Los datos educacionales, referidos al analfabetismo, tienen un valor siempre relativo en su contexto, ya que deben ser analizados en el medio social al que se refieren y explicados mediante un análisis crítico de esa realidad. El plan, proyecto o programa de alfabetización, para ser estudiado y explicado, debe ser interpretado en función del proceso histórico en general, en el que surge y se desarrolla.
Resulta conveniente ampliar el concepto de analfabetismo, tal como lo hace Rosa María Torres, quien considera que
"… la alfabetización (…) significa una reivindicación democrática. Saber leer y escribir (…) es determinante en la posibilidad de una participación efectiva, en el reclamo y ejercicio de los derechos elementales de todo ciudadano.
"La educación es un derecho humano. La alfabetización, por tanto, es el primer paso en la conquista de ese derecho (…) la posibilidad (…) como espacio de reivindicación social para los grupos más desposeídos (…) el acceso a la lectura y la escritura es una conquista que contribuye a liberar psicológicamente y socialmente al individuo de trabas y traumas sociales importantes ligados a su ancestral vergüenza por la ignorancia y la incapacidad de las cuales está convencido.
"La alfabetización, en tanto posibilidad de acceso a una educación sistemática, significa la posibilidad de democratizar la ciencia y la técnica entre los iletrados, facilitándoles el acceso a nuevas formas y contenidos de conocimiento que son patrimonio de la humanidad." (Torres, 1991:122)
Por ello, el analfabetismo no es una crítica dañina ni la negación de un derecho, sino más que una cuestión pedagógica es esencialmente una cuestión política.
Por esta razón, un programa de alfabetización no debe ser evaluado solamente por su rigor metodológico, sino más bien por el impacto generado en la calidad de vida de la población atendida. Esto es, la alfabetización se halla condicionada por las posibilidades de una transformación real de las condiciones de vida de los sujetos que se alfabetizan.
Si se aplica la teoría del conflicto (detallada en capítulo I), se podría llegar a la conclusión de que es ese mismo orden social el que culpabiliza al analfabeto de su condición, o en última instancia a su familia, pero jamás a la sociedad como un todo, o sea que las causas del analfabetismo se las explica como una vida de formación individual. Esto es permanentemente alimentado a través de los discursos que consideran al analfabetismo como una "lacra", "azote", "hierba dañina" o "flagelo", con lo que hacen sentir a la persona analfabeta como un minusválido social, sintiendo vergüenza de su condición, cuando éste no es más que una consecuencia de un orden social injusto.
Se podría argumentar que la alfabetización nunca es un mero proceso de aprendizaje individual para el alfabetizando. Sus promotores, organizadores y educadores persiguen un mal social, con el objetivo de que la gente aprenda a leer y escribir "algo" y que ese "algo" sirva para otra cosa, como puede ser la participación en el proceso político. Es así como se puede empezar a vislumbrar la relación existente entre la alfabetización y la promoción social.
La alfabetización, abordada desde una perspectiva crítica, es la que permite al sujeto adulto ser un "lector" consciente de su realidad para reflexionar sobre ella, discutirla y, posteriormente, transformarla.
Desde esta perspectiva, un programa de alfabetización trataría de trabajar con los adultos, partiendo de un análisis de su propio medio de vida, sus costumbres, sus creencias, sus prácticas sociales para que se conviertan en protagonistas críticos y puedan discutir su realidad comenzando a transitar el camino de la reflexión y la autoconciencia, pilares necesarios para asumir el compromiso de la transformación social.
Se precisa, además, que los alfabetizadores respeten las condiciones culturales de los jóvenes o adultos analfabetos y establezcan un canal de comunicación entre el saber técnico (erudito) y el saber popular propio de la comunicación, con lo que es preciso entender profundamente, por contacto directo, la lógica del conocimiento popular, su estructura de pensamiento, en función de la cual la alfabetización favorecería la adquisición de nuevos conocimientos significativos.
Para los alfabetizadores, la alfabetización constituye un proceso riquísimo de aprendizaje humano y social, cuyo contenido tiene que ver con la realidad y la experiencia vivencial que adquieren al entrar en contacto con los alfabetizados. Ellos son quienes van a convivir con la pobreza, la marginalidad, y las condiciones insalubres en las que se desenvuelven, en su gran mayoría, los sectores analfabetos. De esta manera, la problemática del analfabetismo y el reconocimiento de esa realidad puede actuar como disparadores para la toma de conciencia de un orden social injusto.
Un proyecto alfabetizador puede reactivar o instaurar el debate, la discusión y la opinión en la sociedad para revertir el orden existente, en la medida en que se fomente la intervención y la participación en la instancia de toma de decisiones en el ámbito político. Es en este proceso, en el que educador y educando (o alfabetizador y alfabetizando) se educan recíprocamente en una relación de cooperación. No se trata de negar el acceso a la cultura general elaborada (saber erudito) ni de descalificar la cultura de los grupos alfabetizando, sino más bien de integrar ambos conocimientos de tal manera que permita el fortalecimiento de la expresión libre y democrática, donde el pluralismo cultural se acentúa en un mundo cada vez más independiente. Por ello, este proceso debe ser inscripto dentro de lo que se denomina "educación multicultural", desarrollando el conocimiento y la integración en la "diversidad cultural", basándose en la comprensión mutua contra la exclusión por motivos de raza, sexo, cultura u otras formas de discriminación.
Es necesario remarcar que no se puede medir la calidad de la alfabetización por la cantidad de saber sistematizado que han asimilado los alfabetizados, sino que ello debe ser medido por las posibilidades que tienen los grupos de manifestar sus puntos de vista, participar y organizarse para mejorar sus condiciones de vida. Es preciso fomentar el interés y el entusiasmo por la participación.
No se puede hablar de proceso alfabetizado basado en una concepción pedagógica crítica (que es la que corresponde a la Teoría de conflicto), sin abordar el tema de la "participación", ya que ambas están estrechamente relacionados. Lo participativo con un programa, plan o proyecto alfabetizador estaría dado por cuanto existe una intervención real de todos los actores sociales, que debe involucrar no sólo a los alfabetizadores, sino también a los maestros, las familias y la sociedad en general.
LA PARTICIPACIÓN ACTIVA
Al abordar el tema de la participación, en lo concerniente a la intervención política de alfabetizadores y alfabetizados, es necesario cuestionar el status quo vigente, persiguiendo como meta la transformación social. Dicha transformación intenta modificar la situación actual de opresión, exclusión y dominación por un orden social cada vez más justo y equitativo.
En todo programa de alfabetización que se implemente, se debe conocer con detenimiento las condiciones de vida de los sujetos alfabetizandos, tanto las objetivas como las subjetivas, no sólo para abrir y establecer un canal de comunicación, sino también para encarar, a partir de allí, las acciones pedagógicas del trabajo alfabetizador.
En un espacio en donde se permite el intercambio y el diálogo abierto, plural, sin que haya diferenciaciones entre los que "enseñan" y los que "aprenden", se podrá organizar la tarea alfabetizadora a partir de las temáticas que interesen a los adultos en particular. Su tratamiento crítico y reflexivo de favorecerá la adquisición de una conciencia crítica, que le permitirá a los adultos darse cuenta que la situación de pobreza, marginalidad y opresión en la que están inmersos, que no es algo "natural", "que debe ser así", sino que son el producto de un orden social injusto en donde existen dominantes y dominados.
A partir de la percepción y la toma de conciencia sobre la realidad se construyen las bases para la organización y la participación en el proceso de la transformación social, orientado en un marco de libertad –que favorecerá la liberación de los oprimidos–, con el objetivo de estimular las potencialidades del pueblo a través de la concientización, la capacitación y la amplia participación. A partir de esta orientación, los grupos podrán problematizar y criticar el orden capitalista vigente y podrán, consecuentemente, comenzar a exigir transformaciones estructurales profundas.
Un breve recorrido por los distintos períodos históricos, pusieron de manifiesto que el problema del analfabetismo es concreto y continúa vigente. Se han llevado a cabo distintos logros para su erradicación, pero no los suficientes, ya que no se adoptan las medidas políticas necesarias para encarar la situación.
El problema del analfabetismo afecta a las personas de clases sociales bajas, y en las provincias más pobres se da particularmente este fenómeno.
La situación por la que atraviesa un analfabeto perjudica no sólo a su persona, como hombre que vive en la sociedad, sino también a su condición moral: son los desclasados y los que no tienen voz.
Es necesario que los planes de alfabetización de adultos que se implementen tengan carácter social, ya que se debe conocer no sólo la indigencia a que están sometidos, sino también comprender su situación, a fin de que ellos analicen su realidad y tengan un punto de vista crítico para "darse cuenta" que son hombres concretos y que pueden integrarse al sistema.
En el seno de la sociedad se debe encontrar la respuesta para que se pueda tomar conciencia del problema que afecta, día a día, a mas personas, si no se toman las medidas políticas necesarias a fin de incrementar las escuelas y maestros, con la ayuda social necesaria para que los alfabetizados puedan ser participes de su integración social.
El sector de educación adulta crece muy rápidamente y la demanda no está todavía satisfecha. Sin embargo, la educación del adulto no compensa el fracaso del sistema de educación formal para alcanzar completamente uno de sus mayores objetivos, por ejemplo, proporcionar iguales oportunidades educacionales. Tampoco ofrece una alternativa válida para acceder al conocimiento, aptitudes y éxito profesional. Por otra parte, muchas veces representa un uso ineficiente de recursos. Puede ser una experiencia frustrante para los estudiantes adultos, quienes pueden haber hecho importantes sacrificios en concepto de tiempo y dinero con el fin de participar en esa educación. Esto no significa negar que muchos adultos han aumentado su nivel educacional y las oportunidades de su carrera siguiendo cursos para adultos, sino más bien argumentar que la educación del adulto, como rige ahora, no es una alternativa de segunda oportunidad para la educación de los jóvenes.
GRÁFICO 1
Tasas de variación anual acumulativas de la matrícula por niveles educativos (en %). Período 1900–1988. Total del país. (Fernández y otros, 1997:12)
PERÍODO | PRE–PRIMARIO | PRIMARIO | MEDIO | SUPERIOR NO UNIVERSITARIO | SUPERIOR UNIVERSITARIO |
1900–1905 | 3,6 | 8,8 | |||
1905–1910 | 4,6 | 12,0 | 25,0 | ||
1910–1915 | 5,8 | 7,0 | 12,9 | 5,9 | |
1915–1920 | 0,0 | 3,9 | 7,9 | 13,9 | |
1920–1925 | 0,0 | 2,5 | 4,7 | 3,9 | |
1925–1930 | 2,3 | 2,6 | 7,0 | 6,6 | |
1930–1935 | 0,8 | 3,2 | 4,1 | 4,7 | |
1935–1940 | 15,4 | 2,6 | 8,0 | 8,3 | |
1940–1945 | 22,0 | 0,6 | 5,5 | 4,5 | |
1945–1950 | 30,0 | 2,2 | 10,0 | 11,1 | |
1950–1955 | 15,9 | 3,8 | 7,8 | 11,5 | |
1955–1960 | 4,4 | 1,5 | 3,6 | 14,5 | 2,9 |
1960–1965 | 11,6 | 2,2 | 6,9 | 11,4 | 6,8 |
1965–1970 | 8,8 | 2,1 | 4,3 | 10,2 | 2,7 |
1970–1975 | 10,6 | 0,8 | 5,0 | 10,1 | 14,9 |
1975–1980 | 4,8 | 1,6 | 1,2 | 7,8 | –5,0 |
1980–1985 | 7,6 | 4,1 | 4,9 | 14,2 | 10,8 |
1985–1988 | 4,4 | 1,5 | 6,6 | 8,2 | 6,6 |
GRÁFICO 2
Nivel educativo de la población de 14 y más años de edad que asistió, pero ya no asiste y que nunca asistió (en %). Total del país. (Fernández y otros, 1997:51)
NIVEL DE INSTRUCCIÓN | 1960 | 1970 | 1980 | 1991** |
Sin instrucción | 8,9 | 6,9 | 5,1 | 3,4 |
Primario incompleto | 44,6 | 38,9 | 29,9 | 19,5 |
Hasta 3er grado inclusive Cuarto y +, incompleto | 13,2 31,4 | 18,5 20,4 | –– –– | –– –– |
Completo | 28,5 | 30,2 | 31,5 | 32,3 |
Medio incompleto | 8,6 | 12,3 | 16,4 | 18,9 |
Medio completo * | 6,7 | 7,4 | 9,8 | 12,2 |
Superior incompleto | 1,3 | 2,5 | 4,0 | 7,5 |
Superior completo * | 1,6 | 1,8 | 3,2 | 6,3 |
Referencias:
Sin datos: ––
* Cuatro años y más
** 15 años y más
Fuente: Censos Nacionales de Población.
GRÁFICO 1
EVOLUCIÓN DEL ANALFABETISMO POR PROVINCIA
ABSOLUTOS Y PORCENTUALES
Jurisdicción | 1869 | 1895 | 1914 | 1947 | 1960 | 1970 | Total | 1980 | 1991 |
Bs. Aires | 71,5 | 45 | 31,6 | 9,8 | 5,6 | 5 | 312351 | 4 | 2,3 |
Cap. Fed. | 48,3 | 29,8 | 21,2 | 5,7 | 3,2 | 2,6 | 35145 | 1,5 | 0,7 |
Catamarca | 86,8 | 75,7 | 50,6 | 18,2 | 11,6 | 9,5 | 11059 | 8,6 | 4,5 |
Córdoba | 82,5 | 61,4 | 38,1 | 13,3 | 7,9 | 7 | 94972 | 5,6 | 3,2 |
Corrientes | 85 | 72,9 | 57,4 | 31,1 | 21,5 | 18,3 | 65820 | 15,9 | 9,3 |
Chaco | 71 | 49,1 | 29,5 | 21,2 | 20,9 | 75161 | 17,7 | 11,3 | |
Chubut | 34,2 | 38,1 | 35,5 | 17,4 | 13,6 | 11,7 | 13827 | 8,2 | 4,5 |
Entre Ríos | 75,2 | 55,9 | 41,3 | 19,7 | 12,8 | 10,6 | 50645 | 8,3 | 4,9 |
Formosa | 69,1 | 55,1 | 24,3 | 19,5 | 18,6 | 23871 | 13,7 | 8,2 | |
Jujuy | 91,2 | 80 | 67,2 | 35,1 | 24,2 | 18,1 | 32325 | 13,2 | 6,7 |
La Pampa | 62,5 | 37,9 | 14,6 | 10 | 8,6 | 9796 | 6,7 | 4 | |
La Rioja | 90,9 | 70 | 49,3 | 18 | 11 | 9,3 | 7134 | 6,9 | 4 |
Mendoza | 81,3 | 57,9 | 41,4 | 17,3 | 11,3 | 9,5 | 63291 | 7,8 | 4,6 |
Misiones | 76,7 | 56,8 | 22,6 | 16,8 | 16,4 | 45330 | 12,9 | 8,3 | |
Neuquén | 75,1 | 62,5 | 25,3 | 19 | 14,8 | 15562 | 10,5 | 5,3 | |
Río Negro | 70,4 | 51,6 | 24 | 16,4 | 14,5 | 24917 | 10,2 | 5,6 | |
Salta | 88 | 77,4 | 55,7 | 29,8 | 19 | 16 | 49488 | 12,4 | 6,7 |
San Juan | 82,9 | 64,1 | 45,2 | 19,3 | 12,1 | 8,9 | 23425 | 7,8 | 4,3 |
San Luis | 88,9 | 62,9 | 36,6 | 17 | 10,8 | 8,4 | 12195 | 8,2 | 4,3 |
Santa Cruz | 43,5 | 22,2 | 8,2 | 5,8 | 5,8 | 3156 | 4,1 | 2,2 | |
Santa Fe | 74 | 44,5 | 34,7 | 13,4 | 8,2 | 7,2 | 108239 | 6,1 | 3,7 |
S. del Estero | 93 | 85,6 | 66,2 | 31,1 | 19,8 | 16,7 | 49768 | 13,9 | 8,6 |
T. Fuego | 35,8 | 5,9 | 5,9 | 4,2 | 3,2 | 469 | 2,4 | 1,1 | |
Tucumán | 88,4 | 74,3 | 52,3 | 21,1 | 13 | 11,2 | 57008 | 9,1 | 5 |
Total | 77,4 | 53,3 | 35,9 | 13,6 | 8,5 | 7,4 | 1184954 | 6,1 | 3,7 |
Fuentes: 1869–1960: Campobassi, Carlos Alberto: El analfabetismo en la República Argentina. En: Serie artíc. y docum. Nº 13. CENDIE. Ministerio de Educación y Justicia. Buenos Aires, s/f. 1970: Argentina. Ministerio de Educación y Justicia. Comisión Nacional de Alfabetización. CONAFEP. Plan Nacional de Alfabetización. 1985. 1980: Argentina. Ministerio de Educación. Dto. de Estadística. Analfabetismo. 1990.
POBLACIÓN DE 10 AÑOS Y MÁS POR CONDICIÓN DE ANALFABETISMO Y SEXO, SEGÚN ÁREA URBANO–RURAL Y EDAD
Grupos de edad | Población de 10 años y más | Analfabetos Varones Zona Urbana | Mujeres | Total Absolutos | % |
15–19 | 2471496 | 15685 | 11476 | 27161 | 1,1 |
20–24 | 2154549 | 14728 | 13098 | 27826 | 1,3 |
Total | 4626045 | 30413 | 24574 | 54987 | 1,2 |
ZONA RURAL | |||||
15–19 | 370513 | 10292 | 6627 | 16919 | 4,6 |
20–24 | 299574 | 10116 | 7732 | 17848 | 6,0 |
Total | 670087 | 20408 | 14359 | 34767 | 5,2 |
TOTAL | |||||
15–19 | 2842009 | 25977 | 18103 | 44080 | 1,6 |
20–24 | 2454123 | 24844 | 20830 | 45674 | 1,9 |
Total | 5296132 | 50821 | 38933 | 89754 | 1,7 |
Fuente: INDEC. Censo 1991.
ANALFABETISMO SEGÚN GRUPO DE EDAD
Edades | Población | Analfabetos Abs. | % |
10–14 | 3350673 | 60507 | 1,81 |
15–19 | 2842009 | 44080 | 1,55 |
20–24 | 2454123 | 45674 | 1,86 |
25–29 | 2304242 | 52210 | 2,27 |
30–34 | 2214181 | 61481 | 2,78 |
35–39 | 2119168 | 71338 | 3,37 |
40–44 | 1963648 | 79489 | 4,05 |
45–49 | 1690055 | 75295 | 4,46 |
50–54 | 1489724 | 72695 | 4,88 |
55–59 | 1361547 | 70298 | 5,16 |
60–64 | 1305161 | 75716 | 5,80 |
65 y + | 2892987 | 247207 | 8,55 |
15 y + | 22636845 | 895483 | 3,96 |
10 y + | 25987518 | 955990 | 3,68 |
Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda 1991. Serie C. INDEC. Información elaborada por la Dirección General Red Federal de Información. Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Información del Sector Educativo. Serie D. Número 1.
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jorge marin
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