- El poder del azúcar sobre los seres humanos ha sido rastreado (Sugar's Power Over Humans Traced)
- La fructosa
- El aspecto genético: el consumo del dulce como mutación adaptiva
- ¿Por qué razón el HFCS nos engorda?
- Origen (no de las especies) sino de la idea de una mutación inmutable
- Soporte para la existencia de esta mutación prehistórica y su modo de acción
- La intolerancia a la fructosa
- Un problema dulce: Investigadores de la Universidad de Princeton determinan que HFCS provoca aumentos considerables de peso
- Método
- Las políticas de la gordura
- La gota y la gordura
- La colchicina medicina tradicional de cura para la gota
- Prosigamos con definiciones
- La pseudogota
- El caso de Teresa
- En resumen
- Bibliografía:
"All that glitters is not gold." (["No todo lo que brilla es oro".] William Shakespeare. The Merchant of Venice [II, VII].)
Esta lección es acerca del azúcar y de sus insospechados peligros.
El azúcar es deleite esencial para algunas personas, aunque paguen un precio elevado por consumirlo. Con los siguientes vocablos, el Nuevo Testamento nos ilumina el sendero: "Cuan dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel a mi boca". (119: 103).
Et tu, Brute…
Sapienti sat ("Una palabra, para el sabio, basta")
Muchas veces, nos tropezamos con personas que, sintiéndose incapaces de renunciar a lo dulce, nos cuestionan: ¿de qué manera un cristal de apariencia tan inofensiva, como es el azúcar, y de gusto tan — pero tan — delicioso puede perjudicarnos (léase "engordarnos") ya que, en su constitución no entra elemento alguno de procedencia animal?
¡Buena pregunta!
En muchos de mis artículos este misterio se explica, incluyendo el mecanismo especial y la forma en que nuestro cuerpo metaboliza su homólogo el HFCS (o Jarabe de maíz de alta fructosa).
En esta lección nos proponemos analizar nuevos informes, para añadir soporte adicional a nuestros argumentos señalados, acerca de las cualidades obesogénicas del azúcar.
Nuestro propósito, al sintetizar dos de estos recientes artículos — seleccionados por su supuesta relevancia — será, complementarlos, con observaciones propias, mientras los analizamos, para ampliar sus influencias al tema considerado.
HFCS
El primer artículo, a continuación, se esboza:
El poder del azúcar sobre los seres humanos ha sido rastreado (Sugar's Power Over Humans Traced)
El azúcar puede ser fuente de calorías vacías, muchos repiten, expresando noción popular tan simplista como errónea.
¿La razón?: porque las "calorías vacías" del azúcar — debido a sus naturalezas peculiares — son calorías que engordan al ser humano, muy por encima de lo que robustecen las calorías contenidas en la grasa animal.
¿Sorpresa?
En nuestro mundo civilizado, el azúcar, por muchos años, ha sido reconocido, como el mayor enemigo de la salud de nuestro género. Pero, de acuerdo a un sinnúmero alarmante de investigaciones, no sólo lo es porque destruye los dientes y añade adiposidad a nuestros vientres, muslos y caderas, sino por las actividades fisiológicas de sus componentes –– por muchos ignorados — aún en espera de mayor entendimiento.
La fructosa
El verdadero peligro que reside en el azúcar proviene de la fructosa. Ingrediente principal en la estructura del azúcar de mesa (sacarosa), del HFCS, y de las frutas. Ya que actúa penetrando las células del cuerpo alterando su metabolismo.
Según William J. Whelan, cuando la fructosa llega al hígado, éste cesa su actividad habitual para dedicarse en exclusivo a la metabolización de este azúcar. Ello causa una interrupción en el dinamismo digestivo habitual del organismo, llevando a niveles más elevados de ghrelina en sangre y reduciendo los niveles de insulina y leptina.
Como la insulina y la leptina inhiben el apetito y la ghrelina lo incrementa, la ingesta de fructosa no sacia el apetito, ni satisface el hambre, y hace que el individuo se vea forzado a ingerir más comida, en muchos casos conteniendo más fructosa. De esta manera, este azúcar se ha ligado a la obesidad. (Levi, B; Werman MJ (1998). Long-term fructose consumption accelerates glycation and several age-related variables in male rats. PMID 9732303. J Nutr 128 (9): 1442–9)
Los investigadores, en este proyecto, no tardarían en asegurarnos — como todos hacen — que sus hallazgos podrán asistirnos en explicar cómo, el consumo en los Estados Unidos de comidas y bebidas azucaradas, contribuye a la incidencia progresiva de la obesidad, trastornos cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes y más. Lo que de igual manera, refuta el putativo rol del azúcar, como fuente inocente de "calorías vacías".
El aspecto genético: el consumo del dulce como mutación adaptiva
Lo que es más, los científicos nos informan, que puede que existan raíces evolucionarias profundas y favorables para explicar el poder avasallador que el azúcar y lo dulce, ejercen sobre nuestros cuerpos y mentes.
Hacen muchos millones de años, de acuerdo a los nuevos informes, nuestros antepasados homínidos desarrollaron mutaciones que los tornarían capaces de engordar ingiriendo fructosa. Por virtud de las cuales lograrían poder alimentarse como si fueran aves, aunque las mismas aves, así comiendo, no engordan.
Una manera de explicar esta mutación sería que — de igual modo que animales voluminosos pueden medrar en dietas vegetales exclusivas — nuestra especie, esencialmente omnívora, se adaptó, por medio de la selección natural, para admitir un nuevo elemento alimenticio representado por la fructosa. Azúcar presente en todas las frutas.
En aquellos tiempos, la mutación resultaría favorable. Porque permitiría a nuestros progenitores selváticos sobrevivir períodos de escasez cuando los árboles carecieran de retoños, y, como si frutas fueran alimento del que mucho dependiéramos. Lo que nos es así.
Baya del goji. Fruta del Himalaya
Sin embargo, la supuesta adaptación, nos resulta, en apariencias, extraña, ya que frutas nunca han constituido parte mayor de nuestra estrategia alimenticia. Como sabemos que éstas son difíciles de almacenar, y escasas en las llanuras africanas, como lo fueran durante los períodos glaciares, como lo son en las regiones montañosas andinas, como lo serían durante nuestras exploraciones náuticas, y como resultan ser para quienes viven en zonas áridas.
Las frutas, como alimento básico, para nuestra especie, no suministran tanta energía en forma de densidad calórica usable, como los investigadores proponen en sus teorías.
Prosiguiendo
Desde entonces, la mutación ha permanecido como parte de nuestra constitución hereditaria, de modo estable y sin cambio anticipado, a pesar de que no nos sirve ningún propósito actual. Ya que, mientras la innovación genética persiste, hoy sobrevivimos en una dieta colmada de fructosa, en la forma del azúcar común y del HFCS, que resulta ser perjudicial para nuestra salud.
"El azúcar y el HFCS son igualmente dañinos, debido a que ambos contienen la misma cantidad de fructosa" (pronuncian los autores del artículo). Lo que es falso.
Para mejor entender el HFCS, su producción y efectos vayan a: http://es.wikipedia.org/wiki/Jarabe_de_ma%C3%ADz) y para entender sus riesgos, vayan a: http://www.monografias.com/trabajos50/dangers-of-hfcs/dangers-of-hfcs2
¿Por qué razón el HFCS nos engorda?
Hasta ahora, concederemos coincidir con algunas de las inferencias puntualizadas en este estudio. Sin embargo debemos destacar que el HFCS contiene cantidades concentradas — de donde su nombre proviene — de fructosa (en cantidades desiguales que las existentes en el azúcar normal) que circunvalan el proceso complejo del metabolismo típico de otros azúcares (como sucede en los casos de la sacarosa y la dextrosa) por medio de un mecanismo conocido como "desviación metabólica" (metabolic shunting) permitiendo que las cantidades densas de esta sustancia lleguen al hígado intactas, desde donde serán almacenadas como cualquier otro alimento graso. (Critser, G: Fat Land: How Americans have Become the Fattest People in the World p.11). Por esa razón es que nos engorda.
1+1= Grueso en la región más peligrosa del cuerpo
La mutación aludida, que se estima ocurriera hacen 15 millones de años, se cree que puede explicar la razón por la que hoy engordamos. Lo que, a nosotros, nos parece ser una simplificación en exceso de un asunto muy complejo.
De manera edificante los experimentadores nos aconsejan que, porque la mutación todavía subsiste, que esto no significa que — consumiendo el azúcar — todos vayamos a engordar o que todos seremos diabéticos.
Lo que, simplemente, los hallazgos, sugieren, es, que como especie, nosotros somos más susceptibles a engordar que la mayoría del resto de los mamíferos. Lo que de sobra, ya todos sabemos.
Así, que, mientras deliberamos acerca de éstas y otras cosas importantes, sigamos disfrutando del consumo del azúcar, mientras jugamos ruleta rusa metabólica con nuestro peso y salud.
¿Somos mutantes exclusivos?
Aparentemente otros simios, o carecen de nuestra mutación, o su presencia no se ha establecido, ya que, en su estado natural éstos no engordan, a pesar de que comen frutas en proporciones mayores que las que nosotros consumimos.
Origen (no de las especies) sino de la idea de una mutación inmutable
Fórmula química de la fructosa: Rorschach y gestalt de un "vampiro" moderno
A medida que las incidencias de obesidad y diabetes aumentaran en los años 1960s — por razones borrosas — una idea originó, tal vez como corazonada, en la mente de un desconocido, sugiriendo que alguna mutación prehistórica pudo haber ocurrido en tiempos de escasez severa de alimentos. Alteración genética que permitiría a nuestra estirpe metabolizar la fructosa. Incrementando, de esta manera, la habilidad de engordar de nuestra especie, durante tiempos de abundancia. Preparándonos, de esta manera, para el próximo período de privación.
Pero, por no ser beneficial, en muchos de sus aspectos, ésta sería una mutación incongruente, ya que ganar de peso, en ocasión, puede sernos útil, pero la gordura nunca lo es.
El acumulo transitorio de libras, en nuestro género representa un programa de adaptación general y no creemos que exista per se en la forma de una mutación específica — conducente a la obesidad — para permitir el simple consumo de una sustancia constreñida y especializada, como representa la fructosa en nuestra dieta. (Véase: Our Kind por Marvin Harris.)
Natura non facit saltum (La Naturaleza no hace saltos) Carl Linnæus 1707-1778.
Soporte para la existencia de esta mutación prehistórica y su modo de acción
La nuestra, siendo especie omnívora, y como expertos que somos en la nutrición humana, podemos aseverar, sin titubeo alguno, que nuestro género — con toda su habilidad supuesta de derivar grasa de las frutas — nunca podría sobrevivir si se nutriera de modo exclusivo de las mismas.
Como tampoco engordarían, si los llamados "frugívoros", de ellas únicamente vivieran.
Los incas de los Andes subsistían consumiendo una dieta de calabazas, maíz y alubias que les suministraba una estrategia de comer aproximadamente balanceada. "Aproximadamente" decimos, ya que en términos generales, puede indicarse que todavía careciera de algunos aminoácidos esenciales, hierro, de ciertas vitaminas liposolubles y de algunos componentes del complejo B.
Las que no podrían complementar como hacen los vegetarianos de hoy.
Así comieron los incas
Recordemos que en el pasado, no gozábamos del acceso a comidas enriquecidas, a selecciones gastronómicas basadas en preferencias gustativas, ni a suplementos alimenticios.
Comíamos lo que encontráramos para satisfacer el hambre, olvidándonos de los consejos que los dietistas hoy profieren, sin bases para hacerlo. (Para más información acerca de este tema, vayan a: http://www.monografias.com/trabajos61/dietistas-pensamiento-juvenal/dietistas-pensamiento-juvenal)
En un artículo que apareció en la revista Transactions of the American Clinical and Climatological Association, otro equipo de investigadores identifica la mutación que nos concierne y cree haber establecido cómo ésta influye en la manera en que nuestro organismo dispone del ácido úrico, subproducto ordinario del metabolismo.
La mutación que ocurrió hace quince millones de años, apareció durante un período de escasez y, hoy, un cien por ciento de nuestra especie se dice que la porta.
Una reflexión pertinente en esta coyuntura es la de inquirir la razón que hace que los científicos enfoquen en la fructosa como el mayor mecanismo en la causa de nuestra obesidad, ignorando el efecto de otras sustancias, como son las grasas animales y otro factores posibles, incluyendo los del entorno, como pudiera ser la hora del día cuando se consumen los alimentos que transportan la fructosa. (Para más información, vayan a: /trabajos88/oscuridad-que-engorda/oscuridad-que-engorda)
Aunque todos los detalles aun no se han hecho públicos, los investigadores que la detectaron, mantienen que la innovación genética es responsable por la mayor cantidad de ácido úrico producido después de ingerir fructosa, mientras que igualmente prolonga el tiempo en que este ácido persiste en la sangre después de una colación azucarada.
La consecuencia de esta presencia en exceso de ácido úrico residual, es que resulta en inflamación celular con un incremento en la habilidad de las células para engrosar.
En otras palabras, que el ácido úrico actúa en el espacio intracelular amplificando la propiedad de la fructosa para inducir la gordura en las células.
Esteatosis hepática
Lo que consideramos contra intuitivo ya que me parece que lo que los científicos nos expresan aquí son asuntos contradictorios:
¿Hablamos de la capacidad de aumentar unas libras de emergencia para después perderlas? Lo que es adaptivo.
O ¿Estamos discutiendo asuntos pertinentes a dificultades en el catabolismo del ácido úrico, corolario del metabolismo de una sustancia específica? Lo que no lo sería.
Impávidos por la presencia de estos detalles ambiguos y borrosos, los científicos continúan especulando, con autoridad injustificada, acerca de estas cuestiones.
Se propone que, aún en el caso de una dieta de restricción calórica, los animales que consumen demasiado azúcar desarrollan resistencia a la insulina, un precursor temprano de la diabetes.
Haciendo un necesario paréntesis, es preciso describir, en breve, una condición clínica que, en cierta manera pone en dudas los resultados de estas indagaciones.
La intolerancia a la fructosa
La intolerancia a la fructosa se puede dar en dos tipos de condiciones clínicas. En ambas se produce un rechazo a la absorción de este azúcar lo que (paradójicamente, y, de acuerdo a los científicos envueltos en el trabajo que nos ocupa) en nuestros tiempos actuales, resultaría en mutación adaptiva y benéfica, aunque no lo sea.
Dolor de la gota
Recordándolo bien, en el primer caso, una alteración hereditaria permitió a nuestro género la metabolización de la fructosa. En el segundo, otra mutación la suprime. Por lo antedicho, usando este tipo de lógica, a veces resulta difícil determinar de manera crítica lo que viniera primero, el huevo o la gallina.
En el caso de la intolerancia a la fructosa, se produce una malabsorción intestinal de la fructosa, generando dolor intestinal, gases y diarrea, de forma idéntica a la intolerancia a la lactosa. (Lo que en lo que respecta a la lactosa, se considera adaptivo.)
Cuando los síntomas son leves, su diagnóstico se torna difícil de establecer.
Prosiguiendo
Otros ensayos en seres humanos han demostrado que reduciendo los niveles de ácido úrico baja la presión arterial, como beneficio colateral de disminuir la ingestión de fructosa.
Por estas razones, los investigadores, son de opinión, que hay comenzar a pensar acerca del azúcar como algo dañino y no como la sustancia inocua con que celebramos los cumpleaños de nuestros niños.
¿Tan sólo comenzar a pensarlo? Dicen ellos…
Muchos investigadores concurren en que el alza del ácido úrico puede elevar la presión arterial, aunque dudan que el azúcar sea tan importante en la producción de la obesidad, diabetes y enfermedad cardiovascular, como otros dicen.
Parece ser que, para muchos intelectuales, la misma situación, aparenta ser muy diferente.
En otro artículo reciente que saliera en el Journal of the American Dietetic Association, se reportan similitudes definitivas en los efectos en la salud que ejerce el azúcar, cuando en su lugar se utiliza el etanol, ingrediente activo en las bebidas alcohólicas.
Buena aritmética
La esteatosis hepática, común entre alcohólicos, está presente en más de un 33% de niños y en casi 50% de los adultos obesos.
En estos pacientes gordos, el hígado luce exactamente como el órgano de un alcohólico sufriendo de esta condición, aun cuando el paciente no consuma esta bebida.
El azúcar, asimismo — nos informan los científicos como perogrullada — crea hábito o adicción.
De acuerdo a este estudio, más de la mitad de la población estadounidense está "sobre dosificada" en azúcar (lo que sea lo que el término "sobre dosificación" signifique).
Direcciones para el uso de algo nocivo
La Asociación Americana del Corazón recomienda un máximo de seis cucharaditas de este carbohidrato añadido a las comidas por día, para las mujeres, y nueve para los hombres. Lo que no se atreven hacer, de irresponsable manera, es recomendar contra su uso total.
Ya que como alimento, nos dicen que constituye "calorías vacías", y que, como sustancia, su metabolismo es peligroso.
Procediendo de esta manera defensiva, es como si fuera limitar, por razones de salud, el número de cigarrillos que los fumadores pueden disfrutar cotidianamente.
Sin embargo, con tanto azúcar y HFCS utilizados en la producción de comidas procesadas, la cantidad ingerida logra ser astronómica. Desde donde se colige que la educación por sí misma no va a tener éxito en hacer que el público elimine el exceso de azúcar de sus dietas. Lo que la industria de comidas procesadas, como Big Pharma acostumbra hacer con los fármacos, aplaude.
Buscando miel en el paleolítico (¡Al diablo con las abejas!)
Para leer este artículo vayan a:
http://news.discovery.com/human/sugar-fructose-obesity-diabetes.html#mkcpgn=emnws1
Pero, antes de proseguir, deseamos reproducir otro estudio, suministrado como información al público, acerca de los riesgos asociados con el uso del HFCS
Un problema dulce: Investigadores de la Universidad de Princeton determinan que HFCS provoca aumentos considerables de peso
A sweet problem: Princeton researchers find that high-fructose corn syrup prompts considerably more weight gain
Un grupo de investigadores en la Universidad de Princeton ha demostrado que todos los edulcorantes que usamos no son iguales en lo que respecta al incremento de peso: Ratas comiendo HFCS añadido a sus dietas ganaron más libras, de manera significativa, que las que tuvieron acceso exclusivo al azúcar de mesa, aun en el caso en que el consumo calórico fuera igual.
Lo que soporta la máxima de que las calorías no cuentan.
Además de causar aumento crítico de peso en animales de laboratorio, el uso prolongado del HFCS asimismo produjo aumentos anormales de grasa corporal, especialmente la del tipo abdominal, y una elevación del nivel de los triglicéridos sanguíneos.
Como tantos autores — de muchos estudios semejantes — los científicos responsables por este último, mantienen que los resultados que obtuvieron iluminarán el sendero del entendimiento final de la tendencia hacia la obesidad que existe en los Estados Unidos.
Lo que ninguna investigación, hasta la fecha, ha logrado.
Bebidas ricas en HFCS
Aunque muchas autoridades alegan que el HFCS no es diferente de otros edulcorantes, en lo que respecta al aumento de peso y la obesidad, la realidad es que las diferencias existen.
Cuando ratas ingieren HFCS a niveles muy por debajo del contenido presente en las sodas comunes, consumidas por los humanos, ellas se vuelven obesas. Aún más gordas que las que son alimentadas en una dieta alta en contenido graso.
Los resultados del experimento fueron publicados en Pharmacology, Biochemistry and Behavior.
Método
Dos estudios fueron conducidos para analizar el efecto del consumo a largo plazo de dietas ricas en HFCS, con resultados alarmantes no solo en el aumento de peso que los animales experimentaron, sino por la aparición de complicaciones severas de la obesidad, incluyendo la evidencia del síndrome metabólico. (Para más información acerca de este síndrome: http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_metab%C3%B3lico)
Las conclusiones finales arrojaron resultaron similares: La fructosa y el HFCS representan — cuando se consumen de manera persistente, como hoy acostumbramos — factores decisivos en la producción de la obesidad en roedores, y, por extensión en la de los seres humanos.
La industria de los dulces y el político venal (¿o es, "banal"?)
El primer ensayo demostró que ratas machos que recibieron HFCS, en adición de una dieta estándar, ganaron mucho más peso que coetáneos del mismo sexo que recibieron azúcar de mesa (sacarosa) añadida a su dieta.
La concentración de la solución de sacarosa que las ratas tomaran, reproducía la encontrada en la mayoría de las sodas comerciales, mientras que la solución con HFCS representaba únicamente la mitad de las contenidas en las mismas bebidas gaseosas.
HFCS y sacarosa (el azúcar común) son ambos compuestos que contienen los azúcares simples fructosa y glucosa, aunque existen dos diferencias importantes entre ellos.
Primero, la sacarosa se compone de cantidades iguales de dos carbohidratos simples — siendo 50% fructosa y 50% glucosa — sin embargo, el HFCS típico contiene una proporción desequilibrada, conteniendo 55% de fructosa y 42% de glucosa. Moléculas de mayor tamaño, llamados sacáridos mayores, constituyen el resto del 3% del endulzante.
Segundo, como resultado del proceso de la manufactura del HFCS, las partículas de fructosa en este edulcorante permanecen libres, listas para ser absorbidas y almacenadas en la forma de tejido adiposo.
Por contraste, cada molécula de fructosa que proviene de la caña de azúcar o de la remolacha está apareada con una partícula correspondiente de glucosa, necesitando un paso metabólico adicional antes de poder ser utilizada.
Esto crea un enigma fascinante. Las ratas en el estudio conducido en Princeton se volvieron obesas consumiendo HFCS, lo que no ocurriera cuando ingirieran sacarosa.
Mirando lo obvio con ojos desorbitados
Los científicos creen que las diferencia críticas en el apetito, el metabolismo y la expresión genética, entre los animales examinados, se deben a procesos que permanecen, hasta el momento, desconocidos. Pero que pueden estar relacionados al hecho de que el exceso de fructosa está siendo metabolizado para producir grasa, mientras que la glucosa se procesa como energía o se almacena como un carbohidrato en reserva, llamado glicógeno, en el hígado y los músculos.
Las políticas de la gordura
En los casi 50 años desde la introducción, aun debatida, del HFCS, como edulcorante costo-efectivo en la dieta estadounidense, los niveles de la obesidad se han disparado, alcanzando niveles descomunales.
Los políticos y la industria azucarera — negando reconocer lo obvio — mantienen que aquí no existe relación de causa y efecto. Situación, absurda, que, a pesar de ser alarmante, el gobierno, obedeciendo a intereses creados, prefiere ignorar. (Por la plata baila el mono, o bailan los políticos).
Examinemos algunos hechos:
Actualmente por encima de una tercera parte de la población estadounidense se considera obesa.
HFCS se encuentra en casi todas las comidas y bebidas disponibles para el público de todas las edades, incluyendo jugo de frutas, sodas, cereales, pan, yogur, kétchup, dentífricos, compotas para bebés, bebidas alcohólicas, sal dietética y mayonesa.
En promedio, los americanos consumen 60lb de HFCS per individuo por año.
Los científicos reparando en lo irrebatible, con mirada de asombro — concluyen que el acoplo excesivo de HFCS que se encuentra en tantas comidas y bebidas puede (simplemente, puede) representar un factor en la epidemia de la obesidad.
¡Aplauso!Los investigadores, asimismo pronuncian que la sacarosa puede crear adicción, porque produce los mismos efectos en el cerebro que ejercen las drogas de abuso.Finalmente — por una vez — parece ser que la luz del entendimiento y la razón brillarían en los cerebros de los científicos, cuando se les ocurrió la idea de indagar en el futuro los efectos del consumo de HFCS en conjunto con una dieta rica en grasas. La que sería similar a la comida típica fast food, compuesta de una hamburguesa, papas fritas, y soda, para determinar si el HFCS añadido contribuye, de manera diferencial, a las enfermedades asociadas con la obesidad.
Otro proyecto adicional que — finalmente — se programa será el estudio de cómo la fructosa afecta la función cerebral en el control del apetito.
Henry VIII obeso, mujeriego, y gotoso egregio
Los resultados son predecibles: "Más indagaciones serán necesarias para dilucidar el tema explorado…" (Cláusula final que concluye la mayoría de las investigaciones reportadas.)
(La última investigación fue soportada por el Departamento de Salud Pública de los Estados Unidos.)
Para ver el artículo en su forma original diríjanse a:
http://www.princeton.edu/main/news/archive/S26/91/22K07/
En la sección que sigue exploramos una complicación importante, y poco estudiada de la obesidad.
Se trata de la gota o artritis gotosa.
La gota y la gordura
La gota, como la gordura, no es condición nueva.
Primero, hagamos un interludio para describir su historia, que como la de la obesidad, aunque interesante, no es reciente.
Esta condición fue identificada, por los egipcios en el año 2,640 AEC, quienes la llamaron podagra (por ocurrir en la primera articulación metatarso falángica).
Más tarde fue reconocida por Hipócrates en el siglo V, AEC, quien se refirió a ella como la "enfermedad de no caminar".
Alimentos con altos contenidos en ácido úrico
El término que la describe deriva del latín gutta (o gota) en referencia a la creencia medieval que el exceso de uno de los cuatro "humores" — los cuales en equilibrio se creyeran que mantuvieran la salud — pudiera, bajo ciertas circunstancias, "gotear" dentro de una articulación, causando la inflamación y el dolor.
A través de su historia, esta condición ha sido asociada con la ingestión de comidas ricas y con el consumo del alcohol.
Porque se coliga claramente con un estilo de vida disipada que, por lo menos, en tiempos pasados, solo las personas afluentes podrían permitirse, la gota se ha referido como la "enfermedad de los reyes".
La colchicina medicina tradicional de cura para la gota
Aunque existe evidencia de que, hacen más de 2,000 años la colchicina, un alcaloide derivado del Colchicium autumnale, se usaba como un emético poderoso en la Grecia antigua. Su primer uso como tratamiento específico para la gota se atribuye al médico bizantino cristiano, Alejandro de Tralles en el siglo VI EC.
Agentes uricosúricos fueron usados a fines del siglo XIX.
En la era moderna, los fármacos anti-inflamatorios no-esteroides son las drogas de selección para el tratamiento de esta dolencia.
Quizás, el más importante de los avances en el tratamiento de la hiperuricemia de la gota fue el desarrollo de los agentes inhibidores de la xantina oxidasa, los que son efectivos en reducir los niveles plasmáticos de uratos y que han demostrado que invierten el desarrollo de los depósitos conocidos como tofos gotosos.
Mecanismos de la gota
Prosigamos con definiciones
La gota, también conocida, como la artritis gotosa, es un trastorno que resulta de la acumulación del exceso de ácido úrico en el cuerpo.
El ácido úrico resulta del metabolismo de las purinas y, como hemos leído anteriormente, de los de la fructosa y del HFCS. (Algo que muchos gotosos no saben).
Típicamente el ácido úrico se encuentra en la sangre circulante, siendo eliminado por el riñón en la orina. Cuando este ácido se acumula en demasía, se forman cristales que se depositan en las articulaciones y tejidos por todo el organismo. Causando mucha hinchazón y dolor.
Esta condición no debe ser confundida con otra condición análoga conocida como la pseudogota.
La pseudogota
Esta enfermedad, que asimismo afecta las articulaciones, no es la gota, ya que comparte los síntomas del lupus, además de ser el fosfato de calcio, en lugar del ácido úrico lo que la causa.
Continuando
En la mayoría de los casos, la artritis gotosa comienza en el dedo gordo de los pies y solo afecta una articulación a la vez.
De manera similar a otras formas de inflamación articular, personas con la gota se benefician de los cuidados provistos por una unidad de rehabilitación física.
El tratamiento del dolor ofrece una oportunidad de atender a los factores somáticos y emocionales que la acompañan.
Síntomas de la gota:
Rigidez articular
Trastornos de la motilidad
Daño al riñón
Dolor repentino
Enrojecimiento
Picazón en la piel
Daño articular permanente
Hinchazón
Sensibilidad localizada
Fiebre
Cálculos renales
Calor en las articulaciones
El comienzo de un ataque puede ser repentino causando dolor terebrante.
En la mayoría de los casos, como hemos especificado, el dedo mayor de los pies es la primera coyuntura donde el dolor se experiencia. Los tobillos, las muñecas, la columna vertebral, los codos, y los dedos de las manos son otras áreas comúnmente afectadas.
Generalmente, un ataque se presenta en medio de la noche y solo persiste por unos cuantos días.
Con el transcurso del tiempo, especialmente si no se procura tratamiento específico, la gota se volverá crónica.
Candidatos para sufrir de la gota
Los casos crónicos duran por períodos extendidos de tiempo, resultando, a menudo, en incapacidades permanentes. Éstas pueden prevenirse con el tratamiento rápido y energético.
Patofisiología y complicaciones de la gota
¿Qué hace que una persona sea susceptible a esta condición mientras que otras no lo son?
Las situaciones que siguen hacen que una persona sea predispuesta al desarrollo de esta situación dolorosa:
Genética, cuando existe la historia familiar de la enfermedad
Cuando existen complicaciones renales
Luego de haber sufrido cirugías recientes
Cuando hay presencia de la uricemia
Debida al uso del alcohol
Como secuela del empleo de ciertas medicaciones
Resultado del consumo exagerado de alimentos altos en contenido de purinas
Exposición al plomo
Como acompañante de ciertas condiciones médicas
Como complicación de la hipertensión arterial
Como efecto secundario de la obesidad
Solamente en los Estados Unidos, aproximadamente 1 millón de personas sufren síntomas de la gota.
Esta dolencia siendo 9 veces más común en los hombres que en las mujeres.
Ciesis normal
Tratamiento
La intervención temprana es la mejor manera de obviar la enfermedad rápidamente.
Además de procurar el alivio del dolor en una unidad de rehabilitación, que, en las fases tempranas elimina las posibilidades de la cronicidad.
Varios métodos de tratamiento incluyen:
Consumo abundante de agua
Eliminación de las comidas repletas de purinas
Mantenimiento de una rutina de ejercicios cotidiana
Disfrutando de descanso adecuado
Usando compresas de calor y de hielo
Tomando las medicaciones específicas al pie de la letra
Manteniendo un peso adecuado
Evitando el uso del alcohol
Eliminando el azúcar y el HFCS de todas las dietas
Comidas con un contenido alto de purinas incluyen espárragos, ostiones, arenque, salsas hechas con el jugo de la carne, hongos, hígado y mollejas.
Siguiendo esas pautas se mejorará la condición y se evitará la cronicidad.
El caso de Teresa
En esta lección hemos descrito conocimientos, por la mayor parte, inéditos, que complican nuestra actitud indiferente hacia lo que comemos y a lo que ofrecemos de comer a nuestros niños, cuando del azúcar se trata.
Un ejemplo de lo expresado lo ilustra una de mis pacientes, a quien llamaremos Teresa, mujer joven y exitosa en la vida de los negocios.
La belleza está en el ojo de quien la mira
Todo el melodrama de esta tragicomedia moderna emerge, en el instante que Teresa anuncia que está embarazada.
Anticipando la manera con que en nuestra cultura se tratan las mujeres encinta, Teresa, les advierte a sus familiares, en ambos lados de su matrimonio, que ella no tiene la intención de ganar de peso en cantidades excesivas y que no apreciaría los ofrecimientos de traerle "antojos" para satisfacer la necesidad de proveer para "los dos seres" proverbiales, que su cuerpo ahora comparten.
Como típica reacción, tales admoniciones caen en oídos sordos, ya que desde el principio de la gestación, cajas de chocolate y reposterías variadas se acumularían en su apartamiento, obsequio de parientes diligentes y "preocupados" con su estado de salud.
"Como si estar encinta fuera una enfermedad", observaba ella con enojo.
Cuando rehúsa las golosinas, retornándolas, con gracia, a quienes las trajeran. La suegra le explica que el embarazo es la oportunidad de que toda mujer disfruta para desquitarse por los sacrificios dietéticos que muchas hacen cuando no están en esta condición.
Teresa, habiendo señalado a todos, que sus intenciones eran firmes, abriría paso al tópico de la alimentación proyectada para su nuevo vástago (ya que su sexo masculino se había determinado).
Como la paciente se adhiere al Plan de ECHA, en el cual el azúcar se omite, algunas de las "buenas samaritanas" que la importunaban le preguntan — durante una reunión de familia — si ella iba a "privar" al bebé del "derecho que tienen los niños" de comer dulces. (Para ver más acerca de ECHA vayan a: http://www.mailxmail.com/curso-adelgazar-estrategia-comer-humana-adaptadora)
Obedeciendo pautas que otras mujeres han seguido al respecto, Teresa respondió que su hijo crecerá sin dulces y con un respeto saludable a los efectos del azúcar y "otras drogas" (ya que el marido no puede dejar el cigarrillo o los dulces). Esto último, a pesar de su gordura.
Esclavos haitianos cortando la caña en épocas coloniales (No mucho ha cambiado)
Disgustada, la abuela en ciernes, por lado del esposo, protesta esa decisión que afectará al hijo de su hijo, diciendo que ella espera que no surjan conflictos cuando traiga alguno de sus dulces afamados para el deleite de su nieto.
Contrariada, y en desesperación, la joven mujer produce evidencia de que el azúcar es tan dañina para los niños como lo es para todos, sin que la edad importe.
La señora responde que conoce de un pediatra que les ofrece caramelos a los infantes para evitar las acidosis que "son comunes en cualquier etapa de la niñez" (sic).
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