Actividades humanas que pueden generar perjuicios en museos y bibliotecas
Enviado por miguel ritacco
El patrimonio cultural está constituido por piezas originales que pertenecen al pasado histórico, que hemos heredado de nuestros antepasados y que deben permanecer a disposición de las futuras generaciones. Esas piezas tendrán que mantenerse con la mayor originalidad posible con el fin de mantener la memoria real, situación que los transforma en bienes de utilidad colectiva. Este capital irremplazable está integrado por el acerbo pictórico, arquitectónico, bibliográfico, mobiliario, etc. de importancia histórica, social, religiosa, científica y cultural.
Los edificios históricos, museos, galerías de arte, templos o santuarios, centros de documentación y archivos, son lugares que contienen, guardan y/o exponen estos objetos, normalmente únicos y de inestimable e incalculable valor. Desde no hace mucho tiempo ha surgido la idea de las exposiciones itinerantes en las que museos y bibliotecas de distintos lugares aportan algunas de sus obras para que puedan disfrutarse todas en un lugar distinto.
Proteger tanto el patrimonio (de Patrimonium, "lo que proviene de los padres") como al lugar que lo guarda y/o expone, es una condición primaria e ineludible ya que la destrucción, por su carácter, ningún seguro podrá compensarla.
Entendemos por Conservación "al conjunto de acciones multidisciplinarias mediante las cuales se intenta manejar las causas que deterioran un recurso cultural dado, para resaltar su trascendencia con la autenticidad e integridad que el objeto presenta y para aprovecharlo racionalmente, transmitiéndolo al futuro sin modificar o distorsionar el contenido histórico-artístico del mismo".
La acción de conservar está asociada a la prevención y esto a la implementación de medidas para evitar intervenciones reconstructivas. Estas previsiones incluyen principalmente: la optimización de la temperatura, humedad, iluminación, agentes biodeteriorantes, sistemas de prevención de incendios y vandalismo, contaminación ambiental y métodos de manejo del objeto. Por lo tanto, la conservación de este universo es una actividad de fundamental importancia.
Entre los riesgos de origen biótico que pueden sufrir los objetos históricos, podemos ensayar la siguiente clasificación:
1) el generado por insectos, aves, roedores y otras alimañas, que en condiciones favorables pueden transformarse en plagas y producir importantes daños. No obstante, recordemos que estos animales colonizan cualquier material para alimentarse, reproducirse, depositar huevos, reposar y otras modalidades comportamentales necesarias para el desarrollo de su vida. Según nuestra valoración antropocéntrica, entonces, estos animales ocasionan estragos porque afectan a alguno de nuestros intereses sobre ese acervo y por lo tanto los calificamos como "perniciosos", sin embargo ellos simplemente responden a su instinto.
2) Las piezas que se localizan en salas, bibliotecas o depósitos para su exhibición, consulta, investigación, etc., se encuentran expuestas a las diferentes acciones humanas, las que cuando no se implementan responsablemente se categorizan también como daño biótico. En este caso se pretende indicar que el hombre tiene capacidad para decidir.
Las diligencias antrópicas en estos establecimientos son de 2 tipos: internas y externas. Las primeras acontecen dentro del mismo edificio por personal que trabaja allí y por los visitantes; las actividades externas se realizan en objetos que salen del edificio para una exposición temporal, para su restauración o para otros fines.
Todos los riesgos por movimientos internos o externos, pueden ser minimizados al aplicar técnicas adecuadas (no tomar a los objetos desde sus partes salientes), asumiendo actitudes correctas (despejar el camino antes de recorrerlo), usando el sentido común (utilizar indumentaria adecuada) y procediendo con prudencia. Hay una mixtura de alarmas que se suman cuando esos recursos se trasladan en condiciones ambientales inadecuadas (temperatura, humedad relativa).
Entre los riesgos posibles hay que determinar el peligro de degradación física por golpes, vibraciones o abrasiones por inadecuada disposición y manejo de los objetos durante el almacenaje.
Los objetos y colecciones se deben disponer según forma, dimensiones, peso, volumen, textura y naturaleza.
La manipulación representa el momento de mayor riesgo, por la vibración y el impacto, durante el movimiento de las piezas. Se debe reducir al mínimo el manejo y cuando esto deba ocurrir, tendrá que estar a cargo de especialistas para evitar roturas, golpes, marcas de dedos, manchas de transpiración y otros daños.
Cuando el movimiento se hace a mano, usar guantes dobles (látex recubierto por otro de algodón) y limpios. Se pueden usar cinchos de nylon para no tocar la pieza durante el traslado.
Una 3º combinación aparece cuando se emplean materiales para embalaje o transporte de piezas, que están en contacto directo con ellas y que son incompatibles con las mismas. En estos casos puede registrarse un perjuicio de tipo químico (oxidación, cambios de color) o físico (arañazos, abrasiones).
La presencia de contaminantes en las bibliotecas y museos se debe al aire acondicionado, los biocidas, los materiales de limpieza y al trabajo de las fotocopiadoras. Algunos son: monóxido y dióxido de carbono, polvo atmosférico, óxido de nitrógeno y de plomo, cenizas, amoníaco, ozono y dióxido de azufre. Contaminación, entonces, es un termino que se refiere a la presencia de cualquier agente físico, químico o biológico o su combinación en lugares, formas y concentraciones tales que sean o puedan ser nocivos para la vida animal y vegetal, afectando el bienestar de la población humana y la integridad de los objetos.
Manejo de piezas. Las exposiciones, restauraciones o investigaciones conllevan riesgos asociados. Los daños mecánicos por vibración o impacto durante el traslado, en general se atribuyen al diseño del asiento, del soporte o falla de anclaje del objeto. Para minimizarlos es necesario disponer de protocolos de actuación y de un equipo de trabajo calificado que cuente con herramientas adecuadas.
En el caso de bibliotecas, además de la frecuente incorrecta disposición del material en estanterías, las causas de deterioro causado por las personas debido al manejo inadecuado de los documentos, golpes, roces, etc. y que dan lugar a roturas de las hojas y la aparición de manchas, pueden ser:
– el visitante deja grasa y humedad por sudoración de manos o cuando se unta los dedos con saliva para pasar las hojas, manipula con las manos sucias o maltrata los documentos por manejo enérgico o precipitado.
– La mutilación se produce por la incorrecta administración de las publicaciones que origina la ruptura de páginas o por la extracción intencionada de dibujos y carillas, entre otros motivos.
– Las anotaciones manuscritas, el subrayado o marcado con resaltadotes, producen daños químicos por la oxidación de la tinta y la humedad.
– La imprudencia (por ejemplo, excesiva proximidad técnicamente injustificada a la pieza), el desconocimiento (como disponer el objeto a corta distancia de materiales no compatibles) y otras.
– Los sistemas de aire acondicionado, los plaguicidas químicos, los materiales usados en la limpieza y las maquinas fotocopiadoras liberan compuestos que descomponen y corroen los documentos.
Muchas personas tocan las piezas de museos y templos religiosos o se aproximan exageradamente a ellas provocándoles un deterioro progresivo por acumulación de grasa, transpiración, pelo, suciedad, descamación y humedad que se encuentra en las manos (actitud intencionada) y además, la liberación de calor y humedad corporal por transpiración y aliento (respuesta natural), más las fibras sintéticas y naturales que se desprenden de la ropa generan modificaciones desiguales en algunos componentes sensibles del objeto.
Hay que considerar el efecto de estas variables en el edificio porque pueden formarse verdaderos sitios de condensación de humedad y calor en el cielo raso, empañarse los vidrios con incremento de la humedad en invierno o en las uniones del techo con las paredes generarse condiciones apropiadas para el desarrollo de hongos.
La lluvia también produce cambios ambientales dentro del edificio y su entorno lo que se suma a la humedad y suciedad del calzado de los visitantes, que acarrea hacia el interior contaminantes de variadas características.
Las puertas de doble hoja (con un espacio de 2 a 3 metros entre ellas), los felpudos y las cortinas de aire en los accesos son recursos que protegen al patrimonio y a las salas de eventuales agresiones externas. En el primer caso se crea una interfase entre los ambientes externo e interno, que también sirve como amortiguador climático; el espacio recomendado entre ambas puertas se debe a que en ese caso una persona no puede mantener las 2 puertas abiertas a la vez. Al caminar sobre los felpudos antes de ingresar nos asegura que quedará retenida en ellos toda o al menos la mayor parte de suciedad arrastrada en el calzado. Las cortinas de aire instaladas en la parte superior del marco de la puerta de acceso, nos garantiza que el polvo (conjunto de partículas sólidas con un diámetro menor a 500 ?) y otros contaminantes depositados en la ropa serán removidos al pasar por debajo de ese potente flujo de aire. El polvo se presenta como uno de los contaminantes mas difíciles de controlar porque luego de depositarse, se fija al objeto con la humedad ambiental dañando su superficie; además, las esporas de hongos y la carga de ácaros que acarrea, afecta a personas alérgicas.
Un eficaz sistema de climatización será el que produzca cambio del aire, retire el polvo y controle la humedad y temperatura en cada uno de los ambientes del museo o biblioteca.
El director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, advirtió que los sistemas de ventilación instalados en 1993 en la capilla de Sextina (construida en 1484 por solicitud el papa Sixto IV [de ahí su nombre]), ya no eran suficientes para proteger los frescos de Miguel Ángel, Botticcelli, Pinturicchio, Perusino o Signorelli (siglos XV y XVI), de las más de 20 mil personas/día de todo el mundo que visitan ese templo de la ciudad de Vaticano. El número excesivo y desordenado de visitantes conlleva un ritmo de saturación significativo y priva a los interesados de vivir una interesante experiencia intelectual. Cuando las estadísticas indican que un determinado museo es el más visitado, acarrea una alarma porque si bien puede haber una rentabilidad económica generada por el turismo cultural, también aparecen los riesgos asociados por la masificación que no sólo arrastra las inquietudes planteadas, sino genera desorganización y disconformidad. Hay que equilibrar la protección del recurso cultural y el derecho de los visitantes, propuesta que no es fácilmente aplicable. Distintos organismos internacionales advierten sobre esta situación y entre otras medidas, recomiendan el establecimiento de cupos limitados a un número determinado de personas/hora para garantizar el respeto y la conservación de las piezas, o sea se propone un manejo del flujo y número concurrentes en una determinada unidad de tiempo. Otra propuesta es establecer "el espacio del mes" para lugares que no pueden soportar visitas constantes durante todo el año. Con la implementación de estas u otras medidas, se comprenderá que son sitios frágiles y para que todos puedan disfrutarlos hay que fijar reglas para que ese momento sea placentero.
Presión humana en la Capilla de Sextina y Museo del Louvre
Al hablar, toser o estornudar los humanos eliminamos pequeñas gotas (las gotas de Flügge o gotitas de flush) que transportan los microorganismos que se hallan en las vías respiratorias y parte del contenido de la cavidad bucal, que pueden impactar y quedar retenidas en la superficie de las piezas afectándolas en desigual magnitud.
Gotas Flügge
El caso de las fotografías tomadas con flash por los visitantes a museos merece una particular atención dentro de sus conductas. Los pigmentos utilizados antiguamente para pintar cuadros son compuestos químicos, orgánicos en su mayoría, que absorben la radiación luminosa. El destello de los flashes produce la ruptura de pigmentos, notándose claramente en el sensible color negro que se convierte gradualmente en gris ceniza. Esto se debe al efecto llamado "fotoblanqueo" que se refiere a la pérdida de colores de cualquier superficie, como una pintura, debido a exposiciones cortas y potentes de luz como las emitidas por un flash. Básicamente, el disparo de fotones que proviene de la cámara excita y desestimula rápidamente a los electrones de los pigmentos que componen a la pintura, lo que acorta su vida media.
La luz de un flash tiene una temperatura de color de 5.000º K, por lo que se la considera "luz de día" o sea que esta condición sólo se consigue tomando fotos con luz natural. Además el brusco disparo ocurre en una fracción de segundo, por lo tanto si sumamos el número de disparos y la cantidad de gente, equivale a que se exponga a la luz del sol durante varios minutos por día. También las pinturas cuando no tienen filtros UV, tienden a virar a una tonalidad amarillenta.
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Constituye un problema multidimensional y espinoso, para cuya consideración debe elaborarse un plan de seguridad que identifique riesgos y consigne medidas preventivas.
Robo y hurto
El robo o el hurto de documentos y piezas se produce por su extracción de modo oportunista, intencionada o premeditadamente ilegal y por la deficiencia en el sistema de seguridad implementado en el establecimiento. La mayoría de estas acciones son sucesos aislados, donde el delincuente aprovecha una oportunidad para apropiarse de un bien que se presenta accesible o sin una debida protección.
La pérdida de muchos de estos objetos y de aquellos de menor significación, en general no se divulga. Sin embargo, los medios de comunicación han revelado casos conmovedores como el robo de "El Grito" y "La Madonna" (obras de Ernst Munich) ocurrido en Oslo, Noruega, en el año 2004. Un caso atípico fue el robo de 2 cañones del Fuerte Beauséjour, en la provincia canadiense Nuevo Brunswick, una noche de junio de 2005, ya que no se trataba de objetos pequeños ni fácilmente transportables.
Tanto el personal del museo como los investigadores tienen fácil acceso a las colecciones y aunque en un principio los hurtos pueden pasar inadvertidos y corresponder a hechos aislados y ocasionales, en la medida en que estas pérdidas se acumulan pasan a ser evidentes. Gran parte de dichos objetos pueden terminar en colecciones privadas o colocados a la venta en Internet. La extracción de 221 íconos religiosos, joyas y otros objetos valiosos del Museo Hermitage de San Petersburgo (Rusia) en julio de 2006, fue perpetrada por empleados del establecimiento a lo largo de varios años. Tras cada ilícito que se conoce, existen muchos más que no se reportan.
El robo o hurto continuo causa graves problemas a las colecciones porque no se pueden mantener completas y generan molestias a los usuarios. Una vez recuperado/s el/los objeto/s, deben determinarse presencia o no de daños.
Vandalismo
Es una modalidad que implica daño intencional a un objeto de la colección o del edificio, que puede provocar su destrucción o desfiguración, por afán de notoriedad del agresor o de sus ideales. En algunos casos se reduce a daños de pequeña entidad, pero en otros cuando la magnitud del perjuicio es significativa, deben adoptarse medidas de mayor envergadura.
Algunos actos de vandalismo resultan ser premeditados pero la mayoría son ocasionales, realizados por visitantes mentalmente inestables o que se encuentran bajo la influencia de barbitúricos o alcoholizados.
Dentro del ámbito del patrimonio cultural, históricamente ha habido casos donde pinturas o estatuas han sido dañadas por activistas políticos dentro del marco de una manifestación. El vandalismo en cementerios, iglesias, mezquitas y sinagogas, son el resultado del odio contra comunidades étnicas y/o religiosas.
Manifestaciones del vandalismo
El 50 por ciento (1000) de la totalidad de los monumentos de la ciudad están dañados por obra de los vándalos. El Gobierno porteño invierte U$S 1.4 millones/año para restaurarlas.
La interrupción suministro energético en horas de baja o nula luminosidad externa, puede dar lugar a daños mecánicos provocados por visitantes aterrados que intentan escapar de un lugar a oscuras o en el que se genera elevada concentración de CO2. Esta situación puede ser aprovechada para la sustracción de piezas o actos vandálicos.
Conflagraciones (guerras, revoluciones)
El daño a los bienes culturales durante un conflicto armado instaura un quebranto irreparable a ese patrimonio de la Humanidad. El II Protocolo de La Haya, establece que las violaciones a estas reglas están castigadas con sanciones penales.
No sólo los países en cuyo territorio se desarrolla la contienda se pueden considerar "en guerra", sino también los que han desplazado tropas propias para participar en conflictos bélicos en otros lugares.
Las acciones terroristas obedecen a fundamentalismos políticos, étnicos o religiosos, situaciones más complejas aún porque intervienen fanatizados componentes ideológicos. Las consecuencias de un ataque terrorista podrían equipararse a las de un enfrentamiento bélico, englobando todos los daños posibles.
Un tipo de inseguridad no delictiva está ocasionada por los incendios (aunque estos también puedan ser producto de actos vandálicos). Tales incidentes en muchas ocasiones se producen debido a que existen bibliotecas y museos que no disponen de adecuados niveles de protección, situación que se complica aún mas cuando esos inmuebles cuentan con una obsoleta instalación eléctrica o son antiguos, por lo tanto su estilo de construcción incrementa el riesgo de incendio; el uso de la madera como base de su edificación supone una alta inflamabilidad, característica que hace que un foco en un determinado sitio, se propague con gran rapidez hacia otros.
Las áreas mas vulnerables son los laboratorios, los talleres para mantenimiento, las cocinas, sala de máquinas (con termotanques, calderas, etc.) y paneles de electricidad. El fuego y el humo pueden provocar daños sobre las colecciones y pánico en el público debido a que este incidente también está asociado al corte del suministro eléctrico con la consecuente inutilización de ascensores, dificultándose la evacuación del edificio. Las causas pueden ser de origen artificial (cortocircuito) o natural (inclemencias climáticas).
Generalmente, a los daños por fuego hay que sumar los generados por el uso del agua líquida (rociadores o sprinklers), los que pueden ser tan graves como los provocados por el incendio propiamente dicho. Este daño puede reducirse (sólo reducirse) si se utilizan extintores con productos polvosos.
Los sistemas de detección precoz, de extinción automática, dispositivos de protección pasiva, etc. son todos medios de protección contra el fuego de alta viabilidad tecnológica.
Respecto del espacio
Comunicación entre dependencias del museo: debe haber la menor distancia entre la sala y el taller, como así también caminos de recorrido fácil para evitar maniobras difíciles. El suelo no debe generar vibraciones en los materiales cuando se trasladan de un lugar a otro.
Forma y tamaño de la sala: dependerá del tipo de obras, el tamaño, cantidad, volumen y peso.
Luz: debe ser artificial para la exhibición. Para tareas de mantenimiento o limpieza, se podrá complementar con luz natural por muy breve tiempo pero sin la llegada directa de los rayos solares.
Los objetos deben ser almacenados en una sala ad hoc; evitar sótanos, no compartir ese espacio con material de limpieza o embalajes ni con trastos antiguos y en desuso.
Respecto de objetos y colecciones
Tipo de objeto (pinturas, esculturas, libros, colecciones de arqueología y de ciencias naturales, orfebrería, etc.) y forma, determinan el tipo de almacenamiento, el volumen y el espacio necesario.
Naturaleza: diferenciar los orgánicos, metales, minerales y sintéticos. Cuando su constitución es heterogénea, determinar las proporciones e importancia de cada una de ellas.
Estado: no disponer objetos en buen estado junto a los que no lo están.
No abrir los libros hasta llegar a los 180º: respetar el ángulo de apertura que permita la encuadernación y no sobrepasarlo. Esto evita rupturas.
Colocarse en las estanterías sin comprimirlos.
No retirarlos del estante arrastrándolos desde la parte superior del lomo porque esta práctica repetida acelera las rupturas y desgarros. Lo recomendable es empujar hacia atrás los libros contiguos y tomar el buscado con los dedos y desde las tapas, respetando el lomo. No fotocopiar debido al daño fisicoquímico que sufre el texto al pasar la potente luz frente a él y por el perjuicio mecánico a su estructura que soporta al mantenerlo abierto sobre la pantalla. Cuando sea inevitable, sacar varias copias y mantenerlas como originales para futuras solicitudes.
Mecanismos de seguimiento
Realizar inspecciones periódicas para determinar el estado de conservación de los objetos y buen funcionamiento de los dispositivos empleados.
Algunas normas básicas a seguir por los visitantes
– Aceptar y obedecer las reglas elementales de conducta.
– Observar las normas mínimas de cortesía y evitar conductas violentas. – Respetar y valorar el trabajo de las personas que trabajan en el museo o biblioteca.
– Escuchar en silencio las explicaciones.
– Permanecer con el grupo designado si se ha planeado así.
– Caminar, no correr.
– Hablar en voz baja.
– Abstenerse de fumar, comer o beber dentro del edificio.
– No tocar las vitrinas u objetos en exhibición.
– Abstenerse de arrojar desperdicios dentro o fuera de las instalaciones del museo o biblioteca – Dejar maletines, mochilas, cámaras fotográficas, etc. en la recepción del museo o biblioteca.
– Mantener una prudente distancia con la pieza del museo.
– En caso de duda, consultar con los guías o con el personal de la instalación.
– Uso moderado de telefonía celular
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Autor:
Miguel Ritacco
Investigador Consulto CNEA