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También se lo merecen… ¿qué?…un Reconocimiento (página 2)


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Y mas allá de la parte académica, sobre todo durante las horas de educación física a las siete de la mañana, cuando hacia su entrada el exiguo personal civil que trabajaba en la Escuela, y menciono las primeras horas de la mañana, porque había una hermosa y despampanante mulata, muy antipática, de nombre Crisanta, quien trabajaba en la lavandería y la misma se encargaba de mantenernos la ropa lavada, almidonada y planchada para el sábado al mediodía, sobre todo los uniformes blanco, los cuales eran de kaki, aparte de esas labores que cumplía, nuestro personaje, esperábamos ansiosos, el paseo mañanero de su figura, desde la lavandería a la cocina, dentro de unos jeans bien ajustados la cual servía como un colirio a los ojos de los cadetes reclutas, recién ingresados, ¿Y que decir de Aurelia? Del mismo tenor de Crisanta, buena persona, defendía a los cadetes de primer año de los mas antiguos, sobre todo cuando estos querían apropiarse indebidamente de los uniformes de los noveles cadetes; hubo dos personajes, los cuales no recuerdo sus nombres uno era el encargado de la bomba de agua y el otro el jefe de la lavandería, era el señor González, muy abnegado durante nuestros cuatro años de permanencia en la escuela, esta nunca se paralizó por fallas o falta de mantenimiento, es posible y estoy seguro que olvide algunos, pero estos que acabo de nombrar, diría yo, fueron los que tuvieron mas y mayor contacto con nosotros durante nuestra formación militar; cierro esta pagina, expresándoles a todos ellos y ellas, nuestras mas sinceras gracias donde quiera que estén…¡LA FORTUNA AYUDA A LOS AUDACES.!

"Si no das rienda suelta a tus emociones,

Nadie sabrá cuales son tus ilusiones"

Segunda entrega.

También se lo merecen… ¿qué?…un reconocimiento II

En la primera entrega de éste articulo, hice mención de casi todo el personal civil, orgánicos de la FAV. que de una manera u otra, se involucraron positivamente e indirectamente en nuestra formación militar, no queriendo restarle meritos con esto, a aquellos oficiales, que sin ser aviadores y venido de sus fuerzas de origen, tuvieron una participación muy activa siendo pieza fundamental en nuestra formación militar como futuros oficiales de la Aviación Militar Venezolana, se que en muchos casos no debe mencionarse el nombre de las personas, una por respeto a su sueño eterno, otros para no herir susceptibilidades, pero en un articulo como este, hay que hacer un reconocimiento a su persona y tener que nombrarlos con sus nombres y apellido, incluyendo el cargo que desempeñaban, siempre con una misión, la formación de los imberbes reclutas , que en el futuro conformarían la Promoción Tte. Jesús Manuel Roa Moreno las que nos precedieron y las otras dos que tuvieron como misión, darle el abrazo de despedida a la Escuela de Aviación Militar, en la Avenida Bolívar Este, de la Ciudad Jardín de Maracay.

Me remontare al año de 1955, específicamente el 25 de Septiembre de ese año, día Domingo, acto de ingreso, a tan noble y querida institución, en ese momento histórico, se estaba plantando la semilla que mas adelante llegaría a ser una de las promociones mas emblemáticas de la Aviación Militar. Iniciare mi reconocimiento con el Oficial que era el Comandante de la Compañía de Cadetes, Capitán Conrado Palavicini Freites, quien no era un capitán cualquiera, tal como el se autodenominaba, Oficial de Infantería que fue enviado de su fuerza el ejercito, para que se desempeñara como oficial adscrito a la Fuerza Aérea, en funciones de Comandante de la Compañía de Cadetes, severo al extremo, con un alto concepto de su responsabilidad ante su Fuerza de origen y la Aviación militar, su misión pulir el carbón que conformábamos los nuevos reclutas, para hacer entrega de un producto bien acabado a la FAV. con trabajo y tesón de los oficiales que lo acompañaban para la difícil misión, la cual le habían asignado, un grupo de muchachos carentes de todo concepto de responsabilidad, motivado a la efervescencia de la juventud, el Capitán Palavicini, a pesar de no ser aviador, supo integrarse a la idiosincrasia de la Aviación Militar y en parte lograr su misión; Tte. Luís Ramos Ojeda, de la misma fuerza del anterior, terrestre, como los denominábamos, tenía como cargo, Segundo Comandante de la Compañía, era pequeño con lentes de carey, cuya estatura dio pies para que los reclutas lo llamáramos "Ramito", unos bigotes, que apenas las puntas de los mismos le llegaban a las comisuras de la boca, nunca lo vimos reír, muy serio y observador, cuando nos equivocábamos en algún movimiento de orden cerrado, de una forma muy pausada se acercaba y nos ordenaba el castigo que teníamos que cumplir, estableciendo con el, una ecuación, equivocación en los movimientos de orden cerrado igual a castigo físico, a pesar de eso, nunca le oímos algún grito destemplado, una mala acción o un acto de inmoralidad, con un cadete recluta, era una persona muy equilibrada emocionalmente y justo en sus sanciones, Teniente Ernesto Pulido Tamayo, era el Comandante del pelotón de Mando y Servicios, extremadamente severo, donde nosotros, como reclutas, cuando menos nos imaginábamos donde estaba, hacia acto de presencia, acostumbraba en la formación de lista y parte a las cinco de la mañana, colocarse detrás de los reflectores que instalados en la parte superior del patio de honor, y desde allí ir detectando los cadetes y reclutas que se estaban moviendo en formación, durante el parte o el toque de oración, se le tenía pavor por sus acciones, al menor error en formación, equivocación o una imperfección en un movimiento de orden cerrado, sabíamos a que atenernos, los sábados nuestra salida, dependía de la pulcritud del fusil, por lo general en sus revistas siempre había novedades lo cual ameritaba, la perdida de la salida o todo el sábado y domingo limpiando el armamento, estaba considerado como el oficial mas severo de la Compañía de Cadetes, sub.-teniente Luís Octavio Romero, Comandante del Segundo pelotón de fusileros de la Promoción Carlos Piar de la Academia Militar, los cadetes lo llamábamos el viejo Romero, (Llegó a ser Comandante General del Ejercito y fue profesor en la Facultad de Ingeniería en la Universidad Simón Bolívar) excelente oficial, severo al extremo, extremadamente justo, cuando imponía un castigo físico, se le cumplía sin murmurar, porque estábamos seguro que nos lo merecíamos, cuando amanecía de guardia, en la formación de la mañana, una vez que recibía el parte y tocaban el toque de oración, nos ordenaba, firmes, e inmediatamente la orden de: Salto sucesivos sobre la punta de los pies, a la vez nos informaba, que eso eran cinco minutos, para botar el ultimo vestigio de sueño que nos quedaba, su instrucción militar era pulcra y era motivo de provocación tenerlo como instructor de orden cerrado, , Teniente Luís Paz Orvaez, Comandante del Primer pelotón de fusileros, cumplía con sus deberes como oficial de planta, de vez en cuando una nota o una sanción física, no se daba mala vida, se integró al grupo de cadetes tanto antiguos como a los reclutas, prefería pasar sus horas en el Casino de Oficiales, trató de conformar un grupo gimnástico en la Escuela de Aviación Militar y fracasó por haberle hundido el techo al carro de un oficial instructor de vuelo, cuando trató de saltar por encima del automóvil y perder la sustentación, entró en perdida, fue catalogado como buena persona y alta pana; Sub-Teniente Juan Bautista Rosas Marcano, Comandante del Tercer pelotón de fusileros, del Arma de Blindados, una descomunal humanidad de hombre, que el solo hecho de quedarse viendo a uno, se entraba en pánico, muy humano pero severo al extremo, perdía la paciencia por cualquier cosa, que el considerara estaba mal hecha, a decir verdad, se le tenia mucho miedo y respeto, muy oriental y cuando era oficial de día, era seguro un trote alrededor del patio de ejercicios, antes de ir al comedor, entre nosotros, lo llamábamos a secas Rosas Marcano, su instrucción militar era un suplicio, para los lacios no así para aquellos que asimilaban la misma, desde un primer momento, para los que éramos viciosos del cigarrillo, acostumbrábamos fumar fuera de las horas de casino, y por lo general en la azotea o el baño, si éramos descubierto por el Sub-teniente Rosas Marcano, después de la formación del mediodía para almorzar, se presentaba con una caja de cigarrillos Capitolio o Bandera Roja, una jarra de agua y nos hacia fumar toda la caja y luego bebernos toda el agua contenida en la jarra, por supuesto que con sus consabidas diez vueltas al patio (al trote); el Teniente Juvenal Pérez Viloria, asimilado, el eterno jefe de la enfermería, como persona excelente, de vez en cuando hacia guardia de oficial de día, lo cual era de nuestro agrado porque ni habían cadetes pagando castigo en el patio, ni habían arrestados, todos a la calle …de frente mar…que papaya; su asistente el Sargento asimilado de nombre Benjamín Pereira, (Gracias a mi compañero de promoción Juan de la Cruz Flores Blanco, quien me recordó el nombre del sub.-oficial) el cual lo llamábamos Sancho Panza, el acompañante de Don Quijote; el Sargento Bravo, quien era el administrador de la Escuela, y se daba el lujo de poseer el mejor automóvil de todo el personal orgánico de la EAM. Se comentaba entre los cadetes, que el Sargento, cuando salía fuera de la Guarnición se quitaba las dos barras de ST2 y las remplazaba por dos estrellas de Teniente y un ala de pecho de piloto, nunca se comprobó nada; posteriormente el Capitán Conrado Palavicini Freites, fue remplazado por el Capitán Luís Alberto Padilla Castillo, poseedor de un inconfundible Buick color verde, se presentó con castigos demasiados severos, por ejemplo: si algún cadete se quedaba dormido en la guardia nocturna, dormía en el calabozo por el tiempo que durará los turnos de guardia , le nombraba guardia por cuarenta y cinco días con segundo y tercer turno, y si por mala suerte el cadete dormilón se quedaba nuevamente dormido, le duplicaba los días, hubo muchos cadetes que cumplieron con este castigo hasta por cuatro meses, otro de los castigos predilecto del Capitán Ladilla como lo llamábamos, sobre todo con los faltones, los Sábados y Domingo plantón, al frente de la Escuela con uniforme de parada y el arma al hombro, muchas personas que pasaban al frente del Instituto se extrañaban de esa guardia que nunca habían visto; el Teniente Ernesto Pulido Tamayo, fue remplazado por el Teniente Simón Paredes Álamo, oficial de logística del ejercito, y bien gracias, tampoco se daba mala vida: el Teniente Luís Ramos Ojeda, fue relevado por otro oficial del ejercito de nombre Teniente Jesús Ríos Morillo, oficial de infantería, mas que excelente, un oficial con una alta, moral, severo cuando tenia que serlo, como instructor inigualable, fue muy querido por la promoción, posteriormente fueron relevados de los cargos el Teniente Diego Paz Orvaez y el Teniente Luís Octavio Romero, los cuales regresaron a su fuerza de origen, el Capitán Luís Alberto Padilla, fue relevado por otro Capitán del Ejercito de apellido Avendaño, no se dio a conocer porque fue muy efímera su estadía en la Escuela, si se recuerda que tenía una voz muy aterciopelada y casi no se le oía cuando comandaba la formación, este Capitán fue relevado por otro Capitán del ejercito, quien había permanecido el mayor tiempo de su vida militar en la aviación, su nombre Julio Cesar Moreno Huérfano, conocido por todos los aviadores de la época como "Tumulto", tenia su forma de ser, severo a la enésima potencia, muy ocurrente en sus actuaciones, y para el no existía el perdón o la excusa, soportándole todas sus atrocidades e inventivas, éramos tubos de ensayos, fue Comandante de Compañía, hasta el día que nos graduamos como oficiales de la Aviación Militar, para esa época ya había ascendido a Mayor; otro oficial fue el sub.-teniente Carlos Guevara Yegres, terrestre cien por ciento, como buen oficial del ejercito, muy severo, no se quedaba atrás en severidad, buen instructor pero algunas veces se excedía en sus ordenes, y así se desenvolvía la rutina y las actividades en la Escuela de Aviación Militar, sin olvidar a el Teniente Eduardo Monserrat Pérez era el administrador de la escuela y fue relevado por el Teniente Machado Luengo, sintiéndose el cambio por la desmejora de la comida; pero si hacemos un viraje de 180 grados, nos encontramos con otro grupo de oficiales en el Departamento de Operaciones de la Escuela de Aviación Militar, la misión de esta dependencia era completamente diferente a la narrada inicialmente, eran los oficiales pilotos que tenían como misión hacernos pilotos de la aviación militar, uno de ellos que es imposible olvidarlo un verdadero caballero del aire, el Capitán Edgar Jelambi Terán, era el Jefe de Operaciones, piloto de caza de primera línea, tenia un grupo de oficiales instructores como lo mas graneado de la aviación militar de la época, el Teniente jorge Eduardo Saavedra, Rodrigo Pérez Pérez, Domingo Martínez, Luis Blanco, Clemente Lammerdof, Mauricio Black Basso, Peñaloza Arenas, Ramírez Roa, Raúl Paiva Paiva, Méndez Portillo y otros que se me escapan de la memoria, fueron los encargados de darnos la primera cucharada de el dulce sabor del vuelo, y presentarnos lo que era estar fuera de la superficie terrestre, también ellos compartieron con nosotros muchos sustos otros con menos suerte y se fueron a otras dimensiones con sus alumnos; con todas las severidades y de vez en cuando un acto de inmoralidad, a las cuales fuimos sometidos por espacio de cuatro años; sin una pizca de rencor, les agradecemos a estos señores oficiales, estén donde estén, su aporte y preocupación a nuestra formación militar, eso nos templó el carácter, nos hicieron verdaderos oficiales, no blandengues como otros, dispuestos a cumplir cualquier misión por muy peligrosa que fuera, ya para terminar y cerrar ésta pagina de la historia de la Aviación Militar, no puedo olvidar y pasar por alto al Cabo Margarito, quien era el mensajero de la Compañía de Cadetes, adversado por los cadetes de primer año, porque el pretendía que se le rindieran honores y saludaran por sus jinetas de cabo, mas de una vez tuvo ciertos encontronazos con algunos cadetes, al final se convenció que los cadetes no eran sus subalternos, en vista que no pudo lograr su cometido, era el soplón de la Compañía y cuando veía a un cadete cometiendo una falta, el se encargaba de llevarla al comando, para la sanción de ley, de todas formas gracias cabo por hacernos vivir una nueva experiencia. Quiero manifestarles muy sinceramente, a todos los oficiales, Sub-oficiales y todo el personal militar que hacían vida orgánica en la Escuela de Aviación Militar, desde el reposo del retiro, un ramillete de gracias, mil gracias por habernos formados como oficiales de la Fuerza Aérea, y haber aportado su granito de arena, tanto en el aspecto militar como en el aire, y que Dios los bendiga a todos; pero pecaría de ingrato si no recuerdo a la vieja casona que nos soportó por espacio de cuatro años y no es otra que la Escuela de Aviación Militar, por eso que de igual forma como una persona llega a querer a un semejante, algún animal o mascota, de esa misma forma se van tejiendo lazos con algo material, que a la larga llegan a ser parte importante en la vida de la persona querendona, mas si ese ser, esa mascota o ese elemento material, han marcado la vida de ese actor o protagonista, y cuando menciono la palabra marcar lo hago como una marca de pensamiento y recuerdos, algunos llenos de alegría y otros de tristezas, pero en si, es algo del cual es imposible desligarse; existen posturas de indeferencia ante estas eventualidades que surgen en algún momento cuando el baúl de los recuerdos abre o levanta su tapa y ahí encontramos lo que hemos vivido a lo largo de nuestros años y el transcurrir de la vida de esas personas; ahí es cuando nos damos cuenta de lo importante que ha sido ese factor material, en este caso una edificación o casona, me referiré específicamente a esa hermosa y bella edificación en la Avenida Bolívar Norte en la Ciudad Jardín de Maracay, la cual fue fundada el 14 de Febrero de 1936, como sede del Alma Mater de la Aviación Venezolana, la cual operó por espacio de veinticinco años cuando el 3 de Diciembre de 1960, fue cancelada su actuación como Escuela de Aviación Militar, siendo sus dos ultimas hijas, la Promociones Teniente Jesús Manuel Roa Moreno, Teniente, Salomón Vivas Belandria, siendo la Promoción Sargento Piloto Cesar Augusto Pinzon, la encargada de rendirle honores y darle las gracias por haber compartido los sueños de muchos, cerrándole sus puertas para siempre, de ella habían egresado un alto grupo de oficiales que vigorizarían los cuadros de la Fuerza Aérea Venezolana y también de otras Fuerzas Aéreas del Continente americano, en su sede se formaban tanto Oficiales pilotos como Sub-oficiales técnicos impulsando así a la otrora Fuerza Aérea Venezolana, su permanencia por setenta y dos años en esa importante avenida de Maracay, la ha convertido en un icono y figura emblemática de la ciudad jardín, allí esta, fuerte y vigorosa como el primer día, una septuagenaria, que se yergue orgullosa al paso de los años, en ella se tejieron los sueños de muchos que hoy día engalanan la situación de retiro, son sus eméritos, que la quieren y veneran, y estoy seguro que cada vez que alguno de nosotros pasamos al frente de ella, rebobinamos la película de lo que fue nuestra estadía en tan noble y hermosa edificación; es una opinión muy personal, pero para mi esa edificación que un día fue la Escuela de Aviación Militar es para Maracay lo que es el Coliseo para la ciudad de Roma, sería mas que lamentable y mas aun doloroso, que alguien con mente destructiva y suficiente poder monetario, ofreciera comprarla para posteriormente matar esa figura emblemática y darle paso a un centro comercial o un gigantesco estacionamiento, podríamos decir que sería una puñalada en el corazón para todos aquellos que permanecimos entre sus cuatro paredes para formarnos como oficiales y Sub-oficiales de la aviación militar, menciono esto porque ha sucedido en múltiples ocasiones, se alzan voces de muchos de sus hijos, que sería muy saludable para este icono, en épocas anteriores nuestra escuela, cuna de sueños realizados y también truncados, fuese transferida al actual Museo Aeronáutico, como una protección a su permanencia en el tiempo y en el espacio, estoy seguro que de lograrse este deseo y anhelo de muchos, la antigua Escuela de Aviación Militar gozaría de una mayor admiración y un mejor cuidado de sus instalaciones internas y externas, así como el maquillaje que toda anciana requiere para verse mas joven y rozagante. LA FORTUNA AYUDA A LOS AUDACES…

"La vida solo puede ser comprendida mirando para atrás;

Mas solo puede ser vivida mirando para adelante"

Tercera entrega

Sentimientos hacia nuestra Escuela de Aviación Militar

De igual forma como una persona llega a querer a un semejante, algún animal o mascota, de esa misma forma se van tejiendo lazos con algo material, que a la larga llegan a ser parte importante en la vida de la persona querendona, mas si ese ser, esa mascota o ese elemento material, han marcado la vida de ese actor o protagonista, y cuando menciono la palabra marcar lo hago como una marca de pensamiento y recuerdos, algunos llenos de alegría y otros de tristezas, pero en si, es algo del cual es imposible desligarse; existen posturas de indeferencia ante estas eventualidades que surgen en algún momento cuando el baúl de los recuerdos abre o levanta su tapa y ahí encontramos lo que hemos vivido a lo largo de nuestros años y el transcurrir de la vida de esas personas; ahí es cuando nos damos cuenta de lo importante que ha sido ese factor material, en este caso una edificación o casona, me referiré específicamente a esa hermosa y bella edificación en la Avenida Bolívar Norte en la Ciudad Jardín de Maracay, la cual fue fundada el 14 de Febrero de 1936, como sede del Alma Mater de la Aviación Venezolana, la cual operó por espacio de veinticinco años cuando el 3 de Diciembre de 1960, fue cancelada su actuación como Escuela de Aviación Militar, siendo sus dos ultimas hijas, la Promociones Teniente Jesús Manuel Roa Moreno, Teniente, Salomón Vivas Belandria, siendo la Promoción Sargento Piloto Cesar Augusto Pinzon, la encargada de rendirle honores y darle las gracias por haber compartido los sueños de muchos, cerrándole sus puertas para siempre, de ella habían egresado un alto grupo de oficiales que vigorizarían los cuadros de la Fuerza Aérea Venezolana y también de otras Fuerzas Aéreas del Continente americano, en su sede se formaban tanto Oficiales pilotos como Sub-oficiales técnicos impulsando así a la otrora Fuerza Aérea Venezolana, su permanencia por setenta y dos años en esa importante avenida de Maracay, la ha convertido en un icono y figura emblemática de la ciudad jardín, allí esta, fuerte y vigorosa como el primer día, una septuagenaria, que se yergue orgullosa al paso de los años, en ella se tejieron los sueños de muchos que hoy día engalanan la situación de retiro, son sus eméritos, que la quieren y veneran, y estoy seguro que cada vez que alguno de nosotros pasamos al frente de ella, rebobinamos la película de lo que fue nuestra estadía en tan noble y hermosa edificación; es una opinión muy personal, pero para mi esa edificación que un día fue la Escuela de Aviación Militar es para Maracay lo que es el Coliseo para la ciudad de Roma, sería mas que lamentable y mas aun doloroso, que alguien con mente destructiva y suficiente poder monetario, ofreciera comprarla para posteriormente matar esa figura emblemática y darle paso a un centro comercial o un gigantesco estacionamiento, podríamos decir que sería una puñalada en el corazón para todos aquellos que permanecimos entre sus cuatro paredes para formarnos como oficiales y Sub-oficiales de la aviación militar, menciono esto porque ha sucedido en múltiples ocasiones, se alzan voces de muchos de sus hijos, que sería muy saludable para este icono, en épocas anteriores nuestra escuela, cuna de sueños realizados y también truncados, fuese transferida al actual Museo Aeronáutico, como una protección a su permanencia en el tiempo y en el espacio, estoy seguro que de lograrse este deseo y anhelo de muchos, la antigua Escuela de Aviación Militar gozaría de una mayor admiración y un mejor cuidado de sus instalaciones internas y externas, así como el maquillaje que toda anciana requiere para verse mas joven y rozagante. LA FORTUNA AYUDA A LOS AUDACES…

"hice un acuerdo de coexistencia pacifico con el tiempo:

Ni el me persigue ni yo huyo de el, un día nos encontraremos"

Cuarta entrega

Escuela de Aviación Militar

Existe un dicho popular que dice "recordar es vivir" en ésta oportunidad me voy a remontar sesenta y dos años atrás, y traer al presente pinceladas de la vieja y vetusta edificación, que por espacio de veinte y cinco años alojó entre sus cuatro paredes, grupos de muchachos que venían de todos los puntos cardinales de Venezuela y allende nuestra patria, para sentar plaza como cadetes y hacerse futuros Oficiales y sub.-oficiales, de la Fuerza Aérea Venezolana, tal vez a muchos les extrañara que aquí menciono a los sub.-oficiales, pero fue así, porque aquellos que ingresaban a la Institución, lo hacían con la intención de hacerse pilotos y si eran descartados de vuelo, por una u otra razón, eran dado de baja del instituto o se graduaban como sub.-oficiales, no puedo olvidar el primer contacto que tuve con nuestra otrora Escuela de Aviación Militar, me presente para tratar de ingresar a tan noble escuela y muy bien recuerdo, las escalinatas que iban al primer piso, cubiertas las mismas con una alfombra vino tinto, las dos columnatas al comienzo de las escalinatas, adornadas por dos hélice de cuatro palas cada una, no dejaba de ser impresionante, ver aquel bello monumento que nos decía, "esta es la Escuela de Aviación Militar, donde se forman los pilotos militares defensores del espacio aéreo", se sentía un recogimiento y un respeto hacia esos símbolos, me di cuenta que estaba en el vientre de una madre de cemento, que paria sus hijos y también los veía morir en cumplimiento de una misión, al atravesar su umbral, a la derecha estaba la biblioteca y a la izquierda un pasillo que daba a unas habitaciones para oficiales, mas adelante la puerta este del casino para oficiales, al frente de las escalinatas del lado izquierdo, el casino de los cadetes, mas que una cámara de tortura para los nuevos cadetes, allí bailábamos entre cadetes, nos daban lecciones para declararnos a una dama, hoy día no se estila, solo basta que el chamo sepa hablar y pueda decir, quiero empate; nos culturizábamos con la música de la época, en el interior del casino, al entrar por la puerta este, a la derecha el recibo de los alfereces y los brigadieres, el equipo de sonido o mejor dicho con un pick up de agujita, Rolando la Serie, Los Panchos, Los Churumbeles de España, Toña la Negra, Carmen Delia Dipini, eran las cantantes y los cantantes con sus melodías para animar el lugar, saliendo por la puerta oeste, a su derecha, una mesa de billar y en el centro del casino un piano, que nadie lo tocaba solo un Teniente que llegaba en una moto y el Cadete de segundo año Rodríguez Briceño, en el primer piso la Dirección y la sub.-dirección y el Comando de la Compañía de cadetes, al lado de las aulas este, el Departamento de Instrucción que controlaba todas las actividades académicas del cadete, al frente de las escalinatas a la derecha, se encontraba el parque de armamento y el depósito de prendas militares y de deporte, al frente se erguía el patio de ejercicios y a la derecha el Patio de Honor, con las siglas que identificaban la escuela EAM. Al frente del patio de honor el dormitorio numero uno dominio del Brigadier Mayor Pablo Simón Carcamo Ravello, al fondo hacia la izquierda los baños, de igual forma había una escalera que conducía a las aulas y la terraza izquierda, en un mini rincón debajo de la escalera el sitio ideal para colocar la música y su disk jockey, sitio ideal para fumar escondido, al lado del Patio de Honor, el comedor de oficiales y el de los cadetes, al fondo de los comedores la cocina y saliendo a la izquierda el estanque de agua, guarida de las avispas mata caballo, y mas adelante la cancha de Basket Ball y Voleibol, hacia el oeste, saliendo del casino, una hielera de matas de almendrones, a continuación el casino de oficiales y el dormitorio numero dos, dominio del Primer Brigadier Hipólito Antonio Otamendi Terán, diagonal al dormitorio, la enfermería y los calabozos para los faltones, ya al final del patio de ejercicios el escudo de tierra y la lavandería donde los sábados recibíamos la ropa o estas iba a engrosar el escaparate de algún cadete mas antiguo, al norte de la Escuela un avión destartalado Thunderbolt P-47, ideal para echar el carro y disfrutar del consabido chicote al igual que un Douglas C-47 en las mismas condiciones del anterior, al frente la pista de taxeo y la pista de despegue, hacia el oeste la torre de control y operaciones de vuelo, con todos los T-6 perfectamente alineados en espera de sus futuros pilotos, era una edificación pequeña que tenia la oficina del jefe de instrucción Capitán Edgardo Jelambi Terán, una sala de equipos de vuelo y al frente un pequeño corredor con dos columnas cubiertas con plantillas y cada plantilla con el nombre de algún piloto o alumno que paso por sus manos. Algo característico en la ciudad Jardín, Maracay es que a partir de las cinco de la mañana el ruido de los aviones T-6 despertaban a los maracayeros con el llamado punto fijo, no el pacto, sino el calentamiento de los aviones para detectarle alguna falla, era prácticamente la diana de los habitantes de esa otrora ciudad jardín, retrocediendo al este, el campo de fútbol, hoy parque Aragua, y el campo de béisbol, el hoy llamado Barrios las Flores, era el carnero o sea el basurero de los aviones destrozados por accidentes o fuera de vuelo por obsolescencia, era el camino fijo y seguro a Madre vieja, y a la colina hillman, las pistas de despegue 31 y la 13, así estaba conformada la Escuela de Aviación Militar, edificación e institución emblemática de la Ciudad Jardín, hoy día, todavía se yergue orgullosa en la Avenida Bolívar, se distrae viendo a los hijos que ella parió, cuando pasan y con un saludo reverencial le reconocen sus méritos cosechado en setenta y dos años, esa escuela que fue un testigo mudo de nuestras lagrimas, rabietas, alegrías y una que otra tristeza, hoy día se encuentra bastante abandonada, ya los jardines frontales que una vez fueron muy bien mantenidos, hoy son un poco de monte recortado simulando grama, la pintura deteriorada producto de la indiferencia de los que tiene el poder para conservar dicha instalación. Bien, he vivido esos momentos, y puedo aseverar que recordar es vivir…LA FORTUNA AYUDA A LOS AUDACES.

"…De todos los medios que conducen

Al éxito, los más seguros son la perseverancia

y el trabajo…"

Moliere

Quinta entrega

Promoción Teniente (Av.) (F) Jesús Manuel Roa Moreno

1955-1959

Maracay La ciudad Jardín de Venezuela, cuna de la Aviación militar y civil venezolana, con su clima calido y sus sitios emblemáticos que la hacen sin lugar a dudas, una ciudad inigualable, con sus habitantes, conformados por gente venidas de los cuatro puntos cardinales, formando una sociedad heterogénea, andinos, orientales, llaneros, guayaneses, extranjeros y centrales que no son maracayeros, hicieron de ella su patria chica, en dicha ciudad, específicamente la Avenida Bolívar Norte, operaba la Escuela de Aviación Militar, y que a las cinco de la mañana tocaba la diana mañanera para que los habitantes de nuestra ciudad jardín se despertara al ritmo de los motores de los aviones T-6 durante el primer encendido de la mañana, a fin de que los pichones de pilotos, aprovecharan las bondades del cielo maracayero para iniciar su entrenamiento aéreo y de eso disfrutó la promoción Roa Moreno; la edificación que alojo la formación de pilotos y técnicos por espacio de veinte y cinco años, hoy día da alojamiento el Liceo Militar Libertador, esa edificación de gruesas y vetusta paredes, sirvió a los cadetes, que mas adelante conformarían la inigualable Promoción Jesús Manuel Roa Moreno, como su casa de formación militar aérea, entre esas cuatro paredes, se fue formando desde el embrión la promoción anteriormente señalada, también ahí se vertieron lagrimas, decepciones alegrías y todos los sentimientos que posee un ser humano, un día 8 de julio de 1959, se estaba graduando en el patio de honor de la añeja instalación militar, el grupo de muchachos que habían hecho su ingreso el 28 de Septiembre de 1955, recibiendo el símbolo de mando y las estrellas de Sub-teniente de manos del ciudadano extinto, Don Rómulo Betancourt, Presidente de la Republica, fueron cuatro años de férrea disciplina militar, moldeando esa materia prima virgen, que lo conformaban los imberbes jóvenes venidos de los cuatro puntos cardinales, de la Venezuela rural, para mas adelante entregar un producto completamente acabado y pulido, sin las aristas que traían desde su origen, el propósito, fortalecer la novel Fuerza Aérea, con solo treinta nueve años de existencia, le tocó a la novel Promoción cubrir plazas vacantes en todas las unidades Aéreas, que conformaban la Aviación militar venezolana, a partir de ese momento empezaron a dejar de estar acéfalas, y con los nuevos integrantes se le inyectaba nueva sangre y modelos de otras Fuerzas Aéreas mas adelantada que la nuestra; con la llegada de un lote de integrantes de la promoción, que venían de diferentes países de hacer un sin fin de cursos, EE.UU., Brasil, Panamá, Inglaterra etc. Así empezó la Aviación militar moderna, un nuevo ciclo de su vida institucional, con el correr del tiempo, empezaron a conformarse las nuevas familias y habitantes de la ciudad Jardín, cuyo impulso en parte se le debe a la Promoción Tte. (Av.) (f) Jesús Manuel Roa Moreno.

La Fuerza Aérea de los años sesenta, tenía mucho que aprender para poder alcanzar la excelencia, y fue la Promoción Roa Moreno que le aportó en su momento parte de ese gran impulso para que fuera poco a poco, buscando la excelencia y que estuviera a la par de las mejores Fuerza Aéreas del Continente, la Promoción Roa Moreno, tuvo su alta cuota de participación, o sea abriría las puertas de una Aviación militar modernas, a las otras promociones que mas adelantes egresarían de la Escuela de Aviación Militar; con la llegada de la promoción a las diferentes unidades aéreas, se fueron formando los pilotos que faltaban en la unidades de vuelo, y muchos Comandos de Escuadrones que eran comandados por personal que no tenían el grado ni la preparación para fungir como comandantes, fueron desplazados por oficiales formados en un instituto militar, empezaron actuar bajo los patrones de la Gerencia Militar, afloraba un nuevo liderazgo con la presencia de la Roa Moreno.

Durante la década de los años sesenta, específicamente el llamado periodo de la rebelión, con la aparición de nuevos grupos militares en el país, llamados guerrilleros, tanto en las montañas como en las ciudades, la Roa Moreno, tuvo una alta cuota de participación inherentes a su actividad aérea y poniendo en practica, lo que el Juramento de fidelidad nos indicaba en el momento después del Toque de Oración, "Defender las Instituciones hasta perder la vida" y en muchas oportunidades sucedió, para eso fuimos formados, muchos integrantes de la promoción tuvieron una participación muy activa en el combate contra las guerrillas, muchos despegaron de sus bases aéreas y jamás volvieron, era parte de la cuota de sacrificio que dejaba en el cumplimiento de su deber.

Debido a la efervescencia de la juventud, ya muchos miembros de la promoción, habían conformado un hogar, o sea que los tiempos de farra quedaba en el recuerdo y muchas veces en el olvido, sin abandonar los principios, valores militares y morales que nos habían internalizado, durante la formación profesional, en nuestra Alma Mater, Escuela de Aviación Militar, valores que nos han servido para ser mejores ciudadanos y siempre tener presente ese semáforo de los valores morales, a fin de que ningún integrante de la promoción, ignore la luz roja del semáforo moral que nos indica cuando debemos detenernos y no violentar lo establecido, éste fue parte del legado que nos establecieron nuestros instructores militares, siempre había el momento oportuno, para mirar el futuro de lo que íbamos a ser en la Venezuela y aviación moderna, me atrevo asegurar que así ha sido, fueron visionarios nuestros comandantes e instructores, la Promoción Tte. (Av.) (f) Jesús Manuel Roa Moreno, supo inteligentemente interpretar lo que se esperaba de nosotros y me atrevo asegurar sin temor a equivocaciones, que así ha sido y se cumplió como se esperaba.

Se trato en lo posible de continuar en otros hombres el legado con el cual fuimos formados, una gran cantidad de Oficiales destacados en funciones de pilotaje, fueron en su mayoría formados por muchos oficiales de la promoción Roa Moreno; en los cientos ochenta y nueve años desde su creación, ha tenido el privilegio de ser la promoción mas numerosa egresada de la Escuela de Aviación Militar, ciento diez y siete oficiales, por desgracia y dolor para los integrantes de la promoción, sufrimos la perdida de tres compañeros siendo Alfereces, dos el año 1958 y uno el año 1959 a escasos siete días de la graduación, lo consideramos y entendimos, que era la cuota de sacrificio que nuestra Alma Mater, nos exigía; a lo largo de estos cincuenta años, medio siglo, que estamos cumpliendo este año de 2009 y prestos a celebrar, se han quedado en el camino casi la mitad de los pertenecientes a la promoción, pero nunca se olvidaran y aunque no estén presentes en materia, estarán presente en el recuerdo con sus descendientes, hijos, esposas, y nietos, para nosotros no se han ido, ellos también disfrutaran de nuestra celebración en compañía del resto de sus compañeros.

la Promoción Roa Moreno, egresada de la Escuela de Aviación Militar, hizo o escribió historia, dentro de la Institución que nos vio llegar de muchachos, nos vio como personas adultas y nuestras actuaciones y luego nos vio cuando un día cualquiera, por imperativos legales, tuvimos que decirle, hasta luego a las armas, sin embargo, aun eméritos hemos dado mucho a la formación de los nuevos y futuros oficiales de la Aviación militar venezolana.

Desde el punto de vista personal, creo que en el presente articulo, se ha efectuado una radiografía completa de la promoción Roa Moreno, ¿Qué nos queda? Dar solo las gracias y manifestar de una forma sincera, en primer lugar al gran poder de Dios, quien todo lo sabe y todo lo ve, que nos dio la fuerza suficiente para salir airoso de este compromiso con nuestros familiares y la sociedad venezolana, a todas aquellas personas, civiles y militares, indiferentemente del cargo y status que los adornan que nos impulsaron a alcanzar y lograr las metas trazadas, nuestro mas sincero agradecimiento, por que estoy seguro, que sin esas ayudas y motivaciones que en cualquier momento se hicieron presente, no hubiéramos podido alcanzar las preseas y alas doradas que identifican a un oficial de la Fuerza Aérea Venezolana y menos haber sido un oficial integrante de la inigualable Promoción Tte. (Av.) (f) Jesús Manuel Roa Moreno, nombre del cual, los integrantes de la promoción nos sentimos orgullosos de nuestro epónimo.

Todos estas memorias, archivémoslas en el baúl de los recuerdos, tal vez algún día sean necesario desempolvarlas por algún integrante de las generaciones futuras y servirán para trazar un horizonte mejor, el ejemplo lo dimos……LA FORTUNA AYUDA A LOS AUDACES

"Hemos aprendido a volar como los pájaros

y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido

el sencillo arte de vivir juntos como hermanos"

Sexta entrega.

Un vuelo virtual

Aviadores unidos juremos, en las notas del himno sonoro, que luchando hasta el fin moriremos, en resguardo del patio decoro…esas eran las primeras estrofas del himno de la Escuela de Aviación Militar, el cual, junto al fusil, el casco de acero y el uniforme de campaña, eran nuestros inseparables compañeros, el canto institucional nos acompañaba a todas partes, en formación, en marchas y en otras actividades durante el desarrollo de cualquier tarea militar, su letra y su contenido llenaba y fortalecía nuestra vocación militar, nos insuflaba y acrecentaba el espíritu de cuerpo, cuando no lo cantábamos a viva voz, lo vocalizábamos mentalmente o lo tarareábamos, pero siempre estaba con nosotros y nunca nos abandonaba, aun de paseo en las principales calles de la otrora Ciudad Jardín de Maracay; y es precisamente nuestra base de partida. Efectuando un aterrizaje en la ciudad Jardín de Maracay, que nos acogió como sus hijos, es motivo de satisfacción hacer un breve recorrido por sus sitios emblemáticos, que eran lugares obligatorio para los cadetes de la época y que dejaron en nuestras mentes material suficiente para guardarlos en el baúl de los recuerdos, me preparo para a iniciar un vuelo virtual y efectuar el despegue desde la Escuela de Aviación Militar, hacia un rumbo desconocido, con 2200 rpm, full potencia ya estamos en el aire, porque en el camino se orienta la nariz del avión que nos llevará donde decidiéramos dirigirnos, la Avenida Bolívar, sorteando los cúmulos nimbos y las tormentas eléctricas que se generaban, cuando pasábamos a gran altura por el frente del Cuartel Bolívar, siempre buscando el sitio donde estaba el enemigo acechándonos y que por no cumplir con la cortesía militar del saludo, la misión nuestra se podía ver abortada, teníamos que regresar de donde despegamos, una vez vencido ese primer escollo o mal tiempo, otro nubarrón con igual mal tiempo, se avecinaba con la misma peligrosidad del primero, El Cuartel Sucre, casa de los paracaidistas, al vencerlo, nos íbamos a encontrar con otro escollo, menos peligroso, pero obstáculos al fin, nada mas ni nada menos que la sede del Comando de la Guarnición en la misma Avenida Bolívar, y el Cuartel de la Policía Militar, los patas blanca, al frente de la Plaza Girardot, pequeños cirros y cúmulos, pero no dejaban de representar cierto peligro a nuestro vuelo virtual, una vez vencidos éstos obstáculos, nos encontrábamos con una bandada de pájaros que invadían las inmediaciones de la plaza con sus añejas cámara fotográficas, a fin de dejar un recuerdo grabado en una fotografía blanco y negro, el panorama se aclaraba con un cielo claro e infinito, empezábamos a descender con la nariz de nuestro avión, apuntando a la laguna seca con sede en la Calle Miranda, una vez en tierra y para saciar nuestra sed, una cuba libre bien fría, ¿y por que no? Una chicha del Sr. Pacheco; mientras algunos estábamos disfrutando de estas sabrosas bebidas, otros estaban ingeniándoselas con el Señor Antonio Venero, para irse a Caracas volaos y ajustando los precios de los pasajes, otros, con los Señores Julio Méndez, Belisario y Luís Rojas, en la línea de camionetas de pasajeros, Primero de Mayo diagonal a la plaza Girardot al lado del Bar El Tuqueque, para irse a valencia, penetrar y tratar de salir airosos en los cúmulos nimbos que en su vuelo, conseguirían en Tapatapa, y San Jacinto, con las guardias en las alcabalas y los permanentes y obstinados policías militares en dichas zonas; unos mas osados, se orientaban hacia El Castaño, zona roja para la época, y así, era la dinámica de los Cadetes; una vez cumplida la misión en la laguna seca, despegábamos con tiempo claro hacia otro destino, en esta oportunidad rumbo a el Bar Princesa, allí aterrizábamos y se continuaba con la misión primigenia, disfrutar nuestro vuelo sabatino, posteriormente, nos esperaba una nueva base, El Biergarten, sitio de disfrute de muchos oficiales, particularmente aviadores, los cuales nos daban cobertura aérea, ante un talibán del ejercito u otra fuerza; ya caída la tarde, nos esperaba otra base como era la Heladería América ¡….zamuro comiendo alpiste…! después de sendas cuba libres, una merengada o un buen helado de chocolate, se iniciaba el vuelo por todas las urbanizaciones de Maracay, solo una para la época, Calicanto, en búsqueda de algún cumpleaños o una reunioncita familiar, llamado picoteo, para que nos invitaran, era una fija la invitación si era sábado, y se andaba de azul, pero no así cuando el uniforme que portábamos era el blanco, razones de sobra, el azul indicaba pernocta, el blanco un aterrizaje obligado en la Escuela a las once de la noche, ya entrada la noche, si conseguíamos alguna amiga, en nuestro vuelo, nos íbamos al cine, particularmente al Teatro Roxí, famoso en todo el centro del país, y en Maracay, una sala de cine de mucha clase, donde las mejores familias de la ciudad, asistían a ver las funciones, los jóvenes de la época asistíamos a matinée y vespertina, era nuestra única diversión, ya que no se podía salir del perímetro de la ciudad. Una vez cumplida nuestra misión, nos preparábamos a despegar rumbo a nuestra Escuela, pero antes de llegar aterrizábamos en el Bar Princesa, para el consabido sanduchito y una bebida gaseosa, algunas veces, si el bolsillo lo permitía, una merengada de chocolate o mantecado al exorbitante precio de tres reales, siendo todo lo consumido, dos bolívares cincuenta, iniciábamos de nuevo el despegue, en el aire, avizorando nuestra pista de aterrizaje, cortábamos motor, pero antes, hacíamos un chequeo minucioso para lograr un aterrizaje exitoso y sin contratiempo, sacábamos el tren de aterrizaje, los flaps y efectuábamos un planeo de 100 MPH para un suave aterrizaje en las instalaciones de la Escuela, algunos en muchas oportunidades se estrellaron al efectuar el aterrizaje en el instituto, debido a una excesiva ingesta de combustible alcoholizado. Así, eran nuestras salidas en aquella Escuela de Aviación Militar, los domingos en la mañana y en la tarde, se izaba y arreaba la Bandera Nacional, con un corto desfiles ante la enseña patria, por supuesto que lo integraban los cadetes que cumplían un arresto y aquellos que se habían quedado en la Escuela por propia convicción, era un bonito y llamativo espectáculo, venían personas de las ciudades y los pueblos aledaños a ver desfilar los cadetes de la aviación, tal como lo decían, muchas jovencitas se apersonaban a las inmediaciones de la escuela, con la intención de llamar la atención y ver si lograban la amistad o noviazgo con un cadete, y sucedió, de esa presencia de estas damitas, salieron muchas abuelitas, que hoy día recuerdan entre suspiro y suspiro, y con un álbum de fotos blanco y negro, ya amarillas por el tiempo transcurrido, contándole a sus nietos, el día que ella fue a presenciar el desfile y se encontró con la flecha de Cupido, lanzada por un Cadete de la Escuela de Aviación Militar, que es tu abuelo, Cipriano. Maracay, bella y altiva, vivía para los cadetes, y los Cadetes vivían para Maracay, eran parte importante para la ciudad, pero todo pasa y los recuerdos quedan, y estos son recuerdo imborrables que las arenas movedizas de la memoria añeja, no han podido tragarse, que solo estos recuerdos, desaparecerán de mi mente, al pasar a otra dimensión…LA FORTUNA AYUDA A LOS AUDACES…

 

 

Autor:

Coronel (Av) Juan Enrique Laurentin Rojas

Partes: 1, 2
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