Hace apenas dos días le he escrito sobre la mala pasada que le ha jugado la muerte a mi muy estimado amigo don Eustaquio Silva, parece que la "carcancha" se ha propuesto cargar con los que ya hemos cumplido 85 años y que al despuntar el siglo presente nos reuníamos en amable camaradería en ese jardín norteño que se llama Chiclayo, que ostentaba en su Plaza Mayor los grandes y coposos ficus, sus modestas bancas de madera, que eran preferidas las que miraban la fonda del chino "ñato", don Pablo Boggio, don Seledonio Lecca, las srtas. Monsalve así como esa calle estrecha que era entonces, llamada de Pimentel, arteria de la estación del ferrocarril a ese puerto y desde luego en donde se encontraba la casona de don José María Quiñones y Lastres, la del Dr. Martín Ostolaza y camino obligado del patriarca Manuel María Izaga, por esas empedradas calles podía aplaudirse la gallardía de don Antonio Baca, cabalgando su caballo boer, alazán de gran estampa y esos jamelgos esquilmados que montaban los médicos como el Dr. don Wenceslao Salazar y un caballejo rengo y desnutrido que arrastraba la pata como su propio dueño que lo era el Dr. José Félix Arias; han desaparecido los ficus, las bancas, las barbas de don Pablo Boggio, los bigotes de Pancho Lastres, el caballo de Majestic y sus capachos y, vamos al grano señor mío: A 86 años de plazo acaba de fallecer Salvador Cúneo Salazar, pensar que este Salvador era distinto de sus hermanos, alegre, cantor, graciosos, todo un flamenco, nos reuníamos con frecuencia con Alberto Delgado, Antonio Negrete, Víctor Aspillaga, el colorado Rojas, Miguel Escurra, el cholo José Gonzales con sus negras barbas, el zambo Luis Allende, el fotógrafo Enrique León, don Manuel Baca, pacífico y moderado concurrente, algunas y escasas veces don Pedro Pablo Samillán, recuerdo que Salvador Cúneo era una castañuela de alegría, remedaba a don Manuel Pestana, imitaba a Dalmua, Albeti Chasel y era admirable en su imitación de don Aurelio Montenegro y Juan Cuglievan. No es demás hacer conocer a Ud. joven curioso, que Quiñones cocinaba divinamente, limpiaba un terno en 5 minutos y los planchaba con rapidez. Cuando don Carlos Salazar le decía: "Tú, José Domingo eres hombre que sirve para todo, sabes cocinar, lavar y planchar y el buen domingo contestaba: "Yo he sido entrenado, a mí me ha criado un padrastro". Ya comprenderá Ud., señor don José Arana Cuadra que lo que quiero pedirle es que me envíe unos cuantos viejos de a 85 para no caer yo en la redada que con su Guadaña estará tentándome la "pelona". Con dos viejos que me remita Ud. o los ponga allá en la terna, es suficiente para que me vea libre durante 20 años de la cometida final, desde luego no me vaya a mandar a Goyito Bulnes ni a Víctor Baca, menos a Adriano que es mi gran amigo, ni se tropiece con José María Quiñones que ya me mandó su contribución con manzanilla, me encarga respetar al cholo Alejandro Arias, que lo supongo con un pie en el nicho y el otro en pan de jabón. (….).
JOSÉ VICENTE RÁZURI
Chiclayo, 6 de octubre de 1963
Señor
José Vicente Rázuri
Lima
Muy querido y recordado amigo:
Oportunamente llegaron a mí poder sus amables cartas del 8 y 10 de Agosto último en la que me expresaba ud. su sentimiento por el fallecimiento de don Eustaquio Silva y de don Salvador Cúneo, dos reliquias de aquel viejo Chiclayo que se fue y acerca de quienes hace ud. los más vivos recuerdos y sentidas reminiscencias, poniendo así al descubierto una vez más la agilidad de su pluma de fino escritor, así como su sentida nostalgia por los viejos tiempos que idos ya, sin embargo reverdecen y podría decirse florecen en su lucida imaginación.
No es que nos pongamos sentimentales, pero este problema de la muerte en verdad que es un problemita que en todas las épocas de la vida nos asalta. Pero ciertos tipos, entre los que me cuento yo, este es el problema de todos los días: la angustia de la existencia y del filudo interrogante del más allá que tarde o temprano debemos traspasar.
Para los epicúreos como Ud. y yo, este problema es mucho más angustioso, sobre todo cuando pensamos que tenemos que dejar este banquete de la vida que nosotros hemos sabido apreciar tan bien en todos los platos, especialmente en el de los lomos… vinos, música, mujeres decía el poeta… y estas tres cosas las ha paladeado ud. tal vez como pocos, que según me cuentan por ahí, era cosa de temerle en aquellos sus buenos tiempos que con tanta saudade recuerda ud. siempre en sus escritos.
Las estampas de aquel Chiclayo de finales de siglo pasado y de principios del actual que ud. tan vivamente me describen en sus cartas, son verdaderamente pintorescas y llenas de colorido. Yo no había nacido aun, pues estaba todavía cumpliendo una misión en los riñones de mi papá, pero a través de las descripciones que ud. me hace yo me traslado con la imaginación hasta aquellas lejanías y como espectador, me embebezco y me refocilo, sobre todo cuando me imagino verlo a ud. ágil y sandunguero, sitiando con sus requiebros y sus zalamerías, a las incautas de aquel entonces…
Ha escrito ud. muchos libros a cual más sabroso, pero espero que esté escribiendo algunos otros en los que desfile toda esa interminable galería de personas y episodios en los ud. fue protagonista (…..).
MI madre me ha comentado que entre mis antepasados (por la parte de mi padre, claro está…) había un señor al que le decían "el malcriado Arana" por la permanente pugna en que vivía con el Manual de Carreño, no sé si Ud. lo haya conocido o llegara a tener alguna referencia, pues al parecer, soy un digno pariente de dicho señor. Pero mi madre no me ha contado acerca de algún probable antecesor, natural o descendiente del nombrado país de Laos.
Le digo todo esto porque debido a mi malacrianza o mi haraganería, no contesto oportunamente las cartas que me escriben, pero quiero rogar a ud. que aun cuando esto suceda, ud. no debe dejar de escribirme (….).
JOSÉ ARANA CUADRA
Lima 27 de Noviembre de 1963
Señor
José Arana Cuadra
Chiclayo
Muy distnguido amigo:
Contesto sus dos apreciables cartas, del 6 de Octubre y del 12 de noviembre. La primera la señalaré como el APRA teniendo la segunda como el apéndice de ella, o sea Odría.
En su primera me habla Ud. de Epicuro, creo si mal no recuerdo haberlo conocido en Chiclayo confundido con su filosofía con otros epicuristas, como Serapio Custodio, Justo Pastor Seclén, Eulogio Arenas, Manuel García Suñe y don Maximiliano Oyola, de quien don Víctor E. García dijo:
"Lo que eres, en tu cara reverbera
un borracho inaudito,
ojos de fiera pantera
nariz de troncha de frito".
No es menester que Epicuro haya sido griego ni antecesor de Venicelo y si estuvo en Chiclayo, debe haber llegado en busca de don Antonio Scarpati, de don Juan Piccini, de don Ciriaco Gervazi, posiblemente se encontró con don Eleodoro Landivar y si tuvo amistades como la de Serapio Custodio es justo que haya alternado con don Aniceto Segura y se haya recreado con las largas patillas de don Pablo Boggio, empero de lo que estoy seguro es que el tal Epicuro que de todos los placeres tenía sus motivos, habría conquistado para satisfacción el cariño de la Finquina, la cáscara de queso o la Rosa Campos. Como no es mi propósito historiar la vida de Epicuro en Chiclayo, dejo a los que lo conocieron el derecho de calificarlo como emulador de la vida de don Fernando Luque Seoane y pasamos a otra cosa.
En la suya del 6 me toca el tema de un posible su pariente que en el primero gobierno del General Cáceres tuvo espectacular prestancia, el nombre de pila no lo recuerdo ni hace al caso, empero el "malcriado Arana" fue Cajamarquino, militó en la montonera de los "Colorados", afectos a la revolución del General Cáceres contra don Miguel Iglesias y que la iniciara el Dr. Puga. Arana era un montonero valiente, activo y audaz, modestamente era Capitán de Montoneros, no se le llamaba entonces el "malcriado".
Triunfante el General Cáceres al finalizar 1885, una junta de gobierno, presidida por el Dr. don Antonio Arenas, gobernó la República, mandó practicar elecciones y el General asumió el poder el 10 de agosto de 1886; desde entonces Arana tenía una vara considerada como las más altas; visitaba con frecuencia a doña Antonia Moreno, esposa del General a quien obsequiaba con exquisitas uvas de Surco, ya sea italias o moyares, melocotones abridores y blanquillos, exquisita fruta de hueso que producía en los alrededores de Lima, mísperos y naranjas de Villacampa, muchas veces era portador de choncholíes y que se confeccionaban del viejo camal de Monserrate, Arana vivía abajo del puente en un sitio llamado Limoncillo y consiguió que el Ministerio de Obras Públicas le concediera permiso de construir un puente de madera frente a la calle de La Palma en donde estaba la estación del ferrocarril central, este puente comunicaba el barrio bajopontino margen derecho del rio Rímac que iba en dirección a la calle de Camaroneros de donde se pasaba a la Plazuela de las Cabezas y por Boquerón a Malambo. El puente ya citado lo trasponían acémilas y peatones, se cobraba 5 centavos por acémilas y dos peatones; los que no pagaban eran los Comisarios, el Alcalde de Lima y algunos jefes militares.
Arana que administraba directamente su negocio, era irascible y le confirmaron el apodo de "el malcriado Arana". Además de malcriado era lambido, se tuteaba con todos los comisarios, con los mayores de guardia, con el jefe de estación de la Palma, con el prior de Santo Tomás, con el Administrador de Correos, con los ayudantes del Prefecto y Sub-Prefecto de Lima y desempeñaban en secreta actividad un Comisario como servicios de inteligencia que tenía en Palacio de Gobierno.
Viejas crónicas aseguran que el malcriado Arana en su secreta actividad buscó el coche en el que el mayor Cobos condujo a la Pampa de Teves, el cadáver del Coronel Romero y Flores victimado en un calabozo de las Intendencia y que al ser descubierto el cadáver mal enterrado, motivó la denuncia del Diputado Luis Benjamín Cisneros que hiciera intervenir a la Corte Suprema, que pidiera la extradición de Cobos que se encontraba en Guayaquil y que fuera traído bajo la custodia del Comandante Miguel Varea, con cuidados y extraña compañía de don malcriado Arana.
El tantas veces citado Señor Malcriado, llegó a hacer fortuna con el puente, el General Canevaro que como Alcalde de Lima hiciera construir en 1885 un puente de madera para comunicar a pocos metros del de palo, un puente municipal gratis; el gobierno lo hizo clausurar y el impávido Malcriado siguió extorsionando a los dos vecindarios y esto durante el gobierno de Cáceres y Morales Bermúdez. Empero, no hay mal que dure cien años y el 17 de Marzo de 1895, la revolución de Piérola, ataca Lima, después de 3 días de combate captura la ciudad, el 20 de marzo, asume el gobierno una Junta presidida por Manuel Candamo y el 23 de Marzo el pueblo bajopontino quema el puente del "Malcriado", rompe las puertas que cierran el Canevaro; el malcriado desaparece ,el puente sigue ardiendo por muchos días y poco a poco se va consumiendo .El Malcriado se ha perdido, el malcriado se ha esfumado y las gentes se preguntan: ¿Qué se hizo el "malcriado Arana"? (…..).
JOSÉ VICENTE RÁZURI
Lima, 12 de Diciembre de 1967
Señor
Pepe Arana Cuadra.
Chiclayo
Varón ilustre de la siempre floreciente ciudad norteña:
Hace mucho tiempo que me encuentro con don Nicanor, llevando a cuestas una enormidad de meses que llegan a sumar años, pasando sobre los días que van imprimiendo molestias a la sesera y, sin lugar a dudas olvidando a los amigos que como Nixa, el chino Ugáz y Ezequiel Bravo Lluncor junto su ayudante Nepo, nos hacen poner a un lado afectos antiguos de aquellos que se recuerdan en nuestras mentes cuando el pan se compraba a 5 por medio, la leche en donde Eladio Medina, don Bernardo Salazar, el doctor Navarrete y don José María Quiñonez y Lastres vendían a real la botella, cuando esa época el Chileno Soto, Virgilio Pérez y los Menchola, encabezados por don Rómulo, vendían muy campantes y sin regateo la edición de "El Departamento", "La Tarde" y "El Martillo" a 5 centavos, cuando el plato de "sancochado", se vendía a medio donde el "chino Ñato", cuando le daban una butifarra de salchicha, que era una cuarta en "La Parrita", que por las tardes presidia don Alejandro Leguía, don Uladislao Falla, don Justiniano Paz y algunas veces, de casualidad don Cristóbal Rusini, en esos tiempos, mi querido Pepe, cuando doña Josefita Villalonga, conversaba a grito en la esquina de don Nicolas Casareto y parecía que estaban pasando un telefonema a Olmos, con intervención de doña Teresa Aguilar, administradora de la oficina, propiedad de don Rafael Arredondo. En aquel molde de tiempos aquellos se compraba el cliente una salita donde don Miguel Marchese, por dos soles, don Joaquín Mora, vendía sombreros de Máncora que decía ser Mexicano, don Benito Cavero a quien le decía tío el chino Polo, llamado José y esto debe recordarlo quien está en los 99 años como el chino Ugáz, lo que es Bravo Lluncor le va a dar la gana de no acordase por ahora se le pasean las penas de don José López con su mesa de muelas picadas, otros frasco con culebras y su petate para sacar muelas con tirabuzón.
Le escribo a ud. esta carta mi querido amigo, porque solo falta para la octava dela purísima, pocos días, pero así como si fuera un novenario de la popular fiesta, se presenta un grato recuerdo para Chiclayo, el novenario de Merceditas Cuadra, la traslación del Mariscal Ureta al Mausoleo que le obsequia el gobierno, el recuerdo de don Mariano Larios y luego escribanos que han sido el castigo de Chiclayo como García Zuñe, Serapio Custodio y Justo Pastor Seclén, recogedor de Capillos como José Domingo Ortíz, que se tendía boca abajo a recoger los centavos que en los bautismos votaba don Manuel Maria Yzaga o José Manuel Chimpén, pero nunca votó centavo alguno don José Russo ni menos don César Bianchi, así como le llevaba ventaja don Pedro Pablo Samilán.
Bueno pues, querido Pepe Arana de esas épocas del antiguo vecino puede recordarse Nicanor, puede retozar por su memoria de Víctor Vélez, Eulogio Arenas, don Eliseo Maguiña, de don Manuel C. del Castillo y munchos de quien los debe distinguir más que con memoria, con una empanada que les ofrecía calientes Aurelio Vergara, ese viejo de los recuerdos y de buena memoria como Bravo Lluncor, lo cierto es que Lluncor, el chino Ugáz, el joven Ureta, después Mariscal, ayudaban a cargar desde la casa del Maestro Gamarra el castillo que se quemaba en honor de la virgen de la purísima y ve si son viejos estos tres veteranos que honrando la memoria de doña Mercedes, se inclinaran reverentes ante ella para saludarla en mi nombre y entregarle el regalo que por conducto del famoso peluquero le he mandado, y exígeles que no se vayan a quedar con mi presente, Lluncor ha de decir que no he mandado, porque ya lo conozco cuando le robó al zapatero vecino de su establecimiento (…..)
Un apretón de manos muy sincero para la purísima concepción que este caso es para mí, doña Merceditas Cuadra.
JOSÉ VICENTE RÁZURI
Chiclayo, 15 de enero de 1968
Señor Don
José Vicente Rázuri
LIMA
Querido y recordado amigo:
Sea mis primeras líneas para expresar a Ud. los más sinceros votos que formulo al Hacedor par que lo tenga bien de salud, en unión de todos los suyos y para que haga figurar siempre en su espíritu el sol de la alegría.
Sus cartas del 12 de diciembre último y la del 10 de este mes, ha llegado a mí poder oportunamente. La primera nos trajo la gratísima sorpresa de sus recuerdos y saludos por el día 14, cumpleaños de mi anciana madre, cuyas vísperas hace la friolera de más de 60 años y cuando yo era aún un modesto espermatozoide, las pasó ud. acá en plena jarana, bailando, chupando y cantando de lo lindo en aquel Chiclayo inolvidable que se nos fue y del que solo quedan lejanos recuerdos que ud. con su prodigiosa memoria y su espíritu chispeante hace revivir como si los hechos y escenas hubieran ocurrido ayer.
No contesté de inmediato la primera de sus susodichas cartas por las razones que ud. ya conoce, o sea las de haber nacido como un virtuoso de la ociosidad, la desidia, la haraganería y la pereza.
Sin embrago, su segunda carta ha tenido la virtud de darme ánimo para sentarme a la máquina y escribirle estas líneas con las que a nombre de mis hermanos y en el mío, le expreso nuestro agradecimiento por sus saludos tan llenos de bondad, cariño y respeto para nuestra madre, que también le agradece mucho sus generosas frases y recuerdos. Ella con el favor de Dios continua en posesión lucida de sus facultades mentales, aunque ya por la carga de los años, empieza a tener serios achaques que nos tienen, como es natural suponer, sumamente preocupados. Sus amigos y compañeros de carpeta, Nicanor de la Fuente, Ezequiel Bravo Lluncor, Félix Nepo, Paco Ugaz, siguen perdiendo la memoria y ya caminan rengueando; solo salen a la calle de día cuando hay buen sol, y antes de las 7:00 de la noche ya están acostaditos, bien arropaditos, y con su panetela o caspiroleta bien calientita en el estómago; usan un ladrillo caliente a los pies de la cama para calentar las extremidades inferiores y durante la madrugada no dejan de carraspear, eructar y sonar…
A muchas de las personas que ud. menciona en sus cartas, las alcancé a conocer de niño, como por ejemplo; don Pedro José Soto, don Virgilio Pérez, don Fernando Luque Seoane, don Nicolas Cassareto, los Menchola, los Garcés Moncayo, don Pedro Pablo Samillán, don Eliseo Maguiña, don Justo Vergara, don Manuel Corsino del Castillo, don César Vergara, etc. y la evocación de sus nombres trae a y mente recuerdos del Chiclayo de mi infancia. No alcancé a los otros que ud. menciona, pero sus nombres me son familiares, pues siempre oí hablar de ellos como figuras arquetípicas de las costumbres de aquellos tiempos (…..).
JOSÉ ARANA CUADRA
Lima, 7 de Febrero de 1968
Señor
Pepe Arana Cuadra.
Chiclayo
Mi querido Amigo:
A mi memoria de viejo Chiclayano ha venido el cruel olvido de lo que más contaba Chiclayo en aquellos tiempos, estoy con Ud. cuando dice en sus crónicas sobre un Chiclayo que se va, en efecto, la histórica calle Real se pierde o se le olvida desde el portal de Idaegui, el Club "Instrucción y Recreo", Maguiña y Ruiz sobretodo Maguiña, don José Russo, el popular Hotel América, don Alberto Vargas, las Reaño, esta vereda ha desaparecido… Tropieza Ud. con la calle del Teatro, comienza con don Ángel Valle, huido de ahí don Víctor Delcarziy queda don Aurelio Montenegro, pasa Ud. al establecimiento de don César Bianchi, don Pedro Pablo Samillán, don Jesús López y pasando los tiempos llegan la Campana de Chiclayo que hasta ayer la representaba don Ezequiel Barvo Yúncor que tenía su comparsa compuesta por Luis Baigorria, el chino más mentiroso que ha surcado los arenales de Pimentel que es el Chino Ugaz. No pasemos más allá porque podemos tropezarnos con David Campodónico, Escaperlenda, Alejandro Cabrera, Moisés Escurra, Cristóbal Leizini, don German Gorvitz, el Chino Cavero y Ud. como es periodista, de la nueva armada lo ponemos frente a frente a la panza de don Rómulo Menchola.
He querido darle un pase de tanteo como le da un torero al burel de su afición y es para recordarle y ponerle a Ud. adelante no a Virgilio Pérez, con la "Tarde" ni menos a don Juan Muro con el "Zurriago" y el chileno Soto con "El Departamento", dejemos eso a un lado y póngase a cavilar que ese distinguido hombre de números exactos que se llamó don Fidel Arana fue el maestro de don Enrique de la Piedra, por entonces un tío abuelo de Ud. era administrador de Correos, una tía de doña Mercedes Cuadra era sobrina de don Vicente Ubillús enamorada de don Alberto Oscar Narváez, "pollo mojado" llamábase Mujica, era modesto servidor del Correo, una estampilla valía 5 chullos y el público abusivo con las cartas marchaban con postrén al puerto de Eten con correo en vapor caletero y llegaban bien, hoy día querido Pepe Arana de dos soles y pico para arriba marcha una cartita que dicen ser por avión y que hoy demoran más que las cartas que despachaban "pollo mojado" y los Vapores de la P.S.N.C. y la C.P.V.D. que los malvados de entonces llenaban esas siglas por las de "Papa Sera Nuestra Comida" y la cambiaban con "peor sería no comer", la compañía Inglesa. En la Peruana le ponían "Carmona Pretende Vender Dique", todo llegaba a tiempo y costaba mucho menos la correspondencia, no nos permitíamos el lujo de hoy contestar carta por lo caro del franqueo, y ni siquiera mentimos manifestando que estamos enfermos y recurrimos a cosas de antaño. Para Ud. mi querido Pepe Arana, un abrazo muy sincero de su amigo.
JOSÉ VICENTE RÁZURI
Lima, 14 de Febrero de 1968
Señor
Pepe Arana Cuadra.
Chiclayo
Mí querido Amigo:
Hace 63 años me decía un amigo:
Mi querido y recordado Sapo:
Me miras ya como se mira a un trapo/, te escribo 20 cartas, 10 postales,/ y llevo gastados algunos reales/ en papel, sobre y estampillas/ y una tarjeta más con mostacilla. Tú con dos cartitas te contentas y tuviste también la cortesía/ de saludarme a mano por mi día/, de ninguna me olvido buen Sapito/ Pero, habla claro/ que tampoco te parezca caro,/ porque un sobre y un papel como los tuyos/ solo valen 7 chuyos/ y no se cuál sea el motivo del silencio amigo.
Le trascribo el recuerdo de motivo esa carta y creo que muy bien le cae a Ud. mañana que es el 15 de febrero fecha en que nació Lora y Lora. La Prensa de ayer 16 registra una pequeña carta dirigida por mí al Director haciéndole presente la fecha de José Eufemio, indicación que solo se refiere a mi carta y no a la calidad del poeta que todo veneramos en la tierra norteña; Así es la vida mi querido Pepe Arana, Gustavo Adolfo Becquer para poder comer estaba chancando un premio que había recibido, al sorprenderlo un amigo le pregunto: ¿Qué haces Gustavo Adolfo?, "Chancando Gloria para comer pan" esto contesto el autor de "Rimas y Leyendas", casi igual estuviera pasando en estos momentos a Lora y a los pocos admiradores que le quedan por más composiciones líricas que contenga "Anunciación", supongo que siga caro el correo, que no sean los tiempos de don Vicente Ubillús para que pueda contestar cartas dirigidas a Bravo Lluncor y al Chino Ugáz.
Saludos para Merceditas Cuadra, que aún continuamos en la misma edad. Reciba Ud. de su cuñada la señora Consuelo gratos recuerdos encargados para Ud.
Su amigo y servidor que mucho lo quiere:
José Vicente Rázuri.
CARTA A JOSÉ VICENTE RÁZURI, E LA ETERNIDAD
Chiclayo, 14 de Marzo de 1968
Sr. Vicente Rázuri
LA ETERNIDAD
Querido Amigo:
Tengo a la vista sus últimas cartas del 1º, 7 y 14 de Febrero último, que oportunamente llegaron a mí poder y que me escribió ud. como siempre, llenas de jocundia, plenas de optimismo y con esa permanente lucidez mental que era el sol de su espíritu.
Empiezo está refiriéndome a la última de sus susodichas cartas en la que extrañándose y quejándose de la demora en que yo venía incurriendo al no darle inmediata respuesta, empezaba usted así:
Hace 63 años me decía un amigo:
Mi querido y recordado Sapo:
Me miras ya como se mira a un trapo/, te escribo 20 cartas, 10 postales,/ y llevo gastados algunos reales/ en papel, sobre y estampillas/ y una tarjeta más con mostacilla. Tú con dos cartitas te contentas y tuviste también la cortesía/ de saludarme a mano por mi día/, de ninguna me olvido buen Sapito/ Pero, habla claro/ que tampoco te parezca caro,/ porque un sobre y un papel como los tuyos/ solo valen 7 chuyos/ y no sé cuál sea el motivo del silencio amigo.
En esta forma y con este versecillo, Ud. mi querido Don José Vicente me reclamaba por no haberle contestado sus dos cartas anteriores, pero… justamente cuando me disponía hoy a darle respuesta, me llega la fatal noticia… ¡Oh que triste noticia!… de su muerte de su viaje a la eternidad.
Heme aquí ahora sentado a la maquina escribiéndole estas letras, estas líneas cuajadas de congoja, trazumantes de pesar, porque ellas ya no van a tener la alegre respuesta que salpicaba de anécdotas y rememorando nombres y hechos de pasadas épocas, daba ud. a mis cartas anteriores. Nombres y hechos a los que se aferraba ud. por su evocación traía emoción a su espíritu y alegría a su corazón.
A muchos les chocará la dirección que he puesto a esta carta. Pero a dónde dirigirla, cuando en el preciso de escribirla parte ud. a la eternidad ?… Punto final donde todos nos hundimos después de este cortísimo pase que es la vida.
Osadía mía de dirigirle esta carta allá, ¿pero qué quiere?… El corazón se oprime y las lágrimas pugnan por salir incontenibles a los ojos. Nuestro diálogo epistolar no debe quedar trunco… por eso le escribo para dar respuesta a sus cartas y también – hay que decirlo – porque como chiclayano estoy en deuda con usted. Con usted mi noble amigo que vivió siempre pendiente de este mi Chiclayo, porque también era suyo. Sobre todo ese Chiclayo lleno de recuerdos y saudades, ese Chiclayo, tranquilo, solidario, sencillo y feliz de principios de siglo, en el que usted fue espadachín de la alegría y del criollismo, que nos pinta usted con coloridas anécdotas en sus libros y que con lento y silencioso pasar de las horas, de los días y de los años, se fue dejando sólo en su mente la repercusión del recuerdo, como el galopar de un noble potro que se alejaba en el sendero, pero cuya sombra y cuya luz aún perduran y se proyectan imperecederos sobre este afiebrado Chiclayo de hoy que – cual Vulcano – con su fragua, sus hornos y sus tenazas, sigue indiferente y despreocupado, forjando su grandeza.
Ya Jequetepeque, San Pedro de Lloc, Pacasmayo, Chiclayo y Piura no volverán a ver desfilar por sus calles esa enhiesta y gallarda figura, con aires de noble barón, que bastón al brazo y entocado con su sombrero de fieltro y ribetes de Frégoli, caminaba siempre sonriente y optimista, alegre y decidor. Su figura don José Vicente, era la de un embajador, la del embajador de la amistad, cuya presencia era saludada cordialmente a donde llegaba.
Tomó usted la vida en broma – a pesar de su terrible fondo trágico, la comedia humana siempre es comedia y por tomar la vida demasiado en broma, lo rebautizaron con el eufónico apodo de "Lata" que a mi parecer le caía a usted don José Vicente, de perlas…
Sus cartas – las que con frecuencia en estos últimos años – rezumaban su amor a Chiclayo, su cariño para los viejos amigos, su leal amistad con mis padres, y su preocupación por exaltar nuestros valores humanos. José Eufemio Lora y Lora (Jelil), su amigo de juventud, fue la honda preocupación de estos últimos lustros de su vida.
Preocupación a la que Chiclayo no respondió. Qué quiere don José Vicente ¿… Cosas de los tiempos, nos hemos deshumanizados ante la avalancha del hombre-masa que ahora tiene en sus manos las riendas de la res-pública y que aquí en nuestro Chiclayo se ha enseñoreado. Estamos en la época del grajo, del zapatazo y de la estulticia, de la ignorancia a nivel universitario, del semi-analfabeto con el título de "doctor", del renacuajo mental llegados a líderes y dirigentes de infelices; y de qué se yo cuantas cosas más que da grima el mencionarlas… Por eso el Chiclayo de hoy no respondió al llamado de usted a su invocación; no supo responder, y como iba saberlo cuando ni siquiera saben quien es o quien fue Jelil?
Todas las líneas de estas sus tres últimas cartas eran dedicadas a su querido Chiclayo y a los viejos hombres ya desaparecidos de aquel Chiclayo de añoranzas.
La misa que usted me pidió para Jelil el 15 de Febrero fecha de su nacimiento, no se ofició. Tal vez el año entrante. Los demás puntos de sus cartas, sus recuerdos de Bravo Llúncor, a Julio Rivadeneyra, al Chino Paco Ugaz, a Nicanor, para todo esto quisiera un párrafo que nos encontremos en el vallete de Josafat…
Esta carta empecé a escribírsela el día 14, pero solo la termino hoy 18; la he estado escribiendo a ratos. Que quiere usted Idas y venidas, saltos y sobresaltos, carreras, subidas y bajadas, tropezones y resbaladas, marchas y contramarchas, vueltas y medias vueltas, amén de no pocos sustos y desvelos, de todo esto está compuesto mi diario vivir que ya no hay tiempo ni para llorar, don José Vicente…
Usted perdone, pues mi demora y entre tanto que lo tenga en su santa gloria y no muy cerca de las once mil vírgenes…
"Su amigo y servidor que mucho lo quiere", así con esta frase final término usted la última de sus cartas.
Y así y aquí termino esta carta: Su amigo fiel que siempre lo admiró y ahora lo recuerda.
(Instante final. Momento supremo. Umbral de la Eternidad. Atropas corta el hilo. Vacío y silencio eternos. Elevo mi plegaria a Dios: Padre nuestro que estas en los cielos…)
José Arana Cuadra
Autor:
Miguel Ángel Díaz Torres
Chiclayo – Perú
1994
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