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El periodo barroco

Enviado por jgay5


    1. Formas Vocales
    2. Formas Instrumentales
    3. Literatura barroca

    Entendemos por Período Barroco aquella época de la historia comprendida entre aproximadamente 1600 y 1750, delimitación hecha por dos hechos importantes concernientes a la música: la primera ópera publicada (1600) y la muerte de Johann Sebastian Bach (1750). El aspecto artístico reflejó fielmente las características sociales de la época. Algunos aspectos detallados de las características en el arte, fueron: · Abundancia (en cierto término exagerada) de elementos decorativos. · Explotación y agudización de los contrastes. · Imitación de la naturaleza. · Propensión a lo trascendental, a lo solemne y a lo magnífico. Estas características fueron comunes a casi todas las naciones, pero a pesar de ello, cada una de ellas desarrolló su aspecto artístico dependiendo de su estructura social y su organización política y religiosa, instituciones que ejercieron gran influencia en el desarrollo del arte. Una característica importante fue que los detalles del arte en el barroco no se aplicaron a la música. Se buscó en un principio desechar las complicadas líneas melódicas de la polifonía renacentista para dar lugar a la homofonía (la polifonía recuperará más tarde con Bach todo el esplendor que la ha caracterizado), dando de ésta manera más fortaleza y protagonismo al texto, pues la música giraba en torno a una sola melodía bien formada y acompañada por acordes, para que fuera "entendible" el texto. Esto debido en gran parte a la corriente humanista. Y a propósito del acompañamiento, se ideó un sistema de anotación conocido como el bajo continuo. Era una parte para bajo, usualmente escrita para teclado (dado que casi todo acompañamiento en la música barroca era con órgano o clavecín), con unas cifras que señalaban las armonías exigidas. Otros hechos importantes del barroco musical fue el nacimiento del género operístico, la improvisación y las primeras formas instrumentales.

    FORMAS VOCALES Recitativo: Parte de la ópera donde el texto se "canta" como si fuera recitado. En realidad no es una forma vocal bien definida, pero cabe dentro de este análisis. Aria: Es una composición musical, o una forma, para una sola voz y con un acompañamiento de uno o varios instrumentos. Cantata: Parte de la ópera donde se alternan el narrador y los diferentes personajes en una escena lírica sin acción teatral. Oratorio: En realidad no es una forma vocal, sino una composición de carácter religioso, también denominado ópera religiosa, en la cual no hay parte escénica, ni de actuación, vestuarios decorados, etc. Bel Canto: Forma vocal caracterizada por libertades interpretativas, donde el uso del rubato (elasticidad rítmica) y la libre ornamentación la fue llevando a absurdos excesos. Fue el origen más tarde de la cadenza en el concierto para instrumento solista.

    FORMAS INSTRUMENTALES El Concerto Grosso: Se derivó de la escritura para grupos. En esta forma musical, uno o varios instrumentos se destacan (concertino) en determinados pasajes, en contraste con la generalmente reducida orquesta (tutti o ripieno). Sus primeros representantes fueron los italianos Corelli y Geminiani. Más tarde sería el maestro Vivaldi quien llevaría el concerto grosso a su máxima esplendor. A partir de él, esta forma tuvo por lo general 3 movimientos (allegro-adagio-allegro), y se sentaron las bases del virtuosismo de los solistas en el futuro. La Suite: Es un conjunto de danzas contrastantes y en la misma tonalidad (generalmente), pero con diferente medida y tiempo. Con Bach y Haendel adquirió una estandarización con cuatro danzas principales: allemande, courante, sarabande, gigue, precedida por una introducción denominada preludio u obertura. 1. Preludio: Introducción. A veces formado mediante la improvisación sobre un tema rítmico o melódico. 2. Allemande: Danza lenta de ritmo binario, de carácter expresivo y melódico. 3. Courante: De ritmo ternario, y carácter animado, suele contrastar notablemente con la anterior. 4. Sarabande: Danza lenta, majestuosa e imponente. Un componente infaltable de la suite barroca, con ritmo ternario, con stress o prolongación del segundo beat de cada compás. Curiosamente, no tiene relación alguna con la rápida danza con el mismo nombre, que las postrimerías del siglo XVI fuera prohibida por Felipe II de España por su carácter lascivo. Si bien estas cuatro danzas fueron las más importantes, con frecuencia se incluían algunas adicionales como Bourré, Gavotte, Minuet, y otras. La Sonata: Es una composición de estructura binaria o ternaria, ejecutada por uno o dos instrumentos, en tres o cuatro movimientos. Existían dos tipos de sonata: La Sonata de Camera (sonata de cámara, basada en movimientos de danzas) y La Sonata de Chiesa (sonata sacra, de carácter más serio). La Toccata: Básicamente es una pieza musical destinada generalmente para instrumentos de teclado. Tiene como características sus pasajes virtuosísticos de lucimiento. Se le asocia estrechamente con la fuga en el Barroco Tardío. Luego perdería importancia. La Fuga: Composición musical que tuvo su origen en el renacimiento. Consiste en su forma más simple, de una composición que gira sobre un tema y su contrapunto, repetidos en diferentes tonos. Es como si la melodía se fugara de una voz a otra en imitaciones interminables. La fuga obtiene con Bach su estructura perfecta. De esta forma se contemplan cuatro secciones: Exposición: Aparece el tema en cada una de las voces en forma sucesiva. El tema melódico que está en la tónica se le denomina sujeto y al que va en la dominante se le denomina respuesta. A veces hay un tema secundario llamado contrasujeto. Desarrollo: Se "juega" con los aspectos rítmicos y melódicos del tema central. Sección Conclusiva: Regresa el tema central en su versión original, pero se advierte la proximidad del fin. Coda: Es una pequeña sección que afirma el tono central de la obra para darle su sentido conclusivo.

    COMPOSITORES Para una descripción más clara, se clasificarán los más grandes compositores de acuerdo a su nacionalidad: italiana, francesa, inglesa o alemana. ITALIA Una de las naciones más importantes en el barroco, tanto en el arte como en la música. Los compositores más importantes de la época fueron: Claudio Monteverdi (1567 – 1643): Fue el gran maestro de la ópera florentina. Su obra L'Orfeo (1607) marcó un hito en la historia operística. También compuso otras óperas (Arianna, 1608; La Coronación de Popea; 1641, etc.), salmos, motetes y madrigales. Tomaso Albinoni (1671 – 1750): Violinista y compositor veneciano. Compuso obras instrumentales y numerosas óperas que se conservan incompletas. Bach utilizó algunos de sus temas. Arcangelo Corelli (1653 – 1713): Compositor y violinista. Principal representante del Concerto Grosso. Compuso cinco colecciones de sonatas para iglesia y cámara (1681 – 1700) y una de concerti grossi (1714). Francesco Geminiani (1687 – 1762): Violinista y compositor italiano. Autor de sonatas para violín y clavecín de concerti grossi y de un método sobre técnica violinística (El Arte de Tocar el Violín, 1731). Vivió y enseñó muchos años en Dublín y Londres. Domenico Scarlatti (1685 – 1757): Organista, clavecinista y compositor. Compuso más de quinientas sonatas para clave, óperas y cantatas. Sobresalió por su virtuosismo en el teclado. Alessandro Stradella (1642 – 1682): Compositor y cantante, uno de los máximos exponentes de la escuela napolitana. Contribuyó a la evolución del aria, el oratorio y la cantata. San Juan Bautista (1675, oratorio), Doriclea (1677, ópera). Antonio Vivaldi (1678 – 1741): Compositor y violinista, de la escuela barroca veneciana. Se ordenó sacerdote (1703), si bien tuvo que renunciar al ejercicio de su ministerio, y fue profesor de violín en el Hospital de la Piedad. Junto con Corelli, fuel el más importante representante del concerto grosso. Verdadero creador del concierto para solista. Intérprete virtuoso (considerado el precursor de Paganini!) autor brillante y colorista (dominio del contrapunto, exhuberancia armónica), realmente un personaje anticipado del Romanticismo. Compuso más de 470 conciertos, unas 45 óperas, unas 75 sonatas, etc. Sobresalen sus Concerti Grossi, en especial Las Cuatro Estaciones, incluidos en El Fundamento de la Armonía y la Invención (1725). Definitivamente es mi compositor favorito. FRANCIA François Couperin (1668 – 1733): Fue junto con el Italiano Scarlatti, uno de los más grandes clavecinistas de la historia. Fue llamado Couperin el Grande. Autor de un método didáctico (El Arte de Tocar el Clavecín, 1716) y de numerosas composiciones (obras para clavecín, corales, sonatas, danzas, etc.). Jean-Baptiste Lully (1632 -1687): Compositor francés de origen italiano. Fue el creador de la ópera francesa. Cadmo y Hermione (1673), Rolando (1685), Armida (1686) fueron algunos de sus trabajos operísticos. Jean-Philipp Rameau (1683 – 1764): Compositor renovador de la ópera francesa clásica. Conocido organista y autor de piezas para clave, debutó en el género operístico en plena madurez, con Hipóclito y Aricia (1733); del resto de su producción, caracterizada por la riqueza orquestal y la intensidad expresiva, se destacan Las Indias Galantes (1735) y Cástor y Pólux (1737). Intervino en la "querella de los bufones", a favor de la tradición, y dejó escrita una importante obra teórica (Tratado de la Armonía Reducida a sus Principios Naturales, 1722) INGLATERRA Henry Purcell (1659 – 1695): Fue miembro de una familia de músicos de la corte. Se mantuvo dentro de la tradición contrapuntística, aunque dando más realce en sus obras a la melodía. Considerado como el iniciador de la ópera inglesa con su Didos y Eneas (1690), también escribió cantatas, odas, sonatas, y suites instrumentales. ALEMANIA Alemania fue la cuna de los más grandes compositores barrocos: JS Bach, GF Haendel y GP Telemann. Johann Sebastian Bach (1685 – 1750): Organista y compositor. El más célebre de la familia (y de toda la historia de la música :). Fue músico de la corte, organista en Weimar y maestro de capilla en Leipzig. Gran renovador, elevó la fuga a su máxima expresión, extrayendo de. ella todas las posibilidades contrapuntísticas. De su vasta obra cabe destacar numerosos preludios, toccatas, suites, sonatas, partitas, corales: El Clave bien Temperado, los Conciertos de Brandemburgo, el Magnificat, la Pasión según san Mateo, el Arte de la Fuga.. Personalmente, es uno de mis compositores favoritos. Georg Friederich Haendel (1685 – 1759): Clasificamos a Haendel entre los compositores alemanes por su nacimiento, pero por su obra, lo deberíamos incluir entre los italianos o los ingleses. En su vasta producción sobresalen óperas (Agripina, 1709; El Pastor Fiel, 1714) y, sobre todo, los oratorios, más dramáticos que religiosos (El Mesías, 1742; Judas Macabeo, 1745). Johann Pachelbel (1653 – 1706): Compositor y organista alemán. Fue considerado el precursor de Bach. Su obra, ecléctica y exenta de artificios, comprende cantatas, motetes, fugas, suites, corales. Una obra importante fue Divertimento Musical (1691). Georg Philipp Telemann (1681 – 1767): Fue maestro de capilla en Hamburgo. Al igual que Bach, combinó elementos alemanes, italianos y franceses, representando la síntesis entre la escuela contrapuntística y el estilo armónico. Dejó una extensa producción, tanto de música religiosa como profana. Sylvius Leopold Weiss (1686 – 1750): Fue el principal compositor para laúd de la escuela del Barroco Tardío. Su extenso número de trabajos que hoy día se conserva es una fértil fuente para guitarristas.

    Literatura barroca. Frente al clasicismo renacentista, el Barroco valoró la libertad absoluta para crear y distorsionar las formas, la condensación conceptual y la complejidad en la expresión. Todo ello tenía como finalidad asombrar o maravillar al lector. Dos corrientes estilísticas ejemplifican estos caracteres: el conceptismo y el culteranismo. Ambas son, en realidad, dos facetas de estilo barroco que comparten un mismo propósito: crear complicación y artificio. El conceptismo incide, sobre todo, en el plano del pensamiento. Su teórico y definidor fue Gracián, quien en Agudeza y arte de ingenio definió el concepto como "aquel acto del entendimiento, que exprime las correspondencias que se hallan entre los objetos". Para conseguir este fin, los autores conceptistas se valieron de recursos retóricos, tales como la paradoja, la paronomasia o la elipsis. También emplearon con frecuencia la dilogía, recurso que consiste en emplear un significante con dos posibles significados. El culteranismo, representado por Góngora, se preocupa, sobre todo, por la expresión. Sus caracteres más sobresalientes son la latinización del lenguaje y el empleo intensivo de metáforas e imágenes. La latinización del lenguaje se logra fundamentalmente mediante el uso intensivo del hipérbaton y el gusto por incluir cultismos y neologismos, como, por ejemplo, fulgor, candor, armonía, palestra. La metáfora es la base de la poesía culterana. El encadenamiento de metáforas o series de imágenes tiene el objetivo de huir de la realidad cotidiana para instalarnos en el universo artificial e idealizado de la poesía. El siglo XVII y el auge de las premisas barrocas coincidieron en España con un brillante y fecundo período literario que dio en llamarse Siglo de Oro. Estéticamente, el barroco se caracterizó, en líneas generales, por la complicación de las formas y el predominio del ingenio y el arte sobre la armonía de la naturaleza, que constituía el ideal renacentista. Entre los rasgos más significativos del barroco literario español resulta relevante la contraposición entre dos tendencias denominadas conceptismo y culteranismo, cuyos máximos representantes fueron, respectivamente, Francisco de Quevedo y Luis de Góngora. Los conceptistas se preocupaban esencialmente por la comprensión del pensamiento en mínimos términos conceptuales a través de contrastes, elipsis y otras y otras figuras literarias. Por el contrario, los culteranos buscaban la delectación de una minoría culta mediante el recurso a metáforas, giros e hipérboles, con modificación de las estructuras fraseológicas, en busca del máximo preciosismo. Característica del barroco hispánico fue también la contraposición entre realismo e idealismo, que alcanzó su máxima expresión en la que estaría llamada a convertirse en una de las cumbres de la literatura universal, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (primera parte, 1605; segunda, 1615), de Miguel de Cervantes. En toda la obra poética de Góngora, figura destacada del culteranismo, se halló presente el brillante estilo que lo hizo famoso, cargado de neologismos y complicadas metáforas. Más sencillo en su primera etapa, a partir de los poemas mayores -Fábula de Polifemo y Galatea (1612) y Soledades (1613)- se acentuaron sus artificios y el carácter culto y minoritario de su poesía. Fue ensalzado por unos y ferozmente atacado por otros en su época. Entre los más sobresalientes seguidores de Góngora se cuentan Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana, autor del poema mitológico La gloria de Niquea (1622), y Pedro Soto de Rojas. Como el de Góngora, el estilo de Quevedo es estructuralmente complejo, aunque utilizó siempre un lenguaje llano y no vaciló en ocasiones en recurrir a un tono procaz y brutal. Los temas que lo inspiraron fueron muy variados: morales, satíricos, religiosos, de amor, etc., y en el desarrollo de todos ellos subyace una concepción angustiada de la condición humana, común a obras tales como la novela picaresca titulada La vida del Buscón, llamado don Pablos (1626), o la alegoría Sueños (1627. En esta época se distinguió además una línea clasicista diferenciada en dos corrientes básicas: la escuela sevillana, en la que destacó Rodrigo Caro, y la escuela aragonesa, cuyos representantes de mayor entidad fueron los hermanos Bartolomé Leonardo y Lupercio Leonardo de Argensola, cultivadores de una lírica doctrinal y moralizante. En el ámbito de la prosa narrativa del período barroco halló su marco la figura de Miguel de Cervantes Saavedra, autor también de poemas y comedias, que ha sido considerado unánimemente como la gran figura a lo largo de la gestación y la evolución de las letras españolas. En el Quijote, Cervantes creó el prototipo a partir del cual nacería a la novela moderna. Concebida en principio para satirizar las novelas de caballerías, los dos protagonistas de la obra, don Quijote y Sancho, han perdurado como símbolos de dos visiones enfrentadas del mundo: la idealista y la realista. Otras obras relevantes de Cervantes, siempre ensombrecidas por la universal dimensión del Quijote, fueron las Novelas ejemplares (1613) y Los trabajos de Persiles y Segismunda, novela publicada póstumamente en 1617. La novela picaresca, que arrancaba del Lazarillo, alcanzó un notable auge y sirvió para denunciar la pobreza y la injusticia social del gran imperio español. El Guzmán de Alfarache (1599-1604), de Mateo Alemán, se caracterizó tanto por su amarga sátira de la sociedad como por su hondo pesimismo. Paralelamente ofreció reflexiones moralizantes, elemento del que carecían las restantes novelas picarescas. Destacaron entre ellas es Buscón, de Quevedo; la Vida del escudero Marcos de Obregón (1618), de Vicente Espinel; y El libro de entretenimiento de la pícara Justina (1605), de Francisco López de Úbeda. A las fórmulas teatrales que se ofrecían al público en el siglo XVI se impuso la que alrededor de 1590 fijó Lope de Vega, creador de la comedia española. Sus premisas se caracterizaron por el quebrantamiento de las tres reglas aristotélicas del teatro clásico (unidad de acción, tiempo y espacio), la división de la comedia en tres actos (en vez de cinco) y, en general, la liberalización de la estructura de la pieza dramática. Los ideales que se exaltaban eran el monárquico y el religioso, y los sentimientos más manifestados, el amor y el honor. De extraordinaria fecundidad, Lope fue el escritor español con el que más llegó a identificarse el pueblo. Entre las creaciones representadas con mayor profusión cabe citar Fuente ovejuna, Peribáñez o el comendador de Ocaña, El caballero de Olmedo y La dama boba. Como era de esperar, dado su éxito, tuvo gran número de seguidores. La otra gran figura del drama del Siglo de Oro fue Pedro Calderón de la Barca, quien comenzó siguiendo de cerca el modelo de la comedia de Lope, pero en su madurez, aunque sin modificarlo sustancialmente, aportó ciertos rasgos personales. Su obra se caracterizó por el enfoque más meditado de los asuntos, la preferencia por lo ideológico o simbólico y la construcción más rígida de las piezas teatrales. En la técnica escénica alcanzó un virtuosismo notable. Los dos grupos más importantes de la producción calderoniana son las comedias de enredo y los dramas, históricos, filosóficos y religiosos, entre los que destacaron La vida es sueño, El alcalde de Zalamea y El mágico prodigioso. Luis de Góngora y Argote. Nació y murió en Córdoba en 1561-1627. Poeta lírico español de varia erudición y raro ingenio, representante en nuestra literatura de la escuela culterana. Era hijo del corregidor de Córdoba, Francisco Argote, pero el escritor adoptó desde un principio el apellido de su madre Leonor de Góngora, descendiente de antigua familia. Se ordenó de sacerdote en 1599 y logró una prebenda en la catedral de Córdoba. En pos de mejor fortuna, se trasladó a Madrid en 1612; mas, a pesar de sus triunfos literarios, obtuvo únicamente los títulos de capellán limosnero del rey Felipe III. Su vida, sin embargo, no estuvo en consonancia con su condición sacerdotal: se relacionó con diversas personalidades de la corte en un constante anhelo de obtener privilegios para sí y para su familia y participó muy activamente en las polémicas literarias de su época. Era ya viejo cuando Olivares se interesó por él. Obra literaria Podemos considerar en la producción gongorina dos grupos de obras: los poemas menores, y los poemas mayores. A su vez, entre los poemas menores se dan poemas escritos en métrica tradicional y poemas escritos en metros de origen italiano. En su obra se distinguen los poemas menores: más de 200 composiciones de arte menor, romances, letrillas, villancicos, canciones. Entre las primeras pueden citarse: Angélica y Meodoro, procedente de Ariosto; Amarrado al duro banco, tema de cautivos; Dejad los libros ahora, de carácter burlesco; Noble desengaño, de tipo lírico. También las letrillas presentan una gran variedad: líricas, No son todos ruiseñores; satíricas: Ándeme yo caliente, etc. Dentro del grupo de poemas menores se incluyen, además, los sonetos, considerados como los más bellos de la poesía española; se caracterizan por su intención satírica y por su profunda agudeza intencional, aunque los hay también amorosa: Mientras por competir por tu cabello. Un segundo apartado lo constituyen los poemas mayores: la Fábula de Polifemo y Galatea (1612), donde se narran los amores de Acis y Galatea y la venganza del gigante Polifemo; su originalidad no reside en el tema que procede de las Metamorfosis de Ovidio, sino en la manera de tratarlo, a base de metáforas, cultismos, giros latinizantes, etc. La segunda gran obra fue Soledades, cuyo valor es más lírico que narrativo pues su argumento es un pretexto para llegar a la estilización total de la naturaleza. Su objetivo es conseguir el halago constante de los sentidos. También es autor de una obra teatral titulada Las firmezas de Isabel y de los dramas incompletos: Comedia venatoria y el doctor Carlino. Poemas menores tradicionales Inmerso en la tradición barroca, Góngora cultivó las formas poéticas populares en poemas formados por versos de arte menor, principalmente romances y letrillas. La métrica, las rimas asonantes, los estribillos, los paralelismos, las hipérboles, el carácter frecuentemente burlesco de estas obras dan fe de su popularismo. Ahora bien, no faltan en estas composiciones recursos que revelan una cuidada elaboración propia de un poeta culto. · Los romances gongorinos versan sobre asuntos diversos: los hay autobiográficos, mitológicos, pastoriles, caballerescos, moriscos… El tratamiento de estos temas es a veces serio y a veces burlesco. · Las letrillas son composiciones escritas en versos de arte menor en las que al final de cada estrofa se repite un estribillo. Suelen tener un carácter satírico o burlesco, aunque también las hay de tema religioso.

    Poemas menores italianizantes Los sonetos constituyen una parte importante de la producción literaria de Góngora. En ellos se tratan asuntos diversos. Hasta 1589 son frecuentes los sonetos de asunto amoroso, en la línea de los autores renacentistas. Sin embargo, a partir de esta fecha la temática amorosa desaparece y los sonetos cobran rasgos más barrocos. Aparecen entonces el tema del desengaño y los poemas de circunstancias. También empleó Góngora el soneto para satirizar el ambiente de la corte, o para vituperar a sus enemigos literarios, especialmente a Quevedo y a Lope de Vega.

    Los poemas mayores · La Fábula de Polifemo y Galatea narra en octavas reales un asunto mitológico: el gigante Polifemo se enamora de la ninfa Galatea; ésta, sin embargo, ama al pastor Acis. Despechado por los celos, Polifemo arroja un peñasco sobre Acis y lo mata. Compadecidos los dioses del dolor de Galatea, convierten en río el cuerpo del desafortunado amante. Es este poema uno de los que mejor pueden personificar el espíritu barroco, por sus continuas antítesis y luchas de contrarios. La belleza de la ninfa contrasta con la fealdad del gigante, y el propio Polifemo reúne en sí la fiereza y la ternura, la violencia y el amor. Estos contrastes tienen su fiel reflejo en el lenguaje, que se distorsiona en hipérbatos violentos o se resuelve en brillantes metáforas. · Las soledades estaban concebidas como un extenso poema en cuatro partes, de las que Góngora solo escribió la primera e inició la segunda. En total las Soledades forman un conjunto que supera los dos mil versos distribuidos en silvas. El contenido del poema es esta ocasión una mera excusa para que el autor pueda darnos una imagen de belleza de la naturaleza y de los seres que conviven estrechamente con ella.

    Estilo Góngora trata los temas de dos modos bien diferentes: unas veces ennoblece la realidad y la recrea como un mundo brillante, pleno de luz y de color; otras veces, en cambio, degrada esa misma realidad, se burla de ella, la satiriza, y la destruye. Su personalísimo estilo ha dado nombre a una tendencia dentro de la literatura: el gongorismo. Él consiguió crear un lenguaje específicamente poético en el que los objetos son designados por sus cualidades, en un continuo juego metafórico. Para crear esa nueva realidad poética se sirvió de los cultismos, del léxico colorista, de las imágenes, de los hipérbatos, de las hipérboles y de otros recursos poéticos. Escribió en estilo culto, es decir, usando de latinismos, de neologismos, metáforas y forzadas transposiciones, y creó el culteranismo, que de su nombre se llamó gongorismo. Este estilo de tortuosa elaboración que hasta manejado por él oscuro con frecuencia, en sus imitadores llegó al absurdo.

    JULIAN GAY URIBE