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La moralidad y la veracidad enjuiciadas por la ciencia de la epigénesis (página 2)

Enviado por Felix Larocca


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El párrafo anterior constituye la piedra filosofal de esta tesis

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Tirando la "primera piedra" proverbial…

Generalmente, todos compartimos la antipatía hacia el engaño, como igualmente apreciamos el desdén que unos profesan hacia quienes nos mienten. No obstante, todos mentimos y, si podemos hacerlo, todos engañamos. (Véase mi artículo: La mentira y la neurociencia aplicada en monografías.com).

Como especie, la más inteligente, inclinada a la auto decepción y a la falsedad. A veces nos cegamos pretendiendo que nosotros, como individuos, somos puros, limpios, espiritualmente excepcionales, e irreprochables — circunstancia tan ilusoria como conveniente.

Quizás no todos así piensan, porque no todos los seres humanos son venales o volubles. Pero sí que existe un grupo de personas religiosas, políticas, profesionales, académicos, miembros de la farándula y líderes sociales que, a pesar de ser corruptos, se califican a sí mismos como dechados de perfecciones y que asimismo demandan que los demás, los acepten como tales.

Igualmente así se catalogan los miembros de la amplia porción de la población que padecen de trastornos narcisistas y antisociales de la personalidad. Pero, éstos representan una categoría especial, ya que operan a distancias considerables de toda salud emocional o equilibrio espiritual.

La moralidad humana no emanó de los principios decretados por las iglesias institucionales, ni los inculcados por los clérigos — muchos de los cuales son alcohólicos, pedófilos, y mujeriegos. Ni tampoco provendría del ejemplo señalado por los Papas, innúmeros de entre los mismos, depravados e incestuosos, cuyos vicios, deshumanizantes, e interminables, fueran plétora… (Aquí las obras recomendadas son tres: Chronicles of the Popes, The Borgias, y Structures of Deceit).

La moralidad humana es producto de nuestros módulos natos contenidos en la esencia misma del concepto sociológico e inmanente que reside en la Ley Natural.

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Tomás de Aquino

Pero como todo lo genético ésta, está subordinada a ser influenciada por factores epigenéticos, lo que explica la inestabilidad inherente a los principios morales. (Véanse mis artículos al respecto).

Basado en que la moralidad es producto de módulos instintivos (o ingénitos) podemos comprender, por qué los actos de aquéllos quienes se burlan de los valores éticos compartidos, nos despiertan animosidad o rechazo, porque entendemos que lo que aceptan son comportamientos esencialmente incongruentes.

La Ley Natural revisitada

Tomás de Aquino (1225-1274) fue el primero, de todos los pensadores, cuyas enseñanzas establecieran las fundaciones básicas para el estudio de la Ley Natural, operando como depositario de valores, de sistemas morales y de métodos filosóficos. (Véase mi tesis: La ley Natural).

Desde los tiempos de Aquino, esta Ley ha evolucionado, hoy siendo contenida como parte del currículo de enseñanza de todos los juristas — aunque, por razones inexplicables, en la mayoría de nuestras universidades no se incluye.

Los proponentes modernos de los principios que gobiernan este concepto fueron:

Hugo Grotius, quien definiera la Ley Natural como el conjunto de reglas que nos gobiernan y que pueden ser descubiertas por el simple uso de nuestra razón. Éste mismo, también propuso que el entendimiento de la Ley Natural es deductivo, nomotético, e independiente de la experiencia.

(NOMOTÉTICO, CA: adj. Se aplica a las ciencias que tienen un cuadro de leyes generales mediante las cuales pueden preverse ciertos acontecimientos, especialmente sociales, o establecerse sus factores determinantes).

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Por Ley Natural José Centeno Chavero

En otras palabras que es instintivo, intuitivo y está cimentado como módulo nato.

Los nombres de otros filósofos, cuyas contribuciones al entendimiento de la Ley Natural fueran de importancia, son los de Samuel von Pufendorf, Thomas Hobbes y John Locke; quienes proporcionarían ideas y establecieron principios que asentarían las bases fundamentales para el desarrollo de una teoría de Ley Natural como principio inquebrantable.

Con el transcurso de los años, y en la estela dejada por el Holocausto Nazi, las Naciones Unidas en diciembre 10 del 1948, adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Documento que fuera basado totalmente, en la aplicación de esta Ley Natural.

La Declaración de los Derechos Humanos es otro instrumento que todos los dictadores, tiranos, y aspirantes a autócratas del mundo, han ignorado sistemáticamente desde que se divulgara. Aunque, a pie juntillas, y sin problema de índole moral, todos mantienen que lo reconocen.

Peor aún, estos autócratas, quienes ignoran la Ley Natural, encarnada en la moralidad — como dijéramos al principio de este ensayo — la invocan, cuando la necesitan para, con ella escudarse, o para justificarse a sí mismos en sus desmanes.

Pero, la Ley Natural, como principio, se remonta, por supuesto, a nuestro pasado distante, cuando aún no sabíamos ni cómo leer ni cómo escribir.

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Ordalía

Las leyes Naturales se aplicaban, entonces, de modo empírico y racional.

Veamos:

  • La mentira y el engaño. Ambos, como el uso de ciertas palabras hieráticas, tienen sus usos, pero solamente bajo circunstancias específicas. El mentiroso habitual y empedernido, que falsea para destruir reputaciones, para justificar el homicidio, el hurto, el incesto, o engaña para calumniar, está excluido. Así como, estarlo, resulta, quien, como costumbre o hábito, impreca.

  • La monogamia por el período natural. Comportamiento elemental, que forma parte adaptadora de la naturaleza de nuestra especie. Módulo nato esencial, ya que la hembra permanece incapacitada por tiempos prolongados, luego de parir un bebé. Para ello la mujer necesita de la presencia del hombre y no que éste se ausente para inseminar a otras mujeres en un período crucial, como tantos hacen — procreando hijos, simultáneamente — con varias mujeres incautas…

  • La lealtad tribal. Es obligatoria, para que la agregación de los residentes que comparten el mismo entorno, puedan defender la propiedad colectiva con mayor eficiencia. De esto provienen los vigilantes y los ejércitos.

  • El intercambio de promesas y de artículos de venta — el comercio — constituye un propósito esencial de honradez y de honor. Lo que cualquier mercante, contratista, banquero o abogado, hoy, viola sin resquemores.

  • La tendencia al chismeo y al rumoreo infundado están invalidadas por la necesidad racional de verificar los hechos. (Véase mi artículo: Los Chismes y la Persona Chismosa…).

Aquí sería útil revisar mi artículo: La autoestima, la dignidad, el auto-respeto y lo que arruinamos cuando los comprometemos… Publicada en monografía.com y en Psikis.cl.

Para evitar los excesos de la aplicación errónea de la Ley Natural, el hombre primitivo, en toda sociedad, seleccionaba un juez, de entre su tribu, para arbitrar las disputas; consecuencias inevitables de la vida comunal.

Ese prefecto, en su selección, sería persona sabia, venerada y provista con reconocidas cualidades excepcionales, que le garantizaban, a quienes a su juicio acudieran, una audiencia imparcial.

Todo estuvo bien, hasta que se inventara la aplicación ingeniosa del dinero en aras de la extorsión y del soborno, y de que se experimentara la embriaguez del poder ininterrumpido y la fama basada en el consumismo conspicuo, como magistralmente lo articulara Thorstein Veblen en su Theory of the Leisure Class.

Todo cambió, cuando la injusticia avanzaría los intereses del magistrado y cuando el poder adquiriera la posibilidad de tramar, con impunidad, la eliminación física de los adversarios y oponentes.

En ese mismo instante, la Ley Natural se abarató, dejando en su lugar una farsa de lo que antes rigiera como principio efectivo y como sistema imparcial.

La verdad, sin dilación, fue supeditada a la "versión oficial" de la misma, y todo lo que contradijera esa interpretación; se convertiría en mentira y no necesitaría ser corroborada ni sujeta al escrutinio pudoroso de la Realidad. (Véase mi artículo: La Versión Oficial).

Así se estableció el clima propiciatorio para la dominancia expresiva de los trastornos de la personalidad que penetran nuestros grupos humanos y para el nacimiento insidioso del animal político (Homo politicus), personificados en los círculos íntimos de la Casa Blanca de G. W. Bush.

La crueldad como "experimento": Y, adonde la Ley Natural se subvierte

En varios centros en Alemania y en partes de los Estados Unidos, se han conducido experimentos humanos, donde se asigna el rol de carcelero y prisionero a grupos de personas de origen común, como ya hemos leído en muchas de mis ponencias.

Dado el sentimiento de tener poder absoluto sobre otros, muy pronto, los "carceleros", se convierten en maníacos desalmados, embriagados por la visión del sufrimiento que pueden infligir a los "cautivos" a ellos confiados.

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El buitre barbudo, político del reino animal, ya que todo lo engulle…

Estos experimentos sirven para confirmar que el ser humano es capaz de las peores inhumanidades hacia sus semejantes, cuando la oportunidad se presenta — lo que, a menudo, también hace, en el nombre de Dios y de la justicia.

Así operan igualmente padres depravados, que lanzan a sus hijos menores, a los peligros de la noche, para castigarlos. O esposos abusivos y personas en posiciones de poder que se aprovechan del uso de la autoridad a ellos confiada, para infligir daño. (Véanse: Obedience to Authority: The Unique Experiment that Challenged Human Nature por S. Milgram y The Lucifer Effect: Understanding How Good People Turn Evil por P. Zimbardo).

El lapso imprevisto de la Ley Natural y sus consecuencias psicológicas

La violación sistemática de la Ley Natural posee un efecto disruptivo en los sistemas serotoninérgicos del cerebro humano.

Las actividades biológicas de la serotonina — como quienes manufacturan los SSRI, bien lo saben — controlan la autoestima y el matiz de nuestros afectos.

Cuando la Ley Natural se quebranta; instintivamente, nuestros sistemas de alarma, que responden al peligro, se aprestan a confrontar situaciones que nos amenazan. El resultado final es la ansiedad

Así lo explica Darwin y lo confirma Alfred Lord Tennyson cuando, el último, nos dice que: Nature (is) red in tooth and claw.

La propensión a la decepción es atributo evolucionado que existe en muchas especies

En los Estados Unidos se han conocido innúmeros casos de esquemas de inversiones bancarias que, hoy se conocen como el "Esquema de Ponzi". Esquema éste, que, a muchos despierta repulsión, y en otros, produce schadenfreude.

Para entender a qué me refiero, aquí introducimos la definición de los Esquemas Ponzi.

Los esquemas Ponzi son un tipo de operación ilegal, tipo pirámide, llamadas por el inmigrante italiano Carlo Ponzi, quien, en los 1920s, engatusara a un incontable número de personas a investir en un programa especulativo de estampas postales.

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Ponzi pensó que él podía aprovechar las diferencias en tasa entre las unidades monetarias norteamericanas y las de otros países, utilizándolas para comprar y revender cupones postales internacionales. Ponzi prometió que podía pagar, en menos de tres meses, un 40% de intereses a sus inversionistas, comparado con el 5% que ofrecieran, entonces, los bancos comerciales.

Ponzi, de inmediato, fue inundado con fondos provenientes de inversores, al ritmo de 1 millón de dólares en sólo tres horas, cuando comenzara a operar.

Esto sucedió en el año 1921

Para financiar su esquema colosal, Ponzi solamente compró $30 de los cupones.

Ponzi, naturalmente, antes de ser deportado a Italia — donde fuera recibido como héroe — serviría sentencias en prisiones federales.

Estas pirámides continúan operando, y continúan estafando a muchos a la melodía de miles de millones de dólares, como hiciera, en tiempos recientes, el execrable Bernard Madoff.

Pero, detengámonos, ya que dicen los expertos que engañar a los demás es evidencia de ser listo

Los comportamientos decepcionantes poseen una historia muy arraigada en la evolución de la vida en sociedades, y mientras más sofisticado que un animal sea, más ingeniosas y más pronunciadas serán sus tendencias al engaño y a aprovecharse de la ingenuidad ajena. Algo que decirse en favor del psicópata.

Veamos cómo esto opera entre algunos antropoides

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Sin abrigo, sin calzado y sin cena, vendiendo cigarrillos para llevar dinero a su casa

En un reciente estudio acerca del comportamiento de ciertos grupos de primates conducido en Saint Andrews School en Escocia, se descubrió que existe una correlación entre comportamientos decepcionantes y el volumen del cerebro. Mientras mayor en grosor la neocorteza cerebral de algunas especies de monos, mayor es el chance que uno de estos simios exhiban comportamientos deliberadamente engañosos.

La evidencia entre los humanos, con nuestra neocorteza densamente corrugada, es que habitualmente nos mentimos entre nosotros, sin resquemor, con desenvoltura y con aplomo.

Examinando lo que los científicos llamaran "la mentira en la vida cotidiana", un grupo de investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara le pidieron a 77 estudiantes universitarios y 70 voluntarios de la comunidad que mantuvieran diarios anónimos de los detalles rodeando cada mentira que todos dijeran durante una semana.

Analizando los resultados de la prueba, los investigadores encontraron que los estudiantes dijeron, por promedio, dos mentiras al día, mientras que miembros de la comunidad dijeron una mentira al día, y que la mayoría de estas mentiras eran de poco significado. "Yo le dije que pienso mucho en él, aunque nunca lo recuerdo", escribió una participante en el estudio. "Le dije, falsamente, que le envié la respuesta a su invitación este mismo día", escribió otro.

En un estudio complementario, los investigadores les preguntaron a los voluntarios que describieran las peores mentiras que hubiesen dicho en su vida. Entonces surgieron confesiones de infidelidades conyugales, de engaño a empleadores, de mentir frente a un juez para lograr ventajas. Cuando además les preguntaron qué sentimientos tenían acerca de estas mentiras, algunos dijeron que todavía los acosaban los sentimientos de culpa, mientras que otros, habiendo realizado que escaparon sin problemas, repetirían la acción una y otra vez.

La verdad, es que la mentira es muy fácil de decir. En más de 100 estudios, los investigadores han hecho la siguiente pregunta a los sujetos participantes: La persona a quien, los voluntarios observan, parece que: ¿miente o dice la verdad? Las respuestas siendo un 53%, acertadas — lo que no es de mayor significado, estadístico, que echándolo a cara o cruz.

Esta ceguera a la mentira sugiere a algunos expertos que existe una tendencia humana a tolerar la decepción, prefiriéndose una mentira bien urdida a la verdad desnuda.

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Uno de los autores más destacados en el mismo estudio, que prefiere permanecer anónimo, dice: "quizás será porque preferimos que no nos hagan verdaderas revelaciones dolorosas".

Nuestra existencia está repleta de historietas de heroísmos y logros, que solamente existen en las mentes de sus autores. También existen en la Naturaleza, las inofensivas mariposas virreyes que imitan las tóxicas mariposas monarcas, aves que fingen alas rotas para desviar predadores de la proximidad de sus retoños, y peces pescadores que atraen su presa por medio del uso de protrusiones anatómicas que simulan carnadas.

Los biólogos distinguen entre esos casos de decepción innata o automática y lo que conocen como decepción táctica. La última consiste en la aplicación de un comportamiento normal con el propósito expreso de confundir a un observador. Este tipo de comportamiento requiere mucha inteligencia, encontrándose, por tanto, en animales dotados con los cerebros del mayor desarrollo.

Entre los animales con quienes nos asociamos, los monos grandes son los decanos de impostores conocidos. El primatologista Frans B. M. de Waal, de la Universidad de Emory, cita ejemplos de cómo estos simios en cautividad, pueden, con la apariencia de la mayor inocencia, seducir seres humanos a quienes atraen, para, a menudo, hacerles daño.

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Modesto vocero de la humildad y la pobreza

Los mismos monos no se comportarían de esta manera con sus semejantes, porque, conociéndose bien entre ellos, los infractores no escaparían ilesos.

Pero aún así, los simios tratan de engañarse entre ellos. Los chimpancés muestran los dientes, en sonrisa franca, cuando están nerviosos, pero, cuando un macho adulto amenazante se les acerca; o tornan la cabeza o se cubren la boca. De manera similar, si un macho subordinado está en medio del cortejo amoroso de una hembra y detecta la presencia de un macho alfa, inmediatamente, el subordinado disfraza sus comportamientos amatorios cubriendo con sus manos su erección.

Entre los engañadores más hábiles se encuentran los monos Rhesus. Quienes diseñan planes complicados para robar comida a los demás miembros de la misma colonia, por lo que, con frecuencia, pagan con un escarmiento — la Ley Natural de los Rhesus.

La generalización más cierta es que no somos los únicos animales que están inclinados al usufructo de la mentira y que violan sin titubeo los principios éticos que los rigen.

En resumen

En la imagen de la niña vendiendo cigarrillos, que arriba mostramos, apreciamos un ejemplo conspicuo del plagio desfachatado. Destinado a embelesar al público, mientras lo decepcionan — especialmente, durante las festividades pascuales.

El dibujo aparece como ilustración para una historia publicada el 23 de diciembre del 2008 bajo el título de "La niñita de los cigarrillos" por Justine Picardie. Los editores del Telegraph.co.uk introducen este cuento, entre sus páginas, como una de esas fábulas inspiradoras que se leen a los niños, durante las festividades navideñas.

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¿Sonrisa? No, lo que tengo es miedo…

Al hacerlo, los editores, encomiaron, profusamente, los talentos originales de la "autora" del cuento.

Lo que la fábula, y quienes la publican, proponían hacer, fue hilvanar un cuento conmovedor para el beneficio de quienes anuncian sus mercancías en la misma página.

Para los padres, quienes primero lo leyeran, este tipo de ficción sirve el dudoso propósito de enfatizar a los jóvenes, desde muy temprano en sus vidas, las enormes diferencias que existen entre los que tienen y los desposeídos… Para que los hijos reflexionen y sientan, sino tristeza, por los que son menos dichosos, por lo menos para que se contenten con lo que, de sus progenitores, reciban.

Pero hay algo que salta a la vista cuando leemos el cuento.

La historieta, para muchos familiar, se despliega siguiendo un patrón ya conocido, porque en el año 1845, Hans Christian Andersen la había publicado, palabra por palabra, en Copenhague, cuando la escribiera bajo el título de "La niñita de los fósforos".

De inmediato, la lección, para los niños asimilar, es el significado de la palabra "plagio" y las enseñanzas del himno: "No digamos jamás la mentira, no engañemos a nuestros papás, que no hay cosa más bella que un niño, cuando sabe decir la verdad…"

Para concluir, repetimos que es preciso reconocer que la moralidad, como virtud, para nuestro género es un vínculo delicado. El cual — cuando se acepta sin ponerlo a juicio crítico, como lo expreso en mi artículo acerca de la hipocresía — se hace tomando un riesgo contra-intuitivo de la mayor magnitud.

Quizás Santo Tomás, el apóstol, en sus dudas acerca de la Resurrección de Cristo, quiso legarnos una enseñanza crucial: "…duda, hasta del Cristo encarnado…" (Juan 20:24-29).

Para concluir, repetimos otras palabras de filosófica sabiduría.

"Con la moral corregimos los errores de nuestros instintos, y con el afecto los errores de nuestra moral".

(1883-1955) Filósofo y ensayista español

Fin de la lección.

Bibliografía

  • Larocca, F: (2008) La Ley Natural y los principios básicos de nuestras actividades lógicas y emotivas en monografías.com

  • Larocca, F: (2008) Suicidio en la juventud: Guía para los padres, el público en general y los maestros en monografías.com

  • Larocca, F: (2008) Los hipócritas, el proxenetismo y sus dilemas filosóficos y morales: Y, de ¿por qué los hombres procuran las prostitutas? en pskis.cl

  • Larocca, F: (2008) El gene cumple cien años: Un breviario de la ciencia como celebración en monografías.com

  • Larocca, F: (2007) La Mentira y la Neurociencia Aplicada en monografías.com

  • Larocca, F: (2007) El Gen Homicida y Atavismos que Matan en monografías.com

  • Larocca, F: (2007) El Chisme y la persona Chismosa en monografías.com

  • Wills, G: (2000) Papal Sin Doubleday

  • Cloulas, I: (1989) The Borgias Watts

  • Maxwell-Stewart, P: (1997) Chronicles of the Popes Thames and Hudson

  • Larocca, F: (2007) De cómo la regla del DNA gobierna un mundo de incertidumbres ciertas en monografías.com

 

 

 

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca

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