- Introducción
- La Autoestima
- Concepto de Autoestima
- Elementos del autoestima
- Grados de autoestima
- Otros elementos del autoestima
- Formas de mejorar la autoestima
- La importancia de la autoestima
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
Se puede decir que una de las variables más demostrativas para la harmonía social y el éxito en la vida es poseer una autoestima alta o positiva, es decir, saberse y sentirse competente en distintos aspectos de la vida.
En este trabajo buscaremos explicar todo el significado del Autoestima, concepto, tipos, elementos formación de la autoestima, niveles del autoestima y lo más resaltante porque es importante tener un autoestima equilibrada.
La autoestima será siempre una actitud básica que determine el comportamiento y el rendimiento de una persona en las diversas actividades que realiza. El proceso de la autoestima está muy relacionado con la consideración, valorización y crítica recibida por la persona del resto de personas. Cuando una persona fracasa en una determinada área específica del rendimiento de la actividad que realiza su autoestima será amenazada. En cambio cuando tiene éxito, la personas se sentirá aprobado, aceptado y valorizado; de tal modo que los sentimientos asociados a esas situaciones de éxito irán modificando positivamente las percepciones que la persona tiene de si misma.
La Autoestima
La autoestima es un conjunto vinculado de sentimientos, pensamientos, percepciones, evaluaciones, y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra forma de ser y de tolerarnos, y hacia los atributos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En síntesis, es la percepción evaluativa de uno mismo.
El grado de la autoestima consiste en lo que corresponde a nuestro ser, a nuestra forma de ser y al sentido de nuestro aprecio personal. Por lo tanto, no puede afectar a nuestro modo de vivir y actuar en el universo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra forma de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.
Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, narra la necesidad de aprecio, que se fracciona en dos aspectos, la estima que se tiene uno mismo amor propio, confianza, pericia, suficiencia, y el respeto y aprecio que se recibe de otras personas "reconocimiento, aceptación". Según Maslow la expresión de aprecio más sana es la que se manifiesta 2en el respeto que le valemos a otros, más que el popularidad, la celebridad y la adulación".
En claridad de este concepto, inclusive los seres humanos más villanos merecen un trato humano y estimado. Esta actitud, no obstante, no busca ingresar en conflicto con los elementos que la sociedad tenga a su práctica para evitar que unos humanos causen daño a otros sea del tipo que sea.
A partir el espacio del psicoanálisis, radicalmente opuesto, la autoestima está relacionada con el desarrollo del ego (el Yo); de otro lado, el conductismo se centraliza en conceptos como apremio, respuesta, refuerzo, aprendizaje, por lo cual el concepto holístico de autoestima no tiene sentido. La autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito exclusivamente científico para formar parte del lenguaje popular. El budismo considera al yo una ilusión de la mente, de tal forma que la autoestima, e incluso el alma, son también ilusiones.
Referencias bibliográficas. Yagosesky, Renny.
Concepto de Autoestima
Para entender el significado de este concepto nos ayudará fijarnos en su etimología. La palabra autoestima se puede dividir en dos términos; en primer lugar el prefijo Auto, de origen griego y que significa por sí mismo; y en segundo lugar la palabra Aestima, que procede del latín, del verbo aestimare y que se traduce por evaluar, valorar o tasar. Así pues, podríamos entender la autoestima como la valoración que realizamos de nosotros mismos.
Definir la autoestima no es sencillo, pero es importante saber que para disfrutar de una buena autoestima debemos apreciarnos y aceptarnos. Implica necesariamente tener confianza en uno mismo, percibirse merecedor de felicidad y competente para afrontar los desafíos de la vida.
Sal Terrae. Maliaño (Cantabria, España). ISBN 978-84-293-1133-4.
Elementos del autoestima
El autoconcepto. Es la imagen que tiene cada persona de sí misma, así como la capacidad de autoreconocerse. Cabe enfatizar que el autoconcepto no es lo mismo que autoestima. El autoconcepto incluye valoraciones de todos los parámetros que son relevantes para la persona: desde la apariencia física hasta las habilidades para su desempeño sexual, pasando por nuestras capacidades sociales, intelectuales etc.
Se destacan tres características esenciales:
1. No es innato: el autoconcepto se va formando con la experiencia y la imagen proyectada o percibida en los otros. Además depende del lenguaje simbólico.
2. Es un todo organizado. el individuo tiende a ignorar las variables que percibe de él mismo que no se ajustan al conjunto y tiene su propia jerarquía de atributos a valorar.
3. Es dinámico: puede modificarse con nuevos datos, provenientes de una reinterpretación de la propia personalidad o de juicios externos.
Además, como atributo dinámico el autoconcepto se ve retroalimentado (positiva o negativamente) por nuestro entorno social, siendo determinante las opiniones o valoraciones de las personas con las que entablamos relaciones íntimas (esto es nuestra pareja, familia, amigos).
IV, I Autoconocimiento
Muchos creen que sí. Pero si así fuera, lograrían todo aquello que se proponen, tendrían un gran autocontrol y un buen autodominio.
Serían excelentes personas con los demás y tendrían una gran autoestima, el éxito sería parte de su cotidianidad y emanarían una energía tal que los demás podrían notarlo.
No digo que no sea posible que existan personas con estas características, lo que digo es que muchos piensan que gozan de un gran autoconocimiento, cuando en realidad desconocen más de sí mismos de lo que creen.
Hoy te presentaré una perspectiva del autoconocimiento desde el punto de vista de la mente subconsciente. Y una buena manera para comunicarse con ella y encontrar cosas que nunca llegamos siquiera a imaginar sobre nosotros mismos.
La verdad es que, al contar con diferentes niveles mentales, dos de ellos sobre los que realmente tenemos muy poco control (Nivel Subconsciente y Nivel Inconsciente), conocernos a nosotros mismos puede llegar a ser todo un reto.
Un buen ejemplo de autoconocimiento, es cuando llegamos a determinar los motivos y razones de:
Nuestros deseos
Nuestros impulsos
Nuestros sueños
Nuestras pasiones
Nuestros miedos
Nuestras emociones
Nuestros sentimientos
Nuestros pensamientos
Idealmente, saber con certeza todo aquello que nos conforma. Claro, también podríamos incluir el nivel físico en el autoconocimiento, por ejemplo saber nuestros límites de resistencia física, lo que nos da placer, etc., pero para efectos de basarme en los lineamientos, mas particularmente en el desarrollo personal, he considerado todo lo que tiene que ver con la mente.
Decimos entonces que estamos compuestos por diferentes factores psicológicos que hacen de nosotros un ser humano completamente único y diferente a los demás.
IV.II Autoaceptación
Las personas adquieren y forman conceptos de sí mismas, es decir, tienen maneras de hablarse, tratarse, motivarse, desmotivarse; todo esto deriva de las ideas, pensamientos que se cultivan en la mente.
Cuando se habla de sí mismo se manifiesta lo que se cree ser. Sin embargo, el cambio, al ser una decisión, hace ver que la persona no es lo que creía ser, puesto que los defectos y los esquemas mentales no permitían ver otras posibilidades de pensar y actuar.
El concepto personal se compone de diversas influencias: lo familiar, lo intelectual, lo económico, lo espiritual, lo emocional, que al presentar complicaciones incomodan la vida interior, por supuesto, mental de la persona. Por ejemplo: Alguien puede rechazarse por pertenecer a determinada familia, tener específico trabajo, ser emocionalmente dependiente, no haberse capacitado.
La autoaceptación pese a tener un enfoque más interno en la persona, conduce a pensar en un ámbito delicado donde el individuo debe hacer las paces consigo mismo a pesar de que su condición no sea la más favorable.
¿Aceptarse en qué aspectos? : Como empleado con oportunidad de excelencia, como padre más amoroso con sus hijos, como amigo más fiel y sincero, Como estudiante más comprometido con su curso, como creyente que necesita de Dios, como pensador que cuida su mente lo máximo posible, como persona que desea cambiar en verdad, como esposo(a) que cumple con su rol y como ciudadano que valora su ciudad. Cuando una persona experimenta autorrechazo generalmente debe perdonar el factor, persona o situación que le ha afectado, sea ella misma u otro que le causó las heridas. El nivel del perdón sana notablemente una autoestima resentida.
-¿Qué hechos acepta de sí mismo sin ninguna dificultad? - ¿Qué hechos no acepta de sí mismo? ¿Son externos? ¿Son internos? -¿Qué tipo de pensamientos rondan en su mente? ¿Son positivos? ¿Son negativos?
IV.III El autorespeto
Respetarse a uno mismo, es un trabajo indispensable para vivir en armonía con uno mismo y con los demás. Constantemente, nos quejamos de que otros nos faltan al respeto, sin atender a que es más frecuente que uno mismo se falte al respeto, siendo esto en ocasiones de maneras inconscientes.
La autoestima, dice Dov Peretz, que es un silencioso respeto por sí mismo.
Mientras que, según Mauro Rodríguez, el respeto a sí mismo, se manifiesta a través de las siguientes formas:
1. Atender y satisfacer las propias necesidades y valores.
2. Expresar y manejar, e forma conveniente, sentimientos y emociones, sin hacerse daño ni culparse.
3. Buscar y valorar todo aquello que lo haga a uno sentirse orgulloso de sí mismo. Generalmente, las faltas de respeto, comienzan con faltas de respeto a uno mismo. Habría que comenzar por revisar detenidamente cómo y por qué yo lo permito y no tanto por qué el otro lo hace. Maslow dice. "Sólo podemos respetar, dar y amar a los demás cuando hemos respetado, dado y amado a nosotros mismos".
Y, sin duda, de la misma manera que las relaciones humanas profundas se establecen sobre bases de respeto, también la autoestima se fortalece cuando aprendemos a respetarnos a nosotros mismos.
IV.IV Necesidades Psicológicas
Todas las personas tenemos una serie de necesidades que deben ser satisfechas. De lo contrario se generan estados conflictivos de frustración, ansiedad, agresividad. La necesidad supone una carencia, una falta de "algo" y genera un impulso que nos hace tender hacia su satisfacción.
Estas necesidades pueden ser ignoradas. El individuo puede actuar como si no existieran, pero no por eso se suprimen o se eliminan. Se pueden satisfacer de un modo ordenado, produciendo satisfacción y felicidad. Pero cuando no se satisfacen las necesidades psicológicas, se produce malestar, inmadurez o conflicto. Y se paga un alto precio por ello, con frustración, con amargura, con "muerte psicológica", con enfermedades psicosomáticas.
Nuestras necesidades psicológicas
Necesidad de ser uno mismo: necesidad de sentir el respeto que se debe a toda persona.
Necesidad de afirmación personal. De pensar, sentir y obrar por nosotros mismos.
Necesidad de realizarse: la persona tiene necesidad de crecer psicológicamente, de desarrollarse en todas sus dimensiones (física, mental, social, valórica y espiritual).
Necesidad de amar: el ser humano tiene necesidad de manifestar su afecto, de ser generoso, de darse a otras personas para sentirse realizado.
Necesidad de ser querido: todos necesitamos ser queridos, ser considerados, ser apreciados, ser valorados, ser tenidos en cuenta.
Necesidad de seguridad: seguridad en uno mismo para considerarse suficientemente valioso y necesidad de sentir la confianza de los otros.
Necesidad de comunicación: el ser humano tiene necesidad de estar en contacto con el otro, de mirarse en el otro (sin el cual no hay yo), de relacionarse con los demás.
Necesidad de libertad: de ser libres internamente (frente a esclavitudes psicológicas) y libres frente a las manipulaciones de otros.
Necesidad de ser fecundos: no sólo hay fecundidad biológica. Hay también fecundidad intelectual, afectiva, social, espiritual.
Necesidad de valer por sí mismo: se trata de una necesidad que no depende del conocimiento que se tenga o del dinero que se posee, sino del valor intrínseco de la persona
Necesidad de valer para alguien: necesitamos ser importantes para otros.
IV.V. El Concepto Propio
Todos estamos constituidos de tal forma que necesitamos tener la seguridad de que nuestras vidas valen algo. El que no halla esto, no siente valor como persona, se siente molesto con su propia identidad y vive con una inseguridad emocional. Esto se percibe a través del Concepto Propio, es decir, si mi concepto es positivo soy más feliz, pero si mi concepto es negativo soy más desgraciado.
1. Definición de Concepto Propio. Es la forma en la que me veo, lo que siento que soy. Mi opinión de mí mismo y el concepto de mi propio valor o dignidad.
a. ¿Quién soy? Distinción de otros, nombre, apellidos, etc.
b. ¿Qué soy? Rótulo entre la gente, soy soltero, casado, etc.
c. ¿Por qué soy? Razón o meta para ser y para vivir.
2. Evidencias del Concepto Propio Negativo. Desgraciadamente la mayoría de personas tienen un concepto negativo sobre sí mismos.
3. Formación del Concepto Propio Negativo. Según los psicólogos seculares el Concepto Propio viene del medio ambiente, mayormente del hogar. Impresiones y recuerdos como respeto, afecto y amor; o de vergüenza, humillación y rechazo que influencian y forman nuestro concepto.
IV.VI. El amor propio. El amor propio es la imagen que usted tiene de sí mismo, lo que usted piensa de sí mismo. Este comprende ideas y sentimientos acerca de usted y de estos pueden ser positivos o negativos, mientras más positivos, sean los sentimientos y pensamientos que usted tenga de sí mismo, menor es su amor propio. Algunos de sus sentimientos pueden ser difíciles de expresar o de explicar; y esto es solo porque usted es un individuo SUI-GENERIS- y no hay nadie más en el mundo como usted. ¡Es suficiente razón para sentirse muy orgulloso¡
El amor propio juega un papel sumamente importante en su manera de vivir, la manera como usted piensa, actúe y se sienta acerca de sí mismo y también que los errores del pasado le impidan seguir adelante. "Usted tiene el deber de aprender a sentirse bien acerca de sí mismo".
El nivel de amor propio que usted tenga se basa en las experiencias únicas en su género como persona y en las relaciones con otros que haya tenido en el transcurso de su vida.
Algunos resultados comunes de la falta de amor propio son: falta de confianza en sí mismo, estas personas carecen de amor propio a menudo tienen poca confianza en sus propios talentos y creen que van a volver a fracasar simplemente porque ya fracasaron una vez en el pasado. Imagen errónea de sí mismos y de los demás, estas personas no reconocen sus propios logros y se sienten menospreciados por todo lo que les rodea.
Vida íntima amargada, no es divertido estar con gente negativa, a estas personas que le falta amor propio les cuesta trabajo entablar amistades, el resultado puede ser una vida solitaria y amargada.
Mal desempeño en las labores, la falta de confianza puede dar como resultados el hacer poco o ningún esfuerzo en la realización de proyectos o en la búsqueda de metas.
Otros factores que afectan su amor propio tienen que ver con las relaciones en el hogar, la escuela, el trabajo, en la vida social, en la sociedad y en general con personas, lugares y cosas en el transcurso de su vida cotidiana.
Las experiencias positivas y las relaciones satisfactorias ayudan a elevar su amor propio. Las experiencias negativas y las relaciones difíciles tienden a bajar su amor propio.
Como pensar positivamente acerca de sí mismo: Usted puede mejorar su amor propio pensando de manera positiva; enorgullézcase de su individualidad, ayúdese desarrollando sus habilidades y talentos, elógiese cuando se lo merezca, confíe en sus propias opiniones, téngase aprecio, y dese ánimo cuando lo necesite. Usted debe aceptarse, intensifique sus puntos fuertes y débiles todo el mundo los tiene; Ayúdese, busque metas realistas, alcáncelas adquiriendo habilidades nuevas y desarrollando también las que ya posee; confíe en usted mismo, póngale atención a sus pensamientos y emociones, actúe cuando piense que es conveniente y haga lo que a usted le hace sentir contento y satisfecho; sobre todo respétese siéntase orgulloso de quien es, investigue y aprecie sus propios talentos especiales; aprenda amar la persona especial que es usted, acepte sus errores y aprenda de ellos, acepte sus éxitos y fracasos como lo aceptan aquellos que le tienen aprecio.
Anímese, tome la actitud de que "si puede" dese el tiempo suficiente para alcanzar sus metas personales y anímese a medida que lucha por obtenerlas. Sienta orgullo por sus éxitos, tanto los grandes como los pequeños, recuerde que sus experiencias son parte de su riqueza personal.
Las personas con un gran amor a sí mismos viven en integridad, honestidad, responsabilidad, amor y compasión, tienen una alta autovaloración, sienten que son importantes, que el mundo es un lugar mejor porque ellos están allí, tienen fe en su propia competencia y decisiones, irradian confianza y esperanza.
Grados de autoestima
V.I Autoestima Alta
Se considera que una persona tiene una alta autoestima cuando tiene una valoración positiva de sí mismo.
Sin embargo, esto no quiere decir que una persona con alta autoestima sea una persona perfecta, o que todo le salga bien. La autoestima depende de la valoración que uno tiene y hace de sí mismo.
Por ejemplo, una persona podría hacer muchas cosas bien y pensar que debería hacer mucho más de lo que hace o hacerlas todavía mejor, mientras que otra persona podría aceptarse más fácilmente como es aun cuando algunas cosas no le salgan tan bien o no le resulten tan fáciles. Para tener una alta autoestima no hay que ser perfecto, sino saber aceptarse como uno es, con imperfecciones y todo. Pero tampoco hay que caer en el conformismo y no luchar por aquellas cosas que se quieren solo por aceptarse como uno o una es. Uno siempre puede mejorar, aprender y capacitarse, lo que no quiere decir que si a veces no se logra lo que se pretende sea motivo para deprimirse o para auto castigarse.
Tener una autoestima elevada es la capacidad de sentirse bien con uno mismo. Cuando una persona tiene una autoestima elevada, tiene una mayor probabilidad de alcanzar la felicidad, a la vez de conseguir lo que se propone.
Las personas con un alta autoestima, por lo general:
Son más felices.
Se relacionan mejor con las demás personas pero también aprecian y saben estar solas.
Suelen lograr lo que se proponen y las metas que se plantean.
Tienen confianza en sí mismos y saben lo que son capaces de lograr.
Se sienten más capaces de enfrentarse a retos aun cuando saben que corren el riesgo de no lograrlos.
Suelen ser apreciados y respetados por los demás.
Saben plantear sus puntos de vista, sus gustos y mostrar su opinión.
Son personas seguras que se muestran fuertes ante los demás por lo que difícilmente no serán tomados en cuenta.
Pueden aceptar sus errores sin sentirse unos fracasados.
Les resulta más fácil entender y perdonar a los demás.
Son más independientes y más capaces de mantenerse e ingeniárselas por si solos.
Tienen menos dificultades para expresarse o dar a conocer sus sentimientos.
V.II. Baja Autoestima
Cuando una persona tiene problemas de autoestima, o una baja autoestima, esto se traduce en una gran cantidad de problemas en diversos ámbitos de su vida. Una persona con baja autoestima suele sentirse más infeliz y mucho más limitada en cuanto a lo que puede o debe hacer.
Las características de una persona con autoestima baja son diversas:
Las personas con baja autoestima tienen una mayor tendencia a la depresión y a sufrir ante las adversidades.
Las personas con baja autoestima no se sienten seguras de si mismas.
Tienen miedo de expresar sus gustos u opiniones. Prefieren quedarse callados antes que opinar ya que consideran que "no tienen derecho" o que los demás consideraran que no lo tienen.
Las personas con baja autoestima son mucho más vulnerables y suelen tomarse a mal cualquier crítica o queja hacia su persona, debido a que siempre tienen miedo sobre si serán o no aceptados por los demás.
Las personas con baja autoestima tienen mayor dificultad para relacionarse con los demás y siempre suelen si caerán bien o mal a los demás.
Las personas con baja autoestima sienten una gran necesidad de ser aceptados por los demás ya que no se aceptan a sí mismas. Por este mismo motivo, suelen sentirse muy presionados cuando están con otras personas.
Las personas con baja autoestima, tienen miedo de arriesgarse por miedo a fracasar.
Tienen menos probabilidad de lograr lo que se proponen porque siempre están pensando de antemano que no lo lograrán.
Las personas con baja autoestima suelen dejarse atropellar por los demás o ser maltratados por miedo a resistirse y quedarse solos.
Les cuesta expresar sus sentimientos.
Suelen creer que siempre los demás están por encima de una o uno, son superiores, valen más y por lo tanto sus problemas también son más importantes.
Tienen mayor dificultad para enfadarse con las demás personas por miedo a que la otra persona "no acepte el enfado".
Pueden ser muy autoexigentes y nunca valorar sus propios logros.
No tienen confianza en sí mismos ni creen que puedan lograr lo que se proponen.
Suelen excusarse y justificarse por todo. Siempre tienen miedo de estar molestando o quitándole tiempo a los demás.
Cuando una persona tiene problemas de autoestima, o una baja autoestima, esto se traduce en una gran cantidad de problemas en diversos ámbitos de su vida. Una persona con baja autoestima suele sentirse más infeliz y mucho más limitada en cuanto a lo que puede o debe hacer.
V.III. Término medio del autoestima
Es oscilar entre los dos estados anteriores, es decir, sentirse apto e inútil, acertado y equivocado como persona, y manifestar estas incongruencias en la conducta —actuar, unas veces, con sensatez, otras, con irreflexión, reforzando, así, la inseguridad.
En la práctica, y según la experiencia de Nathaniel Branden, todas las personas son capaces de desarrollar la autoestima positiva, al tiempo que nadie presenta una autoestima totalmente sin desarrollar. Cuanto más flexible es la persona, tanto mejor resiste todo aquello que, de otra forma, la haría caer en la derrota o la desesperación. Por Jorge Luis Olaya Rodríguez
Otros elementos del autoestima
El yo. En psicología, yo, más frecuentemente (como en antropología) referido con el universal latinismo ego; y en alemán: Ich y en francés je (yo deíctico) o moi (yo pronominal siendo actualmente usado en francés moi como equivalente a ego), se define como la unidad dinámica que constituye el individuo consciente de su propia identidad y de su relación con el medio; es, pues, el punto de referencia de todos los fenómenos físicos, psíquicos y sexuales.
VI.I. El yo según la psicología analítica
Desde la psicología analítica de Carl Gustav Jung debe entenderse por «yo» el factor complejo al que se refieren todos los contenidos de la consciencia. Constituye en cierto modo el centro del campo de la consciencia y, en la medida en que este campo comprende la personalidad empírica, el yo es el sujeto de todos los actos conscientes. La relación de un contenido psíquico con el yo representa el criterio de la consciencia, pues no sería consciente ningún contenido que no se hiciera presente al sujeto.
Aun cuando teóricamente el campo de la consciencia es ilimitado, empíricamente se ve limitado desde el terreno de lo desconocido, que comprende tanto el mundo exterior como el interior o inconsciente. Añade Jung que el yo no es un factor sencillo sino complejo, no pudiendo describirse exhaustivamente. Tendría dos fundamentos: uno somático y otro psíquico.
Somático: se desarrolla a partir de percepciones endosomáticas, ya de por sí de índole psíquica y unidas al yo, siendo conscientes. Dichas percepciones tienen su base en estímulos endosomáticos que pueden ser tanto conscientes como inconscientes.
Psíquico: el yo se basa en todo el campo de la consciencia y en la totalidad de los contenidos inconscientes. Éstos últimos se dividen a su vez en tres grupos: Contenidos temporalmente subliminales, o reproducibles a voluntad por medio de la memoria.
Contenidos no reproducibles voluntariamente, inconscientes, deducibles por irrupciones espontáneas de contenidos subliminales en la consciencia o también llamados complejos.
Aquellos contenidos que no pueden en absoluto acceder a la consciencia, son contenidos que todavía no han irrumpido o no irrumpirán nunca en ella.
Debe diferenciarse el yo del campo de la consciencia, siendo únicamente su punto de referencia. El yo es un factor por excelencia de la consciencia, siendo incluso una adquisición empírica de la existencia individual.
Al principio surgiría del choque del factor somático con el medio, desarrollándose posteriormente a partir de nuevos choques tanto con el mundo exterior como interior.
La totalidad de la personalidad, que abarca también lo inconsciente, no coincide con el yo o personalidad consciente, debiendo diferenciarse de él. Jung denomina sí-mismo a la personalidad total, subordinándose el yo al sí-mismo y comportándose en relación con éste como una parte con el todo. En el ámbito del campo de la consciencia el yo dispone de libre albedrío. Sin embargo, dicha libertad tropieza tanto con las limitaciones propias del mundo exterior como con las del mundo interior subjetivo o sí-mismo.
El yo es una unicidad individual que se mantiene idéntica a sí misma, aunque dicha durabilidad es relativa, puesto que pueden producirse alteraciones profundas de la personalidad, no necesariamente patológicas, pudiendo estar circunscritas a una evolución normal.
Aun cuando es el yo el sujeto de todas las adaptaciones y desempeñe un significativo papel en la economía anímica, el descubrimiento a finales del siglo XIX de una psique extraconsciente ha relativizado la posición absoluta que hasta entonces ocupaba.
Desde entonces el yo mantiene su carácter de centro del campo de la consciencia, no así como punto central de la personalidad. El yo participa en ella pero no es su totalidad. Su libertad es limitada y su dependencia decisiva.
VI.II. Claridad interior.
Verdaderamente, nadie o casi nadie se para a pensar sobre el sorprendente fulgor mental que nos hace visibles a nuestros propios ojos. En el marco de los millones de años con que cuenta nuestra especie, la capacidad de ser consciente de uno mismo es relativamente nueva.
Si bien sólo podemos especular sobre cómo eran nuestros antepasados remotos que no dejaron rastro escrito, la mayoría de los expertos está de acuerdo en que gracias al lento pero evidente desarrollo evolutivo del cerebro humano en número de neuronas y de conexiones o sinapsis entre ellas hace sólo cincuenta mil años que se prendió en la mente humana la bombilla de la conciencia. Esta claridad interior permitió a nuestros lejanos parientes verse a sí mismos como entes diferenciados de las demás criaturas.
Me figuro que el primer símbolo o concepto que crearon nuestros ancestros al percibirse como individuos fue el "yo" o el "mí". Seguidamente, inventarían el resto de los pronombres personales para representar a los demás, y los pronombres posesivos, sobre todo "mío" y "nuestro", para denotar lo que les pertenecía a ellos y no a los otros.
La luz de la conciencia les facultó, además, para adoptar una perspectiva del tiempo en los tres contextos el pasado, el presente y el futuro, y les proporcionó el sentido del espacio, o de la posición que ocupaban con respecto a las cosas que les rodeaban y al horizonte.
Más impresionante aún, el primer viso imaginable de conciencia humana hizo posible que los hombres y mujeres que poblaban el planeta pudiesen observarse y analizar sus propios pensamientos, emociones y conductas.
La aptitud para ser conscientes de nosotros mismos o la percepción de la propia individualidad parece ser un atributo exclusivo y esencial de la especie humana.
La aparición de la luz de la conciencia y la creación de símbolos con los que designar y comunicar los diversos aspectos de nuestro ser aumentaron extraordinariamente el papel de la memoria en nuestra especie. La gran mayoría de los miembros del reino animal necesitan la memoria para sobrevivir.
En nuestro caso, la memoria es mucho más. Se trata de una potencia del alma que depende de una masa de neuronas, desparramadas por el cerebro, en las que registramos no sólo hechos concretos, sino nuestras interpretaciones personales de los hechos y los sentimientos y emociones que los acompañan. Por eso los recuerdos tienen el poder de hacernos llorar, reír y temblar. Las reminiscencias del ayer definen gran parte de nuestra personalidad y determinan nuestra visión del presente y del mañana. La memoria es selectiva. El olvido, por ejemplo, cura muchas heridas de la vida y nos ayuda a distorsionar inconscientemente los recuerdos para que confirmen las explicaciones de la realidad que más nos convienen.
VI.III. La introspección
La introspección o inspección interna es el conocimiento que el sujeto tiene de sus propios estados mentales. Asimismo es la condición previa para conseguir la interrupción del automatismo, de la indignación y hacer una nueva valoración.
La introspección o percepción interna tiene como fundamento la capacidad reflexiva que la mente posee de referirse o ser consciente de forma inmediata de sus propios estados. Cuando esta capacidad reflexiva se ejerce en la forma del recuerdo sobre los estados mentales pasados, tenemos la llamada "introspección retrospectiva"; pero la introspección puede ser un conocimiento de las vivencias pasadas y también de las presentes, de las que se dan conjuntamente y en el presente del propio acto introspectivo. El mentalismo clásico tanto el de la filosofía moderna como el científico- ha utilizado la introspección como el método más adecuado para acceder al mundo psíquico. El psicoanálisis es la forma de introspección retrospectiva y la psicología experimental de Wundt la introspección de las vivencias actuales.
VI.IV. Concepto de sí mismo. Es el núcleo central de la personalidad que afecta cada aspecto del comportamiento de la persona y su aprendizaje.
El concepto de sí mismo lo definiremos como la idea que el niño se va formando acerca de sí a través de la información que recibe del medio y a través de sus propias experiencias con este. Esto incluye cómo el sebe, lo que él siente y piensa que es, y en gran parte corresponde a como él cree que los demás lo ven. El concepto de sí mismo está formado por todas las creencias y actitudes que tiene la persona respecto a sí mismo; abarca un conjunto bastante amplio de representaciones mentales, que incluyen imágenes y juicios, no sólo conceptos, que el individuo tiene acerca de sí mismo y que engloban sus distintos aspectos corporales, psicológicos, sociales y morales.
El determina lo que la persona es, lo que piensa, lo que hace y lo que puede llegar a ser. Este concepto va acompañado de sentimientos de éxito o fracaso, aceptación o rechazo, alegría o tristeza, triunfo o derrota. Estos sentimientos son los que van a definir la autoestima, que corresponde a juicios evaluativos de autoevaluación que la persona hace de sí misma y en la que también tienen gran relevancia las valoraciones que los adultos hacen de ella.
Esto constituye la autoestima, a menudo confundida con el autoconcepto y, en realidad, una parte de él. Autoconcepto y autoestima pueden referirse, por lo demás, a la propia persona como un todo (Fierro,Alfredo(1992)"personalidad y aprendizaje en el contexto escolar".
VI.V. El Mundo Exterior como Reflejo Nuestro
Nos hemos acostumbrado a escuchar y, poco a poco, aceptar que el mundo externo es un reflejo de nuestro mundo interno, que si pensamos que somos saludables lo veremos manifestado en nuestro entorno, si pensamos que somos exitosos lo vemos manifestado en nuestro entorno, si somos honestos nos encontraremos con gente honesta.
Hasta este punto todos lo aceptamos, pues hemos leído y estudiado sobre las leyes universales, la ley de causa y efecto que nos dice que todo lo que sucede no es más que el efecto de una causa previa emitida por nosotros mismos, la ley del mentalismo que nos dice que todo lo que se manifiesta es producto de la mente (nuestra), y así cada una de las leyes universales que rigen nuestra existencia y la de todo el universo.
Sin embargo, muchas personas siguen creyéndose ajenas a la creación, sintiéndose víctimas de todo lo que les pasa, o incluso diciendo que les pasa cosas así porque son pruebas de Dios, o porque es tanta la luz que atraen que a la gente le provoca envidia o coraje (o qué se yo)… Nada más alejado de la realidad.Cuando hablamos que nuestro mundo externo es reflejo de nuestro mundo interno y nosotros no sabemos si internamente estamos bien o no, basta echar un vistazo a nuestro mundo externo… "Por sus frutos los conoceréis" Dijo el Maestro Jesús, ¿qué quiere decir esto? Que basta mirar a tu alrededor y ver como son tus relaciones personales, como van tus finanzas, como convives con tus compañeros de trabajo para darte cuenta de lo que has estado sembrando internamente mediante el pensamiento.
Y aquí es donde muchos comienzan a chocar con esta idea, ya no les parece tan "conveniente" el creer en las leyes universales, y dicen que no siempre aplican, o prefieren mirar hacia otro lado.
Una Ley JAMÁS puede dejar de actuar, creemos que sí porque vemos las leyes humanas que a veces son rotas y nadie parece notarlo, esas son leyes creadas por el hombre, las leyes universales son divinas… para darnos una idea de qué podría pasar si una ley dejara de operar basta con pensar qué pasaría si la Ley de Gravedad dejara de funcionar por 10 segundos… No hace falta ser un genio para saber que esto llevaría a la destrucción del Universo.
Estamos acostumbrados a culpar y señalar los errores en otros con críticas, reproches, juicios, chismes, etc. cuando todo eso es energía que estas enviando al universo y tarde o temprano vendrá de regreso a ti, multiplicada.
Esto puede ser revertido fácilmente, sólo basta tomar el control de tus pensamientos, así comenzarás a sembrar nuevos pensamientos que cosecharás mañana como amor, perdón, sabiduría, prosperidad, salud, etc.
VI.VI. La autovaloración
La visión que tenemos de todo lo que nos rodea empieza por la imagen que tenemos de nosotros mismos. Lo que hay ahí fuera es un espejo que nos refleja. Tener autoestima es tener la capacidad de valorarnos, de caminar con una mirada amable y favorable hacia uno mismo y actuar conforme a ella.
Nuestro grado de autoestima se mide por lo que pensamos de nosotros, en la superficie y en lo más profundo de nuestro ser -nuestro autoconcepto más arraigado-, y por las elecciones que vamos haciendo en todos los ámbitos de nuestra vida.
Cuando nacemos no tenemos problemas de autoestima. Sabemos que somos seres únicos, especiales y maravillosos, y vemos todo lo que nos rodea también así. Sin ningún juicio sobre la naturaleza esencial de las cosas, única y perfecta, nos movemos desde el asombro y el disfrute por todo. Solo a través del amor incondicional podemos regresar a ese espacio de apertura y aceptación en el que simplemente sabemos que somos, en el que siempre nos sentimos integrados y en paz, y desde el que podemos cambiar nuestra relación con nosotros mismos y con el mundo.
VI.VII. Reparto del amor propio
Antes de abordar cómo se distribuye la autoestima entre diferentes grupos y personas, creo que es importante recordar el hecho confortador de que, en contra de lo que muchos piensan, casi todos los seres humanos tenemos predisposición a elaborar un concepto global favorable de nosotros mismos y a resaltar los propios atributos positivos. Esta inclinación natural y espontánea ayuda a preservar la integridad emocional, permite funcionar mejor en las diferentes parcelas de la vida, y carga las pilas para remontar las crisis y vicisitudes de la existencia.
VI.VIII. El odio hacia uno mismo
El prejuicio. Aunque la depresión puede tener diversas causas, una de ellas tiene como base un mecanismo muy similar al del prejuicio contra otras personas, con la diferencia de que, en este caso, sería un prejuicio vuelto hacia uno mismo. Cuando alguien tiene algún tipo de prejuicio hacia los demás, pensará cosas como: "odio a este grupo de personas, odio su modo de ser, su modo de vestir, detesto como hablan" En algunas personas deprimidas, el modo de pensar es muy parecido, aunque dirigido hacia ellos mismos: "Me odio a mí mismo, odio mi modo de hablar, mi modo de ser, detesto la clase de persona que soy". Conocer la causa de la depresión es fundamental para poder tratarla, pues dichas causas pueden ser muy variadas. El prejuicio o desprecio hacia uno mismo es una de ellas. Se trata de pensamientos hacia uno mismo muy arraigados en la mente, que posiblemente se originaron en la infancia como consecuencia de experiencias negativas, o el rechazo o desprecio de los demás. Estas personas pueden pertenecer a minorías rechazadas, de manera que, tras ser víctimas del prejuicio de los demás, lo han acabado interiorizando y odiándose a sí mismos.
O bien puede tratarse de personas que, sin pertenecer a ninguna minoría rechazada, han sido víctimas de desprecio por parte de su familia, víctimas de acoso por parte de compañeros en la infancia, etc.
I. ¿Por qué me resulta tan difícil quererme?
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