Pero el hombre siempre ha soñado después de que ha acaecido la destrucción: aquella que acaba con todo, incluso con uno mismo. ¿No es el deseo, la voluntad, lo que define al humano?, ¿y una vez que ella es refutada, no es refutado al mismo tiempo el ser que fue su contenedor? La presencia de una imagen muy amigable azoto el alma y provoco un ruido en las cavernas oscuras del interior del solitario, cuestionando toda profunda congoja poco meditada, estaba ella. La grávida e hinchada luna proporcionaba una tenue luz que amenazaba en medio de aquella sombría noche, pero también excitaba los sentidos y movía a un desesperado hervir del corazón y nostalgia taciturna que ofuscaban los sentidos del debilitado solitario. Es entonces que en el alma del solitario miro por esperanza, y como mirándose a sí mismo, alzó la vista al gran Urano totalmente ciego, totalmente profundo:
Solitario- ¡que cansados están mis miembros!, ¡y que cansado esta también mi pensar! Y es que porque hay movimiento y felicidad hay todo fatigar y encogimiento de hombros. Todo cansancio es para mí un signo de inmovilismo: este es el quietismo que respira mi alma. Más próximo a un lecho amortiguador de penas que a un baile amistoso de graciosas muchachas estoy. La muerte parece susurrarme con voz aliviadora: cierto es que es un cáliz de eterno reposar para mi, la idea de muerte. ¿Y es que no parezco un muerto cada ves que mi espíritu reposa después de arduas luchas? ¿No es para nuestro espíritu una nausea la conciencia de la eterna lucha? Aquí estoy con amino ascético y el cuerpo totalmente destrozado, he sentido como la vida se escapa con cada suspiro y es un tormento difícil de explicar. El deseo y las ilusiones son todas apariencias, imágenes fugitivas que se nos escapan en cuanto queremos alcanzarlas, y si lo hacemos ya están prontas a transfigurarse en nuevas necesidades: la vida es una incesante lucha por un eterno bienestar que nunca llegara.
El mundo y la existencia son un sueño, una pesada broma que nos ha jugado un dios maligno. La vida ya no es un regalo sino una tarea que debemos llevar a cabo con arduo trabajo, así fue dispuesto y los hombres-relojes no paran, salvo en contadas ocasiones. Existir es un trabajo que se cobra el aliento del espíritu más valeroso y grande, esto es una modestia que los humanos debieran aprender: existir en el mundo es un arte que pocos saben llevar a cabo. Se ha caído los ídolos de la juventud y todo lo que era claro y con forma hoy se encuentra deformado y oscuro: no me basta con despreciarme a mi mismo: ¡tengo que negar toda la existencia! He sido superado por lo real-trágico y absurdo: es que en mi mente las cosas no se conectaban de esa manera, las consecuencias solo existieron en y por mí, y así seguirá siendo; la ilación de acontecimientos inauditos es un paralelo harto de imaginar y soportar, irreal hasta donde mis pensamientos me llevaron.
Difícil es para el hombre, pero sobre todo triste el estado de inquietud o se debería decir: la ausencia del espíritu como heraldo de nuestro obrar, y es que no hay mas combates que requieran mi fuerte brazo, mis armas se reputaron como inconvenientes.
Te veo a ti luna, luz eterna en cielo apagado, y solo quiero que me digas tus más dulces secretos, el real sentido de tu existencia. ¿Que haces ahí en las noches oscuras?, ¿Qué es tu luz: un iluminador de almas frías por el comercio con tristes mortales; o una adorable ficción del humano; un aliciente consolador del eterno problema humano? Este es el problema humano, y el más importante de todos sus problemas: ¿Qué hay en el futuro? ¿Por qué el futuro, lo desconocido, lo ausente, se presenta tan oscuro? Y es que mirar a lo oscuro es mirar sin antorchas que iluminen el camino, la senda y destino humano.
Ya los humanos primitivos miraban con prematura esperanza el cielo cargado de estrellas: es perfecto, decían algunos que estaban ávidos de espíritus y deidades fantásticas; otros solo veían un momento, un breve brillo producto de fuerzas incognoscibles, la chispa de la espada de los eternos combatientes: lo perecedero y la inmortalidad. Y así miraste el cielo, ¡humano!, de manera tan humana, con ojos desesperados y hasta a veces faltos de luz en sus cabezas. Y viste ahí lo perfecto en el mundo, y también pusiste allí tus dioses y los nombraste según que sensaciones te producían, según que ser era el más perfecto para imitar.
Tu luna me recuerdas al brillo frívolo y falso del amor. ¿Y que amor y ganas de vivir no peca de ser frió y falso alguna vez? ¿No tiramos de su cabellera alguna vez tratando de que camine con nosotros de cualquier manera, nuestra señora: la vida? ¿Qué es todo fulgor, que es todo lo que resplandece? ¿No somos como relojes cuya cuerda ya ha sido meditada? ¿No es la voluntad de vivir una petulancia y oquedad del pensamiento? Una máxima debería alzarse por encima de todas: lo que llamamos vida es un sinsentido atrás de otro, en este lugar no hay justicia y felicidad, solo es un letargo que todavía no ha sabido expresarse.
Más aun, y esta es una pregunta todavía más profunda: ¿Qué es lo que brilla con altisonancia en medio de apagados senderos? ¿Qué luz es esa? Viéndome, tu me interpelas luna atrevida, ¿pero a que? ¿Que canción oculta tu gran y sensual brillo? te miro y me atraes como no lo hace nadie en este mundo. Se que algo tengo que hacer por ti, pero no se que es. Tal vez si: solo que creo que no lo podría hacer.
Una nueva desilusión para mi seria una muerte segura: a menudo me ha pasado confundir el amor por supervivencia y salvación, una bajeza ataviada con ropaje aristocrático. ¿No me dirías ahora que el amor no es un arte cuyo vuelo desdeña todo lo concupiscente?, cierto es que me dirías que el amor es un juego que solo pocos saben jugar, aunque muchos solo lo practican como algo recreativo, un entretenimiento vació que le ha quitado toda seriedad e importancia conque contaba cuando se posaba en almas livianas y ligeras. Déjame decirte esto oh querida luna de brillosos ojos, los enamorados escasean, y creo descubrir el motivo de tal suerte. No tengas lastima por mi, todavía no he redimido mis fuerzas movedoras de montañas, pequeño y lastimoso soy cuando por el desierto calienta mis pies y no encuentro un lugar refrescante donde saciar la sed que cansa los miembros; mas que los dioses se miren con semblante serio cuando el que ha visitado la desolación y la escasez se yergue iracundo entre lomadas y praderas cuya mirada ansia lejanías y remotos lugares oscuros. ¿Lo podré hacer? Me picas con aguijón despreocupado e indolente; ¡es que no me ves!, el corazón lleno de callos y el rostro duro como el bronce llevo y padezco. Miras con ojos encantadores luna, encandiladores, tus rayos traspasan mi alma y tocan mi corazón; y parece que me voy a encender. ¡No entreguéis, oh dispensadora luna que todo corazón sufriente ves, un fuego en cuya mano descarnada se volvería irremediable preocupación, dadiva poco merecida! Tu mirada me sugiere un juego peligroso, el juego del amor. Tu eres la nocturna cazadora, y vienes por mi alma para hacerla pedazos. ¿No es esa tu prerrogativa?
Luna- tus palabras querido mio, suenan a palabras de un hombre asustado. No quiero más de que todo lo que puedas dar con todo el beneplácito de tu voluntad. ¿Cómo aguijonear el alma de un hombre cuyos pensamientos y emociones no encuentran puerto seguro para arribar? Yo se que ahora tus ojos se sienten decepcionados, porque tu alma esta desesperanzada. En vano seria tocarte y embriagarte: indolente a manos solidarias y calidas eres. ¡Como dibuja la celosa muerte la fría expresión en tu rostro; más aun: en todo tu cuerpo la Necesidad de calor esta obturada! Siento en ti la mirada de un asceta, la voz de un asceta. El renunciar es le consuelo que tranquiliza tu corazón, tus pasiones se ha vuelto una voluptuosidad pesada de recordar. ¡Oh amor, cuanto te gustaría apreciarme y ver en mí el faro de majestuoso amor, una visión diáfana propias de cantores enamorados! El brillo puro de tu amor mas acabado, la luz que penetra y desgarra todas las penas, todas las nostalgias. Pero no.
Estas en una niebla espesa y lo que más desearía tu corazón en este momento es que yo nunca me hubiese mostrado en el firmamento, te satisfago si me oculto entre las nubes pasajeras que caminan con pie indolente el techo oscuro de la tierra. Estoy aquí, desgarrando tu corazón, oscureciendo tu pasado e inmovilizando tus miembros. Te arrodillarías ante mi, amor mio, y me suplicarías que desapareciera y que mis rayos no bañaran más tus extenuados ojos; o que te cuente por que tienes que sufrir por mi, sin haber ningún remedio que cure de tu enfermedad. ¡Que insufrible es el brillo, que terrible es!: este es el amor que ha creado al mundo en un rápido y orgulloso chispazo; soy vida.
S- OH luna no lo puedo soportar, estas aquí, y yo quiero desaparecer. No importa donde este siempre, veré tu radiante luz pintado mi mundo, mi patético mundo. En la noche cubres el abismo insondable y me insitas a amar ¿puede haber un acto mas criminal para un corazón desesperadamente ardiente como el mío?, quieres verme levantando las manos hacia ti y pedir los mas platinos poemas. Canciones argentas que alivian el alma del apasionado enamorado.
Mi pecho arde cada vez que te veo y ansío desparramarme en la totalidad de toda la tierra; descender de las laderas mas altas, bucear en los arrecifes mas profundos y abrazar montañas, llanuras mar y cielo, como lo haces tu. Centellar para los noctámbulos, cegar a los diurnos y atrapar con mis manos delicadas las más tiernas caricias de amor que los amigos pueden dar. Hundir mis níveos brazos en la esencia de toda alma sufriente y enamorada, iluminarla y jugar con ella un rato; jugar al amor y no ser herido, no. No seré herido si no soy yo el que desea sino la voluntad primordial que hay en mi; aquella tirana que tiende a la unión de todos los seres en las más extrañas y estrafalarias formas, cuya fuerza ingénita calienta en un espectáculo devorador y enceguecedor busca el uno primordial a todos los seres. Encantado por los ríos y praderas camino, gateo o vuelo escuchando la melodía de la creación perpetua que traspasa objetos y mi propio cuerpo, ¿cuerpo?, en el estallido las figuras y cuerpos pierden contorno; los limites se refutan y todo lo dormido despierta de la larga siesta en el seno de todas la imagines y colores, ¡que el canto quiebre todas las formas y que los colores se diluyan en nuestros sentidos! Y es que ya no soy más una individualidad: todo a mí al rededor se transfigura en amigable y semejante. No soy más que una canción, un movimiento perenne de fuegos inextinguibles.
L- escucho un canto jovial pero desesperanzado. En una música que excita mis sentidos por ser una tormenta de pasiones incontrolables, pero es un pedido de aniquilación del yo, ¿ha querido tu alma ser la voz lastimera de una desesperación, que como cuyo viento huracanado trata con inclemencia y tira abajo construcciones, es cierto, mal edificadas, no dejando suelos donde pisar y techos en donde refugiarse?, oh querido sufriente, la cólera y malestar melancólico debe tirar abajo hogares poco consoladores.
Escucho himnos al amor, pero también a la impotencia. Es un canto que quiere ser más que canto. Quiere ser espíritu de música, justificación de la vida y del sufrimiento. Una individualidad que desea aniquilarse y ser el sentido de todas las cosas que viven. Tu estas cansado de ti pero no de tu alma, tu quieres ser fuego eterno que ilumina la inolvidable oscuridad del abismo, del abismo humano. Hay en ti la grandeza y misticismo del sufriente que querría arrojarse al encanto de todos los seres, pero cuya voluntad de vivir aun se lo impide como celosa insegura retiene a uno que ha sido creado para volar. Tú eres victima de la tragedia humana, de la imposibilidad de ser en las esencias. Ansioso y con la lengua jadeante vas en busca de los eternos sueños, de los eternos inmutables; ser participe de la eternidad y beber el cáliz de la inmortalidad es el anhelo profundo del pensamiento humano.
Pero debo decirte algo, que seguramente tu ya sabias; no hay esencia y la eternidad no existe y todo mi fulgor es la maravillosa imagen que un humano sediento de formas y colores ve con la esperanza de creer en su propia eternidad y capacidad de crear categorías que trasciendan el triste andar humano por su arena y tiempo encarceladores. En una rueda lógica te encuentras donde tu pensar es lo único verdadero que tienes y lo que te ha acompañado en todo tiempo y espacio.
El mundo, afuera de tu pensar y hablar del mundo, no es mas que un nada insignificante, una suerte de sucesos accidentales ya que no hay orden que impere en ningún lado, nunca lo hubo y nunca lo habrá. No podías vivir oh humano es este entorno hostil y desarticulado sin darle un sentido a todas las cosas, ¿y no es el sentido de todas las cosas que todo inevitablemente tiene un fin? Has elegido entre todas las cosas, e importantes sentiste a aquellas que perpetuaban tu estadía efímera y hacían mas agradable el mundo, les diste un nombre en un acto de elevación etérea hacia las conciencias de todos los que compartían contigo las mismas preocupaciones que amenazaban la supervivencia en la tierra. Un fin otorgaste a los objetos con que te relacionaste, ya sean tangibles o no, y por fin también tuviste a tu más grande y admirable creación: a dios. Hacia a el suplicaste y pediste eternidad; no hacías mas que hacerte merecedor de un alma, confeccionarte y adornar un alma, que se proclama inmortal ante todo lo mortal. Y el alma también tiene un fin oh astuto sufriente, un para que, un hacia adonde, un fin que prometerá cielos azules en alegría perpetua, una paz y tranquilidad celeste; en definitiva una noble pero falsa ilusión, una mentira reproducida por milenios. La absoluta y perfecta idea de eternidad es una ilusión, pero con muy poderoso fundamento. No hay nada que sea inmutable a través de los tiempos; los cuerpos y la materia se transformaran y desintegraran, ni las ideas mas elevadas sobrevendrán en el fin de los tiempos ya que estas necesitan el soporte humano para vivir, y muerto este se desvanecerán sin pena ni gloria en un triste olvido. Yo no soy eterna, algún día feneceré y conmigo todo lo que tu pusiste en mi. Ya todo lo sabes pero te conviene no escucharlo triste humano: todo tuvo un principio y todo tendrá un fin.
Sabes que soy un momento en el devenir, y que hasta soy fría y superficial si me conoces bien: no creas en las palabras de las multitudes, mas aun, no creas en las mismas palabras; toda palabra es un prejuicio. Toda felicidad y dolor de los mortales no es más que un símbolo, un simbolizar su propio cuerpo en relación con el mundo exterior. Las palabras se asemejan a los bolsillos: unos ponen una cosa, otros ponen otra, y a veces hay una mezcla de unas y otras. La verdad de la inteligencia humana se llama símbolo, todo es el y todo pasa a través de el, las formas cambian con el tiempo pero el sentir que le dio origen sigue en encendido en el interior humano.
Una verdad es el símbolo cuando esta es una elevación desde las cosas perecederas hacia la conciencia y memoria del hombre. En el símbolo se encuentra lo humano; el deseo de trascender, y lo exterior; las formas en que se expresa, el símbolo es fin inconciente del humano y su mayor logro, producto de sus fuerzas más perfectas y acabadas. Pero el símbolo es solo un medio, una herramienta, para asegurar e inmortalizar al humano; la idea de humano y de dios también son herramientas .Lo siento, pero para hacer comprender a veces hay que dañar: todo acto de conocimiento es un acto de violencia a la ignorancia.
S- ¡oh luna! ¡Siento en mi estomago el horrible malestar de la existencia! OH nausea, nausea de de la vida. Absurda es la vida para tener deseos de poseerla y poco después querer olvidarse de ella completamente. ¿Que quiere de mi, mi existencia? No logro soportarla sino creo que puede existir la eternidad. Y hasta mi humilde deseo de vivir solo pide un tiempo perdurable en que los ecos resuenen en planicies, océanos y confines de este mundo, no ya la eternidad.
L- ¡No te aflijas tanto querido! Hablare con vos suave y amorosa. Algún día sabrás que soy yo para ti, pero después de un tiempo me volverás a ver y no me reconocerás. A ti te pasa lo mismo, ya no saber que hacer para levantarte de tu propia tumba. Los bellos encantos de la luna y del amor son los bellos destructores de todo lo viejo, en mi se mezclan las fuerzas de la creación y la destrucción sin ninguna timidez. Yo camino por almas delicadas y fuertes, humilladas y orgullosas pero nunca en las que al hablar destilan olor a sepulcros húmedos y verdes, nunca caminare para aquellos que levantan la vista y en lugar de atisbar cielos azules sus ojos obscurecen con techos sombríos corroídos por el paso del tiempo. El olor a lo añejo repele toda sabiduría amorosa, el pensamiento de un amante es el pensamiento del convaleciente que ha arrojado desde las más altas montañas las cenizas de pasado. En mi sabiduría entenderás que lo que alegra al corazón del humano no es tener un indudable futuro sino un claro y colorido presente.
OH cariño, tus fuerzas anhelan los vientos del mañana. Tu caminas en la vida pero en el amor quieres volar, y todo tu volar se convierte en la justificación de tu propia vida. Todo tu caer en el abismo de la oscuridad se convierte en el deseo de un futuro, un deseo de vida, de formas multicolores que colman todos tus sentidos. Siempre desearas a causa de tu voluntad férrea mas nunca te saciaras en la búsqueda de la perfecta felicidad.
Una y otra ves caemos sin cesar y sin reparar en ello en ilusiones que hacen agradable y consuelan nuestra existencia, nos entregamos a la fiebre de imágenes y sucesos irreales que jamás pasaran en ningún lugar, en ningún tiempo. Irresponsable y torpemente soñamos situados en un mundo de fantasías donde nosotros mismos somos una fantasía, una aburrida y entupida caricatura de nosotros mismos.
Cuanto más sufrimos el golpe de la existencia con más bríos e intensidad nos levantamos no ya con las mismas armas sino con otras y llamaos a todos los seres a ser participes del festín de la vida, del baile de la salida de los soles; todos están ahí para ayudarme y ser guerreros de mí causa justa. Desde el oscuro en infinito ser (que vuela y cae) te satisfaces en el alumbramiento de tus formas y te sacias en ellas, vives una felicidad orgiástica, donde bebes de todas las fuentes de tus vírgenes doncellas para luego jugar con ellas en el prado verde de frondosa hierba; se revuelcan y vive, y crean en un jugueteo insolente pero seriamente insolente. El dios forjador de hombres te ha congraciado con le regalo divino del fuego, con el destruyes lo decadente y creas lo ardiente que irradiara nueva luz que enceguecerá.
Este es el eterno retorno del sentido estético, todo es mutable: nada es estático, todo ser se transfigura: todo brilla para después apagarse, y luego volver a brillar con colores diferentes. El sentido, que es la voluntad de trascender, es el contenido y lo que se divisa en todas las formas, en cada mármol esculpido con artesanas manos experimentadas se logra ver el triunfo de la voluntad de vivir, la lucha y el dialogo que lleva a cabo con su contraparte, o tal ves no contraparte: la muerte. Toda voluntad de vivir y amor dirigido hacia objetos es una negación de la muerte, vana negación. Todo jugar con la muerte es ciertamente esto: vivir y crear, con indefensos brazos tratamos de hacer brillar una luz que nos muestre el suelo y el camino que estamos caminando, pero no pasa mucho tiempo para llegar a descubrir lo inútil de nuestra empresa, la luz se extingue y las tinieblas pierden toda orientación.
Pero hay quienes se aventuraron a cruzar en medio de la noche el bosque hostil en busca de misterios, y semejante a un cazador camina a tientas en senderos desconocidos y trepa arboladas con sigilo en busca de su presa nunca vista, semejante a un felino sus ojos brillan, y no solo sus ojos su cuerpo brilla también, y hasta los pensamientos irradian áureos destellos de luz. Un ser profundo y oscuro no tiene que confundir oscuridad con opresión y ceguera. Toda oscuridad es signo de incomprensión, toda incomprensión revela profundidad. Tú, siendo un enamorado me entiendes. Solo la oscuridad da la perspectiva para la vida. Tú debes dar a luz el producto de todas tus esperanzas, pero todavía no eres profundidad en busca de un ser mas intimo. Como fuego protector de vida brillaras y tu encanto hará bailar a los seres mas pesados, hasta entonces en una cueva te domicilias.
¡Ay!, tu mirada es una flecha que destila desesperación, hiere desesperación. Me ves ¡OH queridísimo! Y quieres ser yo. Dulce e insolente eres. Quieres olvidarte de ti mismo y ser en tu sueño más hondo y radiante. ¡Me ves queridísimo! y quieres poseerme. ¡No! .me equivoco. Quieres ser yo. ¡Me ves queridísimo! Me ves y no me puedes alcanzar. Me ves oh queridísimo y la nostalgia te invade en un embrollo de sueños inacabados y miserables. No me buscas por mi prerrogativa, que es dar alivio idílico a los corazones de los enamorados. Solo quieres ver a través de mí un futuro diáfano. Todo tu estar enamorado de muchachas de traviesas es el bálsamo desesperado que ansias beber para seguir viviendo, si; para seguir viviendo. A través de ti se realizara el amor y tu vivirás; no hay personas con sentimientos y anhelos mas vivos que un enamorado.
Así de patético eres tierno humano: tu amar es solo una excusa. No amas a tus objetos, solo te amas a ti mismo y tu manera de amar, tu forma de amar. Y si es incondicional la entrega al ser amado, no te confundas, no lo haces más que por ti. En todo amor y juego de creadores tu figura no es mas que la excusa por la cual tu deseo de crear se manifiesta despreocupadamente, terriblemente en materia que ha de ser moldeada a imagen y semejanza tuya, he aquí tu mundo y criaturas amigables. Tu amar es la mano que se lanza impaciente y desesperada en busca de comida: eres un mendigo en busca de alimento para el alma, para el ser necio y pequeño. Y como todo mendigo, para conseguir su comida y bebida, tiene que sobreactuar su mendicidad para hacerse acreedor de su plato salvador. ¡Te asemejas a esas caras y raras vajillas solitario!, tan hermosa pero tan vacía; siempre tan vacía
Esperas que el juego del amor ponga en movimiento esa rechinante rueda, la rueda de la vida: que en otro tiempo llamaste "la rueda de la eternidad". ¡Ay! Rueda y rueda, la rueda de la eternidad decías. Pero he aquí algo verdadero en tu pensamiento: hay un abajo y un arriba, hay un mirar destrozado desde hondas corrientes marinas y hay un mirar altivo y orgullo desde cumbres solitarias. Hay una rueda, pero no es de la eternidad, no, es mas bien una rueda de sentimientos y sentidos encontrados, es la rueda del sentido, la dialéctica del sentido humano; siempre hay un sentido que devendrá al terminar la noche de los sufrimientos. ¡Si, corazón destruido!: y a menudo sientes que tienes que huir a tu caverna y dejar, a tu pesar, a tus amigos que se aprovecharon desvergonzadamente de tu corazón y tu virtud que hace regalos: es que son como animales que comen todo sin ningún pudor y vergüenza. De ordinario has confundido a monos con hombres, y esta es una ilusión que pierde y hiere a las almas mas elevadas Y después sientes que tu hora ha llegado, que eres libre y debes esparcirte en las venas de todo el mundo. Y esto no hace falta que te lo diga ambos conocemos la dialéctica.
Te complaces con las estrellas en las alturas y te revuelve el intestino que yo este aquí recordándote todo el amor que me supiste dar. Y es que en tiempos no muy lejanos yo te pedí que sacrificaras tu cuerpo en honor a la bellísima divinidad, y aceptaste: el aroma de flores y carne ascendió a las alturas y el dios piadoso te sonrió con amigable faz: todo eran días de sol para ti bello enamorado, no hubo días de lluvia, ni días oscuros. ¡Oh si! antes supiste darme bellos regalos, aquellos que da un corazón tan grande y furioso como el tuyo: tímido eras en hablar pero tempestuoso en tu actuar.
Mas algo de aquellos días aun sobrevive en ti, el recuerdo pesa sobre ti. Odas al disco incandescente brindabas y yo bañaba tu delicado mirar y ansiar extensos jugueteos de amor, en la noche yo era luz tenue que no envilecía sino que proporcionaba luz al oscuro rostro de las cosas ocultas y excitantes. Me hincho por tu amor y menguo por tu indiferencia, y a veces hasta me viste mas grávida como a punto de dar a luz, a punto de estallar y expandirme en los recónditas siluetas de la tierra. Te miro en busca de algo tuyo, si, busco buceando en tus profundidades de solitario, en las corrientes mas violentas por un vestigio de lo que alguna vez fue y ahora ya no lo es. ¡El amor es para ti molestia porque… si!, la vida es también molestia.
S- ¡OH luna! Inquieta cazadora de almas, atrevida gata perniciosa, que roba mi cuerpo y los transforma en un torrente de sensualidad, me aguijoneas sin piedad en mi lacerado corazón y mis miembros escapan humilladamente ante la claridad de la luz que irradias. No puedo evitarlo, me conoces: y es que en otro tiempo supe entregarte todas mis virtudes y sueños; como niño jugaba contigo, y como niño también no supe que juguete tenia en mis manos. Ahora bañas con frialdad todos mis sentidos, y ardo; ardo por ti y la miel de de tu pecho. Estoy hambriento de caricias fugitivas, de rasguños de locura. Como un tonel lleno de agujeros parezco, todo contenido que se vierte en mi pasa sin dejar ningún resabio de conocimiento, ¿Qué siento? ¿Qué quiero sentir? ¿Qué fue lo que sentí?, todo pasa a través de mi a una velocidad rapidísima, todo en mi dura poco y no significa nada, unas limosnas me mantienen vivo por unos días pero luego acaece el vació y hastió y todas las cosas son odiadas. El malestar es enorme y la vida es un trabajo que no puedo llevar a cabo.
Tengo un sueño y tu estas en el. Luna mía, amada. Recuerdo cuando iluminabas mis caminatas nocturnas, te dedicaba poemas intensos, tú excitabas mis ojos y hacías volar dentro de mí, abejas que picaban con violencia mi agitado corazón. Todos era más brillante entonces. Yo no era profundidad, era luz. Un fuego eterno que había dado a luz la criatura más hermosa (el amor), como consecuencia de la humanidad sufriente y hambrienta y para ser causa de creación y futuro.
Tu luna, eres sabia. Y percibido, a veces, que me has usado para tu juego macabro; aquel que juega el dios con sus dados, indiferente del destino de los mortales. Y es que el destino es un juego que juega un niño totalmente despreocupado de todas las consecuencias. Y tu, amor, eres también parte de ese juego: tu devoras almas a montón, aquí y allá, ayer y mañana y escupes sueños, dispensas a los humanos de eternidad. ¡Ay que terrible!, devoras carne y escupes cuerpos humanos. Los excitas de manera que siempre te anden buscando sin importar la condición en que se encuentre le hombre, sin importar como te manifiestes, si como una débil y efímera flor en el campo o como cascada abundante que golpea con violencia, y sin importar que te confundan con otra cosa; siempre logras tu cometido bajo tus mil disfraces que te puedas componer.
L- ten por cierto que he sido una divinidad indulgente y prodiga, que por mi labor es el mal menor que he pagar, pero por sobre todo no me es de mi agrado que me confundan con otra cosa, he sido siempre la misma y no he cambiado a otras tantas formas; ¡no os engañéis efímero mortal, tu tampoco has cambiado tanto en el pasar de los milenios, y mientras exista vida yo continuare amasando y moldeando masa! Tu hablas como un amante deseoso de furia y erotismo, pero veo en ti a un árbol marchito y resquebrajado por el viento del tiempo. Eres joven y atrevido pero tu mirada es la mirada de un anciano, casi puedo verte caminar en tres patas. Eres un tonto si piensas que tus días están contados, una flor como tú, necesita muchos inviernos para florecer por última vez.
S- ¿Cómo puedes saber eso? ¿Acaso soy tan mundano y vulgar? Yo creo en la muerte libre. Si tengo que morir por una idea, pues bien, que así sea. Se vive por una idea y se muere también por una idea. Todo parece tan ficcional, todo es tan humano. Este es un mundo de humanos: aquí esta la visión de lo mas logrado, lo mas brillante, lo mas genial, lo perfecto; pero también atrás y antes de las bellas formas esta el sufrimiento, el patetismo, el fracaso, lo feo, lo inacabado: en fin, aquello que nadie quiere ver, ni escuchar. Mi individualidad no tiene importancia en el devenir de las múltiples cosas y personas, cuando uno piensa en la muerte todo carece de importancia. ¿Qué es relevante y que no?, ¿hay alguien que vele por mi sufrimiento? ¿Por mi inmortalidad? Y aun cuanto toque los cielos sempiternos e ilumine el corazón humano ¿Qué cosas podré cambiar sino a algunos pocos de entre muchos?, ¿cuantos se agruparan en torno a una noble causa? ¿Y cuanto tiempo pasara para que se desvirtué el fin a que he aspirado? Y siempre a las cosas se les encuentran la otra cara ¿no es tonto pensar que algo no será refutado nunca e imperara sin en mayor peligro? ¿Que importa el reconocimiento? Tal vez si importe, tal vez es lo único que importe y todo lo hagamos para encontrar un puerto favorable a nuestros sentimientos, siempre necesitares del otro. ¿Crees que infortunio es por encontrar herida mi vanidad? ¿Qué es el hombre sino una moderada y útil vanidad?! No hables de vanidades loca celosa, arpía! Tú eres la reina de las vanidades. El humano es en si mismo una gran vanidad, la vanidad.
L- ¡OH tonto! ¡Estas ciego porque te conviene no ver! No verme. Hoy y ahora tu eres lo mas importante para mi. ¿Qué será el futuro? Nadie tiene la respuesta. Puedes morir tranquilo o solamente puedes ayudarme, puedes regalarme con ramos esperanzadores, y hacerme vivir en bellas formas, en bellas músicas: ayúdame a despedazar y a inquietar a los corazones humanos, haciéndolos mas frágiles y mas fuertes. Ayúdame a vivir amado mio. Necesito alguien que me mire con fuego y me encienda. Somos victimas del círculo de la eternidad. No peleemos en contienda vana, ya que ambos no pararíamos y nos lastimaríamos sin remedio. Que no te sea hostil ni molesta; tal es mi gran deseo de amada, dejarse llevar sin cuidado por las pasiones y pensamientos facilistas es propio de un hombre necio e imprudente, solo hablemos y escuchemos, y lloraremos si así tiene que ser.
Retornamos eternamente y no somos dueños del movimiento de todos los seres, vivimos la contradicción originaria de nuestra perfección. Somos un juguete donde manos despreocupadas nos hace creer y hacer todo tipo necedades y fruslerías, nada se origina en nosotros sino en la interpretación que hacemos del mundo exterior influida por hechos personales pasados; somos el mero instrumento del sinsentido en acción, nos mueven accidentes pequeños y absurdos. Llegamos a aceptar y defender el azar en nosotros solo porque tenemos que vivir y disfrutar de algunos placeres que te da el mundo. Todo parece no valer la pena, todo parece en vano. Hasta la misma voluntad, origen de nuestra acción se viste con ropajes característicos del mundo que queremos olvidar.
Tu voluntad no es esencial y toma la forma de tus más embriagadoras imágenes conocidas, no por conocer. Influido por lo primero que se te cruza en el camino lo llevas en tu mochila, no sin incomodidad, pero si con la certeza de tener algo por lo menos en la mochila. La palabra santa del hombre-camello es esta: la resignación, sin ella el deseo insaciable de volar se convertiría en una voluptuosidad poco tolerable para muchos. En la resignación no habla el sentido humano, habla la chusma.
En un mundo donde todo ha cambiado y cambiara nosotros cometemos la imbecilidad de permanecer impolutos y auténticos ante la oleada incesante de destrucciones y construcciones. Todo se transfigura o cambia y evoluciona, pero seguirás así durante mucho tiempo. Tu humanidad cambiara o sucumbirá pero tu no estarás entonces, habrá fin de los tiempos como hubo una ves un comienzo, quizás todos los esfuerzos fueron en vano. Las mas grandes hazañas humanas y sus mas magnificas y maravillosas creaciones serán nada, nada significaran en el fin de los tiempos. La nada es inimaginable y esto acontecerá, la nada es lo que no se conoce y la incógnita mas profunda del ser humano; la nada, con su carencia absoluta de estimulo y esterilidad es la que provoca el mayor de los horrores y miedos, sino el mayor terror de humano, también mueve pensar en el un inexpresable sentimiento de tristeza.
O sino puedes creer que el tiempo es también un circulo que se mueve sin cesar hasta la misma eternidad lejana y desconocida. Todo lo que fue volverá a ser, y así hasta le infinito. Creer que todo lo que existe esta sujeto a un movimiento de dimensiones inconmensurables, provocado por un gran ser; este ser es el sujeto que hace y tal ves el único por cuya existencia se pueda fundamentar el movimiento de todos los seres en todos los tiempos. Pero ¿tu no crees en el? ¿O si? porque alguien tiene que mover todo esto ¿o no?, o por lo menos algo. El azar es inexplicable y nos deja indefensos ante el todo inconmensurable, la vastedad tiene que tener un amo y señor que todo lo ordena y proporciona.
¿Me preguntas si todo es en vano?, yo callo. Prefiero reírme e invitarte a que me provoques. ¿No has llegado a desconfiar de tus propias preguntas? ¿No has llegado a desconfiar de tu misma capacidad de conocer? ¿Quieres que te sentencie suelos y cielos indestructibles? No conoces el pudor del amor que engaña para obtener nobles fines, ¡que importa ya el mundo para quien esta por encima de el, aunque sea en su conciencia! Tantas soluciones te diría, oh encantador de doncellas, tantas explicaciones.
Yo te respondo que el ímpetu de una desesperada y luego de apagarme el volcán y de que el viento calme mis aireados cabellos te miro. Te miro amor a los ojos y no te pido razones para existir en ti, para subyugarte y bendecirte con mis dones. Tú no quieres explicarte por que te elevas hasta las alturas de tu propia imaginación y tocas los límites de tu propia belleza. La mayor tragedia del humano no es tener el conocimiento de que todo va perecer sino no ser lo suficientemente valeroso para reconocerse como una fuerza absolutamente feliz y alegre, creadora de luz y de esperanza, ser lo que tiene que ser sin que importar el mismo humano y la misma humanidad.
OH amor mira lo que me haces decirte. Mis palabras volaban como la hoja llevada por un viento otoñal y mi fulgor se enaltece cada vez que quiero abrazarte y ocultarte en mis abismos. Tenía la intención de ser discreta contigo y no pude. No hay recato entre seres amados, nada se oculta entre ellos y todo florece en eterna primavera. Quisiera olvidar por un momento mi pomposidad y mi orgullosa sabiduría para ser humilde ante ti y dejar…y dejarme.
S- mi corazón bailaba un ditirambo frenético con la sola idea de volver a disfrutar de tus encantos. Mi añorada querida, despiertas en mí el fruto de la vida terrible. Horrible y vergonzosa compasión siento por mí, me arrodillo como un penitente en busca de la redención de su salvador. ¡Dame el cáliz OH tu salvadora! Necesito salvación. Todo humano decadente necesita su salvador, aquel que excita los sentidos y dirige a las masas: las historias los recuerda de distinta manera pero todos han sido hombres enamorados de la vida, tanto que perecieron por su amor. Y no te enfades, no te confundiré con la figura del salvador y redentor de penas pasadas que insita a vivir todo lo que toca. No te confundiré con un mago cuyos sortilegios sorprendentes fascinan y causan un tonto fanatismo, todavía menos te confundiría con un Mesías cuyas profecías pintan un mundo ilusorio y fantástico.
L- lloras y quiero navegar en tus lágrimas hasta tu boca. ¡Que sedienta estoy! Mi amor, sufres por impiedad contigo mismo y levantas las manos para buscar el signo de salvación. Pareces un moribundo que busca el primer bocado de comida en días, eres un mendigo de tu propia riqueza. ¡Que espectáculo tan humano es el que veo! El hombre mortificándose es sumamente digno de lastima pero no es pasible de compasión. Una sinrazón grande en la vida es la mortificación y el arrepentimiento, y lo que demuestra que grandes y duras son las cadenas que atan al humano a su pasado, una atadura que no tiene razón de ser. No tienes un andar ágil como el viento, todavía caminas con pesadumbre por la mochila de carga; eres como un camello de andar cansino.
Te fatiga correr por los senderos de los sentimientos y tu volar por los aires es un planear con alas de cera que se derriten con los rayos del sol radiante. Si, tu sol, ese que tanto idolatras y que todavía no aprendiste a rezarle; ni siquiera sabes como hablarle. Te quemas con las llamas de tu propio fuego, iluminador de las cosas bellas y devorador de las cosas viejas, aprendiste a mirar lo sensual del exterior pero todavía no sabes que hacer con el; todo se presenta ante ti como un espectáculo de fuegos artificiales pero no absorbiste su sabiduría para ser tu, un espectáculo de fuegos artificiales. Si, ¡tierno humano!
Eres impotencia, y todo ser impotente busca un dios: ¡yo soy tu dios querido! Pero ya no eres de los jovencillos y mujercillas que se arrodillan para suplicar el favor de la bienaventuranza bien querida. Eres demasiado grande para hacer cosas de chicos: rasarme seria para ti una niñería de la razón. ¿Qué podré hacer por ti hijo querido, si alguna vez te cobije en mi calido seno y ahora eres vientos rebeldes que olvidaron la mesa y el lecho materno? ¿Qué podría ser yo, tan mujer, tan fría, tan poco profunda por el sufrimiento emergente de cavernas solitarias? ¡Ay ya no me hables en símbolos, ya no más!, solo te quiero ayudar La verdad llega a mí como luz en tormenta en medio del océano: ambos ya somos diferentes el uno para el otro, y es que me has bebido y te has embriagado por mí.
Me desconoces porque ya me conociste amor querido. Sufro porque ya no me necesitas Por más que intente ya no podré entrar en tus poros, en tu cuerpo. Somos diferentes, solitario, porque tu me has descubierto, me has desgarrado las vestiduras. Pudiste verme como pocos me han podido ver: y esto no es tan glorioso, es más una desventura. No hay secretos para los buenos amigos como nosotros, ¡ay como me acompañaste, como lo hiciste y ahora me dejas! Como chiquilla lloro y me lanzaría a tus rodillas a besar tus pies en señal de suplica, pero mi sabiduría me detiene y habla de esta manera: "no seamos ingenuas ya sabíamos que esto pasaría, todo niño indefenso se acerca al pecho materno y bebe seguridad y anhelos, no pasara mucho tiempo para que valla a buscar otras fuentes del cual beber otras aguas mas peligrosas que calidas". Me has consumido y yo misma me consumo por ti oh mi solitario querido de manos ardientes, todo alabar y ensalzar seria en vano ya que tus pies buscan profundidades que yo no te puede dar, por lo menos no directamente.
Después de que la noche corra su velo el carro del joven Apolo comenzara una vez más su interminable recorrido, eterno recorrido. ¡Ea, auriga portador del fuego de la humanidad; haz que todo lo frió se entibie, y haz que los viajeros nocturnos descubran su camino!
S- no me eches de menos siempre seré un cultor del arte de crear imágenes bellas, aun quedan infinitas criaturas por el cual sorprenderme y exaltarme. Todo esto si logro superar mi estado actual; me estoy tomando muy en serio mi pesadez, esto me preocupa.
Estoy con el alma fatigada, casi no puedo ver la luz de día. Siento un cansancio propio de caminantes, caminantes de montañas; y es que yo soy un caminante de montañas. Llego a la cima y miro el cielo poderoso sin tener otra opción que la de bajar, rodando entre mis desesperanzas, golpeado contra piedras que pensé que ya no estaban allí, caigo y al mirar hacia arriba lloro desconsolado. Las alturas me parece ahora una desagradable voluptuosidad y preferiría vagar entre árboles y llanuras poco accidentadas. Y como un odio desenfrenado hacia mi arrojo con estupor y violencia mis provisiones; deseo castigarme y convertirme en un penitente y anhelo con todo mi corazón despedazado encontrar una voz omnipotente que me enseñe los principios de la virtud empequeñecedora. Así soy pequeño, y ya no aspirare a escalar riscos puntiagudos. Llegara un día en el que cesara mi voluntad de tanto hastió que siento y entonces quizás logre un estado de tranquilidad con el mundo y los seres que habitan en el, sin desear ni esperar nada es como el sufrimiento se suprimirá.
L-corazón aturdido, ojos cansados, tu imploras remolinos devastadores, huracanes violentos que maten a los buenos y justos. Tu, amor, odias los escollos de la vida y las piedra que se meten en tus zapatos y te impiden caminar. La molestia en ti se llama espíritu de la pesadez; hondo pesar y seriedad tiene tus cavilaciones, y como nube pesada te mueves oscureciendo todo lo que era claro. Tú odias los espíritus de corazones de piedra y aliento a tumbas; la alegría reúne al corazón con negra pesadumbre y todos los acontecimientos nefastos tiene una justa justificación, ¡no podrías vivir sin pensar que tienes que pagar el caro precio de vivir, y sus solemnidades y voluptuosidades! Las espinas te pinchan los pies en escabroso sendero y las tarántulas te muerden pero tú tienes que aprender que no hay veneno nocivo para ti; tú eres la pócima del veneno del mundo.
Tú eres inmune porque has bebido los caldos más indigeribles y ninguno te ha matado hasta ahora, ¿no es un estomago el alma, que según como digiera el alimento caerá pesado o liviano? ¿No has comido ya pucheros de viejecillas y tu paladar exquisito hastiado por alimento tan ordinario? ¿No tragaste a fuerza carne chiclosa en banquete de ilustres convidados? En verdad ¿Qué no ha digerido ya el fuerte estomago de tu alma? Pero ahora yaces enfermo y todo bocado de vida esa un hastió y malestar que mueve a quitarse la vida. De tanto alimento poco nutritivo e malsano te has convertido en un inmune de comidas grasientas, ¿te han querido matar de hambre?, pero tu alimento se encontraba en otras latitudes y tu fuente de vida era un resplandor que los ojos de la chusma no pedían ver. Nada importa la nausea en que hayas caído los aires frescos de manantial nacen en sobreabundancia de tu pecho incontenible como producto de una depuración asombrosa, que trastoca veneno en bálsamo, espeso en liviano. Destilas desde tus pulmones el aire renovador de todas tus plantas; pero ahora te arrastras como un invertebrado en cuya piel se puede observar la inconfundible marca del pie humano.
! OH amor ¡que tragedia es agobiarse por los cuerpos mal desarrollados! Y que porque detestan el cuerpo y la vida, no soportan todo lo demás que nace de estos inevitablemente. Esos individuos respiran esperanzas y exhalan frustraciones, cada vez que miran esperan que caigas pero jamás esperan que alguien pueda situarse encima de ellos; eso seria una injusticia. Tu tienes la mirada de un sediento que busca la fuente de aguas más cristalinas, ¿es un pecado beber agua más deliciosa que otros? Yo te hago esta pregunta ¿es un pecado atreverte a mirarme con avidez? ¿Puedes tu, negarte ser feliz?
Tu amor, te niegas a ser feliz porque no puedes aceptarte tal como eres, porque tú crees con ceguedad que no eres quien eres. Tú no eres más de lo que tú quieres ser en el ahora y acá radiante y esclarecido, pero tu pasado habla de ti como un dios celoso y vengativo. Todo dios es celoso porque te quiere a ti para siempre, siempre colmándolo de regalos, este te pide el sacrificio del futuro y la libertad. Toda omnipotencia lo quiere todo porque todo es el en todo sin dejar afuera a nadie y nada, el absoluto y completo son sus insignias.
Todo absoluto ciega completamente y ocasiona el mayor daño al alma humana; la falta de libertad, y nosotros ciegamente creemos y lo defendemos solo porque nos mira con semblante preocupada y nos da un lugar en el mundo. Pero no eres devoto de nadie, ni de ti mismo, por eso te traicionas y desgarras todos tus ropajes y bailas, desnudo y provocativo, frente a la hoguera de tu dios y el soplo de tu canto disonante apaga su fogata. Lugo, cuando despunta el alba, el sol brilla mucho más que en otros tiempos, estas embriagado de vida y lleno de un brío amenazante que movería montañas; y tapas con trapos usados tu vibrante cuerpo para comenzar otro día. Tú antes caminabas, ahora corres, y bailas. Ya no hay caminos ni mundos por descubrir, todo es un descubrir interminable, y tu mismo te desconoces y te conviertes en una rareza, una fuente que dispensa frutos irreconocibles e innombrables y todo danza ante ti con el pudor del joven desesperado que arde en deseos de vientos nuevos, de cosas nuevas. Y la noche te parece más profunda que antes y yo toco tu cara para acariciarte pero tú quieres que me hunda en tu corazón, tu exaltado y furioso corazón.
S- Luna mía, en otra épocas eras un lucero majestuoso que susurraba melodías dulces a mi oído. Eres imponente luna ¡Me enseñaste la perversión y el descaro, y la tierra me enseño la vergüenza y el dios todopoderoso! soy mas piadoso de lo que había pensado luna ¡Me siento como un religioso, encerrado en un mundo hostil que no puedo comprender pero que tampoco puedo cambiar! ! OH dios, sublimación de la impotencia humana, ¡he sido sujeto de mi propio dios, de mi propia ignorancia! El hombre siempre será la perdición del hombre, y el peor enemigo esta atento en nuestro espejo para desentrañar vergüenzas que no pueden permanecer ocultas. ¡Que tonto he sido oh luna por creer en dioses, que tonto he sido pero no brindarte las debidas honras!, yo también te he confundido, y he confundido todo lo demás, nada de lo que sentí era cierto.
L- dulce solitario y flecha de futuro, te admiro pero un te falta un largo recorrido en los caminos de las desdichas humanas. Tus lágrimas son más esperanzadoras que tus declamaciones. No deberás claudicar en le aprendizaje y desde ahora tu movimiento debe ser el de un hombre paciente que este confiado en sus fuerzas. Tu actuar debe ser el accionar de la voluntad universal del mundo, tu espíritu es el héroe destinado a la gloria eterna; tienes que robar el fuego iluminador para dárselo a la humanidad. Sufrirás a causa de los dioses, sin embargo, ellos sufrirán mas que tu.
S- me he olvidado de mí mi humanidad y ahora deseo navegar por océanos ocultos por nieblas densas. Que afortunado son todos los olvidadizos que se olvidan incluso de sus errores más pequeños, que suerte es tener la única intención puesta en el presente. Quiero vivir en el presente fugas de sensaciones oscuras y estimulantes. Todo es tan sensual y oscuro; los vientos me soplan secretos vergonzosos y yo grito al unísono la alegría de estar vivo ¿Qué será de mí en el futuro? Realmente no me interesa. ¡Ay! ¡Que ligereza me invadió!, como vagabundo ando entre callejuelas concurridas y mis zapatos y pantalones se aprecian de ser gastados y estropeados, no hay hogar cierto, pero ¿quien necesita un hogar? Ya he salido con el sol a brillar entre escondites ocultos, y los más raros personajes desfilan ante mirada inquisidora esperanzada. Espíritu curioso, inquieto tengo: no dejo de ver en las bellas formas fuentes de profunda identificación con mi ser, quiero que todas las cosas me conozcan; y yo también quiero conocer todas las cosas.
Que contradicción atractiva tiene el hombre en el horizonte; la perfección no existe pero nosotros si, existimos y somos perfectos. Nuestra idea de perfección va atrás de nuestro mismo ser, todo se fundamenta en nosotros, y todo se alumbra por nosotros OH querida luna, deje a un lado las melodías oscuras y pesadas, y ahora escucho música para aturdidos y dementes, todo se me revela como afortunado y conveniente en todo momento, la locura es un cosquilleo que ha tomado sones de cordura en mi mente; me insita la desesperación a una fiesta que ha se ha tenido por infame infundadamente. OH luna escucho música que vagabundea por pensamientos hipnóticos y multicolores, pero se aleja de ellos y relata que difícil fue dejar los campos fértiles de libertad.
En la noche vuelo al ras y con soltura como una pequeña nubecilla de días húmedos, todas las cosas terrenas me miran de cerca y yo los miro de cerca también.
L- es una noche ventosa y las nubes dificultan mi visión transparente. Puedo escuchar el viento ulular llorando pequeñas lágrimas de tristeza profunda y oscura. La noche no es noche, si en el cielo las nubes cubren el universo. Los árboles, mansos bienhechores en el día, danzan al compás de un canto diabólico y terrorífico. Los mares furiosos se arrebatan contra la playa y quieren cubrirlo todo, chocan sin cesar una y otra ves como una chiquilla enamorada con esperanzas. Desde los altos cielos, donde me ves como a un faro nebuloso en medio de la noche, te veo con mucha impotencia. Te quisiera escuchar pero las nubes lo cubren todo; así es, si no podemos ver, tampoco lo podemos sentir. Ver con claridad es la esperanza del sufriente, y aun las cosas se ven con la luz de luna cuya luz tenue y azulada pinta cuadros preclaros de sentimiento. Sino te embriagas con el vino de la naturaleza esplendorosa jamás pondrás en formas de metáforas el sentir humano. ¿Qué seria el conocimiento sino la mejor de todas las metáforas humanas? ¿Metáfora de que? No se.
Dulce cantor, que prodigiosa es tu visión. La visión del enamorado. Imagíname tuya, fugitivo de la noche. Te iras y dejarías un suspiro cuando mires por ultima ves al cielo como infinito agradecimiento por mis figuras mas envilecedoras. Olvidaras tu propia llama que devora y mutaras en personaje aceptable, volverías a colocarte el disfraz de todos los días ¿donde estaría mi pecho ardiendo en deseos por mi? Mi amor no es aceptable para muchos. El amor del cazador hambriento es el que yo te prodigo; un amor devastador e inquietante, ¿a donde abultarías mi amor? En un rincón de tu ser aun no manifestado, aun oscuro y solo; tendrías que hacer malabares lingüísticos extraordinarios para no descubrirte tu mismo y tu amor salvaje.
Tú te destruyes en mí y yo me siento complacida; dejo caer mis velos que ocultan mis pudores y tú te sumerges en lo más íntimo de mí, en la mañana y ocaso de las pasiones nuestras caras se desentienden y al hablar balbuceamos frialdades hirientes. Buceas por océanos encantados llenos de criaturas amistosas y desafiantes; y te excita pensar que puedes morir por mí y todo mi mundo. Eres amigo te todo que sea de especie marina, la atmósfera es un peso angustiante para ti y solo en el mar crecen las mas grandes criaturas; el espejo azul del océano es una totalidad asfixiante. Y yo te digo que si, piérdete en mis océanos vigorosos y cristalinos y déjate ahogar por la sensación de la muerte divina. Seamos uno en la eterna paz del hombre concomitando con todos los seres en la producción del fruto que da color a la vida. ¡Justifica la vida y todas lo que existe en el mundo! Se tu mismo un campo de verde vida en el que pasten los animales mas fantásticos, se el árbol de prohibido conocimiento e invita a las almas tímidas e inquietas a comer de tu fruto vitalizante y embriagador.
Bello amor mio, las nubes lloran en el deseo de unirse con la miserable tierra, pero yo soy la observadora inamovible de encantos orgiásticos, una que con la luz delicada transforma el corazón de los hombres en toneles del bello amor puro. Desgarro tu corazón en el intento de tocarlo, corazón de porcelana, y tu alma tan frágil desborda en sentimientos de piedad a si mismo. OH pecador que no quieres amarme y hundirte en el oscuro recinto de musas atrevidas. Necio eres porque quieres vivir y no quieres ser el motor de tu vida, tonto; muy tonto eres amado mio si piensas que con la voluptuosidad que irradio tu podrías pasar de largo, como lo hace un caminante en una feria que no atrae. Abandona las tiniebla que se tragan a despistados caminantes nocturnos, he aquí mi luz que te dispenso para que no te pierdas, mi amor no te quiero que te pierdas. Lo único que asalta mi grandioso corazón es que te desvíes en parajes escarpados donde le brillo no es fuente de alegría.
Tú pasaras a través de mí, de todas mis lujurias, de todas mis vergüenzas, de toda mi profundidad y querrás verme como un dios en el cielo: la deidad más importante del anchuroso cielo. No me despreciaras, te sacrificaras a ti mismo en el banquete que me llevo dando hace milenios. OH amor, tu eres carne y vida para mi; bebo de tu sangre y como de tu carne por los siglos de los siglos, en un eterno festín de inmaculadas desesperanzas, de absurdos y sensuales pensamientos. Todo mi comer de ti es una lucha interminable por la ambición de eternidad; eternidad mía y tuya, pero más mía que tuya.
Tu amor, el amor humano, es un triste compendio de pequeñas y delicadas eternidades, destellos volátiles que recuerdan el fuego de la vida y la existencia pero que se esparcen por los aires luego de consumirse con rapidez. Eres un punto en la vastedad y el fuego no abarca a todos. Tu amor es la justificación de la existencia y del movimiento de todos los seres; por amor quieres hacer todo, y es que no lo podrías hacer por otra cosa. Por amor y entrega apasionada eres tu hoy un alma que arde en deseos de lo infinito de misterios de vida. Tu espíritu de conocimiento viaja, como veloz pensamiento, por todos los mundos del pasado y a traviesa el presente como relámpago para quebrar con valentía el desconocido campo del futuro, siempre oscuro y tan peligroso. Tu amor es un ensueño que ve con miopía las cosas más profundas, es una niñería y una diversión de las fuerzas que una vez crearon el mundo.
S-¿Siempre suenas tan terriblemente dulce?, en la oscuridad atisbo con asombro las nubes que te ocultan. Pienso que es mejor que te oculten luna, ya que no soy digno de recibirte en mi corazón y ni unas cuantas palabras tuyas, ni tu mirada salvaje servirá de consuelo a este afligido corazón. Durante mucho tiempo observe destellos únicos de belleza profunda; la luz era para mi, hermosura eterna que no quería morir. Mis ojos se embriagaban en el espectáculo primitivo de seres ingenuos de pies ligeros y provocativos que levitaban en letanía somnolienta. Mis bellas doncellas han desaparecido y no se a donde se fueron. ! Se fueron mi damas ¡no hay mas figuras sensuales! Yo se lo que estas pensando luna. ¿Hacia donde correrán mis caballos salvajes? ¿Quién domara con cruel y caluroso látigo el corazón agitado? Todo mi caminar y bailar, y volar por los cielos, ¿hacia a donde? ¿Hacia adonde Irán? ¿Hay un desperdicio de fuerzas creadoras? Pues tu me lo dijiste sensata luna; nada me pertenece en absoluto y no soy nada más que sueños y vanidad. No se que soy, ni tampoco quiero ser algo que no quiera ser, ¿Dónde buscare ahora el sentido? ¿Qué disfraz tendrá el inquieto escurridizo? Mi voluntad caprichosa encontrara su consuelo metafísico, consuelo de existencia; y la rueda volverá a rodar, todo trago amargo se transmutara en delicias de la vida diurna. No solo soy juguete de mi infortunio sino también de mi fortuna; toda gracia otorgada será un peso enorme que hará más dolorosa mi caída ¿Hacia adonde tenderé mis brazos anhelantes de calor? ¿Qué lenguaje adoptara mi cuerpo en el futuro baile religioso? ¿Que símbolos serán mi cetro en sangrientas batallas? ¿Qué será…?
SEGUNDA PARTE
Orgullo se asoma nuestro solitario como el sol matinal, que sale ardiente y fuerte desde oscuras montañas.
Pero toda historia es la historia del sufrimiento, y las diversas formas que esta adopta en las mentes de los mortales. No existe felicidad infinita que se guarde para algún mortal, las penas y el dolor del mundo callan todos días los cantos silvestres de pájaros ligeros. Entonces se cuenta que el solitario no obtuvo lo que quería en el mar de hombres, su cebo para pescar felicidades fue desoído y la burla cayo ignominiosamente sobre el. Así es como el solitario fue victima de su hora más silenciosa, aquella hora en que las cosas hablan sin voz. Corría ya el crepúsculo de ígnea faz, todo estaba rojo. El día se hizo noche y los seres tristes y solitarios olvidados y sin invitación para los banquetes de música adormecedora y abundante de lo muchos miran la esfera ya sin el fuego iluminador de mortales. La noche se lleva casi como un ladrón las vivencias de los solitarios, los humanos duermen (más todavía que cuando están despiertos), los vientos se aquietan por respeto a la gran oscuridad. En la noche hablan las cosas en las que en el día no les es licito hablar, en la noche todas las cosas hablan sin voz y como susurrando hablan a los corazones de los sufrientes, con voz terrible: "di la palabra y hazte pedazos, que importas ya tu, tu, alma sufriente". El corazón del solitario se exalto y empezó a derramar amargas lágrimas, y si hubiera estado alguien al lado suyo, este no conseguiría consolarlo
S- ¡menguada completamente por mi infortunio estas mi bella dama de las noches! ¡Fuego que no para arder son esos puntos! Ay no puedo soportar la idea de no volverlos a ver nunca más. ¡El mundo es muy profundo, yo soy muy profundo: la noche es mas profunda de lo que el día ha pensado! ¡Ay! ¡Taciturnidad de los que brillan!, es este mi destino, pues bien lo acepto encadenado en rocas hostiles de valles poco hospitalarios. ¡Que venga hacia a mi, mi ultima alegría, mi ultimo llanto, que poco importo, que poca importancia tiene el humano! Deje de mirarte por un breve periodo noche eterna, pero sigues igual, igual de atemorizadora, igual de vaticinadora. La noche me llama en cantos bestiales de profundidad aguda, aguda profundidad, aguda profundidad.
L-estas son las palabras de un desdichado, de un hombre que ha perdido el rumbo, el punto de partida. ¿De que quieres que hablemos desdichado? ¿Del humano? ¿De las mujeres? ¿Del amor? Que poco importan las preguntas cuando uno todavía no tiene la madurez suficiente para tomar las respuestas.
S-¡ay! Que apenado me siento por tu irrevocable reproche. No sin razón me replicas molesta por todo lo que he hecho, siguiendo luces que apenas podía reconocer, escuchando zumbidos que alteraban mi interior y me hacían tender hacia inquietantes superficialidades. Siento vergüenza luna querida por que una vez supe amar; y ahora mis manos se volvieron torpes en los juegos de Eros, los ojos que miran con entrega se trastocaron en insidiosos luceros de envidia y egoísmo. La pasión ya me ha abandonado.
L- es tierno tu hablar. Pareces un penitente de espíritu.
S- déjame hablar luna y pronto tu sabrás que estas equivocada. Mucho ha pasado en mí y quiero contártelo ya que eres mi única confidente. También descubrirás que yo estaba equivocado.
Que difícil es ser humano, parece que todos cuanto veo ya están habituado a hacerlo. Solo les basta con situarse en la moral y las buenas costumbres, este es el contenido de todo cuerpo y caminar humano. Animales de hábito son todos los humanos, les basta con hacer repetidas veces un mismo ejercicio para encontrarle un sentido metafísico y adornarlo con vestidos bellos por convención. Todos parecen dormidos, aunque estén despiertos, justificando como pequeños penitentes cristianos y hablando como loros; es que pueden pasar toda su vida sin saber lo que es verdadero, y de todo lo que dicen no saben más que una bella y agradable apariencia. Viven en un mundo de confusión y de opiniones estos miopes, nada es transparente en ellos por lo cual todos deben andarse cuidando de sus propias astucias e indiferencias. Es en ellos donde esta la verdadera oscuridad: esto es lo que descubierto cuando he hablado con ellos. Toda actividad de pensamiento esta nublada por las tinieblas, todo su pensar y sentir es una triste confusión. ¡Son dignos de lastima los ciegos humanos, pero mucho mas injusto y penoso es lo que me hicieron pasar a mi esos miserables!
Yo no ando a hurtadillas en los banquetes de los dioses para recibir una sobra de ellos. Y es que muy pocos pueden darse asiento en el gran banquete de los cielos, allí donde todos ríen y celebran su superioridad. Preferiría robar antes de pedir. Si tan solo mi alimento hubiera sido el mismo que alimenta a las almas pequeñas, pero no, tenia que ser así; no estaba dispuesto que yo me hiciera de comida para débiles. Entonces en otros lugares busque mi alimento, hambriento como todo humano, para saciar el ansia de existencia. Es así que mi espíritu se aparto de mí, se alejo de mi y se dirigió a lejanías inexploradas; se paro allí, al borde de una cima rocosa con el crepúsculo a sus espaldas.
Mi espíritu se encontraba en un pequeño risco, como una espesa nube que dividía el pasado del futuro: atrás, el lúgubre pasado de risas y dolores aun presentes, y adelante el temible futuro de inseguridades y esperanzas aun sombrías. Es así como espíritu se volvió pesado, de tanto sufrir el alma se vuelve pesada: esta es la seriedad del sufriente. Como muerto estaba yo; y es que el tiempo para un corazón atormentado siempre se detiene ¿preparándose tal vez para el grito final?
Toda noción de tiempo se hizo para mi superflua, incluso toda noción de espacio. El exterior me supero con su cantidad abundadote de imágenes sombrías, toda figura pasaba sobre mi sin ninguna consideración. El galope de caballos fantasmales contaba al revés las horas del ultimo descanso, y un manto negro cubrían sus desfiguradas caras; no había dudas, en un campo con cielo rojo furioso las bolas de fuego vaticinaban mi ultima cruzada hacia los espaciosos valles sembrados de margaritas. Y en un silencio abismal, tan profundo, hundí mis sentidos en la esperanza de desaparecer; mi yo esta refutado y quiere que mi cuerpo corra su misma suerte. Entonces mi hora mas silenciosa me hablo: "que pequeño eres y que pequeño también es tu sueño". Volvió a mi mi errante espíritu, heraldo de mi cuerpo, y mi conciencia se hizo mas pesada que de costumbre, ¡si otra vez! Ay nausea, nausea, ¡ay! ¡Desgarro mis vestiduras, desgarro mis vestiduras! ¡Ay! una herida de muerte, una herida de muerte. ¡Cuchillos afuera!
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