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La oralidad en "Salomón" novela de Gustavo Luis Carrera (página 2)

Enviado por Midalys Roque


Partes: 1, 2

Diálogo y oralidad

Salomón es la novela más reciente de Gustavo Luis Carrera. En ella se evidencia una parte de sabiduría popular a través de sus personajes. Son los recuerdos los que revelan el camino de un sin fin de cuentos, que dejan al descubierto la identidad de un pueblo. La obra presenta variedad de matices en el lenguaje utilizado; se pasea por la palabra cotidiana, expresiones populares y ordinarias. Es un lenguaje popular que en cierta forma se opone al lenguaje culto de la novela y se presenta en forma de diálogo.

En esta obra el autor se vale de la escritura como soporte de la oralidad, para desarrollar la narración. Esto se observa a través de los cuentos populares, los cuales están enraizados en costumbres y valores propios de una comunidad de cultura oral. En su transcripción trata de reproducir el lenguaje que los caracteriza e incluso logra describir ademanes propios de la expresión oral. Por lo tanto la obra asume características de la oralidad y esto prevalece en su desarrollo.

En este análisis se hace referencia a la literatura de tradición oral, al observar como expresiones populares, dichos, refranes, proverbios, etc., reproducidos en Salomón, conservan la originalidad y frescura propias del contexto en el cual se desarrolla la novela

Gustavo Luis Carrera, a lo largo de la novela, ficcionaliza unas conversaciones dentro de las cuales da cabida a distintos géneros y estilos discursivos: coplas, salmos, poesía, leyendas. La escritura se entrecruza con la expresión oral para crear una novela que no es más que el espejo de la vida. Esto se da a través de una multiplicidad de diálogos que reproducen la realidad de un venezolano o, más específicamente, la vida de un cumanés.

Sin duda, lo más interesante de la obra es el empleo del diálogo como técnica, la cual amplía las posibilidades de conocer el mundo literario a través de sus personajes. Como bien lo explican los autores Bourneuf-Ouellet (1989:217):

Es sobre todo el diálogo lo que permite dar no sólo un conocimiento directo de un personaje, puesto que tanto la palabra como el gesto son una respuesta a la imagen que se proyecta…, es fácil darse cuenta de que el diálogo narrativo eficaz, además de revelar la simpatía o el conflicto más o menos latente entre los personajes, permiten a éstos, aunque no quieran, lo que ninguna otra técnica narrativa permitiría conocer o entrever.

El diálogo convence al lector de que lo leído tiene un carácter verosímil. Se hace énfasis en el discurso que presenta el hablante e incluye indicios suficientes que proyectan la personalidad y contexto en el cual se desarrolla el personaje. Estamos hablando de una situación comunicativa que nos remite a marcos de referencias propios de la re-escritura como lo son: la función metalingüística, de preguntar y preguntarse sobre el registro lingüístico que se emplea; los elementos paralingüísticos, que describen los gestos; las formas interrogativas y la relación interlocutiva. Con estas referencias identificamos al diálogo, o sea, una manera de representar el comportamiento lingüístico en las relaciones interpersonales, como lo afirma Leonardo Romero Tovar (1985:95):

La comunicación tejida en torno a las preguntas y respuestas, a las divagaciones inesperadas, es también un elemento de participación en las transmisiones orales de textos literarios.

De allí la importancia que tiene el diálogo en el texto literario. Abre el espacio para el intercambio ideológico y los complejos sentimientos, con los que se caracterizan a los personajes que son la viva imagen de los seres humanos, como lo expresan Bourneuf-Ouellet (1987:217):

El intercambio verbal, por su carácter espontáneo e imprevisible, da origen a sentimientos e ideas y transforma el paisaje interior (…)

El diálogo involucra más directamente al lector con el personaje. Este vive con intensidad lo que el personaje puede transmitir. Esto le da a la obra una veracidad y naturalidad que permite mostrar los caracteres de los personajes y su evolución moral e intelectual.

2.2.1 Diálogo en Salomón

En Salomón la comunicación es el eje fundamental, alrededor de ella giran todas las acciones y las relaciones que se establecen en el desarrollo de la obra. Aquí vemos la comunicación como un hecho cultural, un aspecto más de la humanidad que se expresa en la cotidianidad de las vivencias, en lo fantasioso del relato, en las fábulas, en la sabiduría de un hombre que intercambia y relaciona todo su ser con todos los demás.

El recurso predominante en la obra es el diálogo. Salomón, más que una narración, es la escritura de un diálogo que se ha dado en un tiempo ya pasado. Es un diálogo del cual el lector se hace testigo. Las historias tienen un hilo conductor que es un cuenta cuentos, representado por el personaje principal de la obra: Salomón Rivas.

En la obra hay un diálogo principal que orienta las historias que allí se cuentan. Este se da entre dos narradores (extradiegético e intradiegético) que son los que hilvanan la historia principal. La historia de Salomón Rivas permite al lector disfrutar de una gama de cuentos que son parte de la conversación que sostienen ambos narradores. La novela recrea un discurso oral, que no es más que un diálogo entre Salomón Rivas (personaje principal de la obra) y una voz interlocutora probablemente el autor)[1]. Con respecto a este diálogo Haydeé Párima (1995:40) refiere:

Los dos narradores a que hiciéramos referencia, y si sus voces, al hallarse cada una libre de la otra, no convergen en el diálogo propiamente dicho, sino como palabras que se oponen debido a la diferencia entre ambas, por ejemplo, en lo relativo a la restricción o elaboración de los códigos lingüísticos, esa diferencia y la concurrencia simultánea en mismo texto, la novela, de hecho las dialogiza.

El diálogo como recurso en la novela muestra una realidad ficcionalizada y a través de los personajes presenta las vivencias de un pueblo. El sentir colectivo se puede captar a través de las relaciones entre los personajes. Estos se presentan con mucha espontaneidad. Pero el diálogo entre Salomón y la voz interlocutora es el que orienta los demás, pues es uno de los más importantes en la obra. Otro muy interesante es el que se establece entre Salomón personaje y Salomón bíblico. Hay otros no menos importantes que se destacan en cada relato. Entre estos podemos nombrar: el que se da sobre la vida y muerte de Basilio (diálogo con Basilio y Damaseno), el del Padre Arteaga (diálogo de Salomón con este sacerdote), más los diferentes diálogos que Salomón relata al recordar su estancia en la marina.

En la novela prevalecen características dialógicas, que son parte de esa conversación de Salomón con la voz interlocutora. Efectivamente, por cada acontecimiento que cuenta el personaje, la voz interlocutora emite una respuesta inmediata.

Pero no es esto lo que te quería referir. Al menos no en este momento. El velorio está avanzando y me toca contar mi primer cuento

[Te oigo hablar, Salomón y la sola palabra velorio me conduce al vacío de una madrugada fría…] (.14)

Con algunos aspectos sobre diálogo, a los cuales hace mención Paul Zumthor (1991:31) podríamos ilustrar mejor lo antes dicho:

En efecto, la intención del locutor que se dirige a mí no es únicamente comunicarme una información, sino conseguirlo provocándome a reconocer esta intención y someterme a la fuerza ilocutiva de su voz. Mi presencia y la suya en un mismo espacio nos ponen en posición de diálogo, real o virtual.

Hay infinidad de diálogos en la narración que nos remiten a una variedad en los tipos de reconstrucción de éstos. La emisión de cada enunciado obedece a interrogantes que son dirigidos al interlocutor. De esta forma se logra conservar y respetar en buena medida el estatuto oral que presenta la obra. También reconocemos el diálogo en la obra, cuando las oraciones no son debidamente marcadas por el orden y pausas determinadas por las normas de la escritura, sino que se pueden apreciar repeticiones y otras características propias de la oralidad.

Podríamos decir que el ejercicio comunicativo que comporta la oralidad en Salomón tiene una marcada intención. El autor logra una articulación entre la expresión oral y la palabra escrita, generando en el lector la sensación de estar "oyendo".

Esto se logra en la relación que establece Salomón cuando dialoga con los demás personajes; la voz interlocutora, el Rey Salomón, Damaseno y el Padre Arteaga. Cada uno de ellos está unido a Salomón por la amistad que comparten con Basilio.

(…) ¡Porque Basilio era un señor donde tú lo pusieras! No tenía esas riquezas y esos estudios que algunos cargan por ai, pero eso sí: un señor, un señor de respeto, de palabra, de amistad. (.25)

Ciertamente, en la mayoría de los casos, el relato de la muerte de Basilio propicia la conversación con cada uno de los interlocutores. Con Damaseno, por ejemplo, Salomón Rivas hablaba con él sobre la causa que le ocasionó la muerte a Basilio.

(…) No siento ganas de ponerme hablar con cualquiera de mi compadre Basilio. Se dijeron tantas cosas, tanta lengua suelta… Nada más con Damaseno me gusta conversar de ese asunto, porque ése sí lo quiso de verdad; además le debe la vida:… (.63)

Con esto se demuestra lo fraternal que es Salomón con los personajes con quien dialoga. Damaseno es el amigo que al igual que él valora la labor que cumplía Basilio en el pueblo, incluso fue su paciente. Basilio es el curandero del pueblo a quien todos le deben respeto. Su muerte causa gran conmoción puesto que se le atribuye al desdén que causó la polémica entre la medicina popular y la científica.

Así mismo, la voz interlocutora comparte los relatos que se originan a propósito del velorio de Basilio. También comparte el don de la palabra hecha relato. "[Hecha mi palabra, tu verdad será nuestra y como tú viviré por la palabra, hoy y aquí. ¡Salomón permíteme que también rompa a contar (…). ]" (.45). La voz interlocutora permite darle forma a las tramas que se desarrollan en esta obra. A ésta Salomón Rivas dirige todos los cuentos que han formado parte de su vida y en el momento de contárselos pasan a ser suyos también,de esta manera conocemos la vida de Salomón Rivas personaje principal de la obra.

[Salomón, perdona que te interrumpa y que pretenda también empezar a contar algunas veces. (…) me he ganado el derecho a decir, por mi parte, algo de lo que has contado de tus cosas y de tu vida.] (.45)

Por otra parte, la conversación con el Padre Arteaga forma parte de lo que es la vida de Salomón, puesto que su interés por las historias y proverbios del Rey Salomón lo lleva a entablar una interesante amistad con el Padre. Hay una fraternal amistad entre estos personajes y Salomón que se evidencia mejor en los diálogos que describiremos a continuación.

2.2.2.- Diálogo entre Salomón y la voz interlocutora

La novela se inicia con un narrador que cuenta cómo ha sido su infancia y toda su vida, es interrumpido por una voz que hace una acotación que se corresponde con lo último que dice Salomón, lo cual nos permite suponer que se trata de una conversación.

La voz se puede reconocer en el texto porque aparece demarcada por corchetes, empleados de manera intencionada para resaltar la voz de interlocutor. La letra con que está impresa difiere de las demás palabras y la forma de expresarla lo que le da la singularidad a este personaje. En comparación con la forma de expresarse Salomón, hay una marcada intención de resaltar la diferencia entre el personaje y la voz, esta última es de una persona letrada, mientras que el primero corresponde a alguien que tiene un contacto eventual con la escritura. Esta es una diferencia que estaremos mencionando reiteradamente en nuestro análisis, para lo cual hemos partido de las reflexiones de Walter Ong (1972). Específicamente nos referimos a la diferencia entre oralidad primaria y oralidad secundaria ya abordadas en el primer capítulo.

Entre los diálogos de la novela destacamos el de Salomón y la voz interlocutora, porque se mantienen desde el inicio hasta el final de la obra. Este diálogo simula una conversación de la cual el lector es testigo u "oyente". Hay un intercambio interesantísimo entre ambas voces; mientras una se expresa de manera diáfana y sencilla, la otra aguarda con silente atención respondiéndole siempre con la palabra acertada. A través del diálogo, se observa que hay una gran amistad entre el personaje y esa voz interlocutora. Los une un sentimiento fraternal y comparten desde sus experiencias una visión de mundo, que va del saber académico al más cotidiano.

Por contraste, de el lenguaje sencillo y cotidiano empleado por Salomón, con la voz que conversa con él, se reconocen las características de una persona culta. En la intervención de la voz interlocutora siempre hay una explicación de las acciones que se desarrollan en la obra y de alguna manera indica que se trata de un texto escrito, en el cual se recrea la oralidad:

Pero la verdad es que no somos nada!

[Oigo la conversación de los amigos de Salomón y me siento como ante una familia que se preocupa por la vida cercana de uno de sus pobladores…]

Pero ese no es el caso. Hay luces que uno se explica. Y le entra a uno una cosa mala en el cuerpo y entonces es mejor regresarse y no tentar la suerte… Oye esto que me pasó en Cantarrana y dime si todas esas palabras que tú sabes le encuentran explicación.

[… Si me sucediera algo así Salomón, yo me tragaría mis palabras racionales, una a una como píldoras apresuradas. No me quedaría más remedio que dar entrada a la luz fantasmal en el retiro del tacto y la palabra cotidiana. Aunque siempre sería posible aferrarse a la tabla de explicación científica,…] (.17)

A través de la disparidad entre los personajes, el autor establece una armonía entre el discurso oral y el discurso escrito, logrando destacar la recreación del discurso oral sin desvirtuar su originalidad y riqueza. Ello es así no porque no se pretenda que sea oralidad, sino porque el lector así lo reconoce y lo asume con su lectura. Sin duda esto es parte de la dimensión oral del lenguaje y el escritor se está valiendo de ella. Aunque hagamos la distinción entre las voces de Salomón y la voz interlocutora, no podremos negar que ambas representan la oralidad, aunque cada una emplea un lenguaje diferente.

Salomón Rivas está contando su vida y la voz interlocutora en algunas oportunidades completa las historias. "Diré contigo sin decir por ti. Lo que no quieras decir sencillamente no existe." (.45). Porque conoce cómo ha sido la vida de Salomón, hay pasajes en la novela que se refieren a Salomón que son contados completamente por la voz amiga. ["Salomón, no quiero perderme la oportunidad de que sea yo quien lo cuente. Mis razones ya tú la sabes; y te aseguro que no voy alejarme en nada de tu relato…"] (.54) En toda esta jornada sucede así. Sin duda, la relación fraternal entre los dos personajes permite que esto sea así. Están unidos por la palabra y es a través de ella que se comunican, dando como resultado este diálogo.

[Le daré a este pacto que te pido que aceptes, la fuerza fiel de la hermandad de la palabra, igualitaria y diferenciadora a la vez, siempre en todas partes. Tu palabra será la mía sin dejar de pertenecerte. Hecha tu palabra tu verdad será nuestra. Y como tú viviré por la palabra, hoy y aquí. Salomón permíteme que me rompa a contar y desate estas ganas de decir que me comen la lengua en prisión y me queman la mano impaciente!.] (pág. 45)

"Tu palabra será la mía sin dejar de pertenecerte", es así como se expresa la voz interlocutora ante Salomón. Guarda distancia por lo que va a contar porque se trata de la vida de su amigo. Respeta una a una las historias que conoce de Salomón y las repite tal cual como éste se las contó, porque sencillamente le satisface el hecho de sentirse partícipe de la palabra que ambos comparten.

(…) Amalia toma la responsabilidad de la casa, a la muerte de mamá. Ella tenía entonces diecisiete años, pero parecía mayor. Era alta y delgada, siempre con el pelo recogido atrás…

[Déjame seguir yo la historia, Salomón. Pensé mucho lo que dijiste sobre el espejo y he llegado a sentir todo lo de Amalia como cosa mía. Además, así te evito repetir algo que te amarga cada vez que lo dices. (Nunca te he visto gesto tan decaído y ojos tan apagados como cuando me lo contaste…)…

Amalia permaneció allí. Siguió siendo la casa, recuerdo, el aire que hacía pervivir Cumaná. ]

Así es. Pero no solamente era la casa y la familia. ¿Cómo te diría yo? Para mí, Amalia era Cumaná. (.115)

El diálogo de Salomón Rivas con la voz interlocutora revela la mayor parte de la vida del personaje principal, que no es más que la trama de la novela. A través del intercambio de estas dos voces se puede observar cuáles son los sentimientos, los ideales de estos personajes y de qué manera los comparten. Se evidencia (una vez más) la fraternidad que los caracteriza y permite que el diálogo se extienda hasta el final de la obra.

Este diálogo podríamos describirlo según cada jornada. En la primera, las intervenciones de la voz interlocutora son muchas y bastante extensas. Esto se debe a la importancia que se le da a la memoria, puesto que los recuerdos familiares son la esencia de la narración. "… ¡Cómo no ver, Salomón, la plenitud, tu plenitud espontánea al alcance del tacto y al sabor de la memoria!…" (.89). Ciertamente, es la vida de Salomón Rivas la que se relata en la primera jornada, que prácticamente es contada entre los dos…"No agregaré nada a lo que has contado. Sólo te digo lo que tú me has dicho otras veces: por la palabra vive el hombre y tu palabra es vida…" (.88) Para Salomón su familia era importante, por ella se enfrenta en la vida. "-;Eso era una pobreza demasiada; sin comida no hay familia, continúas con cinco hijos y todo eso… la familia tuve que irla haciendo yo"(.13).

Es así como desde temprana edad va adquiriendo todo lo que conoce y le permitirá defenderse, "lo que más enseña la vida es a aprender". Así lo expresa él mismo y de toda experiencia va aprendiendo formándose su valor sobre el conocimiento.

Ya se señaló en el capítulo anterior que, en una cultura oral, la memoria es la fuente y poder del conocimiento. Tal es el caso de Salomón, quien tiene una memoria invalorable, con la cual demuestra su sabiduría.

En la segunda jornada la sabiduría es el principal tema de conversación de este diálogo. La voz interlocutora se interesa por las actividades de Salomón.

¿Qué? ¿tu crees que se me pasó la mano con el número de postas? ¡si te digo que era un Señor sábalo!

[Está bien, Salomón. Pescador que no hace crecer con la lengua su pesca, no es pescador… ] (. 105)

Cada uno de estos personajes tiene inteligencia, perspicacia y discernimiento para enfrentar la vida desde sus experiencias. La razón predomina y sostiene cada una de las historias, la palabra es una constante en la obra.

Pero, déjame, más bien terminar de contarte lo que te venía contando…

[Si hay una cosa que admiro en tu palabra, Salomón, es que nunca cesa, siempre vive una historia que viene comenzada y debe seguir su camino… ] (.97)

En esta jornada se desarrollan la mayoría de las historias, son protagonistas de la conversación. Ahora es Salomón Rivas quien tiene la voz cantante en el diálogo, su intervención es más explicativa porque todo gira en torno a los caminos recorridos por él. La voz interlocutora después de un silencio interviene de manera oportuna. Para ambas, la palabra es la acción misma, por lo que establecen una relación interesante "palabra – acción" con respecto a la vida. Así se expresan:

– Uno siempre ve el tiempo de antes como la cartilla donde aprendió a leer.

[Es cierto. Y entonces esas primeras letras son la medida de las lecturas de toda la vida. ]

– Sobre todo yo siento que esa cartilla es el punto de comparación inevitable: todas las cosas que vives tienen que mirarse en el espejo.

[Y no sólo eso. Los otros tiempos provocan el descontento, pero también infunden el consuelo:… y cada generación juega el juego feliz de: hay presente pero hubo un pasado. ]

– Nadie puede olvidarse de recordar.

[Pero, recordando tantas cosas debes sentirte muy viejo. ] (.111)

La vida, sabiduría, conocimiento, justicia, son los temas que mantienen el hilo del diálogo, que tiene atento al lector; el cual se hace sus propios juicios de quién es cada quien y puede conocer sus características como personajes.

En la tercera jornada el diálogo se hace con menos réplicas, aunque la intervención de la voz interlocutora se haga más seguida (veinte veces).

2.2.3. Diálogo de Salomón con Salomón bíblico

Salomón Rivas era un hombre astuto, justo y muy sabio; tenía muchas vivencias y un gran interés por tener su propia visión del mundo. Por eso su sabiduría estaba inspirada en lecturas sobre la vida del Rey Salomón. Esto se puede observar en la obra en las conversaciones de Salomón con el Padre Arteaga. Todo se inicia por la admiración que sentía Salomón por su homólogo; deseaba conocer su vida por sentirse identificado con él. Su curiosidad lo hizo leer varios textos y cuentos sobre el rey Salomón e incluso se dedicaba a estudiar los pasajes de la Biblia con el Padre Arteaga. Salomón averiguó todo lo referente al Rey Salomón. Su inquietud era tanta que indagó desde la vida del rey David (padre de Salomón) hasta lo más íntimo del rey Salomón.

(…) <<En tiempos del rey Salomón, hijo David…>> me acordé de mis conversaciones con el Padre Arteaga en Cumaná, y de la historia completa del rey David… La lección del Padre Arteaga y otras cosas sobre el afamado rey David que había leído en el almanaque sabelotodo del año anterior:…(.74)

Salomón le daba a las lecciones del Padre Arteaga un especial valor, puesto que procuraba en su vida seguir el ejemplo del rey Salomón. Éste representa para él, el mejor consejero que ha tenido la humanidad. Salomón Rivas tiene una gran habilidad para adaptarse a cualquier situación, la que siempre corrobora con algunas máximas parecidas a las del rey Salomón.

Dicen que la ocasión tienta, pero la palabra también. Saber callar salva, pero saber decir también; así es: si tú dices lo que debes decir dejas de decir no lo que no debes… (. 42)

El matrimonio es sal y la vida es puro llover; si el techo no es firme, la sal se va en el agua. (.135)

El mismo Salomón Rivas se compara con el rey Salomón. "Hay muchas cosas en las que nos parecemos, y hasta somos iguales. Usted es poderoso por el mar de su inteligencia y yo nada más sé medio leer, pero me defiendo…" (.82).

Es así como se plantea el diálogo entre Salomón Rivas y Salomón bíblico. Las ansias del personaje por conocer al rey Salomón son tantas, que imagina qué podría preguntarle y de qué conversarían. En el diálogo tratan acerca de las interrogantes que se hace acerca de las verdades y mentiras que se dicen del rey Salomón, e intercambiar sus conocimientos y sobretodo establece una relación fraternal por coincidir en tantas cosas comunes.

Le propondría un convenio: "Señor Rey Salomón aquí estoy deme un consejo; …, piense muy bien y dígame dónde está la felicidad mía; … Dígame usted, Rey Salomón, y yo le diré también. ¿Qué puede decirle un hombre como yo? Algunas cosas puedo enseñarle como hombre y como parte de esta playa… y por ahí me iba yo pensando en esa conversación… (. 82)

Ciertamente, Salomón Rivas logra lo que más había anhelado, el diálogo con el Rey Salomón y la forma en que se presenta el diálogo se presta a muchas interpretaciones podríamos decir que es a través del sueño la forma más evidente en que lo podemos observar. Lo conocemos por la voz interlocutora que narra cómo fue que pasó todo.

[Puedes decirlo Salomón, como me lo contaste a mí. Una vez tú estabas pescando solo, (…) ya habías cogidos unas cuantas, cuando se hizo de repente una calma grandísima y se sintió un extraño aire de lluvia sobre nubes pequeñas y grises; de un golpe, sin haber llovido, apareció el arco iris(…); recordaste que Damaseno cuenta que del otro lado, en el extremo contrario del arco iris, en tierra, pueden encontrarse conchas y piedras de mar, que el arco iris lleva hasta allá, como puede llevarse la embarcación y la gente que se halle justo en el punto del arco iris toca el mar; lo pensaste, pero no mucho, porque sentiste un sueño o algo que te fijó en el punto, (…) y tú, después sin saber si te dormiste y soñaste o si te había dominado el encanto (…)Lo que sucedió allí, se lo contaste a Damaseno ] (. 82-83).

Las descripciones que se hacen del lugar podríamos decir que tienen características mágico-religiosas, que bien podrían explicar el origen del diálogo.

– ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? ¿De dónde vienen todas esas luces? ¡Gran poder de Dios! ¿Y tú quién eres? ¡Magnificat anima mea! ¿Quién eres?…

Soy el Rey.

– Fue una voz tranquila, clarita, como conversando.

– Salomón, rey por siempre -;dice la voz.

– Salomón ¡no es posible! -;le digo yo- ¡Oh, rey bendito y santo!.

(…)

– ¿Dónde estoy? -;le pregunto.

– No muy lejos de donde estabas. Un poco más alto; nada más…¿Tanto querías hablar conmigo como acostumbrabas decir?

– Si, rey -;le dije yo.

– Bueno. Pronto hablaremos. Aquí mismo. Me lo dijo para terminar. Ya la voz no se oyó más. (p.83-84)

El sueño se presenta como el posible elemento que explicaría este diálogo. El mismo Salomón señala que es un sueño el que orienta su vida: "Si supieras que hasta soñé con referencia al asunto: mi papá se llamaba en el sueño David… Me veía y me decía: Hijo, tienes que aprender; si no, no serás rey nunca" (.74). En este caso la referencia del sueño en la novela, es un indicio de lo que más adelante se desarrollará como subtema." Por la mañana pensé en el asunto de aquel sueño, tratando de entenderlo. Yo no acepto mucho eso de los sueños; pero algo hay…" (.75). Ese algo era la señal de la presencia del diálogo entre Salomón Rivas y el Rey Salomón.

Evidentemente, en el desarrollo del análisis vamos corroborando cada una de estas cosas señaladas. Tal es el caso de la relación del rey Salomón con la frase "tienes que aprender", pues allí se puede vislumbrar de qué manera se da el diálogo. Esto lo podemos observar en otros diálogos que son el sustento de la conversación del Rey Salomón con Salomón; este es el caso del diálogo con el Padre Arteaga y con la voz interlocutora.

El Padre Arteaga… me leía, con ese gusto, pedazos de aquellas historias cada vez que lo visitaba Salomón, yo no sé si disfruto más con las historias de tu tocayo, o con la cara que tú pones al oírlas… (.175).

La referencia al Padre Arteaga es obligada al hablar de este diálogo, puesto que hay una relación directa entre estos dos diálogos. Salomón investiga la vida del rey con el padre y luego las confirma con éste mismo.

Una vez llegó a la casa del Padre Arteaga, en Cumaná, y él me dice: "Salomón, te voy a leer algo de este libro. Siéntate en esta silleta". Esa fue la primera vez en que empezó a leerme las historias proverbiales del gran Rey… ¿Te das cuenta, Salomón, de cómo se teje la historia en el letargo de las pasiones diversas pero siempre bajo la dirección de la mano que lleva la trama: la ambición? (.76)

El rey no tardó en responderme después de que le referí, sin quitar nada, la lectura del Padre Arteaga.

Ese libro es una terrible mezcla de historias, leyendas y cuentos de camino… ¿Qué deseas saber? Como él me dio el chance de preguntar, yo lo aproveché:

Yo me imagino, Rey, la real hembra que debe haber sido la reina Saba… (. 177)

Es notable que el diálogo que se identifica con los guiones, que es la forma habitual. Describe un comportamiento lingüístico propio del proceso de aprendizaje.

2.2.4. Diálogo entre Salomón y el Padre Arteaga

Entre estos dos personaje el motivo de conversación es el conjunto de las historias del Rey Salomón. Ya hemos señalado que hay una estrecha relación entre este diálogo y el de Salomón con el Rey Salomón. Estos coinciden en tener la misma forma de presentación. A pesar de ser Salomón quien anticipa con algunas descripciones la presencia del diálogo, los enunciados son transmitidos directamente por el personaje e introducidos por comillas que identifican inmediatamente la voz del padre.

La lectura de las historias proverbiales del Rey Salomón fue otro motivo más de amistad entre el Padre Arteaga y yo. Eramos amigos de antes, pero lo que quiero decir es que nos veíamos con más frecuencia que nunca. Cuando no era la Biblia, eran las historias;… Me duermo, pues, completamente…

En eso llega el padre: "¡Salomón, despierta! ¡Ahora fui yo quien te agarró dormido, con esa cara de angelito que pones cuando duermes!… le conté mi sueño, me dijo: "¡Cará, Salomón, tú si es verdad que estás en sintonía con las historias del Rey Salomón! Yo diría que estás como obsesionado. No me vas a creer lo que te voy a decir: eso que me estás diciendo que soñaste tiene que ver con lo que yo había preparado para leerte hoy"… (.172)

En este diálogo Salomón se dirige al Padre Arteaga con preguntas sobre el Rey Salomón, para que luego sea el padre quien tenga mayor poder de expresión en la conversación. Por supuesto se convierte en hablante por que maneja más información, lo cual le permitirá satisfacer las inquietudes de Salomón.

De igual manera, tendríamos que detectar las marcas de los dos puntos (:) y los signos de exclamación (¡!) que también identifican este diálogo. La marca de los dos puntos (:) abre el espacio lingüístico que permite la aparición de la voz del Padre Arteaga. Esto a su vez está complementado con los signos de exclamación, que bien podrían denotar la admiración de este personaje por las ocurrencias de su interlocutor, además de resaltar la entonación del Padre Arteaga. Con estas descripciones tenemos indicios suficientes para inferir cómo son los caracteres de estos personajes y cuáles son los ideales que comparten.

Esa tarde llego casa del Padre Arteaga y lo encuentro hablando con unas viejecitas… En tres patadas las despachó y viéndome reír, se rió él también. "- Es que tengo algo especial en las historias, una cosa indiscutible que te da una imagen más real del Rey Salomón, y no me aguanto las ganas de leértelo.

Pero no sólo me reí de lo sucedido con las viejecitas,… definitivamente me convencí de algo que me dio mucho gusto: ya éramos dos los dominados por el tema… Pero, es que además el tema del rey Salomón lo agarra a uno y no lo suelta. ¡Hay tanto que buscar y tanto que interpretar!" Ese era el padre explicándome su actitud… ¡Cómo si hiciera falta que me explicara eso a mí!… (.266-267)

Obviamente, el interés de Salomón por el rey es tanto que despierta la curiosidad del Padre Arteaga. Más aún cuando tiene la posibilidad de confirmar la veracidad de las historias con el mismo Rey Salomón.

2.2.5. Diálogo de Salomón con Damaseno

Cada diálogo tiene su por qué. El de Salomón con Damaseno aparece para darle cabida a la historia de Basilio. La voz interlocutora es quien precisa este diálogo.

[Salomón y Damaseno gustan de recordar una y otra vez la historia de Basilio, como si estuviera muy distante la muerte de ese hombre que todavía espera el reposo de la sepultura… ] (.246)

Damaseno es el receptor de Salomón y a su vez interlocutor. Ambos comentan como fue la situación de Basilio. También están unidos por la amistad; ésta les permite abordar su historia con particular familiaridad.

  • El jefe civil de Marigüitar que era amigo del compadre (…) vino a prevenirlo de la gravedad del caso.

  • ¿Prevenirlo, Salomón? ¿Qué salida le dio? Ninguna. Eso no era para prevenirlo, sino prepararlo para el golpe.

  • Bueno, tu tienes razón. Lo que él le propuso fue que el compadre declararía en el periódico renunciando a su derecho a curar y atacando a todos los curiosos (…) Después la llegada del reportero le dio una esperanza.

  • Esperanza de tísico, Damaseno. Ya todo estaba perdido. (.246-247)

Este diálogo proporciona el espacio lingüístico apropiado para dar a conocer el relato de Basilio, que subyace a la historia principal. Por supuesto éste lo propicia Salomón debido a que este es su compadre.

(…) No siento ganas de ponerme a hablar con cualquiera de mi compadre Basilio.

Se dijeron tantas cosas, tanta lengua suelta (…) Nada más con Damaseno me gusta conversar de ese asunto, por que ése si lo quiso de verdad; además, le debe la vida… (.63)

El autor emplea este diálogo para revelar otros datos sobre los personajes. Así como éste hay otros más que convierten al diálogo en uno de los aspectos más resaltantes de la oralidad en la novela.

Relaciones paratextuales y oralidad

La novela Salomón está impregnada de oralidad desde el principio hasta el final. En ella se observa una serie de elementos que lo corroboran; hay una gama de cuentos enmarcados en la literatura de tradición oral, hilvanados con historias de carácter anecdótico narrados por el personaje Salomón, quien tiene las características de un hombre de cultura oral. Por su forma de expresarse es evidente que sólo así sabe relacionarse con los demás.

Esta oralidad que venimos indicando también se evidencia en la estructura de la obra. Dentro de esta estructura es importante señalar la presencia de la transtextualidad, que amplía la visión del mundo ficcional y lo cual está definida por Genette (1980:10):

Como la relación efectiva de un texto con otros (…). En mayor o menor grado todas las obras se relacionan con otras hasta constituir un solo libro, vastísimo e infinito…

De alguna manera la transtextualidad es el componente que le da transcendencia a las producciones literarias. Toda obra nos remite a varios referentes, establece una relación en la que concurren diversos significados para formar un solo sentido, el cual difiere en las interpretaciones de los lectores.

Gerard Genette clasifica la transtextualidad en cinco tipos: metatextualidad, hipertextualidad, architextualidad, intertextualidad y paratextualidad. La última es de nuestro interés debido a la relación referencial que establece la obra con otros temas. Genette (1989:11)expone que la paratextualidad es la:

Relación, generalmente menos explícita y más distante que, en el todo formado por una obra literaria, el texto propiamente dicho mantiene con lo que sólo podemos nombrar como su paratexto:…

Hablar de paratextualidad es referirse a la proximidad o semejanza que pueda tener una palabra o discurso dentro de un texto en función de las relaciones que puedan establecerse entre ambos. Para Genette (1989:11-12) paratexto es:

Título, subtítulo, intertítulo, prefacios, epílogos, advertencias, prólogos (…) y muchos otros tipos de señales accesorias, autógrafas o alógrafas, que procuran un entorno (variable) al texto y a veces un comentario oficial u oficioso del que el lector más purista y menos tendente a la erudición externa no puede siempre disponer tan fácilmente como la desearía y lo pretende…

En este apartado se analizarán los paratextos que tiene la obra y los posibles datos que servirán para establecer y poder hacer una correlación con otras características.

Por lo que el autor se vale de todo lo que rodea su creación y le permite enriquecerla. Sin duda, toda obra literaria tiene su fin último en el lector. A éste va dirigida con el propósito de divertir, recrear e informarle. Los elementos con que se relaciona la obra pueden ser otros textos escritos o no, siempre y cuando tenga incidencia (directa e indirecta) sobre la obra literaria. Esta depende de una serie de componentes de toda especie y de todas las épocas que hacen que el texto funcione como un hecho literario. Refleja un cúmulo de ideas o acciones que pueden referirse a alguna tendencia literaria que esté en boga, a alguna inquietud personal, experiencias, o a una manifestación muy propia del autor expresada en la palabra escrita, que cada lector en su interpretación lo extenderá al ámbito que más le interese.

En este apartado analizaremos los paratextos: título, subtítulo, epígrafe e índice y su relación con la oralidad.

2.3.1 Título

Si observamos detenidamente la estructura de la obra Salomón, podemos establecer una relación entre el título y la palabra sabiduría, puesto que este enunciado mismo nos remite a un significado. Por otra parte, la sabiduría se relaciona con la prudencia y con la palabra divina, cuya vinculación la extraemos de la historia bíblica del rey Salomón. Según I de Reyes 4:30 "…La sabiduría de Salomón es mayor que la de todos los hijos de Oriente, fue más sabio que todos los hombres…" Conocemos por la historia que de todos los reyes de Israel fue el único que dejó de pedir riquezas para pedir sabiduría e inteligencia. Así aparece en la Santa Biblia versión Reina-Valera (1987:587) en I de Reyes 3;11,12:

"Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para tí riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio,12 he aquí lo he hecho conforme a tu palabra; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido,…

Hay entonces una relación muy estrecha entre el título de la obra y la personalidad de Salomón, porque éste tiene su mayor riqueza en su sabiduría. La ha adquirido en la vida con las experiencias cotidianas. Para todo tiene una decisión justa y oportuna que siempre cierra con la palabra certera. Salomón ha recorrido mundos. Ha desempeñado toda clase de trabajos, es un "toero". Es así como él mismo define el oficio. Bien es cierto que no es un rey, pero sí es un señor de pueblo muy astuto y ¿por qué no?, sabio. El ha sabido manejarse, como lo hizo el rey Salomón, en la disyuntiva entre el mal y el bien. Su interés por el rey es por la admiración que siente hacia su sabiduría (.81). "Esa es la fama que él dejó en el mundo: su sabiduría. Por ella no hay quien no lo conozca y ya no es posible que sea olvidado…" (.82). Él mismo Salomón se compara al Salomón bíblico. "Usted quiere saber un asunto". Hay muchas cosas en las que nos parecemos, y hasta somos iguales…" (.87)

De allí la visión amplia de Salomón sobre la vida hasta en el nefasto momento de la partida de un ser querido.

El golpe de la muerte debe servir por lo menos para que los vivos juzguen al muerto como fue de verdad, con sus fallas, pero también sin olvidar el empeño que es vivir, la fuerza difícil y porfiada que es necesaria para vivir la vida que le toca a uno, que si no es la vida que tú quisieras, es la que te pone la ley del universo. (.78)

Para cada acontecimiento que le sucedía tenía una explicación lógica de la vida:

La gente siempre pregunta ¿quién fue? o ¿a qué se debe?. Es la necesidad de encontrar un culpable o una causa para todo. Algunos dicen que es la forma de fabricar un consuelo; pero, yo también veo que es la manera de derramar sobre alguien el odio que han causado otros muchos, tanto que no es posible vengarse de todos. (.99)

Salomón Rivas en el devenir de su vida logra una sabiduría amplia, con sentido filosófico y madura reflexión. En este sentido podemos hablar de que la relación entre Salomón y Salomón bíblico, se ajusta a la realidad importante que ellos viven. La relación con la oralidad entre el título de la obra con el Rey Salomón, se establece a raíz de la tradición del cuento oral y las constantes repeticiones de los proverbios, que aún perviven en las mentalidades de los pueblos de cultura oral.

Esta oralidad se refiere a los proverbios que hemos heredado a través del tiempo. Los hemos aceptado como una forma de expresión, la cual usamos a diario.

2.3.2 Subtítulos

Los subtítulos son considerados paratextos, por Genette(1989:11) pues "nutren el entorno del texto y constituyen a su alrededor un primer comentario…" En el caso de Salomón, no sólo se trata de la relación del título con el contenido de la obra, sino también de la propia división de la novela.

Los subtítulos en Salomón llevan el nombre de jornadas; ellas corresponden a lo que en otras obras son los capítulos. Estas a su vez se dividen en estancias que identifican los episodios. Las jornadas se distinguen por la frase con la cual anuncian la continuación de la narración. La primera es "Éranse que se eran aquellos tiempos", la segunda, "Cuando las historias dicen a caminar" y la tercera es "Hasta el sol de hoy".

La jornada corresponde a un día (duración del velorio). También se define como parte del camino que se recorre en un día de viaje. Ambas definiciones coinciden con el tiempo cronológico de la novela que es la duración del velorio. En éste es el mismo Salomón con sus cuentos quien nos da a conocer todas las travesías que ha hecho en su vida. Las acciones que se desarrollan en la obra están enmarcadas en este espacio.

Los subtítulos de cada jornada concuerdan con los caminos que recorre Salomón en su memoria, mientras va narrando cómo han sido sus experiencias y sus travesías por los diferentes puertos, que es su vida misma, y son los relatos que constituyen la narración en sí misma.

Las tres jornadas representan tres momentos importantes del velorio: "ahí en el cuarto está Basilio entre cuatro velas y las mujeres que lloran (…). Aquí en el corredor hace fresco, la noche está serena…" (.15). Está empezando a caer la noche y el velorio se mezcla con el fresco nocturno, mientras va tomando su apogeo.

La primera jornada se refiere directamente a lo narrado en ese episodio: " Eranse que se eran aquellos tiempos". Este enunciado nos remite a la oralidad. Es el típico "Érase una vez" de la tradición oral. Si nos fijamos en la connotación de la frase, observamos que "aquellos tiempos" tiene una carga significativa de añoranzas y recuerdos muy clara. Este enunciado sugiere un sin fin de historias por recordar y todos los relatos contados tratan de lo que fue la vida de Salomón Rivas en su infancia.

El verbo recordar encabeza la mayoría de los relatos: "recordando cosas y personas yo no sé de qué se admira uno más:…"(.33), "Cuando se recuerda un lugar,…"(.36), "en aquellos años pasaron cosas que la gente recuerda…"(.60), "Yo me pongo a recordar las cosas que he vivido en Cumaná…"(.65), "Recuerdo que la llegada fue un viernes…"(.70). Con estas frases se puede evidenciar la presencia de los recuerdos en esta jornada. Además de los relatos de su infancia, Salomón también recuerda cuáles fueron las causas de la muerte de Basilio.

Pareciera que la intención del autor es exponernos a manera de introducción dónde se origina cada historia. Sin duda, hay un magnífico manejo del tiempo narrativo que conjuga el pasado del personaje con el presente de la historia principal.

Así mismo sucede con la segunda jornada; ésta se inicia con la frase "Cuando las historias dicen a caminar". En esta jornada Salomón se retira del velorio para ir a su casa.

Al coger camino para mi casa, sentí completo el fresco de la madrugada en la cara y contemplé el cielo de estrella desde el centro, en lo más alto, hasta el borde de los cocoteros regados…(.93)

Ya la noche había avanzado, entraba la madrugada. La descripción del ambiente juega un papel fundamental en la novela. Es la presencia de la noche y la madrugada en el momento en que la narración se desplaza al espacio – temporal concreto (velorio), a través del narrador intradiegético, Salomón. Éste crea una asociación entre su estado de ánimo y el entorno del velorio.

Por lo general, en estas circunstancias se viven momentos de tristeza. Casi siempre se relacionan con lo fría y desolada que suele ser la noche. Es esto lo que hace el personaje cuando se va a referir al velorio. Incluso, en alguna oportunidad relaciona el cansancio de la gente con el transcurrir del tiempo de duración del velorio. A medida que pasa la noche la energía de los presentes se va agotando por el trasnocho. Por los demás elementos son propios del contexto en el cual se desarrollan las acciones, un pueblo que aún conserva costumbres y características de la cultura oral, a pesar de su contacto con la escritura.

El momento en que Salomón sale del velorio se hace imperceptible, a pesar de que es él quien ha mantenido despiertos a los presentes. Conocemos más del recorrido de Salomón por la vida. Tal como lo dice la frase, son "las historias las que dicen a caminar". Y realmente son ellas las que hablan. Se presentan los conflictos en las acciones y algunas de ellas alcanzan su desenlace.

La tercera jornada aparece con la presencia de Salomón en el velorio. La frase con que se inicia esta jornada es "hasta el sol de hoy", la cual tiene la connotación de un final. Generalmente, se escucha esta frase en los pueblos, cuando se quiere expresar que por el momento las cosas no han variado, que han terminado o hasta allí llegaron. Es esto lo que sucede en este capítulo, todas las historias concluyen y con ellas el entierro de Basilio.

,cuando se fueron los últimos a vestirse para el entierro. En el mar, como un plato, se veían dos, tres botes fijos en sus puntos de pesca. Los pueblos costeros: Capiantar, (…), parecían pájaros adormecidos, todavía en silencio, con la media luz de las seis… (.346)

El entierro de Basilio fue al día siguiente del velorio. No hay mucho que decir, como nada demasiado se puede decir de un entierro. Cuando en el velorio se había acabado el café repartieron la última taza de chocolate a lo que quedaban, pero ya sin galleta de soda y sin queso rallado. Olía a esperma, a humo dulce, a flores trasnochadas, cuando se fueron los hoy tuvimos a Basilio con nosotros. (.347)

Se observa el atardecer con el cual termina todo, precisamente con el concluir del sol de ese día. En esta jornada no hay un verbo que explícita el por qué de la frase " hasta el sol de hoy", pero se observa que todas las historias terminan allí. Algunas veces porque la conversación es interrumpida. En efecto, el contenido de esta cita da elementos conclusivos. Es con la "media luz de la tarde", que nos damos cuenta de que ya enterraron a Basilio. Una vez más la descripción del ambiente determina las acciones del velorio. Observamos que con el entierro se acaba todo por ese día. Bien podría decirse en el discurso narrativo "Hasta el sol de hoy" tuvimos a Basilio con nosotros.

En conjunto todos los subtítulos tienen una relación muy estrecha con los contenidos de las jornadas y la oralidad es el elemento constante en esta relación. Las tres frases son expresiones propias de las culturas orales primarias que han venido repitiéndose de boca a oreja. Son expresiones que contienen una significación determinante en la novela, como es el caso de cuando " las historias dicen a caminar". En otras palabras, una vez más, esto suele suceder en las conversaciones de gente de pueblo, puesto que siempre se remontan a cuentos para reafirmar o ejemplificar el tema del que vienen hablando. En la novela todos los cuentos se desprenden de otros y cuando no, hay una reflexión o explicación de las acciones.

2.3.3 Epígrafe

A diferencia de otros textos, la obra Salomón tiene un epígrafe de su propio autor. Este ilustra muy bien todo lo que va ser dicha obra. Además anuncia lo que va a presentar a manera de primer comentario, referido esencialmente a cómo se da la oralidad en la obra. Igualmente coincide con la definición de epígrafe del Diccionario de Retórica (1989:75):

Para la literatura interesa una particular especificación del término: las frases cortas de un autor (un verso, una frase, etc.) que se colocan al principio de un libro, de un capítulo o de un poema, que sirven para indicar el clima de éste.

Este epígrafe, en cierta forma, abrevia los aspectos más importantes que en ésta se narrarán, es decir el epígrafe habla por sí mismo:

O sea:

Las aventuras ciertas

del esforzado caminante

SALOMON

referidas por él mismo:

prodigio de jugadores,

de astutos

y de contadores de cuentos

En este epígrafe tenemos en forma resumida, lo que encontraremos en el desarrollo de la obra. Analicemos la frase "O sea": nos damos cuenta que tiene un sentido explicativo, en la mayoría de los casos se usa para anunciar la explicación de algo que ya se ha dicho. En este caso nos referimos a las palabras que especifican, lo que implica la novela: "aventuras," "caminante," "SALOMON," "jugadores," "astutos," y "contadores de contadores". De todo lo anterior, podemos inferir que se relatará la vida de un personaje, que ha sido aventurero, jugador astuto y contador de cuentos. De esta manera el lector juega con los posibles matices que puede tener la narración: anecdotario tradicional, popular, oral, entre otras; más aún cuando se nos anuncia que son "referidas por el mismo".

El epígrafe tiene dos puntos que aparecen dos veces. Estos indican una pausa que inevitablemente nos anuncia el orden de lo antes dicho. Asumimos que su presencia no es simplemente por ser signos de puntuación (que obviamente así está empleado), sino porque permiten aclarar, explicar las frases que los anteceden; en el caso de los primeros dos puntos, en la frase "O sea:", explicarán el título Salomón y los segundos dos puntos, en la frase "por él mismo:" explicarán las características del personaje.

En cuanto al epígrafe, se observa que la diagramación de las letras, tiene una ubicación intencional. Por ejemplo el nombre "SALOMON" aparece sólo y en mayúscula. Evidentemente se quiere resaltar, puesto que nos remite de inmediato a la sabiduría popular, que suele evocar al personaje protagónico y a su referente, el Rey Salomón. Sin duda es éste en quien se piensa, por ser el máximo representante de la sabiduría en la humanidad y por supuesto no equivocamos nuestra presunción, porque esto es lo que corroboramos en la obra.

2.3.4 Índice

En el Indice de Salomón se puede identificar de inmediato la voz del personaje Salomón Rivas, que presenta a manera de cuento el orden en que aparecen las historias en la novela. La narración, que está en primera persona, mantiene la forma de un franco diálogo con el lector. La manera como está elaborado ayuda a ubicar el contenido con más facilidad desde el primer relato contado, hasta el último. No sólo eso, sino que da el más mínimo detalle.

La enumeración especifica la página de cada uno de sus relatos y de algunas de las conversaciones y pensamientos que desarrolla Salomón en toda la obra.

El Indice está conformado por dieciséis páginas sin numeración, distribuidas en ellas las descripciones de cada Jornada y cada Estancia. Se observa que en el Indice se anuncia el porqué de la aparición de cada uno de los relatos.

(…) donde se habla, de primeras, sobre el secreto de Belisario (p.99) (…)y cómo un barco italiano se rindió al francés (p.101); da comienzo la historia del secreto de Belisario(p.101) y explico de qué manera el juego no me permitió salir limpio de la marina(p.102);sigue, pues, lo del secreto de Belisario (p.103) (…) ya va cogiendo cuerpo la historia del secreto de Belisario…

Tal como aparece en la obra, el narrador anticipa acciones que después desarrolla como historias, que entremezcla con otras. Esto es parte de la narración en forma de conversación, propia de ella es el uso del conector aditivo "y", que indica la marca de oralidad.

(…) sigue creciendo el asunto de la procesión : la talla de la virgen no tenía cara y el compadre Ignacio me dijo: << La cara será mi firma >>, y me fui más preocupado que antes (p. 195); donde llega el día anterior a la procesión y se muestra el rostro de la virgen, y la firma del compadre resultó unos ojos pintados que lloraban hacia afuera y veían para adentro (p.196);…

Asimismo cada Estancia está separada por puntos y en su contenido por comas y puntos y comas. Estos marcan las pausas que hace el narrador, que simula la voz del cuentacuentos. Por supuesto en la medida que el Indice se desarrolla como cuento, adopta características de relato de tradición oral. Las reiteradas referencias que hace el narrador sobre el valor del cuento para el hombre y lo que representa para el pueblo. De allí su carácter popular y es evidente que toda la narración está dirigida a un público, no solamente lector, sino también "oyente". Lo tradicional es por el contenido de la obra: cuentos, anécdotas, leyendas, proverbios, canciones que son propias de la cultura oral de un pueblo.

Dentro de la novela se puede resaltar la presencia de diez cuentos pertenecientes a la cultura oral. El título de estos cuentos aparece en letras cursivas, al contrario del resto de la narración, que no está en cursiva. Se refieren a ellos por formar parte del velorio de esta manera nos recuerdan que es la trama que subyace a la historia de la vida de Salomón Rivas. Lo podemos corroborar con la siguiente cita:

JORNADA PRIMERA

Estancia primera: De cómo se abren mis ojos a la vida, a la necesidad y a la astucia (p.13); y paso ahí mismo al velorio del compadre Basilio(p.14), (…), y le toca turno al Cuento de Perrito Tigrero (p.16)

(…) y viene pues, en el velorio, el Cuento del Hombre que se Puso Luto Durante Quince Años Por la Muerte de su Perrito (p.26);…

Así mismo aparecen las referencias al Libro de los Libros y los proverbios de Salomón. Se puede observar que hay citas de estos textos en letras cursivas. Son estos los que aluden a ciertas verdades justas, que el pueblo de cultura oral para emitir sus propios juicios ante la vida.

(…) es tiempo de repetir lo que dice el Libro de los Libros: un amigo puede ser el bastón para el camino o peligroso como la peste (p.22),…

(…)<<El agua que se estanca, corrompe>>, dice el Libro de los Libros (p.69), y con esa bandera por delante paso a contar el viaje…

(…)buscando lo que hay más allá de las palabras, el hombre ha dispuesto el arte de la poesía, como dice el Libro de los Libros (p.250); lo que pasa es que para el contador de cuentos el premio es la risa y la curiosidad,…

Es de hacer notar que después de las referencias al Libro de los Libros, hay cabida a un cuento de la vida de Salomón. Así se demuestra de qué manera se ve ilustrada la vida en este tipo de frases. También quedan demostradas las habilidades de Salomón como contador de cuentos, a lo que reiteradamente él hace mención y que nosotros relacionamos con el arte de contar.

 

 

Autor:

Lic. Midalys Roque

UDO – Sucre

[1] María Jiménez en su trabajo “Del buen y mal humor en Salomón” de G.L.C. confirma esta probabilidad en: “Anticuento para una novela. De cómo conocí a Salomón”, (Carrera, 1996:23), el autor biográfico narra como fue tentado por el sereno secreto de Salomón Rivas, referente extraliterario, epónimo de su última producción narrativa.

Partes: 1, 2
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