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El "fracaso" de los mercados (Análisis crítico 2007-2014) Parte I (página 9)

Enviado por Ricardo Lomoro


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Desde las compañías financieras hasta las empresas, los agricultores y los inversionistas, han empleado los derivados para compensar, o para especular, con los cambios en los precios, tasas o índices, o incluso acontecimientos tales como incumplimientos potenciales de las deudas. Sin embargo, sin ninguna supervisión, los derivados OTC se dispararon fuera de control y fuera de visibilidad, creciendo hasta los $ 673 billones de dólares a nivel nacional. Este informe explica el apalancamiento sin control; la falta de transparencia, de requerimientos de capital y de garantías; especulación; interconexiones entre compañías; y concentraciones de riesgo en este mercado.

Los derivados OTC contribuyeron a la crisis en tres formas importantes. Primero, un tipo de derivado -la permuta de incumplimiento crediticio (CDS)- alimentó el conducto de la bursatilización de las hipotecas. Se vendieron CDS a los inversionistas para protegerse en contra del incumplimiento o la baja en el valor de los títulos relacionados con hipotecas respaldados en créditos riesgosos. Las compañías vendieron protección -de alrededor de $ 79.000 millones, en el caso de AIG- a los que invertían en estos modernos títulos hipotecarios, ayudando a lanzar y expandir el mercado, y, a su vez, a alimentar más la burbuja inmobiliaria.

Segundo, los CDS fueron esenciales para la creación de los CDO sintéticos. Estos CDO sintéticos eran simples apuestas sobre el rendimiento de los títulos relacionados con hipotecas reales. Los CDO amplificaron las pérdidas del desplome de la burbuja inmobiliaria al permitir múltiples apuestas sobre los mismos títulos, y ayudaron a esparcirlos por todo el sistema financiero. Tan sólo Goldman Sachs empaquetó y vendió $ 73.000 millones de dólares en CDO sintéticos del 1° de julio del 2004 al 31 de mayo del 2007. CDO sintéticos creados por Goldman se referían a más de 3.400 títulos hipotecarios, y 610 de ellos eran referidos por lo menos dos veces, sin contar cuántas veces se podía haber hecho referencia a esos títulos en CDO sintéticos creados por otras compañías.

Finalmente, cuando la burbuja inmobiliaria reventó y a esto siguió la crisis, los derivados estaban en el centro de la tormenta. AIG, a la que no se le había pedido que apartara reservas de capital como un colchón para proteger lo que estaba vendiendo, fue rescatada cuando no pudo cumplir con sus obligaciones. Finalmente, el gobierno asignó más de $ 180.000 millones de dólares debido a preocupaciones de que el derrumbe de AIG dispararía pérdidas en cascada por todo el sistema financiero mundial. Además, la existencia de millones de contratos de derivados de todos tipos entre instituciones financieras sistémicamente importantes -no vistos ni conocidos en este mercado no regulado- contribuyó a la incertidumbre e intensificó el pánico, ayudando a precipitar la ayuda del gobierno a esas instituciones.

· Llegamos a la conclusión de que las fallas de las agencias calificadoras de crédito fueron piezas esenciales en el engranaje de la destrucción financiera. Las tres agencias calificadoras de crédito fueron habilitadoras decisivas de la desintegración financiera. Los títulos relacionados con hipotecas que estaban en el centro de la crisis, no se podrían haber comercializados ni vendidos sin su sello de aprobación. Los inversionistas confiaban en ellas, a menudo ciegamente. En algunos casos, se les obligó a emplearlas, o las normas de regulación de capital dependían de ellas. La crisis no podría haber sucedido sin las agencias calificadoras. Sus calificaciones ayudaron a que el mercado creciera vertiginosamente, y sus descalificaciones durante el 2007 y el 2008 hicieron estragos en todos los mercados y compañías. En nuestro informe se leerá sobre los desgloses de Moody"s, examinados por la Comisión como un estudio ejemplar. Del 2000 al 2007, Moody"s calificó como triple A cerca de 45.000 títulos relacionados con hipotecas. Esto se compara con seis compañías del sector privado en Estados Unidos que lograron esta codiciada calificación a principios del 2010. Tan solo en el 2006, Moody"s puso su sello de aprobación triple A en 30 títulos relacionados con hipotecas cada día hábil. Los resultados fueron desastrosos: 83% de los títulos hipotecarios calificados como triple A ese año, al final fueron descalificados.

También se leerá sobre las fuerzas que operaban detrás de los desgloses en Moody"s, como los modelos de computadora viciados, la presión de las compañías financieras que pagaban por las calificaciones, la incesante búsqueda de la participación en el mercado, la falta de recursos para hacer el trabajo a pesar de las ganancias récord, y la ausencia de una supervisión pública significativa. Y se verá que sin la participación activa de las agencias calificadoras, el mercado de los títulos relacionados con hipotecas no podría haber sido lo que llegó a ser.

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Hay muchas versiones contradictorias sobre las causas de esta crisis. A este respecto, la Comisión se ha esforzado por abordar las preguntas clave que se nos plantearon. Aquí discutimos tres: disponibilidad de capital y liquidez excedente, el papel de Fannie Mae y Freddie Mac (las empresas patrocinadas por el gobierno), y la política de vivienda del gobierno.

Primero, sobre el asunto de liquidez excedente: En nuestro informe, esbozamos las políticas monetarias y los flujos de capital durante los años que antecedieron a la crisis. Bajas tasas de interés, capital disponible ampliamente e inversionistas internacionales en busca de poner su dinero en activos de bienes raíces en Estados Unidos, fueron prerrequisitos para la creación de una burbuja crediticia. Esas condiciones crearon mayores riesgos, que los participantes en el mercado debieron haber reconocido, así como los formuladores de políticas y los reguladores. Sin embargo, la conclusión de la Comisión es que la liquidez excedente no es necesario que cause una crisis. Fueron las fallas esbozadas arriba -incluyendo el no refrenar de forma efectiva los excesos en los mercados hipotecarios y financieros- las causas principales de esta crisis. De hecho, la disponibilidad de capital a buen precio -tanto exterior como interno- es una oportunidad para la expansión económica y el crecimiento si se estimula que fluya en direcciones productivas.

Segundo, examinamos el papel de las empresas patrocinadas por el gobierno, y la Comisión tomó el caso de Fannie Mae como ejemplo para su estudio en esta área. Estas empresas patrocinadas por el gobierno tenían un modelo de negocio profundamente defectuoso como empresas que cotizan en bolsa con el apoyo implícito y los subsidios del gobierno federal y con una misión pública. Su exposición de $ 5 billones a hipotecas y su posición en el mercado fueron importantes. En 2005 y 2006, decidieron incrementar su compra y garantía de hipotecas riesgosas, justo cuando el mercado inmobiliario estaba llegando a su apogeo. Por décadas usaron su poder político para protegerse de la regulación efectiva y la supervisión, gastando $ 164 millones de dólares en cabildeo de 1999 a 2008. Se vieron afectadas por muchas de las mismas fallas de manejo empresarial y minimización de riesgos que la Comisión descubrió en muchas otras compañías financieras. Para el tercer trimestre del 2010, el Departamento del Tesoro había suministrado $ 151.000 millones de dólares en ayuda financiera para mantenerlas a flote.

Concluimos que estas dos entidades contribuyeron a la crisis, pero no fueron una causa principal. En gran medida, los títulos hipotecarios de estas empresas patrocinadas por el gobierno esencialmente mantuvieron su valor a lo largo de la crisis, y no contribuyeron a las importantes pérdidas de las compañías financieras que jugaron un papel central para la crisis financiera.

Estas empresas patrocinadas por el gobierno participaron en la expansión de las hipotecas de alto riesgo y otras similares, pero más bien siguieron, y no condujeron a Wall Street y otras entidades de crédito en la fiebre por el oro de los tontos. Compraron los títulos respaldados en hipotecas (MBS) mejor calificados no pertenecientes a las empresas patrocinadas por el gobierno, y su participación en este mercado añadió helio a la burbuja inmobiliaria, pero esas adquisiciones nunca representaron una mayoría en el mercado. Esas adquisiciones representaron 10,5% de los títulos respaldados en hipotecas no pertenecientes a las empresas patrocinadas por el gobierno en el 2001, llegando hasta el 40% de la participación en el 2004, y retrocediendo hasta el 28% para el 2008. Relajaron sus criterios de subscripción de títulos para adquirir o garantizar préstamos y títulos afines más riesgosos para satisfacer las expectativas de crecimiento de los analistas de la bolsa de valores y los inversionistas, para recuperar la participación en el mercado, y para asegurar una compensación generosa para sus ejecutivos y empleados, justificando sus actividades en la amplia y continua política pública de apoyo a la propiedad de vivienda.

La Comisión también investigó el desempeño de los créditos comprados o garantizados por Fannie y Freddie. Aunque estos generaron pérdidas considerables, la tasa de morosidad para los créditos de las empresas patrocinadas por el gobierno fue considerablemente menor que en los créditos titulizados por otras compañías financieras. Por ejemplo, datos compilados por la Comisión para un subconjunto de prestatarios con similar calificación crediticia -calificación por debajo de 660- muestran que para finales de 2008, las hipotecas pertenecientes a las empresas patrocinadas por el gobierno tenían mucho menos probabilidad de ser seriamente morosas que las hipotecas bursatilizadas de las empresas no patrocinadas por el gobierno: 6,2% vs. 28,3%.

También estudiamos a detalle cómo las metas de vivienda accesible para las empresas patrocinadas por el gobierno fijadas por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de EU (HUD, por sus siglas en inglés) afectaron su inversión en hipotecas de riesgo. Basados en la evidencia y las entrevistas con docenas de individuos involucrados en este ramo, determinamos que esas metas contribuyeron sólo marginalmente a la participación de Fannie y Freddie en esas hipotecas.

Finalmente, respecto a si las políticas gubernamentales de vivienda fueron una causa primordial de la crisis: Por décadas, la política gubernamental ha estimulado la propiedad de vivienda a través de un conjunto de iniciativas, programas de asistencia y disposiciones. Estas políticas fueron implementadas y promovidas por varios gobiernos y congresos; de hecho, tanto el presidente Bill Clinton como el presidente George W. Bush establecieron metas agresivas para incrementar la propiedad de vivienda.

Al llevar a cabo nuestra investigación, echamos una cuidadosa ojeada a las metas de vivienda accesible del HUD, anteriormente citadas, y a la Ley de Reinversión Comunitaria (CRA, en inglés). La CRA se promulgó en 1977 para combatir el "redlining" por parte de los bancos, la práctica de negar créditos a individuos y negocios en ciertos vecindarios sin considerar su capacidad crediticia.

La CRA exige a bancos y entidades de ahorro y préstamo dar crédito, invertir y proporcionar servicios consistentes con la seguridad y solidez de los bancos a las comunidades de las que toman depósitos.

La Comisión concluye que la CRA no fue un factor significativo en los créditos de alto riesgo o en la crisis. Muchas entidades crediticias de alto riesgo no estaban sujetas a la CRA. La investigación indica que sólo el 6% de los créditos de alto costo -un indicador de los créditos de alto riesgo- tenía alguna conexión con la ley. Los créditos hechos por entidades crediticias reguladas por la CRA en los vecindarios en los que se les exigió prestar, tenían la mitad de probabilidad de caer en incumplimiento que los créditos similares emitidos en los mismos vecindarios por creadores independientes de hipotecas no sujetos a la ley.

Sin embargo, hacemos la siguiente observación sobre las políticas de vivienda del gobierno: fallaron en este sentido. Como nación, establecimos metas ambiciosas de vivienda con el deseo de extender crédito a familias a quienes previamente se había negado el acceso a los mercados financieros. Sin embargo el gobierno no pudo asegurar que la filosofía de la oportunidad correspondía con las realidades prácticas en el terreno. Se observa de nuevo la falla de la Reserva Federal y otros reguladores de no refrenar los préstamos irresponsables. La propiedad de vivienda alcanzó su punto máximo en la primavera del 2004, y después empezó a declinar. De ese momento en adelante, hablar de oportunidad estaba trágicamente en desacuerdo con la realidad de un desastre financiero en ciernes.

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Cuando esta Comisión empezó su trabajo, hace 18 meses, algunos creyeron que los acontecimientos del 2008 y sus consecuencias habrían quedado muy atrás para el momento en que publicáramos este informe. Sin embargo, más de dos años después de que el gobierno federal intervino de una forma sin precedentes en nuestros mercados financieros, nuestro país aún se halla luchando con las secuelas de la calamidad. Nuestro sistema financiero está, en muchos aspectos, sin cambio alguno respecto a lo que existía la víspera de la crisis. De hecho, tras la crisis, el sector financiero de Estados Unidos está más concentrado que nunca en las manos de unas cuantas grandes instituciones, sistemáticamente importantes.

Fuente: http://larouchepub.com/spanish/other_articles/2011/fcic_report_excerpts.html

Nota: En la Parte II de este Paper se presenta el "análisis crítico" de la crisis financiera en el período 2011-2014 (primer semestre), realizado en base al estudio de los informes económicos del Fondo Monetario Internacional y del Banco de Pagos Internacionales.

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro

 

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