- Concepto
- Clasificaciones de eutanasia
- Otros conceptos relacionados
- Sobre la dignidad de la vida humana
- Argumentos a favor
- Argumentos en contra
- Casos de eutanasia
Concepto:
Es indudable, a nuestra manera de ver, que el primordial derecho que puede asistir hoy a todo ser humano es el de la vida, pero cuando se ve afectado por unas condiciones de salud lamentables, que llevan a quien las padece a verse en una situación en la cual se ve recluido en una unidad de cuidados intensivos, de la cual no se sabe si saldrá, donde su existencia está en la cuerda floja, donde puede existir una salida irreversible, donde la existencia dependerá en el futuro de medios extraordinarios, conectado a maquinas como el respirador artificial, cabe preguntarse si se está cuidando la vida o prolongando la agonía que nos puede llevar a la muerte.
Etimológicamente "eutanasia" significa: buena muerte, dulce, libre de sufrimientos. La empleo por primera vez Francisco Bacon en el siglo XVII.
La eutanasia tiene por finalidad evitar sufrimientos insoportables o la prolongación artificial de la vida a un enfermo. Para que la eutanasia sea considerada como tal, el enfermo ha de padecer, necesariamente, una enfermedad terminal o incurable, y en segundo lugar, el personal sanitario ha de contar expresamente con el consentimiento del enfermo.
CLASIFICACIONES DE EUTANASIA
Según su finalidad:
Eutanasia eugénica: por razones de "higiene racial", libera a la sociedad de los enfermos que son una carga.
La eutanasia involuntaria, positiva o activa, ¿podrá alguna vez justificarse? Un ejemplo de eutanasia involuntaria positiva fue la orden del tristemente célebre A. Hitler quien estableció la eutanasia eugenésica en octubre de 1939. (Por engaño, tal orden fue predatada con fecha 1 de septiembre de 1939, como si hubiera estado en conexión con el comienzo de la campaña militar contra Polonia) Más de 80 mil pacientes mentales de Alemania y Australia, epilépticos, débiles mentales y personas deformes, fueron ejecutados en cámaras de gas entre 1940 y 1941. En un comienzo la ley se refirió en forma exclusiva a los niños pequeños, pero luego se elevó la edad.
Eutanasia piadosa: es la que se practica con el fin de aliviar los dolores y sufrimientos a un enfermo.
Según sus medios:
Eutanasia positiva: es aquella en que el agente de manera directa y positiva actúa sobre la persona enferma provocándole la muerte.
Eutanasia negativa: el agente deja de hacer algo que permite proseguir con la vida del paciente.
Según sus intenciones:
1. Eutanasia directa: Adelantar la hora de la muerte en caso de una enfermedad incurable, esta a su vez posee dos formas:
a) Activa: Consiste en provocar una muerte indolora a petición del afectado; el caso más frecuentemente mostrado es el cáncer, pero pueden ser también enfermedades incurables como el sida. Se recurre, como se comprende, a sustancias especiales mortíferas o a sobredosis de morfina.
b) Pasiva: Se deja de tratar una complicación, por ejemplo una bronconeumonía, o de alimentar por vía parenteral u otra al enfermo, con lo cual se precipita el término de la vida; es una muerte por omisión. De acuerdo con Pérez Varela «la eutanasia pasiva puede revestir dos formas: la abstención terapéutica y la suspensión terapéutica. En el primer caso no se inicia el tratamiento y en el segundo se suspende el ya iniciado ya que se considera que más que prolongar el vivir, prolonga el morir». Debe resaltarse que en este tipo de eutanasia no se abandona en ningún momento al enfermo.
2. Eutanasia indirecta: Consiste en efectuar procedimientos terapéuticos que tienen como efecto secundario la muerte, por ejemplo la sobredosis de analgésicos, como es el caso de la morfina para calmar los dolores, cuyo efecto agregado, como se sabe, es la disminución de la conciencia y casi siempre una abreviación de la vida. Aquí la intención, sin duda, no es acortar la vida sino aliviar el sufrimiento, y lo otro es una consecuencia no deseada. Entra así en lo que desde Tomás de Aquino se llama un problema de doble efecto, que resulta previsto pero no buscando que sea adelantada la muerte del paciente.
Según su voluntariedad:
Eutanasia voluntaria: es la que solicita el paciente de palabra o por escrito.
Eutanasia involuntaria: es la que se aplica a los pacientes sin su consentimiento.
Un ejemplo de eutanasia involuntaria activa lo tenemos en Napoleón. En 1779 se dice que pidió a su médico militar aplicar la eutanasia a soldados infectados con enfermedades contagiosas para frenar su expansión.
OTROS CONCEPTOS RELACIONADOS
Suicidio asistido: Significa proporcionar en forma intencional y con conocimiento a una persona los medios o procedimientos o ambos necesarios para suicidarse, incluidos el asesoramiento sobre dosis letales de medicamentos, la prescripción de dichos medicamentos letales o su suministro. Se plantea como deseo de extinción de muerte inminente, porque la vida ha perdido razón de ser o se ha hecho dolorosamente desesperanzada. Cabe destacar, que en este caso es el paciente el que voluntaria y activamente termina con su vida, de allí el concepto de suicidio. El 17 de marzo de 2010, el Parlamento de Andalucía (España) aprueba esta ley, primer referente en España.
Cacotanasia: Es la eutanasia que se impone sin el consentimiento del afectado. La palabra apunta hacia una mala muerte (kakós: malo)
Ortotanasia: Consiste en dejar morir a tiempo sin emplear medios desproporcionados y extraordinarios. Se ha sustituido en la terminología práctica por muerte digna, para centrar el concepto en la condición (dignidad) del enfermo terminal y no en la voluntad de morir.
Distanasia: Consiste en el «encarnizamiento o ensañamiento terapéutico», mediante el cual se procura posponer el momento de la muerte recurriendo a cualquier medio artificial, pese a que haya seguridad de que no hay opción alguna de recuperar la salud, con el fin de prolongar la vida del enfermo a toda costa, llegando a la muerte en condiciones inhumanas. Normalmente se hace según los deseos de otros (familiares, médicos) y no según el verdadero bien e interés del paciente.
SOBRE LA DIGNIDAD DE LA VIDA HUMANA
El concepto de «dignidad humana» se invoca tanto para defender la eutanasia como para rechazarla.
Así, para los defensores de la eutanasia, la dignidad humana del enfermo consistiría en el derecho a elegir libremente el momento de la propia muerte; para sus detractores, la dignidad humana obliga a oponerse a la eutanasia, por considerarlo una arbitrariedad humana frente a un problema moral, ya sea fundamentado en la religión (la elección de la muerte es una decisión exclusivamente divina) o en principios de carácter laico e incluso ateos.
Evidentemente, tras este uso equívoco del término «dignidad humana» subyacen distintas concepciones del ser humano, de la libertad, de la ciencia médica y del conjunto de los derechos humanos.
ARGUMENTOS A FAVOR
Médicos
Desde siempre, los médicos han participado en la toma de decisiones sobre el fin de la vida y actualmente es común suspender o no instaurar tratamientos en determinados casos, aunque ello lleve a la muerte del paciente. Sin embargo, a veces los médicos deciden por su propia parte si el paciente debe morir o no y provocan su muerte, rápida y sin dolor. Es lo que se conoce como
limitación del esfuerzo terapéutico, limitación de tratamientos o, simplemente, eutanasia agresiva. Normalmente la eutanasia se lleva a cabo con el conocimiento y anuencia de los familiares y/o curadores del paciente.
En medicina, el respeto a la autonomía de la persona y los derechos de los pacientes son cada vez más ponderados en la toma de decisiones médicas.
En sintonía con lo anterior, la introducción del consentimiento informado en la relación médico-paciente, y para éstas situaciones, la elaboración de un
documento de voluntades anticipadas sería una buena manera de regular las actuaciones médicas frente a situaciones hipotéticas donde la persona pierda total o parcialmente su autonomía para decidir, en el momento, sobre las actuaciones médicas pertinentes a su estado de salud.
Jurídicos
La despenalización de la eutanasia no significa obligatoriedad absoluta. No se puede imponer el criterio de un conglomerado al ordenamiento jurídico de todo un territorio, por lo que el derecho debiera asegurar los mecanismos para regular el acceso a la eutanasia de los pacientes interesados que cumplan unos requisitos especificados legalmente; así como de la legalidad y transparencia de los procedimientos.
La sociedad moderna basa su ordenamiento jurídico en la protección de los derechos humanos. En este sentido, cada enfermo tiene derecho a decidir, informadamente, sobre los asuntos que pertenecen a una esfera tan privada como su cuerpo; y en virtud de esto, decidir cómo quiere seguir -o no seguir- viviendo.
¿Cuáles son los principales argumentos que se emplean para promover la legalización de la eutanasia?
Se suele promover la legalización de la eutanasia y su aceptación social con cinco clases de argumentos:
– el derecho a la muerte digna, expresamente querida por quien padece sufrimientos atroces;
– el derecho de cada cual a disponer de su propia vida, en uso de su libertad y autonomía individual;
– la necesidad de regular una situación que existe de hecho. Ante el escándalo de su persistencia en la clandestinidad;
– el progreso que representa suprimir la vida de los deficientes psíquicos profundos o de los enfermos en fase terminal, ya que se trataría de vidas que no pueden llamarse propiamente humanas;
– la manifestación de solidaridad social que significa la eliminación de vidas sin sentido, que constituyen una dura carga para los familiares y para la propia sociedad.
No todos los partidarios de la eutanasia comparten todos estos argumentos; pero todos, en cambio, comparten los dos primeros, y a menudo el tercero.
ARGUMENTOS EN CONTRA
Máquina utilizada para facilitar la eutanasia a enfermos terminales mediante el método de inyección letal. Fue utilizada por cuatro personas durante 1996 y 1997, período en el que fue de uso legal en Territorio del Norte (Australia). Se exhibe en un museo de Londres.
Los argumentos en contra inciden en la «inviolabilidad» de la vida humana, la defensa de su dignidad independientemente de las condiciones de vida o la voluntad del individuo implicado, y las repercusiones sociales de desconfianza que podría conllevar la eutanasia.
La Asociación Médica Mundial considera contrarios a la ética y condena tanto el suicidio con ayuda médica como la eutanasia. En cambio recomienda los cuidados paliativos.
La eutanasia, es decir, el acto deliberado de poner fin a la vida de un paciente, aunque sea por voluntad propia o a petición de sus familiares, es contraria a la ética. Ello no impide al médico respetar el deseo del paciente de dejar que el proceso natural de la muerte siga su curso en la fase terminal de su enfermedad.
Declaración sobre la Eutanasia adoptada por la 38.ª Asamblea Médica MundialMadrid (España), octubre de 1987
El Comité Permanente de Médicos Europeos anima a todos los médicos a no participar en la eutanasia, aunque sea legal en su país, o esté despenalizada en determinadas circunstancias.
La Organización Médica Colegial de España considera que «la petición individual de la eutanasia o el suicidio asistido deben ser considerados generalmente como una demanda de mayor atención pudiendo hacer que desaparezca esta petición aplicando los principios y la práctica de unos cuidados paliativos de calidad».
En el caso de los Países Bajos, uno de los primeros países en despenalizar al médico que practique la eutanasia, el estudio Remmelink reveló que en más de mil casos el médico admitió haber causado o acelerado la muerte del paciente sin que éste lo pidiera, por razones variadas, desde la imposibilidad de tratar el dolor, la falta de calidad de vida o por el hecho de que tardara en morir.
La postura de las iglesias cristianas en tanto, a nivel mundial, es mayoritariamente contraria a la eutanasia y al suicidio asistido: es el caso de la Iglesia Católica Romana y de las Iglesias evangélicas y pentecostales. La postura del actual papa Benedicto XVI quedó explícitamente recogida en una carta (de 2004) a varios eclesiásticos estadounidenses:
No todos los asuntos morales tienen el mismo peso moral que el aborto y la eutanasia. Por ejemplo, si un católico discrepara con el Santo Padre sobre la aplicación de la pena de muerte o en la decisión de hacer la guerra, éste no sería considerado por esta razón indigno de presentarse a recibir la Sagrada Comunión. Aunque la Iglesia exhorta a las autoridades civiles a buscar la paz, y no la guerra, y a ejercer discreción y misericordia al castigar a criminales, aún sería lícito tomar las armas para repeler a un agresor o recurrir a la pena capital. Puede haber una legítima diversidad de opinión entre católicos respecto de ir a la guerra y aplicar la pena de muerte, pero no, sin embargo, respecto del aborto y la eutanasia.
Tercer punto de la carta de Joseph Ratzinger al cardenal Theodore McCarrick, arzobispo de Washington DC.
Las iglesias luteranas y metodistas en cambio, como asimismo la mayoría de las afiliadas a la Comunión Anglicana se oponen en principio, pero dan espacio para la decisión individual caso a caso. Por otro lado, varias iglesias han optado por no pronunciarse a este respecto y enfatizar el valor de la conciencia individual en cuestiones éticas, es el caso de las iglesias católicas afiliadas a la Unión de Utrecht, y algunas Iglesias presbiterianas, entre otras.
Razones contra la eutanasia
La Vida no es un derecho, sino el sustrato de los derechos: ¡tenemos derechos porque estamos vivos! La Vida, como la Libertad, son bienes de la humanidad, por eso no pueden eliminarse ni siquiera a petición del individuo: nadie puede pedir la muerte, como nadie puede entregarse como esclavo voluntariamente. Son derechos irrenunciables. Hemos retirado a los jueces el derecho a decidir sobre la vida de los asesinos y se lo quieren arrogar ahora para decidir la vida de los inocentes.
La eutanasia activa -suicidio asistido- no es un respeto de la libertad de la persona, sino la decisión de un tercero -legislador o juez- sobre qué vida merece la pena ser vivida (o le merece la pena a la sociedad que continúe viva). Es la peor de las discriminaciones: clasificar las vidas según su utilidad o calidad. ¿Quién decidirá qué sufrimiento puede acceder a la eutanasia?: el cáncer de próstata, la tetraplejia, la depresión o incluso la quiebra financiera.
La eutanasia acaba extendiéndose. Siempre que se abre una fisura en el edificio jurídico de la defensa de la vida, éste acaba derrumbándose. Tenemos el antecedente del aborto: de los tres supuestos restrictivos, se ha pasado al aborto libre a la carta. Y, por supuesto, acaba apareciendo el negocio respectivo: ya existe en Zurich el suicidio asistido… el llamado turismo fúnebre.
La eutanasia es el fracaso de la sociedad: cuando un enfermo pide la muerte (todos hemos gritado alguna vez: ¡tierra trágame!), lo que está pidiendo es ayuda y más cariño. Si se le da la razón y se le concede la muerte, se le está diciendo: es verdad, tu vida ya no merece la pena, nos estorbas, nada más podemos hacer por ti.
Nunca puede ser digna una muerte provocada -ni puede ser digno provocarla-: la muerte digna es aquella en la que se trata al paciente como persona, al margen de sus condiciones vitales, rodeado del cariño de los demás y poniendo a su disposición los cuidados paliativos pertinentes. La eutanasia nunca puede ser considerado un acto médico, porque no persigue ni la curación ni la reducción del dolor; es un acto anti-médico: persigue la muerte.
En occidente se está implantando la cultura de la muerte; la muerte como solución fácil ante problemas que no tienen otra solución aparente: aborto, eutanasia, terrorismo, pena de muerte, utilización de embriones para investigación… y siempre un componente económico detrás de todos ellos.
La eutanasia de los niños se presenta como una prolongación del aborto: si el niño escapó al diagnóstico de su enfermedad durante el embarazo, existe otra oportunidad para suprimirle. El primer pueblo progresista que redescubrió este método que ya se practicaba en la antigüedad fue el Nazi: el primer caso se aplicó a un niño con labio leporino cuyos padres consideraron que su vida no merecería la pena vivirse. Y es que la eutanasia no es progresismo político, sino la regresión a tiempos de barbarie.
CASOS DE EUTANASIA
Una joven de 32 años se ha convertido en el primer caso de eutanasia pasiva registrado en Suecia después de que el gobierno reinterpretara la normativa que regía hasta ahora.
Esta mujer que sufría una parálisis total y enfermedad neurológica degenerativa congénita ha fallecido después de que la dirección del hospital de Danderyd (Estocolmo) autorizara apagar el respirador al que estaba conectada y que la mantenía con vida.
La muerte de esta joven, que fue narcotizada para evitar que sintiera sensación de asfixia, se produjo este miércoles por la tarde, según ha informado la emisora pública "Radio de Suecia".
Esta mujer, que llevaba 6 años conectada a un respirador, ya había reclamado hace dos meses en una carta abierta a las autoridades su derecho a morir. Pedía ser ella la que decidiera i si quería seguir o no el tratamiento para continuar con vida y había exigido una respuesta antes del verano.
La Dirección Nacional de Salud y Bienestar se pronunció a finales del mes de pasado de forma favorable a la petición de la joven.
Señalaba que "cualquier paciente capaz de tomar decisiones y mentalmente sano puede interrumpir, si así lo desea, un tratamiento que únicamente lo mantiene con vida".
En estos casos, los médicos están obligados a respetar la determinación del paciente, siempre que éste sea competente para decidir y esté bien informado de las consecuencias de su elección.
Otro caso
A sólo dos días que se conociera el caso de Hannah Jones, una adolescente británica que pidió tener una muerte digna, la eutanasia reapareció en Europa. Esta vez, en Italia donde la Corte Suprema autorizó a que se le retire la alimentación artificial una mujer de 37 años que está en coma irreversible desde 1992.
El fallo hace lugar a un pedido del padre de Eluana Englaro que está en estado vegetativo hace 16 años a raíz de un accidente de tránsito y pone fin a la larga batalla que comenzó en 1999 cuando Beppino Englaro pidió por primera vez a la Justicia de su país que desconectaran a su hija. Con esta decisión, el máximo tribunal permite por primera vez en Italia facilitar la muerte a una persona en coma irreversible y rechaza el recurso presentado por la Fiscalía de Milán contra una sentencia anterior que lo había autorizado.
La Audiencia Provincial de Milán autorizó el pasado julio que se interrumpieran los tratamientos que mantienen viva a Eluana, tal y como demanda su padre, Beppino Englaro, que hace más de diez años insiste en los tribunales para que se deje morir a su hija, ante lo que considera un ensañamiento terapéutico. "Esta sentencia es la confirmación que vivimos en un Estado de derecho", afirmó Englaro tras conocer el fallo.
El tribunal de Milán se había basado en testimonios de familiares y amigos para decidir el destino de Eluana. Estos defendieron que la "extraordinaria visión de la vida" de la mujer era "irreconciliable" con la pérdida total e irreversible de las facultades psíquicas y con la supervivencia "sólo biológica de su cuerpo".
El padre de Eluana retirará a su hija del instituto donde se encuentra asistida por monjas desde el 7 de abril de 1994 y será trasladada a una clínica donde pasará las últimas horas de vida.Tras la noticia se han desencadenado numerosas reacciones por parte del mundo político y de varios sectores de la sociedad, que en estos años de batalla legal se han mostrado divididos. "El Supremo autoriza el primer homicidio de Estado en nombre del pueblo italiano", dijo el diputado de la Unión de Demócratas Cristianos y de Centro, Luca Volont, quien criticó a los magistrados de apoyar "sentencias bárbaras y homicidas".
Marco Cappato, eurodiputado italiano por el Partido Radical, uno de los que más lucha por la introducción de la eutanasia, la sentencia "se limita a aplicar la Constitución" que prevé que "nadie sea obligado a un determinado tratamiento sanitario". El Vaticano había calificado la medida de "monstruosidad inhumana y un asesinato".
Autor:
Sergio Rodríguez