1. Introducción 2. Precisando términos; del Estado de Bienestar a la Nueva Derecha. 3. Las recomendaciones de los organismos internacionales para la formación docente. 4. La formación docente en Argentina bajo las políticas de la Nueva Derecha. 5. Bibliografía
En este trabajo abordare las políticas de formación docente en nuestro país en el contexto de la transformación educativa que se esta llevando a cabo, y como estas políticas incorporan las recomendaciones de los organismos internacionales para hacer viable el proyecto educativo de la "Nueva Derecha".
El mismo tiene como objetivo la identificación ideológica de los principios que sustenta la "Nueva Derecha" en las políticas de formación docente, para lo cual, no es posible dejar de lado la historia de la formación docente, que en nuestro país esta embuida de principios conservadores, estos principios se introducen en la formación docente en Argentina a mediados de la década del 30, década en la cual, como sostienen Vior y Misuraca (1998), comienza la ruptura de la denominada "corriente normalista", entendida esta como corriente filosófica, política y pedagógica que se identificaba con una educación pública, popular y laica, con énfasis en el saber científico. Ruptura que se manifiesta en la aplicación de políticas destinadas a limitar la matrícula de los institutos de formación docente públicos y a favorecer la expansión del sector privado. Posteriormente, en 1941, se realiza una reforma de los Planes de Estudios de Bachilleratos y Magisterios, creándose un Ciclo Básico común para estas dos modalidades y un Ciclo Superior de formación especializada, esta reforma curricular esta orientada a la formación docente en disciplinas especificas bajo los principios conservadores de vocación y selectividad.
En el periodo del gobierno de facto de 1966 a 1973, época a la que Cano atribuye la aparición del "Estado Malhechor" (1996:10) se produce una nueva ruptura, con el pasaje de la escuela normal a la formación terciaria, durante este periodo, la política educativa fue acompañada de medidas autoritarias en detrimento de la educación pública, por lo tanto, la formación docente a nivel terciario, que si bien constituye una medida oportuna desde el punto de vista técnico pedagógico, pero que al no ser parte de un proyecto democratizador, no hizo sino acentuar las diferencias en la formación docente, a la vez que concibió a estos como meros ejecutores de las reformas educativas.
En este período se introduce la idea de formación continua, el perfeccionamiento continuo (Vior, Basilio, Misuraca, Insaurralde; 1996:12) como un elemento de coerción, atento que se traduce el perfeccionamiento voluntario en un derecho de los docentes a obtener prioridad en la ocupación de cargos y traslados, este elemento de coerción para el perfeccionamiento, tiene continuidad en la reforma educativa actual, que se manifiesta en la Red Federal de Formación Docente Continua establecido por la Ley Federal de Educación, Ley N° 24195.
Asimismo, en la reforma Astigueta de 1968, el perfeccionamiento y actualización docente tiene un carácter subsidiario del Estado, atento que el mismo fomentaría la iniciativa privada con "apoyo moral y material" para la capacitación de los docentes.
En el periodo 1976/82, como manifiestan las autoras antes citadas, la dictadura militar impuso una política de represión ideológica y de adoctrinamiento, en un primer momento llevo a cabo un proyecto disciplinador que se concreto con intervenciones a las Universidades Nacionales, prohibiciones de textos, transferencias de las escuelas primarias y de adultos dependientes de la Nación a las Provincias. Luego de esta instancia de disciplinamiento, se lleva a cabo la de adoctrinamiento para lograr la construcción de hegemonía, por medio de asignaturas y contenidos afines a las concepciones políticas, filosóficas y religiosas del régimen gobernante; se introdujeron materias como ética y deontología docente con un enfoque espiritualista y dogmático, que hacia alusión a valores supremos y trascendentes. El perfil del docente que se pretende formar debe responder a los principios de vocación, y de identidad profesional a partir de su perfeccionamiento ético-espiritual, debe ser un apóstol del saber y portador de valores morales y espirituales, no se tiene en cuenta en ningún momento, ni se hace referencia a las condiciones materiales y concretas del desempeño del docente.
A partir de 1989, comienza a desarrollarse una nueva estrategia política, signada por los principios neoliberales y neoconservadores que se concretan en la Nueva Derecha, que llegan a su cenit en el campo educativo a partir de 1993 con el dictado de la Ley Federal de Educación, en la que se pueden identificar continuidades con las políticas adoptadas por los gobiernos militares de facto de períodos anteriores, como ser el cierre de cursos o de instituciones con un criterio economicista; una política centralizadora bajo un discurso de descentralización; el docente como traductor y ejecutor de la transformación.
Estas continuidades pueden verificarse, según las autoras, en la Res. 37/94 que fija criterios para los diseños curriculares jurisdiccionales, en las pautas que se establecen, no se deja espacio para el ejercicio de la autonomía jurisdiccional y se refuerza el poder de los organismos centrales que las definieron.
Por su parte en la Res. 52/96 del Consejo Federal que aprueba el documento Serie A N° 11, reaparece el intento de ruptura de la unidad de formación docente de la reforma Astigueta, como una forma de diferenciación jerárquica de la que se desconocen sus intenciones a futuro. (Vior y otras; 1998:4)
En la presente reforma se conjugan una centralización de concepción neoconservadora, con una capacitación para los docentes de concepción neoliberal; para la capacitación se enfrenta a las instituciones por medio de las ofertas de capacitación, es decir que se las hace competir para ver cual realiza la oferta más interesante y con mejor puntaje para la carrera docente.
Asimismo, como los docentes deben de comprar los cursos de capacitación que le permitirán ascender en la carrera docente y por ende para alcanzar mejoras en sus ingresos, se puede apreciar la concepción mercantil de su concepción.
En el largo periodo que hemos recorrido, desde la primera ruptura en la formación docente, es posible identificar algunos elementos de concepción conservadora de los que describe Robert Nisbet (1995) en su obra, como ser: vocación; selectividad; espiritualidad; orden, autoridad y jerarquía; la familia, y la Iglesia. Elementos que encontramos como una continuidad en las políticas descriptas.
Atento a la continuidad que toman estos elementos de concepción conservadora, como así también algunos principios básicos del ideario liberal, que se plasman en los principios que sustenta la Nueva Derecha, considero importante en primer lugar, hacer una conceptualización sobre los principios ideológicos de la Nueva Derecha, los que se constituyen como cuerpos teóricos de los organismos internacionales y como las recomendaciones de estos organismos se plasman en la política educativa Argentina, particularmente en la formación docente.
2. Precisando términos; del Estado de Bienestar a la Nueva Derecha.
La Nueva Derecha, como alianza estratégica que reconsidera los principios conservadores y liberales, surge en el contexto de la crisis del capitalismo mundial, como movimiento ideológico, la Nueva Derecha es el marco referencial de las políticas surgidas a partir la crisis de los modelos del Estado de Bienestar y del Estado Keynesiano. (Finkel, 1990:7) Este origen, hace pertinente y necesario caracterizar los principios esenciales sobre los cuales se estructuran ambos modelos.
Estos modelos, el Estado de Bienestar y el Keynesiano, tienen distintos orígenes históricos y responden también a diferentes criterios lógicos. Si bien al Estado de Bienestar se lo asocia siempre con las políticas que desarrollo a fines del siglo XIX en Alemania von Bismarck, las acciones por parte del Estado de protección social, son posibles de rastrear hasta la Edad Media. Las "Leyes de Pobres" en Inglaterra son un ejemplo de legislación tendiente a evitar la disrupción social por los efectos sociales disgregadores del capitalismo temprano.
El Estado de Bienestar (EB) respondía a motivaciones político sociales, comprendía una serie de instituciones públicas cuyo supuesto fin era elevar la calidad de vida del obrero o de la población en general y de disminuir las diferencias sociales originadas en el funcionamiento del mercado. (Isuani, 1990:10). La lógica que sustentaba el desarrollo del EB obedecía a dos cuestiones primordiales: I – conflicto social y II – competencia política. (Isuani, 1990:13) No hay evidencias que la expansión de los servicios de salud o educación, tuvieran una racionalidad económica como la de estimular la demanda efectiva, solo lateralmente se puede atribuir objetivos económicos a este modelo.
El Estado tiene un rol activo y principal en el mantenimiento del orden social, sus instituciones públicas se abocan a la distribución secundaria del ingreso, mediante transferencias directas de dinero, como ser pensiones, asignaciones familiares y seguro de desempleo, y de transferencias indirectas como subsidios a productos de consumo básico, programas de complementación alimentaria, prestación de servicios en salud y educación y también la regulación protectora de las condiciones de trabajo. (Márquez, 1995:149) (Paviglianiti; 1991:19)
El Estado Keynesiano (EK) surge con la Gran Depresión del año 1930 y se consolida en la segunda postguerra como un nuevo sistema de intervención estatal en la economía mundial. Su objetivo, era la intervención activa del Estado en el plano político económico con el fin de evitar las crisis. (Isuani, 1990:14) El EK actúa especialmente sobre el empleo y la producción, al intentar con sus políticas garantizar el pleno empleo y la inversión en producción. A diferencia del EB, el EK operó sobre la base de la distribución primaria, que significa la distribución de los ingresos que resultan de los procesos de producción y de los que se apropian los diferentes sectores sociales (Márquez, 1995:149)
Ambos modelos responden a un Estado de características fuertes en materias de políticas sociales (EB) y económicas (EK). El EB fue potenciado por el desarrollo económico que garantizo el EK, al asentar este ultimo las bases económicas para su desarrollo. (Isuani, 1990:16)
En los ‘70s la crisis económica por primera vez aunó inflación con recesión (Ezcurra; 1998:40), lo que permitió ganar espacio al ideario liberal y acentuar las criticas a las políticas sociales del Estado de Bienestar y a las políticas económicas del Estado Keynesiano. Las críticas que se le hacían a estos modelos consistían en que el excesivo gasto generado por estos modelos de Estado, producen un aumento constante de la inflación y desalienta las posibles inversiones, reduciendo de esta forma la producción y el empleo. Ante esta crisis los sectores monetaristas y conservadores coinciden en que la respuesta es tomar al mercado como guía para devolver protagonismo al individuo y a partir de la libre competencia poder garantizar la eficacia de las instituciones públicas.
En este periodo de crisis se comienza a estructurar el movimiento ideológico de la Nueva Derecha, este movimiento surge de reconsiderar al pensamiento liberal y conservador dentro de la crisis del capitalismo mundial. Es decir que en la Nueva Derecha encontraremos al neoliberalismo y al neoconservadurismo articulados en un movimiento no del todo homogéneo atento el carácter antitético de estos principios, es necesario tener en cuenta que una ideología no representa en forma necesaria un cuerpo coherente de pensamiento, ni su representación intelectual se concreta en todos y cada uno de los actos políticos de quienes la sustentan (Finkel; 1991:8), por lo tanto en la Nueva Derecha confluyen estos aspectos contradictorios y heterogéneos, que en el plano de las prácticas se concretan en una alianza estratégica que le otorga su identidad.
Atento el origen de la Nueva Derecha, considero necesario identificar tanto los postulados del neoliberalismo como los del neoconservadurismo separadamente, para poder entender luego su articulación en el contexto actual de nuestro país.
El neoliberalismo surge a posteriori de la Segunda Guerra Mundial como reacción, tanto teórica como política contra el EB (Ezcurra; 1998: 35), su tesis básica sostiene que el mercado conforma el mejor instrumento, tanto para la asignación de recursos como para la satisfacción de necesidades, es decir un mecanismo de autorregulación que nos conduce al "optimo social" (Ezcurra; 1998:36), es decir que a partir del libre juego de las fuerzas del mercado, la sociedad alcanzaría la estabilidad óptima para beneficio de todos los sectores sociales.
El objetivo central del neoliberalismo es el crecimiento económico con la restauración de tasas de crecimiento altas y estables, para lo cual apunta al concepto de "desarrollo especifico", por el cual se entiende que el crecimiento económico y el progreso técnico actúan en pro de la humanización de la vida (Ezcurra; 1998:37). El motor de la acumulación seria el aumento de la "tasa de ganancia", la que se logra con la reducción de los costos salariales, se apunta a "comprimir el valor de la fuerza de trabajo" (Ezcurra; 1998:38). De esta forma el neoliberalismo reedita el antagonismo del capital contra el trabajo y solo busca aumentar la utilidad del capital a costa del factor trabajo.
El tercer vértice sobre el que se apoya el neoliberalismo es el cercenamiento del gasto público social, que lo lleva a cabo mediante los llamados ajustes estructurales por medio de los cuales se lleva a cabo la reducción del Estado, con políticas de privatización de empresas estatales y desregulación de mercados internos y sobre todo por la reducción o contención del gasto público social, estas reformas estructurales fueron llevadas a cabo en nuestro país por la administración Menen (1989-1999), a la que identifico con los rasgos del "Estado Vicario" (Cano; 1996:14), respondiendo a las políticas que luego de la cumbre de Bretton Woods llevan adelante el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y que la hacen extensiva a toda América Latina.
Es importante tener en cuenta el incremento de poder que logran las agencias luego de la cumbre de Bretton Woods, especialmente el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que a través de su proyecto de globalización van provocando una restricción del poder y autoridad de los Estados Nación, este condicionamiento de políticas, soberanía limitada y restricción democrática, lo llevan a cabo a través de los llamados "Prestamos de Ajuste Estructural", que les permitió condicionar sus créditos y establecer la condicionalidad cruzada, por la cual solo pueden acceder a créditos los países que cumplan con los compromisos contraído con estos dos organismos, de esta forma pasan a la categoría que Cano denomina "Estado Cuota" (1996:16) al redoblar su poder por este condicionamiento el Banco Mundial se dedico a condicionar políticas, especialmente sociales, resaltando que la función de sus créditos es impulsar programas de reformas, como ser mediante el asesoramiento en la elaboración de políticas educativas, de esta forma se produce una transnacionalización de decisiones y una transferencia de poder político desde los Estado deudores hacia estos organismos internacionales (Ezcurra; 1998:63. De esta forma las políticas fundamentales y especialmente las sociales, no son dispuestas por el pueblo o las instituciones de los Estados- Nación, sino por la estructura del poder internacional representada por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
El neoliberalismo antepone la libertad por sobre la igualdad, igualdad que desde la lógica del mercado se entiende como igualdad de oportunidades, de esta forma depende del individuo el éxito o el fracaso y no se tiene en cuenta la igualdad de condiciones porque en el mercado todo se regula por la competencia en la libre concurrencia al mercado entre individuos con iguales objetivos. La competencia es una de las formas de regulación del mercado, pero esta visión, es una visión reduccionista del mismo, en la que no se tienen en cuenta las condiciones macros sociales y económicas que condicionan a los individuos, para el neoliberalismo el libre acceso al mercado, la libertad económica, conlleva a la libertad política (Friedman; 1993:17).
Por medio de los "ajustes estructurales", con los que se logra el condicionamiento de las políticas sociales, el neoliberalismo considera a la educación como un servicio y por esto es posible de ser privatizado, por ende las escuelas se transformarían en instituciones que venden educación, para lo cual deben concurrir al mercado y competir, en iguales términos tanto las públicas como las privadas (Friedman; 1993:225), y el éxito de una u otra estaría dado por la atracción de la oferta educativa, con lo que supone al alumnado como meros clientes (Friedman; 1993:227). Desde esta concepción, la educación pasa a regirse por relaciones de mercado, los padres e hijos son los consumidores, los profesores y administradores de la escuela los productores y la práctica escolar se mide en términos de costo y beneficio (Friedman; 1993:220).
Atento la prioridad que el neoliberalismo otorga a la libertad, en educación la misma se traduce en la capacidad del individuo de elegir que educación requiere y de quien quiere recibirla, para lo cual debe concurrir al mercado de ofertas educativas y elegir, para esto el neoliberalismo propone el subsidio directo al individuo por medio de vales, pero a su vez nos permite apreciar la posibilidad de establecer la relación entre educación recibida y capacidad de pago, atento que el individuo es libre de elegir y de gastar más en educación (Friedman; 1993: 226). Esta posibilidad de elección trae aparejada la responsabilidad sobre el éxito o el fracaso, que recae sobre el individuo, con la elección, el individuo pone en juego su capacidad y el esfuerzo que realizo, el éxito o fracaso se refleja en el mérito que el individuo realizo, de esta forma en la educación se conceptualiza la meritocracia desde una lógica individualista en la que el sujeto y sus logros son vistos en términos de esfuerzo individual y por lo tanto él es el responsable del triunfo o del fracaso. De esta manera no se consideran las múltiples variables socioeconómicas a las que están sujetas las personas y se tratan de establecer otros parámetros sociales, en los cuales las causas de los fracasos no se relacionan con el modelo de las políticas aplicadas, sino con la acción individual.
Si bien el termino conservador en política aparece recién en 1830 (Nisbet; 1995:16), los principios que sustenta el neoconservadurismo, son posibles de rastrear en la Edad Media; su esquema social se estructuraba en forma triangular, el grupo corporativo, el individuo y el Estado. Este, posee poder absoluto, conduce y establece reglas rígidas en el campo económico y social como también en lo moral; se vale y presta vital importancia a las entidades intermedias como ser la familia y la Iglesia. (Nisbet; 1995:40)
El conocimiento de la historia es fundamental para los conservadores, porque la misma es legitimadora del presente, le da forma y sentido a lo nuevo. La experiencia se impone, se valoriza el conocimiento practico fruto de la experiencia. (Nisbet; 1995:48)
Las relaciones se encuentran consolidadas en la herencia y en la capacidad de desenvolverse con los conocimientos del grupo de pertenencia, por lo que son sumamente jerarquizadas y sus vínculos están basados en la autoridad y el poder. (Nisbet; 1995:59)
Este principio de jerarquía y autoridad es de primordial importancia para los conservadores, para los cuales la idea de libertad esta fuertemente ligada a la de orden. El orden es menester para cuidar los intereses sobre la propiedad individual y la familia. Ellos optan pon una sociedad jerarquizada en la que cada uno se ubica según sus méritos, por lo tanto la intervención del Estado en la redistribución avasalla los principios naturales, es inconcebible desde esta óptica mantener los principios de igualdad y libertad. (Nisbet; 1995: 72) Desde esta concepción jerárquica de las relaciones sociales, con los sectores desfavorecidos se actúa con caridad, la que implica una obligación moral que es de índole individual.
La iglesia, al ser utilizada como legitimadora del modelo hegemónico sirve a sus propósitos de orden social, por lo tanto se preconiza que se establezca como religión de Estado. (Nisbet; 1995:99)
Para el neoconservadurismo los agentes naturales de la educación son la familia y la Iglesia, sus propuestas educativas remiten a los valores de la tradición y se le devuelve al sistema educativo la dirección moral, se pretenden restablecer el orden y los vínculos basados en la autoridad, se revaloriza la enseñanza de la historia como formadora de los principios de orden y tradición.
La concepción de educación esta basada en la vocación, la que rige el desarrollo de las posibilidades educativas de los sujetos y sus logros son concebidos como distribución natural según sus capacidades, y las posibilidades de acceder al sistema, responden a la organización jerárquica de la sociedad. (Nisbet; 1995:53)
Desde esta concepción, el conocimiento, al que se considera socialmente valido de ser transmitido por la escuela, es el conocimiento práctico, el que no solo se reduce a los saberes impartidos a los alumnos, sino que también se extiende a la formación docente, por lo que se prioriza un trabajo docente basado en la ejecución de técnicas de enseñanza, dejando de lado el análisis y la reflexión de lo educativo. Esta enseñanza para la formación docente se caracteriza por estar acotada al uso de estas técnicas y se centra en la práctica y no en los contenidos teóricos. En esta práctica educativa, se naturalizan las desigualdades sociales y la misma se centra en el mantenimiento del orden por la transmisión de las tradiciones, privilegiando las ideas y concepciones que no alteren estos principios.
El neoliberalismo y el neoconservadurismo han debido obviar las contradicciones propias de cada corriente para poder consolidar una alianza estratégica con un único fin, que es la restauración de la disciplina social (Finkel; 1990:19). Para este objetivo el neoliberalismo abandona el principio individualista y reconoce del conservadurismo a la familia como un modelo útil para prevenir los conflictos sociales e individuales por medio de la internalización de los roles de autoridad y jerarquía. Así mismo al delegar el Estado en la familia como agente natural a la educación, permite que se lleven adelante políticas de privatización. Estas políticas de privatización, son acompañadas con el vaciamiento de los sistemas de educación pública y al considerar en iguales términos tanto a las escuelas públicas como a las privadas se las hace competir en el mercado, y se entiende que la competencia redundara en una mejor calidad educativa de los alumnos de todos los sectores sociales, similar a la que solo podían adquirir algunos sectores privilegiados en la educación privada.
En las políticas educativas de la Nueva Derecha, convergen el Estado Fuerte de raíces conservadoras con el Estado Mínimo del liberalismo, del primero se aplica una extremada concentración del poder de decisión y del segundo se aplican políticas de privatización que desregulan las ejecuciones y responsabilidades del Estado.
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