargadas de la producción de espermatocitos primarios.

Los espermatocitos primarios se parecen en un principio a las espermatoogonias B, pero a medida que emigran desde la membrana basal del epitelio germinativo, se van agrandando y redondeando, y su núcleo entra en las primeras fases del proceso de división. Los espermatocitos primarios se encuentran en el compartimento periluminal, zona central del mismo, desconociéndose la forma en la que atraviesan la barrera formada por las bandas de cierre de las células de Sertoli.

En los espermatocitos primarios se lleva a cabo la reducción meiótica. El producto de la primera división meiótica es el espermatocito secundario, en el que el número de cromosomas es ya la mitad. El espermatocito secundario se encuentra más cerca de la luz que el primario y tiene la mitad de su tamaño. A diferencia de la lenta división observada en el espermatocito primario, el secundario se divide rápidamente por mitosis, dando lugar a las espermátides, cuyo núcleo presenta un número haploide de cromosomas y de DNA. Por la rápida división tras su constitución, es raro observar espermatocitos secundarios en el epitelio germinal. Las espermátides tienen aproximadamente la mitad del volumen de los espermatocitos secundarios. El borde del túbulo seminífero presenta numerosas espermátides en distintos estadios de maduración.

Las divisiones meióticas observadas en las células germinales del testículo humano tienen la peculiaridad de que no solo el material genético es dividido a la mitad, sino que además la separación de los citoplasmas no es completa. Según esto, las células que provienen de una misma espermatoogonia mantienen una continuidad citoplasmática durante todo el proceso de diferenciación. La continuidad se pierde definitivamente cuando las células de Sertoli liberan las espermátides a la luz del túbulo.

Espermiogénesis

La elaborada secuencia de procesos en la diferenciación de la espermátide al estilizado

Móvil espermatozoo, recibe el nombre de espermiogénesis. Las espermátides recién formadas son células redondeadas que presenta un núcleo esférico y central, un complejo de Golgi bien desarrollado y numerosas mitocondrias y un par de centríolos. Todos y cada uno de los componentes citados de la espermátide sufrirán cambios sustanciales durante la espermiogénesis.

Al iniciarse la espermiogénesis aparecen en las membranas del aparato de Golgi una serie de pequeños gránulos que posteriormente se unen para formar el acrosoma. La vesícula acrosómica es la membrana que delimita el acrosoma recién formado, y también deriva del aparato de Golgi, relacionándose muy directamente con la capa externa de la cubierta nuclear. La vesícula acrosómica se expande formando un capuchón cefálico sobre la mitad anterior del núcleo. El acrosoma contiene enzimas hidrolíticos, incluidos en la membrana acrosómica.

A la vez que van completándose estos procesos, los dos centríolos emigran a una posición yuxtanuclear pero opuesta a la del acrosoma. El axonema de la cola deriva de los nueve pares de túbulos periféricos más el par central derivados todos del centríolo distal. El centríolo proximal se fija firmemente a la zona caudal del núcleo que es denominada zona de implantación.

Con el desarrollo del axonema, aparecen nueve fibras gruesas que le rodean y se unen con nueve columnas segmentadas cortas, que constituyen la pieza conectora, pues une el núcleo (cabeza) con la cola del espermatozoo. El annulus es una estructura circular que se forma cerca de los centríolos y luego emígra hacia el flagelo en formación. Las mitocondrias distribuidas al azar, ahora emigran hacia el flagelo alineándose para formar una hélice entre los centríolos y el annulus. Esta disposición espiroidea de la vaina de mitocondrias caracteriza a la pieza intermedia de la cola del espermatozoide maduro.

Simultáneamente ocurren cambios muy manifiestos en el núcleo de estas células, pues se condensa, se alarga y se achata un poco, para en unión del acrosoma formar la cabeza. La mayor parte del citoplasma se asocia ahora con la pieza media de la espermátide en evolución, de forma que el exceso de citoplasma al final de la diferenciación se elimina de la célula como un cuerpo resisidual. Solo quedará una fina capa de citoplasma recubriendo al espermatozoo. El citoplasma residual es fagocitado por la célula de Sertoli en el momento en el que el espermatozoo es liberado a la luz tubular. En este momento, a pesar del aspecto morfológica- mente maduro del espermatozoo, es todavía inmóvil e incapaz de fertilizar.

En la mayoría de las especies, podemos observar al mismo tiempo espermátides, espermatocitos y espermatoogonias en diferentes estadios de su evolución. Esto se puede observar también a lo largo del mismo túbulo seminífero. Se denomina onda del epitelio seminífero a la distancia existente entre dos células germinales idénticas asociadas. A pesar de que esta onda no se describe en el hombre, el patrón cíclico fundamental es el mismo que el de otros mamíferos. El tiempo necesario para que una espermatoogonia llegue a espermatozoo suele ser bastante estricto y específico, siendo en el hombre de 64 días. Si la célula germinal no puede desarrollarse adecuadamente, degenera y es fagocitada por la célula de Sertoli adyacente.

Espermatozoo (Espermatocito, espermatozoide)

Los espermatozoos que encontramos libres en la luz del túbulo seminífero está formado por una cabeza, que contiene el núcleo, y una cola que proporciona movimiento a la célula libre. La cromatina nuclear es muy densa y de reducido volumen, lo que favorece la movilidad del espermatozoide. La forma condensada de la cromatina también protege al genoma durante el trayecto hasta el punto de fertilización de la célula germinativa femenina. El capuchón acrosómíco recubre los dos tercios anteriores del núcleo y contiene enzimas que son fundamentales para la penetración del óvulo durante la fertilización. El tamaño y la forma del núcleo varía enormemente según la especie.

La cola del espermatozoide mide cerca de 55 µm de longitud, y está constituida por cuatro regiones; el cuello, la pieza intermedia, la pieza principal y la pieza terminal. Los detalles estructurales de cada porción se estudian mucho mejor con el microscopio electrónico.

El cuello es la región por la que la cabeza se une a la cola del espermatozoide, y contiene la pieza Conectora, que une las nueve fibras densas externas de la cola a la fosa de implantación del núcleo. Se denomina capítulum a la región de la pieza conectora que se fija a la fosa de implantación expandiéndose ligeramente. La pieza intermedia se extiende desde el cuello hasta el annulus, e incluye el axonema, las nueve fibras gruesas y la vaina helicoidal de mitocondrias. La pieza principal es la porción más larga de la cola e incluye el axonema y las nuevas fibras gruesas, (2+9+9), circundadas por una vaina de fibras circunferenciales, que se fijan a dos engrosamientos longitudinales diametralmente opuestos que se encuentran en esta vaina. La pieza terminal es el segmento más corto de la cola y solo incluye el axonema rodeado por la membrana celular.

El paso final en el proceso fisiológico de la maduración de los espermatozoides se lleva a cabo en el tracto reproductor femenino, y recibe el nombre de capacitación. Esta fase final en la activación de los espermatozoos requiere de 1 a 6 horas según las especies, y se caracteriza por cambios en el capuchón acrosómico, y en el metabolismo respiratorio del espermatozoide. La capacitación incrementa el número de espermatozoos capaces de fertilizar, pero se desconoce cuál es el mecanismo exacto de esta activación.

CONDUCTOS EXCRETORES

Los conductos excretores comprenden un complejo sistema de túbulos que unen cada testículo con la uretra y a través de los cuales la secreción exocrina, el semen, es conducido al exterior. El sistema ductal incluye los túbulos rectos, la rete tetis, los conductos eferentes, el conducto epididimario, el conducto deferente, los conductos eyaculadores y las uretras prostática, membranosa y peniana.

Conductos eyaculatorios

El conducto eyaculador es una zona corta y estrecha del conducto deferente que conecta la ampolla con la uretra prostática, y en la que desemboca el conducto de la vesícula seminal correspondiente. Mide alrededor de 1 cm. De longitud y está tapizado por un epitelio cilíndrico pseudoestratificado o simple. La mucosa forma recesos saculares similares a los observados en la ampolla, pero menos desarrollados. El resto de la pared del conducto eyaculador incluye solo un tejido conectivo fibroso.

Uretra prostática

El conducto eyaculador penetra en la glándula prostática, desembocando en la porción prostática de la uretra. La pared de la uretra a este nivel está tapizada por un epitelio de transición, y presenta una elevación suave denominada colículo seminal o veromontanum, situado en la pared posterior. El utrículo prostático es un pequeño saco ciego que queda como resto de los conductos de Müller en el hombre, y que se haya incluido en el veromontanum. Los dos conductos eyaculadores, uno de cada testículo desembocan en la uretra prostática a cada lado del utrículo. También desembocan en esta porción de la uretra numerosos conductos provinientes de las glándulas prostáticas circundantes.

Glándulas sexuales accesorias

Las glándulas sexuales accesorias del hombre incluyen las vesículas seminales, la próstata y las glándulas bulbouretrales. La secreción de cada una de estas glándulas se adiciona al fluido testicular para constituir una parte sustancial del semen.

Vesículas seminales

Las vesículas seminales son estructuras alargadas y saculares, situadas por detrás de la próstata, y que se unen a la zona distal del conducto deferente para formar el conducto eyaculador. La mucosa de las vesículas seminales se organiza en múltiples pliegues primarios de los que nacen unos secundarios y de éstos, unos terciarios, que en conjunto se proyectan a la cavidad a la que subdividen en innumerables compartimentos irregulares y pequeños, dándole un aspecto en panal. Todos los compartimentos comunican con la cavidad central a pesar de que en las preparaciones histológicas los espacios individuales den la impresión de encontrarse aislados.

Los pliegues de la mucosa están revestidos por un epitelio cilíndrico pseudoestratificado compuesto por células básales redondeadas interpuestas entre células cuboideas o prismáticas. Se pueden observar zonas con epitelio prismático simple. Las células constituyentes del revestimiento de la mucosa contienen numerosos gránulos, algunas gotas de lípidos y pigmento lipocrómico que aparece con la maduración sexual y se va incrementando con la edad. Las imágenes ultraestructurales muestran una célula con una activa síntesis de proteínas, con un citoplasma cargado de retículo rugoso, aparatos de Golgi y gránulos densos de secreción en el citoplasma apical.

El epitelio descansa sobre una delgada lámina propia de tejido conectivo laxo con muchas fibras elásticas, rodeada por una cubierta muscular bicapa (longitudinal externa y circular interna). Ambas capas musculares son más finas que las del conducto deferente. Externa a la cubierta muscular aparece un tejido conectivo laxo rico en fibras elásticas.

La secreción de las vesículas seminales constituye una parte considerable del total eyaculado. Su secreción es viscosa, amanllenta y contiene abundante fructuosa y prostaglandinas, que proporcionan la energía necesaria al esperma. En preparaciones histológicas, la secreción se tiñe intensamente y forma masas coaguladas en las que a veces se advierte una estructura reticular. Las vesículas seminales son testosterona- dependientes, de forma tal que la castración o la abolición de la hormona produce una involución y pérdida de la función secretora de las mismas.

Próstata

La próstata es la más grande de las glándulas accesorias del tracto genital masculino rodeando la uretra desde su inicio en la vejiga. Es una glándula constituida por 30-50 glándulas tubuloalveolares compuestas, de las que 20 o más drenan independientemente en la uretra prostática. Estas pequeñas glándulas parecen formar tres estratos en torno a la uretra, las glándulas mucosas periuretrales, las glándulas submucosas y las glándulas principales periféricas, siendo estas últimas el elemento más abundante. Toda la glándula está comprendida en una cápsula fibroelástica vascular, que contiene muchas fibras lisas en la capa más interna. Desde la cápsula se extienden unos tabiques anchos que se continúan con el tejido fibroelástico que separa cada elemento glandular individual.

Las unidades secretoras de las glándulas son muy irregulares y presentan grandes variaciones en el tamaño y la forma. El epitelio glandular varía según la glándula e incluso según el alvéolo. El epitelio suele ser prismático simple o pseudoestratificado, pero puede ser desde cuboideo hasta plano estratificado como en las cavidades saculares grandes. Una membrana basal separa la capa de tejido conectivo rico en capilares y fibras elásticas. Las células poseen abundante retículo rugoso y muchas vesículas secretoras en la zona apical. La luz de las unidades secretoras puede contener unos cuerpos esféricos, las concreciones prostáticas, derivadas según se cree de la condensación del material secretado, Estas concreciones se calcifican y se vuelven más numerosas con la edad.

La secreción prostática es un fluido lechoso con pH 6.5, rico en zinc, ácido cítrico, fosfatasa ácida y enzimas proteolíticos. Una de estas enzimas es la fibrinolisina, fundamental para la licuefacción del semen. En algunas especies de roedores, algunas de las glándulas prostáticas se especializan en producir una sustancia que coagula el semen de manera que en la vagina de la hembra se forme un tapón mucoso que evita la pérdida de esperma desde el tracto genital femenino. Estas glándulas reciben el nombre de glándulas coagulantes. Al igual que las vesículas seminales, el desarrollo y mantenimiento de la función de la próstata depende de la testosterona.

El tejido conectivo que rodea cada unidad glandular individual, contiene mucho músculo liso que puede colaborar en la descarga del líquido prostático durante la eyaculación.

Glándulas bulbouretrales

Las glándulas bulbouretrales de Cowper, son un par de estructuras glandulares situadas en el diafragma urogenital, cercanas al bulbo de la uretra. Son glándulas tubuloalveolares compuestas cuyos conductos desembocan en la zona proximal de la uretra peniana. Cada glándula está limitada por una cápsula de conectivo proveniente de los tabiques, y contiene fibras elásticas y miocitos lisos y esqueléticos, dividiendo la glándula en lobulillos.

Los conductos y las porciones secretorias son irregulares tanto en forma como en tamaño, y en la zona terminal presentan un ensanchamiento en forma de quiste. El epitelio glandular varía de cuboideo simple a cilíndrico simple, según el estado funcional de la célula, pudiendo ser incluso aplanado en los alvéolos distendidos. El citoplasma de las células activas es muy claro y presenta grandes cantidades de mucina en los abundantes gránulos que desplazan al núcleo a la zona basal. Los conductos excretores están tapizados por un epitelio columnar simple que se hace pseudoestratificado y cilíndrico cerca de la uretra. En los conductos más pequeños, el epitelio parece ser secretor. El tejido conectivo circundante presenta una capa incompleta de miocitos lisos dispuestos circularmente.

El producto de las glándulas bulbouretrales es un líquido viscoso claro, rico en aminoglicano y sialoproteínas. Se secreta en respuesta a la estimulación sexual, sirviendo como lubrificante para la uretra peniana.

Semen

El producto final resultante de la secreción exocrina de los testículos y las glándulas accesorias es un líquido lechoso y blanquecino denominado líquido seminal o semen. La cantidad normal por cada eyaculación suele ser de 3 ml que además de 300 millones de espermatozoides contiene células degeneradas exfoliadas del sistema ductal, células emigradas del conectivo adyacente, gránulos de pigmento y concreciones prostáticas. También aparecen cuerpos hialinos de desconocido origen, gránulos de lípidos, grasa y proteína.

GENITALES EXTERNOS

Los órganos genitales externos en el hombre son el escroto y el pene.

Escroto

El escroto es una bolsa cutánea suspendida bajo la sínfisis del pubis en la raíz del pene. Se divide en dos compartimentos cada uno de los cuales alberga un testículo, un epidídimo y la parte inferior de un cordón espermático. El escroto solo consta de piel y una túnica dartos muy adherida.

La piel escrotal es fina, pigmentada y plegada. Presenta numerosas glándulas sudoríparas, sebáceas, que producen una secreción olorosa, y unos pelos duros, cuyos folículos son visibles a través de la piel. La túnica dartos yace bajo la piel y forma el tabique que divide al escroto en dos compartimentos. Está firmemente fijada a la piel y contiene principalmente músculo liso y tejido conectivci colágeno. El aspecto del escroto varía según el estado de contracción o relajación del músculo liso. Influenciado por el frío, la excitación sexual, el ejercicio, el músculo se contrae, por lo que el escroto aparecerá plegado y acortado.

El cordón espermático presenta varias capas finas de tejido conectivo derivadas de la pared abdominal anterior por el descenso de los testículos desde la cavidad abdominal al saco escrotal. Incluye el conducto deferente, fibras nerviosas, conductos linfáticos, la arteria testicular y el plexo pampiniforme de las venas testiculares. A medida que la arteria testicular se va acercando al testículo, se va enrollando y envuelve al plexo pampiniforme. La gran proximidad del sistema venoso con sangre más fría, provoca una pérdida de calor en la sangre arterial, enfriamiento que parece fundamental para un buen desarrollo de las células germinales, siempre a menor temperatura que el resto del organismo. La temperatura podrá ser elevada cuando con la contracción de la bolsa escrotal los testículos se acerquen a la cavidad abdominal, contracción que es llevada a cabo fundamentalmente por el músculo cremastérico estriado que recubre el cordón espermático.

Los testículos de algunos animales como el elefante, descienden al escroto solo durante el período de celo y apareamiento, retornando a la cavidad abdominal una vez finalizado el mismo, con lo que se inactivan. En el hombre el fallo en el descenso de los testículos, (criptorquidia), es causa de esterilidad, cuando no se corrige.

Pene

La uretra peniana sirve de canal común para la conducción de la orina y el líquido seminal al exterior. Está incluida en el cilindro que constituye el tejido eréctil, es decir el cuerpo esponjoso y los dos cuerpos cavernosos dorsales. Estas tres estructuras forman la mayor parte del pene, órgano copulador del macho.

Los cuerpos cavernosos penianos comienzan como entidades separadas a lo largo de la rama del pubis en cada lado, uniéndose en el ángulo del pubis para formar el tallo del pene. Se unen entre sí gracias a un tejido conectivo que forma un septo denominado septo pectiniforme y una capa fibrosa periférica común, la túnica albugínea. Las trabéculas de fibras elásticas y colágenas con numerosas fibras lisas penetran en los cuerpos desde las túnicas albugíneas dividiendo la región central en numerosos espacios cavernosos, siendo más grandes los que se encuentran en la zona central que los de la periferia. Estos espacios son espacios vasculares revestidos por endotelio que son la continuación de las arterias y que conectan con las venas colectoras. El tejido cavernoso de cada cuerpo peniano, comunica con el contralateral gracias a la presencia de numerosos poros que atraviesan el septo pectiniforme.

El cuerpo cavernoso uretral o cuerpo esponjoso situado ventralmente termina en un ensanchamiento denominado glande que forma un capuchón sobre los terminales de los cuerpos cavernosos penianos. Estructural- mente el cuerpo esponjoso es semejante al cuerpo cavernoso peniano, pero la túnica albugínea es más delgada y contiene más fibras elásticas y miocitos lisos. Las trabéculas son más delgadas y contienen un más abundante tejido elástico.

Los tres cuerpos se fijan entre sí gracias a un tejido conectivo subcutáneo común rico en miocitos lisos y que carece de grasa. El tallo del pene está recubierto por una piel delgada y móvil ligeramente hiperpigmentada. La piel que recubre la zona distal del tallo, a diferencia de la de la raíz, carece de pelos pero contiene glándulas sudoríparas dispersas.

La piel lampiña del glande se fusiona con el tejido conectivo subyacente, por lo que pierde la movilidad. En esta región, aparecen unas glándulas sebáceas peculiares denominadas glándulas de Tyson que no están asociadas con folículos pilosos.

El glande está recubierto por un pliegue dérmico denominado prepucio, cuya superficie interna es húmeda y se asemeja a una membrana mucosa. En el epitelio del glande y del prepucio y en el tejido conectivo subepitelial de la uretra y la piel aparecen numerosas terminaciones nerviosas libres. También encontramos terminales encapsuladas asociadas con la piel (corpúsculos de Meissner) y con las capas profundas de la dermis (corpúsculos genitales y corpúsculos de Vater-Pacini).

En la Figura 17-5 se muestra una sección transversal del pene.

Aporte arterial

El abastecimiento arterial principal del pene se hace a través de dos arterias localizadas en la zona dorsal de los cuerpos cavernosos penianos y unas arterias profundas, que discurren dentro del tejido eréctil de estas estructuras.

Las ramificaciones de las arterias dorsales penetran en la túnica albugínea para llegar al tejido cavernoso, donde las arterias se ramifican para formar plexos capilares o se dirigen a la zona distal del tejido cavernoso. Estas arterias, denominadas arterias helicinas, son muy contorneadas, describiendo un trayecto espiral en las travécubas del tejido cavernoso en situación de reposo. La capa íntima de la mayoría de estas arterias, incluso antes de penetrar en el tejido cavernoso, presentan engrosamientos que, como crestas, se proyectan en la luz arterial, ocluyéndola parcialmente.

Estos pliegues de la íntima aparecen sobre todo en la zona donde los vasos se ramifican y no son más que tejido conectivo laxo con numerosos miocitos lisos. La sangre de las lagunas centrales grandes va desaguando periféricamente hacia los espacios vasculares más pequeños, para llegar finalmente al plexo venoso de la periferia. Las venas discurren en el interior de la túnica albugínea para, tras horadarla, terminar en la vena dorsal del pene.

El aporte de sangre arterial al cuerpo esponjoso es semejante al descrito para los dos cuerpos cavernosos, pero se diferencian en el sistema de drenaje venoso. En este cuerpo las venas se inician en las lagunas, tienen grandes aperturas e inmediatamente atraviesan la túnica albugínea para drenar al exterior .

La estructura y disposición de los vasos sanguíneos en el tejido cavernoso es clave en el mecanismo de la erección. Durante la estimulación sexual se lleva a cabo una relajación del tono de la musculatura lisa de las arterias y de las paredes trabeculares. La presión sanguínea vence la resistencia elástica de las arterias, por lo que las arterias helicinas se dilatan y los espacios vasculares del tejido cavernoso rápidamente quedan llenos de sangre.

Las lagunas del tejido cavernoso, en especial las localizadas más centralmente, están ingurgitadas con sangre, por lo que comprimen los espacios periféricos pequeños y las venas contra el interior de la túnica albugínea, retardando el retorno sanguíneo. A medida que la sangre se va acumulandó en el tejido eréctil de los cuerpos cavernosos penianos, los tejidos se agrandan y se hacen más rígidos. El tejido eréctil del cuerpo esponjoso no alcanza el grado de rigidez obtenido en los cuerpos cavernosos penianos, dado que la túnica albugínea es más delgada

El drenaje venoso se comprime menos. La menor rigidez del cuerpo esponjoso permite que la uretra se mantenga abierta, lo que es esencial para el paso del líquido seminal durante la eyaculación.

Con el cese de la actividad sexual la musculatura lisa de las arterias y el tejido cavernoso adquiere nuevamente su tono basal. Los pliegues de la íntima vuelven a ocluir parcialmente la luz de las arterias, con lo que el volumen de sangre disminuye. La sangre en exceso que persiste en los espacios vasculares del tejido eréctil es expulsada por la contracción de los miocitos lisos de las trabéculas y por el encogimiento del tejido elástico circundante. Gradualmente se restaura el flujo sanguíneo normal del pene, que con ello adquiere su aspecto flácido de reposo.

Meiosis

La meiosis se caracteriza por la división en 2 células sólo con una replicación de ADN. El ADN cromosómico se duplica durante la interfase, antes de la primera división, y origina un número doble o tetraploide de ADN contenido en un número diploide de cromosomas. Esto no se diferencia de lo que sucede con el ADN antes de la mitosis. La primera división miótica, produce la separación de los cromosomas homólogos, por lo que el número de estos se reduce a la mitad, conteniendo cada cromosoma un número doble de ADN, por lo que el contenido total de ADN en cada célula sigue siendo diploide.

Se realiza una segunda división meiótica sin duplicación del ADN, en esta existe una separación de cromátidas hermanas originándose células en cantidades haploides de cromosomas y de ADN.

Las fases de la división miótica son, al igual que en la mitosis, las siguientes: profase, metafase, anafase, y telofase.

Profase 1

La profase 1 meiótica es larga y compleja. difiriendo marcadamente de la mitótica. Se suele dividir en 5 etapas: leptotene, zigotene, paquitene, diplotene y diacinesis.

En el leptotene los cromosomas comienzan a condensarse haciéndose visibles como elementos delgados que recuerdan los que aparecen en la profase temprana de la mitosis somática. En muchos animales los extremos de los cromosomas se orientan hacia el lado del núcleo más cercano al centrosoma. Disponiéndose los cuerpos cromosómicos en asas en el interior del núcleo.

En el zigotene, los cromosomas homólogos se unen lado con lado, formando pares alineados punto por punto a lo largo de toda su longitud. Debido a esta fuerte oposición existente entre los cromosomas en este período, se creyó que se encontraban en número haploide. El acoplamiento cromosómico se denomina conjugación y su resultado es la aparición de los bivalentes (pares de cromosomas homólogos).

Los cromosomas continúan contrayéndose y en el período del paquitene son mucho más cortos y gruesos. Cada cromosoma del par se comienza a dividir en toda su longitud hasta originarse dos cromatidas; por lo que el par de cromosomas previo se ha convertido en una tetrada constituida por 4 cromatides.

En la etapa de diplotene cada cromosoma completa su excisión en sus cromátidas correspondientes que permanecen fuertemente unidas tan sólo por sus centrómeros (quinetocoros). Los cromosomas homólogos comienzan a separarse ligeramente haciéndose más notorias las tétradas. En algunos sitios los cromátides homólogos contactan e intercambian segmentos uno contra otro, conociéndose este intercambio como crossing.

Las regiones físicas donde se realizan estos contactos se denominan quiasmas. El intercambio de segmentos entre cromátides homólogas resulta en una recombinación del material genético. Los cromosomas continúan acortándose y engrosándose y el nucléolo se empieza a fragmentar.

La diacinesis se ve marcada por una aún mayor contracción de los cromosomas que se hallan dispersos por las células. Los cromosomas homólogos están aún apareados pero sólo se unen por el quiasma. Al final de la profase 1, la membrana nuclear y el nucléolo han desaparecido y las tétradas han comenzado su migración hacia el ecuador de la célula.

Metafase 1

Este período es similar al de la metafase de la división miótica salvo que no se ven pares de cromosomas (bivalentes) ni cromosomas simples alrededor del huso. Los pares homólogos se alinean de forma que los miembros de cada par descansan a cada lado de la placa ecuatorial con los centrómeros de los cromosomas homólogos hacia polos opuestos.

Anafase y Telofase

Estas etapas son similares a las de la mitosis. No obstante en la anafase 1 meiótica los centrómeros no se excinden, por los que más que cromátides separándose y moviéndose hacia polos opuestos, se ven cromosomas completos (cada uno conteniendo 2 cromatides). La reconstitución de los núcleos y las divisiones citoplasmáticas tienen lugar en la telofase 1 y originan 2 nuevas células. Sin embargo, puesto que la disposición de los bivalentes en la placa ecuatorial durante la metafase no sigue un orden determinado, la presencia de material cromosómico materno y paterno en cada uno de los núcleos durante la telofase es cuestión de azar.

División meiótica II

La segunda división meiótica se parece más a la mitosis y se produce tras una corta interfase durante la cual no se realiza ninguna síntesis de ADN. En algunas especies, las células producidas al final de la primera división están directamente en metafase II y se saltan la 2a profase. Los centrómeros se escinden en la metafase y las cromátides se separan durante la anafase. A diferencia de la mitosis, sin embargo, los cromátides no son idénticos, debido al "crossing over" que ocurre durante la primera profase meiótica. Después de la telofase y la citocinesis, aparecen 4 células haploides.

Diferencias en las divisiones meióticas de las células germinales femeninas y masculinas

Los hechos mecánicos de la meiosis son los mismos tanto en el caso de la producción del espermatozito o del óvulo, pero existen diferencias marcadas en la generación de estos 2 gametos y en el momento en el cual se inicia la meiosis. En el hombre, se producen 4 espermatozoides viables y funcionantes a partir de cada célula germinal que entra en meiosis, mientras que el mismo proceso origina solamente un único óvulo funcionante. Después de la divión meióticas 1 y II, el citoplasma se distribuye a partes iguales entre los espermatozoides en desarrollo, pero en la formación del óvulo, la masa citoplasmática permanece en una sola célula. Sus otros óvulos, denominados corpúsculos polares, reciben tan poca cantidad de citoplasma que no pueden sobrevivir. Aunque el citoplasma se distribuye por igual entre los espermatozoides, no se separa del todo, manteniendo las células en continuidad.

Hay una marcada diferencia en el momento de iniciarse la división meiótica en las células germinales masculinas y femeninas. En la mujer, las células germinales comienzan la meiosis en el período embrionario.

Alrededor del quinto mes de vida intrauterina, los óvulos en desarrollo se hallan en el período de diplotene de la división meiótica. Sin embargo, la división no se completa hasta justo antes de la ovulación, permaneciendo muchos óvulos en el estado de diplotene durante varias décadas. La 2. división meiótica y la formación del segundo corpúsculo polar se produce sólo después de la fertilización.

En contraste, la meiosis en las células germinales del hombre no se inicia hasta la pubertad, y una vez que la célula entra en mitosis llega al final de la misma sin períodos prolongados de interrupción.

Conclusión

Con respecto al aparato reproductor masculino y lo ya expuesto en este informe teórico podemos precisar que la principal función principal del aparato reproductor masculino es proporcionar las células germinales haploides necesarias para la procreación de la especie. Los espermatozoos se producen en el epitelio germinal de los tubulos seminíferos y presentan la secreción exocrina (holocrima) del testículo. Tanto la espermatogenesis como la espermiogénesis depende de la altas concentraciones de la testosterona producida como secreción endocrina por las células intersticiales testiculares.

Al hablar del aparato reproductor femenino nos dimos cuenta de la presencia de cierto tejido o glándula que es una de principal vitalidad para la mujer orgánicamente y se les denomina con el nombre de ovarios, esta podemos decir que es una glándula citogenética que libera un ovocito y que además sirve intermitentemente, como glándula endocrina. Durante su desarrollo en los folículos los ovocitos reciben los productos nutriticios desde los vasos sanguíneos ováricos y a través de la teca interna. Con la aparición del cuerpo luteo tras la ovulación, se sintetiza es estrógeno y progesterona , hormonas responsable del desarrollo y la preparación de la mucosa uterina para la recepción de blastocito. La producción periódica de hormonas ovaricas es la base de la existencia de ciclo menstrual siempre y cuando no exista gestación. Si hay gestación, el cuerpo luteo persiste y su actividad hormonal mantiene el endometrio.

  1. Bibliografía

D.W. Tratado de Histologia Bloom Fawecett, 12ª edición . McGraw-Hill Interamericana.

Histologia , William J. Krause, J.Harry Cutts, Editorial Panamericana Colombia.

Finn Geneser Histologia, Segunda Edición. Editorial Panamericana.

Garnetner – Hiatt, Atlas Color Histologia. 4ª edicion Editorial Medica Panamericana

 

 

 

Autor:

Adrian Jose Guevara Rausseo

Fecha de Nacimiento: 6 de Abril del1989

Pais: Venezuela

Estado:Carabobo, Ciudad Valencia

Instituto: Universidad De Carabobo

Ocupación: Estudiante Universitario

Facultad de Odontologia

Asignatura: Histología

Fecha de Elaboración: 13 de Noviembre de 2007

Partes: 1, 2, 3
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