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Dile adiós, pero nunca olvides


    "La era está pariendo un corazón, no puede más se muere de dolor y hay que acudir corriendo pues se cae el porvenir."

    Así reza una de las tantas canciones de protesta que entonaba Silvio Rodríguez en aquel memorable evento cultural, Los Siete Días Con El Pueblo, cuando en el crisol de la década de los setenta se mezclaba la esperanza de una generación con la represión de un régimen fascista que ahogaba sus libertades y que acribilló sus ilusiones.

    La generación de los sueños, de los anhelos, de las utopías sociales y de los hombres de libertad. Aquella generación de la que hoy solo quedan los recuerdos, las utopías resquebrajadas, y las heridas incurables que sangran cada día.

    Era la generación luchadora y amante de la libertad, la que se suponía era la reivindícadora de los tantos siglos de desafueros que han magullado las entrañas de América. Aquella América sufrida que nos describe Heredia y nos canta Mercedes Sosa en su Taki Ongoi, era el continente que esta generación del sueño tenía que hacer resucitar con polvo del Arauco, piedras del Azteca y la sangre del esclavo.

    Todo estaba listo. Playa Girón había dado ejemplo de que ahora si la historia tendría que contar con los pobres de América, y que esa ola de estremecido rencor ya no pararía más y que su marcha de gigantes conquistaría la verdadera independencia..

    Y que esta masa estaba entrando definitivamente en su propia historia. Así lo afirmaba en la Habana el comandante de la Revolución de Cuba hacia el 1962.

    Todo estaba listo para que de una vez por todas las utopías sociales de reivindicación de los explotados pudiesen hacerse realidades. Ya había un gran cimiento, pues la historia de América, desde que hace 500 años se inicio el vilipendio está escrita con la sangre de quienes se revelaron contra sus verdugos; este era el momento de recordarlos.

    Desde Enriquillo hasta la determinación Coauhtemoc. Desde la revelación de Caupuliacan por las injusticias en el Arauco, tantas veces sufrido por el fascismo, hasta la rebelión de Tupac Amaru en el Imperio del Sol, daban ejemplo de la lucha por la libertad.

    Ya el modelo para esta generación de valientes estaba escrito con la sangre de los esclavos que se sublevaron mil veces contra la explotación de sus verdugos, en los quilombos, los palenques y los Manieles, porque son muchos los nombres de los negros que como Lemba y Diego de Ocampo empuñaron la antorcha de la libertad que hubo de encender Espartaco hacia el año 74 antes de cristo.

    Ulteriormente el patrón aguerrido de lucha por la libertad se dibujó con las proezas de Simón Bolívar, Juan Pablo Duarte, Tousaint Louverture, Sucre, San Martín, Hidalgo, y Tiradentes.

    Pero es nuestro siglo XX, colmado con las mismas injusticias que obliga a que se reinicien las epopeyas por las utopías y por la justicia.

    En el Imperio Azteca, resurge la revolución, Zapata, Carranza y el legendario Pancho Villa inician el alzamiento que extirpa las fuerzas explotadoras.

    Muy cerca, en las tierras Mayas, ante el intervensionismo que ejercía el Imperio del Mal en toda América y ante el mismo escarnio que sufrían los excluidos, se revela otro gran hombre, su nombre Sandino, su ejemplo la lucha por la justicia.

    Era larga la historia y fuerte el paradigma para que nuestra Generación Del Sueño deseara romper las cadenas del tirano y consumar las utopías ancestrales de justicia. Además quedaba el ejemplo del joven guerrillero americano, el más digno de todos los modelos, el más grande de los cánones de anhelo de justicia y dignidad. Aunque talvez hubiera caído en la Quebrada del Yuro, su ejemplo de vida abnegada, entregada a la libertad y la justicia, eran y son como grandes faros de esperanza e inspiración para la lucha, la resistencia y la revolución.

    Por esa fecha también ocurría otro fenómeno importante, que fuera posible motivara ese "boom". El imperio del mal borraba el surco de los arrozales y extinguía la vida de los inocentes en indochina con el terrible NAPALM. Es posible que la resistencia ante esta injusticia, acompañada con la injerencia en los países latinoamericanos hubo también de motivar en sus juventudes, esa reacción revolucionaria contra el fascismo y el totalitarismo de la guerra fria.

    Los setentas eran momentos difíciles, pero tenían algo, muchas esperanzas. La Generación del Sueño, que se estaba gestando desde que cayeron las dictaduras americanas a mediados del siglo, estaba decidida a consumar sus utopías y anhelos. Ahora más que nunca América tenia esperanzas de justicia, porque esta generación tenía en sus manos desarrollar la ansiada revolución que nos salvaría a todos del mal.

    Si talvez eso hubiese sido así la historia fuera otra. Talvez la justicia fuera realidad y nuestro racimo americano de repúblicas azules no viviera en este oprobio y las casas de cartón en que viven muchos de los niños huérfanos de la madrugada fueran casas de sueños, solo de eso: sueños infantiles.

    Pero nada fue así. Las huestes imperialistas aliadas a la reacción hicieron retroceder la historia y el negro 11 de septiembre derrocaron al compañero presidente de la esperanza, que se uniría al derrocamiento gorilesco de Arbenz en Guatemala, pero esta vez sumieron al pueblo chileno en la más cruel dictadura fascista de su historia, la historia les juzgara, pero sus heridas no curarán hasta que sus culpables verdaderos: Kissinger y Pinochet, los traidores, paguen su culpa.

    Esa era la segunda gran muestra de que los pueblos no tenían derecho a soñar y que la reacción y el Imperio del Mal no permitirían la reivindicación de los marginados. Pero la primera gran estocada a la lucha por la justicia fue en una pequeña media isla, cuando un pueblo cansado del atropello se reveló y en 1965, intentó hacer la revolución contra una clase que lo desconocía. Pero nueva vez la reacción no se hizo esperar, como nos canta Neruda, citaré:

    "Cuarenta y cinco mil hijos de puta/ bajaron con sus armas y sus cuentos/ con ametralladoras y napalm/ con objetivos claros y concretos/ ¡poner en libertad a los ladrones/ y a los demás hay que meterlos presos!"

    No es muy difícil imaginar el desgarro de toda aquella generación que vio como los opresores asfixiaban sus anhelos de justicia.

    "Después no quiero mas que paz/ un nido. De constructiva paz en cada palma/ y quizás a propósito del alma/ un enjambre de besos y el olvido.

    Así termina Mir su poema mas reconocido, pero así también acaba nuestra Generación Del Sueño fracasando en sus aprestos revolucionarios, y de sus ruinas surgió otra generación, una desconfiada, una a los que algunos han llamado la generación perdida, cuando de los restos de los hippies surgieron los rockeros y los punketos.

    La generación que no soñó, y que es consecuencia del fracaso de las utopías de aquella Generación del Sueño. La generación que se inició tal vez cuando los sandinistas derrocaban a Somoza, era destronado el Sha de Persia, y los rusos invadían Afganistán; y que es la misma generación que ve caer la dictadura Argentina, que sangra en Sabra y Shatila el genocidio. La misma generación que ve como se desmoronaba el sueño socialista en Granada, sofocado por los mismos gorilas, con otros nombres, que escarnecieron nuestra soberanía casi 20 años atrás. La misma que ve destruirse Chernobyl, así como presencia el descalabro del bloque socialista y ve destruir el sueño leninista con la perestroica. La misma generación en la que con el Muro de Berlín ve desplomarse el marxismo y ve con ojos de muerto la masacre de Tianamen donde el rojo comunista se funde con la sangre de los estudiantes.

    La generación indiferente, a la que Xo y Yep pertenecen, es consecuencia directa de la destrucción de las utopías de la Generación Del Sueño, pero nos preguntaremos ¿cuáles son las causas por la que esta generación de hombres soñadores no pudo consumar sus deseos?

    Especularíamos un poco d esta manera.

    Es imposible que el "boom" de la izquierda de esta generación haya sido una cosa efímera, una moda a la que simplemente debemos olvidar y echar al baúl de los recuerdos como los mismos pantalones campanas y los afros que la caracterizaban.

    No. No creo que sea simple generación espontánea.

    ¡Libertad o Muerte!, Frase que simboliza la lucha de la gloriosa Revolución Cubana, inspiradora de tanta lucha, es sólo eso una frase que ha perdido valor con el tiempo, tanto por la reacción y sus traidores, como por sus adversarios. Pero su peor verdugo estuvo dentro de la isla: fue la falta de libertad justificada como política anti-reaccionaria que ha hecho de la Revolución un pretexto para la acción liberticida, un pretexto falaz para implantar un socialismo de Estado que se confunde con las dictaduras fascistas o totalitarias que tanto ha de combatir una revolución.

    La otra cara fue Rusia, el sueño de unidad leninista, que amparado en los conceptos marxistas hubo de sembrar la esperanza de Europa, hubo de crear las condiciones para que tras el comunismo naciera el imperialismo y después un totalitarismo asolador que destruyó la libertad, pues se veía caer un manto de opresión sobre los pueblos vecinos a los rusos, Afganistán, los pueblos de Europa del Este, y hasta hoy en pleno siglo XXI los chechenos sufren el ultraje de los tártaros que una vez quisieron ser justos comunistas.

    Estas decepciones mostraron que no sólo los yanquis eran imperialistas y que no se sabía cuál era más malo de los dos imperios, el comunista o el capitalista. Imaginemos la incertidumbre y confusión que sufrió esta generación al descubrir que el cielo no era rojo y que por todo lo que habían luchado era falso. Imaginemos el conflicto sicológico entre los miembros de esta generación al tomar conciencia y al notar la verdadera cara del paraíso ruso.

    A todo esto ha de unirse la gran campaña de difamación que dirigió el bloque capitalista controlando los medios de comunicación y fomentando la intolerancia y el totalitarismo. Hemos de recordar las cruzadas de represión y exterminio de los jóvenes desarrolladas en nuestro país. Los que no murieron, fueron corrompidos por el gobierno y sus secuaces, y los demás quedaron traumatizados o confundidos por la intolerancia cruel de aquellos momentos.

    Pero aquello es todo historia, tiempos olvidados, sepultados por el abismo de la inclemencia, y que hoy se erigen como recuerdos de una nostalgia y de un tiempo perdido.

    Pero hoy más que nunca las mismas injusticias que hicieron forjar utopías a los hombres de nuestra Generación Del Sueño, se encarnan cada vez más en las entrañas del pueblo del mundo. Con una agravante, claro, hoy esas injusticias que hacen desangrar el mundo, no solo la sufren los explotados, si no que se refleja de una manera abominable, en terrorismo, violencia, confusión etc, contra los explotadores.

    Hoy en que a nuestros ojos se yerguen una miríada de amenazas a la estabilidad, a la paz y a la vida no podemos hablar de desarrollo de la humanidad pues como dijera Einstein hace medio siglo:

    La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices.

    "Dile Adiós a la Época" nos recuerda la lucha de los hombres del sueño, que temblaban ante las injusticias que hoy vivimos, y que ellos vivieron en su época; pero a mí que pertenezco a esta generación me recuerda que todavía hay esperanza de reencauzar los destinos de América para alcanzar la justicia que debe reinar.

    Ahora que tenemos una generación fuerte, surgida de entre las cenizas de la historia, de entre el colapso de sistemas económicos, y que se enfrenta a una globalización capitalista de exclusión; es ahora más que nunca que hay que desempolvar los fusiles y los discos de Mercedes Sosa y volver a cantar hermano dame tu mano, empuñar fuertemente otra vez la antorcha encendida de la revolución.

    Ahora las juventudes del mundo deben resucitar. Esta generación, que no es una generación "X", sino que es una generación colmada de habilidades y anhelos, es nuestro aliento, es nuestra única esperanza que estos jóvenes de hoy resuciten del letargo de inconciencia en que se encuentran. Que despierten del sueño embrutecedor porque es la única esperanza de que el proyecto societal permanezca.

    Hoy cuando un solo imperio y una sola idea dirigen arbitrariamente los destinos de la humanidad, y sus ejércitos de gorilas cometen las más crueles imposiciones y están prestos a aniquilar cualquier voz disidente como por los años de Vietnam y Santo Domingo.

    Ahora en que creemos que la "Generación del Sueño" a la que perteneció Quiterio, pero no la sintió y a la que perteneció Chago y se entregó, y de la que creemos que fracasó es ahora debemos resistir. Esta generación que luchaba por un ideal no pereció, no fracasó, y es ésta que debe reencarnar en sus hijos y sus nietos para que sus anhelos y utopías sean consumados.

    " Me gustan los estudiantes./porque son la levadura /del pan que saldrá del horno /con toda su sabrosura./Para la boca del pobre/ que come con amargura. "

    Somos los jóvenes estudiantes de todo el mundo los que tenemos en nuestros hombros la responsabilidad de consumar los deseos de libertad, justicia y fraternidad que colmaban los corazones de esa "Generación del Sueño". Somos nosotros, ahora los que tenemos que luchar juntos, contra la opresión del fascismo y los liberticidas y explotadores que con otros nombres destruyen la felicidad de nuestro mundo, arrancándole a los marginados y a los no marginados el deseo de vivir en un mundo mejor.

    Ahora somos nosotros, los millones de jóvenes de buena voluntad alrededor del mundo que reencarnaremos, con la ayuda del cielo, en la nueva lucha y resistencia contra los enemigos del pueblo, los que una vez ahogaron las esperanzas de la generación pasada, que ya son los soldados caídos que tenemos que fieramente vengar.

    Ahora, unidos los jóvenes del mundo, sin banderas, sin las crueles fronteras, sin razas, ni religiones, abordaremos el nuevo "Granma" hacia la liberación, el nuevo "Granma" que nos conducirá hacia nuevas luchas, ya no en las alturas de la Sierra Maestra, sino en los corazones y en las mentes, y en nuevos campos de batallas del continente.

    Ahora en que América da signos de renacimiento, cuando en las selvas mexicanas se alzan grandes hombres contra la opresión de los dueños de América; Un fenómeno que augura un porvenir mejor para nuestros hijos, que aunque tendrá la resistencia de los asesinos del pueblo, triunfará. Un porvenir que se visualiza en nuestra golpeada nación, cuando los traidores y carroñeros que hoy dirigen el estado sean arrancados de éste por el pueblo enardecido de tanto sufrir el suplicio de su exclusión.

    Ante tal situación si debemos alzar nuestra voz al viento porque ahora síi "América esta esperando, y el siglo se vuelve azul", porque es momento de alzarnos los jóvenes de este mundo. Las juventudes americanas que aun recuerdan los gloriosos momentos en que decir música, era decir protesta, rebeldía contra el sistema y contra quienes lo dirigen, los asesinos del pueblo.

    Los hombres y las mujeres de esta generación, jóvenes colmados de sueños, debemos hacer resucitar esos anhelos y cumplirlos, ya no como un deseo propio sino como una reivindicación, una deuda con nuestros predecesores.

    Lo importante en este momento es que conozcamos los errores cometidos por la generación anterior, sus deslices y faltas; también la forma de retomar su lucha, pues la causa es la misma y además es justa; y los enemigos están ahí, inmóviles, son los mismos, los que roban la sonrisa de los niños, los que destruyen el planeta, encadenan nuestros hermanos y nos arrancan la felicidad.

    Ahora lo importante es unir fuerzas en la nueva lucha. Unidas, las juventudes, los ejércitos de jóvenes libertarios reclamando justicia, exigiendo los derechos que nos han negado por milenios, y destruyendo las pesadas cadenas de la explotación, la marginación, el racismo, el fascismo, y las injusticias. Como hordas enardecidas recorriendo las ciudades y los campos del continente, blandiendo la bandera de la libertad y con las manos ávidas de victoria, de reconocimiento y de justicia. Una soberbia ola de jóvenes unidos, brazo a brazo, sangre con sangre, alzándose en la tierra por el porvenir. Destruyendo a su paso las fronteras y los sistemas económicos, erradicando la explotación del hombre por el hombre, arrancando todo fascismo, nacionalismo, totalitarismo, imperialismo o neocolonialismo de la faz de la tierra.

    Porque hermanos algo que aprendemos de esta novela es que en muchos no ha muerto ese sentimiento innato, espontáneo de justicia. Pues aunque los asesinos del pueblo han querido borrar su rastro, no han podido hacernos olvidar, porque en nuestras conciencias y en la historia se les recordará para siempre… unios jóvenes del mundo, porque ellos, los asesinos del pueblo, "podrán cortar todas las flores, pero jamás detener la primavera.

    ~~~~~~~ Muchas gracias ~~~~~~

     

    H. Galvan

    Republica Dominicana