Las competencias que se producen favorecen la apropiación de TIC
Es Maestra Normal Superior, Licenciada en Sociología (UBA) y Doctora en Ciencias de la Comunicación Social (USAL). Se desempeña como Investigadora- Docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento en Buenos Aires (Argentina), en donde coordina el observatorio de usos de medios interactivos (OUMI).
Entrevistador (E): Con el avance de la informática se pensó en una clasificación teórica para denominar el campo que se abría, me refiero al concepto de "tecnología de la información y la comunicación". ¿Qué se quiere significar con "comunicación" en este binomio?
Roxana Cabello (RC): Para analizar el tema de la comunicación podemos partir, brevemente, por su origen etimológico. Comunicación viene de una expresión latina, comunicare, y que significa: "poner en común" o "participar de algo". Todas las concepciones de la comunicación, en general, más emparentadas con ese origen, vienen de ese lado, el lado de "generar encuentro", "estar con el otro", "generar algún tipo de comunión", si se quiere. A lo largo del desarrollo de las diferentes teorías de la comunicación esta idea se fue entendiendo de distintas maneras; por ejemplo: qué significa formar una especie de producción conjunta de sentido con el otro. Pero hubo otro tronco articulador de significado que asoció más la idea de comunicación al concepto de información; por ejemplo, en Córdoba se encuentra la Escuela de Ciencias de la Información, si no me equivoco; y es una impronta muy fuerte que tuvo la conceptualización de la comunicación asociarla a la idea de información, sobre todo en un momento de configuración del campo, donde estaba muy fuertemente instalada la preocupación con respecto a qué pasa con los medios de comunicación; qué alcance tiene los medios de comunicación respecto de nuestra vida, de nuestros comportamientos; etc.
Teniendo en cuenta esto podemos decir que las tecnologías de la información y la comunicación, en principio, establecen una explicita separación entre estos dos tipos de procesos, estos dos tipos de actividades que dan lugar a tipos de productos distintos. Nosotros ahora, en esta pregunta, nos estamos interesando por la dimensión de la comunicación. Justamente, en los estudios que estuvimos haciendo en los últimos años, pero sobre todo más recientemente, encontramos que en los usos de las personas se pone la impronta más fuerte en la dimensión comunicación, por las posibilidades que este tipo de tecnologías brindan.
Estas tecnologías posibilitan la producción, el almacenamiento, la distribución de informaciones de distintos tipo, porque en general, además, usan como insumo principal la propia información por el hecho de que se apoyan en la digitalización de los procesos. Cuando decimos "los procesos están digitalizados" nos referimos a que operan sobre la base de informaciones que están traducidas, u organizadas, en torno a ese código binario que la sostiene. Una de las principales posibilidades que tienen, entonces, es la producción o poner a disposición un conjunto de informaciones de distinto tipo.
digital, el código binario; en cuanto información entendida en sus distintas acepciones: podemos pensar en información en términos periodísticos, podemos pensarla en resultados de procesos de producción de conocimiento, incluso como insumo para la producción de conocimiento, etc. Al mismo tiempo, estas tecnologías ofrecen la posibilidad de generar interacciones, que son interacciones comunicativas. Pensamos en esta conversación que estamos teniendo por Skype, pensamos en el uso que tenemos del teléfono celular, en el chat; es decir, en las distintas posibilidades que ofrece estas tecnologías para mediar en intercambios que son intercambios comunicativos de distintos tipos. Hablamos de interacción comunicativa, para llamarlo de alguna manera, que además nos permite diferenciar la idea de interactividad. Para no cometer confusiones, entendemos por interactividad el tipo de vinculación que nosotros establecemos con las tecnologías digitales interactivas. Nosotros vinculándonos con la máquina y con el programa para poder establecer algún tipo de uso, algún tipo de práctica, de resultado, en donde este tipo de tecnología esté mediando. Algunas veces, esa interactividad media procesos y prácticas de interacciones entre las personas, interacción mediada por la interactividad. Entonces, esas interacciones que establecemos a través de estas tecnologías suelen ser interacciones comunicativas. De hecho, los resultados de los estudios que estuvimos haciendo nosotros, pero también las lecturas que hacemos de otros estudios que se hacen en el país, como fue por ejemplo "la encuesta de tecnologías de la información y la comunicación", los estudios sobre "consumos culturales" que se hacen a nivel nacional, nos permiten ver que uno de los usos más extendidos de las llamadas tecnologías de la información y la comunicación es, justamente, del universo de posibilidades que hacen a la interacción comunicativa, que hacen a la comunicación entre las personas. Como ejemplo, tengamos en cuenta la tecnología celular.
La telefonía celular tiene una penetración del noventa y pico por ciento de manera transversal en el país, ya no queda casi porción en la población que no use telefonía celular. De hecho, las compañías telefónicas están luchando para robarse los clientes entre ellas porque ya no se tiene nuevos clientes potenciales. Ya no hay a quién venderle un celular hoy en día, lo que la convierte en una tecnología transversal, puesto que penetra en todos los segmentos sociales y culturales, a diferencia de otras tecnologías de la información y la comunicación. En general, se trate de telefonía celular básica o de celulares inteligentes, el uso fundamental que se hace de ella es para la comunicación escrita. Si se trata de telefonía celular básica, el uso más importante es el mensaje de texto. Si atendemos a la telefonía celular inteligente, acceden a Internet a través de ese dispositivo para usar Facebook y el uso más importante de Facebook es el chat. Entonces, por donde le entremos al asunto vemos que predomina la función comunicativa en los usos de estas tecnologías.
(E): ¿Es en el proceso de la comunicación o interacción entre las personas en donde se van modificando pensamientos, conductas?
(RC) Esa es una pregunta interesante que seguramente no tengo la respuesta, ya que es una pregunta sobre la cual estamos teniendo discusiones en el campo de comunicación, desde que existe el propio campo. Es interesante porque, a diferencia de la pregunta tradicional respecto de cómo influye el medio en la configuración de actitudes o de opiniones o de comportamientos, acá estamos centrándonos en la propia comunicación, en la interacción comunicativa, que es a la que se refiere más a la difusión si se quiere. Todavía no hemos hablado de eso porque nos hemos centrado en la interacción comunicativa. Nos hemos centrado en una idea de comunicación más vinculada con aquel origen etimológico. Aquel nos hace pensar que las personas participan en algo en común, y que las tecnologías de la información y comunicación, en particular Internet pero también el teléfono celular, nos permiten pensar en la producción colectiva, en la producción colaborativa de sentidos, ¿no? En el encuentro con el otro, en la formación con grupos, la formación de foros, toda esa actividad mucho más grupal y colectiva que transciende el propio o el mero intercambio entre dos o pocas personas, como en el caso de la telefonía o el tipo de conversación que estamos teniendo nosotros ahora.
La pregunta entonces trasciende la cuestión de la tecnología, la pregunta respecto de si la conversación o la comunicación pueden, de alguna manera, producir modificaciones o cambios en las maneras de pensar, en las actitudes, trasciende las tecnologías. Es una pregunta respecto del propio diálogo, la propia interlocución Es lo que llamamos competencias comunicativas.
Hay algo que es independiente de las tecnologías y que llamamos, desde algunas miradas teóricas, capacidad de interlocución. Por ejemplo, si pensamos en términos de Habermas la capacidad de interlocución es lo que posibilita la producción de entendimiento. La pregunta que nos hacemos respecto de ¿es posible la interlocución?, no sólo entre los sujetos, ¿es posible la interlocución entre colectivos?, ¿es posible la interlocución entre sujetos individuales o colectivos que tienen posiciones sociales diferentes, que tienen capitales culturales distintos?, ¿cómo se construye esa interlocución y sobre qué basamentos se puede consolidar? Entonces, ahí se puede agregar la pregunta ¿en qué sentido las tecnologías de la información y la comunicación interviene en ese proceso? Hay un supuesto generalizado respecto de las tecnologías de la comunicación y la información que establece, casi a la manera de un axioma, el hecho de que esta tecnología, y sobre todo Internet, democratizan la comunicación; hacen posible la expresión de todas las voces; hacen posible una cierta transparencia en la comunicación por el hecho de ofrecer ese espacio para la visibilidad. Entonces, observar el intercambio con el otro de esta manera, me parece casi slogans publicitarios. Una cosa es referirnos a la potencialidad de un medio y otra cosa es establecer esa posibilidad como un hecho. Esto es un riesgo que no tenemos que correr porque puede dar lugar a malos entendidos, desde el punto de vista teórico y analítico. Y a malos entendidos desde el punto de vista literal, entre los supuestos interlocutores que podrían estar potenciando sus posibilidades en este medio.
Entonces, volvemos al tema de las competencias. Para poder potenciar y consolidar las posibilidades de interlocución, es decir, que cada uno, que cada sujeto individual o colectivo, cada organización tenga sus posibilidades de interactuar comunicativamente con otros, de generar ese encuentro, esa participación en común, se requiere, en términos de Habermas, del entendimiento. No en el sentido de estar de acuerdo, sino del poder establecer una relación de comprensión respecto del discurso del otro. Para logar esta meta, una de las cosas que se necesita, seguramente, es consolidar la formación de competencias comunicativas.
Entre esas competencias comunicativas, hoy por hoy, no podemos ignorar las que se requieren para los usos más fructíferos de las tecnologías de la información y la comunicación, que hoy estamos
(E): ¿Esa apropiación es la que se refiere con "alfabetización digital? ¿Qué habilidades encierra la "alfabetización digital"?
(RC): La idea de alfabetización digital es bastante compleja y es controvertida. Hay una cantidad de investigadores o de personas que trabajan en el campo de educación que no están muy de acuerdo de hablar en términos de alfabetización digital. Incluso, dentro de quienes asumen la idea de alfabetización digital también hay diferentes maneras de entenderla. También se habla de alfabetizaciones múltiples.
Cuando estábamos trabajando la idea de alfabetización digital, me interesó conocer qué opinaba una especialista en alfabetización. Como Emila Ferreiro, una de las más creativas y serias que he leído, ha trabajado tanto sobre los procesos complejos de introducción de las personas a la lectoescritura, me pregunté ¿qué dice Emilia Ferreiro respecto de esto que se le llama alfabetización digital? Entonces, ella decía respecto a la alfabetización: "cuando hablamos respecto del proceso de alfabetización deberíamos hacer una reconversión conceptual –diría– porque el lenguaje que es aprendido como un instrumento de comunicación, debería convertirse en un objeto independiente del acto mismo de locución. Un objeto sobre el que podamos pensar. Un objeto sobre que tenemos que producir análisis. Tenemos que aprender a objetivar el lenguaje. Dentro de las habilidades que estamos produciendo, no solamente deberíamos aprenderlo para comunicarnos, sino también a objetivarlo para poder analizarlo". Entonces dice, "cuando hablamos de alfabetización digital tenemos que tener cuidado, porque cuando decimos digital corremos el riesgo de otorgar un lugar predominante al instrumento". A mí me parece que, si seguimos a Emilia Ferreiro, podríamos decir que la alfabetización debería permitirnos apropiarnos de todos los recursos disponibles para el pensamiento, para la expresión, para la comunicación. En ese paquete incluimos, necesariamente hoy en día, a las tecnologías digitales interactivas. Ahora, ¿cómo incluimos ese paquete en el proceso de alfabetización? Entonces ahí también hay diferentes posiciones.
Una gran cantidad de estudiosos se han dedicado al tema. Hay de todos los orígenes Buckingham en Inglaterra, Frau Megs en Francia, Moran y Masterman en Estados Unidos. Nosotros seguimos bastante los trabajos de Área Moreira en España. En general, aunque tienen matices en las maneras como lo piensan, hay una convicción compartida: el tema de la alfabetización digital es complejo. En Argentina, Piscitelli se ha dedicado al tema y ha dicho "no hay que pensar la alfabetización mediática o la alfabetización digital como complementaria de la alfabetización tradicional porque hay competencias y capacidades que son muy específicas y que generan nuevas experiencias que no son reductibles a las tradicionales". Entonces, ¿qué tipo de competencias habría que mirar? En general hay una coincidencia.
Hay una dimensión instrumental a la que hay que atender. Se refiere al dominio técnico de la tecnología. Hay que tener un conocimiento práctico del artefacto, de los programas que se emplean en cada medio. A su vez, hay una dimensión cognitiva que se refiere a los conocimientos y habilidades específicas, que en general están asociadas a buscar, seleccionar, analizar, comprender, recrear todo lo que tenga que ver con la información que se da a través de las tecnologías. Después hay una dimensión actitudinal, es decir, cuáles son los valores, las actitudes. Y esto está vinculado con lo que decía Emila Ferreiro como "la capacidad de poder objetivar a la tecnología", tomar distancia, poder evaluarla, poder ver de qué manera la incluimos en nuestros planes de acción. También hay una dimensión comunicativa ¿no?, todo el conjunto de saberes y prácticas que ponemos en juego cuando nos comunicamos con otros, y cuando producimos contenidos, y cuando combinamos planes de acción con otros a través de medios informáticos, en el propio medio informático; es decir, nos permite a su vez producir comunicaciones en distintos lenguajes; la posibilidad de poner a circular también esas comunicaciones que producimos en distintos lenguajes.
Hace poco tiempo estuvo Pierre Levy en Buenos Aires. La Universidad Pedagógica organizó una reunión con especialistas, había investigadores que trabajamos estos temas. Asistí a este encuentro, tomé algunas notas de lo que decía Pierre Levy. Unas de las cuestiones que trabajó fue la de formación de competencias. Él decía: "no es posible producir lo que llamamos inteligencia colectiva –que es la expectativa que en muchos discursos se da por hecho por el sólo hecho de que la gente use Internet– si no generamos inteligencia personal". Inteligencia entendida no en el sentido de que esta persona es más inteligente que otra, sino un conjunto de recursos, de métodos, de estrategias como para luego poder trabajar con otros y producir una inteligencia colectiva. Entonces él decía, "las competencias que hacen falta construir para generar ese tipo de inteligencia personal, deben darse al menos en tres dimensiones: la dimensión de la conciencia, en la dimensión del significado y en la dimensión de la memoria". Entre las competencias que deberían construirse para poder trabajar en la producción de la inteligencia colectiva, esta lo que él llama "la crítica de fuentes". Entonces, aparece un grado mayor que él llama la "manipulación simbólica", por la enorme cantidad de información que se encuentra disponible en la nube. Esta idea complejiza aún más el tema de la alfabetización digital.
Más allá de la posición que podamos asumir respecto de la caracterización general que propone el autor (que podría ser revisada desde una mirada sociocultural), considero interesante comenzar a pensar esta complejidad de las competencias que él propone, porque nos permite visualizar la distancia, nos permite visualizar qué lejos estamos.
Estuve mirando los últimos informes de evaluación del programa Conectar Igualdad que genera el propio programa, y también estuve mirando una serie de artículos sobre distintas aproximaciones a las experiencias que se están haciendo con el programa Conectar Igualdad. Verdaderamente podemos ver que estamos muy lejos de encaminarnos, con las estrategias que tenemos hasta ahora, en la producción de ese tipo de competencias, que tienen que ver con la crítica y evaluación de las fuentes. Esto es la verificación de los datos, la identificación de categorías y narraciones en las distintas fuentes, la crítica pragmática para evaluar la transparencia Digamos, hay una serie de competencias básicas que no se la podemos pedir a un proceso de alfabetización digital, sino que deberíamos estar pensando, no en la tecnología sino en la escuela. Es decir, cómo pensamos la escuela, cómo pensamos la educación en general, en este contexto en el que efectivamente todo el mundo tiene un celular, todo el mundo accede a comunicaciones mediadas por tecnologías digitales, pero en donde lo que estamos pidiendo es manejo de atención, priorización de temas, elección de fuentes, interpretación, producción de hipótesis, análisis de datos, manejo de memoria, establecimiento de categorizaciones una serie de competencias que son de tipo comunicativo pero también cognitivo. Parecería evidente que todavía no hemos logrado consolidar este aprendizaje en la escuela. No sé si estamos pensando la escuela en esa dirección.
(E): Es complejo este escenario para un docente… ¿cómo logra superar el desafío?
(RC) A medida que avanzo con el tema, estoy a punto de entrar en crisis con mis propias propuestas. Recientemente sacamos un libro que se llama: "Migraciones Digitales". En él hacemos una propuesta que se llama "Plan Institucional de Alfabetización Digital".
Nosotros decimos que hemos hecho un avance bastante interesante con el programa Conectar Igualdad, en el sentido de que se ha modificado enormemente el acceso físico a la tecnología. Ahora hay una cantidad de gente que tiene computadora que antes no tenía. Pero una de las cosas que ha pasado es que los Institutos de Formación Docente empiezan a estar interpelados en la misma situación que atravesaron antes las escuelas secundarias. Quizás pueda explicarme con una anécdota.
Estaba una vez en Río Grande, Tierra del Fuego, justo en el momento que llegaron las computadoras del Conectar al Instituto de Formación Docente. Me encontraba por unas actividades que estábamos realizando con ellos. Empezaron a descargar cajas de un camión y la Directora se tuvo que levantar para enfrentar esa situación. Se notaba que era una cosa completamente ajena al instituto, que llegaba imponiendo una lógica propia que tenía que ver con un conjunto de situaciones burocráticas, de gestión organizativas, cuestiones que impactaba institucionalmente de distintas maneras, ¿no?; además del hecho de que las computadoras no eran la tecnología o el tipo de lenguaje, el tipo de perspectiva que se viabilizaba en esa institución. Esto último lo digo porque pasé por un Instituto de Formación Docente. Me formé como maestra de grado hace muchísimos años. Pero entiendo, por contactos que tengo con personas que trabajan en institutos, que no se ha modificado mucho la lógica, la cultura institucional, la manera cómo se piensa la cuestión de enseñar a enseñar, etc.
A partir de eso, una cosa que veíamos es que hay un programa nacional que te provee tecnología, que incluso ahora brinda cierta línea de capacitación. Hay un pos título, hay algunos cursos online, que venimos siguiendo, analizando, teniendo nuestros aportes y, también, nuestras críticas respecto a esas propuestas. En general, sigue prevaleciendo una expectativa bastante depositada en la iniciativa individual del docente, en la iniciativa individual de la propia institución, por ende de sus directivos. Una de las cosas que sale fuertemente en la evaluación que hace el propio programa, en este último informe, es cómo las diferencias del impacto que tiene el programa dentro de la institución, y en relación con las prácticas pedagógicas si se quiere, depende en parte del tipo de dirección que tenga el instituto. Hay direcciones que son más propensas a la inclusión de tecnologías, que tiene más ideas al respecto, que acompañan más la cosa. Hay otras que son más resistentes, que tienen menos ideas, que tiene menos dominio de las tecnologías, aparecen más temores, ¿no es cierto?
Ante este panorama, nuestro equipo hizo una propuesta para colaborar con los Institutos de Formación Docente. Es decir, ya que deben afrontar la situación impuesta, nosotros contribuimos para que la institución se apropie de este programa y de todos los otros que aparezcan. Y que genere, en función de su propia cultura y de sus posibilidades, su propio plan de alfabetización digital. Ahora bien, hay que ver si funciona, hay un par de institutos que ya están haciendo pruebas con este proyecto. Es una propuesta elástica que se puede adaptar a distintas modalidades institucionales, que no hay que tomarla al pie de la letra. Lo que pretende es mostrar la cantidad de dimensiones que tiene
Sin embargo, nuestra propuesta adolece de algo de lo cual no nos hemos podido correr; quizás porque surge para afrontar la demanda que genera el propio programa Conectar Igualdad. Originalmente, este programa no fue pensado como un proyecto educativo sino como de inclusión social. Después, cuando pasó al Ministerio de Educación hubo que darle una orientación más educativa, entonces se va de la tecnología hacia la educación. Entonces, todas las preguntas y las preocupaciones que plantea hacen ese recorrido, van de la tecnología a la educación. Entonces, nosotros, como hacemos un acompañamiento a eso, no al programa en sí, sino a las organizaciones para que puedan aprovechar mejor el programa. Nosotros, con el recorrido que proponemos, también vamos de la tecnología a la educación. A pesar de lo que decimos en primer lugar: no tenemos que pensar la tecnología o armar planes de alfabetización digital, primero tenemos que pensar la transformación educativa.
Tenemos que pensar qué tipo de educación necesitamos en este nuevo mundo que vivimos. Qué tipo de competencias nos hace falta formar, qué tipo de organizaciones tenemos que consolidar para dar lugar a esos procesos educativos. En función de eso preguntarnos: qué aporte pueden hacer estas tecnologías de la información y la comunicación, que se tiende a llamar hoy "tecnologías digitales interactivas". Qué tipo de aporte podrían estar haciendo estas tecnologías a esos procesos de transformación educativa que nos proponemos generar.
Ya que no se está pensando así a nivel público, entonces por lo menos pensémoslo a nivel institucional. Es decir, cómo considera esta institución que se debería transformar la educación. Qué tipo de docente necesita para esa transformación y organizar, entonces, una formación docente que aporte, en el mediano y en el largo plazo a ese tipo de transformación. Si bien no es en es donde se está jugando la cosa ahora, es lo que hay que hacer: pensar en el largo plazo, pensar en las transformaciones de la educación.
De este tema se ocuparán más profundamente los educólogos. Pensar y definir cómo esas formaciones de perfiles, esas formaciones de roles, generan docentes que se valen de los tipos de tecnologías que se vaya teniendo, a medida que se vaya generando el proceso, porque la transformación tecnológica no se detiene, la transformación tecnológica es cada vez más completa, más variada y más acelerada. Por eso considero que son procesos muchos más complejos a la mera inclusión de tecnología en educación. De ahí que considero una discusión de largo plazo y que se juegan en distintas esferas, no únicamente en la educativa.
Autor:
Andrés Sebastián Canavoso
VEsC: Virtualidad, Educación y Ciencia | ISSN-e 1853-6530
Centro de Estudios Avanzados – Universidad Nacional de Córdoba. Argentina
Enviado por:
César Agustín Flores