La teoría de la Gestalt por Lic. Halina Stasiejko
Enviado por Ing.+ Licdo. Yunior Andrés Castillo Silverio
- Cuestionamiento y crisis del enfoque asociacionista en psicología
- Los aportes para la comprensión del fenómeno de la percepción
- El estructuralismo genético de Jean Piaget
- Una breve descripción de un gran científico
- Por qué epistemología y psicología genética
- La psicologia historico-cultural
- Psicologia cognitiva
- La caída del "imperio conductista"
- Creando identidad, como dijo el poeta: "haciendo el camino al andar"
- Teorías de la comunicación y de la información
- Psicoligüística
- Teoría de la computación
- Década de 1960: el movimiento adquiere su "identidad adulta"
- La mente como procesador que computa representaciones simbólicas
Cuestionamiento y crisis del enfoque asociacionista en psicología
En la primera década de este siglo, en los dos centros académicos más comprometidos con el progreso en la disciplina psicológica, se llega a la convicción de que el enfoque asociacionista-elementalista, con su pretensión de abordar el "estudio analítico de la conciencia mediante la introspección", estaba condenado a desaparecer.
La Psicología del siglo XIX se había comprometido con el análisis de los contenidos de la experiencia consciente siguiendo el ejemplo de la física, la química y la fisiología. Estas ciencias, de gran reconocimiento, se habían consolidado adoptando métodos analíticos que les llevaron a la división de sus objetos de estudio en moléculas, átomos, tejidos y células de órganos. Este clima epistemológico positivista del siglo XIX enmarcó la constitución de la Psicología como ciencia independiente. En el laboratorio experimental se identifican los elementos constitutivos del objeto de estudio: los contenidos de la experiencia consciente. Estos elementos fueron las sensaciones, es decir los datos simples, originales e irreductibles a todo nuevo esfuerzo de análisis. El proyecto de la primer psicología científica fue componer un catálogo completo de las sensaciones conscientes, describir, medir sus propiedades y determinar la correspondencia invariable de cada una de ellas con un centro nervioso bien localizado y con la excitación de un aparato receptor específico. Sólo después de la descripción de los elementos, era posible dar cuenta del orden y agrupamiento, o sea, explicar la organización de la experiencia consciente como totalidad. Para resolver el problema de la composición los psicólogos experimentales adoptan el asociacionismo. Se levantan respuestas críticas muy divergentes frente a este primer proyecto de la Psicología, y se produce una apertura a nuevas preguntas y propuestas. En Estados Unidos, conservando las bases positivistas y la mirada elementalista-asociacionista sobre el objeto de estudio, se renuncia al estudio de lo mental. Nos estamos refiriendo al surgimiento del movimiento conductista iniciado por Watson.
En tanto, en Alemania, un grupo de psicólogos optan por continuar con el estudio de los procesos mentales rechazando el enfoque asociacionista, elementalista, y mecanicista elegido por el Conductismo. Adoptan un enfoque fenomenológico, opuesto al positivismo, afirmando que los datos fenomenológicos de la experiencia ordinaria son el punto de partida que permite la construcción de la estructura conceptual, dentro de la cual se encajarán los datos de observación. En si mismos, los datos no tienen interés o especial significación, y aunque la observación es necesaria, lo es en la medida en que sirve para probar una hipótesis. Podríamos, a pesar de estas divergencias, establecer alguna analogía entre las dos respuestas ya que ambas dirigen su mirada a lo inmediatamente observable. Pero cuando los gestaltistas se remiten a las sencillas observaciones de fenómenos, lo hacen para salir de los sofisticados laboratorios de introspección experimental y contrastar las hipótesis, mientras que los conductistas, por el contrario, llevan la experiencia observable al máximo control del laboratorio, con el objetivo de manipularla y operar sobre ella.
Una ilustrativa cita de Bertrand Russell, matemático y filósofo de principios del siglo XX, nos permitirá comprender que las diferencias en las bases epistemológicas asumidas por ambos enfoques se expresaron además en los modos de preguntar, el tema abordado, las condiciones de experimentación y la interpretación de los resultados: "Los animales estudiados por los americanos se precipitan frenéticamente de forma increíblemente apresurada y vigorosa, y al final alcanzan por azar el resultado deseado. Los animales observados por los alemanes se sientan tranquilamente y piensan, y finalmente obtienen la solución de su conciencia interna" (Russell, B. 1927, cit. por Johnson-Laird y Wason, 1977, p.3) La cita alude, por un lado, a los experimentos llevados a cabo por Watson y sus continuadores, sobre gatos, ratas y palomas en situaciones de condicionamiento y, por el otro, a los estudios acerca de las formas de discernimiento y resolución de problemas que pueden enfrentar los simios y que han sido realizadas por Köhler en las Islas Canarias. La Psicología de la Gestalt, al rechazar los enfoques elementalistas y asociacionistas, se compromete con una visión "molar" de su objeto de estudio. Las ideas claves de la Gestalt surgen a partir de varias demostraciones cruciales, muy vívidas, logrando a partir de ellas, poner en duda lo ya establecido y constituir una nueva manera de pensar e investigar los fenómenos psicológicos. Al realizar los experimentos, ignoran la regla fundamental de los primeros psicólogos experimentales: el estudio de los hechos locales más simples y la eliminación de todos los ingredientes y perturbaciones secundarias que pudieran enturbiar la naturaleza simple de esos elementos. Köhler, W. en su libro "Psicología de la Forma" afirma: "…tenemos que examinar con toda imparcialidad situaciones perceptivas e intentar encontrar en ellas aquellos hechos que se aparecen como más importantes; explicar su naturaleza, si es posible; compararla con la naturaleza de otros hechos de interés y ver si, de esta forma, podemos deducir reglas generales que sean válidas para muchos fenómenos. Está claro que en este programa no se mencionaban nunca los elementos simples locales o sensaciones." (pag. 58) Como ejemplo de estas demostraciones nos podemos referir aquel que realizó Max Wertheimer(1912), sobre un interesante fenómeno llamado "estroboscópico" o "movimiento aparente". El fenómeno es en sí muy sencillo y puede graficarse en la siguiente figura:
Pag 60 de Kohler Para realizar este experimento se instalaron dos focos de luz detrás de una pantalla transparente y entre ellos, en posición equidistante pero más cerca de la pantalla, se colocó una varilla vertical. Cuando se enciende cada foco de manera intermitente, la sombra de la varilla se proyecta en la pantalla a la derecha o a la izquierda, según cual sea la luz que la ilumine. Físicamente sucede que, cuando se enciende una lamparita y luego se la apaga y se enciende la otra y se apaga; la sombra de la varilla aparece y desaparece en un lugar y luego aparece y desaparece en otro lugar. En síntesis, no hay movimiento físico, sólo se prenden y apagan los focos de luz, de manera intermitente. Sin embargo, el sujeto sometido a este experimento, "ve" una sombra que se mueve de un lado a otro.
Este fenómeno llamado "movimiento aparente" fue tomado por los psicólogos de la escuela de Wundt como una "ilusión", como un juicio erróneo del observador y nunca fue considerado como un hecho perceptivo. Los hechos perceptivos, sostenían los psicólogos bajo el dominio de la Psicología Clásica, sólo se podían componer de "sensaciones locales independientes". Pero Max Wertheimer, a pesar de su condición de discípulo de Wundt, se pregunta por este error y tanto él como otros investigadores, repitiendo el experimento, prueban que "el movimiento aparente" es un "hecho perceptivo" tan real como el llamado movimiento "real". Llegan a posicionarse de una manera diferente frente a lo que, en principio, era catalogado como error en el diseño de investigación y falta de entrenamiento en "introspección experimental" por parte de los sujetos que se sometían a las experiencias de laboratorio. En sus investigaciones les llama la atención la frecuencia de informes verbales, que contrariamente a lo esperado, hacían referencia al ilusorio movimiento. Se trata del mismo efecto de movimiento de las imágenes que vemos en el cine, donde una fotografía es sustituida rápidamente por otra, sin proyectar luz en la pantalla durante el cambio de cuadro fotográfico. Descripta como fenómeno físico, una película es sólo una secuencia de distintas fotografías en reposo y por tanto, los movimientos que vemos cuando se proyecta una película son todos "aparentes".
No es la asociación de hechos locales independientes lo que puede explicar esta experiencia perceptiva, sino en todo caso, la interacción dinámica de estímulos locales, bajo ciertas condiciones temporales y espaciales. Otro grupo de hechos, "demostraciones vívidas y notables" al decir de Howard Gardner; fueron las llamadas "ilusiones geométricas". Se trata de distorsiones de formas visuales debidas a otras formas que aparecen en sus entornos.
Los dibujos están formados objetivamente por círculos trazados con toda exactitud. Pero como los círculos están rodeados por otros diseños, el resultado es que las imágenes perceptivas de los círculos geométricos, ya no son círculos.
Figuras A y B Estas sorprendentes "percepciones" también fueron consideradas errores de juicio o de interpretación por parte del observador, ya que se concebía que la percepción de la disposición en el espacio tenía que estar determinada por la disposición geométrica de los correspondientes datos físicos producidos por los trazos en la figura. La experiencia consciente se consolidaba como producto de la sumatoria de sensaciones en correspondencia con estímulos externos y específicos, que habían ingresado a través de vías sensoriales específicas. Si el informe verbal de las personas se contradecía con estas afirmaciones, simplemente estaba errado, distorsionado por ideas previas, recuerdos; el sujeto de experimentación no estaba suficientemente entrenado para realizar una correcta introspección de su experiencia perceptual consciente inmediata.
Los Psicólogos de la Forma hacen caso omiso de esta interpretación y al intentar comprender lo que sucede con el fenómeno de la percepción, sus observaciones se refieren desde un principio a conjuntos, totalidades dentro de las cuales operan interacciones dinámicas y no copias fieles del estímulo físico. Una demostración, antecedente del enfoque de la Gestalt, fue efectuada en 1890 por Chistoph von Ehrenfels, un discípulo austríaco de Franz Brentano, que tenía un particular interés en el estudio de la percepción de melodías musicales. Sostuvo que una melodía posee una "cualidad de la forma" o "Gestaltqulitäten", que trasciende la suma de los elementos particulares que la componen y que permite que una melodía conserve su identidad aún cuando sea ejecutada en claves diferentes, con distintos instrumentos e intensidades de sonido. Es posible, a partir del mismo conjunto de elementos o notas, producir una melodía totalmente distinta y a la inversa, seleccionar un conjunto, perteneciente a otro tono musical y producir una melodía que sería aprehendida como "la misma" que la primitiva. Las ideas de von Ehrenfels, tan similares a las de los psicólogos de la Gestalt, no alcanzan a tener gran repercusión en la psicología de la época y esto se debe a que la versión oficial de la psicología de ese momento está comprometida con el modelo desplegado por Wundt. Deben pasar muchos años y reiteración de investigaciones, para poner en cuestionamiento los pilares de la psicología fundacional. Recién en 1912, es cuando Max Wertheimer da a conocer públicamente una interpretación diferente acerca de los experimentos de "movimiento aparente" anteriormente expresado. Max Wertheimer (1880-1943) es considerado como el principal fundador de la Escuela de la Gestalt, pero su tarea la realiza estrechamente asociado con sus colegas Wolfgang Köhler (1887-1967) y Kurt Koffka (1886-1941). Los tres se propusieron fundar una psicología que pudiera dar cuenta de lo significativo e inmediatamente organizado de la experiencia psicológica consciente, conservando el espíritu experimental y rechazando cualquier intento de descomposición de la vida psicológica. Al recapitular la historia de la Psicología de la Gestalt, Köhler[1]recuerda: "Wertheimer formuló la pregunta siguiente: si se asume que el campo visual se compone de elementos locales llamados sensaciones ¿dónde están esos elementos locales?, ¿nos ha dicho alguien, alguna vez, que para él el campo visual es un mosaico compuesto por piezas tan pequeñas?. Si nunca hemos oído de tales afirmaciones ¿cuál es el fundamento empírico de la tesis atomística en nuestro campo de investigación? Lo que la gente menciona cuando se refiere a los contenidos de su campo visual son principalmente objetos visuales: vasos, platos, mesas, sillas, casas, árboles, otras personas, perros, gatos, etc. Todos estos objetos son parte del campo visual; pero lejos de ser elementos minúsculos, la mayor parte de ellos son individualidades bastante grandes o "todos". (pag75-76) Una sintética expresión, que se convirtió en carta de presentación de la Gestalt, permite resumir la posición que adoptan: "El todo es más que la suma de las partes" Esta afirmación, relativamente simple, puso en duda los fundamentos mismos de la psicología elementalista asociacionista. Veamos que implicancias se sintetizan en esta idea.
La experiencia psicológica lleva consigo una cualidad de totalidad que no puede encontrarse en sus partes constitutivas cuando son aisladas. Lo que posee la totalidad, jamás puede ser representado por una sucesión o agregación de elementos que componen esa totalidad. Se impone la inclusión, la coexistencia y no la agregación sucesiva de elementos. La totalidad se capta de una sola vez, porque todo se da junto y de manera inmediata. Nunca la cualidad total puede ser efecto de una generalización a partir de casos. El todo es el punto de partida de la experiencia psicológica y jamás el de llegada. Mientras la psicología elementalista supuso que las propiedades de las partes al ser asociadas determinan las características de la totalidad, la Gestalt sostuvo que es la organización estructural global la que determina el lugar y significado de cualquier parte componente. En este sentido una misma sensación, o elemento local, puede cobrar distinto significado según la totalidad a la que pertenezca. Por ejemplo, un sabor, un aroma, un gusto, son estructurados a partir de la conducta en la que están incluidas y no a la inversa. Si bien psicofisiológicamente una sensación puede ser definida en sí misma, por su cualidad, intensidad, duración, etc. y puede mantener sus propiedades a pesar de incluirse en diferentes tipos de conductas; este esfuerzo analítico sólo las desvitalizaría al eliminar el contexto en el que tienen expresión la conducta. En la vida cotidiana desaparece la identidad molecular de cada sensación tornándose significativas al incluirse en la totalidad de la experiencia conductual. A continuación se ofrece como ejemplo de captación de totalidad, una descripción literaria, que sin ser sumativo-agregativa ni expresar una sucesión de elementos para llegar a componernos la personalidad de quien es descripto, permite que nos imaginemos la estructura, la totalidad de la persona, "lo propio de ese ser". Es interesante ya que no se apela a los prototípicos ejemplos vinculados a lo perceptivo visual, que clásicamente se utilizan para permitir la comprensión de la idea de totalidad: "…en un fragmento de novela religiosa, hace Mörike, una descripción de una joven que acaba de entrar: "Un cuello gracioso y largo aumentaba su talla ligera, más bien mediana. Ricamente anudadas, trenzas negras corren en forma de guirnalda sobre su frente clara, que, modelada de la manera más bella por el dedo espiritual de la naturaleza, coronan dos ojos de azul nocturno. Además un vestido sencillo, amarillo claro, un ancho cinturón con un singular dibujo negro, me parecieron perfectamente correspondientes a la personalidad propia de ese ser." [2]Es una bella descripción de la totalidad y no un barrido sucesivo de las características.
Desde la perspectiva de la Gestalt, toda producción de conducta, todo proceso psicológico implicado es una totalidad organizada y con significado, ya que lleva consigo una cualidad estructural que no puede reducirse a las partes que la componen. Este propósito de estudiar la experiencia consciente como totalidad organizada y significativa, se constituye en objeto de sus estudios sistemáticos. Percibir una situación, imaginarla, resolver un problema, producir una solución, sólo se pueden comprender como fenómenos humanos si entendemos a la conducta como "molar", como totalidad organizada. El término alemán Gestalt es apropiado para denominar a esta escuela ya que significa forma, figura o configuración, implicando, entonces, oposición a cualquier tipo de análisis reduccionista de la experiencia psicológica, que si se llegara a aplicar, sólo conduciría a la misma destrucción de la experiencia.
Derrocan el punto de vista asociacionista imperante en las psicologías de su tiempo, tanto en la escuela de Wundt y sus continuadores, como en la psicología conductista. Para ambos casos, consideraron que el psicólogo sólo se ocupó de artificios y abstracciones, de los productos finales del análisis y que poco importa si este análisis se hace en términos de introspección experimental o de reducción del comportamiento a reflejos condicionados. De una manera sintética podemos decir que la Gestalt representa un punto de vista molar en Psicología en oposición al punto de vista molecular adoptado por las psicologías elementalistas asociacionistas.
Los aportes para la comprensión del fenómeno de la percepción
Fue en el área de la percepción donde el programa "gestalt" produjo las contribuciones más originales y valiosas, en particular en lo que se refiere a los principios de organización del campo perceptivo visual. Con esto no se quiere expresar que no realizaron contribuciones importantes en otras áreas de la psicología, significa, más bien, que las aportaciones más destacadas y características pertenecieron al campo de la percepción. Sin embargo, su esquema teórico se extendió también a otros aspectos cognitivos, como el aprendizaje, el pensamiento, el razonamiento, los estudios de la personalidad, los fenómenos grupales, entre otros, intentando siempre detectar las formas o estructuras organizadas que están presentes en cualquier fenómeno psicológico, sea cual fuere el material en el que se explicita.
Al preguntarse cómo se organiza la percepción, responden que la experiencia perceptiva es una totalidad en la cual la relación entre las partes que la componen tiene significado a partir de las leyes de composición de la estructura total de esa experiencia.
Partiendo de este principio de organización o estructura, deducen que el valor de cada elemento que compone el campo perceptual depende de la totalidad en la cual se halla incluido y que el mismo puede variar cuando forma parte de otro contexto perceptivo al lograr un nuevo equilibrio. Lo percibido, desde el inicio posee organización y significación.
Cuando los gestaltistas ponen el acento en destacar nuestra posibilidad de captar unidades perceptivas estructuradas y significantes desde el inicio, se están contraponiendo al empirismo. Afirman que el peso de la experiencia pasada no es lo que determina el resultado de la experiencia psicológica actual, o sea no es la reiteración de conexiones y asociaciones a partir de historias de aprendizaje, repeticiones y refuerzos o la rememoración de experiencias pasadas lo que otorga significación. Ésta es producto de la organización emergente, de la dinámica del campo actual ordenada de acuerdo a leyes y principios que la regulan.
Pero a pesar de estas afirmaciones, no caen en la posición diametralmente opuesta: el innatismo. Sostienen que cualquier experiencia psicológica, por ejemplo la perceptiva, es producto de autodistribuciones dinámicas de fuerzas que se despliegan en el campo experiencial actual y nunca están exclusivamente determinadas por las experiencias pasadas. Si la explicación de base empirista fuese correcta, en el campo perceptivo sólo se distinguirían entidades conocidas y en realidad las cosas no suceden así, los conocimientos que tenemos de los objetos no son los responsables de su existencia como totalidades significativas. De esta manera se pueden comprender las "ilusiones" que no habían podido ser explicadas por Wundt y sus discípulos. No es la experiencia pasada con los hechos físicos lo que determina que se perciba movimiento aparente o las llamadas distorsiones de figuras geométricas, referidas anteriormente; ellas son producto del equilibrio logrado entre interacciones de fuerzas presentes en el campo actual temporal y espacial de la experiencia. Al observar lo real se acepta la experiencia de manera directa, aquello que se presenta de manera manifiesta; en esto consiste la actitud fenomenológica que impregna el método de estudio adoptado por la Gestalt. Se capta inmediatamente lo genuino de la experiencia psicológica, incluso los aspectos que no son específicamente mensurables. El conocimiento objetivo de una experiencia perceptiva, por ejemplo, no se logra mediante la medición de las variables que supuestamente están en juego, o conociendo acerca de la fisiología de los órganos sensoriales; la objetividad es captada en la experiencia directa. Por tanto, no es necesario establecer condiciones experimentales que permitan la medición de variables (modelo que si es adoptado por los enfoques positivistas), para poder afirmar objetivamente lo que una persona percibe, cómo resuelve algún problema, cómo razona o cómo se conduce en un grupo.
Una hipótesis determinante para la comprensión de los fenómenos estudiados por la Gestalt es la del isomorfismo, término de origen griego (iso/aproximadamente igual y morfismo/forma), que intenta dar cuenta de una identidad estructural entre el plano de la experiencia consciente directa y los procesos fisiológicos subyacentes a la misma. De esta manera se afirma que si conocemos las leyes que organizan la experiencia fenoménica necesariamente conocemos a su vez, las leyes que rigen el funcionamiento cerebral. Esta hipótesis viene a oponerse a la concepción elementalista y asociacionista del sistema nervioso, preocupada por descubrir centros cerebrales específicos, con funciones bien localizadas, conducciones nerviosas fijas y rígidas, etc., cual si fueran partes de una maquinaria que puede reflejar de manera exacta las características físicas de los estímulos del mundo. La Gestalt propone, en cambio, una concepción del sistema nervioso entendido como un todo dinámico, funcionalmente flexible y no suma de zonas cerebrales; las leyes de funcionamiento cerebral serían, entonces, análogas a las que rigen la organización del campo perceptual. Proponen la existencia de procesos corticales que operarían de manera similar a campos de energía electromagnética como la que se genera alrededor de un imán. Tal campo es como un continuo y todo lo que afecta a una parte de él, afectaría a la totalidad en cierta medida. Mediante el isomorfismo se establece que no existe una relación punto por punto entre el estímulo externo y la imagen mental de ese estímulo, resultando por tanto que la forma perceptiva es una representación del mundo físico y no su copia fotográfica, es un equilibrio logrado, siempre instantáneo y cualquier cambio en el campo estimular produce un cambio tanto en la forma psicológicamente percibida, como en los campos corticales, siempre implicados. Cabe aclarar que el postulado del isomorfismo ha sido muy criticado tanto desde las investigaciones en neurofisiología que no han podido contrastarla, como desde las implicancias filosóficas que supone, quedando una polémica abierta sobre este tema. Los psicólogos de la Gestalt enuncian además del isomorfismo, otros principios o leyes que lo complementan, con el fin de favorecer una comprensión más acabada acerca de la dinámica perceptual que se produce en el campo actual de la experiencia consciente. Algunos de ellos se detallan a continuación:
"Ley de la pregnancia o de la buena forma": expresa que la percepción siempre adopta la mejor forma posible, coordinando la totalidad de los factores que coexisten en el campo perceptivo en un momento determinado.
"Ley del cierre" o inclusión: se refiere a nuestra tendencia a percibir formas "completas", aun partiendo de datos perceptuales incompletos. Por ejemplo, seguimos el ritmo de una canción aunque se corte por momentos el sonido; frente a un dibujo incompleto reconstruimos o imaginamos rápidamente lo faltante; cuando leemos buscando errores de tipeo, no distinguimos con facilidad las alteraciones en las letras de las palabras o las letras faltantes. En todas estas situaciones tendemos a completar y cerrar la acción en pos de sostener el significado en su conjunto, sin distinguir algunos vacíos.
"Ley de la proximidad": aquello que está próximo en tiempo y espacio en nuestro campo perceptual tiende a agruparse significativamente. Por ejemplo, ruidos dispersos que se reiteran en el tiempo terminan conformando significativamente un ritmo, o sea, como consecuencia de la proximidad temporal tendemos a agruparlos y a otorgarles un significado musical; estrellas próximas en el cielo han sido identificadas como constelaciones o sea totalidades particularmente significativas que por la proximidad espacial se particularizan y distinguen de otras.
"Ley de figura-fondo": según la cual la organización de la percepción se da siempre en función de un recorte que define una figura sobre un fondo. El ejemplo más difundido es el de las figuras reversibles, que permiten ver una copa o dos perfiles enfrentados, según sea el recorte de figura y fondo.
"Ley de la semejanza": según la cual lo similar en tamaño, color, peso o forma tiende a ser percibido como conjunto o totalidad.
Un tema que aún no ha sido explicitado es el concepto de "campo". La psicología gestaltista considera a la realidad como psicofísica. Según lo ya expresado, los gestaltistas consideraron que el mundo de la experiencia no es el mismo que el mundo físico y para recalcar tal distinción por un lado se refieren al campo psicofísico, para representar la visión que el perceptor tiene de la realidad y por otro la situación física, para referir al mundo físico.
El campo psicofísico es siempre la experiencia actual, donde se producen los cambios en la experiencia perceptiva. El concepto de campo está vinculado a otros términos como: distribución de fuerzas, condiciones de equilibrio, interacción entre partes, vectores, valencias, etc.; todos son instrumentos conceptuales provenientes de complejas formalizaciones de la física que fueron utilizados con el propósito de poder explicar que el resultado fenoménico de la experiencia no depende de un modelo mecánico sino de un modelo dinámico. Les fue posible traducir en términos dinámicos, lo que hasta ese momento se describía sólo en términos mecánicos.
Construir una "teoría de campo" significó detectar las reglas precisas que regulaban las interacciones entre las partes que constituyen la totalidad de una experiencia. Nos referimos, por ejemplo a las "leyes y principios" anteriormente explicitados: figura-fondo, buena forma, proximidad, cierre, semejanza, etc.
Koffka (1935) se propuso estudiar la conducta como un acontecimiento en un campo psicofísico, lo cual significó, sintéticamente, estudiar la organización del campo, lo que significa, las fuerzas coexistentes, la influencia de las fuerzas en los movimientos del cuerpo y del yo. Podríamos expresar, para resumir, algunas características que resultan centrales a fin de identificar un proyecto como el desarrollado por los psicólogos de la Gestalt:
Adoptan un enfoque estructuralista, estudiando la experiencia consciente como totalidad organizada y significativa, contraponiéndose de esta manera a cualquier enfoque elementalista y asociacionista.
Comprenden cualquier forma de expresión conductual, entre ellas la experiencia consciente en el acto de percibir, como una producción dinámica, en oposición a una concepción mecanicista y estática del fenómeno.
El campo dinámico es siempre actual, se pueden describir las condiciones de producción y estructuración del mismo, la totalidad que en él se expresa; pero no se interesan por la medición y cuantificación de los fenómenos. El sentido de actualidad que le otorgan al campo fue ampliamente criticado por Jean Piaget, que por el contrario, optó por un enfoque genético estructural de la construcción de los conocimientos.
La experiencia anterior no cumple papel relevante en la constitución del campo dinámico actual, acentuando de esta manera su inclinación antiempirista, sin adoptar por ello un enfoque innatista.
Metodológicamente combinan observación y experimentación. La observación es denominada fenomenológica, esto significa que la realización de las descripciones de la experiencia directa se realiza de la manera más natural y plena como sea posible, contraponiéndose así, a la fragmentación de la experiencia y al experimentalismo de las posturas positivistas. No consideran necesario reiterar las experiencias para obtener las evidencias que quieren mostrar, en tal sentido se denominan "experimentos cruciales".
En los momentos iniciales, la Psicología de la Gestalt emerge como reacción al elementalismo asociacionista de la escuela constituída por W. Wundt, en un segundo momento las críticas se dirigen al conductismo, esto está en relación con circunstancias históricas vinculadas con el advenimiento del nazismo, que fuerza a los teóricos de la Gestalt a emigrar hacia Estados Unidos, donde reina el imperio conductista. Ambas corrientes se confrontan de manera irreconciliable, ya que como se ha explicado sus bases epistemológicas son completamente divergentes. En este contexto, el movimiento se disgrega y pierde fuerza.
Es importante considerar que el mérito de la escuela gestaltista es haber ido más allá de la mera crítica, ya que se convirtieron, a partir de sus desarrollos teóricos y su modo de investigación, en un hito positivo e importante para la psicología científica.
Han hecho sentir su influencia en círculos cada vez más amplios, se realizaron aplicaciones a los estudios de la personalidad, la motivación, la psicología social, con producciones como las de K. Lewin, S. Asch, y F. Allport, entre otros.
Son meritorias, entre otras, las contribuciones de Wertheimer, quien se propuso analizar las condiciones que favorecen los actos inteligentes y creativos, analizó los procesos y las condiciones educativas que posibilitan el pensamiento productivo y no sólo el reproductivo, (asimilado a la visión conductista del aprendizaje).
Otro hito fundamental lo constituyen los desarrollos de Kurt Lewin, quien con ayuda de conceptos de la topología (una rama de la matemática) se interesó en describir situaciones de dinámica grupal, vinculando las ideas de la Gestalt con la Psicología Social.
Bibliografía
Caparrós, A.: La psicología y sus perfiles, Barcanova, Barcelona, 1984.
Heidbreder, E.: Psicologías del siglo XX, Paidós, Buenos Aires, 1960.
Koffka, K.: Principios de psicología de la forma, Paidós, Buenos Aires, 1953.
Kohler, W.: Psicología de la forma, Argonauta, Buenos Aires, 1948.
Sambrín, M.: La psicología de la Gestalt, en Legrenzi, P.: Historia de la Psicología, Cap. V, Herder, Barcelona, 1986.
El estructuralismo genético de Jean Piaget
Lic. María Elena Colombo Asistiremos, en este trabajo introductorio, al descubrimiento de una obra monumental, por el carácter original de su producción, y por los programas de investigación fecundos que generó en un dominio del saber en el que la psicología de su época se hallaba muy distante de lograr una sistematicidad en los constructos explicativos sobre la cognición humana.
El desafío de Piaget parte de sus inquietudes filosóficas acerca del problema del conocimiento, que desde adolescente lo acompañan. La desconfianza que le inspiran los razonamientos especulativos lo llevan a plantearse sus interrogantes de manera que puedan ser estudiados científicamente con control experimental. Así es como en 1955 crea en Ginebra el Centro Internacional de Epistemología Genética donde se pone en marcha un programa interdisciplinario en el que convergen científicos de distintas disciplinas reunidos por un interés epistemológico común. Por medio de métodos experimentales van a estudiar la formación de las estructuras básicas del conocimiento humano a lo largo del desarrollo infantil.
La propuesta de Piaget fue verdaderamente escandalosa. ¿Cómo podían encontrarse ideas epistemológicas interesantes estudiando lo que saben los niños? ¿Qué pueden ellos pensar sobre la teoría de la relatividad o sobre la teoría de los conjuntos? ¿A quién se le podía ocurrir resolver problemas epistemológicos interrogando a niños? ¿Cómo suponer que preguntando a los niños podrían resolverse problemas filosóficos que preocuparon durante siglos? La respuesta es corta pero de justificación compleja. Piaget destruyó la concepción de la ilogicidad del pensamiento infantil. Pudo mostrar que el pensamiento lógico tiene un largo proceso de construcción que antecede incluso a las etapas de manifestación de la conducta lingüística, y además señaló la continuidad entre las estructuras cognitivas del niño que construye un mundo estable, más allá de las variabilidades perceptuales, y las teorías que construye el científico acerca de ese mundo.
Una breve descripción de un gran científico
Jean Piaget nace en Neuchâtel, Suiza, en 1896 y muere también en Suiza en 1980. Su padre, según lo describe Piaget en su "Autobiografía"[3], era un hombre de espíritu escrupuloso y crítico, a quien no le gustaban las generalizaciones apresuradas y que supo transmitir a su hijo el valor del trabajo sistemático. Su madre, inteligente y bondadosa, era una protestante convencida que presionó a su hijo para que siguiera una instrucción religiosa sobre los fundamentos de la doctrina cristiana. La confluencia de las inquietudes de ambos padres generaron en el espíritu de este joven adolescente, una crisis determinada por la imposibilidad de articular el pensamiento religioso de su madre y la rigurosidad y sentido crítico de su padre. El problema era cómo conciliar el dogma religioso con la biología. La lectura de Bergson, "La evolución creadora", fue para él una revelación que le permitió dar los primeros pasos en la resolución de sus interrogantes. La identificación de Dios con la vida misma le permitió ver en la biología la explicación de todas las cosas. Sin embargo, esta lectura, no brindándole justificaciones convincentes por la ausencia de una base experimental, lo mueven, tempranamente, al desarrollo de sus actividades de investigación.
A los 11 años publica su primer artículo, una observación biológica titulada "Un gorrión albino" e ingresa como aprendiz en el museo de Historia Natural de su ciudad natal, iniciándose así en el estudio de los moluscos. A los 16 años publica una serie de artículos sobre malacología y en virtud de los mismos se le ofrece un cargo en esa especialidad, que Piaget rechaza en razón de ser un estudiante del colegio secundario. Durante este período lee entre otros autores a Kant, Bergson, Spencer, Comte, Durkheim, P. Janet y escribe sus primeros ensayos filosóficos.
En 1918 obtiene el doctorado en Ciencias Naturales en la Universidad de Neuchâtel con una tesis titulada: "Introducción a la malacología valaisana", y parte hacia Zurich en búsqueda de una formación en psicología experimental, necesaria a su parecer, para poder elaborar la epistemología biológica a la que aspira.
En París, en 1919, sigue estudios de psicología con Piéron, Delacroix y Dumas y de lógica y filosofía de las ciencias. Comienza a trabajar en el laboratorio de Binet, donde se le encarga la estandarización de un test de razonamiento. Piaget se interesa por indagar los mecanismos subyacentes de las respuestas "erróneas" de los niños y encuentra una metodología apropiada a su propósito -el método clínico- y así este trabajo se convierte en el primero sobre la lógica de clases y de relaciones en el niño.
En 1921 Claparède, director del Instituto Jean Jacques Rousseau de Ginebra, lo invita a integrarse al mismo. Dos años más tarde publica su libro: "El lenguaje y el pensamiento en el niño". Secundado por su esposa, Valentine Châtenay, que había sido alumna suya en el Instituto, comienza los estudios sobre inteligencia preverbal.
Fue designado profesor en diferentes universidades: Neuchâtel, Ginebra, Lausana, etc., lugares en los que enseñó psicología, filosofía y sociología. Fue titular de una veintena de doctorados honoris causa: en La Sorbona, Harvard, Río de Janeiro, Bruselas, Chicago, Montreal, Varsovia, Manchester, Oslo, Cambridge, entre otros.
En 1942 Henri Piéron lo invita a dictar un curso en el Collège de France. Francia está bajo la ocupación alemana. Piaget se siente honrado de poder trabajar junto a colegas y amigos que, de diversas maneras, se enrolan en la resistencia. Ese curso se publica en 1947 bajo el título: "La psicología de la inteligencia".
En 1955 crea el Centro Internacional de Epistemología Genética, en Ginebra, centro que constituye la culminación de sus proyectos iniciales y el punto de partida de una nueva disciplina.
A los 76 años se retira de la docencia pero continúa activo en la investigación. En 1975 publica una obra fundamental: "La equilibración de las estructuras cognoscitivas", donde presenta un modelo general del desarrollo del pensamiento. Un mes después de su muerte la Universidad Pedagógica de México organiza una semana de conferencias en su homenaje en la que Emilia Ferreiro recuerda una cita de Piaget que dice lo siguiente: "Es el ideal que personalmente trato de alcanzar, seguir siendo niño hasta el final (porque) la infancia es la fase creadora por excelencia." Esta crónica sintética nos muestra el trabajo continuo, fecundo y basto de un investigador que supo sostener sus convicciones y también generar en sus discípulos y continuadores el interés y la dedicación por la investigación de la construcción de los mecanismos responsables del pensamiento lógico del ser humano, justamente aquellos que nos hacen ser racionales.
Su larga vida, así como le permitió realizar una gran empresa, también le permitió gozar de una popularidad cada vez más creciente, sobre todo a partir de la segunda mitad de este siglo.
Por qué epistemología y psicología genética
Para comprender la nueva disciplina que Piaget creó es necesario conocer cuáles son los interrogantes de los que parte su autor, cuáles son sus inquietudes y qué proyecto realiza, y al mismo tiempo es importante precisar cuál es su objeto especifico de estudio y que método utiliza.
La Psicología Genética no se origina de interrogantes planteados dentro del ámbito de la psicología, tampoco se origina de problemas planteados en campos de aplicación específicos, sino que ella nace de una problemática epistemológica[4]Esta psicología tiene en su trasfondo una problemática netamente filosófica acerca del conocimiento y a la que va a querer dar respuesta. La pregunta es: ¿qué conocemos y cómo conocemos?. Vieja pregunta que acompaña las preocupaciones y las reflexiones de los filósofos desde la Grecia Clásica. ¿Cómo las va a plantear Piaget? Su pregunta inicial la formula del siguiente modo: ¿cómo se pasa de un estado menor conocimiento a un estado de mayor conocimiento?. Él realiza esta pregunta desde el lugar de la ciencia. Se interroga por el conocimiento, pero no desde una formulación filosófica sobre la idea general de qué es el conocimiento. Esto lo toma como un hecho, es decir que él parte de que hay multiplicidad de conocimientos científicos porque el conocimiento no se deriva de la percepción, como lo sostenía la tradición empirista, sino que intenta dar cuenta del recorrido por el que estos conocimientos se han construido. La pregunta apunta a explicar cómo se construyen los conocimientos científicos, cuál es su génesis.
La originalidad de Piaget reside en que para responder a esos interrogantes decide preguntárselos a los niños. Tratando de entender el desarrollo o la construcción del conocimiento a lo largo de la historia del pensamiento científico, él establece un paralelo entre la construcción del conocimiento científico y lo que puede ser la ontogenia, cómo se va dando la construcción del conocimiento en el niño.
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