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Pildoras para una buena comunicación: Padres vs adolescentes (página 3)


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Herramientas para dominar el temperamento: autoconciencia y autocontrol

Dado que el enojo puede ser poderoso, a veces, controlarlo puede representar un desafío. Controlar sentimientos de enojo implica mucha autoconciencia y autocontrol. Y desarrollar estas habilidades lleva tiempo.

La autoconciencia es la capacidad de observar qué sientes y piensas, y por qué. Los niños pequeños no son muy conscientes de lo que sienten, simplemente lo expresan en su comportamiento. Por eso tienen un berrinche cuando están enojados. Los adolescentes, sin embargo, tienen la capacidad mental de autoconciencia. Cuando te enojes, tómate un momento para observar qué sientes y piensas.

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El autocontrol es sobre pensar antes de actuar. Es pone algunos valiosos segundos o minutos entre sentir una emoción fuerte y actuar de una manera de la que te arrepentirás.

En conjunto, la autoconciencia y el autocontrol te permiten tener más opciones sobre cómo actuar cuando sientes una emoción intensa como el enojo.

Prepárate para hacer un cambio

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Decidir tomar el control de tu enojo (en lugar de dejar que el enojo te controle a ti) significa observar de manera profunda las formas en las que has estado reaccionando cuando te enfadas. ¿Tiendes a chillar y gritar o a decir cosas hirientes, malas e irrespetuosas? ¿Arrojas objetos, das patadas o golpes de puño a la pared, rompes cosas? ¿Golpeaste a alguien, te hiciste daño a ti mismo o empujaste o trataste mal a otras personas?

Para la mayoría de las personas que tienen problemas para manejar el mal carácter, reaccionar de esta manera no es lo que desean. Se sienten avergonzados por sus comportamientos, y creen que éstos no reflejan quiénes son verdaderamente, lo mejor de sí mismos.

Todos pueden cambiar, pero sólo si lo desean. Si deseas hacer un gran cambio con respecto a cómo manejas tu enojo, piensa acerca de lo que obtendrás de ese cambio. ¿Más respeto a ti mismo? ¿Más respeto de los demás? ¿Menos tiempo sintiéndote fastidioso o frustrado? ¿Un enfoque más relajado de la vida? Recordar por qué deseas cambiar puede ayudar.

Recordarte a ti mismo que hacer un cambio lleva tiempo, práctica y paciencia también puede ayudar. No sucederá de repente. Controlar el enojo implica desarrollar nuevas habilidades y nuevas respuestas. Como con cualquier habilidad, como jugar al básquet o aprender piano, practicar una y otra vez ayuda.

¿Por qué estoy de tan mal humor?

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¿Te ocurre alguna vez que te enfadas o irritas con facilidad sin tener ninguna razón? ¿O que cambias de humor y te sientes triste sin saber por qué? Cambiar de la tristeza al enfado y de vuelta a la alegría en cuestión de minutos puede hacer que los adolescentes se sientan como si estuvieran perdiendo el control. ¿Por qué estos cambios tan bruscos de sentimientos son tan comunes entre los adolescentes?

Tener que hacerle frente a cambios y presiones constantes son parte de la respuesta. Quizás has comenzado a asistir a una nueva escuela y no has podido ver a tus antiguos amigos tanto como quisieras. Obtener buenas notas o querer mejorar en los deportes u otras actividades pueden ser una preocupación para muchos adolescentes. Puede que se sientan como si no tuvieran tiempo suficiente para hacer todo.

Ser adolescente significa luchar con la identidad y la imagen de sí mismo. Ser aceptado por los amigos es percibido como algo sumamente importante. Los adolescentes también pueden darse cuenta, por primera vez, de una sensación de distanciamiento de sus padres o familias. Puede que quieras estar solo y tomar tus propias decisiones, pero al mismo tiempo puede ser abrumador y puede que te sientas solo de vez en cuando. Asi como este período de tu vida puede ser divertido y excitante, también puede ser una temporada de confusión y conflicto. Puede tomar algún tiempo para que los adolescentes y sus familiares se sientan cómodos ante la transición entre la niñez y la adultez.

Otra causa importante de los cambios de carácter es la biología. Cuando comienza la pubertad, el cuerpo comienza a producir hormonas sexuales. Estas hormonas – el estrógeno y la progesterona en las hembras y la testosterona en los varones – causan cambios físicos en el cuerpo. Pero en algunas personas estas hormonas también son las responsables de causar cambios emocionales – los altibajos en tu estado de ánimo que a veces te hacen sentir fuera de control.

Entender que casi todas las personas atraviesan cambios en su estado de ánimo durante la adolescencia puede que haga que estos momentos sean más fáciles de manejar.

Cuando se trata de algo más que un estado de ánimo

Sentirse irritable o con temperamento fácil de exaltar pueden ser signos de depresión. También lo son los sentimientos de aburrimiento y desesperación.

Muchas personas piensan que estar deprimido es sentirse triste, pero la depresión también puede manifestarse mediante cambios de carácter, impaciencia, aburrimiento, enojo, y desinterés. Cuando la depresión intercede con tu forma de disfrutar la vida o relacionarte con otras personas, es un signo de que debes de hacer algo al respecto, hablar con una persona que te aconseje o con un terapeuta que te ayude a manejar esta condición.

Método de cinco pasos para controlar el enojo

Si sucede algo que te hace sentir enojado, este método puede ayudarte a controlar tu reacción. Se denomina método de resolución del problema porque debes comenzar con el problema por el que estás enfadado. Luego sopesas las opciones y decides qué harás.

Cada paso implica hacerte a ti mismo un par de preguntas, y luego contestarlas en función de tu situación en particular.

Tomemos este ejemplo: Hay una fiesta a la que tienes pensado ir, pero tu madre te acaba de decir que debes limpiar tu cuarto si quieres ir a la fiesta. El enojo al rojo vivo comienza a aparecer.

Aquí te contamos qué hacer:

1) Identifica el problema (autoconciencia). Comienza por observar qué te hace enojar y por qué. Pon en palabras lo que te hace alterar para que puedas actuar en lugar de reaccionar.

Pregúntate: ¿Qué me hace enojar? ¿Qué es lo que siento y por qué? Puedes hacer esto mentalmente o en voz alta, pero debes ser claro y específico. Por ejemplo: "Estoy muy enojado con mi mamá porque no me deja ir a la fiesta hasta que limpie mi cuarto. ¡No es justo!" Tu sentimiento es enojo, y te sientes enojado porque podrías no ir a la fiesta.

Observa que no es lo mismo que decir "Mi mamá es muy injusta conmigo". Esa declaración no identifica el problema específico (que no puedes ir a la fiesta hasta que limpies tu cuarto) y no expresa cómo te sientes (enojado).

2) Piensa en posibles soluciones antes de responder (autocontrol). Aquí es donde te detienes por un minuto para darte tiempo a fin de controlar tu enojo. También es donde empiezas a pensar en cómo podrías reaccionar, pero sin reaccionar aún.

Pregúntate: ¿Qué puedo hacer? Piensa en al menos tres cosas. Por ejemplo, en esta situación podrías pensar:

(a) Podría gritarle a mi mamá y tener un ataque.

(b) Podría limpiar mi cuarto y luego preguntar si puedo ir a la fiesta.

(c) Podría escaparme e ir a la fiesta de todas formas.

3) Considera las consecuencias de cada solución (piénsalo bien). Aquí es donde piensas acerca de cuál es el resultado probable de cada una de las diferentes reacciones que te planteaste.

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4) Toma una decisión (escoge una de las opciones). Aquí es donde actúas al elegir una de las tres cosas que podrías hacer. Observa la lista y escoge la opción que probablemente sea la más eficaz.

Pregúntate: ¿Cuál es mi mejor opción? Para el momento en que lo has pensado bien, probablemente evitaste gritarle a tu mamá, que es una respuesta instintiva. Es posible que también hayas decidido que escaparte es muy riesgoso. Es probable que ninguna de estas opciones te permita ir a la fiesta. Por lo tanto, la opción (b) parecería ser la mejor opción.

Una vez que eliges tu solución, es momento de actuar.

5) Revisa tu progreso. Después de que hayas actuado y la situación haya finalizado, dedica algo de tiempo a pensar sobre cómo estuvo.

Pregúntate: ¿Cómo lo hice? ¿Las cosas salieron como lo esperaba? En caso de que no haya sido así, ¿por qué no? ¿Estoy satisfecho con la elección que hice? Tomar algún tiempo para reflexionar sobre cómo las cosas funcionaron después de que todo terminó es un paso muy importante. Ayuda a que aprendas sobre ti mismo y te permite evaluar qué método de resolución del problema funciona mejor en diferentes situaciones.

Date una palmadita en la espalda a ti mismo si la solución que elegiste funcionó bien. En el caso de que no haya funcionado, vuelve a revisar los cinco pasos y observa si puedes averiguar por qué.

Estos cinco pasos son bastante simples cuando estás tranquilo, pero es mucho más difícil seguirlos cuando estás enojado o triste (es como en la práctica de básquet: hacer tantos es mucho más fácil que en el juego real cuando sientes presión). Por lo tanto, practicar una y otra vez ayuda.

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Otras formas de controlar el enojo

Intenta estas cosas incluso si no estás enojado ahora mismo, para ayudar a evitar que se desarrollen sentimientos de enojo en tu interior.

Haz ejercicio. Sale a caminar o a correr, haz ejercicio o ve a practicar algún deporte. Muchos estudios han demostrado que el ejercicio es una excelente manera de mejorar el humor y disminuir los sentimientos negativos.

Escucha música (con tus auriculares). También se ha demostrado que la música puede cambiar el humor de una persona bastante rápido. Y si bailas, estarás haciendo ejercicio, y obtendrás dos beneficios en uno.

Escribe tus pensamientos y emociones. Puedes escribir cosas de muchas maneras; por ejemplo, en forma de diario, o de poesías o canciones propias. Después de haber escrito algo, puedes conservarlo o tirarlo; no importa. Lo importante es que escribir tus pensamientos y sentimientos puede mejorar la manera en la que te sientes. Cuando observas, calificas y liberas los sentimientos a medida que surgen poco a poco, estos no tendrán la oportunidad de desarrollarse en tu interior.

Dibuja. Hacer garabatos, dibujos o bosquejos de tus pensamientos y sentimientos también podría ayudar.

Medita o practica respirar profundamente. Esto funciona mejor si lo haces regularmente, dado que es más una técnica general de control del estrés que puede ayudarte a usar el autocontrol cuando estás enfadado. Si lo haces regularmente, descubrirás que es menos probable que el enojo se desarrolle.

Habla de tus sentimientos con alguien en quien confíes. Muchas veces existen otras emociones, como miedo o tristeza, debajo del enojo. Hablar acerca de estas puede ayudar.

Distráete. Si descubres que estás sufriendo sobre algo y no puedes superarlo, hacer algo que haga que tu mente se olvide de lo que te está afectando puede ayudar (mirar TV, leer o ir al cine).

Estas ideas pueden ser útiles por dos motivos:

  • Ayudan a calmarte cuando sientes que tu enojo podría explotar. Cuando necesites calmarte, haz una o más de las actividades de la lista anterior. Piensa que estas son alternativas a hacer algo de lo que te arrepentirás, como gritarle a alguien. Algunas de estas, como escribir tus sentimientos, pueden ayudarte a liberar la tensión y comenzar con el proceso de pensamiento al mismo tiempo.

  • Te ayudan a controlar el enojo en general. ¿Qué sucede si no existe un problema inmediato que resolver, si simplemente necesitas mejorar tu humor? A veces, cuando estás enojado, sólo necesitas dejar de pensar en cuán enfadado estás.

Cuéntales a tus padres, a tu maestro, a tu consejero o a otro adulto en quien confíes si alguna de estas cosas te ha estado sucediendo:

  • Tienes un sentimiento duradero de enojo sobre cosas que te han sucedido en el pasado o que te suceden ahora.

  • Te sientes irritable, disgustado o de mal humor la mayor parte del tiempo.

  • Sientes un enojo o rabia constantes contigo mismo.

  • Sientes enojo que dura por días o te incita a querer lastimarte a ti o a otra persona.

  • Participas de peleas o discusiones con frecuencia.

Estos podrían ser indicios de depresión o de algo más, y no deberías manejarlo solo.

El enojo es un sentimiento fuerte. A veces, puede resultar abrumador. Aprender cómo lidiar con las emociones fuertes (sin perder el control) es parte de convertirse en una persona más madura. Requiere un poco de esfuerzo, un poco de práctica y un poco de paciencia, pero puedes lograrlo si lo deseas.

Tomando las riendas

A continuación detallamos algunas de las cosas que pueden ayudarte a manejar mejor esos momentos en los que te encuentres de mal humor:

  • Date cuenta que no estás solo. Aunque no todos los adolescentes experimentan los mismos cambios de humor, estos son comunes en la adolescencia.

  • Cuenta hasta diez. O toma aliento o haz algo que te haga tranquilizarte durante unos momentos, especialmente si te sientes enfadado o irritable. Trata de analizar la situación desde el punto de vista de un observador inteligente.

  • Habla con las personas en la que confías. Los amigos pueden ayudarse los unos a los otros cuando se dan cuenta de que no son los únicos en experimentar ciertos sentimientos. Hablar con los padres también es importante. Tus padres pueden compartir contigo sus propias experiencias sobre cómo controlan sus momentos de mal humor. Además, ellos apreciarán que trates de explicarles cómo te sientes en vez de responder con un portazo. Los maestros y los consejeros suelen ser buenos recursos, y un doctor puede guiarte en temas del desarrollo. Esconder tus sentimientos en tu interior hace que parezcan más terribles de lo que son.

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  • Haz ejercicio. Hacer ejercicio con regularidad produce más beta-endorfina, la hormona que controla el estrés y mejora el estado de ánimo. Corre, juega tenis, monta tu bicicleta o dale puños a una bolsa de boxeo.

  • Duerme lo suficiente. Aunque puede que sea difícil que tengas tiempo, descansar lo suficiente es muy importante. Estar cansado puede ocasionar más tristeza e irritabilidad.

  • Crea. Participa en algún tipo de proyecto, como comenzar un diario, construir algo con madera o comenzar una pieza de arte o de música. Escribir puede ayudarte a organizar y expresar tus pensamientos y sentimientos y ayudará a hacer todo más llevadero. No te preocupes en cuanto a la gramática, las faltas de ortografía o de puntuación; lo importante es que escribas tus pensamientos. Haz lo mismo en proyectos de pintura, escultura, música u otras formas de expresión de arte. Pon tus sentimientos en tus trabajos de arte.

  • Llora. No hay nada malo con llorar, de hecho, llorar suele hacer sentir mejor a las personas. Sin embargo, si te encuentras triste, irritable, aburrido o desesperado la mayor parte del tiempo o si no consigues olvidar tus tristezas, puede que estés deprimido y necesites ayuda de un consejero o un doctor.

  • Espera. Así como puedes sentirte de mal humor sin ninguna razón aparente algunas veces, este estado de ánimo también puede pasar.

2.3. ¿Por qué discuto tanto con mis padres?

La ropa que llevas. Los alimentos que comes. El color de las paredes de tu habitación. A dónde vas y cómo llegas allí. Con quién sales. A qué hora te acuestas por la noche.

Te preguntarás qué tienen en común todas esas cosas. Son unos pocos de los cientos de ejemplos de cosas que tus padres controlaban en tu vida cuando eras un niño. Cuando eras un niño, no tenías voz ni voto en muchas de las cosas que sucedían en tu vida; tus padres tomaban todas las decisiones, desde qué comías a la hora del desayuno hasta qué pijama te ponías para dormir. Y esto es lo que corresponde. Los niños necesitan ese tipo de protección y asistencia, porque no son lo bastante maduros para cuidar de sí mismos ni para tomar decisiones sobre cuestiones importantes.

Pero, con el tiempo, los niños crecen y se convierten en adolescentes. Y parte del hecho de ser un adolescente consiste en desarrollar una identidad propia, una identidad que es diferente de la de tus padres. Es completamente normal que los adolescentes tengan sus propias opiniones, ideas y valores sobre la vida; eso es precisamente lo que los prepara para la etapa adulta.

Pero, mientras tú vayas cambiando y convirtiéndote en esa nueva persona capaz de tomar sus propias decisiones, es posible que a tus padres les cueste bastante adaptarse al cambio. Todavía no han tenido tiempo para acostumbrarse a tu nuevo "yo"; todavía te ven como a aquel niño a quien no le importaba que lo decidieran todo por él.

En la mayoría de las familias, es este proceso de adaptación lo que suele provocar muchas discusiones entre padres e hijos. Tú quieres decorar las paredes de tu habitación con carteles y ellos no entienden por qué han dejado de gustarte los dibujos que siempre has tenido en tu dormitorio. A ti te parece bien pasar el tiempo con tus amigos en el centro comercial cada tarde al salir de la escuela, pero ellos preferirían que practicaras algún deporte. Este tipo de enfrentamientos son muy frecuentes entre padres e hijos durante la adolescencia: los adolescentes se enfadan porque consideran que sus padres no los respetan y no les dejan espacio para hacer lo que les gusta, y los padres se enfadan porque no están acostumbrados a no tener el control o porque no están de acuerdo con las decisiones de los adolescentes.

Es fácil acabar muy dolido en este tipo de conflictos. Y cuestiones más complejas, como el tipo de amigos que tienes o tu actitud hacia el sexo o salir por las noches, pueden desencadenar discusiones incluso más fuertes, porque tus padres siempre intentarán protegerte y garantizar tu seguridad, independientemente de la edad que tengas.

La buena noticia sobre las discusiones que tienes ahora con tus padres es que en muchas familias este tipo de peleas disminuyen a medida que los padres se van haciendo a la idea de que sus hijos tienen derecho a tener sus propias opiniones y una identidad que puede diferir bastante de las suyas. De todos modos, es posible que tanto tú como tus padres necesiten varios años para adaptarse a los nuevos roles. Mientras tanto, haz un esfuerzo por comunicarte con tus padres lo mejor posible.

A veces te parecerá imposible, como si tus padres no fueran capaces de entender tu punto de vista y nunca fueran a cambiar. Pero el hecho de hablar y expresar educadamente tus opiniones puede ayudarte a ganarte el respeto de tus padres, y podrán llegar a acuerdos satisfactorios para ambas partes. Por ejemplo, si estás dispuesto a limpiar tu habitación para poder volver a casa una hora más tarde, tanto tú como tus padres saldrán ganando. Además, ten en cuenta que todos los padres han sido adolescentes y en la mayoría de los casos pueden hacerse una idea de lo que están pasando sus hijos.

2.4. Cómo decirles a tus padres que estás embarazada

Han pasado 3 días desde que le dieron los resultados; sin embargo, Tina aún no puede creer que la prueba de embarazo haya dado positivo. No lo puede sacar de su mente. Siente que su vida ha cambiado por completo. Sabe que debe decírselo a sus padres. Pero no está segura de estar preparada para su probable reacción.

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¿Confundida? No estás sola

Si acabas de enterarte de que estás embarazada, no estás sola.

Es probable que te sientas confundida, asustada o conmocionada por la noticia. Quizás pienses: "esto no puede estar sucediendo". Te prometes a ti misma que en el futuro tendrás mucho más cuidado. Y sabes que probablemente se lo tengas que decir a tus padres.

Cómo prepararte para hablar con tus padres

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No importa el nivel de cercanía que tengas con tus padres, seguramente te preguntarás cómo reaccionarán. Una cosa es que tus padres se den cuenta de que estás manteniendo relaciones sexuales y que estén de acuerdo con eso. Pero otra es si te han prohibido que salieras con alguien o si el sexo prematrimonial está completamente en contra de sus valores y creencias.

La mayoría de los padres tienen una posición intermedia. Por ejemplo, algunos padres tienen valores muy liberales pero aun así se horrorizan al enterarse de que su hija adolescente tuvo relaciones sexuales. Incluso los padres que saben que sus hijos adolescentes mantienen relaciones sexuales pueden sentirse decepcionados o preocupados por su futuro.

La personalidad de tus padres también juega un papel en cómo reaccionarán. Algunos padres son más tranquilos o accesibles para hablar durante una crisis. Algunos son más sensibles, se estresan más fácilmente o son más propensos a enojarse o disgustarse, gritar o llorar, expresarse en voz muy alta.

La mayoría de los padres quiere apoyar a su hija que está embarazada (o a un hijo que ha dejado embarazada a una adolescente), aun cuando están enojados o molestos al principio. Sin embargo, algunos pueden reaccionar con violencia ante la noticia y dejar que el enojo se salga de control. Si crees que tus padres podrían pertenecer a esta categoría, (por ejemplo, si tienen antecedentes de violencia física) lee la sección "Cómo protegerte" que se encuentra al final de este artículo.

Al comienzo, algunos padres no demuestran cómo se sienten. Es posible que les lleve tiempo asimilar la noticia. Otros reaccionan rápidamente y no hay dudas acerca de sus sentimientos. Algunos te escucharán y serán comprensivos con tus sentimientos. Algunos padres entrarán en acción, se harán cargo y te dirán lo que debes hacer.

Piensa cómo han reaccionado tus padres ante otras situaciones. Intenta imaginar cómo podrían responder, pero recuerda que es imposible saberlo con certeza. Aun así, pensar acerca de qué esperar puede ayudarte a sentirte preparada para la conversación que planeas tener.

Lecturas de reflexión para padres e hijos

Carta de un hijo a su padre

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Un padre que pasa por la alcoba de su hijo se asombró al ver la cama tan bien arreglada y todo bien recogido. Entonces vio un sobre colocado de forma prominente en el centro de la cama.

Estaba dirigida a, "Papá"

Con la peor premonición, él abrió el sobre y leyó la carta con las manos temblorosas:

Estimado Papá, es con gran pesar y dolor que estoy escribiéndote. Yo tenía que escapar con mi nueva novia porque quise evitar una escena con mamá y contigo. He encontrado una pasión real con Ana y ella es tan buena, incluso con todas sus perforaciones, los tatuajes, y su ropa apretada de montar la Motocicleta. Pero no es sólo la pasión papá, ella está embarazada y Ana me dijo que estaremos muy contentos. Aunque usted no la quiera ya que ella es mucho mayor que yo, ella ya posee un remolque en los bosques y tiene una pila de leña para calentarnos durante el invierno entero. Ella quiere tener muchos más niños conmigo y ése es ahora también uno de mis sueños.

Ana me enseñó que la marihuana realmente no hiere a nadie y la estaremos cultivando para nosotros y negociándola con sus amigos para vivir, y conseguir toda la cocaína y éxtasis que queremos. Mientras tanto, esperaremos que la ciencia encuentre una cura para el SIDA para que Ana pueda mejorar, se lo merece, es una buena chica.

No te preocupes Papá, yo tengo ahora 15 años y sé cuidarme. Algún día estoy seguro de que regresaremos a visitaros para que podáis conocer a vuestros nietos y a Ana, la mujer de mi vida.

Tu hijo, Miguel

P.D.: Papá nada de lo anterior es verdad. Yo estoy arriba en la casa del vecino.

Solo quise recordarte que hay cosas en la vida mucho peores que la tarjeta del informe escolar que está en mi escritorio.

¡Te quiero!

Llámame cuando pueda volver a la casa.

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El abrazo, salvador de vidas

Se ha comprobado que todos necesitamos contacto físico para sentirnos bien, y una de las formas más importantes de contacto físico es el abrazo.

Cuando nos tocamos y nos abrazamos, llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros propios sentimientos.

Algunas veces no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimos, el abrazo es la mejor manera.

Hay veces que no nos atrevemos a decir lo que sentimos, ya sea por timidez o porque los sentimientos nos abruman, en esos casos se puede contar con el idioma de los abrazos.

Los abrazos, además de hacernos sentir bien, se emplean para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad. Provocan alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en quien es tocado.

Acrecienta la voluntad de vivir en los enfermos. Pues debes saber que cuatro abrazos al día son necesarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer como personas.

¿Que nos brinda un abrazo?

Protección: El sentirnos protegidos es importante para todos, pero lo es más para los niños y los ancianos quienes dependen del amor de quienes los rodean.

Seguridad: Todos necesitamos sentimientos seguros. Si no lo conseguimos actuamos de forma ineficiente y nuestras relaciones interpersonales declinan.

Confianza: La confianza nos puede hacer avanzar cuando el miedo se impone a nuestro deseo de participar con entusiasmo en algún desafío de la vida.

Fortaleza: Cuando transferimos nuestra energía con un abrazo, aumentan nuestras propias fuerzas.

Salud: El contacto físico y el abrazo imparten una energía vital capaz de sanar o aliviar dolencias menores.

Autovaloración: Mediante el abrazo podemos transmitir un mensaje de reconocimiento al valor y la excelencia de cada individuo.

Que no se nos olvide lo importante que es abrazar a quienes amamos y cuanto bien nos hace a todos abrigarnos el corazón con la calidez de un abrazo…

Un abrazo: Hace y dice muchísimo, abraza a tu amigo, abraza a tu ser querido, abraza a tus niños, abraza a tus mayores, abraza a tu mascota… ¡¡Abrázalo todo!!

Más allá del dinero

Se cuenta una preciosa historia de una familia pobre que tenía la facultad de tomar todas las cosas por su lado positivo. Una mujer rica se interesó por ayudarlos.

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Un día la visitó un vecino de la familia pobre y le dijo a la señora que no les ayudara porque la estaban embaucando.

"Los niños de aquella familia siempre comen cosas deliciosas, lujos que ni yo puedo permitirme" – dijo el vecino -. La mujer rica fue a visitar esta familia al mediodía.

Estaba parada junto a la puerta, a punto de llamar, cuando oyó que una de las niñitas le preguntaba a otra:" ¿Te vas a servir carne con puré hoy?" "No, creo que comeré pollo asado" respondió la otra niña. Al oír eso la mujer golpeó la puerta y entró inmediatamente. Vio a las dos niñas sentadas a la mesa en la que había unas pocas rebanadas de pan seco, dos papas frías, un jarro de agua y nada más.

A sus preguntas contestaron que imaginaban que su pobre comida era toda suerte de manjares y el juego hacía que la comida les fuera un verdadero festín. "Usted no sabe lo delicioso que es el pan cuando una lo llama torta de frutillas." " Pero es mucho más rico si lo llamas helado de crema", dijo la otra niña.

La señora rica salió de allí con una nueva idea de lo que significa el contentarse con lo que se tiene. Descubrió que la felicidad no está en las cosas, sino en los pensamientos.

No pidamos que cambie nuestra suerte, pidamos ser transformados nosotros.

Tu sonrisa

Tu sonrisa es la foto de tu alma.

Toma una sonrisa, regálala a quien nunca la ha tenido.

Toma un rayo de sol, hazlo volar allá en donde reina la noche.

Descubre una fuente, haz bañar a quien vive en el barro.

Toma una lágrima, ponla en el rostro de quien nunca ha llorado.

Toma la valentía, ponla en el ánimo de quien no sabe luchar.

Descubre la vida, nárrala a quien no sabe entenderla.

Toma la esperanza y vive en su luz.

Toma la bondad y dónala a quien no sabe donar.

Descubre el amor y hazlo conocer al mundo.

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Papá olvida

Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida.

He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama.

Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo.

Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo.

Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado.

Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con la mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: "¡Adiós, papito!" y yo fruncí el entrecejo y te respondí: "¡Ten erguidos los hombros!"

Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí.

Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso.

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¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste tímidamente, con una mirada de perseguido? Cuando levanté la vista del diario, impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta.

"¿Qué quieres ahora?", te dije bruscamente.

Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me echaste los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni aun el descuido ajeno puede agostar.

Y luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos por la escalera.

Bien, hijo: poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos y entró en mí un terrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mí la costumbre?

La costumbre de encontrar defectos, de reprender; ésta era mi recompensa a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado de ti. Y medía según la vara de mis años maduros.

Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas.

Así lo demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso importa esta noche, hijo. He llegado hasta tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado, lleno de vergüenza.

Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto.

Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rías. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual: "No es más que un niño, un niño pequeñito".

Temo haberte imaginado hombre.

Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía. Ayer estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro.

He pedido demasiado, demasiado…

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No te rindas

Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida.Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote.El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error.Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala.De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tú siempre has de ganar.No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño.Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.No olvides que la causa de tu presente es tu pasado así como la causa de tu futuro será tu presente.Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán.Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tú mismo eres tu destino.Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer.Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es: el pretexto de los fracasados.

Los hermanos

No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes cayeron en un conflicto. Este fue el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua.

Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.

Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero.

– "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso".

– "Sí", dijo el mayor de los hermanos, tengo un trabajo para usted.

Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor.

La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvío el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor.

¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más.El carpintero le dijo: "Creo que comprendo la situación".

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.

Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo.

El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó.

No había ninguna cerca de dos metros. En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.

En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo:- "Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho".

Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.- "No, espera". "Quédate unos cuantos días, tengo muchos proyectos para ti", le dijo el hermano mayor al carpintero.

"Me gustaría quedarme", dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes por construir".

Muchas veces dejamos que los malentendidos o enojos nos alejen de la gente que queremos, muchas veces permitimos que el orgullo se anteponga a los sentimientos, no permitas que eso pase.

Antes de que los hijos crezcan

Hay un periodo cuando los padres quedan huérfanos de sus hijos. Es que los niños crecen independientes de nosotros, como árboles murmurantes y pájaros imprudentes. Crecen sin pedir permiso a la vida. Crecen con una estridencia alegre y a veces, con alardeada arrogancia.

Pero no crecen todos los días, de igual manera crecen de repente. Un día se sientan cerca de ti en la terraza y te dicen una frase con tal naturalidad que sientes que no puedes más ponerle pañales. ¿Dónde quedó la placita de jugar en la arena, las fiestitas de cumpleaños con payasos, los juguetes preferidos?

El niño crece en un ritual de obediencia orgánica y desobediencia civil. Ahora estas allí, en la puerta de la discoteca, esperando que él/ella no solo crezca, sino aparezca. Allí están muchos padres al volante, esperando que salgan zumbando sobre patines y cabellos largos y sueltos.

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Allá están nuestros hijos, entre hamburguesas y gaseosas en las esquinas, con el uniforme de su generación, e incomodas mochilas de moda en los hombros. Allí estamos, con los cabellos casi emblanquecidos. Esos son los hijos que conseguimos generar y amar a pesar de los golpes de los vientos, de las cosechas, de las noticias y observando y aprendiendo con nuestros errores y aciertos. Principalmente con los errores que esperamos que no repitan. Hay un periodo en que los padres van quedando un poco huérfanos de los propios hijos. Ya no los buscaremos más de las puertas de las discotecas y de las fiestas.

Pasó el tiempo del piano, el ballet, el inglés, natación y el karate. Salieron del asiento de atrás y pasaron al volante de sus propias vidas. Deberíamos haber ido más junto a su cama al anochecer, para oír su alma respirando conversaciones y confidencias entre las sabanas de la infancia.. Y a los adolescentes cubrecamas de aquellas piezas llenas de calcomanías, posters, agendas coloridas y discos ensordecedores. No los llevamos suficientemente al cine, a los juegos, no les dimos suficientes hamburguesas y bebidas, no les compramos todos los helados y ropas que nos hubiera gustado comprarles.

Ellos crecieron, sin que agotásemos con ellos todo nuestro afecto. Al principio fueron al campo o fueron a la playa entre discusiones, galletitas, congestionamiento, navidades, pascuas, piscinas y amigos. Si, había peleas dentro del auto, la pelea por la ventana, los pedidos de chicles y reclamos sin fin. Después llegó el tiempo en que viajar con los padres comenzó a ser un esfuerzo, un sufrimiento, pues era imposible dejar el grupo de amigos y primeros amoríos. Los padres quedaban exiliados de los hijos. "Tenían la soledad que siempre desearon", pero de repente morían de nostalgia de aquellas "pestes."

Llega el momento en que solo nos resta quedar mirando desde lejos, torciendo y rezando mucho para que escojan bien en la búsqueda de la felicidad, y que la conquisten del modo más completo posible. El secreto es esperar. En cualquier momento nos pueden dar nietos. El nieto es la hora del cariño ocioso y picardía no ejercida en los propios hijos, y que no puede morir con nosotros.

Por eso, los abuelos son tan desmesurados y distribuyen tan incontrolable cariño. Los nietos son la última oportunidad de reeditar nuestro afecto. Así somos, solo aprendemos a ser hijos después que somos padres, solo aprendemos a ser padres después que somos abuelos.

CARTA A MI PADRE…

Hoy ya hace 5 años de tu partida; 5 años en que me dejaste sola de una manera inesperada y que aún no logro aceptar.

Hoy vuelven a mi esos recuerdos de ese día tan penoso para mí y que aun llevo muy dentro sin poder evitar pensarte con nostalgia y dolor.

Un dolor que se fue apoderando de mí desde el momento mismo que te fuiste; que abandonaste mis brazos y dejaste un vacío en mi corazón y un sentimiento de fragilidad en mi alma…

No puedo evitar, al escribirte hoy derramar lágrimas de impotencia recordando esos últimos momentos vividos; en donde te tenía en mis brazos rogándole a Dios que no te llevara aun; que permitiera que te quedaras conmigo un poco más, sin poder evitar que poco a poco tu aliento se fuera y sin entender por qué te rendías ante el hecho de que la vida se te estaba yendo…

Quizás en mi propio egoísmo, por tenerte a mi lado, no me dejaba comprender que ya te sentías cansado y que ya no querías vernos sufrir más cada vez que tu salud se deterioraba…; pero mi propio sentir me impedía ver más allá de mis propios sentimientos papá…

Y es ahora que me doy cuenta de eso…

Hace unos días una persona me dijo que quizás mi sufrimiento se debiera a que no pudimos despedirnos como quizás debimos…y meditándolo mucho me di cuenta que si fue así; por eso cada vez que te recordaba moría de dolor por dentro y me sentía culpable de no haber podido dar vuelta a esa situación…de no haber podido hacer nada para evitar que me dejaras ese día…

Y recuerdo cuando ese día me tomaste de las manos; mientras me mirabas; y me decías…-"me estoy muriendo gordita…, no puedo evitarlo…cuida a tu madre y no llores por mí….Yo estoy bien, piensa que ya no voy a sufrir más, que estaré en paz…"-

Y yo me negaba a aceptarlo pidiéndote que no te fueras, que no me dejaras, que no podría seguir sin vos papá; sin pensar que te hacia más dolorosa tu partida al verme sufrir y rogar…,la cual no pude evitar porque ya estaba predestinado que ese día te irías…

Y así fue…falleciste…te fuiste para siempre, y te llore, te llore muchísimo, demasiado quizás porque aun hoy lo hago…

Por eso el día de hoy, en que se hace fecha de tu partida decidí dejar atrás mis penas y recordarte de otra manera; una manera menos penosa para mí y que quizás me ayude de ahora en más a aceptar este vacío que dejaste en mi…; escribiéndote estas líneas pues siento que es mi mejor homenaje a vos querido papá.

Ahora es que comprendo que en donde estas te sentís libre; liberado de tu enfermedad, de tus dolores y de tus angustias…y que si no cambio mi actitud no podrás descansar en paz; porque se perfectamente que no quieres que te recuerde con dolor sino con alegría al saberte bien…

Por eso de hoy en más mis lágrimas no serán de amargura y sufrimiento; ni siquiera de culpabilidad…,sino que serán de dicha…,de saberte liberado de tu cuerpo físico enfermo y viviendo en plenitud…esperando que algún día volvamos a reencontrarnos y podamos darnos ese abrazo que quedo pendiente entre nosotros….

Gracias por haberme enseñado afrontar la vida con valentía y determinación, a haberme enseñado lo que es el bien y el mal, a saber captar la esencia de las cosas simplemente mirándolas, gracias por haberme dado éste carácter que me ayuda en mi diario vivir…y gracias por sobre todas las cosas por haberme dado la vida y por haberme enseñado en 31 años a ser mejor persona…

GRACIAS POR HABER EXISTIDO PAPÁ QUERIDO ¡NO SABES LO QUE TE EXTRAÑO Y LA FALTA QUE ME HACES¡¡¡

TE QUIERO…

TU HIJA…SANDY

Bibliografía

http://www.romsur.com/edfamiliar/papel.htm , La función del padre de familia,

Moreno Millán José, Profesor de Primaria, Psicopedagogo y Orientador Familiar.

http://www.autorescatolicos.org/angelgutierrezelpapel.htm , El papel de los padres en la educación, ,Gutiérrez Sanz Ángel.

http://guiajuvenil.com/padres/index.php, Guía para padres de hijos adolescentes

http://www.iestiemposmodernos.com/escuelapadres/socorro.htm, Escuela de padres, tiempos modernos

http://www.revistasaludalternativa.com/como-mejorar-la-comunicacion-entre-padres-e-hijos/

Salud alternativa, Viviana Otero. Psicoanalista. Red Asistencial "Nuevos Caminos".

www.rebecacohen.com.ar/comunicacion.pdf, comunicación entre padres e hijos en edad adolescente Lic. Rebeca Cohen

www.nuestrosninos.com/guias_adolescencia.html. Nuestros niños: guía para preadolescentes y adolescentes

 

 

Autor:

Gianella Katherine Ochoa Quico

Silvia Sana Quilluya

2011

Partes: 1, 2, 3
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