Cuadro 2. El Sistema morse
A | o – | N | – o |
B | – o o o | O | – – – |
C | – o – o | P | o – – o |
D | – o o | Q | – – o – |
E | o | R | o – o |
F | o o – o | S | o o o |
G | – – o | T | – |
H | o o o o | U | o o – |
I | o o | V | o o o – |
J | o – – – | W | o – – |
K | – o – | X | – o o |
L | o – o o | Y | – o – – |
M | – – | Z | – – o o |
Sistemas no alfabéticos o signados
Los sistemas de comunicación no alfabéticos no suponen la emisión de los mensajes letra a letra, sino que consisten en la transmisión de una palabra o una idea completa a través de un signo, por lo que suelen suponer una transmisión más rápida de los mensajes que los sistemas alfabéticos. Pueden ser recibidos por la persona sordociega por el canal visual o el táctil.
3.1. Lenguaje de signos naturales
Generalmente es utilizado por las personas sordociegas del Grupo I de población, es decir, que suele ser la primera forma de abordar la comunicación con un niño sordociego congénito. En palabras de Pilar Gómez Viñas: 볥 combinan signos que se relacionan con la funcionalidad del objeto, movimientos del cuerpo que describen la acción deseada, imitación de signos del niño cuya intencionalidad ha sido comprobada y signos convencionales de fácil comprensión apoyados por el contexto en que se producen련Gómez, 2000).
Son signos espontáneos, naturales, que expresan globalmente una necesidad, un deseo, y que solo son comprendidos por las personas más próximas a su entorno.
3.2. Lengua de signos
La lengua de signos 볥 define, como toda lengua, como un sistema de signos convencional, con una estructura y unas reglas de combinación, utilizado por una comunidad (las personas sordas, sus familias y amigos) para comunicarse뮼/font>
Las características más importantes de las lenguas de signos son:
Utilizan el canal visual y gestual, frente a las lenguas orales que utilizan el canal auditivo y oral.
Las manos, los brazos, el tronco y el rostro son los órganos de articulación de esta lengua viso-gestual.
La palabra o unidad mínima con sentido es el signo.
Los signos de las lenguas de signos están articulados; dicha articulación está constituida por 7 parámetros formacionales: 묡 configuración o forma que adoptan las manos, el movimiento que realizan, la orientación que adoptan, el punto de contacto con el cuerpo, el lugar de articulación del signo lingüístico, el plano en el que se coloca el signo y los componentes no manuales, tales como la expresión facial련Confederación Nacional de Sordos de España).
Las personas sordociegas utilizan la misma lengua de signos que la comunidad sorda; ahora bien, puesto que el sentido de la visión en cualquiera de los casos va a encontrarse deteriorado en mayor o menor grado, es evidente que esto provocará una serie de adaptaciones que es pertinente realizar.
Dentro del colectivo de sordociegos, este sistema es utilizado por la mayoría del Grupo II de población, es decir, personas que nacen con una deficiencia auditiva, que se han comunicado a lo largo de su vida a través de la lengua de signos y que, posteriormente, pierden total o parcialmente el sentido de la visión. Normalmente, es más complicada de aprender para personas sordociegas de los Grupos III y IV, puesto que han venido utilizando la lengua oral y se trataría de aprender una nueva lengua, que se define como visual, gestual, espacial, y no fonética y auditiva como la lengua oral. También sería utilizada por muchas de las personas del Grupo I.
A continuación se analizan las adaptaciones más habituales que se realizan en la lengua de signos, dependiendo de las características sensoriales de la persona sordociega.
3.2.1. Lengua de signos en campo visual
Se la denomina también 묥ngua de signos a distancia뮠
Esta forma de comunicación va a ser utilizada por un elevado número de personas sordociegas del Grupo II, que padecen un determinado tipo del síndrome de Usher. Estas personas padecen una deficiencia auditiva que, dependiendo del tipo, puede manifestarse desde el nacimiento o posteriormente. En el primer caso, el sistema de comunicación utilizado mayoritariamente es la lengua de signos. En las personas afectadas por este síndrome, su deficiencia auditiva lleva asociada una enfermedad de la visión denominada retinosis pigmentaria (RP), cuyos principales síntomas son:
Estrechamiento del campo de visión,
ceguera nocturna,
deslumbramientos,
dificultades de adaptación a los cambios de iluminación.
Es obvio que la aparición de estos problemas supone un deterioro de la función visual de la persona y conlleva necesariamente la realización de una serie de adaptaciones que modifican esta forma de comunicación para que sea más fácilmente perceptible por la persona sordociega a través de su canal visual:
La distancia: La persona pierde su visión periférica y conserva la central, lo que supone que, situada a una distancia corta de su interlocutor, le va a ser imposible percibir los signos en toda su amplitud. Interlocutor y persona sordociega tendrán que ubicarse generalmente a una distancia mayor de la habitual, de forma que la persona sordociega pueda abarcar los signos dentro de su campo de visión. La distancia en cada caso dependerá de las necesidades visuales de cada persona.
Signar dentro de su campo de visión: El interlocutor tendrá que signar de una forma no demasiado amplia, de forma que los movimientos de sus manos y brazos no se salgan del campo de visión de la persona sordociega, es decir, debe signar en un espacio más reducido y definido de lo habitual. En general, este espacio va a ser el que está comprendido entre la cabeza, los hombros y la parte superior del tronco del signante, pero puede reducirse sensiblemente, dependiendo de los grados de pérdida de campo que padezca cada persona y de la distancia a la que se ubique. El objetivo es que la persona sordociega pueda captar al mismo tiempo, con su más o menos reducido campo de visión, los signos y la dactilología, junto con la expresión facial del interlocutor y, si es su costumbre, apoyarse en la lectura labial.
Es necesario que la persona que está signando no se mueva demasiado del lugar en el que está ubicada (para atender a una tercera persona, para coger algo, etc.), puesto que si se sale del campo de visión de la persona sordociega supondrá un gran esfuerzo para esta tener que detectarla de nuevo. En caso de haber interrupciones o de que el interlocutor se mueva fuera del campo de visión, es necesario que él mismo ayude a la persona sordociega a localizarle de nuevo: debe acercarse a ella, contactar con su brazo o con su mano para que sepa dónde está y esperar hasta que la persona sordociega vuelva a focalizarle. Entonces el interlocutor podrá retroceder hasta ubicarse a la distancia adecuada, sin perder el contacto visual con el usuario.
El sistema dactilológico, que se utiliza como sistema de apoyo igual que en el caso de las personas sordas, debe realizarse en el mismo espacio en el que se signa, más cerca de la cara y a menor velocidad (v. apartado 2.1.1 de este mismo capítulo).
Velocidad: Al tratarse de una visión deteriorada y reducida, habitualmente el interlocutor tendrá que signar a una velocidad más lenta, para facilitar la percepción de los signos a la persona sordociega, siempre adaptándose a la velocidad y ritmo que necesita cada persona.
Claridad: Igualmente, es necesario signar de forma más clara, realizando con nitidez los parámetros de cada signo (la configuración, el movimiento, la orientación, el punto de contacto con el cuerpo, el lugar de articulación y el plano de realización), es decir, 밲onunciando력l signo con mayor claridad.
Iluminación: Es un aspecto fundamental para poder conseguir una buena comunicación con estas personas, aunque al mismo tiempo es complicado conseguir una iluminación adecuada para cada caso, ya que las personas que padecen retinosis pigmentaria necesitan un elevado e intenso nivel de luz para evitar los problemas de ceguera nocturna, pero de forma que no les deslumbre. Hay que prever, en todo caso, que no les dé de frente.
Hay que tener cuidado con los deslumbramientos producidos por los reflejos o luces directas: el sol que entra por la ventana, los focos directos, los reflejos en superficies claras y brillantes como paredes o mesas, etc., que son muy molestos y, aunque en un principio no se les dé importancia, con el paso del tiempo van a producir mucho más cansancio ocular y a distorsionar la comunicación.
El interlocutor debe quedar siempre bien iluminado. Una posibilidad es que la fuente de luz sobre el interlocutor y el usuario provenga de un lado para que no les moleste, o esté frente al interlocutor, sin deslumbrarle, para que pueda vérsele bien.
En necesario tener en cuenta, siempre que se pueda, el color del fondo detrás del interlocutor, para que no sea deslumbrante o brillante, tratando de que haga contraste con este. En caso de situaciones de interpretación de larga duración, se podría colocar en la pared detrás del intérprete una tela o cartulina de color oscuro, negro o azul, en caso de que ayude a la persona sordociega.
Color de la ropa: La ropa del interlocutor o intérprete debe ser oscura para que contraste con las manos (marrón, azul, verde, negro, burdeos, etc.), lisa y sin estampados ni dibujos. No debe llevar puestas joyas (anillos, collares, pulseras, pendientes llamativos), pañuelos, ni tarjetas identificativas que puedan producir reflejos.
Cuando estas personas sordociegas padecen un deterioro mayor de su función visual, es habitual que, además de la pérdida de campo visual, sufran una disminución de la agudeza visual. En este caso, para facilitar su comunicación, no van a poder seguir percibiendo la lengua de signos en las mismas condiciones que hasta ese momento. Será necesario que ambos interlocutores se ubiquen a una distancia menor que antes y que la persona que signa tenga muy en cuenta el resto de las variables ya explicadas.
Foto 14. Lengua de signos en campo visual
3.2.2. Lengua de signos a corta distancia
Hay otro grupo de personas sordociegas, que también utiliza la lengua de signos, cuyo problema de visión no es una pérdida de campo, sino un deterioro en la agudeza visual, originado, por ejemplo, por una miopía magna, cataratas, etc. En este caso, aunque la lengua de signos que se utiliza es la misma, las adaptaciones que se realicen en ella variarán en parte, puesto que las necesidades visuales son diferentes:
La distancia: Teniendo en cuenta que la visión de la persona en este caso será borrosa y poco nítida, ambos interlocutores tendrán que ubicarse a una distancia más corta de la habitual, dependiendo de la situación individual de cada usuario.
Velocidad: Deberá signarse más lento, permitiendo al usuario que 뤥scifre렬os signos y los 벥scate려e esa visión borrosa, adaptándose al ritmo necesario para cada persona.
Claridad: Igual que en el caso anterior, la forma de signar del interlocutor tendrá que ser muy clara, marcando correcta y cuidadosamente los parámetros formacionales de los signos, ubicándolos claramente en el espacio y signando de una forma un poco más amplia de lo habitual, de forma que permita distinguir el mensaje.
Iluminación: Deberá ser un entorno bien iluminado, pero teniendo en cuenta que en estas situaciones visuales los deslumbramientos afectan mucho y dificultan aún más la visión.
Color de la ropa: El color de la ropa y su contraste con las manos y la cara del intérprete son fundamentales. Las indicaciones son las mismas que en la lengua de signos visual a distancia.
Adaptación del sistema dactilológico: Cuando se utilice el sistema dactilológico como sistema de apoyo, deberá realizarse lentamente, dando tiempo a que la persona sordociega pueda captarlo con su resto de visión y estando atentos a su ritmo, para detectar si va siguiéndolo o no.
Foto 15. Lengua de signos a corta distancia
3.2.3. Lengua de signos apoyada en la muñeca
Esta modalidad, igual que las dos anteriores, utiliza como base la lengua de signos tal y como la emplea la comunidad sorda para comunicarse. En este caso, la persona sordociega sujeta o apoya su mano receptora sobre la muñeca de la mano activa de su interlocutor, empujándola levemente hacia el centro de su campo de visión. El objetivo es, por una parte, conseguir que la mano que está emitiendo los signos no se salga de su campo de visión y, al mismo tiempo, realizar más fácilmente el seguimiento de las manos del signante. Con esta forma de comunicación la persona recibe los mensajes a través de dos canales sensoriales que se complementan: la vista y el tacto, aunque en unas ocasiones uno tenga preferencia sobre el otro.
La lengua de signos apoyada en la muñeca se utiliza cuando:
La persona sordociega aún conserva una aceptable agudeza visual y utiliza habitualmente la lengua de signos en campo visual, pero sujetará la muñeca de su interlocutor:
en los momentos en los que se encuentra demasiado cerca de este (durante los desplazamientos, en un intercambio comunicativo breve, etc.) y no puede ver bien los signos;
en situaciones de baja iluminación, en las que su problema visual no le permite captar con nitidez los signos (ceguera nocturna).
La agudeza visual de la persona está muy deteriorada (a causa de la retinosis pigmentaria), pero aún conserva un resto visual. En esta situación ya no puede percibir los signos exclusivamente a través del canal visual, ni siquiera ubicándose cerca del interlocutor. En este momento, necesitará colocarse a una distancia corta y sujetar la muñeca del interlocutor, con lo que está percibiendo el mensaje a través de sus escasos restos visuales más el apoyo táctil.
Esta forma de comunicación exige tener en cuenta una serie de aspectos que faciliten su recepción por parte de la persona sordociega.
Distancia: La distancia a la que está ubicada la persona sordociega con respecto al emisor para poder sujetar su muñeca es demasiado corta para poder abarcar todos los signos dentro de su campo de visión. En ese caso, frecuentemente tenderá a echar su cuerpo hacia detrás para tratar de ampliar el espacio que recoge con su visión.
Signar dentro de su campo de visión: El interlocutor tendrá que ser muy consciente de que al encontrarse tan cerca el uno del otro, el tamaño de los signos deberá ser generalmente menor, de forma que puedan ser percibidos dentro de su campo de visión.
Igualmente, es importante recordar que la mano activa del emisor en la producción de la lengua de signos es la que está en contacto con la persona sordociega, pues es la que le transmitirá la información por el canal táctil y la que ella 벡stree렣on su canal visual. Es preferible signar a dos manos.
Sistema dactilológico: Si es necesario utilizar el sistema dactilológico como método de apoyo, generalmente se utilizará la versión visual o la visual-táctil (v. apartados 2.1.1 y 2.1.2 de este mismo capítulo). En este caso, la persona sordociega, al estar cerca del interlocutor para sujetar su muñeca, tenderá a echarse hacia atrás, tratando de alejarse visualmente lo más posible de la mano de este para enmarcarla en su campo visual.
Velocidad, claridad, iluminación y color de la ropa: Se deben seguir las pautas indicadas para la lengua de signos en campo visual.
Foto 16. Lengua de signos apoyada en la muñeca
3.2.4. Lengua de signos táctil o apoyada
En este sistema la persona sordociega 룵elga렳us manos de las manos de su interlocutor, colocándolas sobre el dedo índice. Así percibe el mensaje a través del tacto: tocando directamente la configuración de los signos, percibiendo el lugar y la orientación y siguiendo el movimiento de las manos de su intérprete. Puede apoyar una sola mano o las dos sobre las del signante, dependiendo de su resto visual (si tiene un pequeño resto que le permite complementar lo que perciben sus manos, podría usar solo una de ellas) y de su fluidez en el sistema (a través de dos manos recibirá una información más completa).
Es evidente que, al ser la lengua de signos un sistema visual que pasa a ser recibido por el canal táctil, hay una serie de aspectos fundamentales para su comprensión y ejecución que deben ser adaptados y por tanto ser tenidos en cuenta:
Colocación: Es fundamental buscar una colocación cómoda para ambos interlocutores, ya que se trata de un sistema de comunicación físicamente molesto y cansado. Hay que colocarse de frente y tan cerca de la persona sordociega como sea necesario, para no tener que mantener los brazos demasiado estirados y forzados. Se pueden usar sillas con reposabrazos o una mesa auxiliar en la que apoyar los codos.
Es aconsejable que el interlocutor mantenga su tronco lo más derecho posible y, si están sentados, tratar de apoyarlo sobre el respaldo de la silla o al menos colocar un cojín en su espalda. Tratar de no tener los brazos rígidos y estirados, sino relajados y a una altura cómoda y natural para ambos; aprovechar para relajar o bajar los brazos en los descansos o pausas de la interpretación o conversación. No tensionar ni elevar los hombros.
Es conveniente signar en un espacio no demasiado elevado, sino un poco más bajo de lo normal, así los brazos de ambos no estarán demasiado forzados.
Aprovechar las pausas del interlocutor para descansar los brazos, bajándolos o haciendo algún movimiento de sacudida o estiramiento si están muy cansados.
Forma de sujetar las manos: El emisor no debe sujetar o aferrar constantemente los dedos de la persona sordociega para que no se le escapen; será ella misma la que apoye sus manos sobre el que le signa. Si sus manos se sueltan (se resbalan al signar) debe valorarse si se está signando demasiado rápido y amplio. De todas formas, es normal que se deslicen alguna vez, en cuyo caso la persona sordociega buscará las manos del interlocutor para sujetarlas otra vez y este recogerá las manos del sordociego tomándolas por debajo.
Amplitud: Al tener las manos de la persona sordociega encima de las suyas, es fácil que el interlocutor tienda a reducir demasiado el tamaño de sus signos; sin embargo hay que tratar de signar con una amplitud intermedia: no demasiado amplio para que los brazos se cansen más, ni demasiado pequeño, ya que el usuario sordociego no podrá percibir los componentes de cada signo. Sería como escribir con la letra excesivamente pequeña.
Claridad: Es fundamental marcar claramente los parámetros de cada signo (la configuración, el movimiento, la orientación, el punto de contacto con el cuerpo, el lugar de articulación y el plano de realización), sin deformarlos por el hecho de tener las manos de la persona sordociega encima, terminándolos y marcándolos bien en el espacio.
Es fundamental que el interlocutor, a la hora de signar, no mantenga sus brazos demasiado replegados sobre su cuerpo, ya que oscurecerá la ejecución real de los signos.
Si para ejecutar un determinado signo el intérprete necesita tocar su cabeza o llevarlo hacia su cuerpo, porque ese es su lugar de articulación, debe llevar sus manos con las del sordociego hacia ese lugar, tal como se haría en lengua de signos normal; nunca se debe bajar la cabeza hasta tocar las manos (es decir, realizar el movimiento en sentido inverso) ya que se está dando a la persona sordociega una información errónea, lo que le imposibilitará entender los signos; además, se oscurece la distinción entre signos que se diferencian solo en el lugar y hace que el espacio de signar sea más pequeño.
Al tratarse de una lengua basada en componentes espaciales, movimientos de las manos y de la cabeza, expresiones faciales y corporales, va a ser difícil percibir o captar todos estos factores por el tacto o con una visión muy reducida, por lo que es necesario sustituirlos por otros recursos (v).
Velocidad: Hay que signar un poco más lento para permitir a la persona sordociega que tenga tiempo de descifrar los elementos que está recibiendo por su canal táctil.
El sistema dactilológico: Se utilizará como sistema de apoyo para determinadas palabras, en cuyo caso podrá utilizar la versión visual-táctil o el dactilológico táctil, dependiendo de la costumbre de cada persona sordociega.
Foto 17. La lengua de signos táctil, recibiéndola con una mano
Foto 18. La lengua de signos táctil, recibida con dos manos
Cuando las personas que padecen síndrome de Usher van perdiendo más visión por el avance de la enfermedad, su función visual va deteriorándose seriamente, lo que influye enormemente en su forma de comunicación. En el momento en que el resto de visión de la persona sordociega es muy escaso o ya no existe, y no le permite ver los signos ni siquiera a una distancia muy corta de su interlocutor, la persona sordociega se verá abocada a realizar una adaptación táctil de su sistema de comunicación, es decir, necesitan desarrollar una forma de 볥ntir력l signo. Para que esto suceda, la persona debe encontrarse a gusto con el tacto. En general va a tratarse de una evolución individual en la que no se puede forzar el uso del tacto hasta que no se haya aceptado el cambio.
Como se puede suponer, esta evolución de un sistema visual a uno táctil supone para la persona sordociega un cambio absolutamente radical en la forma de percibir la comunicación y en las estrategias que deberá aplicar para dar coherencia a los movimientos que está recibiendo. Significa un gran esfuerzo, un período más o menos largo de adaptación y, en general, mayor cansancio durante la comunicación o interpretación.
Sistemas basados en la lengua oral
Este grupo de sistemas consiste en la transmisión de los mensajes a través de la lengua oral, con distintas adaptaciones, que es percibida por la persona sordociega a través de distintos canales de comunicación: el auditivo, el visual o el táctil.
Las personas que utilizan este tipo de sistemas son, mayoritariamente, las de los grupos III y IV de población. En general, a nivel expresivo, utilizarán la lengua oral como medio de comunicación. No obstante, pueden ser empleados por algunas personas del grupo II.
4.1. Lengua oral adaptada
Este sistema de comunicación consiste en emitir los mensajes en lengua oral para que sean percibidos por la persona sordociega por su canal auditivo, que conserva aún unos restos sensoriales más o menos funcionales.
Puesto que la función auditiva está deteriorada es necesario realizar una serie de adaptaciones en la aplicación del sistema. Estas vendrán influidas por las condiciones del entorno en cada momento, el cansancio de la persona sordociega y las posibles fluctuaciones que puedan sufrir sus restos sensoriales. El interlocutor deberá estar muy atento para amoldarse a las necesidades individuales de cada persona, con quien deberá consultar y contrastar para buscar las mejores condiciones para la comunicación:
Hablar por el oído de mejor audición. Para detectarlo, se puede probar en cada uno de los oídos o directamente preguntar al usuario.
Distancia: El interlocutor se colocará a la distancia que necesite la persona sordociega para percibir el sonido; dependerá de las necesidades concretas de cada persona.
Volumen: En general, será necesario hablar con un volumen un poco más elevado de lo normal, pero siempre contrastándolo con la persona sordociega para encontrar el punto adecuado, ya que puede tratarse de un problema de discriminación de los sonidos y no de volumen.
Velocidad: Habitualmente, será necesario hablar un poco más despacio de lo normal, para permitir que pueda captar el mensaje y procesarlo.
Vocalización: La articulación debe ser lo más clara posible, sin tender a la exageración.
Condiciones del entorno: Tratar de buscar el lugar menos ruidoso posible.
Hay que tener en cuenta que estas personas no percibirán con la misma facilidad todo tipo de voces: es posible que 믩gan렭ejor las voces masculinas que las femeninas, o las voces más agudas mejor que las graves, dependiendo del tipo de pérdida que padezcan.
Hay personas sordociegas que pueden sacar aún más partido de sus restos auditivos empleando ayudas técnicas auditivas adecuadas a las características concretas de cada persona (v. capítulo 2). En ese caso, el interlocutor lo que tendrá que hacer para comunicarse eficazmente con la persona sordociega será adaptar todas las variables antes citadas a la nueva situación.
Foto 19. Una persona sordociega recibiendo un mensaje
a través de la lengua oral adaptada
Foto 20. El uso de determinadas ayudas técnicas
puede ser muy útil para la comunicación en lengua oral
4.2. Lectura labial
La lectura labial consiste en leer, a través del movimiento de los labios de la persona que habla, las palabras que emite. Para ello, la persona que recibe el mensaje debe tener un elevado conocimiento de la lengua oral y buena fluidez en el uso del sistema.
Este sistema presenta una serie de dificultades, incluso para la persona más competente, ya que algunos estudios consideran que solo se es capaz de leer en los labios alrededor de un 30% de la información, perdiéndose un 70%. Algunas de los problemas son: hay fonemas que la persona no ve porque sus movimientos articulatorios no son visibles, como los fonemas guturalesਧ, j); hay otros fonemas que se confunden a simple vista, como la m o la p, ya que sus movimientos articulatorios visibles son semejantesਭamá/papá o mide/pide o marco/barco). Lo que en realidad hace la persona es una 복plencia mental묠un proceso de elaboración mental interna que completa e integra coherentemente lo que se ha captado parcialmente, es decir, que, partiendo de su conocimiento de la lengua y gracias al contexto en el que está siendo producido el mensaje, infiere o construye aproximadamente todo lo que en los labios no leen.
En el caso de las personas sordociegas, la función de descifrar los mensajes hablados a través de una visión deteriorada es una misión altamente compleja, por lo que es necesario realizar una serie de adaptaciones en la ejecución de la lectura labial:
Distancia: Es necesario, en la mayoría de los casos, colocarse a una distancia menor de la habitual, de forma que la persona sordociega pueda percibir claramente el movimiento de los labios. Podría darse el caso de alguna persona sordociega que tenga problemas de estrechamiento de su campo de visión y conserve una buena agudeza visual; en ese caso la distancia será más amplia y ambos interlocutores se ubicarán uno lejos del otro.
Velocidad: Los mensajes deben emitirse más lentamente de lo normal, adaptándose al ritmo que pueda seguir cada usuario.
Vocalización: Debe articularse de forma clara, sin exagerar los movimientos de cada letra para que no queden deformados y sean fácilmente reconocibles. Tratar de no realizar movimientos con la cabeza, ni adoptar expresiones faciales exageradas para que la lectura sea nítida.
Iluminación: Es un aspecto fundamental. Debe buscarse una zona bien iluminada, en la que quede especialmente visible la cara del interlocutor. Hay que prever, en todo caso, que la luz no les dé de frente, teniendo cuidado, por otra parte, con los deslumbramientos producidos por los reflejos o luces directas.
Dependiendo de la distancia que necesite para leer los labios, se podrá colocar una mesa entre ambos para poderse apoyar y descansar el peso del cuerpo; también podrían usarse sillas con reposabrazos.
Dependiendo de los restos auditivos que conserve cada persona sordociega, se puede utilizar la lectura labial con o sin apoyo auditivo, es decir, articulando el mensaje con voz o sin ella; así la persona sordociega recibirá el mensaje por dos canales, lo que facilitará la comunicación.
Hay personas sordociegas que, además de utilizar la lectura labial, piden a su interlocutor que refuerce la transmisión del mensaje oral apoyándolo con signos tomados de la lengua de signos, que se van realizando de forma simultánea a las palabras. La estructura base que se utiliza es la de la lengua oral; los signos son utilizados para facilitar la captación de determinadas palabras, ya que serían emitidas en las dos versiones.
Este sistema suele ser utilizado por personas del Grupo II de población (deficientes auditivos congénitos) que han sido educados con la lengua oral y han utilizado la lectura labial antes de la aparición de la sordoceguera, o por personas sordociegas del Grupo IV de población que aún conservan un resto visual suficiente para captar el mensaje a través de la lectura de los labios.
4.3. Tadoma
Este sistema tiene como objetivo la percepción de la lengua oral a través del tacto. La persona sordociega coloca los dedos de una o ambas manos sobre la boca, cara y garganta del interlocutor, de manera que pueda notar el movimiento de los labios, las mandíbulas y las vibraciones producidas por la salida del aire en la cara y cuello cuando está hablando. Los pulgares de la persona sordociega se apoyan sobre los labios de su interlocutor, los dedos meñiques a lo largo de los huesos de la mandíbula y el resto de los dedos y la mano de la persona sordociega se apoyan sobre las mejillas y el lateral del cuello del interlocutor. Es decir que recoge información de los órganos fonadores.
Este sistema tiene dos utilidades: la desmutización, aprender a hablar por medio de las vibraciones de los sonidos, y como sistema de comunicación receptivo, entendiendo el mensaje a través de la captación de la lengua oral.
Presenta una serie de problemas: el aprendizaje es lento y trabajoso, requiere mucho entrenamiento y un largo período de tiempo para adquirir su dominio, por lo que no queda tiempo para el trabajo de contenidos y materias. Además, este sistema no facilita la discriminación de determinados fonemas cuya articulación es similar. Durante el tiempo de aprendizaje, la persona sordociega no tiene otro sistema con el que estar en contacto con su entorno. Necesita tener un conocimiento de las estructuras de la lengua oral para poder comprender el significado de lo que capta por el tacto. Se necesita gran habilidad y sensibilidad táctil de discriminación y hay que considerar la dificultad que existe para que los interlocutores se dejen tocar.
Este sistema hasta el momento no ha sido utilizado en España.
Foto 21. Una joven sordociega 믹e렣on sus manos las palabras de su profesora
Sistemas basados en códigos de escritura
Estos sistemas utilizan la escritura, ya sea en caracteres ordinarios o con el sistema braille, para transmitir los mensajes.
Algunas personas con sordoceguera que utilizan normalmente la lengua oral para comunicarse, al adquirir esta discapacidad recurren a este tipo de sistemas por serles más familiares e inmediatos. Algunas de ellas aprenderán posteriormente otro sistema alternativo, y hay quienes mantendrán estos como forma exclusiva de comunicación.
Dependiendo de sus restos visuales y de su conocimiento del braille utilizarán una u otra versión.
5.1. Escritura en caracteres ordinarios en papel
Consiste en transmitir a la persona sordociega los mensajes que se desee, escribiéndolos con el alfabeto ordinario en un papel, para que ella los reciba a través del canal visual (más o menos deteriorado, pero aún funcional), leyéndolos a la distancia que necesite.
Aunque el sistema sea de sencilla ejecución, se deberán tener en cuenta una serie de aspectos fundamentales, relacionados con sus restos visuales y su tipo de pérdida, si se desea que funcione como vía fluida de comunicación:
Determinar si la persona prefiere que se le escriba el mensaje con un bolígrafo o un rotulador.
Seleccionar el grosor del trazo.
Elegir el color de la tinta que perciba con más facilidad; generalmente prefieren azul o negro.
El color del papel es un aspecto fundamental, con el que se consigue el adecuado contraste entre el fondo y la letra.
El tamaño de la letra dependerá del resto visual, ya que no todos los usuarios podrán abarcar letras exageradamente grandes o demasiado pequeñas.
Escribir en mayúsculas o minúsculas.
Es importante tener en cuenta la separación entre renglones, para que el texto no resulte demasiado denso y difícil de seguir.
Es posible que la persona sordociega no pueda ir leyendo el mensaje al mismo tiempo que su interlocutor lo va escribiendo, porque su mano le moleste, no sea la distancia adecuada, haya algún reflejo, etc. En ese caso, el interlocutor tendrá que ir haciendo pausas, acercarle el papel a la persona sordociega para que lea lo escrito hasta el momento y, después, volver a retomar su tarea.
Foto 22. El interlocutor utiliza la escritura en caracteres ordinarios
adaptándolos a la persona sordociega
5.2. Escritura en caracteres ordinarios a través de medios técnicos
Algunas personas sordociegas prefieren leer los mensajes no sobre un papel, sino sobre la pantalla del ordenador. En esta situación, el interlocutor va escribiendo el mensaje con el teclado ordinario del ordenador y la persona sordociega está sentada a su lado, leyendo directamente de la pantalla, a la distancia que ella misma considere necesaria.
El interlocutor deberá tener en cuenta estos factores:
El tamaño de la letra, para lo que se cuenta con todas las posibilidades que ofrece la amplificación normal de los programas de ordenador, además de otros programas especiales de magnificación de textos (v. capítulo 9).
El contraste de la letra con el fondo. Igualmente hay programas especiales para realizar esta función (v. capítulo 9).
La velocidad de la escritura, siempre adaptándose a las posibilidades de cada usuario sordociego.
Si el tamaño de la letra que necesita la persona sordociega es muy grande, posiblemente sea necesario que realice pausas en la emisión para dar tiempo a que la persona sordociega lo vaya leyendo, puesto que en la pantalla cabrán pocas palabras y, si se escribe muy deprisa, desaparecerán de su vista.
5.3. Escritura en braille en papel o a través de medios técnicos
Se trata, de forma similar al apartado anterior, de escribir los mensajes utilizando el sistema de lectoescritura braille.
Si la persona era en primer lugar ciega o deficiente visual, y conocía y utilizaba el sistema braille como código de acceso a la información impresa y a la cultura en general, al quedar sordociega podrá recurrir a este código como sistema de comunicación. En otros casos, será conveniente aprender este código de lectoescritura por muchas razones pero, aunque no sea su sistema de comunicación principal, será la herramienta comunicativa que le permita acceder a las telecomunicaciones adaptadas cuando no tengan ya restos visuales útiles. En todo caso, se podrá utilizar el braille a través del papel, el ordenador u otras ayudas técnicas (v. capítulo 9).
Como aspecto común a todos estos sistemas de comunicación basados en la lectoescritura, ya sea en cualquiera de sus dos versiones, caracteres ordinarios o braille, cabe destacar que, en aquellas personas sordociegas para quienes la lengua oral no sea su sistema de comunicación principal, se trata además de un recurso que nos va a servir a nivel pedagógico para trabajar las estructuras morfosintácticas de dicha lengua, e ir paulatinamente aumentando el nivel de competencia en la misma gracias a una mayor y mejor comprensión y expresión a través de su reflejo escrito.
Recursos de apoyo a la comunicación
Este grupo de recursos de apoyo no lo constituyen sistemas de comunicación en sí mismos, es decir, que no son utilizados habitualmente por las personas sordociegas para comunicarse, sino que, como su nombre indica, son una serie de recursos que están a disposición de las personas sordociegas para momentos concretos de contacto con personas que desconocen sus sistemas habituales de comunicación, como pueden ser: en caso de necesitar ayuda en situaciones de emergencia, para mensajes breves, para situaciones desconocidas, con los compañeros de trabajo, en las tiendas, para pedir información al público en la calle…
En general, todas las personas que los utilizan cuentan con otros sistemas alternativos de comunicación, que son los que utilizan habitualmente en su vida diaria.
6.1. Tablillas de comunicación
Son unas tablillas rígidas que en una de sus caras llevan impresas en relieve las letras del alfabeto bien contrastadas con el fondo. En una de las modalidades figura el alfabeto ordinario y, en otra, las letras del alfabeto ordinario con su correspondiente letra en braille debajo.
La persona sordociega va deletreando el mensaje, señalando sucesivamente las letras sobre la tablilla con su dedo índice, de forma que el interlocutor va leyendo el mensaje. Para responderle, la otra persona toma el dedo de la persona sordociega y lo va llevando para hacerle tocar las letras de la tablilla, construyendo el mensaje.
Es un sistema lento pero útil, que implica que la persona sordociega conozca las estructuras de la lengua oral y que tenga buena discriminación táctil. Por otra parte, puede ser también de gran utilidad para mensajes breves o palabras, en el caso de personas sordociegas que no dominen esta lengua.
Foto 23. Una tablilla de comunicación con las letras del alfabeto ordinario
Foto 24. En su otra modalidad, las tablillas de comunicación tienen las letras ordinarias junto con su correspondiente en braille
Foto 25. En la parte posterior se explica brevemente cómo utilizarlas
Foto 26. Las tablillas de comunicación son fáciles de usar
y útiles para determinadas ocasiones
6.2. Tarjetas de comunicación
Esta forma de apoyo consiste en unas tarjetas, elaboradas generalmente con cartulina o algún material consistente, que llevan mensajes impresos preparados previamente para comunicar mensajes puntuales a otras personas. Es frecuente que estén forradas de un plástico transparente para que no se estropeen con el uso.
Están escritas en caracteres ordinarios para que puedan leerlas las personas a las que van dirigidas. Si la persona sordociega que las maneja no tiene ningún resto visual y conoce el sistema braille, pueden llevar una pequeña marca escrita en este sistema en una de las esquinas para que la persona sordociega las reconozca, ya que habitualmente puede llevar varias tarjetas consigo con distintos mensajes preparados, según las situaciones en las que las vaya a utilizar.
El tamaño puede variar, de forma que no sean demasiado grandes, para que la persona sordociega pueda llevarlas cómodamente en sus bolsillos, ni demasiado pequeñas, como para que el interlocutor no pueda leerlas de forma cómoda.
El tipo de mensajes que suelen llevar impresos son para situaciones variadas, como, por ejemplo, para cruzar la calle: 듯y una persona sordociega. Por favor, ayúdeme a cruzar la calle tomándome del brazo뮼/font>
En todo caso, deben ser mensajes claros, de forma que quien lo está leyendo no tenga duda de lo que la persona sordociega le está demandando, ya que, al no conocer sus sistemas de comunicación, el interlocutor no tendrá, en la mayoría de los casos, posibilidad de pedir aclaración.
6.3. Mensajes breves en caracteres ordinarios o en braille
La escritura en caracteres ordinarios es muy útil para la transmisión de mensajes breves a personas que desconocen los sistemas de comunicación con las personas sordociegas. Para este efecto, la persona sordociega lleva consigo una libreta o un papel y un bolígrafo de los que echa mano en caso de necesidad.
La persona sordociega debe aprender a tener en cuenta que el mensaje que escriba debe ser claro y directo, de forma que dé opción a una sola respuesta posible para evitar confusiones, ya que el interlocutor no tendrá, en la mayoría de los casos, posibilidad de pedir aclaración por no conocer el sistema de comunicación habitual de la persona sordociega.
Este recurso lo pueden utilizar personas que tengan algún resto visual e incluso personas sordociegas que hayan perdido completamente la visión, pero que conozcan la lectoescritura en caracteres ordinarios.
En el caso de personas sordociegas que manejen el braille, pueden utilizarlo igualmente para escribir mensajes breves o notas a otras personas que conozcan también este sistema, utilizando los instrumentos correspondientes para ello (v. apéndice 녬 código de lectoescritura braille멮
6.4. Dibujos
Se trata de transmitir los mensajes a través de dibujos más o menos complejos, como forma de apoyar la comunicación con alguna persona sordociega que no domine un sistema de comunicación completo, por falta de rehabilitación o con una situación personal muy peculiar. También puede utilizarse con personas sordociegas de bajo nivel cultural que tengan dificultades en un momento dado para comprender un concepto que se le esté transmitiendo.
7.1. Dactyls
Este método se basa en la utilización del sistema dactilológico táctil junto con elementos tomados de la lengua de signos, realizados sobre la palma de la mano de la persona sordociega (o sobre su brazo) y adaptados para permitir una fácil captación a través del tacto. El mensaje se va transmitiendo letra a letra con el sistema dactilológico (v. apartado 2.1.3 de este mismo capítulo), siguiendo la misma estructura de la lengua oral, y se sustituye el deletreo de algunas palabras por su signo correspondiente.
Aunque pueda parecer una forma de comunicación de libre uso, es importante saber que la introducción de signos y su ejecución en la palma de la persona sordociega tiene una serie de normas y pautas a tener en cuenta. La primera y fundamental es que el interlocutor nunca podrá realizar un nuevo signo sin el acuerdo previo con el usuario, con el fin de asegurarse de que se está ejecutando de una forma perceptible para él. Además, es un sistema que no se puede utilizar indiscriminadamente con cualquier persona sordociega, puesto que no todas ellas tendrán facilidad para percibir los signos a través del tacto ni tendrán facilidad para recordar los signos que se están utilizando si no los conocían previamente.
Este sistema fue creado por Daniel Álvarez Reyes, Jefe de la Unidad Técnica de Sordoceguera de la ONCE y Presidente de la Asociación de Sordociegos de España (ASOCIDE), y se ha ido enriqueciendo con el paso de los años gracias a la introducción progresiva de nuevos signos.
Este sistema está indicado para personas sordociegas de los Grupos III y IV, quienes manejan el sistema dactilológico como forma habitual de comunicación. En muchos casos, cuando la persona sordociega es capaz de utilizar el alfabeto manual de forma fluida, es frecuente que sienta que este sistema es excesivamente lento para sus necesidades de comunicación: la cantidad de información que necesita que se le aporte y el ritmo con el que esta transmisión se debe realizar, generan la necesidad de buscar una forma más rápida de comunicación, lo que lleva a buscar un modo de agilizar el sistema. También se podría utilizar a nivel pedagógico, como vía para trabajar estructuras de la lengua oral.
Foto 27. El Dactyls permite una mayor velocidad de comunicación que con el
sistema dactilológico. Algunos ejemplos de signos realizados en lengua de signos
y con el sistema Dactyls
7.2. Bimodal
Este sistema consiste en el empleo de la lengua oral acompañada de signos tomados de la lengua de signos. Puede ir complementado con algunas marcas específicas inventadas para el caso. No se trata del uso de dos lenguas: la oral y la de signos, ya que ambas tienen una estructura y unos recursos muy diferentes: la estructura básica es la de la lengua oral y se utilizan los signos para ayudar a visualizar y comprender los mensajes. Se puede hablar de distintos 맲ados de bimodal력n función del mayor o menor ajuste existente entre la producción hablada y la signada.
El bimodal se puede utilizar en dos sentidos: como sistema de comunicación habitual y como método para el aprendizaje de la lengua oral, ya que ayuda a trabajar la estructura morfosintáctica de esta.
En una situación de comunicación con una persona sordociega, el interlocutor debe:
Buscar la mejor iluminación para sí mismo, de forma que la persona sordociega pueda verle fácilmente.
Buscar las mejores condiciones para la persona sordociega y comodidad para sí mismo.
Las dos anteriores.
¿Qué sistema/s de comunicación utilizarías generalmente con una persona de los Grupos III y IV de población en los momentos inmediatamente posteriores a quedarse sordociega?
La lengua de signos táctil.
La escritura en letras mayúsculas y el dedo como lápiz.
El dactilológico en palma.
Los sistemas de comunicación que se basan en la estructura de la lengua oral son:
Los recursos de apoyo a la comunicación.
Los sistemas alfabéticos y los basados en la lengua oral.
Todos los anteriores.
Las personas sordociegas:
Pueden variar de sistema de comunicación según va evolucionando su resto visual.
Utilizan el mismo sistema de comunicación toda su vida.
Van aprendiendo distintos sistemas de comunicación para sentirse más a gusto consigo mismos.
Los sistemas no alfabéticos:
Consisten en la transcripción del mensaje con signos, pero manteniendo la estructura de la lengua oral.
Suelen ser más rápidos que los sistemas alfabéticos.
Ninguna de las anteriores.
Los sistemas alfabéticos:
Son iguales en todo el mundo
Son tomados de los alfabetos manuales utilizados por la comunidad sorda.
Ninguna de las anteriores.
Mientras que la persona sordociega conserve algún resto visual y/o auditivo:
Prefiere seguir utilizando los sistemas que venía empleando hasta ese momento.
Algunos empezarán a aprender nuevos sistemas para prepararse para su futuro.
Las dos anteriores.
El canal táctil:
Es más fácil de utilizar para la recepción de los mensajes.
Precisa de un período de aceptación, adaptación y aprendizaje para poder utilizarlo.
Es el más frecuentemente utilizado por el colectivo de personas sordociegas.
Cualquier sistema de comunicación:
Puede ser utilizado de la misma forma para todas las personas sordociegas.
Hay que aplicarlo teniendo en cuenta las condiciones sensoriales de cada persona sordociega.
Se debe utilizar según el criterio y el sentido común del interlocutor.
La persona sordociega:
Utilizará el mismo sistema de comunicación a nivel expresivo y receptivo.
Utilizará siempre un sistema distinto a nivel expresivo y receptivo.
Ninguna de las dos anteriores.
Álvarez, D. (1992). Comunicación entre personas sordociegas: hacia un sistema de comunicación internacional unificado. En: III Conferencia Europea de Sordo-Ciegos. Estrasburgo, Francia.
Álvarez, D. (2000). El sistema de comunicación "DACTYLS". Tercer Sentido, 31, (27-31). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles.
Álvarez, D. y Leyton, A. (¿1992?). Comunícate con nosotros. Madrid: Fundación ONCE.
Brioso, M.S. (2001). Cómo superar las barreras de comunicación. En: Actas de la IV Conferencia Estatal de personas sordociegas. Madrid: Asociación de Sordociegos de España.
Cebrián, M.D. (2003). Glosario de discapacidad visual. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles.
Gómez, P. (2000). La Sordoceguera. Intervención Psicopedagógica. En: Martínez, I. (coord.) y Villalba, R. (dir.). Aspectos evolutivos educativos de la deficiencia visual. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles, Dirección de Educación, vol. II (pp. 207-264).
Recursos electrónicos:
Asociación de Sordociegos de España (ASOCIDE) [en línea]: . [Consulta: mayo, 2003].
Confederación Nacional de Sordos de España [en línea]: . [Consulta: noviembre, 2003].
Deafblind International (DbI) [en línea]: . [Consulta: noviembre, 2003].
Deafblind UK [en línea]: . [Consulta: noviembre, 2003].
SENSE [en línea]: . [Consulta: noviembre, 2003].
Autor:
Pablo Turmero
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