(SELECCIÓN DE CORRESPONDENCIA)
ENTRE:Jose Vicente Rázuri y José Arana Cuadra
Breve prefacio para un epistolario
Género Olvidado.- La comunicación amical entre artistas, escritores e intelectuales en general, situados en diversos lugares, se ha apoyado siempre en mutuo intercambio, no del todo continuo, pero si, en todo caso, real, de cartas y misivas; en donde la recíproca relación emisor-receptor, reversible por ello, suele revelar singulares esguinces de humor, estilo, técnica y muy personal manera de "estar en el mundo", desde la intimidad de cada quien, esto es, sin tener en cuenta el aspecto literario de lo que cada autor escribe con el propósito de llevarlo a la imprenta. Esto dio origen, dentro de la preceptiva, a un género denominado epistolar, muchas veces dada a conocer después de la muerte de sus autores, ya que era una escritura simplemente de un ego a otro ego, por muy egregios que cada quien fuere. Naturalmente que dicho género no apareció con los editores de nombradía, pues que todos los demás seres humanos lo han usado y solemos usarlo para la comunicación a distancia. Pero en el caso de intelectuales (periodistas, poetas, narradores, etc.), la calidad de la misiva en lo estilístico y aún en la técnica, siempre denuncian el personalísimo modo como cada uno afronta su realidad y su actitud vital ante el mundo. Por eso es que ha llegado a ser considerado como un género literario, ya que algunos lo han usado realmente como literatura, como el caso de Werther, la famosa novela epistolar de Goethe. Y a propósito de este autor, son realmente célebres sus cartas dirigidas a otros escritores, así como las de Baudelaire o las de Dostoievski. En nuestras letras, Ricardo Palma estableció un culmen epistolar, cuando se dirigió a todos los escritores hispanohablantes (y de otros idiomas) para solicitarles un libro con que renovar o rehacer la Biblioteca Nacional, incendiada por la invasión chilena. Lo que le valiera el epíteto, en este caso honorífico y honroso, de "Bibliotecario mendigo".
Para este género o más propiamente esta especie literaria, no suele tener la dimensión ni la importancia que otros, como los poéticos, cuentísticos, novelísticos o dramáticos por los que son valorados sus respectivos autores. Y sin embargo es allí donde el lector puede hallar en agraz, en evolución, en germen o ya definidos, los rasgos caracteriológicos y estilísticos que en la elaboración estético-verbal de cada obra, aparecen o van apareciendo con lo que cada literatura se enriquece; dicho de otra manera, en una epístola amical, el autor suele deslizar expresiones inéditas o que confirman su ingenio, su vocación por las letras y su personal sentido de la vida y de la literatura; lo que torna el género de las cartas de escritores mucho más interesante sino tanto o más valiosa, literariamente hablando.
LA COMPILACIÓN EPISTOLAR.- El joven Miguel Ángel Díaz Torres, me visitó hace algunas semanas para solicitarme un prefacio a este breve, enjundiosa, anecdótica y muy salerosa colección de cartas intercambiadas entre dos personajes de neto fuste intelectual en todo el norte: José Arana Cuadra, periodista desde la adolescencia y José Vicente Razuri, natural de Jequetepeque, pero chiclayanizado por cariño, también periodista y escritor, autor de varios libros de narración, humor y biografía, especialmente uno muy interesante que bien ,merece su re-edición SOBRE JELIL: UN POETA OLVIDADO, hasta ahora lo mejor en ese tema.
Arana Cuadra, intelectual de fuste, Chiclayano vitalicio o ab-eternum, estudiosos de nuestra realidad histórico, política, educador, periodista por vocación y testarudez convictiva y confesa, ejerció este arte de la comunicación masiva (periodismo) desde su juventud, habiendo sido representante del diario "La Prensa", e infatigable colaborador de los diarios locales. De insobornable vena crítica para todos los aspectos de nuestra realidad y de cáustico pero siempre oportuno racejo para festejar o señalar debilidades, politiquerías, oportunismos incompatibles con su hidalgo sentido de ser un chiclayano integral, polémico al par que pleno de norteño humor. Son notables al respecto sus Apuntes y Pespuntes con que radiografiaba el espacio político-social y la singular picardía del seudónimo que solía usar: José Sampén Dejo (patronínimos muy chiclayanos, según decía como para justificar su aplicación tan criolla).
El presente breve folleto nos da a conocer once sabrosas epístolas intercambiadas por Don José Vicente (LATA) y por Arana Cuadra (PEPE), correspondiendo siete al primero y cuatro al segundo. Son en verdad amenísimos documentos escritos al desgaire, a vuela pluma o corre tecla, sin mayores pretensiones o poses literarias, sino con el ánimo amicísimo de intercambiar opiniones, vivencias sobre diversidad de temas familiares, comunales, para ambos y en donde cada uno trasluce el ingenio y el talento que para la escritura literario-periodística cultivaran a lo largo de sus tan paradigmáticas vidas.
En síntesis, los lectores tienen en sus manos sin duda uno de los más originales publicaciones en donde se relieva con toda justicia un género literario (por su esencia misma, privado) que, sin embargo nos ofrece una verdadera etopeya (retrato moral) de sus autores, por los que debe ser especialmente recomendado como lectura en los planteles secundarios y superiores de la Región.
Alfredo José Delgado Bravo
Cosmonsefú, Set. 1994
Jose Vivente Razuri (22-1-1879 13-3-1968 ) Periodista ,escritor,político .Llegó a Ser Sub Prefecto de Piura.Entre sus Muchas obras se cuenta "Chiclayo y Su poeta "en homenaje a J.E.L.I.L. | JOSE ARANA CUADRA (19-5-1907 10-5-1992 ) Laboró en varios periódicos de Lima y Chiclayo.Fundador de la Asociación de Periodistas del Perú Y del Centro Federado de Periodistas de Lambayeque |
Presentación
La presente edición recoge la correspondencia de Don José Vicente Razuri con José Arana Cuadra, reunida por este último, José Arana me lo obsequió hace ya varios años y en homenaje a ellos y a nuestro querido Chiclayo, concebí la idea de entregarla a la publicidad, tarea chiclayanista, sostenida tan solamente por la convicción en el valor cultural de la historia, la historia, de la tierra que nos vio nacer.
Don Pepe era antiguo amigo de mi familia, pero no fue sino hasta principios de la década del 80 en que iniciamos una amistad sincera y profunda, unidos por ese espíritu chiclayanista que fue fortaleciéndose en mi persona a través de conversaciones centradas principalmente en nuestra querida ciudad.
No tuve la suerte ni el honor de conocer a Don Vicente Razuri, pero por conversaciones familiares me enteré que había sido un hombre noble y bueno.
Ofrezco estos pormenores, para explicar en alguna forma el porqué de esta publicación, como homenaje a dos personajes por quienes siempre guardaré un gran cariño y respeto.
No he querido abundar sobre aspectos biográficos de los dos personajes en esta presentación a la edición de su correspondencia ya que al respecto existen varios escritos tanto en libros como periódicos; lo que deseo es que el lector descubra por sus propios medios la riqueza de éstas cartas, su valor histórico-literario su inimitable gracejo y el humor festivo con que salpicaron su renglones.
El ordenamiento de la correspondencia es cronológica, de acuerdo a la datación de las cartas, respetándose la ortografía original y suprimiéndose en alguna de ellas fragmentos que he considerado sin importancia y para conocimiento del lector están indicados por (……) El período abarcado por la correspondencia se inicia el 6/8/62 y concluye el 14/3/68 ¿Porqué del título? Pensando al respecto tuve la idea de ponerle por título Pepe x Lata, en razón del apelativo con que eran más conocidos y tratados.
El inolvidable Pepe Arana y el inolvidable Lata Rázuri, este escribe en su libro "Octavo Mandamiento" (1956) la frase Lata x Lata, que me sirve de modelo ya que veo en el signo de multiplicar puesto entre ellos, el símbolo de una chiclayanidad multiplicada.
La selección no toma en cuenta 27 de las cartas en razón de su naturaleza estrictamente doméstica, aunque resulta conveniente rescatar fragmentos que doy a conocer en las siguientes líneas:
Para José Arana Cuadra, la personalidad de José Vicente Rázuri no le era extraña por ser amigo éste, de sus padres (aunque lo conoció muchos años después al promediar la década del 50) y al respecto escribe:
"Recuerdo mucho que mi padre se reía siempre cuando contaba las mataperradas en las que fue protagonista. Su nombre, ha sido pues entre los míos motivo de alegría, de afecto y de recuerdo". (14/9/62).
Para luego considerarlo:
"…heraldo de la jocosidad, de la camaradería y de la cordialidad…, porque para nosotros los chiclayanos auténticos Ud. don José Vicente fue siempre un chiclayano más, como lo prueban sus hechos, sus sentimientos y sus libros".
Y estaban en lo cierto Pepe Arana al escribirle todo eso, don José Vicente, lo sentía así y lo dice:
"Yo señor don Pepe Arana, me siento chiclayanizado…" (Set. 1962)
Y en otra carta le manifiesta su preocupación por el chiclayo que él conoció:
"Parece que la municipalidad o las Municipalidades a sucederse están haciendo una limpieza a las calles de Chiclayo, ya no hay Bravo Lluncor, ni don Jesús el viejo peluquero, ni las culebras, ni las muelas que se exhibían, falta el chino viejo que servía de crítico, también falta Samillán, Bianchi, Montenegro, Escarperlenta, Culievan, el panadero Guevara, el chino Dejo y los editores de "El Martillo" que lo eran los Menchola.
Por enfrente saque Ud. a Maguiña, al sastre Palacios, al bigotudo Carrera, llega Ud. a donde Don Sebastián Amengual, tuerza por la Verónica y se lleva de encuentro al cura Pita y a la Fingina". (1/2/68).
Era preocupación de don José Vicente, siempre resaltar la figura del poeta José E. Lora y Lora, a quien se refiere en varias de sus cartas, como cuando escribe:
"El 15 de Febrero de 1885, nació el poeta José Eufemio Lora y Lora, murió el 14 de Diciembre de 1907, a la edad de 22 años, próximamente cumplirá 83 años, sus restos se perdieron en Paría, su pueblo no se ha acordado nunca de el…" (1/2/68).
Ambos interlocutores reflejaron en sus cartas el ingenio y chispa que poseían. Así don Pepe Arana le escribe a modo de exordio en una de sus cartas.
"Sr. José Vicente Rázuri, Grandísimo Gran Maestre de la Orden de la Jarretera. Comandador de la Archicofradía del chisme y de la palabrota, Gran Cruz de la Orden de la Mentira y del Run-Run, Pontífice de la cundería y Reverendo señor de los inverecundos" (28/3/65).
O cuando se demora al escribirle y le pide disculpas de esta manera:
"Como Ud. Sabe ,yo soy hombre de letras ….de letras que se vencen a los 30 ,60 , 90 dias ,razón por lo cual vivo a carreras y a salto de mata ,y por lo cual también no he podido escribirle…"(9/9/64)
Y esta otra:
"Ud. sabe que los apellidos Sampén (indígena) y Dejo (chino), son muy chiclayanos y como de la unión de ellos resulta una eufonía como de la unión de su espíritu con el espíritu chiclayano (25/3/63).
Don José Vicente Razuri por su parte escribe:
"…sin haber conseguido mi objeto de decir como en San Pedro al tomar la copa de agasajo en el Municipio: Oh sangre de Jesucristo/hace tiempo que no te he visto/y ahora que te veo/Gloria en incelsid deo/Oh licor soberano/dulce sustento/ ¡Qué haces pícaro aquí?/zafa pa…adentro". (15/2/67).
Además Don José Vicente uniendo las iniciales de don José Arana Cuadra le llama JAC recordando el similar trato dado por Felipe Sasone a José Alberto Castillo, fundador, director y propietario de "Actualidades" a lo que Pepe Arana le contesta:
"Muy honrado con el vocativo de JAC; así me firmaba cuando era colegial: J. Arana Cuadra… y el gringo Weiss, que conocía mis andanzas bohemias de juventud, me decía socarronamente que efectivamente yo era el señor… J. Arana… C; agregando que por mi psicología parecía que yo había nacido en el barrio latino de París…y etc. …, etc…." (26/3/63).
En otra ocasión don José Vicente Rázuri da su propia versión sobre las celebraciones del 18 de Abril (Aniversario de Chiclayo).
"Todo gran día, toda efemérides grandiosa por el apunte histórico que lo señala, tiene fundados motivos para que la ciudadanía sienta el eufórico entusiasmo con que la multitud colabora en un hondo sentimiento patriótico, ya sea celebrando un acontecimiento que beneficia a la ciudad y en el caso presente es Chiclayo, que abraza a Piura con loco entusiasmo al sentirse, Chiclayo, libre del azote de una plaga que como la langosta le hubiera hecho mucho daño a la Villa heroica. Hoy, señor don pepe, Chiclayo celebra el cincuentainueve aniversario del abandono que yo hiciera de esta tierra generosa y para que no volviese más, se alegró tanto que me recomendó como bueno, como útil, como productivo y aprovechable, con el objeto de que no regresaría jamás ni en las encrespadas olas de Eten, ni en los despoblados de Ñaupe, ni a mezclarme entre las bellezas de Santa Cruz menos de tomar los criollos baños de la compuerta y fue el 18 de Abril de 1905 que ingresé a la ciudad de San Miguel de Piura y dije al ingresar al hotel Colón ¡Aquí esta lata!" (28/4/64).
Pero no todo era jocosidad o ingenio, el interés de Pepe Arana por conocer aspectos del Chiclayo antiguo, era complacido por don José Vicente mayor en edad y conocedor de muchos relatos de Chiclayo que se fue, como cuando le cuenta sobre la hípica de Chiclayo:
"Por noticias que el año de 1918 recibiera en Piura, por conducto de Edilberto Moya, pude enterarme de lo que ocurriera en esa ésta tarde hípica en que capitaneaban el entusiasmo Antonio Lossio, Palito Suanich, Germán Gorbitz y Alejandrito Leguía. Al pie de aquellos viejos ficus en la Pampa de Chiclayo Chiquito, conocidos con el nombre de "Don Jerónimo Alberdi" se le había confirmado así, porque Don Jerónimo que era camalero, amarraba al vacuno que en la madrugada próxima debería ser sacrificado en el camal; pues bien arrimados al viejo árbol, Enrique Rivera mandó levantar un tabladillo, José Antonio Campodónico dirigía el curso del programa y al pasar los equinos en veloz carrera, coincidencia rara, cruje el tabladillo, vocerío de dolor surge de la multitud, muchos son los contusos y Dionisio Mendoza es el más sacrificado, la cirugía interviene, se apresta el bisturí y el buen Dionisio pierde el remo izquierdo, se le acopla la muleta y se le da el título de cojo Mendoza. La señora de Don Ignacio Magliocheti, en estado grávido se adelanta en dar a la patria un hijo, este es el recuerdo más culminante de las justas chiclayanas que dieron origen al Hipódromo del que hoy se enorgullecen los aficionados de esa nuestra tierra y perdón que me sienta mezclado entre Uds. ya que para mí es un honor". (5/4/63).
Por último, en cierta ocasión don José Vicente le escribe en un papelito aparte, le da a conocer datos referentes a nuestro mercado Central más conocido como nuestro mercado viejo.
"Cumpliendo con su pedido que para mí es una orden que imparte, cumplo con enviarle una copia de un viejo apunte sobre la plaza del mercado de Chiclayo, vale decir, aquella plaza que era vecindario de doña Adela Risco, de la Carmen China, de Allen Polo y cuyo decanato de expendedora de zapallos y camotes, ají en polvo y achote lo ejercía mamá Berna, abuelísima de hoy distinguidos hombres públicos y millonarios chiclayanos". (22/12/63).
PLAZA DE MERCADO EN CHICLAYO: No son mis recuerdos los que me traen a informarle a Ud. don Pepe Arana que me solicitara este dato en el almuerzo de "Julca" el 3 de diciembre del presente año.
Son viejos apuntes los que creo basados en la verdad histórica y por lo que pudiera tener de mentiroso, debo repetirle que para ser buen mentiroso hay que mentir lejos, poner de testigos a los muertos y tener buena memoria.
YO creo que los muertos están demás, pero si lo estuvieran, muertos están y a ellos me refiero, para que sirvan de testigos.
En 1840 don Mariano Polo y Don Manuel Antonio Salazar patrocinaron la necesidad de fundar una plaza de bastos para la venta de comestibles,la que ocuparía la huerta del antiguo Convento de San Francisco.
En 1870, el Presidente José Balta, mandó a construir los techos de madera del mercado por el carpintero Francisco Anselmi y tenía tres puertas; una en la calle San Pedro, otra en la calle del Teatro y la otra a Santa Catalina o Cantón.
En 1911, siendo Alcalde don Manuel Antonio Chirinos, mandó abrir la cuarta puerta para la calle de Balta, siendo Inspector de Obras, don Francisco Cúneo Salazar.
En 1906 los carniceros Gerónimo Alberdi, Juan Francisco Puente, José Gonzales, Juanito y Emilio Montenegro a iniciativa del alcalde Juan C. Ugáz, se estrenaron mesas de mármol, siendo padrino don Abelardo Gonzales que no quiso tomar pisco ni chicharrones donde la Carmen China.
Estos son datos que le proporciono y Ud. joven Arana podrá comprobarlos, si es que no cree a pie juntillas lo que le digo".
Es tan difícil en estos tiempos, hacer una publicación dado lo oneroso que resulta, pero es importante que se dé a la luz estas cartas que ayudarán a conocer aspectos del Chiclayo antiguo, aspectos que podrían perderse si permanecieran inéditos, como ha sucedido con tantos trabajos de grandes chiclayanistas. Ya que si el olvido es castigo, la evocación gloria.
Repitiendo las palabras con las que se expresa el historiador lambayecano Jorge Zevallos Quiñones al darse la publicación de algún documento o trabajo. Podría decirse que estas cartas ¡ya se salvaron!, por lo que afirmo; si, ya se salvaron para la posteridad.
Al concluir de revisar y seleccionar las cartas que constituyen este epistolario, no debo ocultar que me invade una sensación de melancolía por ya no tener entre nosotros a estos dos grandes chiclayanistas y a la vez de orgullo porque ambos discurrieron parte de su vida aquí.
Chiclayo, Octubre de 1994.
Miguel Angel Díaz Torres
(MIANDITO)
La correspondencia
Lima, 06 de Agosto de 1962
Señor
José Arana Cuadra
Chiclayo
Muy estimado amigo:
"Un Chiclayo que se va", ha sido nuestro dilecto amigo José Domingo Ortiz, que ayer hiciera vibrar el timbre telefónico para leerme el poema del que es Ud. autor y lo que consigno al rubro de este párrafo como un aplauso crepitante, que con pluma retozona y alegre, está desenterrando viejas anécdotas de la antigua vida chiclayana.
Chiclayo no se va, Chiclayo vive y vivirá en el recuerdo de sus hijos y en los amigos que hemos gozado de su hospitalidad. Chiclayo no se va Sr. Arana Cuadra, a Chiclayo se lo llevan en el corazón, quienes hemos recibido sus favores, sus caricias y también, ¿Por qué no declararlo? sus amores, aventuras de juventud, nocharniegas serenatas, zapateadas marineras como la ya olvidada "Concha de Perlas", los guitarristas que a medianoche entonaban la "chongoyapana" inspiración de Arturo Schutt; a ese Chiclayo no se le puede olvidar.
En su picaresco artículo, con delicado pincel, ha traído a la memoria y por conducto de Ramón Velez, la figura de Nixa, con guitarra en riste, ojos fijos en las vigas del techo, la punta de la lengua refrescando los labios para arrancarse con "La tarde era triste"; a la verdad, Don Pepe Arana, ignoraba las dotes musicales y la voz de tenorio que Nixa se gastaba; a Ud. se le debe haber encontrado joya tan preciada, por haberse dedicado a interrogar viejos, como Goyito Bulnes, Manuel Bocanegra, aunque se le haya pasado mi compadre espiritual y paisano querido Don Juan Zevallos que aun bebe agua en el distrito de Breña.
Cuanto me alegra, caballero Arana que esté haciendo revivir viejos cuentos de Chiclayo, anécdotas olvidadas, ocurrencias que todas ellas encierran una tradición; algunas veces, nos juntamos a chiclayanizar el pte., por las alamedas de nuestra imaginación pasan hombres respetables y maduros, que dejaron imborrables huellas en la sociedad, políticos inimitados hasta hoy por su honestidad y hombría; aquí, en Lima, hay chiclayanos de verdad de aquellos que añoran la tierra querida y otros que se hacen los olvidadizos de las viejas costumbres y aún se olvidan del espesado y el pato con arroz. Como buenos chiclayanos podríamos considerar a Eugenito Campodónico, a los hermanos Klinge, Alejandrito Leguía, al incomparable y chiclaneador Palito Zuanich, José Domingo Ortíz, Adan Grillo, Andrés Towsend, Lope de la Viña Delgado, Jorge Quiñones, los hermanos Tagle Buenaño, muy especialmente José que por todos los poros respira, el peculiar acento de la chiclayana tierra; el "cojo" Francisco Arbulú; ese incomparable chiclayano pueblerino y aristócrata Sr. de todas las gentilezas, o sea "ojón" Torres, quien sólo vive añorando el terruño lejano, que cada día se siente más cerca de él; el zambo Preciado, viejo, ventrudo y cazcorvo, recuerda de sus mocedades a Juan el Limeño y al trompeador Julio Torres; desde luego, hay muchos más que se sienten trasplantados al lar nativo, el ejemplo de cariño a su tierra nos da la distinguida sra. Rosario Gonzales de Labarthe, que capitanea el feminismo en el Club Lambayeque, que todas y todos la veneran, la rodean, la aplauden y la siguen.
A Ud. le toca, mi señor, desempolvar infolios, hurgar archivos, remover anaqueles, antes que Chiclayo se vaya y pueda sufrir las consecuencias de un Municipio que le cambió sus calles históricas, que mató a la Verónica, las Carretas, Jordán, Ganaderos, Maravillas, Santo Domingo, Cantón, Santa Catalina, San Pedro, San Marcos, Patasca, San Isidro, Calle Real, por milagro dejaron San José y Siete de Enero, se inclinaron al progreso de las amplias arterias y fue un Chiclayano alcalde como Nicolás Cuglievan, que tuvo la salvadora idea de comenzar la apertura de la Avenida Balta y en tantos años no ha podido pasar de la Plaza de Armas. Tengo fundadas esperanzas de un renacimiento total de Chiclayo, toque Ud. el eslabón del cielo, llame a los dioses y que le pongan frente a frente al selecto espíritu de Don José Cabrera, personajes que como Don Manuel María Izaga, prestara importantes servicios a su pueblo y a la sociedad; invoque el recuerdo de Don José Russo y Don Juan Scaperlenda cuando jugaban cachito,de Don Germán Gorbitz y Don H. Klinge ,cuando componían el mundo con cerveza Maersen, de Don Aurelio Montenegro, cuando tijereaban con Don Carlos Condemarín, del bazar de Don Juan Cuglievan, al que los cholos de Monsefú lo calificaban como el de la mala palabra, la popular fonda del chino ñato, busque Ud. amigo mío el famoso reglamento que dictara en 1868 el gobernador de Chiclayo, encargado de la Sub-Prefectura, Don Pedro Crisólogo Córdova, los pianos de Scarpati, las patillas de don Pablo Boggio, Mayeski su pan y su caballo, Virgilio Pérez y La Tarde, el chileno Soto y el Departamento, Don Carlos Barrandiarán y el Diario, los panzones Menchola y El Martillo, el Comandante Juan C. Muro, El Dr. Maximilliano Oyola, redactando El Zuriago donde Don José Limo y López, Don Martín Herrera con su colaboración de "Arza que te han visto"… "Chiclayo no se va, no mi buen amigo; Chiclayo está en sus recuerdos, en sus añoranzas, en esas cuartillas que va Ud. emhebrar llamando en su ayuda a Gregorio Búlnes y a esa campana chiclayana de viperina y mordaz trayectoria a quien conocen como distinguido sucesor del peluquero López, hoy conocido como "Bravo" Lluncor, con él deténganse en la esquina de Colón y pase lista a Gamaniel Arce, de brazo con Alvertí Chasel y José Delmao, repare en los bigotes recortados de Don César Bianchi, en la cara de vigilia que tenía Don Eliseo Maguiña; en sus bigotes delgados partidos bajo la naríz y de boca grande que tenía Don Pedro Pablo Samillán, el pino de la Egart en la calle del Papelillo, la Sastrería de Palacios Bernal y la de Jesús Estrada "El pobre diablo", la figura sanchopancesca de pelos duros y parados como lo era el zapatero Lorrén, la joya literaria de Castillo Cisneros, los bigotes culebreados de Carrera y en la esquina la rubia pera de Don Moisés Escurra y la figura enteca de Don Pastor Pasco. La caballeresca estampa de modestia suma con que conquistada simpatías Don Alejandro Leguía, no olvidarse Don Cristóbal Russini que haciendo vinos malos quería competir con Don Juan PIccini; siga Ud. por esa calle real y encontrará al cholo Justo Vergara fabricando pan, galletas y caramelos; así como Manuel Quintana, experto cocinero vecino del ebanista Sebastián Amengual, tete a tete, frente a frente con Benito Dejo Cavero y si excursiona por la Verónica encontrará la severa figura de Don Wenceslao Dávila, de Don Pedro Larios, cuando ofrecía el famoso almuerzo en la octava de la Purísima, cuando el famoso cohete perdido del chino Lapoint, sin olvidarse que a media cuadra estaba el popular chino amante de la Finquina. Allá por allá, circundaban a la población las famosas huacas de los Peredo y la de Colón, que en 1902 fueran sacadas de raíz a mérito de un proyecto del Prefecto Don Carlos A. Velarde y a la presidencia de la Junta de Obras Públicas que presidía Don Virgilio Dal"Orso. La popular calle del Teatro que frente al Mercado tenía el arte su templo, desde cuyo escenario se aplaudiera a Don Antonio Vico, al baratino Ernesto Paz, a la soprano tacneña Raquel Vargas Corbacho de Ego Aguirre Ortega a quien el gran zapatero y poeta Alejandro Ortega L. le dijera:
Cuando te veo Raquel
Cantar la ópera Traviata
no vale mi lira, no,
una peseta
miserable quinto
de un sol de plata.
Bueno pues mi querido amigo, se quedan en el teclado de la máquina las asiáticas figuras del chino calero, de Alem Pol, los retorcidos bigotes de Divizia y Cohen, la planta panzoncita de Nicolás Cassareto, las oprtunas respuestas de Don José del Carmen Aguilar "el manteca"; los calzoncillos de Sebastián Saavedra y Doña Pola Vigo, y si por algo mi estimada amiga Merceditas Cuadra puede colaborar en estos recuerdos que no olvide al borrado Mugarra y su cómplice Lino Pérez, asesorados por Nicanor Velarde, que tenían más viruelas que pellejo.
Reciba mi felicitación sincera y mándame el recorte que contenga el artículo que debe haberle contestado Don Nicanor de la Fuente.
JOSÉ VICENTE RÁZURI
Chiclayo, 12 de Agosto de 1962
Señor
José Vicente Razuri
Pasaje Velarde Nº 148
LIMA:
Mi querido don Vicente
El día 31 de Julio último viajé a Lima, de donde retorné el día 8 d.c., habiendo recibido a mi llegada una de las más gratas sorpresas de mi vida: su amable e enjundiosa carta de fecha 6 de este mes, referente al artículo que sobre "Los hijos de Zebedeo", escribí en la Industria del 28 de Julio.
Le digo con sinceridad que ha sido una de las más gratas sorpresas de mi vida recibir su citada carta, porque viene de Ud. que para mí, como para todos los que lo conocen y saben de su señorío y espíritu jacarandoso, es uno de los más auténticos representantes de nuestro tradicional, picaresco y varonil criollismo norteño, de ese criollismo que antes marcó época y que hoy hace historia para ejemplo y solaz de nuevas las generaciones ansiosas de la leyenda y estirpe espiritual. ¡Porque si antes fue Ud. don José Vicente, un grandísimo tunante, hoy ya en la cumbre nevada de la vida, es Ud. algo así como el patriarca San José (por lo que éste podría calentarse), sino como el patriarca José Vicente Rázuri, o simplemente el Patriarca Lata!…
Y quiero aprovecharme de esta oportunidad para expandirme confesándole que hace mucho tiempo he estado por establecer correspondencia con Ud. pero desgraciadamente la lucha feroz por los frejoles más mi innata e imperdonable haraganería (nací el día domingo…), no me habían permitido hasta hoy, cristalizar tan buenos deseos.
Y tal como lo dejo dicho, lo considero yo a Ud. como un prototipo, espejo, molde, tipo y prototipo de ese Chiclayo, mi querido Don Vicente que si bien es cierto – como Ud. dice – que no se ha ido, ni se va ni se irá nunca porque es imperecedero en la mente y en el corazón de sus hijos y de todos los que bajo su limpio cielo aquí aprendieron a amar, a soñar, a reír y a llorar, en cambio se nos ha ido, se nos va, se nos está yendo en este espacio material que pisamos y que el tiempo implacable va dejando atrás en su perpetuo devenir.
Como el pasajero que al mirar tras la ventana del tren o del ómnibus que lo conduce, ve alejarse, achicarse y esfumarse los objetos, las formas y las líneas de las mismas cosas que poco antes, en la estación de partida, vio en sus propias dimensiones, así yo, niño aún, mirando por la ventanilla del tiempo y desde mi perspectiva infantil, vi alejarse hasta perderse en el horizonte del recuerdo, aquellas formas, aquellas líneas, aquellos personajes y aquel dulce vivir de este Chiclayo nuestro que tuvo como escenario los primeros años de este siglo; de este siglo que poco a poco después habría de precipitarse convulso, turbulento y espasmódico hasta hacer de las atormentadas generaciones de hoy las ansiosas viajeras de los espacios siderales que están a Punto ya de convertirse en realidad el sublime sueño de Ícaro en su afán de eternidad.
Y es así como ha desfilado por la lejanía de mi memoria _casi desdibujadas_ la silueta, la fisonomía, las hazañas y las estratagemas que protagonizaron aquellos capitanes del humor y la mataperrada de aquel Chiclayo de entonces, despreocupado, candoroso, jocundo y hasta feliz que yo -aunque sólo sea en parte- trato de hacer revivir en mis artículos, especialmente en los que doy respuesta a las puyas y lanzazos que como litigante perdido disparó contra mí, Nicanor de la Fuente, sobreviviente de la batalla de Austerlitz, quien hace algunos años entablome una polémica periodística acerca de si él es tan joven como yo o yo soy tan viejo como él, con resultados infructuosos ambos casos, según lo narrado por los historiadores y arqueólogos Ramón Velez y Ezequiel Bravo Lluncor, sus coetáneos, quienes con documentos en mano afirman y prueban que Nixa es más viejo que Matusalén …
Y en este desfilar de personajes, mi querido don José Vicente, destaca para mí con caracteres relevantes -el nombre de una figura señera que encarna y sintetiza "aquella dichosa edad", como dijera Don Quijote. Ese nombre, esa figura, ese símbolo es: José Vicente Rázuri, el inolvidable "Lata", gran señor, gran amigo, grandísimo condenado y por añadidura, juerguista, pisquero, faite, perdulario y caradura…
¡Oh tiempos dichosos aquellos de las mazurkas, de las cuadrillas y de las polkas!… de Campos Polo y de Polo Campos; de Pepito Campos y de Campos Pizarro, de Everardo Soto y de Bancayán, del Barón Rojas y del Pelao Lastres, del ñato Oyola y del Borrado Mugarra, de Gamaniel Arce y de _Fidel Arana, de Ramón Velez y de Nicanor y Eliseo Silva, de Sóstenes Velazco y de Juan Zevallos, de José Domingo Ortiz y de Tomás Becerra, de José Clodomiro Soto y Emiliano Castillo, de Pedro José Soto y Virgilio Pérez, de Christian Campos y de José María Reaño Bocanegra, de Julio, Adolfo y Miguel Laca, De Germán Salcedo y Manuel Encarnación Chirinos, de los Quiñones Arizola, de Menchola y de José Limo y López, del gringo Magliocheti que él solo se comía un cabrito, de Federico Bullón que en 15 minutos se engullía un lechón entero, del gringo Grass, sin nariz y vendiendo sus cocinitas de fierro, de Velezmoro y del Cojo Saldías, del cholo Alza y de Gregorio Guerra, de Félix Sarmiento y de Alcides Garcés Moncayo, del guitarrista Urdánegui, de Aniceto Segura, de Lechuza Bravo y del Tuerto Iturregui, de Balleto y de Señorote, de Cabrejos Larreta y los gringos Vasallo, de los locos Aguilar, de Carlos Condemarín, de Arce Naveda, del Cojo Cussianovich, de los Carrillo y los Escajadillo de Eten y Monsefú, de Currundengue, de los La Torre Ugarte y Scarpatti con sus pianitos ambulantes y de tantos y tantos otros … ¡¡¡Ay, don José Vicente, que ya estoy a punto de soltar las de león… y me va a alcanzar los pañuelos para enjugármelas!!!.
Pues óigame don Vicente, que muchas veces quise escribir a Ud. sobre estas cosas y estos personajes que se difuminan en los remotos confines de mi memoria, pero a la verdad que, como le decía, nací enemigo personal del trabajo, en día domingo y con vocación endiablada de huelguista… Y es por eso que solo ahora, venciendo tan natural como brillante, inviable y soberana vocación, es que lo hago, esperando que esta sea la primera de un largo epistolario que debemos entablar hasta antes que nos saquen de nuestras casas con los pies por delante.
En Chiclayo de las semitas y los molletes, de las carretas y de las pipas de agua, de los médicos que caminaban a caballo y del tranvía de mulita, de las calles empedradas y de las montoneras, ese Chiclayo, ya se fue don José Vicente… (……).
JOSÉ ARANA CUADRA
Lima, 8 de agosto de 1963
Señor
José Arana Cuadra
Chiclayo
Muy distinguido amigo:
Ha caído Eustaquio Silva que estaba representando una institución, ha sido a no dudarlo, el decano de los hoteleros chiclayanos y el sub decano en el Norte. Este título lo conservo por haber yo comenzado a dirigir hotel desde 1901. Nuestro recordado extinto sólo comenzó en 1906, su arribo a nuestro querido Chiclayo fue en Marzo de 1904, lo acompañaba su hermano Emilio, en la calle de Colón, taller de Gamaniel Arce, establecieron su oficina y se dedicaron al artístico trabajo de rejuvenecer vejeces, con muy buen éxito económico.
Don Francisco Muro los contrató para esmaltar el Altar Mayor de la Iglesia de Ferreñafe, en diciembre de 1904 estaban en Lambayeque, pasé con ellos unas dos semanas, también nos acompañaban los hermanos Arturo y Benjamín Urrutia, propietarios de un carrusel. A esas reuniones asistían los Carpena, don Enrique Baca, un señor Noya, jefe de estación, don Roberto Barandiarán, Mariano Castillo Muro, Ramón Salazar, Sebastián Oneto y algunos otros. El 18 de Abril de 1905, me marché a Piura, no perdí de vista a estos amigos y en mis cartas les enseñaba mi odisea, muy especialmente a Luis D. Urbina, administrador de la joya literaria; en 1906 me escribían de que los hermanos Silva habían abierto un Hotel llamado Royal, en casa de don Juan Rondán, costado de la Iglesia nueva que fuera antes Hotel de Don Manuel Cavassa.
En 1903 don Rafael Arredondo que había arrendado hacia un año la casa fabricada por don Pedro Puig, en terreno propiedad de su esposa doña Rosa Cabrera, Arredondo abrió el Hotel Washington que traspasó a la Sociedad Rojas Hermanos, cuyo Gerente Humberto Rojas dio malas cuenta de la Dirección produciéndose la quiebra, los acreedores tomaron posesión del establecimiento y nombraron administrador a un venezolano llamado José Bracho que sólo se ocupaba de alquilar cuartos y en los altos estableció una fotografía de Ernesto Ramos Duarte y Enrique de las Carreras. Los resultados del Hotel eran negativos y los acreedores en sesión acordaron invitar a Silva Hnos. dándoles facilidades para la explotación por su cuenta del negocio. Los Hnos. silva aceptaron por su cuenta del negocio, Los Hnos Silva aceptaron las propuestas ,los enseres fueron castigados y el Washington cambió de nombre con el de Hotel Royal. Eustaquio que era el alma y vida del negocio, casado ya con la sra. Enriqueta C. viuda de Leguía, puede decirse que esta sra. trabajó desde la implantación del Royal hasta culminar en un gran negocio. Soy testigo de excepción de que la santa y buena mujer, era la que vigilaba la economía dirigiendo la sección cocina, creciendo sus hijas y ellas también colaboraban en las delicadas atenciones de un negocio tan complejo. Eustaquio fue un gran hombre, Emilio también lo fue, juntos y la sra. Enriqueta vieron coronados sus esfuerzos al construir el nuevo Royal. Don Augusto B. Leguía, desde el gobierno colaboró en la construcción de un establecimiento que fuera orgullo de Chiclayo, embellecimiento de la ciudad bastión importante del progreso al que no fue ajeno años después y ya hombrecito Santiago Leguía.
Eustaquio ha muerto, su espíritu ha de vagar por todas las calles de Chiclayo, un hombre de bien y de trabajo tuvo muchas virtudes, magnificas enseñanzas, quizás un defecto y fue el de creerse egoísta de que solo él podía manejar el Royal y esta fue sucumbiendo poco a poco. Hoy, el orgulloso edificio se ha liberado del cariño y afecto de su constructor, de su organizador, del propio dueño, de su iniciativa y este Royal tan sufrido en estos últimos tiempos ha de levantarse sobre los recuerdos de Eustaquio Silva y no lo dudo que sus retrato ha de ostentarse aunque sea frente al mostrador delas recepciones (…..).
JOSÉ VICENTE RÁZURI
Lima, 10 de agosto de 1963
Señor
José Arana Cuadra
Chiclayo
Muy estimado amigo:
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