La cátedra martiana, vía para contribuir a la formación de valores

Introducción

Vivimos hoy en un mundo donde se agudizan los problemas globales, que muestra la limitación histórica del capitalismo. Las contradicciones antagónicas generadas por la explotación, no sólo han desbordado los marcos del estado – nación se han internacionalizado, también han articulado la lucha de clases con la lucha por la independencia económica, la autodeterminación, el derecho al desarrollo de las naciones explotadas., el derecho de la mujer, de los pueblos originarios y otras minorías.

Tal situación puede obstaculizar la continuidad de la especie humana.

El socialismo es una alternativa para enfrentar y acabar con dichos problemas globales, siendo una sociedad que por su naturaleza no es excluyente; que supone la creación de la riqueza basada en altos niveles de desarrollo científico tecnológico; de altos niveles de conocimientos; con hombres capaces de vivir y actuar en dicha sociedad; que pueden lograr soluciones creativas a los problemas que en ella se crean; por ser democrática y en la cual el ser humano constituye el objeto central del desarrollo, de ahí la necesidad de formar hombres y mujeres con los valores que esta sociedad requiere.

En las actuales condiciones, la continuidad del proyecto socialista en Cuba pasa por la potenciación de la ideología y la cultura, ahora bien ¿Cómo resistir el embate masivo y arrollador de los problemas globales que ahogan a la humanidad; los embates de una cultura enajenante que daña la identidad nacional? ¿Cómo mantener la independencia y la soberanía?, son cuestionamientos a los que podremos encontrarles respuestas si se prioriza la formación de valores que permitan consolidar los logros alcanzados por la Revolución Cubana. Una alternativa para contribuir a formar dichos valores es el trabajo, creativo y vinculado a las profesiones que se estudian en las universidades y que puede potenciarse a través de la Cátedra Martiana

Desarrollo

La complejidad del entorno mundial, y su dinamismo en lo económico, político, social y tecnológico provoca incertidumbre; esta situación ha impactado en las universidades, obligándolas a buscar nuevas concepciones y formas de trabajo, para contribuir al desarrollo de un sujeto integral, identificado con su cultura y con el necesario nivel de reflexión y certidumbre de que su acción, por individual que parezca, se inscribe en un universo cultural que lo trasciende.

En estas circunstancias la disyuntiva de salvar la moral para salvar al ser humano, revela cada vez con mayor intensidad la preocupación por los problemas axiológicos en los sistemas educativos.

Po su parte la educación es una de las expresiones más refinadas de humanización, porque las nuevas generaciones reciben destrezas y conocimientos que las capacitan para desempeñarse como entes sociales integrales. El potencial humano desarrollado, genera riquezas en todos los sentidos, por ello la educación se considera un derecho humano por excelencia.

Con los conocimientos y el desarrollo de los valores, se crea un hombre que puede vivir en una sociedad dependiente cada día más, de la ciencia y la técnica, un ser éticamente superior, capaz de desplegar su actividad en la vida social y laboral. Atendiendo a sus raíces, tradiciones e historia la Cátedra Martiana puede contribuir a ese empeño.

La aspiración del modelo educativo cubano es la formación de hombres con profundas convicciones patrióticas y revolucionarias, elevada instrucción académica, amplio horizonte de información cultural, a partir de sus posibilidades comunicativas y el dominio pleno de la lengua materna, que garantice la independencia conductual, con los valores propios del socialismo.

Este ideal no es realizable si no ponen su empeño todos los factores que en ello inciden, entre los que se encuentra la familia, la escuela y la sociedad con todas sus instituciones y organizaciones. Uno de esos factores, es la Cátedra Martiana. Según el diccionario de La Real Academia el valor "es la cualidad moral que hace falta tener para acometer sin temor, grandes empresas".

Para la definición de valores es necesario comprender que son, ante todo, creencias particulares, personales, y/o individuales en relación con lo que parezca importante, sobre lo justo, y lo injusto, lo bueno y lo malo, son los criterios que nos sirven para evaluar y aceptar o rechazar cosas, hechos, normas o conductas.

López Q. A. (1999) define al valor como aquello que es capaz de sacar al hombre de su indiferencia y provocar en él una actitud de de estimación, porque contribuye de alguna manera a su realización personal, respondiendo a alguna de sus necesidades vitales, intelectuales, afectiva, estéticas, etc.

Sánchez N. R. (1998) sostiene que "los valores son objetivos y al mismo tiempo tienen un significado para el sujeto, el cual ejerce una reflexión sobre las condiciones objetivas…"

El valor se convierte en un instrumento cognoscitivo, un medio regulador y orientador de la actividad humana, a partir de su esencia de valer y de ser valiosos para las personas, para la sociedad y la humanidad en general.

Según Ojalvo V: (2003) "el valor es un componente de la estructura de la personalidad que ejerce la función de regular socialmente significativo de la conducta y de las actitudes hacia el mundo circundante".