Descargar

Señalización educativa para la convivencia en el espacio público (página 2)

Enviado por Oscar Cuesta


Partes: 1, 2, 3

Por otro lado, hacer de la ciudad un objeto de educación implica superar la "superficialidad y parcialidad que a menudo presenta el aprendizaje directo y espontáneo que se realiza del medio urbano" (Trilla, 1993, p. 17). En otras

palabras, hacer de la ciudad un contenido educativo, un objeto a aprender, significa pasar del aprendizaje informal que ella ofrece a un nivel más prolijo y detallado, empezando por entender que la ciudad no es una realidad estática, sino dinámica y evolutiva.

8.2 Espacio Público

Como se pudo ver en el aparte anterior, los elementos de la ciudad pueden ser usados de manera planificada en la educación de sus habitantes. Uno de estos elementos, privilegiado por los últimos burgomaestres que han dirigido Bogotá, es el espacio público.

Para los ciudadanos de Bogotá, según un estudio de Páramo (2007, p. 97), el espacio público "son aquellas áreas que son accesibles para todos, donde las personas pueden entrar con muy pocas restricciones". En ese sentido, lo relacionan con la posibilidad de entrar y pasear por un espacio; en esa misma línea, las personas consintieron que existen niveles de acceso a lugares privados, como los centros comerciales, donde se pueden interactuar con los demás.

En ese mismo estudio, Páramo (2007) determinó que los ciudadanos consideran que existen dos funciones asignadas al espacio público: brinda oportunidad para los encuentros y la libertad de acción en ellos. "Casi todos los grupos hablan acerca de la importancia de los lugares para la interacción social y la recreación, tanto como de la necesidad de lugares para la expresión social pública" (Páramo, 2007, p. 97).

En ese mismo orden, Saldarriaga (1997) define el espacio público como el escenario que es de dominio de todos, como un gran terreno donde la ciudadanía se reconoce a sí misma. De esta perspectiva, el espacio público implica interacción ciudadana.

En ese dominio publico, además, "se establecen regulaciones, provenientes de las costumbres y de las regulaciones formales, que permiten y restringen presencias, actividades y significados diversos" (…) "se ejecutan los ritos de una sociedad: encuentros y desencuentros, intercambios y negociaciones, proclamaciones. En el dominio público, los ciudadanos son -o deben ser- iguales" (Páramo y Cuervo, 2006, p. 23).

Se puede asegurar, en ese orden de ideas, que la ciudad está constituida por una red de dominios públicos y privados, es decir, de espacio con acceso libre y otros privados con acceso restringido. Tales espacios expresan explícitamente lo siguiente: "En el espacio privado se manifiesta el interés particular, mientras que en el público prima el interés común" (Páramo y Cuervo, 2006, p. 25).

Desde el punto de vista legal, "El espacio público es el conjunto de inmuebles públicos y los elementos arquitectónicos y naturales de los inmuebles privados destinados por naturaleza, usos o afectación a la satisfacción de necesidades urbanas colectivas que trascienden los límites de los intereses individuales de los habitantes" (Decreto 1504 De 1998). De allí que sea deber del Estado vigilar "la protección de la integridad el espacio público y por su destinación al uso común, el cual prevalece sobre el particular" (Decreto 1504 De 1998).

Contrario a la definición legal, el espacio público no puede limitarse y definirse exclusivamente desde la perspectiva arquitectónica y urbanística. Por el contrario, su conceptualización debe incluir la formación e interacción ciudadana que allí se da, así como la de escenario que permite la expresión cultural de múltiples cosmovisiones.

El presente trabajo, en ese sentido, considera que en el espacio público es el epicentro de la ciudad donde se encuentran e interactuar los intereses y cosmovisiones de los ciudadanos, espacio que propicia el desarrollo de actividades de carácter público, es decir, de interés común para todos.

En esa línea, este proyecto acoge lo plateado por Páramo y Cuervo (2006), quienes consideran que el espacio público cumple una función de formación ciudadana, dado que en el los individuos aprenden reglas para relacionarse con los otros (en particular con extraños) y con el mismo ambiente físico.

En esta investigación el espacio público tiene un especial protagonismo, pues las señales que explicitan los comportamientos deseados fueron fijadas en un espacio de carácter y dominio público: la carrera 13 entre las calles 53 y 49, correspondiente a la localidad de Chapinero. Las prácticas de convivencia que se pretende motivar con estas señales fueron visibles en el espacio público, de tal manera que su beneficio es colectivo.

8.3 Convivencia Ciudadana

Hacer explicitas indicaciones que motiven o inhiban ciertos comportamientos, como lo que se busca hacer en el presente proyecto a través de unas señales educativas (formar a los ciudadanos a partir de reglas expuestas en el espacio público), permite consolidar prácticas de convivencia ciudadana perdurables, es decir, de metacontingencias.

Una de las variables que influye en la convivencia entre personas que comparten el espacio público es el cumplimiento de las normas. Para el caso de la presente investigación, se entiende que, en la consolidación de la convivencia ciudadana, se hace importante la autorregulación individual a partir del cumplimiento de las reglas (Burbano y Páramo, 2008), como las señales aquí propuesta.

En ese sentido, se evidencia una clara intención de favorecer la convivencia ciudadana, pues el acatamiento voluntario de las reglas explicitadas en las señales propicia un beneficio colectivo que permite compartir, con menos reparo, el espacio público entre extraños.

Siguiendo esta idea, es pertinente decir que para Antanas Mockus la convivencia ciudadana se enmarca en la cultura ciudadana, entramado de prácticas que están dinamizadas por "el cumplimiento de normas urbanas por vía de la autoregulación

personal y la mutua regulación interpersonal" (Mockus, 2003, p. 106).

Se puede ver, fundamentalmente, que la convivencia entre ciudadanos está dinamizada por el acatamiento de la norma, o de los principios reguladores de la sociedad, por la autonomía que tenga el ciudadano para cumplir dicha norma y la mutua fiscalización que hacen los ciudadanos. Estos tres factores están íntimamente relacionados con la propuesta que esta investigación hace, pues las señales buscan ser normas que motiven prácticas de convivencia, a partir de alentar al ciudadano para que realice un comportamiento solidario y, como consecuencia, un posible reconocimiento social por su comportamiento.

Esta convivencia ciudadana, vía cultura ciudadana, se estructura y constituye "a través de la transformación o consolidación de un conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas que facilitan la convivencia entre desconocidos.

Procura aumentar el cumplimiento voluntario de normas, la capacidad de celebrar y cumplir acuerdos y la mutua ayuda para actuar según la propia conciencia, en armonía con la ley y promover la comunicación y la solidaridad entre ciudadanos"

(Mockus, 2003, p. 107).

Es fundamental decir que la convivencia ciudadana, en especial las relaciones entre desconocidos, está determinada por la regulación cultural: "Buena parte del comportamiento urbano sigue códigos socioculturales, adquiridos implícitamente, que llevan a identificar contextos y que cada contexto lo asocian con un repertorio de acciones aceptables" (Mockus, 2003, p. 107). Así pues, un ciudadano acata las reglas tácitas del contexto, incluso si estas están por fuera de la ley oficial: no es norma que usted deba ceder el puesto a una mujer embarazada, pero culturalmente se espera que lo haga (claro está, muchas veces no se cede la silla, sin embargo, es recurrente ver como los demás pasajeros hacen sanción social de no realizar la práctica solidaria).

Más puntualmente, según Mockus (2003) la cultura ciudadana, y por extensión la convivencia ciudadana, está determinada por tres sistemas reguladores: el legal, el moral y el cultural. El primero, hace referencia a los códigos determinados por instituciones oficiales y tienen sanciones punibles. El segundo, hace referencia a los comportamientos que están dinamizados por patrones sociales de un determinado contexto. El tercero, íntimamente relacionado con la regulación moral, hace referencia a un conjunto más complejo de entramados interpersonales y comunicativos. Lo ideal, en líneas generales, es articular armónicamente los tres sistemas.

8.4 Aprendizaje Situado

En líneas generales, la adquisición de prácticas sociales se da en un lugar, un escenario. En el caso específico de la investigación, dicho lugar es el espacio público urbano de la Localidad de Chapinero, en Bogotá. Es de aclarar que, en dicho espacio no sólo se adquieren prácticas, también se hacen visibles para los demás ciudadanos.

En ese orden de ideas, Páramo (2009) considera que "el ambiente urbano y en particular el espacio público ha sido el escenario por excelencia de aprendizaje y exhibición de la prácticas sociales que identifican y cohesionan los grupos culturales".

Con diferentes intencionalidades, el espacio público ha sido utilizado para informar y educar masivamente a los ciudadanos, dado su carácter colectivo. Precisamente, Páramo (2009) observando estas cualidades, ha propuesto la categoría aprendizaje situado, la cual hace referencia al aprendizaje que adquieren los ciudadanos a partir de la creación y modificación de prácticas sociales en dicho espacio.

En ese sentido, Páramo (2009) asegura que en el espacio público los ciudadanos se relacionan con extraños, propiciando la difusión y el seguimiento de reglas y normas orientadas a generar socialización y, sobre todo, convivencia.

Se entiende pues, el espacio público urbano como un escenario formativo de la ciudad, lugar propicio para la adquisición de prácticas sociales sostenibles orientadas hacia la convivencia, en el caso de este proyecto, en la modificación de comportamientos a partir de señales ubicadas y expuestas en lugares públicos de la localidad de Chapinero, con el ánimo de fomentar prácticas sociales que contribuyan al bien común y a la convivencia.

Realizando un recorrido sobre el uso del espacio público con fines educativos, se puede observar que desde las primeras ciudades se ha utilizado los lugares de concentración pública para informar sobre novedades y exhibir castigos públicos a criminales; estos escarmientos públicos, principalmente, tenían el propósito de intimidar y encaminar las conductas sociales según los principios morales de la comunidad (Lutz, 2005).

En el caso concreto de Bogotá, Páramo y Cuervo (2006) investigaron sobre el espacio público de esta ciudad, desde su fundación hasta el siglo XIX. Entre otras cosas, describieron los acontecimientos sociales de la ciudad a partir del lugar en que sucedieron, analizando los protagonistas de tales acontecimientos; además, observaron las implicaciones del diseño urbano y la identidad del ciudadano.

Posterior a la segunda mitad del siglo XX se observa un creciente interés por estudiar como el entorno de la ciudad podía convertirse en recurso educativo. Se destaca el trabajo de Carr y Lynch (1968) sobre dónde ocurre el aprendizaje, quienes sostienen que debe crearse una política urbana para fomentar encuentros entre ciudadanos y aprender de las experiencias cotidianas, es decir, concibiendo la ciudad como escenario de aprendizaje.

Como se expuso anteriormente, hay que destacar también los aportes del Movimiento Ciudad Educadora en la reflexión de las posibilidades educativas del espacio público urbano, además del énfasis que dio a la importancia de determinar un compromiso gubernamental de los burgomaestres y alcaldes en el diseño y planificación de una ciudad educadora (Barcelona, 1990).

Más puntualmente para los intereses de este trabajo, es menester citar los planteamientos de Borja (2003), quien platea que el espacio público es un lugar propicio para lograr proceso de socialización opuestos a la dinámica excluyente que también tiene cabida en la ciudad. En este caso, la formación cultural del ciudadano apunta a contrarrestar la exclusión como lo considera Borja (2003), sino a incentivar prácticas culturales de convivencia.

Antes de continuar, es pertinente aclarar más detalladamente la concepción de práctica cultural, categoría reiterada en este trabajo. Para ello, se cita la siguiente conceptualización de Páramo (2009): formas de actuación similar entre individuos producto de similitudes en el ambiente, que son aprendidas y mantenidas socialmente y en el tiempo, es decir, pueden ser transmitidas generacionalmente.

Como se pudo observar, el aprendizaje situado parte de entender el espacio público como escenario y agente de aprendizaje de prácticas culturales que contribuyen a la convivencia ciudadana entre extraños.

8.5 Comportamientos Urbanos Responsables

Partiendo de entender las cualidades del espacio público y sus posibilidades formativas en el marco del aprendizaje situado, es necesario aclarar que las prácticas culturales pueden ser o no normatizadas legalmente. En ese sentido, hay, por ejemplo, que se aprenden en el hogar o con los amigos de la cuadra del barrio, y otras que son explicitadas en un manual de comportamiento colectivo, como es el caso del Código de Policía de Bogotá.

En este último caso, existen comportamientos que son reconocidos como indebidos por el Código, pero que sólo se cumplen sí hay una autoridad presente, como es el caso de orinar en el espacio público o utilizar el casco al conducir bicicleta. Lo ideal, es que las personas entiendan que son prácticas que benefician a todos, y por ello debe existir una responsabilidad individual para cumplirla, como se observará más adelante al sondear la categoría de metacontingencia.

Los Comportamiento Urbanos Responsables hacen referencia, según un ejemplo de Páramo (2009), a cuando el ciudadano llama la atención o denuncia una práctica ilegal que afecta a la comunidad. En pocas palabras, es exigir el cumplimiento de normas.

8.6 Aprendizaje por Reglas

En el espacio público, "las reglas que regulan la interacción entre personas han sido construidas en unos casos dentro de un proceso natural del uso cotidiano de los lugares públicos y otros, han sido impuestos a través de la normatividad"

(Burbano y Páramo, 2008).

Bajo esa perspectiva, las reglas pueden entenderse como mecanismos de procesos de aprendizaje, puesto que forman comportamientos y establecen parámetros para las prácticas de los ciudadanos en la dinámica del espacio público urbano.

Al asumir la ciudad como escenario de formación, las reglas juegan un papel importante para la convivencia, dado que median la relación con el otro, con el ambiente y consigo mismo (Burbano y Páramo, 2008).

Como se plateó anteriormente, estas normas pueden encontrarse explícitamente en una instrucción que puede leerse en un lugar, como es el caso del Código de Policía de Bogotá. Este proyecto, siguiendo en cierta medida esta línea, plantea planificar y colocar señales urbanas en el espacio público para que estas sean leídas y aprehendidas, de tal manera que modifiquen los comportamientos y generen prácticas de convivencia en los ciudadanos.

Contrario a lo que se puede pensar, las reglas muchas veces se cumplen no por conciencia social de su importancia, sino por las consecuencias de no cumplirlas, en especial, las sanciones punibles y la delación pública por parte de otras personas (Burbano, 2010).

En líneas generales, las reglas desde el punto de vista de la educación, se convierten en mecanismos de regulación de las personas, los cuales pueden ser observados en las conductas motivadas o inhibidas: "La regla establece la ocasión para que ocurra una conducta y que ésta reciba una consecuencia, a la vez que

facilita el proceso de diferenciar entre la acción correcta o la inapropiada" (Burbano, 2010, p. 36). En pocas palabras, la regla puede ser entendida como una ocasión mostrar el comportamiento deseado.

La apuesta de la presente investigación, busca planificar un conjunto de reglas (explicitas en señales iconográficas) relacionadas con la convivencia, difundiéndolas en el espacio público, partiendo del supuesto que las personas se van a generar o modificar prácticas deseables. De esta forma se establece la ciudad como un espacio de formación, pues permite a través de las reglas establecer un aprendizaje de como relacionarse con el otro y como auto regularse.

8.7 Contingencias y Metacontingencias

Para continuar con la categoría anterior y establecer una relación con el presente capítulo, se puede decir que "las reglas son descripciones verbales de contingencias con el ambiente previamente experimentado o por experimentar que generan un conocimiento tácito y que muchas veces los individuos no saben describir pero aún así generan aprendizaje" (Páramo, 2009).

En otras palabras, las contingencias regulan la conducta de grandes grupos humanos en un macroambiente, como es el caso del espacio público urbano.

Siendo más explícitos, conforme a la propuesta de Glenn (1988), las contingencias hace referencia a los eventos y condiciones que siguen a una conducta, es decir, las consecuencias de la conducta, las cuales refuerzan o castigan la práctica ejercida. Por ello, es importante tener en cuenta que son un punto central en el proceso de aprendizaje y en el mantenimiento de las prácticas sociales en los habitantes de una ciudad.

Por su parte, las metacontingencias se refieren a posibles pactos sociales entre las prácticas y los resultados que las mantienen. La metacontingencia se establece cuando hay una relación funcional entre una práctica cultural de un grupo de personas y la consecuencia que esta produce. Siendo más coloquiales, la metacontingencia es la práctica que realizan los miembros de una comunidad porque les favorece a todos. Por ejemplo, recoger las eses del perro cuando es sacado al parque, evitando que otro transeúnte la pise y unte su zapato.

Según Glenn (2003) los individuos cooperan entre sí cuando su comportamiento interdependiente estimula mayores consecuencia favorables que el comportamiento independiente.

Así, la relación entre las conductas interdependientes y sus consecuencias dan lugar a metacontingencias "que produce como resultado la selección de un grupo

de comportamientos o práctica cultural y las consecuencias que provee el ambiente orientando la conducta de las personas y garantizando su sostenimiento mediante la transmisión cultural de dichas prácticas" (Páramo, 2009).

Relacionando la categoría de metacontingencia con el supuesto que guía la investigación, es menester decir que la "conducta de un individuo, dependiendo del resultado que produzca, puede ser imitado y generar una práctica cultural"

(Páramo, 2009). Así pues, al ver la señal un ciudadano, es posible que siga la indicación que esta advierte y, al hacerlo, otros ciudadanos pueden llegar a imitarlo.

Por otro lado, en el marco de una ciudad educadora, Páramo (2009) considera que las metacontigencias pueden llegar a garantizar que las prácticas culturales deseables perduren independientemente de quienes estén presentes, es decir, que se institucionalicen dentro del mismo ciudadano y de la comunidad que habita la ciudad.

Al observar la categoría de metacontigencias en el espacio público, se puede advertir, como señala Páramo (2009), que las características físicas de un lugar pueden llegar a jugar un papel muy importante para que ocurran o se inhiban ciertas conductas entre los ciudadanos que circulan y hacen uso de los escenarios públicos de la ciudad. Por ejemplo, si un ciudadano tiene deseos de orinar y encuentra en una calle un rincón sucio y con olor a orines, es muy probable que haga micción en el lugar si no tiene muy arraigada una práctica cultural de higiene y cuidado del entorno.

Este trabajo considera que las señales que se ven en el espacio público pueden llegar a facilitar una determinada conducta, convirtiéndose en elementos que inducen a seguir una regla, si tal práctica se arraiga en la interacción de los ciudadanos entre sí y con el ambiente, se motivaría la dinámica de una metacontigencia. La regla explicitada en la señal no pretende tener consecuencias punibles, sino que busca que las personas tomen conciencia del beneficio de la práctica y la necesidad de perpetuarla.

8.8 Señales

Dado que la presente investigación busca observar la influencia de unas señales que explicitan comportamientos deseados para inducir prácticas en el espacio público y de esta manera consolidar la convivencia ciudadana, se hace necesario abordar el concepto de señal, entendida como elemento semiótico presente constantemente en la ciudad.

En general, la señal, al igual que el símbolo, el ícono o el índice, se clasifica como signo, es decir como un algo (significante) que representa algo (significado). El signo, en esa medida, es un estímulo cuya acción provoca en la persona la imagen recordativa de otro estímulo u objeto ausente (Sánchez, 2006).

Para Aicher y Krampen (1979, p. 9), quienes trabajaron en el diseño de una gran variedad de señales urbanas, la señal se define como "todo elemento que se origina exclusivamente para la transmisión de mensajes". Para ellos, en líneas generales, el observador de la señal decodifica el significado de la misma y asimila el mensaje que comunica. "El proceso de comunicación es correcto cuando el receptor asigna a la señal el mismo mensaje que el emisor quería transmitir" (Aicher y Krampen, 1979, p. 9).

En el caso específico del este proyecto, el mensaje que explicita la señal es un comportamiento deseable que propicie la convivencia ciudadana, como ayudar a bajar a una persona con discapacidad del bus o ayudar a cruzar la calle a un anciano. Se parte, pues, del supuesto de que el ciudadano, al ver la señal (lo que implica que son señales visuales o icónicas) y presentarse la oportunidad, llevará acabo la práctica explicitada. Para ello, entre otras cosas, se deben establecer rasgos icónicos en las señales que no presenten ambigüedad, como más adelante se explicará.

La oportunidad mencionada en el anterior párrafo, determina en cierta medida la interpretación de la señal y seguir la conducta que esta invita: "Únicamente las circunstancias de la situación en las que se desarrolla la comunicación, es decir, la presencia de la señal en un determinado lugar, para una determinada función, posibilitan al receptor la identificación certera del mensaje" (Aicher y Krampen, 1979, p. 9).

A parte de las anteriores consideraciones acerca del concepto de señal, el presente trabajo sigue la definición de Sánchez (2006, p. 51) para señal, pues se adecua con los propósitos de la investigación: "la señal es un signo elemental destinado a provocar una acción condicionada, un reflejo inmediato provocado por unos signos".

Por otra parte, las señales urbanas explicitan un mensaje de carácter visual, que busca informar al ciudadano sobre algo en particular. Como es la intención de este trabajo, "este tipo de mensajes se elabora con un fin específico y porta información según el contexto ambiental en que se inserta" (Sánchez, 2006, p. 16).

Klinkenberg considera que para constituir signo icónico, como las señales aquí propuestas, es necesario considerar la semejanza, entendida como una relación

"que pone en juego una selección –arbitraria- de rasgos de lo real y unas reglas culturales de transformación" (Klinkenberg, 2006, p. 194).

Puntualmente, la selección de rasgos de lo real implica seleccionar unos aspectos particulares de los elementos a representar. Por su parte, las reglas culturales de transformación hacen referencia a que "una misma realidad puede ser objeto de tratamientos icónicos muy diferentes, según las culturas donde se encuentre" (Klinkenberg, 2006, p. 194), especificaciones dadas por una elección de rasgos en una sociedad y tiempo dado.

Conforme a lo anterior, las señales propuestas en la investigación buscan seleccionar dichos rasgos de lo real en las reglas de transformación cultural propias de las convenciones sociales del transito, así pues, los diseños buscan seguir los patrones y parámetros de la actual normatividad del transito colombiano, tratando de realizar gráficas semejantes a las que se ven en la calle.

Como se ha venido afirmando, las señales aquí propuestas tienen rasgos gráficos que las estipulan como signos icónicos. En ese sentido, pretenden ser semejantes y están motivadas por el objeto o la realidad que representan.

Lo anterior, sin embargo, no quiere decir que tengan las mismas cualidades físicas de lo que representan: "los signos icónicos no tienen las mismas propiedades físicas del objeto, pero estimulan una estructura perceptiva semejante a la que estimularía el objeto imitado" (Eco, 2000, p. 240).

En ese orden de ideas, el esquema o dibujo esquemático de un señor ayuda ndo a bajar a una señora embarazada del bus es la representación gráfica bidimensional de unos rasgos de la escena real. Estos rasgos expresivos del gráfico son llamados por Eco un estímulo subrogado, los cuales contribuyen a la significación,

"se trata de configuraciones materiales que simulan condiciones perceptivas" (Eco,

2000, p. 291).

Las señales propuestas en el proyecto pretenden una denotación directa, es decir, que el ciudadano descubra en ellas explicita motivación para ejercer un comportamiento. Así mismo, de manera secundaria, pretende una connotación: expresar un contenido ulterior: una práctica de convivencia simplificada en un valor, en este caso, las señales apuntan a la solidaridad con las personas que lo necesitan.

La connotación, vista de esa manera, responde a los siguientes lineamientos

expuestos por Eco (2000, p. 94): "Lo que constituye una connotación en cuanto tal es el hecho de que ésta se establece parasitariamente a partir de un código precedente y de que no puede transmitirse antes de que se haya denotado el contenido primario". De tal manera que la connotación solidaria que se busca en

las señales, parte del diseño y los elementos icónicos que allí se exponen. En el siguiente apartado se centrará la discusión de las señales en el contexto urbano específicamente.

8.8.1 Semiótica de las señales urbanas

Como se puede observar en el recorrido por los espacios públicos bogotanos, las señales están insertadas con la intención de brindarle un mensaje al ciudadano, en la mayoría de los casos referente a la movilidad en la ciudad.

Las señales urbanas se aplican "al servicio de los individuos, a su orientación en un espacio o un lugar determinado, para la mejor y más rápida accesibilidad a los servicios requeridos y para una mayor seguridad en los desplazamientos y las acciones" (Costa, 1987, p. 9). En ese sentido, las señales urbanas obedecen a una circunstancialidad, pues su diseño parte de entender que las personas transitan por los lugares de manera itinerante.

Costa (1987) establece que las señales deben cumplir las siguientes exigencias: como señal, deben ser estímulos breves y producir sensaciones inmediatas; como visuales, deben provocar que el ojo registre rápidamente su contenido; sus contenidos deben ser precisos y brindar información rápida; su diseño debe responder al contexto de su ubicación; indicar comportamientos, pues los ciudadanos deben ver en la señal una invitación de actuar o no actuar de una u otra forma.

En general, existen tres variantes geométricas básicas para estas señales insertadas en la ciudad: el cuadrado, el círculo y el triangulo equilátero. Cada una de estas formas deben tenerse en cuenta al momento de diseñar una señal, pues tradicionalmente se le han designado características particulares. Según Sánchez

(2006, p. 18), estas son las peculiaridades:

edu.redCuadrado: es de las formas más utilizadas en el diseño de sistemas de señales por presentar simetría en sus cuatro lados y en conjunto con el signo resulta más claro y preciso; además, constituye una forma que, dispuesta sobre una de sus puntas, sugiere determinada intención; por esto

se le considera ideal para señales.

edu.redCírculo: es un signo que trascribe algo material. Esta forma tiene más resonancia en el individuo que cualquier otra, de tal modo que quien contempla el signo se sitúa dentro o fuera del mismo.

edu.redTriángulo: es una forma que sobre un lado horizontal constituye, por su disposición simétrica, fondos ideales para señales; en esta posición comunica la impresión de estabilidad, de firmeza piramidal. En cambio, sobre el vértice estimula un reflejo de alarma y es de carácter mucho más activo.

Al igual que la forma geométrica, hay que tener en cuenta el contraste cromático en su diseño, pues este también está convencionalizado. Específicamente, determinados colores indican prohibido u obligatoria cumplimiento (rojo), otros advierten peligro (amarillo) y otro implican información (azul).

Como se planteó en el apartado anterior, una señal está compuesta por un icono (representación gráfica que tiene semejanza con lo que representa) y una convención simbólica cromática. En el caso específico de esta propuesta, la representación icónica de semejanza estará dibujada en un fondo blanco, pretendiendo graficar los rasgos de una práctica de convivencia (ayudar a cruzar la calle a un desconocido en dificultades, por ejemplo); así mismo, esta gráfica estará en marcada en un circulo rojo, para darle el carácter de obligatorio cumplimiento, para seguir la puesta del aprendizaje por reglas plateado anteriormente.

8.8.2 Funciones de las Señales Urbanas

En líneas generales, las señales en la ciudad fueron diseñadas para organizar el flujo de peatones y vehículos, como son, por ejemplo, las que indican un cruce, advierten de reducir la velocidad en determinados lugares o informan de los destinos de las rutas.

Para Sánchez (2006, p. 41) la señalización urbana contiene elementos implícitos a sus objetivos primarios, "tales como identificar, dirigir, prevenir, ordenar, orientar y proporcionar información de distribución de un lugar para hacer más eficaz la circulación de personas en áreas internas y externas".

En síntesis, se pueden determinar las siguientes cinco funciones para las señales urbanas:

1- Facilitar la comunicación: la función intrínseca a cualquier señal es la de comunicar, la de ofrecer un mensaje expuesto por un emisor que tiene alguna intención y espera una respuesta de quien lo recibe. Dado que es un proceso comunicativo, exige un código común entre los actores del proceso.

2- Ayudar a dirigir los movimientos de conjuntos: las señales urbanas, básicamente, han sido utilizadas para emitir mensajes con el propósito de coordinar y ordenar el movimiento de personas y vehículos de transporte. Dado que las ciudadanas contemporáneas se caracterizan por una gran concentración de población, las señales cumplen un papel esencial al facilitar la movilidad y el tráfico de manera sencilla y clara.

3- Informar, identificar, orientar, prevenir y persuadir: las señales ofrecen datos que permiten a las personas ubicarse o dirigirse al destino que buscan; también advierten de algún peligro, y persuaden para que se tomen precauciones; así mismo, las señales permiten identificar un lugar (marcan un espacio).

4- Sistematizar los conjuntos de señales ya establecidos: las señales permiten ordenar y reglamentar otras señales, es decir, sancionan un código formal para ellas mismas: "es indispensable la utilización de la sistematización, ya que propicia sistemas perfectamente codificados que conllevan una interpretación correcta" (Sánchez, 2006, p. 4).

5- Ayudan a controlar la contaminación visual: el exceso de información visual en las ciudades ha ocasionado que se empiece hablar de contaminación visual, la cual, entre otras cosas, causa confusión. Las señales permiten que los ciudadanos seleccionen más fácil una información en ese bombardeo informativo, pues responden a representaciones sencillas y directas que cumplen con una convención bien arraigada.

Por su parte, Malmberg (1977) encuentra las funciones para las señales son específicamente cuatro: prohibir (limitan o impiden alguna acción); advertir (previenen a las personas de algún riesgo); mandato (contienen un mensaje imperativo y no permiten otra opción, por ejemplo, circular en un solo sentido); indicar (proporcionan información direccional).

Existe otra clasificación, realizada por Frutiger (1981), que especifica y divide las señales en una jerarquía de este modo:

edu.redProhibición absoluta: prohibido estacionarse y circule en un solo sentido

edu.redProhibición restrictiva: como las que prohíben el paso de vehículos pesados

edu.redProhibición ilustrativa: girar a la izquierda o velocidad máxima permitida

edu.redInstructivas: curva cerrada o descenso peligroso

Informativas: a tantos kilómetros un restaurante o un hospital

Finalmente, los conceptos y categorías abordadas en el anterior marco referencial permiten entender, de manera teórica, el problema de la investigación ( ¿De qué manera se pueden motivar prácticas de convivencia ciudadana a partir de señales educativas que originen la ocasión de seguir una regla en el espacio público urbano de la calle 13 entre las carreras 53 y 51, del barrio Chapinero en la ciudad de Bogotá?) y su consecuente objetivo (Poner a prueba un conjunto de reglas representadas iconográficamente en señales educativas que generen la ocasión de motivar en los ciudadanos prácticas de convivencia en el espacio público). Puntos que buscaron ser resueltos y alcanzados con la metodología que se presenta en el siguiente capítulo.

9. DISEÑO METODOLÓGICO

Se realizó un estudio de tipo cuasi-experimental con el seguimiento a un grupo de control no equivalente, efectuando un test antes y después (pre-test y pos-test) de introducir la variable, es decir, de fijar la señal que expone la regla o práctica de convivencia.

Participantes y escenario

El grupo seleccionado para la investigación, fueron ciudadanos y ciudadanas que transitan por la carrera 13 desde la calle 53 a la 49. Este espacio se seleccionó

por las siguientes características:

edu.redEn la calle 53 con carrera 13 se encuentra el supermercado Éxito de Chapinero, lugar de notoria concurrencia de personas de diferentes ocupaciones y edades. Al frente de la entrada principal del éxito se ha creado por uso ciudadano un paradero de taxis y buses de transporte público.

Este lugar se escogió para observar los siguientes comportamientos:

Solidaridad, en especial las personas que necesitan ayuda para subir o bajar del transporte público, ya sea por algún impedimento físico o porque llevan gran cantidad de paquetes.

edu.redEn la calle 51 con carrera 13 se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, la salida de la Universidad Santo Tomás y diversos locales comerciales. Es un cruce muy concurrido, que por lo general presenta dificultades de movilidad para el peatón, sobre todo para cruzar la carrera

13, pues no existe un pare, un semáforo o una cebra.

Este lugar se escogió para observar el siguiente comportamiento:

Conductores de automóviles que ceden el paso a los peatones que pretenden cruzar la carrera 13 con calle 51.

edu.redEn la Calle 49 con carrera 13 se encuentra la Clínica Marly, es un cruce donde se presentan personas que padecen enfermedades o discapacidades, así como un número constante de adultos mayores.

Este lugar se escogió para observar el siguiente comportamiento: Solidaridad: ayudar a cruzar la calle a un desconocido con dificultades.

Instrumentos

En estos lugares se introdujeron las siguientes variables, que buscan incidir respectivamente en los anteriores comportamientos estipulados:

  • Señal de ayudar a bajar a una persona del bus

edu.red

Figura 2. Señal de ayudar a bajar una persona del bus.

Señal de ayudar a otra persona a cruzar la calle

edu.red

Figura 3. Señal de ayudar a cruzar la calle a un desconocido con

dificultades.

Señal de conductor cediendo el paso a los peatones

edu.red

Figura 4. Señal de conductor cediendo el paso a los peatones

Las anteriores señales fueron diseñadas por el mismo investigador, siguiendo los colores convencionales de las señales de movilidad. El material, sin embargo, no fue el mismo, se utilizó acrílico y pintura acrílica. El tamaño de estas cumplió con las dimensiones comunes de la señalética urbana (generalmente, 50 centímetros de diámetro).

Las señales, después de diseñadas, fueron puestas a consideración de un grupo de 30 personas de diferentes edades (un rango de 10 a 60 años) y diferente nivel de escolaridad (básica primaria, secundaria y universidad), para determinar que tan explicitas eran en sus mensajes y que posibles dificultades de interpretación podrían presentar. Después de dicho ejercicio, se tomaron algunas consideraciones y se realizaron pequeños cambios a la propuesta inicial, para finalmente diseñarlas y hacerlas tal como fueron expuestas en el espacio público.

Para realizar el estudio, se utilizó la técnica de la observación conductual (Urrego,

2008); haciendo registro pre-test (antes de introducir la variable –fijar la señal-) y post-test (después de introducir la variable). La observación se realizó de manera discreta, es decir, se procuró que el ciudadano (as) no se diera cuenta que estaba siendo observado, para evitar inducir comportamientos.

Por otro lado, para propiciar el comportamiento solidario, como ayudar a una persona a cruzar la calle y conductor que cede el paso, se utilizó un actor a manera de "señuelo", para propiciar la oportunidad de inducir la conducta.

El registro se efectuó en formatos prediseñados por los investigadores, según se puede observar en las tablas mostradas más adelante. Así mismo, se utilizó el registro fotográfico esporádicamente, procurando registrar el momento donde el comportamiento se presentaba y, del mismo modo, no ocurría.

El registro se llevó a cabo de la siguiente manera:

Calle 53 con carrera 13 (Supermercado Éxito)

Pre-test

Durante tres días, por un periodo de dos horas, se observó el lugar. Esta observación se realizó en el periodo de mayor concurrencia (5pm a 7pm). Registrado el número de veces que algún ciudadano ayudaba a bajar o subir del bus a una persona desconocida que lo necesitara (solidaridad).

Post-test

Después de fijar la señal, durante tres días, por un periodo de dos horas, se observó el lugar. Esta observación se realizó en el mismo horario del pre-test (5pm a 7pm). Registrado el número de veces que algún ciudadano ayudaba a bajar o subir del bus a una persona desconocida que lo necesitara (solidaridad).

Calle 51 con carrera 13

Pre-test

El señuelo, un joven universitario, intentó cruzar la calle cada 5 minutos en diez oportunidades. Se registraba el número de veces que los conductores le cedieron (o no) el paso (solidaridad). Este registro se hizo en las horas de la tarde (de 3pm a 4pm).

Post-test

Al día siguiente de fijar la señal, el mismo joven que hacía como señuelo intentó de nuevo, en el mismo horario (3pm), cruzar cada 5 minutos la calle. Igualmente, realizó 10 intentos. Se registraron el número de veces que los conductores cedieron o no el paso para que el cruzara (solidaridad).

Calle 40 con carrera 13 (Clínica Marly)

Pre-test

El señuelo, un señor con pie vendado y caminando con bastón, intentó cruzar la calle cada 5 minutos en diez oportunidades. Se registraba el número de veces que los otros ciudadanos le ayudaban (o no) a cruzar la calle (solidaridad). Este registro se hizo en las horas de la tarde (de 3pm a 4pm).

Post-test

Al día siguiente de fijar la señal, el mismo joven que hacía como señuelo intentó de nuevo, en el mismo horario (3pm), cruzar cada 5 minutos la calle. Igualmente, realizó 10 intentos. Se registraron el número de veces que los ciudadanos le ayudaron o no a cruzar la calle (solidaridad).

Los comportamientos, tanto del pre-test como del pos-test, se registraron en la siguiente tabla:

edu.red

Finalmente, el proyecto aplicó un cuestionario a 60 personas (20 en cada lugar o por cada señal) para determinar ciertos criterios de análisis basados en las opiniones de los ciudadanos acerca de las señales. Las preguntas fueron abiertas, con el ánimo de alcanzar diversos juicios. Dicho cuestionario es el siguiente:

edu.red

edu.red

10.RESULTADOS

En este aparte se presentan los resultados obtenidos en el pre-test y post-test, es decir, los comportamientos presentados antes y después de instalar la respectiva señal. Para ello, según lugar y señal, se especifican las descripciones relevantes y, en algunos casos, se acompañan con fotos.

En un segundo momento, se presentan los resultados obtenidos en las encuestas realizadas; igualmente, para ser más precisos, estos datos se dan a conocer de manera particular según el lugar y la señal.

En ese orden de ideas, estos son los resultados alcanzados en los pre-test y post- test:

edu.redComportamiento: Ayudar a un desconocido con dificultades a cruzar la calle.

Lugar: Calle 49 con carrera 13 (Clínica Marly)

Señal:

edu.red

Figura 3. Señal de ayudar a cruzar la calle a un desconocido con dificultades.

edu.red

Observación pre-test:

Los intentos se realizan cuando el semáforo se pone en rojo y hay más de dos personas esperando a cruzar junto al señuelo, quien lleva un pie vendado, usa bastón y cojea con movimientos lentos.

Antes de realizar el registro y en las observaciones exploratorias, se observa que encima del semáforo donde se va a llevar a cabo el test existe una señal preventiva de un hombre con un bastón. Nos damos cuenta que nadie ve la señal, básicamente porque las personas (tanto conductores, como peatones) detienen su mirada en el semáforo (bombillo de color rojo), no hasta donde termina la estructura de éste.

edu.red

Figura 7. Señal preventiva de hombre con bastón, ubicada encima del semáforo de la calle 49 con carrera 13.

En los primeros 3 intentos la gente es indiferente con el señuelo.

edu.red

Figura 8. Señuelo en los primeros intentos por cruzar la calle.

Los motociclistas, en líneas generales, acompañan con su mirada el flemático andar del señuelo hasta que termina de cruzar la calle.

En el 7 intento, una pareja de adultos mayores que también van a cruzar la vía, miran el pie del señuelo y expresan: "pobre muchacho, mire como tiene ese pie, ¿qué le habrá pasado?". Sin embargo, cuando cambia el semáforo cruzan rápidamente.

edu.red

Figura 9. Señuelo en un intento por cruzar la calle.

En líneas generales, en casi todos los intentos los demás peatones o las personas que esperan el bus se fijan en el paso lento del señuelo al cruzar la calle o cuando espera en la acera el cambio del semáforo; sin embargo, nadie toma la iniciativa de ayudarle

edu.red

Figura 10. Señuelo cruzando la calle, de fondo el semáforo y señal preventiva de hombre con bastón.

Los conductores de los automóviles también observan el caminar lento del señuelo, mirando con expectativa, a ver si logra pasar antes de cambie el semáforo.

Observaciones Post-test

En líneas generales, los peatones no miran la señal fijada en el poste. Están pendientes de tomar el bus o del camino que transitan.

edu.red

Figura 11. Señal propuesta para ayudar a cruzar a un desconocido con dificultades fijada en el espacio público.

En el tercer intento, un hombre le dice al señuelo: "Espere, espere, que ya va a cambiar". Esto lo hace cuando el señuelo trata de bajar el andén para empezar el cruce de la calle. Hay solidaridad en la medida que el ciudadano se preocupa de que el señuelo se quede a mitad de la vía cuando el semáforo de el paso a los carros.

edu.red

Figura 12. Señuelo preparado para cruzar la calle, de fondo señal propuesta fijada en el poste.

En el cuarto intento se presenta el comportamiento. Una señora que llevaba una carrito con termos (seguramente vendedora de tintos) ayuda al señuelo a cruzar, para ello lo abraza y le sirve de apoyo. El señuelo después me indica que la señora antes de eso le preguntó: "¿Qué quiere? ¿Qué me le haga al lado?".

edu.red

Figura 13. Señuelo es ayudado por una señora.

Al igual que el pre-registro los otros peatones, los motociclistas y algunos conductores siguen con la mirada el paso lento del señuelo de acera a acera.

En el intento 6 una ciudadana mira al señuelo, quien iba a mitad de la calle, se detiene y parece querer ayudarle. La ciudadana cruza, parece que mira de soslayo la señal, se detiene en el andén y espera a que el señuelo termine de cruzar. Cuando el señuelo está en el otro andén, ella sigue su camino.

En el intento 7 un conductor, a pesar que cambió el semáforo, espera a que el señuelo termine de cruzar para acelerar.

edu.red

Figura 14. Señuelo cruzando la calle, de fondo el transito y la señal.

En el intento 8 una ciudadana mira al señuelo y mira al semáforo. Ella se queda a mitad de camino (el señuelo va de occidente a oriente y ella de oriente a occidente), espera a que el señuelo termine de cruzar y vuelve a mirar el semáforo. Al ver que cruzó antes de que cambiara, termina de cruzar la calle y sigue su rumbo.

En el intento 11, el señuelo ya está llegando al otro andén. Un motociclista le

pregunta: "¿para dónde va? Si va para arriba yo lo llevo."

edu.redComportamiento: Conductor que cede el paso a los peatones.

Lugar: Calle 51 con carrera 13

Señal:

edu.red

Figura 4. Señal de conductor cediendo el paso a los peatones

edu.red

edu.red

Observación Pre-test:

Entre la calle 52 y la 51 existe una saturación de señales, sobre todo una: la informativa de parqueadero se repite cuatro veces.

edu.red

Figura 17. Saturación de señales informativas, calle 51 con carrera

13.

Los carros se ven obligados a disminuir (no frenar) la velocidad cuando el grupo de peatones que intenta cruzar es mayor a tres.

edu.red

Figura 18. Señuelo peatón aprovecha que un grupo de personas cruza la calle 51 para él cruzar.

Varias veces, al no ceder el paso los conductores, el peatón señuelo tiene que esquivar.

Cuando los conductores ven la intención del peatón de cruzar, tienden acelerar (pues de continuar con la misma velocidad, el peatón cruza y a ellos les tocaría frenar o disminuir la velocidad).

Las demás personas que cruzan con el señuelo lo toman como un reto: algunos universitarios incluso ríen cuando corren a la otra acera.

En el 6 intento, el conductor mantiene velocidad a pesar que ve al señuelo peatón tratando de cruzar.

edu.red

Figura 19. Señuelo peatón cruza la calle pero autos siguen a la misma velocidad.

La mayoría de veces, los peatones aprovechan cuando una buseta recoge pasajeros para cruzar. En el 8 intento, el señuelo peatón realiza eso y queda atrapado en mitad de la vía (tres carriles). Ningún automovilista le cede el paso a pesar de verlo en mitad de la avenida. El señuelo informa que la buseta que estaba recogiendo pasajeros, momento en que el aprovecho para cruzar, aceleró y lo obligó a correrse y quedar, en consecuencia, en la mitad de la vía.

edu.red

Figura 20. Señuelo peatón queda atrapado en la mitad del transitito.

En el 9 intento, el peatón busca cruzar y una buseta viene a mediana velocidad, sin embargo, se observa que el conductor de esta no está viendo al peatón señuelo que está cruzando sino el espejo derecho (automóviles que vienen atrás de él) y a unos posibles pasajeros que puede recoger.

Los peatones aprovechan el trancón que se hace en las horas pico para pasar por entre los carros.

edu.red

Figura 21. Señuelo peatón cruza por entre los vehículos, aprovechando el trancón.

Varias veces nuestro señuelo peatón intenta cruzar y tiene que retroceder.

En el último intento, el señuelo se arriesga a cruzar y tiene que empezar a correr a mitad de la vía porque la buseta que viene acelera más rápido.

edu.red

Figura 22. Señuelo peatón cruza corriendo porque buseta no da indicios de frenar.

Observación Post-test:

edu.red

Figura 23. Señal de conductor cediendo el paso fijada en el espacio público de la calle 51 con 13.

En el segundo intento se presenta el comportamiento. Un carro particular se detiene al ver al señuelo peatón en mitad de la vía, el conductor hace gestos al peatón para que sigan.

edu.red

Figura 24. Conductor hace gestos al peatón para que siga cruzando.

Los conductores se ven afanados y ninguno se detiene a pesar de ver al peatón (o a veces grupo de peatones) tratando de cruzar.

En el sexto intento, el peatón ya está cerca de la otra acera, una buseta mantiene su velocidad (alta) a pesar que ve al peatón, este de ve obligado a correr los últimos metros.

edu.red

Figura 25. Buseta mantiene velocidad a pesar que peatones cruzan la calle.

En el sexto intento se presenta el comportamiento. Sin embargo, como observador, considero que se vio obligado hacerlo, dado que el grupo que iba a cruzar con el señuelo era grande.

edu.red

Figura 26. Grupo de personas intentan cruzar la calle.

En el séptimo intento, el señuelo iba por el primer carril de la vía y un carro particular, que iba a alta velocidad, le pita. El peatón señuelo debe regresarse a la acera.

Las motos, al igual que los automóviles, mantienen la velocidad a pesar que ven al señuelo cruzando la vía.

edu.red

Figura 27. Moto mantiene velocidad a pesar que ve que al señuelo en mitad de la calle.

En el intento 10 un colectivo se ve obligado a parar, al ver al señuelo en mitad de la vía. Sin embargo, de manera agresiva, mientras él iba al frente del automotor, el conductor suelta el freno y vuelve a frenar bruscamente, da la impresión de que "le echa el carro encima".

edu.red

Figura 28. Peatón señuelo queda atrapado en medio de dos busetas, conductores en lugar de detenerse pitan.

En el intento 11 el conductor en lugar de ceder el paso pita continuamente.

En el último intento, una buseta se ve obligada a detenerse por el grupo que está

cruzando, el señuelo trota para alcanzar al grupo y „protegerse?. Es usual que

otros peatones hagan lo mismo.

edu.redComportamiento: Ayudar a un desconocido a subir o bajar del bus.

Lugar: Calle 53 con carrera 13 (Supermercado Éxito) Señal:

edu.red

Figura 2. Señal de ayudar a bajar una persona del bus.

edu.red

edu.red

Observación Pre-Test:

edu.red

Figura 31. Contexto de la observación de la calle 53 con carera 13.

Observaciones 1 día:

El comportamiento observado es: una señora ayuda a otra señora a subir al bus, esta otra señora llevaba un niño de al menos 3 años.

Observaciones 2 día:

Se presenta un comportamiento solidario: un joven ayuda a recoger los papeles de una señora a la cual se le calló una carpeta

Observaciones 3 día:

No se observa ningún comportamiento solidario.

Me parece que en los tres días se ve mucha gente acompañada (esperan o caminan en compañía de alguien); igualmente, la mayoría de gente es joven o adulta, muy pocas adultos mayores.

edu.red

Figura 32. Contexto de la observación de la calle 53 con carera 13, zona donde ciudadanos esperan el bus.

Observación Post-Test:

edu.red

Observaciones 1 día:

Figura 33. Señal propuesta para ayudar a bajar o subir a una persona del bus, fijada en el espacio público.

El comportamiento observado es: un joven ayuda a una mujer adulta mayor a bajar del bus (con una sola puesta). Sin embargo, él aborda el bus del que ella se baja (¿será solidaridad por interés?).

Observaciones 2 día:

Se presenta un comportamiento solidario: un señor que llevaba una caja de Ponymalta se le voltea el embase y a la calle caen las botellas. Los ciudadanos, en su mayoría jóvenes, corren ayudarle recogiendo botellas. Esto ocurre a menos de 30 metros de la señal.

edu.red

Figura 34. Comportamiento solidario en un accidente con botellas.

Se presenta otro comportamiento solidario: una mujer le indica a un señor adulto mayor el bus que le sirve (lo ayuda a pararlo, dado que, al parecer, el no podía ver los letreros).

Observaciones 3 día:

Hoy no se ve la misma afluencia de gente en el sector. Se ha presentando en 3 oportunidades la posibilidad del comportamiento (tres mujeres distintas, a lo largo de la hora, esperaron el bus con un niño en brazos respectivamente), pero la gente no es solidaria.

edu.red

Figura 35. Señal fijada, de fondo el espacio público.

Observaciones paralelas:

Fijamos la señal mirando al sur, dado que los ciudadanos deben mirar al norte porque los buses vienen de allí, de tal manera que ellos tengan oportunidad de verla mientras esperan el transporte público. Sin embargo, muchas personas no ven la señal, tanto los que esperan el bus, como los que transitan caminando. La gente está muy pendiente del bus, de lo que ofrecen los vendedores ambulantes y de su camino.

edu.red

Figura 36. Ciudadanos esperan el bus, de fondo la señal fijada.

Resultados encuesta

Ficha demográfica:

Total personas encuestadas: 60 (20 por cada señal). Mujeres: 23

Hombres: 37

Promedio edad Mujeres: 29, 7 años

Promedio edad Hombres: 33,1 años

Residencia en Bogotá: 3 personas afirmaron no vivir en la ciudad (5%)

24 personas afirmaron que no nacieron en la ciudad (40%)

36 personas afirmaron ser bogotanos de nacimiento (60%) Frecuencia con que visita el lugar:

Alta (más de 3 veces a la semana): 76,6 % de las personas encuestadas.

Media (tres o menos veces al mes): 20 % de las personas encuestadas.

Baja (menos de 5 veces al año): 3,3 % de las personas encuestadas.

edu.redLugar: calle 49 con carrera 13. Realizada el 10 de noviembre de 2009.

Señal: Ayudar a cruzar la calle a una persona en condición de discapacidad.

Resultados discriminados por preguntas:

¿Usted vio la señal fijada en el poste?

Personas que vieron la señal: 4 (20 porciento) Personas que no vieron la señal: 16 (80 porciento)

¿Qué le comunica esa señal?

Indicación de que los carros deben parar y no deben pisar la cebra para proteger al peatón. Que el peatón debe cruzar siempre por la cebra (es la más reiterada). Los carros deben esperar a que pasen las personas porque hay una clínica. El conductor debe frenar con anticipación. Que en esta zona el peatón puede cruzar la calle. Las personas invidentes tienen prioridad en la vía. Prioridad para las personas discapacitadas. Paso para los discapacitados y las personas de edad. Una persona para el carro para que otra persona pase. Paso de adultos mayores. Ayudar a las personas a cruzar la calle. Parar para ayudar a minusválidos, ancianos y ciegos. Respeto y solidaridad porque una persona de la tercera edad va a cruzar.

¿Cómo le parece el diseño de la señal?

Es creativa e innovadora y llama la atención (respuesta de una de las cuatro personas que vio la señal sin que se le indicara). Adecuado y fácil de entender. Bastante clara. Entendible (es la respuesta más reiterada). Confusa, pero llamativa. No se entiende bien (cuatro personas afirmaron esto). No representa el ambiente de la calle (semáforos, postes, etc.). Le faltan colores para que sea llamativa. Clara, pero poco visible. Debe ser más llamativa para que uno voltee a mirarla. El diseño es interesante.

¿Qué tan conveniente considera este tipo de señales en la ciudad?

Excelente. Conveniente. No es conveniente, es redundante, para eso está el semáforo y la cebra. Si es conveniente, pero en esta zona no porque uno mira el semáforo. Muy convenientes (respuesta reiterada). Importantes para no arriesgar la vida. Convenientes pero en un lugar más visible. Son necesarias porque no hay cultura, si hubiera con el semáforo bastaba. Son muy útiles.

¿Sobre que otro tipo de comportamientos deseables le gustaría ver una señal en el espacio público?

Señal de no ruido. Para que los carros tengan cuidado con los discapacitados. Para estar pendientes de las personas de la tercera edad. Para que se respeten los semáforos. Ninguno. En las calles que no hay semáforos para que pueda cruzar la gente. Para personas en silla de ruedas y discapacitados. En Trasnmilenio para que dejen salir primero. Ceder sillas a mujeres embarazadas y personas de la tercera edad. Para que la gente despeje los andenes cuando esta transitando personas discapacitadas. Peatón que está pendiente de las motos (cuida su vida). Para motivar la tolerancia: dar paso a las personas que vienen con paquetes o cajas, ayudar a la persona que se tropieza, ven un robo y no l o delatan. Cuidado con los niños al cruzar. Respeto por el espacio público. No arrojar basuras y no contaminar. No orinar en la calle. Una señal que concientice a las personas sobre el respeto a las otras señales.

edu.redLugar: calle 51 con carrera 13. Realizada el 10 de noviembre de 2009.

Señal: Conductor que cede el paso al los peatones.

Resultados discriminados por preguntas:

¿Usted vio la señal fijada en el poste?

Personas que vieron la señal: 2 (10 porciento) Personas que no vieron la señal: 18 (90 porciento)

¿Qué le comunica esa señal?

Los carros deben parar para dar paso a los peatones. Ceder el paso. Los conductores deben darle vía al peatón (estas tres respuestas fueron las más reiteradas). Los carros y los peatones deben tener cuidado. Prohibido "tirársele" a

un carro (cruzar imprudentemente). No pasar. No cruzar cuando el carro transita. Que el peatón tenga cuidado con los carros. Convivencia entre los autos y los peatones. No sé.

¿Cómo le parece el diseño de la señal?

Claro y entendible (más reiterada). A primera vista no se entiende (si uno no ve la mano del conductor queda perdido). No se entiende. Confuso, se demora uno en captar el mensaje, tiene muchos elementos. Esta en lugar poco visible. Es diferente y novedoso. El diseño esta bien, pero se puede hacer con más colores y resaltando la mano del conductor. Un diseño simple.

¿Qué tan conveniente considera este tipo de señales en la ciudad?

Son muy necesarias. Convenientes. (Respuestas más reiteradas). No es conveniente, hay muchas señales y se parase a la de zona escolar. No es conveniente es este punto. Son educativas y necesarias. Son convenientes, pero hace falta educación para que la veamos.

¿Sobre que otro tipo de comportamientos deseables le gustaría ver una señal en el espacio público?

Para cruzar la calle sin riesgos. Señales de frases que le recuerden a la gente los comportamientos urbanos. Pasar por la cebra. No botar basura. Tolerancia. Caminar sin afán. No pitar cuando hay trancón el semáforo está en rojo (no contaminar auditivamente). Caminar por la derecha. Convivencia, por ejemplo no pelear. Una señal que nos enseña a respetar las otras señales de transito. Recoger el excremento de los perros. Cuidado con el consumo de licor. Prevenir accidentes y tener más cuidado. Señales para tener cuidado y ayudar a las personas invidentes y discapacitadas en general. Ninguno (cinco personas dijeron no saber que comportamiento les gustaría ver).

edu.redLugar: calle 53 con carrera 13. Realizada el 10 de noviembre de 2009.

Señal: Ayudar a subir o bajar del bus a una persona que lo necesite.

Resultados discriminados por preguntas:

¿Usted vio la señal fijada en el poste?

Personas que vieron la señal: 2 (10 porciento) Personas que no vieron la señal: 18 (90 porciento)

¿Qué le comunica esa señal?

Lugar especial para que paren las personas en condiciones especiales (por ejemplo, mujeres embarazadas). Bajarse en los paraderos. Coger el bus en los paraderos. Se pueden recoger y bajar personas en este lugar -paradero- (esta última interpretación fueron las más comunes en las respuestas). Los carros de servicio público se deben acercar al andén (dos personas respondieron así). Colaboración con las señoras embarazadas (tres personas respondieron así). Prioridad para las mujeres embarazadas.

¿Cómo le parece el diseño de la señal?

No es entendible. Le falta claridad. Confuso (cuatro personas respondieron que el diseño no era claro). Distinta a las demás. Debes ser más llamativo. Es muy pequeña la señal. Es entendible (10 personas respondieron que estaba bien el diseño y era claro).

¿Qué tan conveniente considera este tipo de señales en la ciudad?

Son convenientes. Son necesarias (estas dos últimas son las respuestas más reiteradas) Son buenas, porque le indican a uno donde coger el bus. Muy conveniente, porque se irrespeta a la mujer embarazada.

¿Sobre qué otro tipo de comportamientos deseables le gustaría ver una señal en el espacio público?

No arrojar basura. No orinar en rincones y postes. Cuidar los árboles. Para vivir en comunidad. Que le indiquen en que lugar de la ciudad está uno, porque la nomenclatura a veces no es clara. Tener prudencia al cruzar la calle (respuesta reiterada). Ayudar a niños o ancianos. Respetar a los peatones. Para que los buses paren en la acera y en los paraderos, no en mitad de la calle. Para que esperemos el bus donde es y no en cualquier sitio. Respetar a las personas de la tercera edad y discapacitados. No fumar en la calle. No personas borrachas en la calle. Ninguno, no sé (tres personas).

11.ANÁLISIS DE RESULTADOS

La investigación, en líneas generales, tenía el propósito de poner a prueba un repertorio de señales urbanas que incentivaran en los ciudadanos prácticas culturales deseables en el espacio público. En ese orden de ideas, la hipótesis básica que guió este trabajo es que una señal que indica comportamientos urbanos responsables puede motivar la consolidación de metacontingencias visibles en prácticas de convivencia.

Así pues, el presente análisis parte de examinar dicho propósito y la citada hipótesis. En primera instancia, es relevante decir que los resultados alcanzados no permiten confirmar la hipótesis de manera tajante, dado que las señales no logran motivar el comportamiento de manera significativa:

edu.redEn la señal ayudar a un desconocido a subir o bajar del bus, ubicada en el Éxito de la calle 53, el pre-test y post-test arrojaron los mismos resultados: un comportamiento deseado antes y después de instalar la señal.

edu.redEn la señal conductor que cede el paso a los peatones, ubicada en la calle

51 con carrera 13, el pos-test arrojó un comportamiento presentado, a diferencia del pre-test donde no se vio tal práctica.

edu.redEn la señal de ayudar a un desconocido con dificultades a cruzar la calle, ubicada en la calle 49 con carrera 13, el pos-test arrojó un comportamiento presentado, a diferencia del pre-test donde no se vio tal práctica.

La investigación esperaba que el post-test, es decir, después de instalar la señal, el comportamiento fuera más frecuente. Sin embargo, es de ponderar el hecho que se haya presentado el comportamiento, pues indica que la señal alteró la continuidad de la práctica ciudadana y permite suponer que las señales urbanas propuestas aquí pueden, con ciertas modificaciones de diseño y de exposición, incentivar comportamientos urbanos responsables y prácticas culturales de convivencia.

Como se ha dicho, los resultados alcanzados no permiten confirmar la hipótesis propuesta, pero sí permiten reformularla, pues los comportamientos vistos en los ciudadanos que observaron la señal, sobre todo en los registrados en la señal de ayudar a un desconocido en dificultadas a cruzar la calle, permiten suponer que una señal urbana deliberadamente planificada puede estimular prácticas de convivencia mediante la consolidación de meta-contingencias, sí para tal propósito se evalúan factores como el tamaño de la señal, el grado de visibilidad, los días de exposición y un plan de acompañamiento educativo.

Es de resaltar que las señales no fueron, en su mayoría, observadas por los ciudadanos, como lo determinan los resultados obtenidos en la encuesta:

edu.redEn la calle 49 con 13, señal de ayudar a cruzar a un desconocido con dificultades, sólo el 20 por ciento afirmó haber visto la señal.

edu.redEn la calle 51 con carrera 13, señal de conductor que cede el paso, sólo el

10 por ciento afirmó haber visto la señal.

edu.redEn la calle 53 con carrera 13, señal de ayudar a subir o bajar del bus a una persona que lo necesite, sólo el 10 por ciento afirmó haber visto la señal.

Tales resultados obligan a repensar la dimensión de las señales, su diseño, revisar el lugar donde fueron fijadas y, sobre todo, analizar la manera en que los ciudadanos transitan por la ciudad y se percatan o no de las señales. En este caso, las señales respondían a una dimensión de 50 centímetros de diámetro, un poco más pequeña que un PARE tradicional.

Se buscó fijarlas en lugares donde la gente las pudiera ver con facilidad, por ejemplo, la señal ubicada en el Éxito pretendía dar cuenta de un aspecto particular: muchos ciudadanos se paran en dicho sector a esperar su bus, por lo tanto la señal fue fijada de tal manera que su gráfica dará hacia el sur, puesto que los buses vienen del norte, lo que incrementa las posibilidades de ser vista. De allí que sea necesario reevaluar la forma en que los ciudadanos transi tan y observan las señales en el espacio público, pues parece que las señales no se destacan y su papel es anodino.

En ese mismo sentido, es importante evaluar la saturación de señales, pues se puede suponer que los ciudadanos al ver tantas ya no prestan atención. Esto es particular en el sector que se realizó la investigación (carrera 13 entre calles 53 y

49), lugar donde se observan un gran número de señales, por citar un caso: entre la calle 52 y 51 la señal informativa de parqueadero se repite cuatro veces en menos de 50 metros.

Por otro lado, se encuentran falencias en el diseño de las señales, pues se prestan para interpretaciones ambiguas. Es importante aclarar que el diseño propuesto acá pasó por un proceso de discusión y rediseño, pues fue expuesto antes a un grupo de 30 personas, de quienes se tomaron comentarios y sugerencias.

Sin embargo, pece al proceso citado, las señales se prestan para diversas interpretaciones, lo cual sin duda afecta el propósito de incentivar un comportamiento urbano o motivar una práctica de convivencia.

Se citan aquí algunas de las interpretaciones ajenas al propósito y la intencionalidad inicial planificada para la señal:

edu.redPara la señal ayudar a un desconocido con dificultades a cruzar la calle: Los carros deben parar y no pisar la cebra; el peatón debe cruzar siempre por la cebra; los carros deben esperar a que crucen las personas porque hay una clínica; es una zona de cruce peatonal.

edu.redPara la señal conductor que cede el paso a los peatones: Está prohibido

"tirársele" a un carro; el peatón no debe cruzar cuando el carro transita.

edu.redPara la señal ayudar a subir o bajar del bus a una persona que lo necesite: Esta es una zona especial para recoger personas en condiciones especiales; bajarse en los paraderos; coger el bus en los paraderos; los carros de servicio público se deben acercar al andén.

Aunque la mayoría de personas encuestadas lograron la interpretación que el diseño deseaba, es pertinente revisar estas fugas en el mensaje de la señal, dado que afectan el propósito de las mismas y, sobre todo, influyen en el ejercicio de la práctica o del comportamiento propuesto: por más que un ciudadano vea a una personas con muletas y, simultáneamente, vea la señal, no ayudará a cruzar al otro sí no entiende adecuadamente el concepto explicitado en la gráfica.

Con respecto al diseño, se puede determinar que la gente piensa que es muy claro, no obstante, llega a interpretaciones no deseadas en la propuesta. Así que esta claridad debe ser revisada, teniendo en cuenta un criterio más concienzudo, como el de un especialista en la materia. En ese mismo orden, se puede decir que las señales están compuestas por muchos objetos o elementos, lo cual alimenta la ambigüedad, se podría realizar una propuesta con menos unidades de diseño.

Lo anterior se hace notorio en la señal de conductor cediendo el paso, pues la gente se quedaba viendo el diseño varias veces, es decir, que en una primera lectura no era evidente el mensaje, lo cual no es conveniente para este tipo de señales urbanas en el espacio público.

Dados estos inconvenientes en la interpretación, para el post-test se involucró en la señal un acápite alfabético que aclarara la intención de la señal y posibilitara que fuera más factible el comportamiento o la práctica de convivencia. Así, a la señal del conductor se le acompaño de la frase "ceder el paso"; y a las señales de ayudar a cruzar y ayudar subir o bajar del bus, se le puso la palabra "solidaridad".

Esto se hizo siguiendo a Rodríguez (1977), quien habla de la redundancia en el mensaje visual como una de las funciones claves para lograr el propósito comunicativo y educativo.

Desde el punto de vista semiótico, la connotación no ocurre si el mensaje no es denotativo. Precedente evidente en los resultados alcanzados, pues los probl emas de diseño de la señal no permiten la denotación (ayudar a bajar o subir del bus por ejemplo) y la connotación esperada: la práctica solidaria de manera efectiva.

Lo anterior se debe, en palabras de Eco (2000, p. 95), "al mecanismo convencionalizador del código (…) La estabilidad concierne a la fuerza de la convención codificadora, pero, una vez que se ha establecido la convención, la connotación se convierte en funtivo estable de una función semiótica cuyo funtivo subyacente es otra función". En pocas palabras, la connotación depende de un código base denotativo, de allí la importancia de revisar el diseño icónico de las señales para futuras propuesta de este mismo corte.

Cuando las personas encuestadas no realizaron la interpretación deseada para la propuesta gráfica en la señal, se hace evidente un desvío en el propósito comunicativo. La duda de las personas encuestadas al responder sobre qué significa la señal, en palabras de Klinkenberg (2006), se constituye en un fracaso comunicativo, es decir, bien la no coincidencia de dos significaciones (el receptor entiende alguna cosa, pero no lo que el emisor se proponía comunicarle), o bien la ambigüedad: incertidumbre del receptor. Tanto la no coincidencia de las significaciones como la ambigüedad quedaron manifiestas en las respuestas de la encuesta.

Es de rescatar, de otra parte, que las personas consideran los diseños novedosas, pues nunca habían visto señales que explicitaran mensajes con los comportamientos propuestos. Sin embargo, es necesario recalcar que exigían que este diseño fuera más llamativo, para que convocará más atención en los transeúntes. El diseño propuesto por la investigación buscó que las señales siguieran los patrones de la señalética urbana tradicional, especialmente, de las normas que rigen la movilidad, con el fin de que las personas pensaran que eran señales oficiales y alimentar más la posibilidad del comportamiento. Se puede decir, que se podría pensar un diseño ajeno al oficial y tradicional en una futura propuesta de este corte, dado que sus contenidos son novedosos.

Las personas consideran que las señalas convienen y son pertinentes para la ciudad. Este es un punto necesario de ponderar, puesto que permite suponer que una propuesta a gran escala, teniendo en cuenta los resultados aquí alcanzados, podría consolidar una estrategia pedagógica de comportamientos urbanos responsables y prácticas culturales de convivencia. Los ciudadanos encuestados creen que una propuesta con señales que incentiven prácticas de convivencia puede tener éxito, incluso, la mayoría las considera necesarias.

Partes: 1, 2, 3
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente