Resumen
El trabajo "El socialismo y el Hombre en Cuba" ocupa un lugar destacado, porque en forma profunda y resumida se analizan y reflejan los aspectos trascendentales del período de la construcción de la sociedad socialista en nuestro país y las características muy específicas de la época y se exponen consideraciones acerca de las peculiaridades que deben tener los hombres y mujeres para poder realmente aspirar y llevar a la práctica la edificación del socialismo.
En la parte inicial de este trabajo hizo un análisis del desarrollo de la lucha revolucionaria en Cuba y explicó como una vanguardia se convirtió en motor impulsor de la movilización de las masas y en generadora de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo. Se precisa que fue esta vanguardia el agente catalizador que creó las condiciones subjetivas necesarias para alcanzar la victoria. El Che expone como después del triunfo popular de enero de 1959 las masas comenzaron a desempeñar el papel decisivo en la defensa y avance del proceso revolucionario y detalló igualmente cómo se produjo la identificación plena entre el máximo dirigente de la Revolución, Fidel Castro y el pueblo.
El Socialismo y el Hombre en Cuba. Constituye, sin dudas, una obra de singular valor entre los trabajos escritos por el Che porque resume en forma magistral su pensamiento en cuánto al modo de actuar de los revolucionarios, cuestión que no sólo supo proclamar, sino que fue capaz de llevarlo a cabo en forma constante.
De Ernesto Che Guevara se puede decir, como dijera nuestro Apóstol, que no fue quien escribió poesía, sino quien las hizo. Un hombre incasable con un cúmulo inmenso de ocupaciones y responsabilidades, aún busco en su apretadísimo tiempo libre, momentos para escribir sobre el hombre nuevo que se debía crear en una Cuba nueva. Hombre de personalidad impactante, forjada en disímiles momentos difíciles, maltratado por la vida con enfermedades incurables y constantes como el asma, no quebrantaron su espíritu y emergió, como una de las personalidades más brillantes del siglo XX.
Su carácter afable, pero con rasgos de seguridad y mando que hacía que las personas lo siguieran con deseos de inmolarse por el, jamás pensó en la traición, su fidelidad a sus compañeros y a quien lo dirigía rayaba a lo insólito. Hombre de principios y convicciones que lo elevaban a una talla gigante. Poseía sentimientos elevados como el amor a la patria, hacía sus compañeros, a Fidel, a su familia. Nunca se descubrió en el mezquindades ni egoísmo, se debía a los demás y sentía placer sirviendo a otros.
Su voluntad era inquebrantable rayado a locura, lo que queda demostrado en su ultima pagina de su diario cuando dice: "Se cumplieron los primeros 11 meses de nuestra inauguración guerrillera sin complicaciones". Sabiéndose perseguido y acorralado no aflojo nunca y hasta se burla de su destino.
Puntualizó que si la masa, a la cual no concibió como un manso rebaño, seguía con fervor a su líder es por el grado que él ha ganado esa confianza y ello, según precisó, se debía a la interpretación cabal que éste ha realizado de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.
Más para el Che importante no sólo sería el respaldo del pueblo a la Revolución y su incorporación masiva a las tareas, sino que resultaba decisivo lograr la educación política e ideológica de las masas y como tal dio también una notable contribución en este sentido.
En "El Socialismo y el Hombre en Cuba", detalló una serie de apreciaciones en torno a este tema y resaltó que la educación del individuo constituía algo muy importante y que la sociedad en conjunto era una escuela.
Hizo énfasis, además, en lo referido a la importancia de la conciencia revolucionaria, el surgimiento y desarrollo de un hombre nuevo y al papel que debía desempeñar la vanguardia revolucionaria para con su ejemplo lograr la compulsión y movilización de los que marchaban rezagados. Resaltó: "En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas."
En "El Socialismo y el Hombre en Cuba" el Che planteó que el trabajo debía adquirir una condición nueva, la mercancía hombre dejaría de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social. Al respecto puntualizó: "El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado."
El Che precisó que el trabajo adquiría la categoría de deber social y que el hombre no deja una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenecía más, sino que significa una emancipación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja.
Su concepción acerca de los métodos y vías a emplear para llevar adelante la construcción socialista también fue reflejada en esta obra cuando alertaba que persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de armas melladas que nos legara el capitalismo se puede llegar a un callejón sin salida. Sin negar la utilización de estímulos materiales que contribuyeran al desarrollo de la sociedad, resaltó la necesidad de lograr la motivación moral a través de la evolución política e ideológica de cada individuo para alcanzar un amplio desarrollo de la conciencia revolucionaria.
Che analizó igualmente las condiciones concretas en que se desenvolvía la edificación de la sociedad socialista en Cuba, como país subdesarrollado, y señaló que era preciso investigar todas las características primordiales antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance. En relación con esto aseveró que "la teoría que resulte dará indefectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica."
El Che además aseguró que el revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor y dijo que resultaba imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Y en esta obra expresó que la revolución se hacia a través del hombre, pero que los seres humanos tenían que forjar día a día su espíritu de revolucionario.
De manera muy especial puso de manifiesto que ese espíritu no sólo se debía mostrar ante hechos o momentos heroicos sino en forma cotidiana, como por ejemplo en la actitud que debía asumirse ante el trabajo y en el cumplimiento de otras tareas. Igualmente resaltó la vocación internacionalista que debía caracterizar a los revolucionarios al manifestar: "El internacionalismo proletario es un deber, pero también es una necesidad revolucionaria."
A propósito del aniversario cuarenta y cinco de la publicación del ensayo de Ernesto Che Guevara "El socialismo y el hombre en Cuba" y por la importancia del mismo, como síntesis, de una parte de su pensamiento crítico-creador socio filosófico, con visión futurista, resulta valioso hacer una relectura de sus tesis fundamentales, asociada a la diversidad de procesos revolucionarios transformadores que se están dando en América Latina hoy, los cuales tienen como orientación el socialismo, lo que consiguientemente incluye la formación de su sujeto portador: el hombre nuevo.
Estos cambios de orientación socialista se dan desde los Estados que como Venezuela, Bolivia y Ecuador han emprendido visibles transformaciones de perspectiva socialista, hasta las emergencias emancipatorias anticapitalistas que a menor escala subyacen, como construcción heroica cotidiana, en las cosmologías, saberes y prácticas de los movimientos populares en el continente.
Es evidente que el pensamiento del Che está presente en la intencionalidad y no intencionalidad de la reproducción de socialismo que en sus disímiles escalas lleva adelante el movimiento popular latinoamericano. "El socialismo para el Che –destaca Omar Marcano- era el proyecto histórico de una nueva sociedad, basada en valores de igualdad, solidaridad, colectivismo, altruismo revolucionario, libre discusión y participación popular, todos conceptos ya plasmados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y llevados a la práctica paso a paso en la construcción del Socialismo del Siglo XXI liderado por el Presidente Chávez, mediante la formulación y ejecución de políticas públicas de profundo contenido social, las cuales están a la vista en Venezuela."[
El Che es de aquellos seres humanos excepcionales que vivieron y concibieron con mayor celeridad que el resto de los actores, el futuro por adelantado; por ello su pensamiento y acción tienen tanto valor para presagiar y recomponer el socialismo existente hoy, tanto el histórico, como el que está naciendo desde las entrañas de nuestros pueblos de América, así como el que está latente en las emergencias emancipatorias anticapitalistas, presentes en el accionar del movimiento social popular. Es sobre la base de estos preceptos que me propongo hacer un comentario sobre algunas de las ideas centrales que el Che aborda en esta destacada obra de la ensayística latinoamericana marxista.
El 14 de marzo de 1965 se publicó en el semanario "Marcha", de Uruguay, uno de los mas breves y trascendentes textos del Che Guevara: "El Socialismo y el Hombre en Cuba". En una misiva al director de ese periódico, Carlos Quijano, es donde expone el Che su concepción sobre El hombre nuevo que debe formarse para llevar adelante el socialismo y poder construir el comunismo.
A través de los años el pensamiento del Che tiene plena vigencia, o mejor dicho, cobra mayor vigencia, pues lo expuesto en ese conceptual documento es aun muy actual, no solo para Cuba sino también para América latina.
"El Socialismo y el hombre en Cuba" retrata la necesidad de transformar, o más aun, auto transformarse en Cuba la sociedad y el hombre que participa y participará en el proceso de construir un nuevo país sin las ataduras del egoísmo que ha dejado el modo de vida capitalista, justo contribuyendo en dejar atrás miserias que ese sistema y los anteriores dejaron calar en la mentalidad humana.
Pero todo ello, lo hace el Che tomando como base el momento mismo del Moncada, la lucha revolucionaria posterior, la toma del poder por la Revolución, el accionar de sus dirigentes y la personalidad del máximo líder histórico Fidel Castro, y hasta las contradicciones que surgieron -y surgen- en distintas etapas del proceso revolucionario, pasando por la capacidad de sacrificio y entrega de las masas que siguen de manera consciente el propio proceso, y a ese liderazgo imprescindible, sin dejar de tomar en cuenta a los que no actúan con similar conciencia.
"Para construir el comunismo, expresa el Che, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo". "De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Ese instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social".
"Como ya dije -continúa el Guerrillero Heroico, en momentos de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia, es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieren categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela".
"…La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra"…"Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. Se auto educa".
El Che nos habla del ritmo del cambio, éste "no se produce automáticamente en la conciencia, como no se produce tampoco en la economía. Las variaciones son lentas y no son rítmicas, hay periodos de aceleración, otros pausados e, incluso, de retroceso".
La perfección, alerta el Che, no existe. "El socialismo es joven y tiene errores"…"La desorientación es grande y los problemas de la construcción material nos absorben", puntualiza, y añade:"el hombre del siglo XXI es una aspiración subjetiva y no sistematizada". Y es en este texto donde el Comandante Ernesto Che Guevara enuncia esa frase célebre que sirve de brújula a las presentes y futuras generaciones: "El presente es de lucha, el futuro es nuestro", para más adelante señalar que la juventud "es la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores".
Y señala visionariamente otras ideas más: "…. los dirigentes tienen que cumplir su papel de vanguardia"…"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor"…"Claro que hay peligros presentes…existe el peligro de las debilidades en que se puede caer"…"Sabemos que hay sacrificios delante nuestro y que debemos pagar un precio por el hecho heroico de constituir una vanguardia como nación". Y concluye el Che con una idea tan actual como actual es la situación revolucionaria cubana y de América latina por la que luchó y supo morir el 8 de octubre de1967: "Haremos el hombre nuevo del siglo XXI nosotros mismos".
El análisis crítico de este precepto marxista el Che lo hace discurrir a través de la experiencia de la Revolución Cubana y sus líderes, en especial Fidel Castro. Lo primero que argumenta es que en esa relación lo social (en este caso representado por el Estado) se puede equivocar, lo que produce importantes dificultades para el avance del proceso revolucionario, por lo que considera muy importante la participación de los individuos expresados en las acciones de masas. Eso significa la necesidad de garantizar la plena participación de los individuos, especialmente aquellos que acompañan el proyecto revolucionario, tener en cuenta sus opiniones, deseos y necesidades que pueden llevar a la rectificación de políticas aplicadas. En este sentido la fuerza y el mandato principal lo sitúa en el pueblo, en las masas populares como los hacedores de su propia historia.
En el centro de los análisis que él realiza se encuentra como hilo conductor de todas las demás propuestas la relación entre individuo y sociedad, así como la relación entre masas populares y el papel de la personalidad en la historia.
De manera muy concreta y refiriéndose al tema señala: "Es común escuchar de boca de los voceros capitalistas, como un argumento en la lucha ideológica contra el socialismo, la afirmación de que este sistema social o el período de construcción del socialismo al que estamos nosotros abocados, se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado "
Argumenta a través de pasajes de la Revolución Cubana, desde la etapa guerrillera, la importancia del individuo como "factor fundamental para el triunfo o el fracaso" de la contienda revolucionaria y la manera en que ello se fue ampliando a una "vanguardia" guerrillera, generadora de "conciencia y entusiasmo" para movilizar al pueblo. "Fue esta vanguardia el agente catalizador, el que creó las condiciones subjetivas para la victoria." Esta formulación de vanguardia no está identificada con la concepción del partido como vanguardia, cuestión que aborda más adelante en su ensayo; más bien se trata en términos guerrilleros, de una avanzada, de un grupo, como parte de la masa, que sirve de chispa para contagiar, movilizar al resto y multiplicar las acciones revolucionarias. De esa misma manera opera este proceso con la parte más activa de los movimientos sociales, especialmente en aquellos que se proponen desarrollar transformaciones que se convierten en emergencias emancipatorias anticapitalistas.
María del Carmen Ariet, señala al respecto: "En el caso de Latinoamérica, si alguien estaba preparado para percibir un futuro de cambios era el Che, porque demostró su sentido de pertenencia desde que en épocas tempranas de su juventud fue atrapado por esa "Mayúscula América", de la que nunca quiso salir por voluntad propia, y a la que le entregó lo mejor de sí.
Es cierto que sus tesis más avanzadas apuntaban hacia la unidad tricontinental y de lucha global, pero nunca dejó de ser un actor principal en la región al vislumbrar una América integrada, apta para enfrentar las transformaciones a partir de los procesos revolucionarios que necesariamente se debían asumir como parte de los caminos de la lucha contra el poder del capital, basados en el surgimiento de un nuevo hombre, donde primara la solidaridad y la justicia social como base de la plena emancipación humana, lo que renueva el contenido moral en la política."
Con visible motivación Ernesto Che Guevara valoró la actitud de los seres humanos en el desarrollo del proceso revolucionario cubano al estudiar sus características, anhelos y aspiraciones y analizar la época que le había tocado vivir.
Enfatizó en la necesidad de que junto al avance en el campo económico era necesario desarrollar en forma decisiva y determinante la conciencia revolucionaria que fuera capaz de crear un hombre nuevo que con particular incentivación diera su aporte al desarrollo de la sociedad.
Como hombre de ideas el Che expuso sus criterios en distintas ocasiones acerca de los mecanismos económicos a emplear, las vías idóneas para motivar a los hombres y mujeres, así como sobre el papel del individuo y de las masas en conjunto en el proceso de transformaciones político-socio-económicas de Cuba.
Escribió sobre la trascendencia de la labor a desarrollar por las organizaciones políticas, de modo muy especial por la que agrupa a la vanguardia revolucionaria, es decir el Partido Comunista de Cuba.
Libro "El socialismo y el Hombre en Cuba". Editorial Cubana "Arte y literaura"
Libro "Che Guevara Economía en Revolución. Editorial José Martí. Helen Yaffe.
Pérez Lara, Alberto. "Pensar al Che, en El socialismo y el hombre en Cuba, desde el movimiento social popular en América Latina.". http://www.filosofia.cu/. 2010
Autor:
MSc: Rubén Edgar Casadevall Garcells.
EPG: Juan de Dios Velázquez Pérez.