- Cameralismo
- Contribución del pensamiento fisiocrático a la ciencia de las F. P.
- Enfoque de las Finanzas Clásicas
- Bifurcación de la Teoría Financiera
- La actividad financiera como producción de Servicios Públicos y como distribución de las cargas presupuestarias
Cameralismo
La historia de la ciencia de las finanzas, como disciplina moderna, puede hacerse comenzar por el cameralismo. La significación de esta corriente de pensamiento con respecto a las finanzas públicas se halla en el hecho que ella examina los problemas que atañen a la economía y a las finanzas desde el ángulo del Estado como sujeto de las actividades corrientes, siendo precursores de la doctrina financiera del autor alemán Wagner, entre otros, y también de las actuales doctrinas de política económica y planificación. La ciencia cameralista es la primera expresión de la ciencia de las finanzas públicas.
Contribución del pensamiento fisiocrático a la ciencia de las F. P.
Desde el punto de vista de las finanzas públicas, la doctrina fisiocrática nos ofrece las siguientes contribuciones:
La eliminación de las funciones estatales y la eliminación de las trabas a las actividades individuales por la adopción del lema: "laissez faire-laissez passer"
la doctrina según la cual el impuesto debe aplicarse sobre la renta de la tierra, o sea, sobre el único acrecentamiento neto de riqueza
la doctrina del impuesto único sobre la renta de la tierra como resultado de la teoría del producto neto y como reacción a la gran cantidad de impuestos que caracterizaba el régimen fiscal de la monarquía francesa
la teoría de la amortización o capitalización del impuesto territorial, que reduce el valor de la tierra gravada y que permite al comprador de un terreno pagar un precio, descontando la parte del mismo que ha de producir la porción de la renta destinada al impuesto
el descrédito de los impuestos indirectos a los consumos y la apología de la imposición directa
la teoría según la cual los gastos públicos deben limitarse en su magnitud al producido del impuesto, límite establecido por el "orden natural"
ADAM SMITH Pensamiento esencial en materia de finanzas públicas El pensamiento de Adam Smith en materia financiera consiste en dos temas: el papel del Estado y los principios de la imposición.
Con respecto al papel del Estado, éste no debe intervenir ni interferir en la economía (ver Villegas)
En lo que respecta a la imposición, Smith parte de la premisa, a la cual se refiere el primer libro de su obra, que los ingresos individuales derivan de tres fuentes diferentes: rentas, beneficios y salarios. Por tanto, los impuestos deben finalmente ser pagados de una u otra de esas fuentes o de las tres indiferentemente.
Principio de las facultades o igualdad El primer principio es que los súbditos de cada Estado deben contribuir al sustento del gobierno, lo más aproximadamente posible, en proporción con sus capacidades respectivas; esto es, en proporción con la renta que ellos gozan bajo la protección del Estado.
Este principio reúne, en sí, las reglas que ahora se denominan de la igualdad y proporcionalidad. Smith acota que cualquier impuesto que recaiga en definitiva sobre los ingresos provenientes de una sola de las fuentes es necesariamente desigual, en cuanto no afecta a las otras dos (crítica a la doctrina fisiocrática del impuesto único a la tierra) El principio de igualdad equivale al que se conocerá como principio de la capacidad contributiva.
Se le atribuye a Smith también el haber anticipado la doctrina de la no imponibilidad del ahorro.
Principio de la certeza El impuesto que cada individuo está obligado a pagar debe ser cierto y no arbitrario. El tiempo, la manera y la cantidad del pago deben todos ser claros y simples para el contribuyente y cualquier otra persona. A este principio de la legalidad del impuesto y la exclusión de la discrecionalidad de la administración recaudadora.
Principio de la comodidad Todo impuesto debe ser recaudado en el tiempo o en el modo en que con mayor probabilidad sea conveniente para el contribuyente pagarlo.
Principio de economicidad Este principio tiende a limitar el sacrificio del contribuyente a la menor suma posible por encima de la que constituye el ingreso efectivo para el Estado.
Smith quiere evitar la existencia de un gran número de funcionarios y empleados en el servicio de recaudación y el posible beneficio personal de ellos, posible obstrucción de la industria, la imposición de multas y otras penalidades en la que incurren aquellos que evaden impuestos.
Enfoque de las finanzas clásicas
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES Al lado de estos principios, la doctrina clásica no liberal ni liberalista admite cierta función extrafiscal de los impuestos a través del uso protector de ciertos derechos aduaneros a las importaciones, por un lado y, por el otro, reconociendo y propiciando el efecto redistributivo como principio de reparto social de la carga presupuestaria.
Ataque al enfoque de las finanzas clásicas. Esta doctrina que, en cierto modo, reflejaba las condiciones y las exigencias del ámbito socio-económico de la época anterior a la primera guerra mundial, sufrió una severa conmoción como consecuencia de dos causas históricas: el conflicto bélico indicado; y la crisis económica mundial de los años 30.
Un nuevo ataque a la doctrina financiera clásica surge con motivo de la segunda guerra mundial o, mejor dicho, con la política de posguerra y, principalmente, con los programas de seguridad social en la gran mayoría de los países occidentales y con la política de desarrollo económico y social, para las regiones menos desarrolladas o subdesarrolladas.
La característica más importante de la guerra no fue la extensión del conflicto y el número de naciones afectadas, sino el grado de afectación de la economía y de la estructura social que ella trajo consigo y que consistió en la movilización de las fuerzas económicas y en la dirección centralizada de la producción y del consumo. Se trata de una planificación por el poder público de las fuerzas económicas privadas, coordinando sus acciones y restringiendo o estimulando sus iniciativas, en suma, dirigiendo tanto la producción como el consumo.
Surgió así la tendencia hacia una estructura del mundo económico, que dejaba de ser una economía de mercado sujeta al libre juego de las fuerzas económicas y que también se distinguía de la economía socialista, por mantenerse la propiedad privada de los medios de producción.
El papel del Estado en esta nueva estructura, que se definió como economía dirigida o intervensionismo estatal, se desarrolla a través de la política económica y también a través de la actividad financiera, que se transforma así en una parte de la política económica.
El presupuesto es un plan económico propio del sector público, que se inserta en la planificación general de la economía por parte del Estado.
LAS OBRAS DE KEYNES Sus obras y su actividad de economista evidencian una extraordinaria adherencia a los problemas reales de la vida económica y de los acontecimientos. Terminad la primera guerra mundial su pensamiento se vuelca de lleno al estudio tanto teórico como práctico de la depresión de los años 30 y a la forma de volver al pleno empleo y a la recuperación de la entera economía.
La contribución de Keynes al pensamiento financiero se debe en gran medida a su "Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero" (1936).
Líneas fundamentales de sus teorías Keynes construye una nueva teoría económica sosteniendo, a diferencia de la economía clásica, la posibilidad de un equilibrio con desempleo.
Proyección de la "Teoría General" sobre las F.P. Su doctrina le atribuye al Estado el papel de reactivante de la economía mediante las inversiones que suplen la insuficiencia de la inversión privada. Esto echa luz sobre el gasto y los recursos del Estado.
Con el propósito de esclarecer este nuevo enfoque de las finanzas públicas, observamos, por ejemplo, que las obras públicas estaban ya consideradas como una tarea del Estado desde Smith, pero no como un instrumento de reactivación económica, sino como creación de un capital propio del Estado, a los efectos de la producción de sus servicios.
De ahí el nuevo enfoque de las finanzas públicas, no como simple producción y suministro de servicios públicos, sino como correctoras del nivel del empleo y de crecimiento del ingreso nacional.
LA TEORÍA FINANCIERA DE ALVIN HANSEN Su punto de partida es la observación empírica respecto a que las inversiones necesitan, en los países industrializados de elevados ingresos (donde una porción importante de éstos se destina al ahorro) factores dinámicos que provoquen alicientes adecuados, tales como: el rápido incremento de la población, los grandes inventos y el ensanchamiento de las fronteras. A la falta de estos factores, la inversión total del sector privado no logra absorber la totalidad de los ahorros, con la consiguiente desocupación de hombres y factores de producción.
Esta situación puede no corresponder a una etapa del ciclo económico, son a un fenómeno estructural ("estancamiento secular"), y que lleva la connotación de una situación permanente y de una brecha entre ahorros e inversiones que la economía por sí sola no puede llenar. Es, pues, un cometido del Estado llenar la brecha mediante el gasto público, con la advertencia que éste debe financiarse en modo tal que los recursos sacados de la economía no restrinjan la inversión del sector privado. A estos efectos, los gastos del Estado deben ser financiados con el endeudamiento que no drena fondos del sector privado.
ABBA LERNER Y LA TEORIA DE LAS "FINANZAS FUNCIONALES"
Como extrema derivación del pensamiento Keynesiano, debemos a Lerner la más revolucionaria teoría de las finanzas públicas.
Niega este autor que el sistema tributario de un país tenga como objeto la cobertura de los gastos y le asigna un papel de instrumento para absorber poder adquisitivo del sector privado para impedir o combatir la inflación.
Esta concepción reduce el papel de las finanzas públicas a un mero instrumento de política económica y, en particular, de política de estabilización, dejando fuera del campo de estudio toda la problemática de las finanzas públicas, de la óptima asignación de los recursos entre el sector privado y el sector público de la economía y, en cierto modo, también la redistribución de ingresos.
DAVID RICARDO Debemos a David Ricardo el primer tratamiento de la imposición con rango científico igual a la economía política, en su obra que se intitula "Principios de Economía Política y Tributación".
El contenido esencial de la obra de Ricardo consiste en la teoría general de la distribución. En especial, su doctrina financiera se centra en la incidencia de los impuestos que afectan la renta de la tierra, a diferencia de aquellos que recaen sobre productos brutos.
La renta ricardiana y el impuesto sobre ella. El Estado asume como base del impuesto dicha renta, siendo que el precio del mercado se determina por el costo del productor marginal (o sea aquel cuyo costo de producción es igual al precio del mercado), este productor no tiene renta y por lo tanto no paga impuesto. Por consiguiente, el tributo no influye sobre el precio del mercado y los productores intramarginales, que sí tienen renta y pagan el impuesto, deberán soportar su carga, sin poder trasladarla, por la vía de modificaciones en los precios, sobre los consumidores.
Por lo contrario, el impuesto que asume como base el producto bruto de la tierra, modifica el costo de producción del productor marginal y, por tanto, el precio del mercado; por consiguiente este impuesto se traslada al consumidor.
Presión del impuesto extraordinario y del empréstito. Otro tema de finanzas públicas en el que Ricardo hace un aporte fundamental a esta ciencia es el de la comparación entre un impuesto extraordinario y un empréstito como instrumentos para financiar un gasto extraordinario.
Ricardo afirma que en ambos casos los recursos reales que el Estado retira de la economía son bienes presentes y no riqueza futura. Además, es igual el desembolso de los contribuyentes de un impuesto extraordinario de un millón de pesos o el pago a perpetuidad de un impuesto anual de cincuenta mil pesos (siendo la tasa de interés del cinco por ciento) para cubrir el servicio de una deuda de un millón de pesos contraída por el Estado en lugar del impuesto extraordinario.
La doctrina de Ricardo en esta materia marca el comienzo de una larga disputa entre numerosos autores para determinar las ventajas o desventajas relativas de la elección entre la financiación de gastos extraordinarios por endeudamiento o por imposición, la incidencia de la deuda sobre la generación presente o las generaciones futuras y la carga de la deuda pública.
Crítica a la teoría de Ricardo sobre impuesto y empréstito La ciencia financiera posterior a Ricardo, por una parte critica la doctrina, ya que el contribuyente propietario de bienes raíces, aunque se vea enfrentado con un impuesto anual, no lo capitaliza como carga perpetua, prefiere el empréstito que para él solo importa un sacrificio por algunos años.
JOHN STUART MILL Continuador del pensamiento económico de A. Smith.
Mill refuta el principio del beneficio y lo reemplaza por el de la capacidad contributiva, que desemboca en los principios de la igualdad, proporcionalidad y minimización del sacrificio y en la imposición progresiva, mientras que el principio del beneficio implica el impuesto regresivo.
La doble imposición del ahorro. Otro aporte de Mill a la FP consiste en la teoría llamada de la doble imposición del ahorro.
Sostiene que un impuesto que grave con igual alícuota toda la renta, tanto la parte de ella que se destina al consumo como aquella que se destina al ahorro, es discriminatorio en perjuicio de esta última, ya que el impuesto grava una primera vez la renta ahorrada y luego, periódicamente, los intereses que se obtienen de su inversión.
BASTIAT Y SENIOR Ambos economistas definen el fenómeno financiero como un fenómeno de cambio: El estado presta servicios (que deben limitarse al orden, la justicia y la seguridad) y a cambio de ellos percibe impuestos.
Nos parece atinado calificar su doctrina financiera como optimista, atento a que considera al Estado como un factor positivo (aunque dentro de un marco restringido) en el proceso económico.
Esta posición contradice plenamente la que podemos calificar de pesimista encabezada por J. B. Say.
JEAN BAPTISTE SAY Este autor, como los anteriores, reconoce el fenómeno de cambio por el cual el Estado recauda impuestos a la vez que presta servicios, pero al no considerar a éstos como bienes, termina por considerar la actividad financiera como un fenómeno de consumo y no de creación ni de cambio de riquezas.
Consideramos a Say como primer exponente de una corriente pesimista con respecto al papel del Estado y a la naturaleza de su actividad financiera.
La doctrina económica de Say con respecto a la crisis y su famosa "ley de las salidas" niega la posibilidad de un equilibrio sin plena ocupación. Esto lo hace calificar como uno de los principales exponentes de la doctrina clásica a la que se contrapone la doctrina Keynesiana.
FRANCISCO FERRARA
Concepto filosófico y concepto histórico del impuesto . El contraste entre la visión optimista del fenómeno financiero como fenómeno de cambio y la pesimista que lo coloca entre las formas de consumo de riqueza es asumido por Ferrara en su dicotomía del fenómeno de la imposición.
Según Ferrara hay dos concepciones del impuesto:
Concepción Filosófica: el impuesto (contribución) es la contraprestación de los servicios que el Estado presta a los ciudadanos;
Concepción Histórica: el impuesto implica una destrucción de riquezas por voluntad de los gobernantes sin compensación para los gobernados.
El impuesto como sustitución de un impuesto por otro. El impuesto en sí, no es ni un bien ni un mal; consiste en la sustracción de un valor y en la producción de otro, o, en definitiva, en un consumo impedido y otro que lo sustituye. El mérito o el demérito del impuesto surge siempre de la circunstancia que el consumo reemplazante sea más o menos útil que el consumo impedido.
EL MARGINALISMO La escuela marginalista austriaca promovió la consideración de las finanzas públicas como un problema de valor, cuya solución no se diferencia del problema económico de la satisfacción de las necesidades individuales.
En su formulación general las necesidades públicas son necesidades de los individuos, que cada sujeto ordena conjuntamente con las demás necesidades individuales, según el grado de apremio respectivo y satisface con su renta disponible en forma tal que se igualen las utilidades marginales ponderadas logradas por la satisfacción de todas esas necesidades.
Crítica del enfoque marginalista. Un primer aspecto sujeto a crítica consiste en considerar al individuo como el sujeto activo de la actividad financiera y confiar a él mismo las decisiones respecto de la asignación de los recursos para los gastos del Estado, desplazando a éste de las decisiones acerca de las necesidades públicas a satisfacer y de los recursos para financiar esa actividad.
Una segunda crítica apunta a la naturaleza de muchas necesidades públicas que no son apreciadas individualmente y son satisfechas por el Estado mediante servicios indivisibles, o sea que no pueden dividirse en participaciones individuales en el beneficio.
Bifurcación de la teoría financiera
De las críticas y reacciones contra esta enunciación marginalista surgen dos principales corrientes de pensamiento:
Una corriente marginalista que, aceptando el enfoque de la escuela austríaca, trata de enmendar las fallas de que ésta adolecía;
La otra abandona el enfoque económico y, a su vez, se divide en dos ramas
La doctrina sociológica
La doctrina política
Corriente marginalista
TEORÍA FINANCIERA DE EMIL SAX Emil Sax reconoce que el proceso financiero se debe encarar como un problema de valor, pero sostiene también que el sujeto activo es el Estado y es él mismo el que tiene que realizar el cálculo económico de la distribución del ingreso para la satisfacción de las necesidades individuales y colectivas.
Sostiene que hay necesidades colectivas propiamente dichas que no son susceptibles de preferencias individuales: las decisiones son tomadas por los gobernantes, que se fundan sobre sus propias valoraciones. Sin embargo, éstas no pueden dejar de tener un consenso popular de carácter general, en cuyo caso los gobernantes son desplazados por el pueblo.
LA TEORÍA FINANCIERA DE UGO MAZZOLA Igual posición asume Mazzola quien subraya la diferencia entre la creación del impuesto y la formación de los precios en el mercado, porque los servicios públicos indivisibles son consumidos por todos por igual, pero no deben estar sujetos a un precio idéntico para todos, ya que se traduciría en desequilibrio político.
LA TEORÍA FINANCIERA DE MAFFEO PANTALEONI Consideraba posible ubicar al proceso financiero entre los fenómenos de precios pero con el calificativo de "políticos". Según Pantaleoni, el Parlamento es el lugar y el instrumento a través del cual los legisladores en representación del pueblo deciden sobre el reparto entre los contribuyentes de los gastos públicos. Para ello es necesario que tanto los gastos como los recursos sean establecidos conjuntamente. De este modo el proceso financiero se puede asimilar a un proceso de formación de precios (políticos) y se inserta en el equilibrio económico general.
TEORÍA FINANCIERA DE KNUT WICKSELL El enfoque de knut es análogo al de Pantaleoni, en cuanto ubica el proceso financiero en la teoría del valor a través de la aprobación parlamentaria del presupuesto de gastos y recursos. Como Pantaleoni, también subraya el carácter político de este proceso, sin por ello negar su identificación con el problema del valor.
Wicksell comprende que la justicia en la distribución de las cargas fiscales exige como premisa una situación previa de justa distribución de la riqueza.
Por nuestra parte, creemos importante observar que, a la par de Pantaleoni, identifica al Parlamento como el medio de establecer la justicia de la imposición e igualar esa justicia con la apreciación individual de utilidad y sacrificio, pero transferida a la representación parlamentaria.
LA TEORÍA FINANCIERA DE DE VITI DE MARCO De Marco, como los autores cuya doctrina se origina en el marginalismo, se caracteriza por reconocer en el fenómeno financiero un proceso peculiar de formación de los precios fuera del mercado y por poner de relieve que el sujeto activo de las finanzas es el Estado y no los individuos.
Partiendo de estas premisas, postula dos modelos extremos de Estado:
El Estado absoluto, autocrático, en el que los gobernantes no se identifican con los gobernados y cuyos intereses son distintos. El Estado absoluto se identifica con el Estado productor monopolista de servicios públicos.
El Estado popular, o sea el Estado democrático o representativo, en el cual los gobernantes se identifican con los gobernados a los que representan. Este modelo teórico de Estado asume como postulado la plena y rápida sustituibilidad de los gobernantes que dejan de interpretar los fines y las necesidades de los gobernados. Este postulado tiene como consecuencia inmediata que gobernantes y gobernados se confunden y la producción de servicios públicos puede considerarse efectuada por los mismos consumidores de dichos servicios.
La renta individual como índice de la demanda de servicios públicos En lo que se refiere al problema del mecanismo del cambio entre los servicios prestados por el Estado y el valor o precio que deben pagar los particulares, supone que los gobernados demandan servicios públicos en proporción con su renta, lo cual implica que el impuesto como precio de los servicios públicos debe ser proporcional a la renta. El impuesto proporcional a la renta es la institución tributaria que respeta al máximo la producción de la riqueza y la acumulación del capital y respeta el juego natural de las fuerzas económicas y queda neutral entre ellos.
La teoría de la traslación Critica la postura de David Ricardo de que el impuesto significa siempre un aumento del costo de producción, el cual termina trasladándose al precio.
Según De Marco, el impuesto se transforma en bienes públicos que son instrumentales para la producción y el goce de los bienes privados. Si los bienes o servicios públicos son eficientes, su utilidad supera el sacrificio del impuesto y éste no hace aumentar el costo de producción. En general, puede ocurrir cualquiera de estos hechos: que como consecuencia del impuesto y su empleo en servicios públicos el costo de producción de los bienes privados aumente, quede igual o disminuya.
LA TEORÍA FINANCIERA DE ERIK LINDAHL Este autor trata de perfeccionar la doctrina de Wicksell, su maestro, con un modelo de demanda y oferta de servicios públicos que se basa en el supuesto inicial de un solo tipo de bienes sociales y de dos contribuyentes. La curva de demanda para el premier contribuyente representa la curva de oferta para el segundo y de la misma manera la curva del segundo para el primero. Según este esquema, hay un punto de equilibrio que determina el impuesto con que deben contribuir ambos contribuyentes por el servicio público producido por el Estado.
Seguidamente, el autor amplía los supuestos, admitiendo una pluralidad de bienes sociales y de contribuyentes. Se producirá, como en un mercado, una serie de tentativas y correcciones de ofertas de servicios y de precios (impuestos) hasta alcanzar los precios de equilibrio para cada servicio y para cada contribuyente.
Esta doctrina tiene la particularidad de conciliar el principio del beneficio con el de la capacidad contributiva, puesto que la existencia de precios múltiples por un mismo servicio prestado por el Estado, hace que cada uno pague de acuerdo con su capacidad.
Críticas a la doctrina de Lindahl El principio utilitario no debe necesariamente referirse a los individuos, sino al Estado, sujeto actuante para alcanzar fines políticos a través de sus órganos que tienden primordialmente a satisfacer dichos fines y solo los fines individuales en la medida en que éstos sean asumidos como propios por el Estado o que sean paralelos a los fines estatales y puedan ser satisfechos, simultáneamente con éstos, con un mismo bien o servicio.
LA TEORÍA FINANCIERA DE EDGEWORTH Se considera como heredero y continuador del pensamiento clásico de la escuela inglesa. Este autor rechaza el principio del beneficio como fundamento del impuesto y la doctrina que tiende a asimilar el impuesto al precio y elaborando matemáticamente la doctrina de la igualdad de la imposición, formula los principios del sacrificio igual, proporcional y mínimo.
Esta doctrina está supeditada a la comparabilidad de las utilidades y de los sacrificios de diferentes sujetos. Esta condición ha sido impugnada por la ausencia de comunicación y comparabilidad de las escalas de utilidades y sacrificios, las que son excluyentemente subjetivas.
LA DOCTRINA ALEMANA. ADOLFO WAGNER Antes de abordar las teorías sociológicas y políticas de las finanzas públicas, es oportuno examinar una corriente de pensamiento que no sigue la línea de la doctrina económica clásica ni la tendencia de la escuela marginalista, sino que se vincula directamente con la doctrina cameralista, aunque remozándola y enriqueciéndola con nuevos aportes, muchos de ellos fruto de la reacción contra las doctrinas económicas.
La actividad financiera como producción de servicios públicos y como distribución de las cargas presupuestarias.
La redistribución del ingreso El aspecto propiamente financiero no consiste en la forma de la producción ni en los gastos en que incurre el Estado para llevar a cabo la producción de "servicios administrativos", sino en el reparto de la carga presupuestaria entre los contribuyentes. Este reparto, de acuerdo con un principio de política social, debe tender a redistribuir el ingreso, mediante el impuesto progresivo. Wagner puede considerarse como el primer exponente de la moderna doctrina que admite al lado del fin del impuesto de cubrir el gasto, el propósito político-social de la redistribución del ingreso.
WILFREDO PARETO Y LA ESCUELA SOCIOLÓGICA DE LA FINANZAS Objeta la posición doctrinaria que pretende asimilar el fenómeno financiero a la teoría del valor. Sostiene que el Estado representa, en realidad, el resultado de la asunción del poder por un grupo seleccionado de hombres (elite), el que al adquirir fuerza suficiente se adueña del gobierno estatal y lo explota no en beneficio de los gobernados, sin en beneficio propio, extrayendo del pueblo los recursos necesarios para satisfacer sus intereses o caprichos.
Los servicios públicos no son bienes económicos que benefician al pueblo o a los individuos que lo componen, sino una simple pantalla para engañar a los ciudadanos.
TEORÍAS SOCIOLÓGICAS Y POLÍTICAS DE LAS FINANZAS PÚBLICAS Según Musgrave se consideran como teorías sociológicas de las finanzas públicas todas aquellas que tienden a explicar la naturaleza del fenómeno financiero, indagando sobre la naturaleza del Estado, sus propósitos y sus actividades; en una palabra, las teorías que no pueden considerarse como normativas.
De acuerdo con esta posición, todas las teorías políticas de las finanzas se ubican entre las sociológicas y viceversa.
Elemento común de las teorías sociológicas y políticas es la negación de la asimilación del fenómeno financiero a un problema de valor y también de la asimilación de las decisiones presupuestarias a un común denominador con las decisiones individuales sobre consumos. También les une la pretensión de describir lo que es la actividad financiera en su esencia y no la de determinar cuáles son los caminos a seguir a fin de lograr una óptima asignación de los recursos según las apreciaciones individuales u otros objetivos: como la justa distribución de la renta, la estabilización de los precios y el pleno empleo o el desarrollo económico y social.
LA TEORÍA FINANCIERA DE BENVENUTO GRIZIOTTI Como ya lo planteó Wagner, Griziotti define el fenómeno financiero como la actividad del Estado tendiente a repartir la carga presupuestaria entre categorías, clases y generaciones de contribuyentes.
Para el autor, la decisión del Estado que determina sus gastos es previa a la elección de los recursos e independiente de éstos. Además, los fines del Estado son limitados, lo que limita también el monto total de los gastos públicos frente a una abundancia relativa de recursos a los que puede acudir el Estado; y el poder que aquel puede ejercer sobre los individuos, excluye la negociación que caracteriza a la economía de mercado (por ello, las finanzas públicas constituyen un fenómeno esencialmente político y no económico.) La acción del Estado, como sujeto activo de la actividad financiera, es motivada por las fuerzas políticas y se realiza con sometimiento a normas jurídicas. Estas determinan la actividad financiera y expresan, a su vez, las decisiones políticas y económicas tomadas por el Estado. Las elecciones de los instrumentos financieros adecuados en cada caso para lograr los fines deben ajustarse a determinadas técnicas operativas.
De lo antes dicho, las finanzas se componen de elementos políticos, económicos, jurídicos y técnicos, a los que agrega en sus últimos escritos el elemento ético.
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA
"ANTONIO JOSÉ DE SUCRE" VICE – RECTORADO PUERTO ORDAZ DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA INDUSTRIAL
CÁTEDRA: INGENIERÍA FINANCIERA
Profesor:
Ing. Andrés Eloy Blanco
Integrantes:
Reyes, Julyett
Ríos, Alejandra
Hernández, Víctor
Autor:
Iván José Turmero Astros
Ciudad Guayana, Marzo de 2006