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La Revolución Industrial en Gran Bretaña (página 2)


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Resulta interesante resaltar las personalidades de una nueva clase de hombres que desataron el proceso de la revolución industrial. Si examinamos algunos de los grandes inventores podemos observar que muy pocos de ellos provenían de la nobleza, por ejemplo, Richard Arkwright (bastidor de agua) era barbero, Henry Cort (pudelación y laminado) era agente naviero, Peter Onions (inventor del proceso de cimentación) era un simple capataz, y así muchos inventores más, algunos de los cuales ni siquiera trascendió su identidad. De ello se denota la flexibilidad del sistema social inglés que permitió que estos "aventureros" desempeñaran, al menos con libertad, su papel trascendental. Es claro que también necesitaron de la clase noble para obtener financiamiento para sus experimentos como por ejemplo, el apoyo de Matthew Boulton a James Watt. En general, los nuevos hombres de empresa desarrollaron estos experimentos a través del método empírico de prueba y error.

En contraste, si bien hemos resaltado los avances técnicos conseguidos, en la agricultura se destacaron personajes de linaje o de la alta sociedad como Sir Jethro Tull, Lord Townshend y hasta el mismo Rey Jorge III.

De lo que no quedan dudas es que todos estos "aventureros" estaban interesados en la expansión, el crecimiento y la inversión por si misma. Se identificaban con el progreso tecnológico y ninguno renegaba de trabajar a la par de un obrero cualquiera en el afán de perfeccionar y potenciar el desarrollo de su industria.

El surgimiento de las fábricas y las condiciones de trabajo.

La revolución industrial se caracterizó por el surgimiento del sistema de fábricas (factory sistem) que penetró y transformó lo que hasta entonces era una sociedad agrícola y comercial.

La fábrica se convirtió en la institución fundamental de la economía británica, afectando no solo la estructura económica sino que también las áreas políticas, sociales y la vida cotidiana de miles de personas. La industria modifico notablemente el paisaje y lo transformó de tal manera que algunos lo consideraron desagradable, asi lo describió Mantoux: "el ruido penetrante de las poleas, el sonido continuo del martilleo, la incesante energía de los hombres que mantienen en funcionamiento toda esta maquinaria […]. la noche esta tan llena de fuego y luz que no sabemos si estamos viendo un volcán en erupción o si nos transportaron a la cueva de Vulcano.[25]

El ambiente de la ciudad se completaba con casas destartaladas donde se hacinaban las familias obreras, alcantarillas desbordadas de basura que hasta se amontonaba en las calles, instalaciones sanitarias inexistentes. Estas condiciones fueron el resultado del vertiginoso desarrollo industrial que no fue acompañado con la misma celeridad por parte de los organismos encargados del control y la planificación urbana. Sin duda se vieron soslayados los avances conseguidos en el área de los niveles de la esperanza de vida y se generaron situaciones que favorecieron el desarrollo de enfermedades como el cólera.

En cuanto a las condiciones de trabajo del proletariado el panorama no se presentaba mas alentador. Como hemos mencionado gran parte del aumento de la mano de obra provenía de las zonas rurales, de pequeños productores y campesinos que en épocas del cercamiento de los pastizales se vieron forzados a trasladarse a la ciudad, o también de los trabajadores manuales y artesanos que realizaban el trabajo en sus domicilios que fueron absorbidos por las fábricas o que continuaron trabajando en sus hogares pero en distintas condiciones. Todos estos obreros debieron modificar su forma de trabajo irregular por un sistema mucho más estricto que penaba rigurosamente la impuntualidad con largas jornadas laborales que llegaban a ser de 19 horas, con descansos mínimos para alimentarse o refrescarse.

El reclutamiento de los obreros para la nueva forma de producción, sobre la base de la reunión de todos los medios productivos en manos del empresario, se realizó en ocasiones, utilizando medios coercitivos muy violentos. Entre estos figuraban la ley de pobres y la ley de aprendices de la Reina Isabel. Tales regulaciones se hicieron necesarias dado el gran número de vagabundos que existía en todo el país, gente a la que la revolución agraria había convertido en relegados. Ningún desocupado recibía ayuda sino mediante su ingreso a los talleres colectivos. Por este procedimiento se reclutaron los primeros obreros para la fábrica. Cuando nos referimos a obreros no sólo hacemos referencia a trabajadores hombres, sino también a mujeres y niños a quienes se les conferían los trabajos menos calificados o aquellos que precisaban de una mano especial como el hilado y la rueca. Los niños siempre habían desarrollado tareas laborales pero generalmente en la unidad doméstica. Con el surgimiento de las fábricas, los pequeños obreros comenzaron a trabajar masivamente en ellas, eran más dóciles y se les pagaba un salario mucho menor, al igual que las mujeres [26]

El rol del Estado no fue demasiado activo, aunque en 1802 el Parlamento había aprobado una ley para proteger a los niños que trabajaban, rara vez se penalizó de manera efectiva a los propietarios de las fábricas que cometían abusos excesivos. Asi lo señala Max Weber: " La omnipotencia de la clase acaudalada era absoluta, se apoyaba en la administración, por medio de los jueces de paz, quienes a falta de una ley obligatoria, administraban justicia conforme a instrucciones de particulares; hasta la segunda mitad del siglo XIX dispusieron a su antojo de la mano de obra, embutiéndola en las nuevas industrias".[27]

Con todo esto no es sorpresivo que un grupo de personas dirigidas por el General Ludd se opusieran a la mecanización y explotación. Los ludditas fueron artífices de una serie de levantamientos, atacando, quemando y asaltando fábricas hasta que en 1813 el movimiento llegó a su fin después de una serie de ahorcamientos y traslados.

A pesar de ello, algunos autores como Cameron sostienen que la mayoría de los trabajadores, incluyendo los peores pagos, mejoraron sus niveles de vida. El debate es largo y sin resultados concretos. Si bien es cierto que los ingresos per cápita se multiplicaron, también es igual de verdadero que esta riqueza no se distribuyó de manera equitativa dentro de la sociedad sino que se potenció la desigualdad.

Algunas conclusiones

La temática elegida es, posiblemente, uno de los hechos más estudiados en la historia económica. Como todo objeto de análisis, y con mayor razón si la finalidad es llegar a conclusiones en el plano económico-social, existe gran diversidad en las posturas, las hipótesis y los puntos de vista que se encuentran formulados a medida que indagamos en las fuentes de datos.

En tal sentido se plantean debates acerca de:

  • la terminología utilizada para definirlo, prevaleciendo por convención el término de "revolución". Donde no se ha llegado a un consenso general es acerca de quien fuera el autor, o los autores, de dicho término.

  • el período estimado que abarca el proceso: dado que no existen pruebas categóricas es conveniente flexibilizar el debate y ubicar como punto de partida mediados del siglo XVIII (esto sin considerar el precedente de Holanda) y establecer mediados del siglo XIX, a manera de "cierre". Vale la pena aclarar que no es precisamente una etapa que culmine terminantemente en esa época, lo que se intenta manifestar es el transcurso de años donde se presentan los efectos directos mas importantes de las variaciones en las distintas estructuras, ya sean económicas como sociales.

  • las raíces (causas) que posibilitaron la industrialización: se entretejen gran cantidad de variables que permitieron que la isla británica se destacara por encima de otros países. Se han mencionado ventajas geográficas y de transporte, de tipo intelectual (invenciones), empresariales (espíritu emprendedor), relativas a la posesión de recursos determinantes como el carbón y el mineral de hierro, demográficas (incremento poblacional), con relación a la explotación de las colonias (fundamentalmente algodón y esclavos) y porqué no también, de tipo religiosas. Consideramos que todas ellas son válidas y nos abstenemos de establecer un ranking de importancia justamente porque, como ya hemos mencionado, conformaron un fascinante eslabonamiento en el cual la prescindencia de una hubiera imposibilitado el desarrollo de la otra. Creemos que en esa conjunción de distintos factores se encuentra la respuesta al porqué de la industrialización en estas tierras.

  • Formas de producción y los procesos productivos: principalmente a través de métodos empíricos de prueba-error y al ingenio de "nuevos hombres" de ciencia (que en su mayoría eran artesanos, trabajadores manuales, et) que se llegaron a construir una larga lista de inventos que luego se transformarían innovaciones (ya hemos señalado la diferencia que estableció Schumpeter). Si se estableciera un escalafón de méritos, el numero uno seria para la máquina de vapor y el sinnúmero de posibilidades que instauro en distintas ramas industriales, tanto en la minería primero como en el transporte más tarde, y la larga lista de bienes y servicios intermedios que se demandaron permitiendo trascendentales eslabonamientos productivos. Sin embargo la aplicación de nuevas maquinarias iba a tener su reacción en numerosas revueltas de trabajadores que veían como eran reemplazados por las máquinas, que si bien no lograron sus cometidos obligaron a una firme actuación de las fuerzas de seguridad. Como resultado, algunas personas perdieron su vida en los enfrentamientos y muchas más fueron deportadas principalmente hacia Australia.

En la agricultura también se observaron importantes variaciones relativas a formas de producción y nuevas herramientas (favorecidas por la generalización del hierro), el famoso sistema de Norfolk, una rotación de cosechas en base a cuatro años (trigo, nabos, cebada y trébol), las mejoras productivas en la cría de ganado vacuno (el peso promedio raza Dishley creció 2,17 veces aproximadamente) y en la cría de ganado ovino (con una nueva raza, la new Leicestershire que creció en kilaje casi 3 veces) todo ello desemboca en un favorable mejoramiento en la nutrición (mencionado como causa de crecimiento demográfico). Nuevamente, se puede observar como hechos que parecían aislados estuvieron íntimamente ligados.

  • las condiciones laborales: es quizás, junto con el punto siguiente, uno de los temas más controvertidos que pudimos observar. Si bien durante el periodo se observaron notorios incrementos en los niveles de productividad, es preciso distinguir aquellos que se derivan de las mejoras técnicas con la implementación de nuevas máquinas y herramientas, como por ejemplo la Jenny de Hargreaves o la mula de Crompton, donde la producción de telas de algodón creció 52 veces en menos de un siglo. Pero que a su vez estuvieron acompañadas de la explotación de la clase trabajadora y en diferentes escalas. Los esclavos de las colonias que no poseían ningún derecho fueron los grandes responsables del crecimiento de la industria algodonera, su trabajo permitió que la importación de algodón inglesa creciera aproximadamente 54 veces en casi siete décadas. Los antiguos campesinos que fueron empujados a abandonar las que habían sido "sus" tierras (aunque no eran propietarios antes de los cercados podían usufructuar los common fields) y se trasladaron a la ciudad donde rápidamente debieron adaptarse a nuevas formas de organización de la producción, con jornadas laborales estrictas, precarización laboral, y salarios bajos, aunque para algunos autores como Cameron, en general los trabajadores pudieron disfrutar de un mejor nivel de vida. Los miles de niños y mujeres que recibían pagos viles debido a su débil condición y el raro auxilio del Estado. Apoyamos aquellos mecanismos que favorecieron el crecimiento económico como fue la curiosidad y el ímpetu de aquellos "aventureros" que mostraron al mundo una nueva forma de producir, crear, fabricar y en última instancia de vivir, pero rechazamos fervientemente cualquier tipo de atropello a la integridad de las personas. Ello nos lleva a otro punto de conflicto.

  • la distribución de la riqueza. El capitalismo que se afianzaba en la sociedad británica iba a posibilitar que los niveles de ingreso per cápita se incrementen, que se diversifiquen los bienes y servicios ofrecidos, que la división del trabajo potencie el aumento de la productividad (como lo observó Adam Smith), que los tiempos de viaje se acorten gracias a las novedosas formas de transporte y la apertura de nuevas rutas terrestres y fluviales. Pero no iba a ser igual de favorable con aquellas personas que se encontraban en los niveles más bajos de la sociedad. En general, aunque efectivamente existió crecimiento económico, no podemos decir que se haya observado desarrollo económico, entendido este último, como el crecimiento económico que se distribuye en toda la sociedad.

Depende de la lente con que se miren los hechos, la revolución industrial tendrá adeptos y oponentes. Sin ánimo de tomar posturas tajantes resaltamos que el período modificó estructuras sociales, económicas, ideológicas, culturales, políticas, científicas, y que sus consecuencias llegan hasta nuestros días.

Bibliografía básica

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Otros aportes

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WALLERSTEIN, IMMANUEL. "El moderno sistema mundial. La segunda era de la expansión de la economía-mundo capitalista, 1730-1850". Siglo XXI de España Editores. 1994.

 

 

Autor:

Routier, Gerardo Daniel

PROFESOR TITULAR: ASENSIO, MIGUEL ÁNGEL

CÁTEDRA: HISTORIA ECONÓMICA Y POLÍTICA

CARRERA: LICENCIATURA EN ECONOMÍA

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTA FE

2011

[1] E. J. Hobsbawm. En torno a los orígenes de la Revolución Industrial. Siglo XXI Editores. Trigésima Edición. México 2007

[2] A. Toynbee. Lectures on the Industrial Revolution in England. 1884

[3] E. J. Hobsbawm: La era de la Revolución 1789-1848. Biblioteca de E. J. Hobsbawm de Historia Contemporánea. 1962

[4] Ashton, Thomas S. La Revolución industrial (1760-1830). Breviario Nº 25 del Fondo de Cultura Económica.

[5] Robert Heilbroner y William Milberg. La evolución de la sociedad económica. Prentice Hall. México 1999. Décima Edición.

[6] Wallerstein, Immanuel. El moderno sistema mundial.

[7] Vázquez de Prada, Valentín. Historia económica mundial.

[8] Adam Smith observó el funcionamiento de una fábrica de alfileres: “Un hombre estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo corta […]. De este modo la tarea de hacer un alfiler se divide en 18 operaciones distintas, ejecutadas por distintos obreros […]. He visto una pequeña fábrica donde 18 obreros fabrican 1.800 alfileres diarios. Pero si hubieran trabajado independientemente seguro que no harían ni 20 alfileres al día”. Ensayo sobre la naturaleza y las causas de las riquezas de las naciones. 1776

[9] E. J. Hobsbawm, ob. cit.

[10] Se denomina barbecho a la tierra que no se siembra durante uno o varios ciclos vegetativos, con el propósito de recuperar y almacenar materia orgánica y humedad.

[11] La raza Dishley pasó de tener un peso promedio de 185 kg a cerca de 400 kg.

[12] Las leyes de pobres de Inglaterra derivan de las normas y prácticas con las que desde la primera mitad del siglo XVI se había intentado suprimir el vagabundeo. El sistema de caridad institucionalizada que surge en estos momentos proporciona ayudas a los pobres pero les prohíbe mendigar fuera de sus parroquias de origen: los mendigos quedaban confinados dentro de áreas específicas y el salirse de las mismas estaba fuertemente penalizado. Todas estas normas fueron recopiladas en el reinado de Isabel I y dieron origen a la primera ley oficial de pobres conocida como Ley de Isabel del año 1601. Esta ley estableció los principios de un sistema nacional de ayuda legal y obligatoria a los pobres y constituyó la base de lo que más tarde se conocería como antigua ley de pobres. La nueva ley de pobres de 1834 transformó de manera importante el sistema de ayuda legal vigente hasta entonces. Lo hizo fundamentalmente a través de dos medidas: la primera, la suspensión de la ayuda exterior a los necesitados y su sustitución por un sistema de casas de trabajo (workhouses) donde se ofrecía ayuda a cambio de la realización de algún trabajo, aunque en condiciones más desagradables que las existentes en cualquier empleo; la segunda, el traspaso de la gestión del sistema de ayuda desde las autoridades locales a un órgano central de nivel nacional creado al efecto. Durante el período que va desde Waterloo a 1834, se gastó en beneficencia en Inglaterra y Gales aproximadamente el 80% de los ingresos procedentes de los impuestos locales. S. Gordon Historia y Filosofía de las Ciencias Sociales, Ariel, Barcelona. 1995

[13] El nombre Swing parece derivar del palo oscilante del desgranador en el alto de la siega.

[14] La producción se realizaba de manera dispersa en cada uno de los domicilios de los trabajadores, antiguos artesanos o campesinos con tiempo libre. Luego sería reemplazado por el factory sistem (sistema de fábrica).

[15] Según R. Cameron fue introducida en Lacanshire en el S. XVII y favorecida por las Leyes de Calico (o indianas) de principios de S. XVIII. La indiana era el algodón indio que competía con el producto original británico, el fustán mezcla de algodón y lino. Las leyes de Calico prohibieron las importaciones de este producto favoreciendo el desarrollo de la industria algodonera británica.

[16] M. Mulhall. Dictionary of Statistics, 1892, p. 158

[17] E. Hobsbawm. Ob. cit., p 42.

[18] El coque es un combustible obtenido de la destilación de la hulla calentada a altas temperaturas en hornos cerrados. La hulla es una roca sedimentaria orgánica, un tipo de carbón mineral que contiene entre 45 y 85% de carbono. Es el tipo de carbón más abundante.

[19] El llamado “sistema solar” patentado en 1781. La máquina rotatoria de doble efecto (1782). La máquina de movimiento paralelo (1784). El regulador (1788). Ashton, T. S. ob. cit.

[20] Entre 1660 y 1689 se aprobaron 15 actas privadas para mejoras en ríos y puertos. Entre 1690 y 1719 fueron 59 incluyendo algunas para la construcción de carreteras y entre 1720 y 1749 se aprobaron 130. Rondo Cameron. Historia económica mundial. Desde el paleolítico hasta el presente. Alianza Editorial. Madrid 1992. Segunda edición.

[21] Deane Phyllis. La primera Revolución Industrial. Cambridge University Press. 1979

[22] Fue el creador de una técnica de construcción, que luego llevaría su nombre. El macadam era un empedrado combinado con un sistema de drenaje que modernizó notablemente los caminos. Barbero, María Inés y otros. Historia económica y social general. Ediciones Macchi. 2001. Segunda Edición.

[23] En el año 1750 la población mundial fluctuaba entre 650 y 850 millones de personas; un siglo mas tarde estas cifras se sitúan entre 1.100 y 1.300 millones; en 1900 alcanzó los 1.600 millones de habitantes. Cipolla, Carlo. Historia económica de la población mundial. Editorial Universitaria de Buenos Aires. Buenos Aires 1973.

[24] Silva Otero, A. y Mata de Grossi, M. La llamada revolución industrial: siglos XVIII y XIX. Editorial Texto CA. Caracas 2005.

[25] Paul Mantoux. “The industrial revolution in the eighteenth century. An outline of beginnings the modern factory system in England.”

[26] Hasta realizando trabajos calificados una mujer que pintara flores en los talleres de Wedgwood ganaba dos tercios de lo que percibía un hombre. Y la paga diaria que se le realizaba a los niños no bastaba para comprar un kilo de pan.

[27] Max Weber. Historia económica general. Fondo de cultura económica. Octava edición 2001. Pág. 261.

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