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Enfoques y estrategias para un plan de desarrollo territorial


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Las nuevas características y condicionantes de las sociedades rurales y urbanas en el Perú
  3. Limitaciones de los enfoques tradicionales
  4. Necesidad de sistematizar y difundir los casos exitosos en la sociedad civil, en los proyectos del Estado y en el sector privado
  5. Conceptos de desarrollo territorial
  6. Elementos y componentes que definen al desarrollo territorial
  7. Objetivo y estrategias para el desarrollo territorial

Introducción

¿Por qué es necesario un nuevo enfoque de desarrollo? Porque persiste la pobreza y la indigencia en nuestros países. Porque ha ocurrido cambios radicales en el contexto global y en las reglas del juego de las economías y las sociedades urbanas y en sus relaciones con el medio rural. Porque el crecimiento económico de nuestros países es desigual y excluyente. Porque el centralismo y el desarrollo económico en determinadas cabeceras de regiones ha ocasionado demasiada exclusión socio-económica en las subregiones periféricas y, por tanto, han ocasionado emigraciones masivas de los pobres de esas subregiones excluídas hacia las subregiones de mayor desarrollo, con lo cual se ha trasladado la pobreza hacia las grandes ciudades y, con ello, también se han incrementado los índices de pobreza no solamente en el medio rural, sino también en el medio urbano.

Por otro lado, también han ocurrido cambios muy significativos en las características de las sociedades rurales y urbanas. Hay nuevas demandas y objetivos de la sociedad rural. Por ejemplo, en la denominada "urbanización del medio rural" se expresa el deseo de que la población rural quiere vivir con las mismas comodidades del medio urbano (luz eléctrica, educación de mayor calidad, mejor vivienda, trabajos más decorosos y mejor remunerados, etc.).

Sin embargo, estas reivindicaciones no pueden solucionarse si sigue imperando el centralismo, la desintegración y el aislamiento entre las regiones y localidades, entre la ciudad y el campo, si siguen aisladas las políticas sectoriales, si no hay una voluntad institucional para integrar y lograr la cohesión interinstitucional y territorial.

En tal sentido, los enfoques tradicionales no son una respuesta a las necesidades del desarrollo, como el enfoque del desarrollo urbano o rural aislados uno de otro o como el enfoque de los polos de desarrollo. Así como el de la simple búsqueda de ventajas comparativas en determinadas subregiones, pero que ha significado el abandono de otras zonas pobres. Igualmente también han pasado a ser obsoletas las estrategias nacionales compuestas por políticas ministeriales aisladas, sin planes integradores a nivel nacional, regional y local.

Por otro lado, continuará la pobreza si se sigue tomando decisiones centralizadas en el Estado sin considerar las decisiones propias de las entidades regionales y locales. Esas viejas decisiones no han logrado superar la pobreza y el crecimiento desigual en el Perú, donde resulta oportuno citar una expresión adecuada a esta situación de A. Schejtman y J. Berdegué (2002): "Si queremos resultados diferentes, no podemos seguir haciendo más de lo mismo". Es decir, se requiere de nuevos enfoques y conceptos. Se requiere de nuevas orientaciones en las políticas con nuevas decisiones y prácticas integradas o cohesionadoras para el desarrollo. El enfoque del desarrollo territorial es una opción central en esta búsqueda de nuevas alternativas para el desarrollo del país.

Las nuevas características y condicionantes de las sociedades rurales y urbanas en el Perú

Sin embargo, con los cambios y el mejoramiento del patrón de cultivos o en la estructura empresarial en algunas subregiones del país (diversidad de productos agrícolas para la exportación y cambios en la escala empresarial que va desde la mini-empresa hasta la mediana) se ha acelerado la inserción de las economías rurales y de las ciudades intermedias en el proceso de globalización.

En tales procesos se opacan espontáneamente los límites de distinciones y el aislamiento entre los mercados intercomunales, distritales o provinciales de alimentos, insumos y materias primas. Con la globalización se acrecienta, pues, la necesidad de la integración de esos mercados. De acuerdo a ello, la capacidad de competir globalmente pasa a ser una condición indispensable para la viabilidad de las economías rurales y de las ciudades locales intermedias, así como de las cabeceras de las regiones y ya no solamente de la capital del país.

En tales procesos cambian las identidades o diferencias entre lo sectorial agropecuario y lo rural. Casi la mitad del ingreso de los hogares rurales de la región provienen de actividades no agrícolas.

Las culturas rurales también se transforman muy rápidamente. El Perú es un país predominantemente urbano, pero con una ruralidad también muy importante a tal punto que impregna su sello en la mayoría de las ciudades del país[1]Esos cambios tienen un impacto muy significativo en la cultura rural. En esos procesos también se observa que las mujeres rurales se van incorporando masivamente al mundo del trabajo más allá de sus parcelas agrícolas.

El incremento de las actividades no agropecuarias en el sector rural modifica también las relaciones dentro de las familias y las comunidades; igualmente cambian también las relaciones y la participación de los géneros y las generaciones en la producción y en las actividades extra-parcelarias. Se ha incrementado también la cultura de la protección del medio ambiente y los recursos naturales, no solamente en la población que vive en el medio rural, sino también en la población y en las instituciones asentadas en el medio urbano.

La globalización y los procesos de intensificación de una economía de mercado revelan con mayor claridad los problemas del "mercado imperfecto", sobre todo en las regiones con predominio rural y con régimen de pequeña propiedad sobre la tierra agrícola. Igualmente se revela con mayor claridad los efectos de la centralización de los mercados financieros, del capital humano, la tecnología, la información, el mercado de trabajo y el capital natural mejorado con sistemas de riego, todos ellos mayormente centralizados en la capital del país o en la costa peruana.

No obstante, en nuestro país se hace intentos por institucionalizar la democracia y la regionalización, procesos en el que mediante la descentralización se tiende a transferir responsabilidades y competencias a las regiones, donde los gobiernos locales comienzan a ser actores protagónicos del desarrollo rural y urbano.

Limitaciones de los enfoques tradicionales

Según A. Schejtman y J. Berdegué.2002, entre las limitaciones más notorias de los enfoques tradicionales y que deben ser superadas por el enfoque de desarrollo territorial[2]se tienen las siguientes:

  • Hacen caso omiso del alto grado de heterogeneidad que caracteriza a las sociedades rurales y de los centros urbanos de la periferia y, por lo tanto, la necesidad de políticas diferenciadas.

  • Desconocen el carácter multidimensional de la pobreza rural. Las zonas marginadas de los centros urbanos tienden a enfrentarla con respuestas unívocas.

  • Están centrados en la actividad agrícola, no incorporan el carácter multi-activo de las unidades familiares rurales.

  • No intervienen en corregir las fallas o ausencias de mercado frecuentes en el mundo rural, que afectan en particular a los pequeños y medianos productores y empresarios y a los pobres.

  • Desvinculan con frecuencia las acciones orientadas a la transformación productiva.

  • Carecen de capacidad para adecuar las propuestas estratégicas o las políticas gestadas centralmente, a las potencialidades y restricciones específicas que presenta cada localidad o, a la inversa, no incorporan desde el inicio consideraciones de replicabilidad y amplificación (upscaling) de las experiencias exitosas.

  • En un sentido más amplio, no consideran los efectos potenciales que un determinado desarrollo del núcleo urbano pudiera tener, tanto en la transformación productiva de la actividad rural, como en las condiciones de vida y de trabajo de la población, en particular de los pobres.

Necesidad de sistematizar y difundir los casos exitosos en la sociedad civil, en los proyectos del Estado y en el sector privado

Las políticas sociales que han pretendido propiciar el desarrollo, sobre todo en los planes de desarrollo local, no han considerado propuestas que nazcan de los ejemplos de las experiencias de las familias o de aquellos productores (urbanos o rurales) que han tenido éxito productivo, económico y organizativo. Estos ejemplos de familias exitosas permitirán convencernos de que es posible construir el desarrollo humano a partir de las capacidades y potencialidades locales. Héctor Béjar (2001.Pág. 20), en una actitud crítica a los programas que no han recogido esos ejemplos, escribe:

"Los programas de alivio a la pobreza han subestimado o ignorado las capacidades y potencialidades de la población, al tratarla en muchos casos, a partir de sus carencias, sólo como objeto de ayuda asistencial. Se requiere enfatizar mucho más la participación de la población en el diseño, ejecución y evaluación de los programas y promover su capacidad creativa para darles sostenibilidad".

Uno de los medios principales para diagnosticar las potencialidades y capacidades locales es identificar los productos que tienen posibilidades de proporcionar a sus localidades mayores ventajas competitivas. En el mismo sentido, es importante también ubicar a los líderes o ciudadanos "virtuosos" que existen en la región, que no obstante las restricciones y problemas locales, vienen teniendo éxito en algunas de las actividades productivas o de servicios en la región.

Estos líderes son prototipos del desarrollo endógeno porque muestran autosuficiencia productiva y están resolviendo los problemas en la producción, de gerencia o en las transacciones comerciales. En ese sentido, el éxito logrado fortalece su autoestima local y muestra la viabilidad de las propuestas, impactan con su ejemplo, tienen credibilidad, son líderes locales y son "exitosos", tienen "sueños" realizables y capacidad de prever cambios sostenibles, practican la cultura local y conocen su realidad local, hablan con el mismo idioma, conocen la memoria colectiva y la historia local.

Hay muchas experiencias de desarrollo local que vienen avanzando en todo el país. Como son los casos de productos de exportación como de Aracachas en Cutervo (Cajamarca) o alcachofas en Ancash, que son productores que manejan mejores técnicas de producción agropecuaria. Hay lugares turísticos con nuevas orientaciones como es el turismo vivencial y multiplicidad de otros éxitos económicos vienen lográndose en diversas comunidades pobres del Perú, como es el caso de las comunidades de Llachón en Capachica y Anapia en Huancané en Puno.

En concordancia con estos nuevos procesos de crecimiento en muchas localidades del país, se requiere de nuevos enfoques para las propuestas de desarrollo y de nuevas políticas económicas que faciliten el desarrollo desde las regiones y provincias, desde el agro, el turismo y los pequeños productores, pero articulados en planes integrales de desarrollo territorial.

Conceptos de desarrollo territorial

En principio debe distinguirse las diferencias entre las nociones de "territorio" en términos de los recursos físicos o naturales y la noción del desarrollo territorial en términos de dinámica social y cultural. El concepto de "territorio" corresponde a aquellos espacios en donde se localizan los recursos naturales (agua, suelos, plantas y animales) y los seres humanos, agrupamientos humanos articulados entre sí. Se observan también en esos territorios las unidades productivas de diversos tamaños, división del trabajo y encadenamientos importantes de producción y consumo. En este sentido, un "territorio" puede corresponder a una micro-cuenca o cuenca[3]a una micro región o a un conjunto de municipios ubicados en un determinado espacio geográfico.

En cambio el "desarrollo territorial" es el plan o proyecto que hacen los actores sociales y las poblaciones para que, en ese espacio o el territorio en términos físicos, provoquen el cambio o el desarrollo. En tal sentido, Gallicchio, E y Winchester (2003), refiriéndose al desarrollo territorial explica lo siguiente: "Este no es el espacio físico. Debe ser visto no como un lugar donde las cosas suceden o aterrizan, sino como una variable, una construcción social. El territorio es, en esta perspectiva, a la vez condicionador y condicionado por, y desde, las acciones de los actores y las comunidades".

Por su parte Schejtman y J. Berdegué.2002, amplían el concepto de desarrollo territorial con los siguientes términos: "Concebir al territorio no como un espacio físico "objetivamente existente", sino como una construcción social, es decir, como un conjunto de relaciones sociales que dan origen y a la vez expresan una identidad y un sentido de propósito compartidos por múltiples agentes públicos y privados (aunque dicha construcción implique muchas veces transitar por procesos de conflicto y negociación)".

"Es dicha identidad la que permite dar sentido y contenido a un proyecto de desarrollo de un espacio determinado, a partir de la convergencia de intereses y voluntades. Plataformas de construcción de estas identidades y sentidos de propósitos compartidos (mesas de concertación de Perú, Ecuador y Programa LEADER en Europa)".

Por otra parte, G. Farell propone el siguiente concepto: "El enfoque territorial conduce a las instituciones y a los agentes a descubrir múltiples pistas, a menudo inesperadas, para imprimir dinamismo a su territorio. El ejercicio que consiste en elaborar planteamientos alternativos proporciona por otro lado indicaciones sobre los riesgos y las oportunidades a largo plazo, evidenciando diversas trayectorias posibles. La capitalización de las acciones emprendidas permite abrir nuevas vías, recapitular los efectos inducidos, esperados o no, y sacar provecho de los mismos. La evolución se hace por una sucesión de "pequeñas victorias", cada una de las cuales fomenta nuevas ideas y acciones" (Farell, Gilda. 1999. La competitividad territorial. Construir una estrategia de desarrollo territorial con base en la experiencia de LEADER. INDE. Lisboa).

Entrando a determinar cuáles son las variables que permiten definir el proceso de desarrollo territorilal, J. Schejtman, en una conferencia electrónica organizada por el "Fondo Minka Chorlavi" a propósito de este tema concluye lo siguiente:

"Definimos el desarrollo territorial como un proceso de transformación productiva e institucional de un espacio rural determinado, cuyo fin es reducir la pobreza rural. La transformación productiva tiene el propósito de articular competitiva y sustentablemente a la economía del territorio a mercados dinámicos. El desarrollo institucional tiene los propósitos de estimular y facilitar la interacción y la concertación de los actores locales entre sí y entre ellos y los agentes externos relevantes, y de incrementar las oportunidades para que la población pobre participe del proceso y sus beneficios. Por otra parte, se ha señalado que para los programas de desarrollo territorial, el territorio es una construcción social, es decir, un espacio con identidad y con un proyecto de desarrollo concertado socialmente".

Para la construcción de este concepto de desarrollo territorial, se ha tenido que recoger y analizar una serie de conceptos y procesos que atañen al desarrollo (ver recuadro 1).

Recuadro 1: Conceptos y procesos que anteceden al desarrollo territorial :

Se tiene como antecedentes del desarrollo territorial la identificación de los conglomerados industriales efectuados por Marshall (1920), la planificación regional (cuyo apogeo fueron las décadas del 50 y 60 del siglo XX en América Latina.), la caracterización de los clusters y distritos industriales (pequeñas y medianas industrias) y las experiencias exitosas en Italia, investigadas por muchos estudiosos del capital social, como M. Carmagnani (2000). Los clusters, el carácter sistémico de la competitividad y la concentración espacial (diamante de la competitividad de Porte, M.1998), las cadenas de producción y valor en el mismo territorio. Así como también el concepto y los planes de desarrollo económico local, conformándose regiones de aprendizaje y se proponen políticas para construir territorios competitivos e innovadores (Boisier, 1997.Albuquerque, 1997).

Particularmente los conceptos de la competitividad como proceso sistémico dio paso a definir en LEADER las dimensiones de la competitividad territorial:

"La elaboración del proyecto de territorio es pues un proceso destinado a hacer adquirir a los agentes locales y a las instituciones cuatro capacidades: de valorizar su entorno, de actuar juntos, de crear vínculos entre sectores de tal modo que se mantenga in situ el máximo de valor añadido, y, por último, de establecer relaciones con otros territorios y con el resto del mundo.

Estas cuatro capacidades pueden correlacionarse con lo que llamamos "las cuatro dimensiones" de la competitividad territorial que se combinarán de manera específica en cada territorio, y que son las siguientes:

> la "competitividad social" – capacidad de los agentes para actuar eficazmente de manera conjunta sobre la base de una concepción consensuada del proyecto y fomentada por una concertación entre los distintos niveles institucionales;

> la "competitividad medio ambiental" – capacidad de los agentes para valorizar su entorno haciendo del mismo un elemento "distintivo" de su territorio, garantizando al mismo tiempo la conservación y la renovación de los recursos naturales y patrimoniales;

> la "competitividad económica" – capacidad de los agentes para producir y mantener el máximo de valor añadido en el territorio mediante el refuerzo de los

vínculos entre sectores y haciendo que la combinación de recursos constituya activos para valorizar el carácter específico de los productos y servicios locales;

> la localización en el contexto global – capacidad de los agentes para situarse en relación a los otros territorios y al mundo exterior en general, con el objeto de hacer progresar su proyecto de territorio y de garantizar su viabilidad en el contexto de la globalización. Los modos de actuación aquí descritos ya se han

puesto en marcha en numerosos territorios; el problema actual consiste en lograr su mantenimiento a largo plazo y en el centro de la estrategia de desarrollo de cada uno de ellos" (Farell, Gilda. 1999).

Elementos y componentes que definen al desarrollo territorial

A diferencia de otros enfoques parciales del desarrollo, este enfoque requiere de varios elementos integrados holísticamente para que logren construir una propuesta de desarrollo territorial. Esos elementos permiten definir el concepto de DT, así como también sirven para establecer tipologías o sistemas de desarrollo local o regionales logrados o que estén en proceso de formación.

Los elementos o características que sirven para evaluar los proyectos o las políticas que se implementan con este enfoque del desarrollo territorial son los siguientes:

i) Conformación de una arquitectura institucional (capital social e institucional), la cual a su vez tiene los siguientes componentes:

  • Desarrollo de ciudadanía en todos los sectores de la población, en particular de los pobres, las mujeres y los grupos étnicos que siempre fueron excluidos, así como el fortalecimiento de líderes locales, pero mayormente como sujetos colectivos antes individualmente.

  • Ello implica que el Plan de Desarrollo Territorial (PDT) debe ser elaborado, desde un primer momento con la participación de la ciudadanía y los líderes locales y, aún más que ellos sean los primeros y principales actores que hacen las propuestas de los planes, proyectos, objetivos, actividades, etc. Los roles de los técnicos es acompañar, ayudar a perfeccionar las propuestas y prevenir de determinados riesgos que pueden derivarse de esas propuestas. Es decir, desde este primer acto los técnicos de las instituciones deben prepararse también para el diálogo, para llegar al entendimiento de los "derechos" de los otros, para intercambiar conocimientos dentro de un enfoque "intercultural" y de "género", porque entre hombres y mujeres también hay intereses y expectativas distintas y deben ser considerados en estos Planes de Desarrollo.

  • En tal sentido, la base del éxito y de una buena arquitectura institucional para el PDT es la participación ciudadana, con toda su heterogeneidad social, étnica, de derechos iguales, de género y generaciones (edades).

  • Fortalecimiento de las capacidades y atribuciones de los gobiernos locales (gobernanza, como la capacidad que deben tener los gobiernos locales para administrar e invertir eficaz y eficientemente los recursos que dispone) y que cada sector (Estado, Sociedad Civil y Sector Privado) cumpla con los roles y misiones para, integralmente, hacer propuestas y gestiones que promuevan el desarrollo como se observa en la Figura 1.

FIGURA 1: ROLES E INTEGRACIÓN DE LOS TRES SECTORES DE LA SOCIEDAD PARA EL DESARROLLO TERRITORIAL

edu.red

  • Coordinación y equilibrios entre los gobiernos locales, regionales y nacional (gobernabilidad, como la capacidad de tomar decisiones a nivel local o regional de acuerdo a las competencias y los mandatos de las leyes del Estado).

  • La capacidad y legitimidad que tienen los gobiernos regionales y locales para convocar y motivar a asociarse a las instituciones del Estado, el sector privado y la sociedad civil para planear y ejecutar en forma conjunta los proyectos de desarrollo (gobernancia).

  • En este sentido, se evalúa la capacidad de los gobiernos locales para fortalecer y ampliar las redes sociales y otras formas de asociación entre gobiernos locales (asociatividad). Capacidad para propiciar los mecanismos que ayuden a crear plataformas de concertación[4]entre las organizaciones de la sociedad civil el Estado y del sector privado.

ii) Transformación productiva, en especial la transformación de insumos locales porque, al crearse mayor valor agregado y ventajas en el mercado mediante los productos industrializados, tiene el propósito de articular competitiva y sustentablemente las economías rurales y urbanas del territorio con los mercados dinámicos.

Esta transformación productiva y el desarrollo institucional se deben abordar en forma simultánea – como advierten A. Schejtman y J. Berdegué (2002)- porque se condicionan mutuamente y ambos son necesarios para la reducción significativa y sustentable de la pobreza rural.

iii) Desarrollo humano, con seguridadad alimentaria. Uno de los objetivos fundamentales de ese desarrollo "no es –según M. Sen- incrementar el producto sino propiciar que la gente disponga de una gama mayor de opciones, que pueda hacer cosas, vivir una vida más larga"[5].

El concepto de desarrollo humano también cuestiona el supuesto comúnmente aceptado de que el medio para alcanzar el desarrollo es la acumulación de capital físico, es decir la inversión en instalaciones industriales y bienes de equipo. En cambio, y según las tesis igualmente innovadoras de T.W. Schultz en el año 1960, el desarrollo humano prioriza la acumulación de capital humano[6]incluso sin el cual las inversiones o la financiación -por muy importante que son para el desarrollo- no es suficiente[7]. En el PNUD también se hacen propuestas muy esclarecedoras de esta nueva orientación del desarrollo cuando anotan que "el ser humano es el centro del desarrollo, y, por ende, debe articularse el desarrollo en función de las personas y no las personas en función del desarrollo".

Este concepto del desarrollo humano sostenible se enriquece con la idea de que, para la implementación de estas propuestas por parte de los estados, deberán elaborarse políticas sociales muy definidas que propicien aquel tipo de desarrollo. No obstante, debe considerarse que el crecimiento económico también es indispensable para el desarrollo humano.

En cuanto la seguridad alimentaria, también deberá superarse el concepto parcial de la ingesta adecuada de alimentos y optarse por un concepto más sistémico que implique salud, prevenciones de enfermedades, comportamiento alimentario, ingresos, etc. En este contexto, el enfoque de desarrollo territorial abre un amplio horizonte para el encuentro de alternativas que resuelvan el grave problema de la inseguridad alimentaria.

iv) Un fuerte capital cultural que se expresa, como sostienen Boisier (2003), en un stock de historias, prácticas sociales y políticas en manos de una comunidad territorial, en la doble acepción de "cultura". Como una cosmogonía y una ética que responden a las interrogantes del hombre y regulan sus relaciones y que a través de prácticas históricas producen bienes y servicios sui géneris y como una cultura de desarrollo, conjunto de actitudes hacia procesos económicos que en la virtuosidad mezclan cooperación y competencia.

Los componentes de este capital cultural expresados en el comportamiento de las instituciones, en los actores sociales y en la población, son los siguientes:

  • Instituciones con una visión de conjunto: Articulación de planes, proyectos y presupuestos, donde se superen las visiones sectoriales fragmentadas, sobre todo cuando los gobiernos no son democráticos[8]lo cual ocasiona una débil presencia del Estado en el campo[9]

  • Entre las instituciones los dirigentes mantienen mayormente un clima de cooperación y no de conflicto o neutralidad.

  • Actores sociales e instituciones facilitan procesos de descentralización.

  • Movilizan capitales para la construcción del DT.

  • Visiones compartidas y espacio de concertación y asocio.

  • Las instituciones acompañan a la población en procesos de transición de la sobrevivencia al desarrollo.

  • La población pasa de un estado de actitudes y prácticas asistencialistas a la propuesta de planes y acciones para el desarrollo.

  • Existe un capital cívico fortalecido[10]

v) Los programas de DT requieren formularse y gestionarse con horizontes de mediano y largo plazo, así como financiamiento local y externo. Este componente es importante y definen al desarrollo territorial porque se requiere de planes y políticas de aplicación sostenida a mediano y largo plazo para que sus beneficios se manifiesten y consoliden. Pero, también es imprescindible contar con financiamiento no solamente local, sino también con financiamiento del Estado y de los organismos inte

Objetivo y estrategias para el desarrollo territorial

El objetivo principal del desarrollo territorial (DT) es lograr el desarrollo humano sostenible, equitativo y competitivo, lo cual implica superar la pobreza, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la calidad de vida de la población, donde se incluyen las mujeres y hombres, así como los distintos grupos étnicos. Proceso que tiene como base el desarrollo sostenible, que se expresa en el equilibrio entre el crecimiento económico, social y ecológico. Es decir, para este tipo de desarrollo se requieren de políticas y estrategias integrales de Desarrollo Humano y competitividad con el enfoque territorial (ver Figura 2).

Las estrategias para lograr ese objetivo básicamente consideramos las siguientes:

i) Fortalecimiento del capital social y en especial promover la participación de la población y de los líderes locales.

El desarrollo institucional o el capital social tienen los propósitos de estimular y facilitar la interacción y la concertación de los actores locales y los agentes externos relevantes uno de sus propósitos es generar el desarrollo principalmente con los recursos locales (al respecto observar los conceptos de Alburquerque, Francisco.2005 (Ver Recuadro 3), así como incrementar las oportunidades para que la población pobre participe del proceso y sus beneficios.

El fortalecimiento del capital social (ver Recuadro 2) expresado en las organizaciones e instituciones tienen una importancia decisiva para el desarrollo territorial porque, como sostiene D. North (1993)[11], con las organizaciones se logra un mejor funcionamiento de la sociedad y la producción, se baja los costos de la producción y de la negociación, se reduce la incertidumbre, se tiene mayor información de los mercados, etc.

Recuadro 2: Conceptos de capital social:

"Es una forma de capital humano, entendido como la habilidad de la gente para asociarse con el objetivo de obtener propósitos comunes (Coleman, 1998)[12].

"El capital está menos representado en tierra, máquinas…y cada vez más en el conocimiento y las habilidades y más aún en la capacidad de las sociedades para trabajar juntas hacia una meta común" (Fukuyama, 1999)[13].

Putnam (1995)[14] sostiene que "el capital social son las redes, normas y la confianza social que facilita la coordinación y cooperación para el beneficio mutuo".

Bourdieu[15]define el capital social como "el agregado de los recursos reales o potenciales ligados a la posesión de una red durable de relaciones más o menos institucionalizadas de reconocimiento mutuo"; por lo cual, la sociabilidad institucionalizada es reconocida como un capital, al permitir el acceso a los recursos a partir de las relaciones sociales que tienen como base principal la confianza y el consenso. Por otro lado, ese capital social, según Coleman (1999)[16], no es solamente una entidad, sino son varias entidades que tienen como característica comunes el estar asociadas en una estructura social que facilita las acciones de los individuos que están en esa entidad, mostrando que los fines alcanzados sólo puedan ser logrados cuando existe esas entidades relacionadas.

"Por eso es importante que los productores analicen no solamente el contexto y sus cambios, sino también reconozcan que el estar organizados da mayor margen de maniobra a los individuos para reaccionar con mayor autonomía y eficacia frente a los cambios del contexto o para aprovechar mejor los impactos de las políticas, por ejemplo, los incentivos para el desarrollo" (Williamson, O.1989)[17].

Incluso el capital social es de extraordinaria importancia en las sociedades tradicionales cuando existen y funcionan redes de relaciones sociales de reciprocidad, basadas en la confianza, estos son los elementos culturales y la identidad territorial los que dan fortaleza a esas redes. Así como también esas redes son estratégicas para relacionar a las comunidades con los actores externos al territorio, en esos contextos cuando el capital social se utiliza al máximo las localidades y regiones tienden a desarrollarse más rápidamente que en aquellas donde es muy débil o está ausente el capital social, como se demuestra en los estudios de M. Carmagnani (2000) en las regiones rurales de Italia.

Recuadro 3: Sobre el desarrollo local:

  • " Desarrollo local no es únicamente desarrollo municipal. El sistema productivo local incluye, entre otros elementos, el conjunto de relaciones y eslabonamientos productivos y comerciales relevantes para explicar la eficiencia productiva y competitividad de la base económica de un determinado territorio, lo cual no tiene porqué coincidir con las fronteras o delimitaciones administrativas de un municipio o provincia.

  • Desarrollo local no es sólo desarrollo endógeno. Muchas iniciativas de desarrollo local se basan en el aprovechamiento de oportunidades de dinamismo exógeno. Lo importante es poder "endogeneizar" dichas oportunidades externas dentro de una estrategia de desarrollo decidida localmente.

  • El desarrollo local es un enfoque territorial y de "abajo-arriba", pero debe buscar también intervenciones de los diferentes niveles decisionales del Estado (municipio, provincia, región y nivel central) que faciliten el logro de los objetivos de la estrategia de desarrollo local. Se precisa, pues, una eficiente coordinación de los diferentes niveles territoriales de las administraciones públicas y de un contexto integrado coherente de las diferentes políticas de desarrollo entre esos niveles. Las decisiones de "arriba-abajo" son, pues, importantes para el enfoque del desarrollo local.

  • Asimismo, hay que añadir que el desarrollo local no se limita exclusivamente al desarrollo económico local. Se trata de un enfoque integrado en el cual deben considerarse igualmente los aspectos ambientales, culturales, sociales, institucionales y de desarrollo humano del ámbito territorial respectivo".

" El enfoque del desarrollo económico local se aleja, pues, del nivel agregado y abstracto de la economía convencional y toma como unidad de actuación principal el territorio. Asimismo, el enfoque del desarrollo económico local se basa en la movilización y participación de los actores territoriales, públicos y privados, como protagonistas principales de las iniciativas y estrategia de desarrollo local. Se refiere, pues, a actores y territorios reales y no sólo a tendencias generales de carácter genérico, las cuales ayudan poco al diseño de políticas en los diferentes ámbitos territoriales. Asimismo, este enfoque supone el abandono de las actitudes pasivas (dependientes de las subvenciones o ayuda externa), ya que se basa en la convicción del esfuerzo y decisión propias para establecer y concertar localmente la estrategia de desarrollo a seguir".

Alburquerque, Francisco. Los proyectos de integración productiva en el proceso de desarrollo territorial; Las experiencias y prácticas en la Región. CVG. Comunidad Virtual de Gobernabilidad, Desarrollo Humano e Institucional. 2005.

ii) Lograr localidades o regiones que sean competitivas con desarrollo humano que se inicia desde la familia

Ello implica que el desarrollo territorial debe empezar a evidenciar las intervenciones y los efectos desde las unidades familiares y las comunidades rurales y urbanas, desde este nivel deben analizarse las articulaciones entre los diversos niveles: familia, comunidad, distrito, provincia, región y país, mediados por los corredores económicos, las cadenas productivas y el asociacionismo entre los productores rurales y urbanos. Con la operatividad de este enfoque integral debe mostrarse que se mejoran o innovan las tecnologías productivas, que la producción se articula al mercado con mayores ventajas, se supera la pobreza y se logra la seguridad alimentaria.

De acuerdo a esta estrategia las políticas sociales como la educación o la salud deben ser prioritarias. El Estado debe considerar presupuestos apropiados para la implementación de estas políticas con el criterio de inversión y no solamente de gasto. Igualmente, debe aprobarse políticas y acciones para la difusión del cambio tecnológico y del conocimiento como parte del capital humano (ver conceptos al respecto en Recuadro 4). Todas estas políticas sociales y de promoción del cambio tecnológico son condiciones básicas no solamente para la sobrevivencia de las unidades productivas, sino también para el desarrollo local y regional.

Recuadro 4: Un concepto de capital humano:

Según Boisier (2003) "Se entiende por capital humano el stock de conocimientos y habilidades que poseen los individuos y su capacidad física y mental para ejercitarlos. Con esta definición, los gastos en educación, en salud (y en migrar) deben ser considerados como inversión y no como consumo, ya que el capital humano pasa a ser un factor de producción, asociado a la productividad y a externalidades positivas".

Por su parte A. Yurjevic (1999), define el capital humano como "los conocimientos, destrezas, habilidades para enfrentar las necesidades básicas. Hoy que ha pasado a ser el de mayor significación en el desarrollo de los pueblos, particularmente en los países desarrollados es una de las inversiones de mayor rentabilidad".

Para lograr resultados valiosos se requiere que se integren las políticas que promueven la innvovación tecnológica, la educación, la salud y el fortalecimiento cultural para que mejore la producción en los predios familiares, obtengan mayores ingresos y logren la seguridad alimentaria.

Respecto a la "competitividad se considera que es un fenómeno sistémico, que no es un atributo de empresas o unidades de producción individuales o aisladas, sino que se funda y dependen de las características de los entornos en que estás se insertan". En otros términos, "si bien es cierto que son las empresas las que compiten, su capacidad de competir se puede ver reforzada si el entorno territorial facilita esta dinámica y si, por su parte, ellas también sienten la importancia de ser empresas "del territorio" más que empresas "en el territorio" (Iván Silva Lira.2005. Desarrollo económico local y competitividad territorial en América Latina. Revista de la CEPAL 185, abril 2005).

Sin embargo, esa competitividad no podría ser lograda si no se tiene una población bien alimentada y con calidad de vida. Por eso, es necesario articular la competitividad como noción sistémica ubicada no solamente en un territorio, sino también dentro de un contexto poblacional con desarrollo humano que empieza por la familia.

iii).Orientar una parte importante de la producción a la demanda externa al territorio y promover los recursos endógenos que son los motores de las transformaciones productivas y, por lo tanto, son esenciales para los incrementos de la productividad y del ingreso.

En esta estrategia se comparte el principio de que no debe reducirse la producción del territorio solamente a la demanda interna, como agregan A. Schejtman y J. Berdegué (2002) porque termina condenado en el mejor de los casos, a la reproducción ciclo a ciclo de su condición precaria, si es que no al deterioro de ésta. Sin embargo, también se destaca que en el desarrollo territorial no podrá lograrse realmente un desarrollo sostenible, perdurable y replicable, sino se produce para satisfacer las necesidades del mercado interno.

Por lo tanto, es necesario combinar el criterio de la demanda externa y la importancia de demanda interna, sin perder de vista el diseñar estrategias en relación a la globalización.

En ese sentido, S. Boissier, precisa que debe complementarse el crecimiento territorial exógeno con el desarrollo territorial endógeno. En tal sentido, en territorios que pueden ser calificados como "pobres", se debe diagnosticar las potencialidades que tienen para el desarrollo y para su articulación con el mercado interno y externo.

En esta estrategia es sumamente importante considerar también la estrategia referida a la conservación del capital natural, en especial promover la conservación y aprovechamiento sostenible de la biodiversidad y los recurso naturales, así como el medio ambiente y aprovechas los denominados servicios ambientales como recursos internos para el desarrollo.

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