Manejo anestésico de los pacientes con traumatismos en la unidad quirúrgica (página 2)
Enviado por Daimy Delgado Avila
Variable | Escala | Descripción | ||
Edad Cuantitativa continua | < 45 45 – 55 56 – 65 66 – 75 > 75 | Según último año cumplido. | ||
Sexo Cualitativa | Masculino Femenino | Según sexo biológico de pertenencia. | ||
Zona de procedencia Cualitativa | San Cristóbal Bahía Honda Candelaria Los Palacios | |||
Diagnóstico quirúrgico preoperatorio Cualitativa Cuantitativa | Si No | Hemotórax Neumotórax Hemoneumotórax Tórax batiente Hemoperitoneo Síndrome perforativo. Fracturas Expuestas de miembros Lesiones Vasculares | ||
Anestesia empleada Cualitativa | Si No | Necesidad de aplicar anestesia para la solución parcial o total de la lesión. | ||
Tipo de Anestesia empleada Cualitativa | Regional General | Identificar tipo de Anestesia que se emplea para la solución parcial o total de la lesión. | ||
Complicaciones anestésicas Cualitativa | Si No | Identificar tipo de complicación anestésica que se presentó posterior a la aplicación de la misma. | ||
Localización anatómica Cualitativa | Tórax Abdomen Cráneo Extremidades | Región corporal donde se localizan las lesiones. |
7.4. Técnicas y Procesamiento de la información.
7.4.1. Métodos de recolección de la información.
Para la recolección de la información se confeccionó un formulario para la recolección de datos que se obtuvieron de la revisión de las Historias Clínicas individuales ver ANEXO 1).
7.4.2. Análisis estadísticos.
Para cumplimentar los objetivos propuestos, se analizaron las variables seleccionadas mediante el cálculo del porcentaje (%) como medidas de resumen para variables cualitativas.
Se utilizó la prueba estadística Chi-cuadrado de Pearson (x2) como método estándar de análisis para evaluar la posible asociación entre variables con un nivel de significación del 5 % (a = 0.05).
Los resultados se presentan en forma tabular o gráfica, utilizando para su tabulación, cálculos de indicadores, tratamiento del texto y demás componentes del informe final con el paquete Office 2003 (Word y Excel), una PC Pentium IV, con ambiente de Windows XP.
7.5. Aspectos éticos.
Teniendo en cuenta que en esta investigación no se requiere de la participación directa del paciente no se precisa de la solicitud previa del Consentimiento Informado sin embargo, dada la necesaria manipulación de información inherente al mismo nos comprometemos a cumplir con el requisito de guardar la confidencialidad como corresponde, divulgando los resultados encontrados por los canales correspondientes, según el Sistema Nacional de Salud.
La Tabla I muestra la distribución de los pacientes según edad y sexo. Se aprecia un amplio predominio de la afectación del sexo masculino (136 casos para un 65.38 %) sobre el femenino (72 casos para un 34.62 %), corroborado además la distribución homogénea (X2 = 4,852).
Tabla I. Pacientes según edad y sexo. Hospital General Docente "Comandante Pinares" San Cristóbal, Enero 2010 – Enero 2011.
Al observar los afectados según el grupo de edad, se comprobó que en ambos sexos, los comprendidos entre 31 a 40 años, se afectan con mayor frecuencia, con 15.40 y 26.46 % en hombres y mujeres respectivamente. Seguidos por el grupo de 21 a 30 años de edad del sexo femenino con 19.22 %, no así en el hombre que es el grupo de 41 a 50 años con un 12.99 % de afectación.
Estos resultados parecen estar relacionados con el hecho de que estas edades se corresponden con la etapa de la vida en la que la actividad social y productiva es mayor, por lo que al estar estas personas expuestas a riesgos que incrementan la probabilidad de accidentes es mayor; correspondiéndose con lo planteado (70, 72, 73, 74).
Son estas edades también las responsables de la mayor parte de la violencia existente, fundamentalmente en los últimos años, avalado esto por las estadísticas de morbimortalidad existentes en el territorio. Importante resulta destacar al respecto, que estas cifras no solo evidencian las consecuencias que tienen para la familia tener un miembro afectado por esta causa.
Como se observa en el mayor porcentaje se trata de hombres en edad productiva, lo que puede traducirse por la pérdida del sustento económico de ese núcleo familiar, ya sea, por un tiempo determinado o indefinidamente. Otro aspecto significativo es la pérdida a la economía por el tiempo que permanece improductiva esa persona (58 – 60).
Los hallazgos de este estudios son coincidentes con los encontrados en estudios revisados, que plantean que el hombre sigue teniendo mayor responsabilidad en la producción, a pesar de la incorporación cada día más creciente que tiene la mujer a todas las actividades productivas y sociales; por lo tanto sigue realizando los trabajos más difíciles y riesgosos (61 – 64).
La distribución de los paciente teniendo en cuenta región de ocurrencia del evento traumatizante se puede apreciar en la figura 1, en ella se observa que al municipio de San Cristóbal corresponde la mayor representación con un 36,8 %.
Figura 1. Pacientes según región de ocurrencia del evento traumatizante. Hospital General Docente "Comandante Pinares" San Cristóbal, Enero 2010- Enero 2011.
Este hallazgo esta muy relacionado con las características geo físicas del municipio, que tiene una extensión territorial de 936 Km² con un 31 % de su superficie montañosa, donde existen puntos económicos importantes, además es atravesado por importantes vías de transporte como autopista nacional, carretera central y la vía férrea que son las que comunican con la provincia de la Habana, por lo que el tráfico por esta zona es constante. Esto unido a la violación de las normas de conducción vial y al abuso en la ingestión de bebidas alcohólicas conlleva a un número elevado de accidentes en el municipio.
Le sigue Bahía Honda en orden de frecuencia con el 27,7 %. En este caso se debe a las características típicamente montañosas que tiene esta zona, donde ocurren fatales accidentes automovilísticos frecuentemente y donde la agricultura constituye la principal fuente de empleo.
Al respecto se informa en la literatura, que son frecuentes los accidentes del transito en regiones montañosas de difícil acceso donde se requiere el uso de vehículos pesados para el transporte agrícola, así como el empleo de herramientas de trabajo que pueden de manera accidental o intencionada violentar la barrera que significa la piel, por lo cual son mas frecuentes este tipo de trauma en estas regiones, planteamientos con el cual coinciden los resultados del presente estudio.
Tabla II: Diagnóstico quirúrgico de los pacientes con traumatismos. Hospital General Docente "Comandante Pinares" San Cristóbal, Enero 2010 – Enero 2011.
En la Tabla II se puede apreciar que el diagnóstico quirúrgico más predominante, (se excluyen los traumas craneales porque se derivan a otra institución), fue el hemoperitoneo con 66 pacientes para un 31.7 %, le sigue en orden de frecuencia la fracturas expuestas de miembros con 52 casos para un 25 %, valorándose que muchos de estos pacientes son sobrevivientes que quedan temporal o permanentemente discapacitados, y requieren largos períodos de ingresos y rehabilitación (29).
Las lesiones pericárdicas y tórax inestable, son los traumas que menos se presentan porque la sobrevivencia es menor en ambos casos y por ende no se reciben es esta unidad.
En estudios revisados se encontró que las condiciones que más frecuentemente se asocian con trauma abdominal que provocan hemoperitoneo son las colisiones en automóviles o motocicletas, el atropello por automóvil a peatones o ciclistas, las caídas de alturas y los asaltos con armas contusas (66).
El tratamiento definitivo es una laparotomía exploradora con el fin de reparar las lesiones que se encuentren y causan el hemoperitoneo. Es preferible una laparotomía blanca que un cadáver después de unas horas de ocurrida la lesión. El proceder anestésico en un trauma aislado de abdomen va encaminado a corregir la hipovolemia como el disbalance metabólico y asegurar una oxigenación y ventilación adecuada. La elección del agente anestésico dependerá de la gravedad, edad del paciente y de las enfermedades asociadas que sufra.
Figura. 2. Pacientes según técnica de anestesia empleada. Hospital General Docente "Comandante Pinares" San Cristóbal, Enero 2010 – Enero 2011.
La Figura 2 muestra la técnica anestésica más empleada, resultó ser la general endotraqueal, usada en 149 casos para un 71.60 %, casi la mayoría de los afectados, esto está en relación directa con el diagnóstico quirúrgico realizado a la llegada del paciente con traumatismo al salón de operaciones.
Esta técnica es una forma de anestesia general por inhalación, en la que se introduce un tubo especial en la tráquea, ya sea a través de la nariz, la boca, o una abertura laríngea o traqueal, con el objeto de impedir la obstrucción al paso del aire, o gases y vapores anestésicos, y la entrada de líquidos a los bronquios y alvéolos pulmonares, según Barbosa y Lannoo (22, 44).
La anestesia endotraqueal, es uno de los progresos más útiles obtenidos por la anestesiología, su aplicación da al paciente un margen de seguridad, no alcanzado por ningún otro método de anestesia, permite al cirujano trabajar tranquilamente, porque le presta seguridad y comodidad. Los beneficios que presta el método, contrastan con las mínimas molestias que produce al paciente, en especial al paciente con traumatismo.
La anestesia regional puede ser usada en casi todos los procedimientos quirúrgicos existentes no así en los pacientes de nuestro estudio donde solo se aplicó un 8.65 % de anestesia espinal, un 7,6 % en la peridural y un 1,0 % en la local, sin dejar de reconocer sus ventajas, frente a la anestesia general, las cuales son principalmente la preservación de la conciencia, manteniendo una vía aérea permeable protegida y la monitorización de la respuesta analgésica al procedimiento en forma continua.
Tabla III. Pacientes según órgano afectado. Hospital General Docente "Comandante Pinares" San Cristóbal, Enero 2010 – Enero 2011.
La tabla III muestra la relación de pacientes según los órganos afectados, se observa que los órganos que pertenecen a la cavidad abdominal son lo que mayormente se afectan con un total de 104 para un 50 %, o sea la mitad de los pacientes estudiados, encontrando una coincidencia con los hallazgos anteriores del diagnóstico quirúrgico (hemoperitoneo).
Los órganos de la cavidad torácica, continúan en orden de afectación con 54 casos para un 25.96 %, seguidos por los miembros superiores e inferiores que se afectan en un 24.04 %.
Analizando la afectación individual de cada órgano, se aprecia que las lesiones los miembros superiores e inferiores fueron las más frecuentes, con 50 casos, seguidos por las lesiones pulmonares con 47 casos para un 22,6 %. Las lesiones de baso con 43 casos le continúan en orden de frecuencia.
Estos resultados obtenidos están estrechamente relacionados con los que ya se han visto en las tablas anteriores, como en el caso del diagnóstico de hemoperitoneo, que depende en gran medida de las lesiones de hígado y bazo, no es así cuando la lesión es de vísceras huecas, que de producirse el hemoperitoneo no es de forma inmediata, a pesar del amplio volumen que ocupa el intestino delgado en el abdomen facilitándole estar particularmente expuesto a lesiones penetrantes, con compromiso de un 80 % en las heridas por arma de fuego y un 30 % en las heridas por arma blanca (56, 63).
Las lesiones de hígado aunque fueron solamente en el 2.88 % este es un órgano de gran volumen, que ocupa las dos terceras partes en la cavidad abdominal, y por las características propias de su anatomía es muy vulnerable ante cualquier traumatismo, concordando con lo planteado por (56).
Es el bazo el que ocupa un 20.67 % de órgano afectado individualmente para un total de 43 pacientes, se le presta una atención diferenciada por ser este un órgano usualmente lesionado en el traumatismo abdominal, por lo que siempre se debe descartar una posible lesión en este órgano independientemente del mecanismo de producción del traumatismo. La lasitud de los pedículos que lo fijan y lo friable de su parénquima lo condenan a ser un órgano muy sensible a la ruptura (68, 72).
Se pueden romper el parénquima y la cápsula, arrancarse el pedículo o romperse el parénquima permaneciendo intacta la cápsula, para producir una ruptura subcapsular o hematoma. Este mecanismo es muchas veces responsable de hemoperitoneos tardíos al momento de producido el trauma, y con frecuencia ocurren fuera de los centros de atención. Es por eso que en este tipo de traumas el diagnóstico preciso y oportuno, la agresividad terapéutica y la intervención precoz, contribuyen a reducir la morbimortalidad (72).
Figura 3: Período anestésico según complicaciones. Hospital General Docente "Comandante Pinares" San Cristóbal. 2010 – 2011.
La distribución de las complicaciones según período anestésico de los pacientes con traumatismos intervenidos en la unidad quirúrgica, se observan en la Figura 3, evidenciándose una marcada diferencia entre los diferentes períodos, correspondiendo al periodo de mantenimiento un mayor porciento con 132 casos para un 63,4 %, seguido por la recuperación con 56 casos para un 26,9 %.
El acto anestésico quirúrgico constituye un riesgo para todos los pacientes, pero la condición física del paciente antes del mismo y las características propias de los procedimientos anestésicos y quirúrgicos van a determinar las variaciones en las cifras de morbimortalidad anestésica que pueda aparecer, especialmente cuando nos referimos a pacientes con traumatismos que se reciben de urgencia para proceder quirúrgico y anestésico (46,58).
En este estudio reportamos un 63.46 % de complicaciones intraoperatorias, cifra mayor que la encontrada por Rosas (20 %), posiblemente por la diferencia en el tipo y cantidad de pacientes que se atienden en las diferentes instituciones hospitalarias.
Rosas (63) también menciona al mantenimiento como período crítico, por lo que el concepto de la inducción y la recuperación son los períodos privilegiados de las complicaciones y va quedando de lado. Hay puntos de coincidencia con este autor ya que solo fue encontrado un 9.61 % de complicaciones en la inducción y un 26.92 % en la recuperación.
A partir del conocimiento y evaluación de las complicaciones se puede determinar el riesgo anestésico y, por lo tanto, planificar conductas preventivas para una mejora del resultado anestésico, por ello la vigilancia perioperatoria del paciente debe ser estricta.
Tabla IV: Complicaciones más frecuentes. Hospital General Docente "Comandante Pinares" San Cristóbal. 2010 – 2011.
Complicación | No | % | |||||
Hipotensión arterial | 46 | 23.22 | |||||
Arritmia cardiaca | 13 | 6.56 | |||||
Hipertensión arterial | 11 | 5.55 | |||||
Anestesia general imprevista | 8 | 4.04 | |||||
Laringoespasmo – broncoespasmo | 8 | 4.04 | |||||
Hipovolemia | 92 | 46.5 | |||||
Intubación difícil | 3 | 1.51 | |||||
Reacciones alérgicas | 5 | 2.52 | |||||
Paro cardiorrespiratorio | 12 | 6.06 | |||||
Total complicaciones | 198 | 100 |
N = 208
Las complicaciones mas frecuentes halladas en los pacientes estudiados, se observan en la Tabla IV, donde aparece como principal complicación la hipovolemia con 92 casos para un 46,5 %, seguido por la hipotensión arterial con 46 casos para un 23,22 %.
En orden de frecuencia de la ocurrencia de las complicaciones, se encontraron las arritmias cardiacas, con 13 casos para un 5,56 %. A pesar de que no es una cifra marcadamente elevada, es tenida en consideración por las consecuencias a largo plazo que puede tener este tipo de complicaciones, lo que en ocasiones constituye un preámbulo de la parada cardiaca, que se presenta en 12 casos para un 6,06 %. Hallazgos similares reportan los estudios realizados por Rosas (63), que encuentra la hipotensión arterial, anestesia general imprevista e hipovolemia, como las más frecuentes en el hospital donde realiza el estudio al cual se hace referencia.
Roncal en estudio realizado encontró que se presentó un 13.05 % de Parada Cardiaca con una reversibilidad de 58.33 %, considerando este evento como la peor complicación a la cual se enfrenta el anestesiólogo, los datos que aporta este estudio, son relativamente bajos en comparación con sus hallazgos (69).
Por su parte, los pacientes en los que resultó difícil la intubación solo fueron en 3 casos para 1.51 %, que aunque parezca ínfimo este problemas, es un reto a la capacidad de reacción, de resolutividad y destreza del médico de asistencia.
Otro tanto sucede con las reacciones alérgicas en las que solo se tuvo en cuenta aquellas cuya causa tuvo su origen posterior a la aplicación de la anestesia (5 casos para 2.52 %).
Se propuso una estrategia de intervención para la solución de los problemas identificados en el manejo anestésico de los pacientes con traumatismos recibidos en la unidad quirúrgica del Hospital General Docente "Comandante Pinares". Para lo cual se proponen una serie de actividades que serán cumplidas por el personal de salud de ambos niveles de atención, o sea Atención Primaria y Secundaria de Salud (A.P.S. y A.S.S.).
Identificación de los problemas, siendo el estado de salud de recepción de los pacientes en el salón de operaciones un elemento determinante en la morbimortalidad encontrada en los diferentes períodos anestésicos evaluando como periodo crítico en la anestesia para el paciente con trauma el de mantenimiento anestésico.
Determinación de prioridades: Teniendo en cuenta que el tiempo es oro en la evaluación de los pacientes con trauma, en ocasiones no podemos detenernos a pensar en un diagnóstico, tenemos que actuar y tratar al paciente según la aparición de sintomatología aunque en ocasiones no contemos con el diagnóstico quirúrgico.
Integración y participación de los diferentes niveles de atención, haciendo un uso adecuado del Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM), los cuales cumplen objetivos elementales en la recepción y clasificación en este tipo de pacientes y de ellos depende el estado en que llegan a la unidad quirúrgica.
Proponer el diseño de un sistema de vigilancia de este tipo de eventos a nivel de la unidad quirúrgica, donde debemos tener muy bien identificado las tareas y funciones a desempeñar por el equipo integralmente.
Capacitación sobre temas afines al problema estudiado y uso de la tecnología que existe en nuestro medio, incluyendo equipamiento óptimo en el servicio de salón de operaciones previstos para la aparición de este tipo de pacientes.
Evaluación periódica del desempeño profesional
EVALUACIÓN SISTEMÁTICA Y MONITOREO DE LAS ACCIONES.
Los pacientes entre 31 y 40 años fueron los más afectados con el diagnóstico de traumatismos, elemento importante a evaluar en el manejo anestésico ya que son etapas importantes de la vida en la aparición de antecedentes patológicos personales, que pueda repercutir en las complicaciones aparecidas durante los diferentes períodos de anestesia.
La anestesia general endotraqueal fue la más empleada, encontrando como complicaciones más frecuentes la hipotensión arterial y la hipovolemia, no correspondiéndose estas con las más frecuentes halladas en este tipo de técnicas, pero si en el diagnóstico quirúrgico más encontrado en nuestro estudio, que fue el hemoperitoneo.
1. Striker TW. Anesthesia for Trauma in the Pediatric Patient. En: Gregory AA, eds. Pediatric Anesthesia. Fourth Edition. New York. Edit Churchill-Livingstone, 2002: 797-804.
2. Maze A. Anesthesia for Major Pediatric Trauma.IARS 2002 Review Course Lectures. Supplement to Anesthesia & Analgesia,March 2002. Pp 77-83.
3. De la Parte PL. Monitoreo de la Temperatura durante la Anestesia. ¿Es realmentenecesario?Revista Cubana Pediatr2003; 75 (1).
4. Lindahl S. Perioperative Temperature Regulation. IARS 2001 Selected Review Course Lectures CD-ROM.
5. MorrayJP . Anesthesia related cardiac arrest in children: initial findings of the pediatricperioperative cardiac arrest registry. Anesthesiology 2000; 93:6-14.
6. Mason LJ. Pitfalls and problems in pediatric anesthesia. IARS 2002 Review Course Lectures. Supplement to Anesthesia and Analgesia, March 2002. Pp70-6.
7. Gregory AA. Pediatric Anesthesia.Fourth Edition. New York. Edit Churchill-Livingstone, 2002.
8. Illescas F.G.J. Trauma. La urgencia médica de hoy. Trauma, Vol. 7, num., 2 pp. 65-70 Mayo-Agosto 2004.
9. O´Coonor PM. Stele JA. Dearden CH. Rocke LG. Fisher RB. Accident and Emergency Department. J Accid Emerg Med. 1996; 13 (1): 9 – 10.
10. Pérez W, Muñoz S, García A, De Castelet L, Aragón E. Traumatismo de cráneo grave en niños. Seguimiento interdisciplinario. Revista Médica del Uruguay . 2004;20(1):44-60.
11. Alfonso M E, Alfonso M S, Montes de Oca D M, Importancia del estudio audio lógico en los pacientes con trauma craneal. Rev Cubana Cir, ene.-mar. 2005, vol.44, no.1.
12. Colombani PM. Ten years experiences in regional pediatrics trauma center Pediatric 20: 8-10, 2004.
13. Informe de Datos Estadísticos del Ministerio de Salud Pública, República de Cuba. Compendio 1999-2004.
14. Informe de Datos Estadísticos del Ministerio de Salud Pública, República de Cuba. Compendio 2000-2002.
15. Informe Estadístico del Instituto de Medicina Legal. Ciudad de la Habana, 2000-2001.
16. Clancy MJ. Defining the specialty: Curriculum and textbook initiatives. Emerg Med J 2004; 21: 526- 527.
17. Mattox K. L., Feliciano D.V., Moore E.E.- Trauma. Cuarta Edición. McGraw- Hill Interamericana. 2001. Vol I. Cap. 8: 139-163.
18. Seamen J, Leivesley C. Epidemiología de desastres naturales. Rev. Mex. Med. Crit. 2002; pp 1-25.
19. Better OE. Early management of shock and prophylaxis of acute renal failure in traumatic rabdomiolisis. N. Engl. 2002; 332(12) : 825-829.
20. Edwards JD.Treatment of hipovilemic shock. En.Year book of intensive care and emergency medicine berlins. Springer-Verlay, 2002; 927-934.
21. Dorado LA. Revilla MJ. Evaluación pronóstica del politraumatizado según la escala de trauma revisada. Rev Cubana Pediatr 2000;72(3):165-9
22. Barbosa K, Pereira R, Tanajura D, et al. Reparación de la duramadre con poliesteruretano. Rev Cubana Cir, ene.-mar. 2005, vol.44, no.1, p.0-0. ISSN 0034-7493
23. García Delgado M, Navarrete Rincón P, Muñoz Sánchez A, Jiménez Moragas JM, Cosano Prieto I. Análisis clínico-epidemiológico y de práctica médica del traumatismo grave en Andalucía. Estudio piloto. Proyecto GITAN. Medicina Intensiva Dic. 2001;25(09):327-32.
24. Alberto Rondón EJA, Aguilar DLC, Rojas BI Dra. García HI y Ojeda OMJ. Traumas abdominales. Experiencia en un Servicio de Cirugía General, 1986 a 1993 Rev Cubana Cir v.41 n.2 Mayo-Ago. 2002
25. Pérez RA. Venezuela ocupa el puesto 14 de muertes por accidentes viales. http://www.salatecnica.org/ Acceso el 25 de Mayo del 2007
26. Aragón P, FJ, Candelario L, RH, Hernández H JM. Comportamiento del traumatismo hepático en el Hospital Provincial General Docente «Doctor Antonio Luaces Iraola. Rev Cubana Cir, jul.-set. 2001, vol.40, no.3, p.184-189. ISSN 0034-7493
27. Sánchez G, Valsangiácomo P, Trostchansky J, Machado F. Perfil epidemiológico de traumatizados graves en un hospital de agudos Rev Med Urug 2006; 22: 179-184
28. Cueto E. H. Aspectos epidemiológicos de los traumatismos. Rev. Cub. Cir.2004; 16:411
29. Nieto E. Manejo del paciente con lesiones osteo-artromusculares luego de accidente. Gac Méd Caracas v.112 n.3 Caracas jul. 2004
30. Peláez MDJ, Medina VA, García SS, Prieto ES, Concha TJA, Menéndez CS, et al. Importancia de la evaluación inicial en los traumatismos graves en la infancia. Cir Pediatr 2005; 18: 17-21
31. World"s first road death. London, RoadPeace, 2003. http://www.roadpeace.org/articles/WorldFirstDeath.html, (Acceso, Mayo del 2007)
32. Portalier P, Evaluación del Trauma Genitourinario. Ed octubre 2001. Hallado en: www.masvida.cl. (Acceso Junio del 2007).
33. Bolen J et al. Overview of efforts to prevent motor vehicle-related injury. In: Bolen J, Sleet DA, Johnson V, eds. Prevention of motor vehicle-related injuries: a compendium of articles from the Morbidity and Mortality Weekly Report,1985-1996. Atlanta, GA, Centers for Disease Control and Prevention, 1997.
34. Accidentes de tránsito: problema de salud. Londres – Inglaterra. Abril de 2004 http://www.bbcmundo.com/ (Acceso Abril del 2007)
35. Jacobs G, Aeron-Thomas A, Astrop A. Estimating global road fatalities. Crowthorne, Transport Research Laboratory, 2000
36. Arnold JL, Dickinson G, Tsai MC, Han D. A survey of emergency medicine in 36 countries. Can J Emergen Med 2001: 3: 109-118.
37. Colegio Americano de Cirujanos.Curso Avanzado de Apoyo Vital en Trauma para Médicos. Manual ATSL. Chicago. Illinois. USA. 2004.
38. American College of Surgeons. ATLS. Course for phisicians. Chicago. 1993. Student manual. 1993.
39. Remmers D, Rice J, Ebisch M, Krettek C, Tscherne H. Apprasial of early evaluation of blunt chest trauma:development of a standardized scoring system for initial clinical decision making. J Trauma 2000; (3):496-504.
40. Carbonell MD, Gómez AS, López PMI, Trueba RD, Castillo LBD. Morbimortalidad por trauma grave. Rev Cub Med Intensiva y Emrg 2006;5(2)
41. Pérez W, Muñoz S, García A, De Castelet L, Arigón E. Traumatismo de cráneo grave en niños. Seguimiento interdisciplinario. Revista Médica del Uruguay . 2004;20(1):44-60.
42. Alfonso M E, Alfonso M S, Montes de Oca D M, Importancia del estudio audiológico en los pacientes con trauma craneal. Rev Cubana Cir, ene.-mar. 2005, vol.44, no.1.
43. Ingebrigtsen T, Mortensen K, Romner B. The epidemiology of hospital-referred head injury in northern Norway. Neuroepidemiology 1998; 17(3):139-46.
44. Barbosa K, Pereira R, Tanajura D, et al. Reparación de la duramadre con poliesteruretano. Rev Cubana Cir, ene.-mar. 2005, vol.44, no.1, p.0-0. ISSN 0034-7493
45. García Delgado M, Navarrete Rincón P, Muñoz Sánchez A, Jiménez Moragas JM, Cosano Prieto I. Análisis clínico-epidemiológico y de práctica médica del traumatismo grave en Andalucía. Estudio piloto. Proyecto GITAN. Medicina Intensiva Dic. 2001;25(09):327-32.
46. Alberto Rondón EJA, Aguilar DLC, Rojas BI Dra. García HI y Ojeda OMJ. Traumas abdominales. Experiencia en un Servicio de Cirugía General, 1986 a 1993 Rev Cubana Cir v.41 n.2 Mayo-Ago. 2002
47. Castellanos OA, De Diego GEM, Fernández JI, Trugeda CMS. Evaluación inicial y tratamiento del traumatismo abdominal infantil. Bol Pediatr 2001; 41: 106-114
48. Zúñiga TC, Molina ZH, Rimsky AU, Seguel SE, Benavides YC, Arosteguy PC, et al. Traumatismo esplénico, experiencia en el manejo quirúrgico. Rev. Chilena de Cirugía. Vol 54 – Nº 1, Febrero 2002; págs. 79-84
49. Najarian J, Delaney I. Critical Surgical Care Straton Inter Med Book corp; 2002, New York.
50. Viña AM. Trauma esplénico. Hallazgos tomografitos y ultrasonográficos. www.monografías.com. (Acc Julio 2007.)
51. Mabsubara TK. Computed topography of abdomen (CTA) in management of blunt abdominal trauma. J Trauma 2004; 30: 10-414.
52. Halbfass HJ. Ultrasound diagnosis of blunt abdominal injuries. Fortschr. Med. 2004.
53. Guivarch M. Ruptura traumática en el abdomen. Rev Pret 2002; 16:201-209.
54. Feliciano Mattox y Moore. Trauma. 4a ed. México: McGraw–Hill Interamericana, 2001.
55. Cárdenas MG, Rodríguez OMF, Delgadillo GS, Cervantes CJ. Trauma hepático contuso y lesiones asociadas: Impacto sobre la mortalidad. Experiencia institucional en un año. An Med Asoc Med Hosp ABC 2002; 47 (3): 152-158 Zúñiga TC, Molina ZH, Rimsky AU, Seguel SE, Benavides YC, Arosteguy PC, et al. Traumatismo esplénico, experiencia en el manejo quirúrgico. Rev. Chilena de Cirugía. Vol 54 – Nº 1, Febrero 2002; págs. 79-84
56. Tolins S. Pancreatic trauma. Phalaiv Med. II 2001; 68:601-612
57. Orloff M. Injuries of the small bowel and mesentery and retroperitoneal hematoma. Surg Clin of North Am 2001;86-89.
58. Iturrioz Mata A, Miranda Abejón G, de Frutos Martínez C, González Pérez-Ya rza E. Traumatismo de laringe. An Esp Pediatr 2002; 56: 360-61.
59. Holmes J, Sokolove P, Brant W, Kuppermann N. A clinical decision rule for identifying children with thoracic injures after blunt torso trauma. Ann Emerg Med 2002;39(5):492-99.
60. Kadlish H. Thoracic trauma. Fleisher G, Ludwig S. Synopsis of Pediatric Emergency Medicine. 4th ed. 2002; 497-504.
61. Navascues JA. Traumatismo torácico. En: Navascues JA. Vázquez J (eds). Manual de asistencia inicial al trauma Pediátrico. 2ª ed. Sept 2001; 85- 93
62. José Félix Patiño RMD,FACS(Hon),Departamentode Cirugía, Fundación Santa Fé de Bogotá. Premisas en el manejo general del trauma de tórax; Internet 2000; Págs. 1-9.
63. Rosas, Willerson J. Hipovolemic shock ands its current tratment. Texas Med 2002;14:21-8
64. Mueller H. Hemodinamic monitoring in the unit care using the Swan-Ganz catheter. Brit Heart; 2001; 18-23
65. Harari A. La presión venosa central en los estados de shock. Rev. Med Int 2002; 3 19-31
66. Alsina AE, Racca VF. Mortalidad asociada a ventilación mecánica. Rev Soc Med Inter Buenos Aires. 2006. Acceso Mayo 2007.
67. Heim C, Schoettker P, Spahn DR. Glasgow Coma Scale in traumatic brain injury. Anaesthesist 2004; 53(12): 1245-55.
68. Shanmuganathan K, Gullapalli RP, Mirvis SE, Roys S, Murthy P. Whole-brain apparent diffusion coefficient in traumatic brain injury: correlation with Glasgow Coma Scale score. AJNR Am J Neuroradiol 2004; 25(4): 539-44.
69. Roncal, Gabbe BJ, Cameron PA, Finch CF. The status of the Glasgow Coma Scale. Emerg Med 2003; 15(4): 353-60.
70. Demetriades D, Kuncir E, Murray J, Velamos GC, Rhee P, Chan L. Mortality prediction of head Abbreviated Injury Score and Glasgow Coma Scale: analysis of 7,764 head injuries. J Am Coll Surg 2004; 199(2): 216-22.
71. Van der Naalt J. Physical diagnosis the Glasgow coma scale for the measurement of disturbances of consciousness. Ned Tijdschr Geneeskd 2004; 148(10): 472-6.
72. Hattori N, Huang SC, Wu HM, Yeh E, Glenn TC, Vespa PM, et al. Correlation of regional metabolic rates of glucose with Glasgow Coma Scale after traumatic brain injury. J Nucl Med 2003; 44(11): 1709-16.
73. Valarezco CHA. El traumatismo cráneoencefálico. 2007. www.medicos ecuador.com. Acceso junio 2007.
74. Clayton TJ, Nelson RJ, Manara AR. Reduction in mortality from severe head injury following introduction of a protocol for intensive care management. Br J Anaesth 2004; 93(6):761-7.
75. Lannoo E, Van Rietvelde F, Colardyn F, Lemmerling M, Vandekerckhove T, Jannes C, De Soete G. Early predictors of mortality and morbidity after severe closed head injury. J Neurotrauma 2000; 17(5): 403-14.
76. Valdez P, Elizabeth D, Pose A, Abaz B, Alfil C, Romero R. Análisis de predictores de mortalidad en pacientes con trauma grave. Patología de Urgencia (2001) 9, 4-13
Anexo I.
FORMULARIO DE RECOLECCIÓN DE DATOS EN LOS PACIENTE CON TRAUMATISMOS
Nombre: ________________________________
Edad: _______ Sexo: _______ Fecha: ______________
Urgencia: _____________ Emergencia:____________
Tipo de trauma predominante
____ Craneoencefálico
____ Cuello y columna cervical
____ Torácico
____ Abdominal
Órgano predominantemente afectado.
Tipo de Anestesia empleada
____ Regional
____ General
De la Anestesia empleada describa cual utilizó
Complicaciones anestésicas
___ Si
___ No
Tipo de complicación anestésica
Operado
____ Sí ____ No
Anexo II.
Estrategia de intervención
1. Identificación de los problemas
2. Determinación de prioridades
3. Integración y participación de los diferentes niveles de atención, haciendo un uso adecuado del Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM).
4. Proponer el diseño de un sistema de vigilancia de este tipo de eventos a nivel de la unidad quirúrgica.
5. Capacitación sobre temas afines al problema estudiado y uso de la tecnología que existe en nuestro medio.
6. Evaluación periódica del desempeño profesional
7. EVALUACIÓN SISTEMÁTICA Y MONITOREO DE LAS ACCIONES.
Sobre los Autores
MsC Dr. Joel Cabrera Fernandez.
Especialista de Primer Grado en Anestesiología y Reanimación.
Master en Urgencias Medicas.
Profesora Auxiliar Hospital General Docente Comandante Pinares San Cristóbal, Artemisa, Cuba.
MsC Dra. Kenia M. Piloto Tomes
Especialista de Primer Grado en Anestesiología y Reanimación
Profesora Auxiliar Hospital General Docente Comandante Pinares San Cristóbal, Artemisa, Cuba.
Lic. Daimy Delgado Ávila
Licenciada en Educación Especialidad Lengua Inglesa
Profesora Auxiliar en la Filial de Ciencias Médicas: Comandante Manuel Piti Fajardo, San Cristóbal, Artemisa, Cuba.
Msc Dr. Antonio García Domínguez
Especialista de Primer Grado en Gatroenterologia
Profesora Instructor Hospital General Docente Comandante Pinares San Cristóbal, Artemisa, Cuba.
Lic. Aleida Machado Rey Bravo
Licenciada en Citohistopatologia.
Profesora Instructor Hospital General Docente Comandante Pinares San Cristóbal, Artemisa, Cuba.
Autores
MsC Dra. Kenia M. Piloto Tomes;
Lic. Daimy Delgado Ávila;
Msc Dr. Antonio García Domínguez;
Lic. Gelvy Travieso Peña;
Lic. Aleida Machado Rey Bravo.
Fecha de envío: 25.02.2012
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |