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La crucifixión de Jesús y muerte de Jesús


Partes: 1, 2

  1. El suicidio de Judas
  2. La burla de los gentiles
  3. Las señales de la muerte de Jesús

Mateo 27: 35-54. Marcos 15: 24-37. Lucas 23: 33- 46. Juan 19: 18-30.

La sentencia dada por Pilato, como una ratificación de la decisión tomada por el Sanedrín, fue la pena de muerte, a ser sufrida por medio de la crucifixión. Antes de ser crucificado, el reo era flagelado, con lo cual el cuerpo y su carne quedaran hecho trizas. Era un proceso de ablandamiento, de preparar ala condenado como una antesala de lo que iba a sufrir.

Todo crucificado era despojado de sus vestiduras, quedando completamente desnudo. Los Evangelios dicen que los soldados se repartieron la ropa de Jesús, por medio del los dados, ya que la túnica era de una sola costura. Ropa sencilla y humilde de un campesino. Al ser despojado de su vestidura, los órganos genitales quedaban a la vista de todos los curiosos, que como moscas se acercaban a ver a los condenados. En los cuadros que representan la crucifixión,, se puede ver a Jesús con una especie de pantaloncillos, algo así como un taparrabo, como el se muestra en las películas y las fotos de Gandhi, semejante a los pañales de los niños.

Con exactitud no se puede decir como fue Jesús crucificado, ya que la tortura se realizaba según fuera la mentalidad del oficial que dirigía la ejecución. El oficial de más ingenio, se aseguraba mayor tormento en su operativo. Un sádico multiplicaría los tomentos y alargaría la agonía.

Las cruces tenían por lo general un travesaño en el palo horizontal, que era llamado patibulum, el tramo transversal se denominaba antenna en el cual descansaba en parte el peso del cuerpo; quedando el condenado como si estuviera sentado, en la posición de caballo. El reo era fijado en la cruz, por medio de unos clavos, (que los latinos denominaban clavi trabales), que atravesaban sus manos por las palmas o por las muñecas. Sus manos también podían ser sostenidas por cuerdas o correas, para evitar que el cuerpo se desprendiera, o se desgarraran los miembros que eran atravesados por los clavos, debido al peso que sostenía; pero no siempre se usaban clavos.

El cuerpo no se disponía en posición vertical, como se nos pinta al Crucificado, sino que al tener las nalgas apoyadas en un trozo de madera, (llamado cornu o sedile), sus piernas eran encogidas, es decir subidas hasta acercase a las nalgas. En esa posición, o se procedía a clavar cada pie del patibulum, o se clavaban juntos ambos pies, haciendo penetrar el clavo por los calcañales. Al estar clavado de esa manera, y en la posición en que quedaban las piernas, el cuerpo sufría grandes calambres, provocados por la forma inmóvil y encogida del cuerpo. Séneca expresa que los soldados, para aumentar el placer de ver sufrir al condenado, llevaban a clavar en el patibulum los órganos sexuales, para aumentar el dolor.

Las personas que se han familiarizado con los Evangelios, han llegado a creer que la muerte en la cruz se padecía el mismo día; pero eso no es verdad, aunque si es cierto que Jesús murió a las seis horas de haber sido suspendido en ella. La tortura de la cruz podía tomar varios días, dependiendo de las condiciones físicas del condenado, pudiendo este soportar hasta una semana en su tormento. Los dos compañeros de Jesús en el Gólgota, no murieron por el tormento, sino que fueron muertos por los soldados. Recuérdese que Pilato se asombra de que Jesús muriera tan rápidamente.

A los tormentos previos a la cruz, como se ha dicho, que eran los azotes, se debe agregar lo dicho por Maurice Goguel: "… el crucificado…estaba reducido a la condición de un cadáver por la inamovilidad e incapacidad de hacer nada…Desnudo, incapaz aun de espantar las moscas atraídas por la sangre y la carne lacerada por los azotes, expuesto a los insultos y las maldiciones…" A esto se debe agregarse el sol que hería los miembros desnudos, la sed calcinante, el hambre y el dolor que provoca el tormento, unido al insomnio.[1]

Alfred Edersheim, cuando se refiere a la mezcla o brebaje de vino, que puede ser vinagre mezclado con mirra, y que Mateo denomina ajenjo, lo cuales no son mas estupefacientes, dice lo siguiente: "Era una práctica judaica el dar a aquellos que eran llevados a la ejecución un trago de vino fuerte mezclado con mirra, para amortiguar el estado de conciencia. Este acto de caridad era ejecutado- o por lo menos pagado- por una asociación de mujeres de Jerusalén. Este trago fue ofrecido a Jesús cuando legaron al Gólgota. Pero, habiendo probado, y conociendo su carácter y objeto, no quiso beberlo. Era como rehusar antes la compasión de las <<hijas de Jerusalén>>. Ningún hombre podía quitarle la vida; Él tenía poder para entregarla y para volverla a tomar. Y no aquí ceder a la debilidad ordinaria de nuestra humana naturaleza; ni sufrir y morir como si hubiera sido una necesidad, no una entrega propia voluntaria. Quería hacer frente a la muerte, incluso en su forma más temible y espantosa, y vencerla sometiéndose a ella plenamente. Una lección, ésta, también-aunque difícil- para el cristiano que sufre."

No se peca, si se dice que la crucifixión era el arte más depurado de tortura y de tormento en los que en días de Jesús se podía aplicar a una persona. En Grecia, este castigo no se le aplicaba a ningún ciudadano, y en Roma solo se les aplicaba a los criminales más viles. A la condición de vil, malhechor y ser repúgnate y antisocial, fue reducido Jesús con este tormento.

Por Jesús morir en una cruz, el cristianismo fue tendido como una locura, ya que no se encontraba en los anales de la Historia, que un hombre de valor hubiera muerte en ella. Tertuliano uso el caso del general romano Atilio Régulo, quien murió en una cruz, siendo inocente. Su muerte fue injusta y vejatoria.[2] Que era una muerte aplicada a ladrones y malhechores de la peor especie, eso lo confirma el Evangelio al decir: "Y crucificaron con el dos ladrones…"

Marcos dice: "Y era la hora de la tres cuando lo crucificaron." Aunque Adam Clarke, el Príncipe de los comentaristas, y un erudito que merece todo el respeto, dice que ésta hora equivale a poco después del medio día, y que el tiempo que nuestro Señor pasó en la cruz hasta su muerte fue unas tres horas, todo parece indicar que el albacea de Wesley no estaba en lo correcto. Es cierto que es grande el esfuerzo de críticos y comentaristas para que esta hora tercera de los judíos, que es nuestra nueve de la mañana, se ponga en armonía con la hora sexta de Juan: 19: 14, que es las doce o el medio día. No es que los escritores bíblicos no estaban preocupados por la hora, sino por el detalle; o lo que es pero todavía, no se puede decir que Juan estaba equivocado y marcos en lo correcto.

Vamos a entrar en detalles, para que se tenga una idea del uso de las horas en los Evangelios, y se pueda comprobar que la hora que Juan usa es una hora correcta, cuando dice que la era la hora sexta; como también lo está Marcos al decir que la hora sexta. Ambos hablan de la misma hora del día, como también lo esta Mateo, al mencionar la hora sexta. Que no se olvide que los judíos contaban sus días, o parte clara del mismo, a partir de la salida del sol.

Entonces, ¿A qué hora sale el sol?

No se puede precisar, pues según la estación del año hay un cambio considerable en el cambio de las horas. Según la estación que fuera, el sistema de computar el tiempo era ajustado, y dividía la parte clara del día, en mañana, medio día y tarde; la noche se dividía en vigilias. Las tres partes del día, se dividían en lo que nosotros llamamos horas. Es por eso, que mientras se tenga en mente nuestro actual sistema de dividir el día, no entenderemos el modo judío de dividir sus días.

Recuérdese que los judíos oraban en la mañana, al medio día y en la tarde; por consiguiente, su primera oración era a las tres, que es para nosotros las nueve de la mañana; la segunda es a la hora sexta, que es nuestro medio día, y la tercera oración era a las hora nona, que es nuestra tres de la tarde. Esa hora corresponde a las horas en que Jesús fue crucificado, a la hora en que las tinieblas cubrieron la tierra, y a la del grito de dolor, agonía y muerte. Los críticos y comentaristas están de acuerdo con estas horas; pero lo escabroso se suscita con la hora de Juan, para lo cual hay que entrar en detalles.

Juan, quien indiscutiblemente escribió su Evangelio mucho tiempo después de la destrucción del Estado Judío; y que también es probable que lo escribiera estando en territorio griego, por lo que vamos a decir, usó la forma greco-romana de medir el tiempo. Los griegos y los romanos no contaban el tiempo del mismo modo que los judíos. Tanto los griegos como los romanos contaban el tiempo como nosotros lo hacemos hoy día, fue de ellos que heredamos ese sistema; en cambio que los judíos contaban sus horas claras a partir de la salida del sol y sus noches en vigilias. Griegos y romanos iniciaban sus días a partir de la media noche, o doce de la noche. Si Juan utilizó el sistema romano, su hora sexta es nuestra seis de la mañana, por lo cual no es aventurado el decir que Pilato falló temprano, si somos capaces de comprender que el Sanedrín llevó a Jesús tan pronto amaneció, ante el Tribunal del Gobernador.

Si eran las seis de la mañana cuando Pilato dio su veredicto, no es difícil entender que las burlas, los azotes, el largo tramite o papeleo, el camino al Gólgota, y el acto de la crucifixión se tomaría tres horas. Juan dice que fue a la hora duodécima que Pilato presentó a Jesús como el Rey de los judíos. Esto lo decimos, porque Juan en nuestro lenguaje dijo que Pilato salió con Jesús a las seis de la mañana, y Marcos que Jesús fue crucificado a las nueves. Por lo cual no hay ni manera correcta ni errada, sino dos formas distintas y correctas. No hay por lo cual contradicción en el lenguaje, y nos aventuramos a mas, había preocupación por que se supera todos los detalles posibles de este magno acontecimiento.

El doctor A. T. Robertson, supera todas las posibles dificultades, cuando en su Armonía de los Evangelios, incluye una serie de notas sobre puntos de interés. Cuando en Juan: 1: 39, dice en relación a los dos discípulos de Juan el Bautista, que esto les preguntaron a Jesús, que donde el moraba, el texto dice: "era como la hora de las diez", esto seria como las diez de la mañana. En el capitulo 4 versículos 6 del mismo Evangelio, se nota mejor lo que se quiere ilustrar: "Pues Jesús, cansado del camino, así se sentó a la fuente. Era como la hora sexta." Se ajusta más a la costumbre, el que sean las seis de la tarde, pues se iba a buscar agua por la mañana o por la tarde, pero nunca al medio día.

En Juan: 4: 52 encontramos que dice, refiriéndose a un milagro de curación efectuado por Jesús sobre la persona del hijo de un funcionario del rey Herodes: "Preguntó a que hora comenzó a estar mejor, y dijerónle: ayer a las sietes le dejó la fiebre." Esto se entendería mejor si fuera a las siete de la noche del día anterior. Todo parece indicar que Juan usó el modo romano de computar el tiempo, que era a partir de la media noche como se ha dicho. Dejando como superado el inconveniente del tiempo, ya se puede decir que eran las nueve de la mañana, minutos más o menos, cuando Jesús fue crucificado en medio de dos ladrones.

Los Evangelios dicen que en la cruz donde Jesús estaba crucificado tenia un rotulo en tres idiomas. La inscripción daba el nombre del acusado, lo que de él se diecia. La inscripción puede leerse de la siguiente manera: "Éste es Jesús Nazareno, el Rey de los Judíos." Como la arqueología atestigua que el nombre y los cargos eran escritos, en el caso de Jesús, la acusación era infundada, Jesús nunca se proclamó rey de los judíos, simplemente fue escrito por Pilato para fastidiar a los Príncipes de Israel.

Juan, que fue testigo ocular de los hechos, dice que el rotulo que pendía sobre la cabeza de Jesús estaba en tres idiomas, esto es las lenguas mas comunes de las personas que se encontraban en la capital, Jerusalem, para ese tiempo. Estos idiomas eran: hebreo, que bien pudo ser siro-caldeo, que era la lengua natural de los moradores; griego, la lengua internacional de época; y latín, la lengua de las autoridades, y del juez que dictó la sentencia. Es muy probable que todo el que viera al crucificado, si sabia leer, podía leer el rotulo que contenía el nombre, la nacionalidad y los cargos.

Es pendiente de la cruz, que Jesús dice las famosas Siete Palabras. Comenzando por implorar el perdón de los que le condenaban sin saber lo que estaban haciendo, se olvida de sus propios sufrimientos, para interceder ante el Padre por sus verdugos. La segunda palabra va dirigía a uno que comparte con Él el tormento, y que ha aceptado el perdón ofrecido. Jesús le da garantía de que estará con Él en el Paraíso. La tradición nos dice que se llamaba Dima, el afortunado buen ladrón. La tercera palabra esta dirigida a su madre, y al discípulo que amaba. El Maestro se preocupa por su madre, la cual ve en medio de un mundo hostil, por eso la encarga a un ser amado.

Es en medio de las tinieblas, cuando un velo cubre el rostro del Padre, que el Hijo, recurriendo a su lengua materna dice con dolor: "Eloi, Eloi, ¿lama sabacthani?" Se sentía en ese momento privado de la presencia del Padre. El lazo de unión que le tenia atado al Cielo se había rostro. Su dependencia del Padre no la estaba sintiendo, por eso su grito de angustia, su clamor lacerante, su impotencia. Pero los que estaban más próximos no entendían lo que Él decía.

Cuando Jesús exclama: "Sed tengo." En su deseo de cumplir la voluntad del Padre, Jesús había rehusado beber el brebaje que le ofrecieron como anestésico que consistía en hiel y mirra, por eso tiene sed, la sed que produce el calor del sol y por la perdida de sangre. Desea un poco de liquido que refresque su garganta, por eso uno de los presente le ofrece vinagre. Ese vinagre era una especie de refresco que usaban los soldados. Jesús tomo del vinagre, y al tomarlo dio un gran grito, dice Lucas.

Cuando Jesús exclama: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu," esta diciendo que ya no quedaba nada por hacer. Había hecho la obra para lo cual había venido a la tierra. Estaba poniendo su espíritu en las manos del Padre, para que éste lo guardara. Es por eso que al expirar con el: "Consumado es," tenía la entera satisfacción de haber hecho su tarea. Todo lo que se pedía por el pecado y el rescate del hombre ya estaba concluido, su trabajo estaba Consumado.

¿Qué día de la semana murió Jesús? ¿Cuál es el año de su muerte?

De entrada no se puede avanzar ninguna fecha como verdadera, ya que las que se dan, que son varias, tienen argumentos sólidos en su pro o en su contra. Todos los datos aportados para sostener esos argumentos, merecen el respeto que se le pueda tener a un dato. Lo que siempre se ha dicho es que Jesús tenia unos treinta y tres años cuando fue crucificado, por lo cual si lo entendemos así, ya que es común decir que la era cristiana se inicia con el año del nacimiento de Jesús, por lógica, Jesús fue crucificado en el año treinta y tres de nuestra era. Aunque resulte paradójico, es la opinión más socorrida que Jesús fue crucificado en el año 31, ya que su nacimiento se operó unos dos o tres años antes de la era cristiana.

No es prudente entrar en detalles sobre la obra tan mencionada y poco conocida de del monje Dionisio el Exiguo o el Pequeño, porque un enano, el cual es el padre de nuestro sistema de contar los años a partir del nacimiento de Jesús. Fijar la fecha del año 33 después de nuestra era, es hacer que la Pascua caiga el 3 de abril, lo cual no concuerda con los datos históricos, pues al aplicar las profecías de Daniel, con respecto a la reedificación de Jerusalem y el año del ungimiento del Mesías Príncipe. El año del Decreto de Artejerjes, fue en el año 457 antes de Cristo, por lo cual nos lleva al año 27 de nuestra Era. Por desatinada se desestima el año 33 por los cronistas.

Como la vida y ministerio de Jesús estaba sujeta a un plan, ya que no fue más que el desenvolvimiento de los pliegos proféticos, es por eso que se concluye que el año 33 no es correcto. Las profecías de Daniel capitulo 7 no señala a ese año. También se descarta la posibilidad de que Jesús muriera un año posterior a esa fecha, la del 33, porque seria alejarse más de años indicado por la profecía. Venido el cumplimiento del tiempo en el reloj del Cielo, la profecía se había de cumplir con precisión milimétrica, y así fue.

La fecha mas aceptada, es la del año 31; pero se debe reconocer que un es un argumento irrefutable, es el siguiente: la Pascua Judía del año 31 cayó el miércoles 35 de abril, y no el viernes 27, que fue el viernes posterior, o el viernes 20 que fue el viernes anterior. Esto es los días 16 y 23 de Nisán, ya que la Pascua debe ser el 14 de ese mes. Esto trae un problema, que se ha venido arrastrando desde los orígenes del Cristianismo, y tenido como un punto neurálgico, al extremo de que es punto de estudio en las universidades y seminarios de hoy día.

Por lo antes dicho, se llega a las siguientes objeciones:

Primero: Que Jesús no tomó la cena de la Pascua con sus discípulos el día que estaba establecido por la Ley; Segundo: que no murió en el año 31.

Quien esto escribe, cuando trabó conocimiento de éstas objeciones, era estudiante universitario, y en la biblioteca de la mismo tuvo conocimiento de las obras del francés Ernesto Renán, el conocía a través de las referencias que José Enrique Rodó. Ese tiempo mi fe, no en la Biblia, sino en la Teología Adventista se derrumbó; el cielo se mi vino al suelo, y debajo estaba yo. Sufrí una crisis espiritual y por ende existencial, penetro en mi alma, al extremo de sentirme perdido. Sin mas compañía que la traducción en romance castellano de una Biblia de tapas negra, que desde niño me hacia compañía, me encontraba en el mundo. Como antídoto a mis males, profundice en los escritos del erudito francés, y poco a poco fu comprendiendo que era un hombre frustrado, que se negó a creer lo que escribía, y que nunca en publico, se atrevió a exponer sus ideas. Renán escribía lo que no creía, y no hablaba de lo que escribía.

Pero los años que han seguido a esa caída no fueron en vano. Oración, estudio y reflexión, adjunto al choque de mis ideas con los demás, me ha hecho poner en pie, y dar testimonio sobre la Palabra de de Dios, creador y sustentador nuestro. Pero no está en mi ánimo contar las angustias y penas que viví, por no poder entender y explicarme un hecho histórico. Desde entonces, cuando un acontecimiento narrado en las Escrituras, no concuerda con un hecho de la Historia de la Humanidad, no cuestiono la Palabra de Dios, sino que busco la forma de conciliar los escritos de los hombres, para que estos no pequen de petulante ante su Creador.

Fue temprano en la Historia de la Iglesia, que grupos heréticos penetraron en la misma, y emperezaron a tergiversar los asuntos Divinos. Cada año, son mas los hombres eruditos, nuestros sabios, que dentro de la Iglesia, se apartan de la verdad; aunque de tiempo en tiempo se levantan modernos Juan Bautista, que invitan a hacer las cosas como Dios manda. También es verdad que estos son cada vez menos, y el ruido que hay en el mundo no permite que su voz se oída por muchos, si a esto se le agrega la contaminación ambiental, la ceguera espiritual, y los deseos de la carne, esas pequeñas antorchas casi no brillan, pero la luz de la verdad es tanta, que el humo del infierno no la puede apagar.

Fue cuando la ola antinomoníaca penetró a la Iglesia Cristiana que se desarrolló la creencia de que Jesús no tomó la Pascua el día fijado por la Ley, debido a que de haber hecho, estaba contemporizando con ella y el judaísmo, y estando de acuerdo con Moisés. Éste movimiento antinomoníaco alegaba que Jesús había clavado la Ley en la cruz, cuando fue sacrificado en el Gólgota, por lo cual los cristianos no tenían que observar dicha Fiesta de Pascua. Los Evangelios sinópticos dan pruebas más que abundantes para mostrar que Jesús comió la Pascua, aunque no falta quienes digan que, que fue crucificado un MIERCOLES, no el viernes, lo cual marca una contradicción con los Evangelios, o un desconocimiento de los mismos. Quienes sostienen que Jesús fue crucificado un miércoles y no un viernes, lógicamente establecen que Jesús resucitó un sábado, en vez del domingo, como dicen los que conocieron a Jesús, y que fueron testigos de las cosas que vieron.

A principio de 1983, un lector, de una revista denominación al, preguntó al editor, sobre una publicación que había recibido, en la cual se daba cuenta de que la crucifixión ocurrió un miércoles. La persona encartada de contestar, un teólogo y erudito muy capaz y comedido, acuso a los autores de la publicación en cuestión de un "grupo vocinglero". En principio creí que esa era una acusación muy áspera, pero al tener el denominado folleto y hacer su análisis, comprendido que lo de vocinglero fue poco, que el teólogo fue comedido y conservador.

El autor del mencionado folleto interpreta a Daniel 9: 27, donde dice: "…y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda", como: "En cierto sentido, esta es una profecía dual. Cristo murió a la mitad de la semana profética de siete años, después de tres años y medio de ministerio; y también murió a la mitad de la semana-¡el miércoles!" Aunque se sabe, o se debiera saber que las profecías son precisas, pero no que lo fueran tanto, al extremo de hacer a un lado las declaraciones evangélicas. El autor del folleto, usa un argumento, que quisiéramos ponerlo en su contra: "Pero la Biblia no es interpretada…por ningún comentario de hechura humana."

Dejando establecido como un hecho, que Jesús murió un viernes, vamos cual fue el año en que ocurrió este magno acontecimiento. Para esto nos vamos a servir del Evangelio de Lucas, el cual nos dice cuando inició Jesús su ministerio. En el capitulo tres, Lucas da una serie de hechos que son sorprendentemente reveladores. Es por eso que veremos los siguientes aspectos:

Primero: Lo primero a considerar es que Lucas dice que Juan empezó a predicar en el año 15 del reinado de Tiberio César. Por lo cual cabe la pregunta, ¿Cuándo empezó el reinado de Tiberio. La respuesta no es tan fácil como parece a simple vista. Una respuesta simple seria que Tiberio empezó su reinado a la muerte de Augusto, el cual murió el 29 de agosto del año 767 de la fundación de Roma, que es nuestro año 29 después de Cristo. Si se recurre a Tácito en sus Anales, y a Suetornio en su Roma Escandalosa de los Doce Cesares, ambos nos dicen que antes de morir Augusto, Tiberio fue regente, por lo cual tuvieron un reinado conjunto de dos años. Es así que Tiberio inicio su reinado en el año 12, por lo cual el inicio del Ministerio de Juan el Bautista se inicia en el año 27 de nuestra era común, por el mes de agosto, en el verano.

Si Jesús fue bautizado el mismo año en que Juan inició su Ministerio, en el caso de que el Ministerio de Jesús durara unos tres años y medio, la muerte de Jesús ocurrió en el año 31. Lo que no sabemos es que fecha utilizó Lucas para fechar lo que él está narrando. Es por eso que debemos recurrir a otras informaciones.

Segundo: La edad de Jesús, según Lucas nos dice: "Jesús comenzaba a ser como de treinta años." Aquí tenemos que acotar, primero: Juan era unos seis meses mayor que Jesús, y era una practica de que los rabinos se iniciaran a los treinta años, aunque Jesús no estaba sujeto, ni a los treinta años requeridos para el inicio del sacerdocio levítica, ni sujeto a las leyes rabínicas. Por eso Jesús no tenía que esperar los treinta años de edad para ser bautizado. Si Jesús tenia treinta años en el año quince de Tiberio, esto nos indicaría que Jesús nació por el año 751 de la fundación de Roma. A esto se debe agregar la mención del Censo de Augusto, el cual debe coincidir con el año del nacimiento de Jesús.

Augusto César había impuesto un censo de población en todos sus dominios que debía realizarse cada catorce años. Como hubo un censo en el año 726, el censo siguiente correspondía al año 740; pero este censo no se realizó esa año, sino que se postergó hasta el 746, y existe la posibilidad de que tardar años en llegar a Palestina. No vallamos a pensar que existiera un equipo preparado que iba a salir por tan dilatado Imperio, y en cuestiones de días, levantar un censo de población y bienes en cuestión de meses o talvez años.

Tercero: Se acostumbra a usar la fecha de la muerte de Herodes, pero Jesús no pudo haber nacido después de la muerte de Herodes, sino en los días, o años anteriores a su muerte. Para Josefo, en Antigüedades Judías XV111. 8. 1. Dice que Herodes murió en el año 37 de haber sido nombrado rey por los romanos. Josefo menciona un eclipse de luna entre el 12 y 13 de marzo del año 750, pero que también hubo eclipse el 17 de julio del 752, y otro el 24 de enero del 753, lo que no hubo fue un eclipse de luna en el año 751, por lo menos visible para Palestina.

Hasta ahora no podemos determinar el año de la muerte de Herodes, y si ha esto agregamos que el monje Dionisio fechó el nacimiento de Jesús en el año 754. Los modernos han llegado a determinar su nacimiento en el año 749. Por lo cual ya tenemos fechas suficientes para saber que no podemos determinar cual, de entre tantas fechas y hechos, como es la muerte de Herodes o el eclipse de que hubo el día de su muerte, para poder fechar con exactitud, para determinar cual es la fecha del nacimiento de Jesús.

Cuarto: La fecha de la construcción del Templo. En el Evangelio de Juan: 2: 20, los judíos les dicen a Jesús que la construcción del Templo había durado cuarenta y seis años. En el libro XV11. 8. 1. Josefo dice que Herodes el Grande empezó en el año décimo octavo; pero el mismo Josefo en su Guerra de los Judíos libro 1.21.1, dice que fue en el décimo quinto de su reinado que inicio la construcción del Templo. El mismo Josefo hace iniciar el reinado de Herodes, sea tanto desde que quiso asesinar a Antígono, como del año en que fue exaltado por los romanos.

Si se inicia a contar del año quince y le agregan los cuarenta y seis años que se dicen en Juan, esto nos llevaría del año 714 hasta el año 775. El año 775 de la fundación de Roma nos llevaría a la primera Pascua del Ministerio de Jesús, en la cual Él tenía unos treinta años. Si al año 775 le restamos los treinta años de Jesús da como resultado el año 745, lo cual dice que no es correcto, pues excede en unos cuatro años la edad que Jesús tenia. Con esto también sabemos que la construcción del Templo, no es tan fácil determinar el año en que Cristo padeció en el Calvario. Por lo cual, como no es fácil saber lo que nos dice Josefo, hay que declarar una fecha exacta, ya que Dionisio la fija en el 754 y los modernos en el 749 de Roma, como ya se ha apuntado.

Quinto: EL tiempo que duró el Ministerio de Jesús. En los círculos teológicos se tiene como una verdad que no necesita demostración, como un axioma, que el Ministerio de Jesús duró tres años y medio. Para que esa verdad sea irrefutable, es necesario que durante su Ministerio, Jesús hubiera celebrado unas cuatro Pascua; y eso es difícil de que sucediera. Por lo que Robertson nos aporta en sus ensayos, vamos a ver las Fiestas que se mencionan en los Evangelios:

Los que hacen un ministerio de tres años y medios, ven en Juan: 5: 1, donde se dice: "Una fiesta de los judíos…" como si fuera una Pascua. Es común determinar esta Fiesta como una Pascua, pero es difícil que sea la Magna Fiesta del pueblo de Israel. Aun los que dicen que no es una Pascual, están divididos, pues no han podido conciliar, el hecho de que un antiguo manuscrito hace referencia a que la Fiesta de los Tabernáculos, y otros se refiere a los Panes Azimos.

Para Crisóstomo, Cirilo, Erasmo y Calvino, ven en ella una Pascua. Kepler propuso que fuera la fiesta de la Dedicación; sin que falta quien vea en ella Pentecostés; en cambio Meyer ve en ella la Fiesta de Purín. Solo debemos decir que cada vez que era una Pascua, Juan la llama por este nombre, y el que ésta no se designe con ese nombre, se presta a que uno se incline por lo contrario. Vemos que por esta vía no es tan fácil determinar una forma de fechar, de calcular el tiempo.

Nos gustaría creer que esta Fiesta de Juan: 5: 1, es una Pascua, pero no porque muchas autoridades concuerden con ésta, no tiene que ser cierto. Un autor tan reservado como A. T. Robertson, se resiste a admitirla como tal. El mismo Robertson dice que Jesús en su Ministerio duro unos dos años mas o menos, pero nunca tres años. No es porque no se pueda determinar que tipo de Fiesta, es ésta de Juan, tiene que ser una Pascua. El mismo Juan en los capítulos 2: 13, en el 6: 4 y 12: 1.

Si el Ministerio de Jesús no duró tres años y medio, como se presume, entonces encontramos que no podemos precisar el año de su muerte. A lo antes apuntado hay que agregar que según las profecías de Daniel, el Mesías iba a durar en su Ministerio tres años y medios, al final de los cuales se le iba a quitar la vida, lo que es el argumento mas poderoso, para hacer fina entre los que argumentan sobre este tiempo de Ministerio. Tradiciones antiguas, como los escritos de Eusebio de Cesarea, el cual dice: "Se registra en la Historia que todo el tiempo que nuestro Salvador estuvo enseñando y haciendo milagros fue tres años y medios, que es la mitad de una semana. Esto lo representa Juan el Evangelista a los que sepan prestar a su Evangelio la atención critica que merece."

Aurelio Casiodoro Senador, Cónsul romano, en el año 514 de nuestra Era, dijo que Jesús murió en el año V.C. 584, que es nuestro año 31, y agrega:"Nuestro Señor Jesús padeció, en la octava de la calenda de abril…" esto es el 25 de abril. Para que se tenga una idea de lo que son las calendas, se transcribe de Wikipedia lo siguiente: "Las Calendas eran el primer día de cada mes. Los días anteriores al día 1 hacían referencia a las Calendas de ese mes. Por lo tanto, en un año normal de 365 días: el 1 de marzo, era las Calendas de Marzo; el 28 de febrero era el día anterior a las Calendas de Marzo; el 27 de febrero era el 2º día antes de Calendas de Marzo (se contaba el día de partida y el de llegada en la cuenta); el 26 de febrero era el 3º día antes de las Calendas de Marzo; el 25 de febrero era el 4º día antes de las Calendas de Marzo; el 24 de febrero era el 5º día antes de las Calendas de Marzo; el 23 de febrero era el 6º día antes de las Calendas de Marzo. En los años bisiestos se agregaba un día después del 23, que era el bis-sexto antes de las Calendas de Marzo. Como nosotros ya no contamos las Calendas, nos resulta más cómodo considerar que el día agregado es en realidad el último del mes."

Cuando en el párrafo anterior se dice que Aurelio Casiodoro dijo que Nuestro Señor padeció en la octava de la calenda de abril, se esta diciendo que abril iniciaba en lo que en nuestro moderno calendario es el 17 de abril. Es por eso que a los ocho días de abril, en el 25. Aurelio esta escribiendo en los días del calendario Juliano, hoy estamos bajo el calendario Gregoriano. En el Concilio de Cesarea, que se celebro el año 196 o en el 198, se dijo que Jesús murió en la fecha que da el Cónsul romano.

A continuación, se extrae una lista de nombres de autoridades, los cuales fueron extraídos de la obra del Doctor Guillermo Hales, titulada A New Análisis of Chronology, y fue extractado por Urías Smith, y que se encuentran en su Comentario al Libro de Daniel. Sobre que Jesús murió en el año 31 están de acuerdo la Crónica de Alejandría, Máximo el Monje, Nicéforo Constantino, Cedrono, Eusebio, Epifani, Kepler y Bucher. Patino y Petavio concuerdan en el año, pero como día, son la décima y la decimotercera de las calendas de abril. Renán dice que Jesús murió el 3 de abril del año 33.

Son muchas las teorías que en torno al día, y al año de la muerte de Jesús se han suscitado, y en este trabajo no se ha pretendido agotarlas todas. Lo que sobre el respecto se ha escrito, es para mostrar que no es tan fácil el llegar a una conclusión satisfactoria. Una cosa es cierta, si el Eterno Dios, hubiese querido que se preservara la fecha de la muerte de su amado Hijo, los Evangelios claramente o hubiesen expresado, con el día de la semana, la fecha del día, mes y año, como se registra cuando los hijos de Israel salieron de Egipto. A nosotros nos ha sido vedado, no porque sea un misterio, sino porque a Dios no le pareció trascendente.

Una cosa si es cierta, y es que Jesús murió por todos nosotros, para que con su muerte, tengamos vida; para que con su sangre seamos lavados, y que por sus heridas encontremos el camino de regreso al Padre. Con su vida, la cual ofreció como sacrificio expiatorio, consumó la ofrenda que era necesaria para rescatar a todo el género humano. Por lo cual, es la muerte de Cristo, el don mas precioso que el Cielo nos ha podido dar, ya que su cruz, es la garantía de que el Padre nos ama, y al ser levantado de entre los muertes, nos da la seguridad de que viviremos con Él.

El suicidio de Judas

Mateo: 27: 3-10.

Este capitulo y el siguiente deben leerse después de la condena de Jesús ante Pilato, y antes de la crucifixión

El nombre de judas Iscariote, a pasado al lenguaje cristiano como un símbolo de la bajeza y de la traición. La infamia ha sido agregada a su nombre, como el INRI sobre la cabeza del Crucificado. Decir judas, es decir bajeza, traición, todo lo deleznable de una persona.

Judas, según leemos, era hijo de Simón Iscariote, y era natural de Cariot o Keriot. Sobre el origen de este nombre, nos parecen posibles las consideraciones de Lightfoot, quien expresa que el nombre de Iscariote se le empezó a aplicar después de su muerte, debido a que "iscara" significa estrangulación, y judas murió ahorcado. Esa es la razón por la que lleva este nombre, no porque fuera natural de este pueble de Judea, sino por su trágico final.

Donde quiera que aparecer su nombre en las Escrituras, la ignominia se una a él, sea tanto con el adjetivo de ladrón, o como el de traidor. Es probable que si Judas hubiera muerto antes de la Pascua, su nombre lo hubiésemos tenidos entre los héroes de la fe, y fuera una de los nombres que ha nuestro juicio, y el de los comentaristas y teólogos, estuviera escrito en una de las puertas de la Nueva Jerusalén. Su nombre aparecería como el de uno de los jueces que se sentarían en sus tronos para juzgar a las naciones, cuando venga el Señor a juzgar a los impíos.

No falta entre los modernos, quienes pinten a Judas como el más instruido de todos los discípulos. El Doctor A. Writht, llegó a considerar a Judas como el primero de los doce. Se ha llegado también a tenerlo como a un agitador de las masas, y el cabecilla de aquellos que quisieron proclamar a Jesús como rey. También se le pone como el que quería sembrar la duda entre los discípulos, cuando el desencanto se posesionó de ellos a raíz del discurso del Pan de Vida. También que Judas, en su afán de grandeza, llegó a reprocharle a Jesús, el que Jesús consintiera que se hiciera un desperdicio, como el derramamiento del perfume de nardo; pero no debemos olvidar que fue compañero de Jesús, y que este Divino Maestro recibió el Don del Espíritu Santo para predicar, sanar enfermos, y echar fuera demonios.

Judas era uno de los que jubiloso, exclamo, que ya los espíritus no le hacían resistencia, sino que huían delante de él. Judas había ganado el aprecio del grupo, y por esa razón le habían confiado el manejo de sus pocos bienes materiales. También estuvo presente durante el proceso publico de Jesús ante el Gobernador Pilato, ya que el relato de Mateo nos dice que cuando fue condenado Jesús a muerte, Judas comprendió el error que en que había incurrido: "Volviendo arrepentido las treinta piezas de plata a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos."

El mismo Judas había preguntado cuanto le querían dar para entregar a su Maestro, lo encontramos luego arrepentido de su negocio turbio, y de haber servido como instrumento de los enemigos del Reino de Dios. Es por eso que las palabras de Judas, ante los jueces de Israel son un grafico testimonio, creciendo en su valor, debido a que proceden de los labios de aquel que sirvió de puente para la traición: "Yo he pecado entregando la sangre inocente." Este testimonio procede de un hombre que había estado con Jesús durante todo su ministerio público, y que en sus momentos de retiro y de intimidad, también estuvo con Él.

Judas no proporcionó pruebas en contra de Jesús, el señaló el lugar y la persona que ellos querían que fuera identificada. Judas mismo se sentía con pena, sentía lastima de su suerte, por haber traicionado al hombre que quería transformarlo en un hombre de bien. Por eso, al ver que aquellos a quien él le había vendido a su Maestro mostraban desprecio por él, con aquellas palabras de: "¿Qué se nos da a nosotros? Vieráslo tú."

Aunque ellos tenían a Judas, por lo que le habían pagado para obtener su ayuda, eso no lo sacaba de juego. Ellos tenían mucho que ver en ese asunto. Ellos tenían a Jesús en sus manos, que era lo más importante. No necesitaban para nada del peón, que después de todo era traidor, y de la peor especie, por lo cual, a su entender, era mejor que Judas se retirara de la presencia de ellos, para que no le sucediera algo peor. Si por un acto de amor al dinero, tal vez guiado por su instinto de conservación, el cual pudo mas que el amor que le profesaba a su Maestro, y quería ser contado entre los amigos de los jefes en el momento de la persecución; y por que no, sentía dolor y rencor, por el regaño publico durante la Cena en Betania. Lo importante, es que Judas quiere en este momento dar un testimonio público de lo que él ha hecho, y decir que fue incorrecto, por lo cual busca la manera de reivindicar su conducta.

Mateo es lacónico, escueto. Nada de artificio. Ningún detalle: "Y arrojando las piezas de plata en el Templo, partióse, y fue y se ahorcó." Pero los jueces que eran capaces de calumniar a un hombre para acarrearle la muerte, y que por engaño y desprecio hacer perder a uno de sus colaboradores, era lo suficientemente escrupulosos para manchar sus manos con ese dinero. Por eso, tomando ese dinero, fueron y compraron el Campo de Sangre, para que se cumpliera lo que el profeta había dicho.

Lucas, que escribió Los Hechos de los Apóstoles, cierra de esta manera la biografía de aquel que pudo ser contado entre los Santos, pero que nunca dio su corazón al Redentor y Salvador del mundo: "…y colgándose, reventó por medio, y todas sus entrañas se derramaron." Que trágico fin. Es la historia de uno que pudo haber sido y no fue.

La burla de los gentiles

Mateo: 27: 27-30. Marcos: 15: 16-19.

Cuando tratábamos sobre el Juicio de Jesús, mencionamos una serie de anomalías que se cometieron durante el proceso, y prometimos una ultima violación. Según el Talmud: "…si uno es absuelto, pude ser liberado ese día, pero si la persona es condenada, no puede dictarse la sentencia hasta el día siguiente." Desde esta manera de ver las cosas, de prepararse la ejecución para ese mismo día, era una violación al Derecho. Para las personas que quieran argumental que en ese momento Judea era un Provincia romana, en el Derecho Romano, según lo que declara Stalker, en Roma existía una ley que exigía un Plazo de diez días entre la sentencia que ordenaba la muerte, y la ejecución de dicha sentencia. Una forma de probar que existía algo parecido, es el hecho de que los dos malhechores que fueron ajusticiado con Jesús, no fueron juzgado ese mismo día, sino que estaban en espera del cumplimiento del plazo para la ejecución de la pena.

Partes: 1, 2
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