- La Batalla de Tucumán
- Formación de la Provincia de Tucumán y Primer Gobierno de Aráoz
- Bernabé Aráoz y el Congreso de Tucumán
- Segundo Gobierno de Aráoz
El 14 de Noviembre de 1814, el Director Supremo Gervasio Posadas lo nombra como Primer Gobernador Intendente de la provincia de Tucumán.
Creada por decreto el 08 de octubre del mismo año y compuesta por los pueblos de San Miguel de Tucumán, Santiago del Estero y Valle de Catamarca con la denominación de Provincia del Tucumán, teniendo por capital la ciudad de este último nombre.
Aportes de Bernabé Aráoz a la Batalla de Tucumán.
El aporte de la Provincia de Tucumán a la causa de la patria, fue y es muy mencionado en todos los libros de historia, debido en gran parte a la influencia de la familia Aráoz y muy particularmente a la de don Bernabé, que, diez años después, tuvo un fin desgraciado.
Al comienzo, la revolución parecía algo muy lejano para los tucumanos, pero pronto empezarían a verla de cerca y a comprometerse en ella. La Primera Junta envía una expedición al Alto Perú, a su paso por Tucumán anticipa al vecindario su urgente pedido de caballos y de dinero para costear las tropas, siendo Tucumán una de las mayores fuentes de aporte al ejercito libertador.
La expedición al Alto Perú triunfa el 7 de Noviembre de 1810 en Suipacha pero el 20 de Junio sufre un revés importante conocido como el Desastre de Huaqui.
El ejército derrotado se pone al mando de Juan Martín de Pueyrredón.
En Febrero de 1812 el Triunvirato nombra al General Manuel Belgrano como reemplazante de Pueyrredón en el Ejercito del Norte.
La guerra mostraba su lado más dificl de la revolución y el Gral. Belgrano se encontró con los realistas dispuestos a dar batalla, bajo el mando supremo de José Manuel Goyeneche.
Este dispuso que el jefe de su vanguardia, General Pio Tristán, avanzara con hombres bien armados desde el Alto Perú rumbo a nuestro territorio.
El campamento del General Patriota estaba instalado en Jujuy.
La proximidad de Tristán llevó al General Belgrano a una medida extrema y heroica: el abandono de la Ciudad de Jujuy. Una gran columna de población civil con sus pertenencias a cuesta marchó rumbo a Tucumán el 23 de agosto de 1812 lo que la historía la recordará como el Exodo Jujeño.
Las ordenes dadas por el Poder Central al General Belgrano eran terminantes, debía evacuar todas las ciudades y seguir con su ejercito hasta Córdoba sin enfrentar en batalla a los realistas.
Desde su campamento en La Encrucijada (Burruyacu), el General Belgrano envía al Teniente Coronel Juan Ramón Balcarce con el objeto de "promover la reunión de gente y armas y estimular al vecindario a la defensa", así lo narraría luego en sus escritos.
La misión del Tte. Cnel. Balcarce causo alarma en la ciudad y desde el Cabildo se dispuso enviar representantes de la ciudad con el objeto de pedirle al General Belgrano que diera batalla a los españoles en Tucumán.
Fueron con esa comisión, como hombres principales, el Coronel Don Bernabé Aráoz, vecino de lo más prestigiosos de la ciudad y de mayor influencia en la campaña; Don Diego Aráoz, y el cura de la Matriz, Dr. Pedro Miguel Aráoz. Como ayudante fue el oficial del ejército Rudecindo Alvarado.
El general de los pueblos libres no buscaba tener otro pretexto más que sirviera para desobedecer la órden de retirada dada por el Gobierno Central.
Los preparativos para la contienda se dieron inmediatamente y toda la ciudad se convirtío en un cuartel. El único y obsesivo afán se centralizaba en hacer más fuerte al ejército y vencer al enemigo comandado por Pio Tristán.
El general Paz diria que "es el de Tucumán uno de los combates más dificiles de describirse, no obstante el corto numero de los combatientes".
El ejército español era de unos 3500 hombres; el argentino apenas de 2000.
Podemos decir que desde el punto estrictamente militar la batalla se reduce a eso que se refiere Paz. Porque lo que sigue y que acaba en victoria es obra de la Providencia, con la intervención de distintos factores: religiosos, populares, psicológicos, naturales, y hasta puramente elementales. Pero hay otro factor de los más decisivos y fue el accionar de la caballería gaucha. Esta llevó su carga o mejor dicho su gran atropellada sobre el enemigo de una forma formidable. Con las lanzas en ristre, a toda la furia de sus caballos, haciendo sonar sus guardamontes y dando alaridos, cargaron estos gauchos lo mismo que una tromba.
Nuestros gauchos atravesaron de parte a parte el ejército enemigo, se fueron hasta el fondo hasta donde estaban los bagajes y con ellos las mulas cargadas de oro y plata y de ricos equipajes del ejército real y luego se dispersaron.
Nuestra caballería gaucha había sido improvisada en días anteriores y en su mayor parte eran hombres de campo, tan pobres como toscos, y así cuando ellos se dieron con aquellas riquezas, después de cumplir con su deber, creyeron que tenían derecho a tomarlas, y para tomarlas tenían que dispersarse. Para nuestros Gauchos esas riquezas era su botín.
Finalmente, podemos tomar las palabras del historiador Vicente Fidel López quién alude de la Batalla de Tucumán "la más criolla de todas cuantas batallas se han dado en el Territorio Argentino" y podemos decir que en la formación de las escuadras gauchas tuvo una gran importancia e ingerencia el Coronel Don Bernabé Aráoz.
Formación de la Provincia de Tucumán y Primer Gobierno de Aráoz
El Teniente Coronel del regimiento III Antonio Luis Berutti asume el mes de julio de 1813 al cargo de Teniente de Gobernador de Tucumán y fue durante su gestión que los triunfos militares no son los que el país quisiera. El Ejercito del Norte del General Belgrano es derrotado en Vilcapugio (octubre) y Ayohuma (noviembre), lo que torna problemática la suerte de la revolución.
En Marzo de 1814, el Coronel Bernabé Aráoz, como "premio" por su importante servicio a la causa de la independencia es designado Gobernador Intendente de Salta.
Desde el 31 de agosto de 1814, el cargo de Teniente Gobernador Provisorio de la Provincia de Tucumán, fue ocupado por el Tte. Hilarión de la Quintana.
El 08 de octubre del mismo año el Director Supremo Gervasio Posada crea por decreto la nueva Provincia de Tucumán, compuesta por los pueblos de San Miguel de Tucumán, Santiago del Estero y Valle de Catamarca teniendo por capital la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Por el mismo decreto, la Provincia de Salta quedará integrada por Salta, como sede, Jujuy, Orán, Tarija y Santa María.
Tal decreto consideraba que la tarea consistiría en reparar los daños sufridos por la guerra y al mismo tiempo permitiría que "jefes condecorados y expertos puedan consagrar exclusivamente, con menos obstáculos y todo su celo, a la reparación de los quebrantos que ha padecido" y en lo que a Tucumán le compete expresa "distinguir de algún modo al glorioso pueblo de Tucumán que ha rendido tan señalado servicio a la Patria"
Fue así que el gobernador Quintana mandó publicar, el 26 de octubre, el decreto emitido por el Director Supremo Gervasio Posada.
Por disposición del citado Director Supremo, el 14 de noviembre, Quintana pasó a Salta en lugar de Bernabé Aráoz, quién ese mismo día, fue nombrado Primer Gobernador Intendente de la nueva provincia.
Diversas turbulencias rodean en Buenos Aires al comienzo del año 1815. Cae el Director Supremo Gervasio Posadas y lo reemplaza el Gral. Carlos María de Alvear.
Tras la revolución porteña del 15 de abril, Alvear renuncia y es sustituido por José Rondeau quien se encontraba como jefe del Ejercito del Norte.
Tucumán se muestra conforme con la nueva tendencia, aprueba la designación de Rondeau y se convoca a elecciones de diputados para el Congreso Nacional según lo dispuesto por el Estatuto Provisional reglamentado por la Junta de Observación.
El 6 de Julio de 1815, el Estatuto es aprobado por las autoridades locales. Cabe acotar que la misma se vió favorecida por el gobernador Bernabé Aráoz quién apoyaba firmemente los planes nacionales.
Para esta época Aráoz debía atender las necesidades de cabalgaduras, alimentos y equipo de expedición que el gobierno central enviaba para el Ejercito del Norte pero que nunca llegó a destino porque Martín Miguel de Güemes no les autorizó el paso por la Provincia de Salta.
Historiadores disienten de la postura anterior y ponen en tela de juicio al gobernador Aráoz señalando que por oposición al ejercito del Alto Perú, el gobernador Aráoz se negaba a remitir cosa alguna del parque y almacenes que se hallaban en Tucumán, bajo el título ostensible de no tener dinero con que pagar lo solicitado.
Por ello, sobrevinieron las derrotas de Venta y Media y de Sipe – Sipe (en Octubre y Noviembre de 1815) con lo que se perderán definitivamente los territorios del Alto Perú para las Provincias Unidas del Rio de la Plata.
Tras esas batallas el Gobernador Bernabé Aráoz recibió y ayudo sanitariamente a los invalidos y heridos militares venidos de esas dos derrotas para el Gobierno Nacional.
Bernabé Aráoz y el Congreso de Tucumán
El Estatuto Provisional, jurado el 6 de Julio de 1815 regía la vida institucional de las Provincias Unidas del Rio de la Plata y en uno de sus artículos se mencionaba que el Director Supremo debería convocar a elección de diputados para dar forma a una Constitución Nacional, los mismos deberían reunirse "en la Ciudad de Tucumán" ya que poseía el prestigio de haber ganado una batalla clave para la causa revolucionaria pero fundamentalmente para disipar la desconfianza que las provincias del interior tenían sobre Buenos Aires.
El Director Supremo Ignacio Alvarez Thomas procedió a convocar al congreso.
A comienzo de 1816, los diputados empezaron a llegar a Tucumán, mientras el gobernador Bernabé Aráoz se multiplicaba para acondicionar todo lo necesario, aquellos se alojaron en los conventos y en casas de familia.
Para sede de sesiones, el gobernador Aráoz habilitó la propiedad de Doña Francisca Bazán de Laguna, ubicada a una cuadra y media de la plaza hacia el sur. Era una vivienda importante para la época, con su portal flanqueado por columnas retorcidas y por ventanas de rejas. Bernabé Aráoz facilitó la mesa de la presidencia y los conventos de San Francisco y Santo Domingo prestaron asientos para los diputados, así el gobernador no descuidó ni el más minimo detalle pese a estar comprometido con los recursos locales en la atención de otras urgencias, vale recordar que tuvo que afrontar los gastos de los soldados heridos y al resto del Ejercito del Norte que acampo en Tucumán
El Congreso Nacional, que desde su instalación, celebró sus sesiones en la ciudad de Tucumán, comunicó el 23 de septiembre de 1816 al Director Supremo y a todas las provincias su resolución de trasladarse a la ciudad de Buenos Aires acordando los diputados unánimemente que el día 15 de marzo se reunirían en esa ciudad.
Alejado el Congreso, siguió desarrollandoser la vida en Tucumán con el ejército acampado en la ciudad y en sus inmediaciones.
El gobernador Bernabé Aráoz continuó sumando méritos a su gestión. En 1817 trajo el agua para bebida desde El Manantial, costeando de su bolsillo una acequia que recorría cuatro leguas.
Para el vecindario resultó una bendición contar con ese líquido de vertientes que reemplazaba al barroso y contaminado que se veían obligados a consumir hasta entonces.
El general Bernabé Aráoz estuvo en el mando gobernativo de la Provincia, hasta el 06 de octubre de 1817 que le sucedió el coronel de milicias don Feliciano de la Motta Botello.
El general Belgrano, presente en el juramento en la sala consistorial y en presencia de la corporación y el vecindario dio las gracias por sí y a nombre de la Nación al gobernador saliente Don Bernabé Aráoz, por los distinguidos servicios que le había dispensado al ejercito auxiliar, por el desempeño, actividad y celo con que supo sostener el orden, subordinación y respeto a las autoridades constituidas, en las más triste y apuradas circunstancias de verse el país amenazado por ejércitos enemigos, y por las interiores oscilaciones, que sin vulnerar el orden de la Provincia de Tucumán, llegaron a tocar sus límites.
Transmitido el mando en manos del nuevo gobernador, Aráoz se retiró a su hacienda del Río Seco, desde donde entablo relaciones con los generales Artiga y Ramírez.
En la noche del 11 de noviembre de 1819 estalló un motín militar encabezado por el capitán Abraham González. Este mando prender al coronel Domingo Soriano Arévalo, jefe de las tropa que intentaba contener el movimiento. En la revuelta el gobernador Motta Botello fue herido de un bayonetazo y el General Belgrano que, a pesar de hallarse postrado en cama, quedó arrestado con un centinela de vista a la puerta, por orden de González.
Para el general José María Paz, el golpe del 11 de noviembre fue "la primera chispa del incendio que cundió luego por toda la República"
A la mañana siguiente (12 de noviembre), el capitán González dispuso que don Bernabé Aráoz fuese nombrado por el Cabildo, Gobernador Intendente Interino reconociendo la autoridad del Congreso y del Director Supremo, a quienes ofreció su cooperación en cuanto tuviera relación con el servicio público.
En este cargo continuó hasta el 22 de marzo de 1820.
Mandó poner en libertad al General Belgrano con disculpas y consideraciones; y ofreció al General San Martín, sus servicios en el sentido de la independencia americana.
La Revolución de Tucumán, en virtud de la cual Aráoz fue elevado al gobierno, tenía sus ramificaciones en Córdoba, foco de la anarquía, en Catamarca, Santiago del Estero, La Rioja, Cuyo (San Juan, San Luis y Mendoza) y en el mismo ejercito auxiliar del Perú. Esa fue la primera chispa del incendio que abrazó a toda la República en el inolvidable año 20.
Aquel 22 de marzo de 1820 la provincia se declaró en República Independiente.
Expresará allí que la Provincia de Tucumán: "es ya, y será a toda costa, una república libre e independiente, hermana sí y federada con vínculos tan estrechos que jamás se dispensará sacrificio alguno, hasta no ver sus pies, rotos y deshechos, los últimos eslabones de la cadena que subyugue a la más pequeña de sus hermanas"
Así estaba lanzada la idea de la "República de Tucumán".
Vale la pena recordar que la voz "República" se usaba en el lenguaje de esa época como término equivalente a "Provincia". Tanto es así que, en algunas actas del Cabildo, se hablará de Aráoz como "Presidente de la República" o "Presidente de la Provincia", indistintamente.
El 17 de mayo siguiente se instalo un congreso compuesto por miembros de las Provincia de Tucumán y Catamarca, el cual declaró estos pueblos en República Federal de Tucumán y nombrando presidente supremo de ella, el 19 de mayo, al expresado General Bernabé Aráoz, con tratamiento de excelencia, banda directorial, escolta y honores de Capitán General.
El gobernador Aráoz había prometido algunos auxilios para la expedición del General San Martín sobre el Perú y cuando salió de Córdoba la división de 400 hombres al mando del Coronel Alejandro Heredia, con destino a cooperar con la misma, encontró dificultades para entrar en el territorio de la república tucumana, sin recibir aquellos auxilios. Sin embargo, llegó felizmente a Rosario, jurisdicción de Salta, donde permaneció por orden del nuevo general del ejército auxiliar, gobernador Guemes.
El presidente de la República Tucumana temió que Heredia, tratase de deponerlo. Se dio inicio así a la guerra entre las Provincias del Norte y marchó sobre Tucumán, una fuerza de tropas salteñas, en combinación con otra santiagueña, las que fueron completamente derrotadas el 3 de Abril de 1821, en inmediaciones de la ciudad, por el ejército tucumano a las órdenes del comandante Abraham González.
El general Aráoz continuó ejerciendo el mando de la provincia hasta el 11 de Mayo de 1821, día en que la ciudad fue tomada por don Javier López, sin la menor resistencia retirándose Bernabé Aràoz a Río Seco, acompañado de sus gauchos con el objeto de reordenar su tropa y cargar sobre San Miguel de Tucumán.
La cuestión principal de la revuelta del 11 de mayo se agitaba aparentemente sobre el nombramiento del gobernador.
López sostenía que debía hacerse libremente por electores de la ciudad y de la campaña, mientras que Aráoz no quería eso sino ser él mismo prescindiendo de otra formalidad que de su nombramiento.
Existía a la sazón en las provincias la creencia de que Buenos Aires les mandaba las convulsiones, en lo que no estaban desgraciadamente muy distante de la verdad.
Las instigaciones de Ibarra, gobernador de Santiago, tenían a Tucumán en continua alarma; de manera que, cuando no estaban en abierta hostilidad, López y los Aráoz, era Ibarra el que armaba al primero contra don Bernabé.
El 11 de Mayo, día aciago y triste para Tucumán, el general Javier López, dio a sus tropas el saqueo de su propio pueblo y en que muchas familias pasaron en un solo momento desde el estado de abundancia hasta el de miseria y desnudez.
He aquí las proposiciones que Aráoz hiciera a López después del 11 de Mayo, día que éste tomó la ciudad:
"1°. Que de contado le daría 10.000 pesos en plata, con tal que, haciendo una retirada fingida, en clase de huir de su fuerza, que debía perseguirle, cargarse al pueblo de Santiago, y, revolucionándose, capturase la persona de su gobernador don Juan Felipe Ibarra, quedándose López de gobernador de aquella provincia, en cuyo empleo se comprometía a sostenerlo con toda la fuerza de Tucumán.
2°. Que, entregando las armas que mandaba a uno de los tres individuos que él le designaba y desistiendo del justo empeño, a que se hallaba comprometido, le daría la cantidad de 3.000 pesos dinero al contado".
Derrotado López a principio de Junio, por Aráoz, suscitó aquél, en Catamarca y Santiago, enemigos a la dinastía de éste.
López, cuyas fuerzas habían sido todas destruidas, pudo muy pronto reunir otras nuevas, poniéndose en marcha, el 15 de septiembre, con dirección a atacar a don Bernabé.
"Deploraba, decía López en su proclama, la necesidad en que se veía de hacer la guerra y aunque deseaba que cesase, se creía obligado a continuarla por existir innumerables vecinos de Tucumán emigrados fuera de la provincia".
Una vez en el poder Aráoz , se trató de arribar a un arreglo de las desavenencias entre Tucumán y Santiago por medio de un tratado celebrado el 5 de Junio de 1821 en Vinará, por los diputados Dr. Pedro Miguel Aráoz por Tucumán, Dr. Pedro León Gallo por Santiago del Estero y Dr. José Antonio Pacheco, mediador por Córdoba, estipulando:
"1°- Cesación completa de la guerra entre las provincias beligerantes y unión fraternal entre ellas bajo la garantía de la Provincia de Córdoba.
2°- Devolución reciproca de los prisioneros hechos durante la guerra desde la ratificación del presente tratado.
3°- Restitución inmediata a sus hogares, con libre usos de sus propiedades, de los habitantes de las provincias beligerantes detenidos o emigrados por diversidad de opiniones, sin que les siguiese perjuicio alguno por sus disensiones.
4°- Obligación reciproca de auxiliarse con el armamento militar y pertrechos necesarios, siempre que una u otra provincia fuese invadida por el enemigo infiel o por el bien común.
5°- Deferir a la deliberación del Congreso Nacional el decidir sobre las quejas reclamaciones de perjuicios irrogados mutuamente entre las provincias contratantes, así como la reposición de derechos que se considerasen recíprocos de parte a parte.
6°- Envío de Diputados por las provincias beligerantes para la instalación del Congreso Nacional en la provincia de Córdoba.
7°- Subsistencia de los derechos impuestos por el gobierno de Santiago al tráfico de carretas, hasta la deliberación del Congreso Nacional.
8°- Tránsito y comercio libre y expedito por el territorio de las provincias beligerantes.
9°- Estricta vigilancia por los gobiernos contratantes sobre la seguridad de las personas y bienes de uno y otro territorio.
10°- Unión fraternal entre las provincias de Salta, Tucumán y Santiago, sus respectivos gobiernos y alianza de los mismos contra el enemigo común.
11°- Someter el presente tratado a la provincia de Salta para su firma y ratificación, sin perjuicio de quedar subsistente entre el de Santiago y Tucumán, en caso de negativa a su ratificación por parte del primero".
Como resultado de las medidas secretas, puestas en juego entre el gobernador de Santa Fe, Dn. Estanislao López y el rico estanciero Don Juan Manuel de Rosas, muchos de los miembros del antiguo Congreso, entre ellos el coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid, y otras personas de influencia en varias Provincias, llevó adelante un movimiento revolucionario en la noche del 28 de agosto de 1821, que en la República del Tucumán fué encabezado por el coronel Abraham González, , deponiendo al gobernador Bernabé Aráoz y asumiendo el mando el Cabildo. Aráoz había sido derrocado de su jefatura –la presidencia de la "República de Tucumán"- iniciándose una serie de pujas violentas por el gobierno, entre los bandos que encabezaban, por un lado, el derrocado, y por el otro Diego Aráoz secundado por Javier López.
Desterrado y perseguido por González, Aráoz fue a asilarse a la Provincia de Santiago del Estero, cuyo gobernador, con ánimo de alejarlo de Tucumán recibió con mucho agrado.
Tomado conocimiento de esto, el coronel Aráoz trató de escapar pasando por caminos extraviados con dirección a Buenos Aires, pero no fue feliz en la tentativa, pues el gobernador don Juan Felipe Ibarra lo hizo alcanzar y poner en la cárcel, incomunicado y con una barra de grillos.
Poco tiempo después, Aráoz consiguió escapar y se presentó nuevamente en la provincia de Tucumán.
En febrero de 1822, siendo gobernador de hecho, aunque titulado interino, declaró que, por obsequio a la paz, renunciaría a todo destino público.
El 24 de octubre de 1822, el Coronel Bernabé Aráoz ataca, en la Quinta de Valladares, a don Diego Aráoz, Javier López y fuerzas catamarqueñas al mando de Manuel Antonio Gutiérrez. Logra derrotarlas y asume formalmente al gobierno de Tucumán.
Con su triunfo en la Quinta de Valladares, Bernabé Aráoz tendrá por última vez, y durante 11 meses, el gobierno de esta provincia ya desvastada por las luchas fraticidas. A fuerza de tropiezos y venciendo todo género de dificultades, don Bernabé continuó al frente del gobierno hasta el 05 de agosto de 1823 que fue derrocado por el general J. López, después de un hecho de armas, que tuvo lugar a las tres y media de la mañana.
En la zona de la Ciudadela –actual Plaza Belgrano- batirán a las fuerzas del gobierno, apoderándose de la ciudad.
El gobernador, entonces, se retirará a la campaña donde reunirá fuerzas para presentar batalla a sus enemigos.
El encuentro será el 25 de agosto de 1823 en el Rincón de Marlopa. "Se inició con un duelo de artillería; la acción se hizo general después y, tras encarnizado combate, las tropas de Aráoz se declararon en derrota, huyendo en diversas direcciones y dejando en el campo 40 muertos numerosos heridos y 60 prisioneros", narra Ricardo Jaimes Freyre.
Según Antonio Zinny, en la persecución que sufriera el ejercito del general Bernabé Aráoz, se le tomaron más de 50 prisioneros, entre ellos, el general Martín Bustos, Don Pedro J. Aráoz, don Fernando Gordillo, y don Mariano Villa, los cuales fueron, por orden de López, fusilados a las diez de la mañana del siguiente día 06 y heridos el clérigo Machado, Juan Ascencio, Maldonado Hernández, y muchos oficiales.
Don Bernabé fue a asilarse a Salta.
Al año siguiente (1824), desde su asilo en Salta, excitaba Aráoz a su partido y tramaba contra Javier López una conspiración, la cual fue descubierta.
Esta actitud produjo la queja de López contra Aráoz al gobernador Arenales de Salta, quién le fijó la ciudad por cárcel y en seguida pidió una resolución a la Sala de Representantes, la cual, declaró que si los emigrados de Tucumán seguían conspirando, cesaría en derecho de asilo y aún podría ser entregado a su gobierno para que los juzgase.
El general Arenales, dando a esta ley un efecto retroactivo, la aplicó para con Aráoz, quién fue remitido y entregado a su capital enemigo Javier López y este lo mando a fusilar.
El 24 de Marzo de 1824, contra el muro sur de la Vieja Iglesia de Trancas fue fusilado sin juicio alguno, el Coronel Don Bernabé Aráoz.
Aceptó valientemente su destino y su última acción fue fumar un cigarro.
Al ver caer las cenizas comentó que ellas se parecían a la existencia humana.
Según Antonio Zynni, "Don Bernabé Aráoz era un hacendado acomodado y pertenecía a la numerosísima familia de los Aráoz, la cual, desde la Revolución de Mayo, se declaró en su favor con el más ardiente entusiasmo. Aráoz carecía de cualidades para militar, pero su gran inclinación al mando, le hizo aceptar el cargo de coronel de milicias, con que asistió a la acción de Salta, única en que se hallo personalmente como espectador más bien que como jefe de un cuerpo de tropas".
El general José María Paz, quién lo conoció, testimonia que Bernabé Aráoz "jamás se inmutaba, ni he sabido que nunca se le viese irritado; se exterior era frío e impasible; su semblante poco atractivo, sus maneras y hasta el tono de su voz lo harían más propio para llevare la cogulla que el uniforme de soldado; prometía mucho, pero no era delicado para cumplir su palabra; por lo demás, no se le conocía más pasión que la de mandar, y si merece que se le dé la clasificación de caudillo, era un caudillo suave y poco inclinado a la crueldad".
El golpe tucumano de 1819 repercutió en todo el país y se lo considerará precursor de la anarquía. Cuando este episodio lo encumbro nuevamente al gobierno, el coronel Bernabé Aráoz tenía 37 años.
A decir de Juan B. Terán "Era el verdadero caudillo de Tucumán. Su fortuna, su jefatura de una antigua y prepotente familia, sus servicios desde el primer momento de la revolución, que lo habían vinculado con los jefes militares de la república; su carácter ambicioso y manso a la vez, su condición de campesino feudal, habíanle dado un ascendiente y un poder, sobre todo en las clases populares y rurales, que nadie la habría disputado".
El 24 de marzo de 1824, contra el muro sur de la iglesia de Trancas fue fusilado Bernabé Aráoz sin juicio alguno. Según la versión oficial del gobernador López, había pretendido fugarse "seduciendo a la tropa" ante lo cual el coronel José María Ferreyra había "tomado la resolución de fusilarlo". Para Paul Groussac, "no puede caber duda que la ejecución fue ordenada por el gobierno: un oficial subalterno no podía asumir sin orden tamaña responsabilidad". Del trámite se encargó el oficial Juan Antonio Yolis, "hombre frio y cruel", dice Juan B. Terán, que "servía para esos fines siniestros cuya responsabilidad los tiranos desean dejar en la oscuridad". Aráoz aceptó valientemente su destino. Su última acción fue fumar un cigarrillo. Al ver caer las cenizas, comentó filosóficamente que ellas se parecían a la existencia humana.
La Municipalidad de Monteros, queriendo salvar el recuerdo de las pasadas glorias de la Patria, erigió en la plaza de nuestro pueblo, un monumento en honor del General Bernabé Aráoz, del ejército patriota vencedor de La Ciudadela a las órdenes del General Belgrano, del General Díaz Vélez y del Congreso de 1816.
En Enero de 1879, se inauguró, con toda solemnidad, la columna levantada en aquella plaza y sobre los cuatro lados de su base y en letras de oro, se leerían las inscripciones siguientes:
"Al General de la Independencia don Bernabé Aráoz, la Municipalidad de Monteros de 1878 dedica este monumento conmemorando sus importantísimos servicios prestados a la causa de la Libertad Argentina en Tucumán, en 1812, y en Salta, en 1813, asegurando a sí la Independencia de Sud América".
En su antípoda esta otra:
"Al ejercito vencedor en la Ciudadela de Tucumán. Gloria a los patriotas que en aquella batalla obtuvieron como trofeos de su victoria 61 gefes y oficiales con 226 individuos de tropas prisioneros, 7 piezas de artillería, 400 fusiles, 3 banderas y 2 estandartes al ejercito realista".
En los otros dos lados se leen también estas palabras:
"Al General Eustaquio Díaz Vélez, honor a l vencedor de Las Piedras, prócer de la Revolución, que iniciada en 1810, dio la Independencia a la Nación Argentina".
Y en su lado opuesto:
"Al Congreso de 1816, gratitud eterna a los que en 1816, reunidos en el Congreso de la Ciudad de San Miguel de Tucumán, firmaron la declaratoria de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata".
Decía Juan Bautista: mi tío Bernabé Aráoz era el prototipo del caudillo del estilo de 1810, que siempre tenía el caballo ensillado, porque no sabía en qué momento iba a ser atacado por otro caudillo vecino. En esos tiempos las provincias eran feudos en donde no imperaba la ley ni el orden.
Los pobladores se sentían más seguros cuando un gobernador se eternizaba en el mando porque así acumulaba más poder y le daba la posibilidad de defender a sus gobernados. Él sabía que siempre estaba latente el avance de la montonera: Aráoz sometía a Santiago del Estero; Guemes quería saquear a los tucumanos. Quiroga le exigía a Tucumán compensación por una batalla ganada.
Pero el triunfo no había sido gratuito, habían perdido la vida decenas de tucumanos y otros tantos heridos. La familia Aráoz había adquirido gran prestigio entre los tucumanos por el honor con que la provincia había sido defendida por mi tío Bernabé.
–Quiero detenerme en el relato de mi vida, para hacerlo sobre la de Bernabé Aráoz, porque creo que no se ha hecho justicia con su memoria y ha sido desacreditado gratuitamente. Mi tío fue un militar valiente gran colaborador y jefe determinante en el triunfo de Belgrano en 1812, aportando dinero a la causa y sus empleados del campo se prestaron, por devoción a su patrón, a luchar en la batalla.
No influyó ninguna figura prominente para que San Miguel de Tucumán fuera sede del Congreso que declaró la independencia. Indudablemente que su situación geográfica central contribuyó y mucho, pero también debían darse condiciones políticas favorables en los sentimientos patrióticos de los líderes que gobernaban la provincia y en el fervor de la población.
Bernabé organizó personalmente todo lo concerniente a la instalación del congreso. En su casa, frente a la Catedral, se llevaron a cabo las reuniones preliminares recibiendo a los diputados y alojándolos en las casas particulares que se ofrecieron al efecto y en los conventos del lugar, conforme iban llegando desde las distintas provincias. Allí se debatieron los términos fundamentales de la Declaración de la Independencia.
Como las sesiones del congreso se llevaron a cabo en la casa de doña Francisca Bazán de Laguna, a pocos metros de la casa de mi tío, en la misma calle en la acera de enfrente, prestó parte de su propio mobiliario de su casa para las reuniones del Congreso y la mesa en la que se juró y firmó la declaración pasó a ser un mueble de inmenso poder afectivo para la familia, ya que le pertenecía a Bernabé.
Fue un gobernador muy progresista y desinteresado en cuestiones de dinero. Nunca cobró sueldos de gobernador y costeó de su propio peculio la construcción de la acequia que trajo el agua a la ciudad, instaló el alumbrado público, creó una escuela de primeras letras y el primer mercado de alimentos. También impuso tasas para financiar el aseo y mantenimiento de la vía pública. Pero también le diré, Diego, que entre mis parientes no existía la concordia, porque en 1823 Javier López, casado con Lucía Aráoz, también tío mío, derrocó a Bernabé, pero éste equivocó la decisión de la huída: en lugar de hacerlo hacia sus propios campos, como lo había hecho en otras oportunidades, lo hizo hacia Salta, en donde lo odiaban por su triunfo sobre Guemes.
López lo capturó el 24 de marzo de 1824 y sin más trámite lo hizo fusilar, junto al río Trancas contra el paredón de una iglesia, dándole tiempo para que orara y fumara un cigarrillo de papel, aprovechando Aráoz para acuñar una frase que atravesó la triste historia de los conflictos provinciales y también los familiares; mi tío Bernabé Aráoz dijo, haciendo rebotar el dedo anular en el cigarrillo dejando caer las cenizas: "la existencia humana es como estas cenizas".
-Como usted verá la familia de mi madre, era la principal en aquella época. Pero mi padre, aún cuando tenía un gran respeto por Bernabé, no era lo que quería para un gobierno de la provincia. Por eso se había hecho amigo del general Belgrano, quien vino a vivir a mi casa y según dicen, porque no recuerdo, yo jugaba a los soldaditos sentado en las faldas del general.
Y así fue, que cuando tuve unos años más mis paseos preferidos eran al campo de la Ciudadela, donde el general tuvo su campamento o al Campo de las Carreras, el escenario de la gesta guerrera que era para mí el triunfo de lo bueno sobre lo malo, el triunfo de la libertad sobre la opresión y, fundamentalmente, el triunfo de los principios que mi padre me había inculcado y conversaba y debatía con Belgrano.
Allí en esos campos veía al general como batió a los "maturrangos"; en el propio lugar, evocaba los cuentos casi sobrehumanos que me hacía mi padre sobre las hazañas del general y me transportaban a una niñez plena de ausencias.
Creada por decreto el 08 de octubre de 1814 con la denominación de Provincia del Tucumán.
El 14 de Noviembre de 1814 fue nombrado el general Bernabé Aráoz como Primer Gobernador Intendente.
El día 12 de mayo de 1816 se realizó la apertura solemne del Congreso Nacional, con la asistencia del Director Supremo y todas las autoridades civiles, militares y eclesiásticas.
Se comunicó el 23 de septiembre de 1816 al Director Supremo y a todas las provincias la resolución de trasladar el Congreso Nacional a la ciudad de Buenos Aires.
El Congreso Nacional el día 15 de marzo de 1817 se reuniría por primera vez en esa ciudad.
El general Bernabé Aráoz subsistió en el mando gobernativo de la Provincia, hasta el 06 de octubre de 1817.
El 11 de noviembre de 1819 estalló un motín militar encabezado por el capitán Abraham González.
12 de noviembre de 1819 el capitán Abraham González dispuso que el general Bernabé Aráoz fuese nombrado por el Cabildo como Gobernador Intendente Interino reconociendo la autoridad del Congreso Nacional y del Director Supremo, a quienes ofreció su cooperación en cuanto tuviera relación con el servicio público. En este cargo continuó hasta el 22 de marzo de 1820.
22 de marzo de 1820 la provincia se declaró en República Independiente.
El 03 de Abril de 1821, en inmediaciones de la ciudad, por el ejército tucumano a las órdenes del comandante Abraham González, una fuerza de tropas salteñas, en combinación con otra santiagueña, las que fueron completamente derrotadas.
El general Aráoz continuó ejerciendo el mando de la provincia hasta el 11 de Mayo de 1821.
El 17 de mayo de 1821 siguiente se instalo un Congreso compuesto por miembros de las Provincia de Tucumán y Catamarca, el cual declaró estos pueblos en República Federal de Tucumán.
El 19 de mayo de 1821 se le concede al general Bernabé Aráoz tratamiento de Excelencia, Banda Directorial, Escolta y Honores de Capitán General.
Derrotado Javier López por el general Bernabé Aráoz en Catamarca y Santiago, a principio de Junio, llevó a éste a convertirse en enemigos a la dinastía Aráoz.
El 05 de junio de 1821 se celebró el tratado de paz entre Tucumán y Santiago del Estero en la localidad de Vinará
En la noche del 28 de agosto de 1821 encabezado por el coronel Abraham González, estallo un movimiento revolucionario, deponiendo al gobernador, general Bernabé Aráoz, asume el mando del gobierno el Cabildo.
Javier López, cuyas fuerzas habían sido disminuidas por las batallas anteriores, pudo muy pronto reunir otras nuevas y ponerse en marcha el 15 de septiembre de 1821 con dirección a atacar al general Bernabé Aráoz.
El 24 de octubre de 1822, el Coronel Bernabé Aráoz ataca, en la Quinta de Valladares, a don Diego Aráoz, Javier López y fuerzas Catamarqueñas al mando de Manuel Antonio Gutiérrez, derrotarlas y asume nuevamente al Gobierno de Tucumán.
Con su triunfo en la Quinta de Valladares, Bernabé Aráoz tendrá por última vez, y durante 11 meses, el gobierno de esta provincia ya desvastada por las luchas fraticidas.
Don Bernabé continuó al frente del gobierno hasta el 05 de agosto de 1823, donde fue derrocado por el general Javier López, después de un hecho de armas que tuvo lugar a las tres y media de la mañana.
El encuentro será el 25 de agosto de 1823 en el Rincón de Marlopa. Derrotado, Bernabé Aráoz fué a asilarse a la provincia de Salta.
Al año siguiente (1824), desde su asilo en Salta, excitaba Bernabé Aráoz a sus partidarios y tramaba contra Javier López una conspiración, la misma fué descubierta.
Bernabé Aráoz, fue entregado a su mayor enemigo, Javier López quién lo mando a fusilar el 21 de Marzo de 1824, en las inmediatamente de Trancas, distante 25? Km de San Miguel de Tucumán.
El 24 de marzo de 1824, contra el muro sur de la iglesia de Trancas fue fusilado Bernabé Aráoz sin juicio alguno.
55 años después de la muerte de Bernabé Aráoz, la Municipalidad de Monteros, queriendo salvar el recuerdo de las pasadas glorias de la Patria, erigió en la plaza del pueblo, un monumento en honor al General Bernabé Aráoz.
En Enero de 1879, se inauguró, con toda solemnidad, la columna levantada en aquella plaza, en uno de sus lados de la base, y en letras de oro, se pudo leer la siguiente inscripción: "Al General de la Independencia don Bernabé Aráoz, la Municipalidad de Monteros de 1878 dedica este monumento conmemorando sus importantísimos servicios prestados a la causa de la Libertad Argentina en Tucumán, en 1812, y en Salta, en 1813, asegurando así la Independencia de Sud América".
Autor:
Julio César Salomón