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Los profetas menores como un canal del mensaje de Dios

Enviado por yulman hurtado


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Libro de Oseas, (El triunfo del amor); El libro de Joel, (Dios Castiga el pecado);El libro de Amós (La lucha entre la justicia y el ritual)
  4. El libro de Abdías (Odio entre hermanos); El libro de Jonás (Salvación de las naciones); El libro de Miqueas (El defensor de los pobres)
  5. El Libro de Nahúm (Maldición sobre la crueldad); Libro de Habacuc (El combate en la duda); El libro de Sofonías (Dios y lo humano)
  6. El libro de Hageo (Un hombre de acción inspirada); El libro de Zacarías (El triunfo de la santidad); El libro de Malaquías (El Profeta de la construcción del templo)
  7. Apéndice: Cronología de los profetas, Gráfico de Daniel a Malaquías y Gráfico de Malaquías a Cristo
  8. Conclusión
  9. Bibliografía

Resumen

Las situaciones de Israel durante el tiempo de ministerio de los profetas menores son: Tribulación nacional, trastorno político, prosperidad material e irreligiosidad individual. Los pecados son: rebeldía, idolatría, engaño, robo y soborno. Con Oseas comienza la serie de los doce Profetas Menores. Llámense Menores no porque fuesen profetas de una categoría menor, sino por la escasa extensión de sus profecías, con relación a los Profetas Mayores. Los Profetas Menores durante una gran cantidad de años han representado el canal comunicacional de Dios donde su Espíritu llevó a cabo el mandato divino que evidenciaba el propósito del Señor, lo que ha dado como resultado una serie de manifestaciones que se fueron construyendo a través del tiempo para fundamentar diferentes acontecimientos que debían confirmar señales mediante el cumplimiento de sus predicciones, y por conformidad expresando su voluntad al hombre de una manera significativa con mensajes moderno de urgente necesidad en la hora de crisis y confusión, lo cual da a conocer una serie de profetas que llevan a cabo su mensaje en menor proporción que los otros que si tenían un mayor alcance dentro de sus actividades como instrumentos de Dios. Importancia, sino porque sus escritos son menos extensos que los de los profetas "mayores." Amós, Oseas y Miqueas ocupan una posición paralela a la de Isaías su famoso contemporáneo por el énfasis en las sublimes verdades del judaísmo, a saber: que Jehová es el único Dios verdadero, suya solamente es toda adoración; que Dios siempre castiga el pecado; que la religión verdadera consiste en la justicia antes que de ritualismo, de manera que Dios desea justicia y misericordia más bien que sacrificios y ofrendas; que la salvación se encuentra por la fe en la Palabra del Señor a través de sus profetas, y por la obediencia a ella y para ella.

Descriptores: Profetas, canal, mensaje, Dios, comunicacional, predicciones.

Introducción

Los Profetas Menores no llevan este calificativo porque su mensaje sea de menor importancia, sino porque sus escritos son menos extensos que los de los Profetas Mayores. El mensaje común de sus escritos, contiene las mismas verdades del judaísmo, que los escritos de los llamados profetas mayores:

1. Jehová es el único Dios verdadero, digno de adoración

2. Dios siempre castiga el pecado.

3. La religión verdadera consiste en misericordia y justicia más que ritualismo (sacrificios y ofrendas).

4. La salvación se encuentra por la fe y la obediencia a la Palabra del Señor dada a través de sus profetas.

De los profetas, Jonás ministró en Nínive, y por lo tanto, fuera de Palestina al igual que Ezequiel y Daniel en Babilonia. Amós y Oseas profetizaron en Israel, reino del norte, y Miqueas y el resto, en Judá, el reino del sur. Ezequiel y Daniel, profetizaron durante el tiempo del cautiverio en Babilonia y Hageo, Zacarías y Malaquías, después del exilio.

De esta manera, el siglo octavo antes de Cristo señala la cúspide de la profecía hebrea. Entre los años 800 y 700 antes de Cristo, profetizaron 6 de los 12 profetas menores: Abdías (870), Joel (800), Jonás (780), Amós (760), Oseas (750) y Miqueas, contemporáneo de Isaías (740), los que posiblemente ministraron en ese orden. Además, durante el siglo séptimo aparecieron otros tres profetas menores, Nahúm (660), Habacuc (650) y Sofonías (630), contemporáneos de Jeremías (600 a 586), y de Daniel (604 a 535) y Ezequiel (586 a 570) éstos dos, ya durante el exilio en Babilonia.

Es así como, el siglo sexto a.C. escuchó las voces de Hageo (537) y Zacarías (520 a 500) desafiando a los cautivos que habían regresado a Jerusalén a reconstruir el templo, y finalmente, el siglo quinto a.C. nos brindó al último profeta del Antiguo Testamento: Malaquías (432), quien señaló con índice inconfundible hacia la venida del Mesías (el Sol de Justicia) y de su predecesor, Juan el Bautista, cuatrocientos años antes de que nacieran.

Capítulo I

Libro de Oseas, (El triunfo del amor); El libro de Joel, (Dios Castiga el pecado);

El libro de Amós (La lucha entre la justicia y el ritual)

El libro de Oseas: El triunfo del amor.

El profeta Oseas llevó a cabo el mensaje de Dios durante los reinados de: Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá; y Jeroboam II, Rey de Israel. Contemporáneo con Isaías 1:1, Amós 1:1, y Miqueas 1:1.

En este sentido, se presenta Oseas como un profeta del reino del norte, conocido como Israel, y sus mensajes fueron dirigidos principalmente para las diez tribus, la cual fundamenta el fondo histórico con estos reinados infieles que hicieron ver al pueblo de Dios como una prostituta frente al amor de su amado.

Dios presenta una comparación interesante entre la pasión de Oseas y su esposa infiel, al igual que su pueblo escogido y la idolatría presentada por este con un comportamiento totalmente apartado de la ternura de Dios.

Primera parte (1:1; 3:5): Vida Conyugal del Profeta

En este primer pasaje, Dios precisa el mensaje al profeta mediante acontecimiento de Israel y Judá, (lo cual se puede apreciar también en el libro de Isaías 1:1 nota b) evidenciando el mensaje para su pueblo originalmente unido.

Es importante destacar, que la experiencia matrimonial vivida por Oseas se describen dos relatos diferentes: El primero (1:2-9), es un relato biográfico que habla del profeta en tercera persona. En dicho relato se destacan dos elementos esenciales que definen este pasaje: Su matrimonio con una prostituta y los nombres proféticos dados a sus hijos de dicho matrimonio.

Adicionalmente, en el segundo pasaje (Cap.3) posee un carácter autobiográfico, ya que el profeta mismo habla en primera persona. En el drama planteado por su vivencia con una mujer infiel y el tormento de su relación matrimonial, Oseas ve reflejadas las relaciones de Dios con su pueblo, introduciendo una nueva manera de entender este acontecimiento como simbolismo de este pacto o alianza.

En este sentido, se plantean dos puntos de vistas tomando en cuenta dos palabras: Idolatría comparada con prostitución (4:11-19) como un recurso literario que evidencia la adoración de dioses falsos con la infidelidad, lo cual fundamenta un hecho espiritualmente similar al culto a baal. Por lo tanto la tierra se prostituye apartándose de Jehová, considerando ciertas prácticas religiosas de los israelitas, en la cual se mezclaban los ritos con el culto a Jehová, las que se combinaban con el dios de la fertilidad, incluyendo adivinadores, sacerdotisas, entre otras idolatrías.

Dios también usó a los hijos de la esposa infiel de Oseas para tipificar los castigos que él enviaría a quienes rompieran sus votos a él.

Segunda parte (4:1-14:9) Infidelidad y castigo de Israel

Se hace importante destacar que el conocimiento de Dios en Oseas, no es un saber puramente intelectual, sino que implica una relación personal, afectiva, puesta de manifiesto en una vida conforme a los preceptos del Señor: entrar en su pacto, observar sus mandamientos, y reconocerlo como el Dios todopoderoso y no baal, el que provee los frutos de la tierra.

Por lo tanto, Oseas denuncia (4:1-19) el tropiezo de Israel refiriéndose expresamente a los pecados del decálogo (Ex. 20:1-17; Dt. 5:1-21), perjurio (Ex. 20:7), mentira (Ex. 20:16), asesinato (Ex. 20: 16), robo (Ex. 20:15), adulterio (Ex. 20:15). Por lo cual se nota que no existe lo bueno en este país y se hace necesario un cambio que vendrá en un futuro como más adelante lo muestra el Señor, sin embargo prevalece la maldad y ello conduce a una serie de censuras de parte del profeta porque se han desviado de los caminos de Dios. En cuanto a la idolatría de Israel se remonta a la división del pueblo de Dios, los que tomaron camino hacia el norte (Israel): con Jeroboam hijo de Nabat como su rey y el sur (Judá): Roboam hijo de Salomón. Este hecho generó una desconfianza hacia el reino de Judá por parte de Jeroboam, pensando en una invasión o ataque de Judá, este introdujo todas las creencias egipcias, creando un culto similar al de Jehová; tomando como excusa no poder ir hasta el templo del Señor por lo apartado del sitio (1 Reyes 14:15,16; 15:30, 34; 16:19; 2 Reyes 10:29-31; 14:23,24; 15:8, 9, 17, 18, 23, 24, 27, 28; 17:6, 7, 21-23).

Evidentemente, el cautiverio en Asiria les daría la conciencia necesaria para darse cuenta de su equivocación. Lo que hizo que rechazaran el conocimiento de Dios en cuanto a los ídolos se refiere, tomando el camino del pecado y la perversión, dejando atrás la senda de la rectitud, santidad y justicia. (Romanos 10:1-3; 2 Pedro 3:1-7).

Por lo tanto, a Judá se le advirtió no seguir en los caminos de su hermana Israel, sin embargo, Judá no escucho la voz del Señor y también siguió los caminos de los dioses paganos e impíos (Jeremías 3:6-10).

Además, Oseas exhorta a los sacerdotes, al pueblo de Israel, y a la casa del rey sobre el pecado, sin embargo estos hicieron caso omiso, guiados por el camino de la idolatría. Los reyes y sacerdotes de Israel fueron extremadamente injustos al tomar la rebelión en sus manos contra Dios, tratando de borrar la fe, cuando se negaron a escuchar los reproches del profeta, él era el encargado de decirles sobre esta iniquidad. (5:1-5).

Evidentemente, la religión engañosa de Jeroboam logró desviar a los israelitas del propósito de Dios haciéndoles creer que los sacrificios los restaurarían de los pecados cometidos, pero el Señor no podía aceptar libaciones de ídolos, conllevando a los de Efraín a la desolación total.

El libro de Joel, (Dios Castiga el pecado)

Existe poca indicación en las escrituras sobre el tiempo de la profecía de Joel. Algunos dicen que profetizó durante el reinado de Joás en Judá, y que fue contemporáneo con Eliseo. Hubo hambre durante el ministerio de Eliseo, pero no se hizo mención a los insectos (2 Reyes 8:11-3). Si Joel profetizó durante el reinado de Joás, el fondo histórico de su profecía sería 2 Reyes 11 y 12; y 2 Crónicas 23 y 24. Ninguna información personal se da de él, excepto que era el hijo de Petuel, de quien no se sabe nada. El llamado del profeta Joel para llevar a cabo el canal comunicacional de Dios fue una terrible invasión de insectos destructivos, langostas, que devastó la tierra, destruyendo las cosechas y trayendo un hambre general. El profeta ve en esta calamidad una visitación del Señor y se refiere a ella como un tipo de juicio final del mundo en el día del Señor. Como muchos de los otros profetas, Joel predice el futuro a la luz del tiempo, considerando un acontecimiento presente e inminente como un tipo de acontecimiento futuro. De esta manera él ve en la invasión de las langostas un ejemplo de ocupación venidera del ejército asirio (Cap. 2: 1-27).

Mirando aún más lejos en la expectante, ve la irrupción de las langostas y asirios, como típico de la intromisión final de palestina por los ejércitos confederados del anticristo. Tomando el día del Señor como el pensamiento central y recordando que la misma expresión se usa al referirse a la invasión antes mencionada, resumiendo a Joel de la siguiente manera: El día del señor, visto como de inmediato (La invasión de las langostas), como inminente (Venidera invasión asiria), y como futuro (en la invasión final).

Adicionalmente, La profecía de Joel no indica cuándo o de qué nación vendría este fuerte ejército contra Judá. Sin embargo, un estudio de la historia de Judá durante el reinado de Ezequías (2 Reyes 18:13-17; 19:1-37) revela el ejército invasor del rey asirio Senaquerib, como su opositor más fuerte. Esto quizás los llevó a su hora más oscura antes del cautiverio de Babilonia, pues los asirios eran conocidos como un pueblo cruel y dominante. Solo había pasado unos pocos años desde que el rey asirio Salmanasar había capturado a Samaria y llevó el pueblo de Israel a Asiría (2 Reyes 17:1-7). Asiría parecía inclinada a traer todas las naciones bajo su control. Senaquerib se había apoderado de todas las ciudades fortificadas de Judá. Ezequías había tratado de librarse de él, comprándole con plata y oro (2 Reyes 18:13-16), pero él estaba determinado a tomar a Jerusalén.

El libro de Amós (La lucha entre la justicia y el ritual)

Al igual que Isaías, Oseas y Miqueas, Amós profetizó durante los días de Uzías en Judá y en días de Jeroboam II, rey de Israel (versículo l). El fondo histórico de su profecía se encuentra en 2 Reyes 14:23-29; 15:1-7; II Crónicas 26:1-23. Amós fue uno de los pastores de Tecoa, en Judá, a seis millas al sur de Belén. Parece que toda esa área estaba dedicada al pastoreo de ovejas y ganado. Pero al igual que David, Amós no escapó de los ojos escrutadores del Señor, quien vio en él a un hombre de fe y valor y que sería obediente a su llamado.

Amós fue convocado a profetizar en Israel (las diez tribus), pero él también tenía un mensaje para Judá. El tiempo de su llamado fue fechado dos años antes del terremoto, que ocurrió durante el reinado de Uzías (Zacarías 14:5).

El sitio principal de su ministerio fue Bet-el, la ciudad que albergó el altar del becerro de oro. Este mensaje del profeta como canal directo de Dios es el del juicio que vendrá y la restauración que seguirá. Podrá notarse que hay cierta igualdad en los temas de muchos de los profetas. Esto se explica por el hecho de que había una causa predominante que producía un mensaje; es decir el pecado nacional, por lo tanto el mensaje era en la mayoría de los casos uno de condena. Pero al mismo tiempo que tenía un mensaje de reprensión para la nación en general, tenía también un mensaje de consuelo y restauración para un remanente fiel. Amós ve el pecado de Israel con relación a los grandes privilegios que le otorgaron, y demuestra que por causa de los grandes privilegios que eran suyos y no por andar de una manera digna de los favores que Jehová había derramado sobre ellos, su castigo sería mayor que el de los paganos que no habían tenido las misma ventajas que estos habían tenido (3:2). El tema de Amós puede declararse de la manera siguiente: La exposición de los pecados de un pueblo privilegiado, cuyas prerrogativas le trajeron grandes responsabilidades y sus fracasos le trajo juicios de acuerdo con la luz que había recibido.

Aunque Jeroboam II era un rey que se consideraba malo, reinó por un tiempo largo. Territorios que en el siglo IX se habían perdido por Siria, fueron reconquistados otra vez (2 R. 14,25). Mientras Jeroboam gobernaba llegó a ser líder de todos los reyes de la costa oriental del Mar Mediterráneo. Tan grande era su conquista que llegó a tener aproximadamente los mismos límites que había tenido Israel en los días del imperio de David y Salomón.

Capítulo II

El libro de Abdías (Odio entre hermanos); El libro de Jonás (Salvación de las naciones); El libro de Miqueas (El defensor de los pobres)

El libro de Abdías (Odio entre hermanos)

No existe prueba en las escrituras de cuándo profetizó Abdías. Sin embargo, su profecía fue muy similar a la de Jeremías en cuanto a Edom (Jeremías 49:7 22). Es posible e igualmente probable, que profetizara durante el período de Jeremías. Pudo haber sido justo antes o después de la caída de Jerusalén. Los edomitas, a quienes estuvo dirigida la profecía de Abdías, eran descendientes de Esaú. Ellos habitaban el territorio rocoso y montañoso al sur del Mar Muerto. Sela (Petra), su capital, estaba situada muy dentro de los desfiladeros de las montañas y escarbada en un risco (peña) perpendicular. Ellos consideraban esto como una plaza fuerte e inexpugnable, en la que se podían refugiar después de sus incursiones y correrías. Era un pueblo orgulloso, amargo y resentido. Su odio hacia los israelitas se derivó del tiempo de los problemas entre Esaú y Jacob.

En este sentido, se podría tomar en cuenta el libro de (Génesis 25:22). Ocurre una declaración sencilla y sin embargo sugestiva: "Y los hijos luchaban dentro de ella". Desde esa alusión al conocimiento de que Rebeca continuó la historia del antagonismo entre ellos, se originó en el círculo de la familia y continuó cuando los descendientes de cada uno se habían convertido en nación. Los Idumeos eran un pueblo orgulloso, que con amargura y resentimiento, siempre buscaban perjudicar a los descendientes de Jacob. Israel y Edom estaban perpetuamente en guerra. Cuando Nabucodonosor tomó a Jerusalén, Edom se regocijó por la caída de Israel y cruelmente participó en el saqueo y destrozo (Salmo 137:7).

En tiempos pasados Dios había ordenado a su pueblo que tratase bien a Edom (Dt. 23:7); pero ahora su conducta atroz había hecho rebozar su copa de iniquidad y se le sentenció a condena y aniquilación. Después de la restauración de Israel, Ciro, rey de Persia, los venció, dando muerte a millares de ellos. Recibieron otra derrota terrible por los judíos bajo los Macabeos en el 109 AC. Este antagonismo llegó al extremo en la época de Cristo, el cual era judío descendiente de Jacob; Herodes era idumeo, descendiente de Esaú; Cristo nunca le habló a Herodes (Mateo 14:6-9); (Lucas 23:9). Después del sitio de Jerusalén, 70 DC, los idumeos se pierden de vista. Los versículos 10 y 14 explican que se escribió el libro después de la destrucción de Jerusalén. El contenido del libro se define de la siguiente manera: El pecado de Edom (Orgullo); Su mayor pecado (Violencia en contra de Judá en el día de su calamidad); su castigo (Destrucción nacional).

El libro de Jonás (Salvación de las naciones)

Jonás era un galileo del pueblo de Gat-hefer, cerca de Nazaret. Se cree que profetizó poco antes y durante la primera parte del reinado de Jeroboam II en Israel, puesto que parte de su profecía se cumplió en ese tiempo. Véase 2 Reyes 14:23-25. Jesús confirmó el hecho del carácter histórico de Jonás y su historia de haber sido tragado por un gran pez (Mateo 12:40, 41). Existen muchos monstruos marinos suficientemente grandes para tragarse a un hombre, pero no tenemos necesidad de racionalizar en relación a la historia de Jonás, pues fue puramente un milagro de Dios. El milagro de la experiencia de Jonás se convirtió en señal para los ninivitas (Lucas 11:30). El fondo histórico de la profecía de Jonás está registrado en 2 Reyes 14. Tenía un mensaje para Israel, pero la profecía y la historia inscritas en el libro de Jonás se refieren solamente a Nínive.

Por lo tanto, El libro de Jonás es peculiar entre los profetas en el sentido que no contiene un mensaje específico a Israel, Debido a que el mensaje del profeta se dirige a los ninivitas. Aun cuando no se declara directamente, hay una gran lección en este libro para la nación judía; es decir, que Dios es Dios no solo de los judíos, sino también de los gentiles, y que es el deber de su pueblo escogido llevar la luz de la revelación divina; de manera que el libro de Jonás es una reprensión por el exclusivismo de los judíos, que se mantenían a cierta distancia de los gentiles y se consideraban superiores a ellos. Por su descripción de un profeta que predica a los gentiles, se le ha llamado al libro de Jonás "El libro visionario del Antiguo Testamento", el tema del libro puede resumirse de la siguiente manera: Dios muestra su amor a los gentiles al enviarle un profeta para que los llame al arrepentimiento. El bosquejo se resume así: La primera desobediencia de Jonás, su desobediencia y su resultado (Cap.1y2). La Segunda comisión de Jonás su obediencia y su resultado (Cap.3). La queja de Jonás y la respuesta de Dios (Cap.4).

El libro de Miqueas (El defensor de los pobres)

Miqueas fue contemporáneo con Isaías pero empezó su ministerio poco después de éste. Miqueas profetizó en los días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en los días de Pekaía, Peka y Oseas, reyes de Israel. El fondo histórico de su profecía está escrito en 2 Crónicas, capítulos 26 hasta 33, y 2 Reyes, capítulos 15,16 y 17. Era oriundo de Judá, y profetizó tanto a Judá como a Israel. Sin embargo, sus profecías se referían principalmente a Israel. Hubo una marcada semejanza entre sus profecías y las de Isaías. Compare Miqueas 4:1-5 con Isaías 2:1-4. Dios, quien habló a través de sus profetas por su Espíritu, a veces daba el mensaje a más de un profeta. El respeto de Ezequías para las profecías de Miqueas se convirtió luego en un medio indirecto para salvar la vida de Jeremías (Jeremías 26:14-19).

Según algunos, la profecía de Miqueas puede dividirse en dos secciones principales: Denunciatoria (Cap. 1, 2,3) y consolatoria (Cap.4-7). En la primera división el profeta presenta un cuadro de una nación pecaminosa condenada al cautiverio; en la segunda, de un pueblo redimido disfrutando de las bendiciones milenarias. En la primera división muestra a Israel como mal dirigido y destruido por los gobernantes falsos; en la segunda, presenta un pueblo restaurado por el Mesías, el verdadero gobernante. El tema puede resumirse de la manera siguiente: Israel destruido por los líderes falsos y salvado por el verdadero, el Cristo. El bosquejo se presenta de la siguiente manera: Acusación (Cap. 1-3) y Consuelo (Cap. 4-7).

Capítulo III

El Libro de Nahúm (Maldición sobre la crueldad); Libro de Habacuc (El combate en la duda); El libro de Sofonías (Dios y lo humano)

El Libro de Nahúm (Maldición sobre la crueldad)

Se cree que Nahúm profetizó en los días de Ezequías, rey de Judá, probablemente un poco después del cautiverio de Israel por Asiria. Profetizó ciertamente entre el tiempo de la ida de Jonás a Nínive y la caída de Nínive bajo Nabucodonosor. Todo lo que sabemos de sus primeros días es que era nativo de Elcos, un pueblo que se cree estaba en la provincia de Galilea. El fondo histórico de sus profecías se encuentra probablemente en 2 Reyes, capítulos 18 al 20 y 2 Crónicas, capítulos 29 al 32.

El tema de toda su profecía fue la destrucción de Nínive. Su profecía fue una continuación de la de Jonás. Debido a que Nínive había regresado a su antigua perversidad y crueldad, el castigo que Dios retuvo durante la predicación de Jonás pronto sería ejecutado. El propósito de la profecía de Nahúm no era advertir a Nínive, sino garantizar a los judíos que Dios los protegería de la amenaza de un ataque asirio. Asiria había puesto en cautiverio a Israel, y Judá estaba preocupada de su actitud guerrera hacia Jerusalén. Sin embargo, Dios les aseguró, a través de Nahúm, que Asiria con su capital, Nínive, pronto sería destruida.

El libro de Nahúm establece el mensaje del profeta Jonás como un elemento comunicativo con el pueblo de Nínive para desarrollar el ministerio del profeta y conducirlos al arrepentimiento y salvación del castigo inminente. Es evidente que ellos abandonaron su arrepentimiento hecho, y se entregaron otra vez a la idolatría, crueldad y opresión de manera tal, que ciento veinte años más tarde, Nahúm pronunció juicio contra ellos en una forma completa de destrucción. El objetivo del profeta era el de inspirar a sus compatriotas los judíos, con la seguridad de que, por alarmante que pareciera su posición, expuesto a los ataques de los poderosos asirios, que ya se habían llevado a las diez tribus, no solo fracasarían los asirios en su ataque a Jerusalén (Isaías 36,37), sino que también Nínive su capital, sería tomada y su imperio derribado, y no por el ejército arbitrario del poder de Dios sino por las iniquidades de su ciudad y su pueblo. El Bosquejo es: Jehová es juez justo (Cap. 1). El Juicio recto de Jehová (Cap. 2-3).

Libro de Habacuc (El combate en la duda)

La escritura no dice nada en relación a Habacuc, excepto que fue un profeta. Sin embargo, podemos conocer mucho de su fe y carácter personal, así como de los problemas de su tiempo, por sus escritos. Por los problemas a los que se enfrentó, juzgamos que probablemente era contemporáneo con Jeremías, y parece que profetizó poco antes de la caída de Jerusalén por Nabucodonosor, probablemente durante los reinados de Joaquín y Sedequías. Se refirió al alzamiento de Dios de los caldeos para castigar a su pueblo por sus pecados. Así que, 2 Reyes 23, 24 y 25, y 2 Crónicas 36 pueden ser el fondo histórico de su profecía.

El profeta está rodeado por todas partes de la iniquidad triunfante que no recibe castigo. Al parecer al principio Dios no escucha su clamor por el juicio cuando al fin su oración es contestada y se pronuncia el juicio, quedan aún más perplejos, porque los agentes de los juicios de Dios, Los caldeos, son más impíos y más dignos de castigos que las víctimas. Habacuc está lleno de dudas y de preguntas. Pero afortunadamente lleva sus perplejidades al Señor, que pronto los disipa, y que se presenta una solución a sus problemas resumida en una declaración que es el corazón del libro: "El justo por su fe vivirá". Es decir, no importa cuán oscuro se vea el porvenir y cuan triunfante parezca el mal, el hombre justo no debe juzgar por las apariencias, sino más bien por la palabra de Dios; aunque los impíos vivan y prosperen en sus impiedades y los justos sufran, estos últimos deben vivir una vida de fidelidad y confianza. El profeta aprendió bien esta lección, pues aunque su profecía empieza con misterio, preguntas y dudas, termina con certidumbre, afirmación y fe. Resumiendo el tema queda de la siguiente manera: El conflicto de la fe (Cap. 1y2) y el triunfo final de la fe (Capítulo 3).

El libro de Sofonías (Dios y lo humano)

Sofonías puede haber sido un descendiente de Ezequías (versículo 1). Fue contemporáneo de Jeremías. Profetizó en los días de Josías, rey de Judá, y poco antes de Habacuc. Sus profecías se relacionaron principalmente con el castigo de Dios a varias naciones que habían maltratado al pueblo de Israel, y particularmente con su castigo a Judá por sus pecados, y la caída de Jerusalén. Retrató esos hechos en los términos más fríos. El fondo histórico de su profecía se encuentra en 2 Reyes 22 y 23, y 2 Crónicas 34 y 35.

La frecuente repetición de la frase "El día del Señor" sugiere de inmediato que Sofonías tiene un mensaje de juicio. Pero al igual que todos los demás profetas también tienen un mensaje de restauración. Se ha dicho que esta profecía de Sofonías es peculiarmente árida. No hay vida, ni flor, ni fruto; ninguna de las hermosuras de la naturaleza. No hay otra cosa que un mundo barrido por un torbellino. Una ciudad que no obedeció su voz, no recibió corrección, no confió en el Señor, no se acercó a Dios. Los hombres y la ciudad materializada, interesada en sí mismos, y muchos lujos; los gobernantes, príncipes, jueces y sacerdotes, igualmente corrompidos. La condición puede expresarse en una palabra: Caos. ¿Cuál es entonces la historia del día del señor? Una de caos consumado, desorden y desorganización hasta el punto que la ciudad aparece ante los ojos del profeta asombrado, como un panorama barrido por un ciclón. El último cuadro es el de Jehová entronizado, el cuadro de un nuevo orden; cánticos en vez de tristezas, servicios en vez de egoísmo, solidaridad en lugar de esparcimiento, el contraste de este demuestra la unidad del autor. Se resume el tema de la siguiente manera: La noche del juicio sobre Israel y las naciones, seguido por la mañana por la restauración del primero y la conversión de los últimos. Bosquejo: Una advertencia del juicio (Cap. 1), Un llamamiento al arrepentimiento (Cap. 2 – 3:7) y una promesa de restauración (Cap. 3-8:20).

Capítulo IV

El libro de Hageo (Un hombre de acción inspirada); El libro de Zacarías (El triunfo de la santidad); El libro de Malaquías (El Profeta de la construcción del templo)

El libro de Hageo (Un hombre de acción inspirada)

Hageo, Zacarías y Malaquías son llamados profetas post-exilios porque profetizaron después que un remanente de los judíos regresó a Jerusalén del cautiverio babilonio. La historia de la profecía de Hageo se encuentra en Esdras 5 y 6. Se le comisionó que animara a los judíos a construir un templo. Zorobabel, el gobernador de Judá, y Josué, sumo sacerdote, junto con el pueblo habían echado los cimientos del templo en el segundo año después de su regreso a Jerusalén desde Babilonia (Esdras 3:8-13), aproximadamente 536 A.C. Pero poco después de echar los cimientos, los samaritanos tuvieron éxito al influenciar a Artajerjes (sucesor de Ciro) para ordenarles que abandonaran la construcción (Esdras 4:1-24). Y durante dieciséis años hasta el reino de Darío en Persia, el templo había permanecido sin terminar.

Bajo el favorable decreto de Ciro, el remanente judío volvió a su tierra bajo la dirección de Zorobabel, su gobernador y Josué, su sumo sacerdote. Después de establecerse en la tierra el pueblo levantó un altar de holocaustos en el sitio del templo. Dos años más tarde, en medio de gran regocijo, se echaron los cimientos del templo. Pronto su regocijo se volvió tristeza porque, a causa de los hostiles esfuerzos de los samaritanos, se ordenó mediante un decreto imperial que se suspendiera la obra. Por espacio de dieciséis años el templo permaneció sin terminarse, hasta el reinado de Darío, cuando ese rey publicó una orden permitiendo u terminación. Pero entretanto el pueblo se había vuelto indiferente y egoísta y en vez de construir el templo estaban ocupados embelleciendo sus propias casas. Como resultado de esta negligencia fueron castigados con sequías y esterilidad. La pregunta de ellos respecto a esas calamidades, le dio Hageo la ocasión para su mensaje, en el cual declaró que la indiferencia y el egoísmo del pueblo con respecto a las necesidades del templo era la causa de sus infortunios. Resumiendo el tema se tiene: El resultado del descuido en la terminación del templo-desagrado, divino y castigo; el resultado de la terminación del templo-bendición divina y promesas de gloria futura. El bosquejo se define de la siguiente manera: El primer mensaje: el descuido en la terminación del segundo templo. El segundo mensaje: La gloria del segundo templo. Tercer mensaje: Los sacrificios sin obediencia no santificarán y el cuarto mensaje: La seguridad y la perpetuidad de la casa de Israel.

El libro de Zacarías (El triunfo de la santidad)

La misión de Zacarías, así como la historia de su profecía, fue similar a la de Hageo (Esdras 5 y 6). Sin embargo, las profecías de Zacarías se referían más a la llegada del Mesías para la construcción de un templo espiritual, que a la construcción del templo de Zorobabel, que era solamente un tipo del templo espiritual. El Apóstol Pedro nos dio una panorama espléndida de la inspiración y el ministerio de los profetas del Antiguo Testamento: "Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles" (1 Pedro 1:10-12). Qué maravilloso privilegio es para nosotros ser una parte del cumplimiento de la, profecía del Antiguo Testamento.

El pueblo tenía buenos motivos para estar desalentado, en una época había sido una nación libre teniendo rey y constitución, pero ahora había regresado a su país bajo un gobierno extranjero, sin rey y despojado de poder. Su condición actual presentaba un cuadro gris, pero Zacarías hizo que esto sirviera como fondo oscuro de una escena gloriosa, mientras él, mediante una serie de visiones y profecías, describe una Jerusalén restaurada, protegida y habitada por el Mesías, y que es la capital de una nación elevada sobre todas las demás, además de la promesa de la gloria futura, el profeta dio ofrecimiento de éxitos y empresas actuales, porque aseguraba al remanente que su templo sería reconstruido a pesar de la oposición. Pero Zacarías no podía ofrecer un aliento permanente a no ser la promesa de la venida del Cristo. La experiencia actual de Israel no es más que una figura de su experiencia futura. De la misma manera que le fue mediante el castigo del cautiverio babilónico donde la nación fue purificada de la idolatría, así será mediante el fuego de la gran tribulación, que Israel será purificada de su gran pecado: El rechazo de su Mesías y el rey. Se resume el tema de la siguiente manera: Un estímulo a la nación para servir fielmente a Dios a través de la aflicción actual, con la mira de las glorias futuras con la venida del Mesías. El bosquejo es de la siguiente manera: Simbólica: Visiones de esperanza; Práctica: Exhortación a la obediencia y a la piedad; Profética: promesas de gloria mediante la tribulación.

El libro de Malaquías (El Profeta de la construcción del templo)

Nehemías es el Último libro de la historia del Antiguo Testamento, y Malaquías es el último libro de la profecía del Antiguo Testamento. Nehemías es, evidentemente, el fondo histórico de la profecía de Malaquías. El pueblo de Israel, a pesar de su arrepentimiento en los días de su cautiverio, continuó reincidiendo en la desobediencia a la palabra de Dios. Los libros de Esdras y Nehemías revelan sus períodos de reincidencia. Hageo, Zacarías y Malaquías reprobaron sus muchos pecados. Malaquías los retrató como exteriormente religiosos e interiormente indiferentes e insinceros. Su religión se había convertido en una formalidad vacía, realizada por un sacerdocio corrupto. Malaquías profetizó aproximadamente entre cincuenta y cinco y sesenta años después de Zacarías, y el pueblo se había descarriado y alejado del avivamiento que les hubo traído el ministerio de Hageo y Zacarías. Ellos ahora se habían endurecido y enfriado en cuanto a la ley de Dios. Malaquías, así como todos los profetas, había reprochado sus pecados y prometido la venida de Cristo como el único remedio para su reincidencia.

En este sentido, se evidencia que bajo el ministerio de Hageo y Zacarías el pueblo estaba en posición de reconocer sus faltas y enmendarlas, pero ahora se habían endurecido tanto que antes las acusaciones de Jehová ofrecen insolentes negativas, muchos profesan un escepticismo en cuanto a la existencia de un Dios de juicio y otros preguntan si valdrá la pena de seguir al Señor. Como un rayo de luz que brilla sobre esa oscura escena está la promesa del advenimiento del Mesías, quien vendrá a rescatar al remanente fiel para juzgar a la nación. El libro termina con una profecía de la venida de Elías el precursor del Mesías y luego cae la cortina sobre la revelación del Antiguo Testamento, para no levantarse hasta cuatrocientos años más tarde, cuando el ángel de Jehová anunció la venida del que iría delante del que había de venir, con el Espíritu y poder de Elías (Lucas 1-17). Se resume el tema de la siguiente manera: La última profecía del Antiguo Testamento, una revelación de un pueblo rebelde e insincero; de un remanente fiel; y de un Mesías venidero que juzgará y purificará a la nación. El bosquejo queda de la siguiente manera: Advertencia y reprensión: Mensaje a los rebeldes; predicaciones y promesas: mensaje a los fieles.

Apéndice: Cronología de los profetas, Gráfico de Daniel a Malaquías y Gráfico de Malaquías a Cristo

Clasificación Cronológica: Profetas Menores

  • 12 Profetas se relacionaban con la destrucción de la nación hebrea; 3, con su restauración.

  • La destrucción de la nación se efectuó en dos etapas.

  • El reino del norte cayó en 734-721 A.C. Antes y durante este periodo fueron: Joel, Jonás, Amós. Oseas, Isaías y Miqueas.

  • El reino del sur cayó en 606-586 A.C. De este periodo fueron: Jeremías, Ezequiel, Daniel, Abdías, Nahúm, Habacuc y- Sofonías. 

  • La restauración de la nación fue en 536-444 A.C. Se relacionan con este periodo: Hageo, Zacarías y Malaquías.

edu.red

El Mensaje de Cada Profeta, en una sola frase:

Partes: 1, 2
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