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Tango Argentino: su música, su danza y sus letras (página 2)

Enviado por Juan Miranda


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En lo que respecta a orquestas típicas, resulta hoy sorprendente notar que por muchos años carecieron de vocalistas y que los tangos que interpretaban eran sólo instrumentales. Le corresponde a Francisco Canaro el honor de haber incorporado en 1924 a su orquesta al primer cantante: Roberto Díaz. En esos días, se acostumbraba cantar sólo el estribillo de las obras, es decir la segunda parte de las letras, no más de ocho líneas. Por lo tanto al cantor se lo llamaba estribillista y su rol era considerado secundario, al punto que en muchos casos ni se lo mencionaba en los créditos de las grabaciones discográficas.

Pero la difusión de las obras haría que los cantantes fueran cobrando relevancia. El oyente se relaciona naturalmente más con el vocalista que con los músicos; hay un acercamiento más personal con la voz, y a ésta se la distingue con facilidad. Los discos exitosos catapultaron a los cantantes al nivel de ídolos en la medida que su arte era consumido, admirado y hasta envidiado por el público común. Así la popularidad de los cantantes creció a niveles inimaginados y los nombres de algunos vocalistas inclusive llegaron a eclipsar al de las mismas orquestas. Era común escuchar que alguien dijera por ejemplo "voy a escuchar a Angel Vargas", en vez de referirse a la orquesta de Angel D?Agostino. Asimismo ciertos discos eran más requeridos si habían sido grabados por tal o cual cantante porque con el paso de los años las orquestas famosas como Troilo, D?Arienzo, Canaro llegaron a grabar varias versiones de un mismo tango con diferentes cantores.

Y como suele ocurrir, la elegancia personal del artista también tenía una influencia en las preferencias de los seguidores. La prestancia de cantantes como Gardel, Corsini, Charlo, Alberto Castillo, Hugo del Carril para nombrar algunos, era un plus que sin duda ayudaba a cementar la fama que gozaban30.

30 El tango Corrientes y Esmeralda, escrito por Celedonio Flores finaliza haciendo mención a "la pinta de Carlos Gardel". Por razones de humildad, Gardel nunca lo grabó, pese a que la obra se había convertido en una de las favoritas del público.

31Nelly Omar fue amiga de Eva Perón y con la llegada de la Revolución Libertadora de 1955 sufrió una prolongada discriminación política. Recién pudo volver a trabajar en la televisión a partir de 1966.

Pero más allá de la apariencia, el estilo interpretativo de cada cantante era lo que más apreciaba el público. En el caso de Angel Vargas o del uruguayo Julio Sosa es fácil notar que se está en presencia de voces recias, claras, inconfundibles. En cambio, si uno escucha a Francisco Fiorentino o a Roberto Chanel, lo que cautiva es la ductilidad de la voz, la entonación, el equilibrio. Charlo, Corsini y Gardel sobresalían por tener voces hermosas, de gran musicalidad y amplio registro. Estos gigantes del tango además sabían como transmitir el sentimiento de cada obra.

Entre las voces más potentes del tango puede citarse a Alberto Podestá, Alberto Marino o Enzo Valentino. Entre las más bellas, a Julio Martel, Argentino Ledesma, Alberto Morán. Muchos agregarían también a Oscar Larroca, Carlos Dante, Floreal Ruiz, etc. Artistas como Alberto Castillo y Roberto Goyeneche (en su última etapa) además de poseer una perfecta entonación y clara dicción, se caracterizaban por la incongruencia del tempo de la vocalización con respecto a la melodía de la obra. Resulta asimismo interesante mencionar que artistas como Francisco Fiorentino y Edmundo Rivero fueron músicos profesionales antes de convertirse en cantantes. Más tarde Rivero se dedicaría principalmente a interpretar tangos reos, de letras muy intrincadas por el extendido uso del lunfardo.

Entre las cantantes femeninas puede recordarse a Rosita Quiroga por su cadencia arrabalera y a Mercedes Simone por su equilibrado registro mezzo-soprano. El nombre de Ada Falcón evoca una hermosa voz y también una perfecta dicción. En esta breve síntesis debe asimismo incluirse a Nelly Omar31 por su límpido estilo, su profesionalidad y su larga trayectoria que la llevó en el año 2010 a dar un concierto en el Luna Park a los 90 años de edad.

La riqueza del tango como se ha dicho anteriormente ha dado cabida a una variedad de posibilidades en las distintas proyecciones de su arte y esto se observa también en cuanto a cantantes se refiere. Si bien hay nombres que sobresalen y que pertenecen a la mitología tanguera, es fascinante observar que no hay cantante que domine totalmente el horizonte tanguero. Por ello distintos tangos tienen sus mejores versiones con distintas orquestas y/o cantantes. Es difícil explicar las razones de esta realidad. Muy probablemente pesen más en el resultado final cuestiones imponderables como el poder transmitir mejor el sentimiento de la obra, el descubrir su potencial oculto, etc. que la técnica o el talento intrínseco del artista.

Se indica más abajo a modo de ejemplo las versiones que -en la discutible opinión del autor- son las cumbres de cada composición:

Ventanita de arrabal cantado por Carlos Gardel acompañado por guitarras (1927)

Tus besos fueron míos cantado por Carlos Gardel

Arrabal amargo cantado por Carlos Gardel orq. T. Tucci (1935)

El adiós cantado por Ignacio Corsini acompañado por guitarras (1938)

La pulpera de Santa Lucía cantado por Ignacio Corsini acompañado por guitarras (1929)

El motivo cantado por Roberto Goyeneche orq. A. Troilo

Cómo se pianta la vida cantado por Roberto Goyeneche orq. A. Troilo

Desde el alma cantado por Nelly Omar orq. F. Canaro (1946)

Cualquier cosa cantado por Enzo Valentino acompañado por guitarras (1952)

Pedacito de cielo cantado por Alberto Podestá

Fueron tres años cantado por Argentino Ledesma orq. Héctor Varela (1956)

Que tarde que has venido cantado por Argentino Ledesma orq. Héctor Varela (1956)

Viviré con tu recuerdo por Ada Falcón orq. F. Canaro (1942)

El Lunfardo

Durante el período que se extiende desde mediados del siglo XIX a las primeras décadas del XX arribaron al país grandes oleadas de inmigrantes provenientes de Italia, España y otros países europeos que se asentaron en particular en las grandes ciudades argentinas. Este fenómeno que cambiaría por completo la fisonomía de la joven nación, se debió por un lado a las políticas impulsadas por los gobiernos de entonces. Políticos como Juan B. Alberdi o Domingo F. Sarmiento habían postulado que la inmigración europea sería la mejor opción para estimular el crecimiento demográfico y económico de un territorio escasamente poblado. Estos conceptos se incorporarían en el Art. 25 de la Constitución Nacional de 185332. Numerosas iniciativas fueron implementadas para cumplir con estas ideas rectoras: desde la compra de pasajes transatlánticos para los nuevos colonos europeos hasta la cesión de tierras fiscales para quienes venían a instalarse en el país.

32 El Art. 25 dice: El Gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes.

33 En la segunda mitad del siglo XIX se libraron: la Guerra de Crimea (1953-1856), la Guerra Austro-Prusiana (1866) y la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871).

34 Epidemias de cólera castigaron a Europa, Asia y Africa durante el siglo XIX causando cientos de miles de muertes. Sólo en Rusia se registraron más de un millón de fatalidades en la epidemia de 1852-1860.

Estas medidas hallarían eco en Europa porque las guerras33, la extendida pobreza, las epidemias34, las persecusiones políticas y religiosas y demás injusticias sociales hacían que miles de personas decidieran buscar un futuro mejor en América.

La llegada de inmigrantes continuó hasta alcanzar hacia 1914 el 30% de la población. Ese alto porcentaje incluso se duplicaba en ciudades como Buenos Aires y Rosario (cunas del tango).

Como muchos de los inmigrantes no hablaban español –los italianos constituyeron el grupo nacional más numeroso de todos los que llegarían- el impacto lingüístico de los recién llegados no sería nulo para la sociedad. El lunfardo recogería muchas de las nuevas palabras que fueron incorporándose al uso corriente y que derivaban de los distintos dialectos italianos (genovés, napolitano, lombardo, etc) así como del francés, del inglés y de otros idiomas.

Pero ésta es sólo una de las explicaciones del lunfardo. La otra –y tal vez la más importante- es que era el idioma (es decir, germanía) utilizado por los criminales para poder comunicarse sin que los comprendieran quienes no eran parte de ese submundo –en particular, policías y ciudadanos comunes.

La etimología de la palabra es controversial: algunos afirman que es una deformación de "lombardo" ya que los naturales de esta región italiana tenían fama en Europa de ser gente de avería. Otros aseguran que "lunfardo" significa ladrón o rufián35 y que por extensión se llamó así al lenguaje de la gente marginal u orillera para decirlo en términos tangueros. Controversias de lado, se sabe que la jerga se puso de moda en círculos donde el tango dominaba y de allí se extendió al resto de la sociedad tal como sucedería con la música y la danza. En esas transformaciones nuevos términos fueron agregándose y el lunfardo se incorporó definitivamente al idioma y al ethos nacional.

35 El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia ( Ed. 1984) define al lunfardo como un argentinismo que significa ratero, ladrón o rufián.

Junto con la cadencia del habla y la pronunciación típica de los criollos, el lunfardo representa la voluntad de los argentinos de hacer suya una lengua europea transformándola, dándole un color particular y adaptándola a la realidad local. Esa deliberada búsqueda de una identidad que establezca diferencias y que por lo tanto reconozca y respete un origen y una historia particular expresa además un sentido del humor, una ironía que muchas veces se soslaya pero que subyace en la esencia misma del lunfardo.

Letras de Tango

Las traducciones de letras de tango se mostrarán en otro artículo separado.

 

 

Autor:

Juan Miranda

Abril, 2011

Partes: 1, 2
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