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La Matriz de Desarrollo Comunitario, instrumento necesario para el Trabajo Social en Cuba

Enviado por roswel borges


    La Matriz de Desarrollo Comunitario, instrumento necesario para el Trabajo Social en CubaMonografias.com

    La Matriz de Desarrollo Comunitario, instrumento necesario para el Trabajo Social en Cuba

    El triunfo revolucionario cubano de enero de 1959 significó la apertura a la participación social sin precedentes en la historia del país, priorizándose grandes programas nacionales de beneficio social, que tenían como objetivo lograr la equidad.

    La etapa comprendida entre los años 1960 y 1980 se caracterizó por una efervescencia revolucionaria, donde se crean organizaciones sociales como la F.M.C los C.D.R que de forma empírica, pero, con una alta capacidad de movilización comienzan a realizar acciones de trabajo comunitario; al canalizar la participación de la población en la solución de problemas que afectan su cotidianidad y que descansan en la suscripción e intervención de convocatorias para la ejecución de programas nacionales como las campañas de vacunación masiva, la campaña de alfabetización, etc.

    En 1975 a partir de la nueva división política administrativa del país que culmina en los años 80, se producen cambios en las estrategias asumidas con respecto a la comunidad, estableciéndose los límites territoriales de los municipios que se erigen como una nueva comunidad local, con una estructura política y de gobierno que descansa en el Poder Popular.

    En 1989 se crean los Consejos Populares en los barrios y pequeñas poblaciones, los cuales han sido un paso importante desde el punto de vista político-administrativo, permitiendo organizar por demarcaciones a las comunidades.

    En la década del 90 como consecuencia de la crisis económica se vieron afectados los recursos con los que se contaba para desarrollar al país. El Estado tuvo que pasar de una concepción paternalista a una nueva concepción donde lo local comenzó a jugar un papel protagónico en la solución de sus problemas particulares. Los nuevos retos de la política social, la urgente necesidad de optimizar la efectividad de sus acciones, constituyen el fundamento esencial al priorizarse programas de desarrollo comunitario en la actual perspectiva social.

    La comunidad comienza a ocupar un lugar privilegiado siendo un tema de interés nacional por el cual se preocupan numerosos especialistas, instituciones, talleres y otros organismos.

    Entre las razones que se manifiestan según el criterio del especialista Roberto Dávalos se encuentran:

    • La situación difícil que enfrenta el país que determinó asumir una estrategia de supervivencia donde a lo local le corresponde ocupar un rol significativo.

    • La importancia que otorga al individuo y a los distintos grupos sociales el ámbito comunitario.

    • Las potencialidades que tiene la comunidad para responder a lo que se denomina el desarrollo autosostenido y autogestionado.

    Creándose las condiciones para construir un desarrollo, donde los territorios a partir de sus recursos sean los encargados de resolver sus necesidades, donde los sujetos, no se limiten a esperar, que otros decidan por él, dándosele la posibilidad de efectuar una elección consciente mediante la elaboración de un proyecto de desarrollo humano liberador colocándolos –entiéndase los profesionales y los sujetos/objetos de las acciones de transformación– en mejores condiciones para alcanzar esos fines, por ello el desarrollo lo concebimos como comunitario y lo asumimos como autodesarrollo, en tanto que dicha asunción consciente no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente y el ser de los hombres es su proceso real de vida.[1] proceso que tiene que tomar en cuenta la necesidad de superar la cultura centralista, democratizar la gestión local, potenciar la participación popular, y educar a los ciudadanos en los valores del proyecto social en el cual están insertados, para de esta forma hacerlo viable y así estar en mejores condiciones para gestar lo comunitario, pues al decir de Rivero, "lo comunitario es la cualidad que tiene que ver con la naturaleza de los vínculos que se desarrollan entre las personas y los grupos, los sujetos individuales y colectivos, y que pueden ser asimétricos o simétrico. Los vínculos simétricos, promueven cooperación, participación, solidaridad, la realización de metas colectivas, son integradores e inclusivos. Los asimétricos, en tanto, generan individualismo y dificultan el alcance de realizaciones colectivas. "Si no hay conciencia crítica difícilmente podamos producir cambios en el sistema de relaciones sociales ni ser conocedores de las contradicciones que subyacen en nuestra realidad, identificar alternativas de cambio a esos problemas que tenemos y los malestares que sentimos, y tomar decisiones a través de un proyecto alternativo[2]

    Pero, para poder convertir los vínculos asimétricos en simétricos, es necesario contar con conocimientos y herramientas, pues, como plantea Lamamoto, referenciado por Gustavo Parra[3]uno de los mayores desafíos que el trabajador social vive en el presente es desarrollar su capacidad para descifrar la realidad y construir propuestas de trabajos creativas y capaces de preservar y efectivizar derechos, a partir de demandas emergentes en el cotidiano.

    Sin embargo "dar" con un cuerpo de conocimientos adecuados a los fines del Trabajo Social no es fácil; se hace necesario construir herramientas que permitan ir descubrimiento los emergentes, en las prácticas cotidianas de los sujetos, para revelar la esencia de las regularidades en la interrelación de las necesidades sociales, los servicios sociales y las políticas públicas y así poder guiar conscientemente el camino hacia practicas cada vez más emancipadoras.

    Una herramienta que pudiera ser útil a tales efectos es la Matriz de Desarrollo Comunitario, un instrumento de trabajo de campo en el Trabajo Social para poder diagnosticar, es decir "conocer para actuar". En este sentido, todo diagnóstico social se convierte en uno de los primeros pasos para un proceso de planeación o proyecto en la medida que a través de él se puede tener un conocimiento real y concreto de una situación sobre la que se va a intervenir, teniendo en cuenta que las acciones de un programa o proyecto buscan resolver una situación-problema, para así impulsar lo comunitario y de esta forma al sistema de relaciones sociales.

    Dicha matriz le permitirá al profesional del Trabajo Social, tener una guía metodológica para su actuación práctica en el espacio comunitario, y elaborar el objetivo general de su investigación, poder avizorar los resultados esperados, planear las actividades necesarias para alcanzar dichos resultados, así como descubrir los recursos necesarios para desarrollar las actividades, el procedimiento para determinar los indicadores, es decir, establece el punto de partida del proyecto o intervención.

    La matriz puede facilitar al profesional del Trabajo Social:

    • ser un real facilitador entre, el espacio, de encuentro, o de intermediación, de las necesidades sociales, los servicios sociales, las políticas sociales y las respuestas científicas para la solución de los malestares cotidianos, pues al tener más conocimientos sobre estos y el sistema de contradicciones en los cuales están insertos los sujetos sociales podrá con conocimiento de causa, ser capaz de lograr la reflexión, así como la participación para la emancipación;

    • la realización de diagnósticos físicos, sociales, culturales y económicos de la comunidad, lo cual ira permitiendo la solución de los problemas reales, a partir de la elaboración de objetivos claros como respuesta pensada por un grupo humano que construye soluciones y así poder elaborar proyectos de intervención que permitan implicar realmente a los sujetos sociales, los cuales siendo conscientes de sus necesidades y potencialidades, puedan disponerse al cambio;

    • dará la posibilidad al profesional del trabajo social de constatar la eficacia de su trabajo en el Consejo Popular, mediante la evaluación sistemática;

    • le indicara , si sus funciones para con la comunidad están siendo efectivas o no y de esta forma siendo consecuente con ellas, proporcionarle al hombre su inserción en la sociedad de forma crítica para ser protagonista de sus organizaciones; así como participar en la realización de proyectos políticos que signifiquen el tránsito de una situación de dominación y marginalidad a otra de participación de los sujetos en las decisiones políticas, sociales y económicas del país, donde se creen las condiciones de vida necesarias para elevar la calidad de vida del ser humano;

    • al estar capacitado para entender un fenómeno que afecta a una colectividad, podría vislumbrarse, las posibles estrategias de actuación para incidir en la transformación de la realidad;

    • ayudará al profesional a organizar, orientar y movilizar a los miembros comunitarios, pues, generalmente las personas se mueven más cuando se trata de satisfacer necesidades fundamentales. La tarea debe ser suficientemente atractiva para que involucre a la mayor cantidad posible de personas. Es importante conectar la tarea con las satisfacciones personales o de grupo, de tal manera que genere una motivación alta. La tarea debe ser clara y realizable, La gestión y autogestión son producto de la movilización. Aquí aparecen todas las posibilidades existentes y las que, a partir de los retos, se construyan para la realización de estos;

    • posibilitara que el profesional se apropie de una visión de futuro para el desarrollo de la comunidad, y pueda guiarlos por el camino donde los sujetos desean llegar, haciendo posible que puedan optimizar la mayor cantidad de recursos, comprometer a todos con el proyecto de desarrollo comunitario, provocar mejores expresiones de identidad y pertenencia, y generar conciencia comunitaria para la construcción del sueño común o consensuado de los habitantes de una comunidad.

    La Matriz de Desarrollo Comunitario como instrumento al servicio del trabajo social es una vía más para direccionar la acción profesional en el sentido del autodesarrollo comunitario. Para ello, es necesario que los trabajadores sociales la comprendan y utilicen esencialmente en el sentido de elemento compulsor de los procesos de participación cooperada y desarrollo de proyectos colectivos de transformación social. Ella se puede visualizar imaginariamente como el estado en que se encuentran en determinada localidad diferentes dimensiones del desarrollo, entiéndase por ejemplo, socioeconómico, sociopolítico y cultural-espiritual, así como, el grado de presencia en cada una de ellas de lo comunitario como cualidad. O sea, la Matriz de Desarrollo Comunitario de una localidad hace referencia al modo (comunitario o no) en que son tratadas las contradicciones y las formas en que se define su superación. Ya se sabe que estos modos pueden ser expresión de intereses opresivos o por el contrario emancipatorios y por tanto, comunitarios.

    El modo comunitario de afrontar situaciones de vida cotidiana, según los investigadores del Centro de Estudios Comunitarios de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas ( 2004) está asociado a cuatro epistemas esenciales: conciencia crítica de los sujetos individuales y colectivos en relación con el sistema de contradicciones subyacente a su realidad, la participación implicada en la superación de las mismas, la forma solidaria y cooperada de afrontar estos procesos de participación y le concreción de todo ello en el diseño e implementación de proyectos de vida o de transformación social que den respuesta a las causas de los problemas identificados.

    Las variables e indicadores contenidas en la matriz se pueden convertir en un importante instrumento de planeación, operación, evaluación y sistematización de las prácticas de trabajo social, permitiéndole al trabajador social comprender, analizar, impulsar y desarrollar proyectos de autodesarrollo que potencien la participación e implicación consciente de la población como sujetos de su propia autotransformación.

    Consideramos que el ejército de trabajadores sociales como profesionales comprometidos con nuestro proyecto social e involucrados directamente con las necesidades de esos grupos sociales podría echar a andar los mecanismos institucionales, potenciar las fuerzas, darles participación a los sujetos sociales para que desde lo comunitario con la comunidad y para la comunidad puedan actuar en correspondencia con sus necesidades e intereses facilitando la autogestión y autodeterminación cooperada, logrando que la acción y movilización tengan sentido de barrio a partir de la identificación y el respeto de los valores comunitarios, a través de las organizaciones de masa, instituciones, organismos y en el poder popular para la búsqueda de soluciones concretas.

    Ello significa asumir lo comunitario como una cualidad de la intervención en el trabajo social, no como un grupo al que haya que socorrer, pues de esta manera se convierte al trabajador social en una especie de salvador que posee el monopolio de la administración de recursos y de los vínculos interinstitucionales y el sentido no es este y no puede serlo, sino la esencia de su función en el barrio se pierde, se anula.

    Desde esta concepción se reconoce a la comunidad como fuerza motriz de su propio desarrollo, donde la acción del trabajador social es facilitadora del proceso en su conjunto. Ello se traduce en el aporte de herramientas conceptuales y metodológicas que propicien la reflexión crítica de los sujetos sobre su situación y la elección y construcción de proyectos de desarrollo de la propia comunidad31.

    Sin embargo, para que este potencial de desarrollo comunitario pueda ser realizado debe darse como premisa la participación y cooperación de sus miembros que posibiliten su autodeterminación, es aquí donde el trabajador social debe propiciar la movilización y el encuentro de los sujetos en procesos de participación y cooperación, que en muchos casos son el resultado no sólo de una labor concientizadora para que los sujetos comprendan su protagonismo, sino además de la apertura de canales institucionales adecuados para comprender tal participación y cooperación.

    Lo esencial del Trabajo Social en el ámbito comunitario no se reduce a la solución de los problemas expresados en demandas comunitarias o captadas en diagnósticos por el profesional. Tampoco es el desempeño del trabajador social con un papel protagónico desvinculado de los sujetos, es una acción conjunta donde se construyen los saberes de forma colectiva, permitiendo la trasformación del estado de cosas existentes en la comunidad.

    Este trabajo debe ser desarrollado de forma real, sin manipular a los sujetos y partiendo de las condiciones, necesidades e intereses de los mismos, sólo así se estará facilitando la verdadera emancipación humana, al permitirles saltar del reino de la necesidad al reino de la libertad, dándole posibilidades a los verdaderos actores sociales para que construyan su propio destino con conocimiento de causa y contando con sus propias fuerzas y potencialidades.

    Estas razones van marcando pautas para que el Trabajo Social Comunitario fluya sin obstáculos en las nuevas condiciones históricas en las que estamos insertados, de lo que se trata ahora es de articular de forma coherente los distintos factores existentes en función de dinamizar las potencialidades de la comunidad, de realizar un trabajo comunitario, concebido éste como: Proceso mediante el cual una comunidad identifica sus necesidades y objetivos, los ordena y clarifica, haya los recursos para enfrentarse a ellos, actúa con respecto a los mismos y al hacerlo desarrolla actividades cooperadoras y colaboradoras y manera de obrar en consecuencia con sus necesidades.[4]

    Dentro de los rasgos principales que se le atribuye a esta concepción de trabajo comunitario, está el ser considerada como un proceso socioeducativo que desarrolla la personalidad y la adaptación social de los individuos, a través de asociaciones voluntarias que tienen un objetivo establecido y motivado por los participantes.

    El Trabajo Social Comunitario se distingue del Trabajo Social de modo asistencial en que puede convertir a los sujetos comunitarios en actores sociales, capaces de cooperar entre ellos y participar activamente en la solución de sus problemas sociales, de sus conflictos y contradicciones.

    Para lograrlo es imprescindible la formación de un clima estimativo adecuado, pues la comprensión adecuada de la realidad, es el primer paso para su trasformación revolucionaria, viéndose en este caso lo revolucionario no como lo más radical, sino como lo más efectivo para el desarrollo social.

    En todo el proceso se requiere la creciente integración de los diferentes actores sociales, de las organizaciones de masa que posee la comunidad, de las instituciones insertadas en ella, de una adecuada utilización de sus recursos hacia el mejoramiento de los aspectos de su vida, tanto los económicos, como los espirituales, es un proceso dialéctico de constantes cambios y trasformaciones, de zigzagueos que incluye en ocasiones los retrocesos, aunque la tendencia general es hacia el desarrollo, logrando que la comunidad pueda autosustentarse y al mismo tiempo crecer, haciendo posible modificar las actitudes y prácticas que frenen el desarrollo comunitario, promoviendo a su vez actitudes que favorezcan la participación activa de los grupos implicados, y así lograr el cambio social hacia la emancipación.

    Bibliografía:

    • 1. Alayón, Norberto: El Surgimiento del trabajo Social. Selección de Lecturas, Centro Grafico.V.C.

    • 2. Alonso, Joaquín y otros: El Autodesarrollo comunitario. Critica a las Mediaciones sociales recurrentes para la emancipación humana. Centros de Estudios Comunitarios: Universidad Central "Marta Abreu de Las Villas, Editorial Feijoo. 2004.

    • 3. Alvarado, Miguel y otros: Licenciatura en trabajo social, Fundamentos de una propuesta en Perspectivas. Revista de Trabajo Social. Universidad Blas Cañas (Cardenal Silva Henríquez), Santiago, 1995.

    • 4. Ander Egg, Ezequiel: Introducción al Trabajo Social. Editorial E Ateneo,

    • 5. …………………………Historia del Trabajo Social. Edit. Félix Varela, La Habana, 2003.

    • 6. Castillo Águila, José: Participación popular y trabajo social". Disponible en: http://www.nodo50.org/cubasigloXXI/politica/caguila_300405.htm

    • 7.  Colectivo de autores. El desarrollo local comunitario. Desafíos actuales para América Latina. Colectivo de autores. Centro de Estudios Comunitarios .Editorial Feijoo. 2009. ISBN: 978-959-250-513-1

    • 8. Colectivo de autores: Trabajo social comunitario. Selección de Lecturas. Impreso en el combinado Grafico, V.C, 2000.

    • 9. Comp. Selección de lecturas sobre Trabajo Social Comunitario. Edición para el curso de Formación de Trabajadores Sociales. Santa Clara, 200

    • 10. Lima, Boris. Contribución a la Epistemología del Trabajo Social. 3ra Edición, Buenos Aires. Humanitas, 1989.

    • 11. Marcos Marchioni. Planificación social y organización de la comunidad, alternativas de avanzadas a la crisis." Madrid, 1997.

    • 12. Parra Gustavo. "El objeto y el trabajo social, algunas reflexiones a la problemática del objeto en el trabajo social Luján. Dpto. de CS/UNlU, 1999. [Materiales en la Red de la UCLV].

    • 13. …………………El objeto y el trabajo social. Disponible en http://www.fts.uner.edu.ar/publicaciones/fondo/num15/parra.htm

    • 14.  Perera Calzadilla, Damiana y Domínguez Almaguer, Susel Amelia. El trabajo social :de las premisas históricas a los retos del siglo xxi disponible en: http://www.ilustrados.com/publicaciones/EEyFZlpAAVxpuzcsvN.php

    • 15. Riera Celia. "El Desarrollo: El camino de su resdescubrimiento". El Desarrollo local comunitario. Desafíos actuales para América Latina. Centro de Estudios Comunitarios. Editorial Feijoo. IBSN: 978-959-250-513-1

    • 16. Rivero Pino Ramón. Cualidad comunitaria para el cambio. Matanzas, 9 de julio, 2010. http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=95869

     

     

    Autor:

    Lic. Roswel Borges Castellanos.

    Lic. Miguel Ángel Ortiz Rodríguez.

    Msc. María de los Ángeles Castillo Dávila.

    Dr Ramón Rivero Pino.

    Lic. Ismar Gutiérrez Yanez.

    [1] Ver: Riera Celia. “El Desarrollo: El camino de su resdescubrimiento”. El Desarrollo local comunitario. Desafíos actuales para América Latina. Centro de Estudios Comunitarios. Editorial Feijoo. IBSN: 978-959-250-513-1

    [2] Rivero Pino Ramón. Cualidad comunitaria para el cambio. Matanzas, 9 de julio, 2010. http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=95869

    [3] Parra Gustavo. “El objeto y el trabajo social, algunas reflexiones a la problemática del objeto en el trabajo social Luján. Dpto. de CS/UNlU, 1999. [Materiales en la Red de la UCLV].

    [4] Ver: Marcos Marchioni. Planificación social y organización de la comunidad, alternativas de avanzadas a la crisis.” Madrid, 1997.