- Introducción
- Desarrollo
- Conrado Benítez García
- Tomás Hormiga García
- Delfín Sen Cedré
- Manuel Ascunce Domenech
- Pedro Lantigua Ortega
- Conclusiones
- Bibliografía
Pensamiento:
¨Al venir a la tierra, todo hombre tiene el derecho
a que se le eduque, y después, en pago, el deber
de contribuir a la educación de los demás.¨
José Martí.
Introducción
Los autores de la investigación proponen como objetivo caracterizar la Campaña de alfabetización y sus participantes fundamentales, como hecho inolvidable de nuestra gloriosa Revolución Cubana.
La Revolución encuentra un panorama dramático de casi sesenta años de explotación y atraso, que se refleja en una niñez cubana donde el 50% no recibía servicios educacionales, y la que asistía presentaba un notable índice de ausentismo escolar.
Asimismo, la situación de la población adulta era tremendamente desoladora: el analfabetismo alcanzaba un 23% de la población y en las zonas rurales crecía hasta un 42%. A ello se unía la existencia de un semianalfabetismo, por no haber podido rebasar esta población los primeros grados de la enseñanza primaria.
En su alegato de autodefensa ¨La Historia me absolverá, Fidel destaca como uno de los seis puntos de su programa del Moncada, el problema de la educación dice "… ¿En un campo donde el guajiro no es dueño de la tierra para qué se quieren escuelas agrícolas? ¿En una ciudad donde no hay industrias para qué se quieren escuelas técnicas e industriales? Todo está dentro de la misma lógica absurda: no hay ni una cosa ni otra. En cualquier pequeño país de Europa existen más de doscientas Escuelas Técnicas y de Artes Industriales; en Cuba no pasan de seis y los muchachos salen con títulos sin tener donde emplearse. A las escuelitas públicas del campo asisten descalzos, semidesnudos y desnutridos, menos de la mitad de los niños en edad escolar y muchas veces es el maestro quien tiene que adquirir con su propio sueldo el material necesario. ¿Es así como puede hacerse una patria grande? "
En ese mismo programa se plantea la solución a este problema: "… un gobierno revolucionario procedería a la reforma integral de nuestra enseñanza… para preparar debidamente a las generaciones que están llamadas a vivir en una patria más feliz. No se olviden las palabras del ¨Apóstol¨… el pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento y en la dirección de los sentimientos. Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre".
Desarrollo
Desde los primeros días de enero, la Revolución le da al pueblo la garantía del pan de la enseñanza a todos por igual, cumpliendo así el programa del Moncada. Entre las primeras grandes obras, se abre paso el espectro gigantesco de la Campaña de Alfabetización, la más noble, la más espontánea y entusiasta de todas las tareas que había realizado hasta entonces la juventud cubana, donde todo un ejército de intrépidos maestros dieron al traste con el analfabetismo heredado por la Revolución.
Frente a la incredulidad de numerosas personalidades y organismos del exterior, el Gobierno Revolucionario se trazó esta importante meta de eliminar el analfabetismo en un solo año: enero a diciembre de 1961. Con ese fin, se creó una Comisión Nacional presidida por el doctor Armando Hart Dávalos, ministro de Educación, junto al que se hallaban los destacados pedagogos Mario Díaz Hernández, coordinador nacional y Raúl Ferrer, vicecoordinador. Estaban representados en la Comisión numerosos organismos y organizaciones: las ORI, Colegio Nacional de Maestros, CTC, ANAP, CDR, FMC, AJR, MINFAR y MINSAP. Funcionaban, además, cuatro secciones: Técnica- la más numerosa-, de Estadísticas, de Finanzas, y de Propaganda. Y completaban la Comisión los seis coordinadores provinciales. En total, 39 integrantes.
El 28 de diciembre de 1960 es sede en Sancti Spíritus de la Reunión Nacional para estudiar y analizar la Cartilla "Venceremos" y el Manual "Alfabeticemos", formidables armas educacionales para iniciar la gran campaña contra la incultura. En el Parque Serafín Sánchez en masivo y combativo acto, el pueblo se comprometió a apoyar la campaña.
Las zonas urbanas y rurales se dividieron, nombrándose compañeras y compañeros en cada una de ellas, así como un jefe de enlace de los municipios de Sancti Spíritus, Trinidad, Cabaiguán, Yaguajay, entre otros.
Cien mil jóvenes estudiantes, la gran mayoría de los cuales vivían en las ciudades se incorporaron voluntariamente a esta proeza para marchar a todos los rincones del país, alojándose en hogares humildes de los campesinos y enseñar a leer y escribir a los analfabetos. Estaban organizados en brigadas que pronto tomaron el nombre de "Conrado Benítez", en honor a ese maestro voluntario asesinado por las bandas contrarrevolucionarias en la sierra del Escambray.
A esos estudiantes se unieron más de ciento veinte mil alfabetizadores populares y unos 12 700 jóvenes obreros organizados en las Brigadas "Patria o Muerte", de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC). Contaron, además con cerca de treinta y cinco mil maestros, que actuaban como asesores pedagógicos. En total se movilizaron para esta singular campaña alrededor de trescientas mil personas.
La misión de los brigadistas requería de una extraordinaria dosis de comprometimiento, sacrificio, voluntad y resistencia, tanto de los jóvenes maestros como de sus familiares. Gran parte de los adolescentes que trabajaban en la Campaña no se habían separado jamás de sus hogares, y fueron ubicados en zonas rurales intrincadas, viviendo entre personas entonces desconocidas- generalmente con modos de vida y costumbres distintos a los suyos-, compartiendo las condiciones de pobreza que no habían superado todavía muchos de aquellos seres, siempre olvidados hasta entonces, y ayudándolos también, después de la faena docente, en sus labores cotidianas.
Pero el más grave de los problemas radicaba en que buena parte de esos jóvenes tenían que llevar a cabo su honrosa misión en zonas donde operaban bandas contrarrevolucionarias, portando como únicas armas sus cartillas de alfabetización y la convicción de que realizaban una tarea noble y pacífica. Ese carácter pacífico y noble no impedía, sin embargo, que las bandas armadas, en su criminal empeño de frustrar la obra de la Revolución, atacasen una y otra vez a los jóvenes maestros y a los hogares que los cobijaban, asesinando a varios alfabetizadores como Manuel Ascunse Domenech y Delfín Sen Cedré, y a campesinos que se alfabetizaban, como Pedro Lantigua y Eliodoro Rodríguez Linares.
No obstante, todos los obstáculos fueron vencidos exitosamente, y al culminar la Campaña, el 22 de diciembre de 1961, se habían alfabetizado más de setecientos mil adultos, quedando únicamente los incapacitados para el aprendizaje.
Habían sido alfabetizados 707 mil cubanos, por lo que el índice de analfabetismo en Cuba quedó reducido a 3,9 % de su población total, incluyendo a 25 mil haitianos residentes en las zonas agrícolas de Oriente y Camaguey, quienes no dominaban el idioma español, a los impedidos físico y mentales, y a las personas que, por su avanzada edad o deficiente salud, fueron declarados inalfabetizables. Ello colocó a nuestro país entre las naciones de más bajo índice de analfabetismo en el mundo. Este extraordinario logro revolucionario fue obra de una poderosa fuerza, constituida por 121 mil Alfabetizadores Populares; 100 mil brigadistas Conrado Benítez; 15 mil brigadistas Patria o Muerte; 35 mil maestros voluntarios, lo que hace un total de 271 mil educadores; lo que, unido a los cuadros dirigentes, los cuadros políticos y los trabajadores administrativos llegan a la impresionante cifra de más de 300 mil participantes en la Campaña.
Aquel 22 de diciembre de 1961, las palabras de Fidel resumen esfuerzo:
"Ningún momento más solemne y emocionante, ningún instante de legítimo orgullo y de gloria, como este en que cuatro siglos y medio de ignorancia han sido derrumbados. Hemos ganado una gran batalla, y hay que llamarlo así -batalla-, porque la victoria contra el analfabetismo en nuestro país se ha logrado mediante una gran batalla, con todas las reglas de una gran batalla. (…) Esa capacidad de crear, ese sacrificio, esa generosidad de unos hacia los otros, esa hermandad que hoy reina en nuestro pueblo. ¡Eso es Socialismo!"
A las palabras de Fidel, retumbó en la Plaza de la Revolución la unánime respuesta de todos los brigadistas:
¡Fidel, dinos que otra cosa tenemos que hacer!
Los mártires de la Revolución fueron:
Conrado Benítez García.
Pedro Miguel Morejón Quintana.
Modesto Serrano Rodríguez.
Tomás Hormiga García.
Delfín Sen Cedré.
José Galindo Perdigón Taurino.
Vicente Santana Ortega.
Manuel Ascunce Doménech.
Pedro Lantigua Ortega.
Conrado Benítez García
Alfabetizador. Se inició como maestro voluntario y fue ubicado en una escuela en las montañas de Sancti Spíritus, donde alternaba las clases de 44 niños por el día con otros tantos adultos por las noches, con el fin de erradicar el analfabetismo. Mientras se encontraba realizando esa faena fue asesinado por elementos sin escrúpulos que troncharon su vida por el solo "delito" de llevar la enseñanza a los campesinos.
De procedencia humilde, había nacido en la occidental provincia de Matanzas el 19 de febrero de 1942. Era excesivamente callado, como tímido, introvertido y muy respetuoso Desde muy pequeño mostró interés por ir a la escuela pero se vio obligado a trabajar ya desde segundo grado. Trabajó como limpiabotas y panadero para contribuir en la búsqueda del sustento familiar, durante el día, y dedicar las noches a estudiar, en busca de horizontes más prometedores que solo encontró tras el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959. En 1954, al aprobar el sexto grado, matriculó la enseñanza Primaria Superior.
El Poeta Nacional, Nicolás Guillén, lo evocaba como el maestro, amigo puro, verde joven de rostro detenido. Para los campesinos de la zona era muy buena persona, atento y trataba de forma especial a los niños.
Ya con la Revolución Cubana en el poder, en los primeros meses de 1960 el entonces Primer Ministro, Fidel Castro, hizo el llamado para formar el contingente de Maestros Voluntarios en la Escuela de Capacitación Pedagógica de Minas de Frío, que impartirían clases en las montañas.
A Conrado le interesaba el magisterio, aunque también quería estudiar Ingeniería Eléctrica. Se incorporó al primer destacamento, donde señaló que permanecería dando clases en la Sierra Maestra "todo el tiempo que fuera suficiente", incluso su disposición a formalizar su residencia permanente allí y recibir entrenamiento militar. En el campamento, por su rapidez, desempeñó el oficio de cartero.
Partió junto con un grupo de jóvenes para la escuela de Minas de Frío, en la Sierra Maestra, el 12 de mayo de 1960. El entrenamiento y la capacitación duraron hasta agosto.
Ya graduado se ocupó de la escuela situada en la finca San Ambrosio en las montañas de Sancti Spíritus, donde alternaba las clases de 44 niños por el día con otros tantos adultos por las noches. Pero nunca se detuvo frente a las condiciones adversas en que tenía que realizar sus actividades como maestro.
Es de los primeros en ser ubicado junto a Magalys Olmos López, ambos fueron destinados a una intrincada zona de Trinidad, en la región montañosa del centro del país, era una zona muy aislada, conflictiva y de influencia contrarrevolucionaria, donde operaban, entre otras, las bandas de Emilio Carretero y Osvaldo Martínez.
A Magalys la situaron en Ciego Ponciano; a él, en Sierra Reunión, fue el primer maestro de ésta área. Allí construyó su escuela en un aserrío y ayudó a su compañera a levantar la suya. Para solucionar el problema de los asientos, clavó unas estacas y le puso tablas encima, porque lo más importante para él, era que todos los campesinos y los niños aprendieran. Los últimos días de 1960 los pasó con su familia y su novia. Él anhelaba casarse, luchar por la Revolución y seguir superándose.
Al regreso, el 4 de enero, ambos llegaron a la casa del campesino Felo González, luego de que otro campesino de la zona, les advirtiera que debían detenerse, porque se sabía de la presencia de alzados en las cercanías. Ella le pidió a Felo que los dejara pasar la noche allí y él aceptó; pero Conrado decidió continuar la marcha. Estaba entusiasmado; pues quería llegar donde sus alumnos, a quienes llevaba libros de cuentos, colores y juguetes.
A solo seis días de iniciada la Campaña de Alfabetización el 5 de enero de 1961, en Tinajitas o zona de Las Tinajas,en las montañas de Pitajones, del macizo montañoso Escambray, ubicado en el municipio de Trinidad, en la provincia de Sancti Spíritus (antes Las Villas), Conrado Benítez fue asesinado junto a otros compañeros, por la banda de alzados contrarrevolucionarios encabezada por Osvaldo Ramírez.
Las únicas armas que portaba eran sus pertenencias personales, un libro de Anatomía, uno de Matemáticas y uno de Composición, entre otros, y algunos regalos para los alumnos que, impacientes, le esperaban en la finca San Ambrosio.
Su vocación por la enseñanza y sus condiciones de joven y negro, constituyeron las tres razones por las cuales fue asesinado por aquellos bandidos alentados y apoyados desde Estados Unidos de América, era el ansia de combatir la incultura que dominaba a la población cubana.
Junto a su cadáver medio insepulto fueron encontrados también los de Eliodoro Rodríguez, Luis Conesa, Antonio Navas, El Currito, y a otro campesino no identificado.
Tomás Hormiga García
Joven revolucionario cubano. Miembro de las milicias luego del triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959. Colaboró con la Campaña de Alfabetización. Sorprendido por una banda de alzados cuando cumplía una guardia fue torturado y posteriormente asesinado.
Nació en 1939, en la finca Palo Prieto, Manacas, provincia de Las Villas. Sus padres Antonio y Modesta se dedicaban a las labores agrícolas. Huérfano desde los seis años quedó al cuidado de Jesús Morejón y Flora Ramírez. Asistió a la escuela hasta el segundo grado pero tuvo que abandonar la escuela para apoyar económicamente a sus tutores.
Al triunfar la Revolución el 1 de enero de 1959 comienza a trabajar en la granja Rubén Martínez Villena. Pertenece a las milicias desde la fundación de las mismas y se destaca en la Limpia del Escambray como miembro del Batallón 338. Después de la invasión mercenaria por Playa Girón es enviado a la playa La Panchita
Colaboró con la Campaña de Alfabetización en la labor de convencimiento que se realizaba con aquellos que se negaban a alfabetizarse, así como en la custodia de los brigadistas. Tomó él mismo clases y alcanzó el cuarto grado.
La banda contrarrevolucionaria de Margarito Lanza Flores, alias Tondike operaba en la zona donde estaba destacado Tomás. Cuando se encontraba de guardia como parte de una operación emprendida por la milicia para acabar con la banda fue sorprendido por los alzados y hecho prisionero. Fue golpeado torturado y ahorcado en una rama baja de un árbol para prolongar su agonía.
El pueblo acompañó su sepelio hasta el cementerio de Manacas.
Delfín Sen Cedré
Alfabetizador, miembro de las Milicias Nacionales Revolucionarias y participante en las luchas contra bandidos.
Delfín, nació el 26 de enero de 1935, en el seno de una familia humilde, necesitó trabajar desde la más temprana edad. Desempeñó diferentes oficios para mantener a su familia y poder estudiar. Al triunfar la Revolución, realizó numerosas tareas, entre ellas guardias y censo de analfabetos, en tanto se ocupó de organizar una sección del Sindicato de Trabajadores del Comercio, en la que ocupó una de las secretarías. Contribuyó a la Organización de Asociaciones Campesinas.
Como miembro de las Milicias Nacionales Revolucionarias participó en la lucha contra bandidos en el macizo montañoso del Escambray, en el centro de la Isla. Demostró total apoyo a la naciente revolución y lo hizo constar en carta dirigida a su hermana Teresa, fechada el 17 de septiembre de 1960:
"(…) porque esta Revolución es el futuro glorioso no podemos más que llevar a cabo cuanto sacrificio nos imponga pues nuestro descanso sólo estará en la tumba, que es el descanso del Revolucionario (…)"
En la noche del 3 de octubre de 1961, Delfín Sen Cedré, Ignacio Rivero y Manuel Brito Martín, integrantes de las Brigadas Obreras de Alfabetización Patria o Muerte, se encontraban en su campamento de la finca La Luisa, barrio de Paso Cavado, en Novo, intrincado lugar de Quemado de Guines, en la provincia Villa Clara, en espera de los restantes compañeros que no habían regresado de impartir las lecciones del día a sus respectivos alumnos. Poco después se les unió el campesino Pedro González. En ese momento aparecieron bandas contrarrevolucionarias que operaban en la zona, dispuestos a asesinarlos. A Delfín lo condujeron rumbo al río y avanzados unos 30 metros, en una planta de aguacate, lo ahorcaron.
Manuel Ascunce Domenech
Manuel Ascunce Doménech (Sagua la Grande, Villa Clara, 1945 – Limones
Cantero, Sancti Spíritus, 26 de noviembre de 1961) fue un joven cubano, fue asesinado mientras alfabetizaba a manos de bandas contrarrevolucionarias.
Manuel Pablo Ascunce Domenech, hijo de Evelia y de Manuel, ella ama de casa y él empleado, nace el 25 de enero de 1945, a las siete y treinta de la mañana en la ciudad de Sagua la Grande, provincia de Las Villas, por ese entonces. Sus abuelos por línea paterna fueron Eladio y Guillermina y por línea materna, Vicente y Juana Rosa. La coincidencia quiso que este nacimiento ocurriera tres días antes de conmemorarse un aniversario más del natalicio de José Martí, como si la casualidad hubiera querido obsequiar este regalo al Apóstol de Cuba. El 23 de enero de 1947, próximo a los dos años de edad, fue bautizado en la Iglesia Parroquial de Sagua.
Sus padrinos fueron Guillermina Hernández Santos y Arnaldo Hernández Solloa. Era una familia humilde, con las características propias de la época de la seudorrepública. Tenía Manuel dos años, cuando la familia se traslada a la capital, a la residencia situada en Justicia No. 574, entre Santa Felicia y Santa Ana, en la barriada de Luyanó. Su niñez transcurrió feliz, junto al amor de sus padres, abuelos, y su hermanita menor Mambla, su compañera de infancia, por quien sentía gran cariño. A la edad de siete años los padres le proponen hacer la primera comunión, a lo que él respondió: "Yo no quiero tener nada con los curas". Fue tal su aferramiento en esto, que Evelia y Manuel decidieron no prepararlo en la doctrina católica, ni hablarle más del tema. Su enseñanza primaria la realizó en las Escuelas "Santa Marta" y "El Éxito", del propio barrio de Luyanó, donde culminó en el curso escolar 1957-58 el sexto grado, a la edad de trece años. Desde muy temprano demostró ser un alumno disciplinado, tranquilo, estudioso, de carácter serio, aunque gustaba de los juegos y de hacer chistes. Constituyó siempre un ejemplo para su única hermanita Mambla. Evelia cuenta de la época de infancia de Manuel, que amaba los animales y era desprendido. En una ocasión su papá le compró una mascota para jugar pelota, pero ella se dio cuenta de su ausencia, por lo que le preguntó a Manolito sobre el asunto, a lo cual él respondió:"que se la había prestado a un amiguito porque él no tenía ninguna".
En varias ocasiones su hermana Mambla, quien gustaba jugar con los gorriones que se caían en el patio, veía cómo Manolito hacía por restablecer a los pichones en sus nidos. Era muy limpio y presumido, cuando se caía en el piso y se levantaba, nunca se limpiaba las manos en la ropa, sino que con ellas en alto, corría para el baño a lavárselas. Cursó estudios de enseñanza media en la escuela "América", ubicada en Herrera y Guanabacoa, Luyanó, donde cursó el séptimo grado y comenzó el octavo en otra instalación de la escuela, en la propia barriada. Le gustaban mucho las fiestas, tenía un carácter juvenil, que le ganaba la confianza y el aprecio de sus compañeros. Era un muchacho trigueño, de tez blanca y ojos muy expresivos.
Poseía una nobleza extrema, no tenía nada suyo, y sentía gran sensibilidad por todo lo que le rodeaba. Últimamente ya estaba más alto que su padre, según la madre, y siempre escuchaba con atención todos los discursos de Fidel, como era habitual en la familia.
En la etapa estudiantil se incorpora a la defensa de la Patria, ante el ataque mercenario de Playa Girón, en abril de 1961, se hace presente en las guardias para la protección de su escuela secundaria básica si las circunstancias lo requerían. Se incorpora a la Asociación de Jóvenes
Rebeldes (AJR). Durante la Campaña de Alfabetización no vaciló en separarse del hogar para marchar a donde fuera necesario. Al llamado de Fidel para integrar las Brigadas "Conrado Benítez", Manuel solicita el ingreso en sus filas, el 23 de marzo de 1961. Era apenas un niño —como dijera el mismo Fidel Castro —, que además había sacrificado sus vacaciones, que llegaba allí, igual que otros 100 mil jóvenes, igual que otras decenas y decenas de miles de niños y de jóvenes, hijos, por supuesto, de decenas y decenas de miles de familias, muchos de ellos, la inmensa mayoría, hijos de la clase obrera. Manuel sale el 13 de julio de 1961 en horas de la mañana con destino al Campamento de la Alfabetización en Varadero, del nuevo edificio construido por la Revolución para la Secundaria América, escuela que actualmente lleva su nombre, situada en la calle Enna, entre Manuel Pruna y Rosa Enríquez, en Luyanó. Durante los días de entrenamiento en el Campamento Granma de Varadero, recibió la preparación mínima técnica para alfabetizar, y se le entregó el carnet No. 72792, con su uniforme y farol que lo identificaban como miembro de la Brigada "Conrado Benítez".
Manuel Ascunce fue designado para alfabetizar en la provincia de Las Villas, en la zona de Limones Cantero, municipio de Trinidad, donde alfabetizó en casa de los campesinos Colina y Joseíto, estancia que vio interrumpida por encontrarse enfermo y que lo obligó a viajar a La Habana.
En carta dirigida a sus padres el 4 de septiembre de 1961, les dice:
"Mami, dile a papi que, cuando venga, si puede me traiga un cake helado, pues los campesinos de aquí, nunca lo han comido, y el otro día dijeron que tenían ganas de comer dulces…". Cuenta Evelia, que llevaron el cake en una caja con mucho hielo seco y que este llegó intacto; Manolito no quiso comerlo y les dijo: "No mamí, déjaselo a ellos que nunca lo han comido… yo lo comeré cuando regrese a La Habaña". En dos ocasiones más los padres lo visitaron en casa de estas familias. A Manuel le gustaba comer con sus cubiertos. En una de esas visitas, Evelia se dio cuenta del trabajo que él estaba pasando al comer solo con la cuchara como cubierto, se le acercó y le dijo que le mandaría su juego de cubiertos, a lo que Manolito respondió: "Mima, eso sería una humillación para esta familia".
Más tarde se traslada a la casa de Pedro Lantigua por una propuesta propia, y le plantea el cambio a su compañera Anaís, la que ocupaba el cargo de Asesora Técnica de la Zona, por considerar que ese era un lugar difícil para ella, intrincado para una mujer, y por la responsabilidad que estaba desempeñando. La casa de Pedro Lantigua y Mariana de la Viña, estaba situada en la Finca Palmarito, barrio de Río Ay, en la zona de Limones Cantero, municipio Trinidad, en una zona cafetalera de difícil acceso con una extensión de treinta caballerías y había sido intervenida a su dueño seis meses atrás. Precisamente, uno de los hijos de este era miembro de la banda que asesinó a Manuel y a Pedro. Por las palabras de la madre de Manuel se conoce que ellos no llegaron a visitarlo en el hogar de Lantigua, pero sí sabían que esa familia, especialmente Mariana, lo trataban con mucho cariño, y todos lo querían. El se sintió siempre muy a gusto en esta casa, pues le agradaban los niños, y le encantaba montar a caballo. A Lantigua le gustaba cazar jutías y Manolito lo acompañaba en su cacería. En una de sus cartas le cuenta a sus padres de lo sabrosa que resultaba una jutía asada en el monte, pues él nunca la había comido.
Durante la estancia en casa de los Lantigua, se incrementó el ataque de las bandas contrarrevolucionarias a la zona, por lo que se recibió la orientación de evacuar prácticamente a los brigadistas de este lugar, pero Manuel insistió en mantenerse en su puesto, pues decía que debía terminar su trabajo para regresar como todos en su momento preciso. Siempre estuvo al lado de Lantigua en la defensa y custodia de la casa, de la familia, y los intereses de la Revolución.
El 26 de noviembre de 1961, en horas de la tarde, Mariana hizo para todos una colada de café recogido, cultivado y tostado en la propia finca, pero cuando ya se estaba repartiendo, no llegó ni si quiera a las manos de Pedro, pues fue sorprendido por presuntos milicianos, que después resultaron ser realmente, los bandidos. Mariana se percató de la simulación de los malhechores y salió en defensa de los suyos, quiso hasta hacer ver que Manuel era uno de sus nueve hijos. A la pregunta de quién era el maestro, Ascunce contestó: "¡Yo soy el maestro!" Lo que indignó a los bandidos y arremetieron contra él y Pedro de la forma más brutal y cobarde, además de llevarse con ellos a Pedrito.
Mariana los sigue y logra arrebatarles al hijo, saliendo en busca de ayuda y refuerzos pero, el estado del tiempo, la oscuridad de la noche y las dificultades propias del camino, no le permitieron evitar a tiempo el propósito de "los alzados".
Mientras tanto los bandidos siguieron ensañados con ellos, mediante ofensas, amenazas, golpeaduras, punzonazos -14 en total-, luchas, forcejeos y torturas. Cuando ya los tenían medio moribundos, deciden ahorcarlos y los alzan en dos ramas de una acacia, a poca distancia de la vivienda, aproximadamente a las ocho de la noche. Así quedan exánimes los cuerpos de Pedro y de Manuel, por defender la obra de la educación y ser fieles a la causa de la Revolución.
El asesinato de Manuel se produjo en Limones Cantero, finca Palmarito, junto a su alumno Pedro Lantigua Ortega, a manos de los criminales, Quesada Braulio Amador Quesada (principal ejecutor), Pedro González Sánchez y Julio Emilio Carretero Escajadillo (jefe de una comandancia).
Sus cadáveres fueron traídos al poblado, donde campesinos y brigadistas les rindieron el tributo emocionado y merecido; más tarde el de Manuel fue trasladado a la capital, donde un mar de boinas verdes del Ejército Alfabetizador, confundidas con un pueblo todo, dio el último saludo al Maestro.
En el acto de despedida, el entonces Presidente Osvaldo Dorticós Torrado, expresó: "Al asesinar a este adolescente, se ha querido asesinar con él a una nueva generación que encarna el más lúcido y sano presente, y que anuncia para la Patria el más esclarecedor porvenir. Hoy hemos cavado una tumba para el héroe adolescente, pero con actos como este cava día a día, su tumba el imperialismo y el capitalismo."
"Se trata, compañeros, de un joven, casi recién traspasada la infancia, arquetipo de la nueva generación que hoy se forma al socaire de nuestro proceso revolucionario. Se trata de un joven estudiante, amorosamente entregado al entusiasmo revolucionario, militante fervoroso de la más hermosa campaña y tarea que hasta hoy ha llevado a cabo nuestra Revolución".
"Y quiénes son los respónsables de este crimen? Son, en primer término, los autores materiales, mercenarios o degenerados que realizaron el hecho con sus manos asesinas. Son responsables de este crimen los liderzuelos contrarrevolucionarios traidores que inducen -al crimen desde las playas veraniegas de Miami. Son responsables de este crimen los dirigentes del Imperialismo, que inspiran estas acciones criminales, arman las manos de los asesinos, financian con dólares sus acciones; responsables de este crimen y de los otros crímenes, son los dirigentes de Washington…; responsable de este crimen es en última instancia, el sistema imperialista y capitalista, que actualmente pretende sobrevivir en la historia, realizando hechos como este."
En la clausura del XI Congreso Obrero, Fidel anuncia: "En el día de hoy hemos recibido la noticia de que un joven brigadista alfabetizador, de 16 años de edad, fue asesinado por elementos contrarrevolucionarios en la finca Palmarito, barrio Río de Ay, término municipal de Trinidad, Las Villas. El joven se nombra, o se nombraba y se seguirá nombrando: Manuel Ascunce Domenech."
"Según el informe recibido de Las Villas, los hechos ocurrieron así: el campesino Pedro Lantigua fue un revolucionario de siempre. Por eso al advenir la actual Revolución se integró a ella totalmente. Pertenecía, además, a las Milicias Nacionales Revolucionarias. La tarde de los hechos —es decir, antier a eso de las seis, se presentó a la puerta del bohío un individuo que le dijo: "Tengo que hablar contigo, sal un momento". El campesino salió al encuentro del que así lo requería, y tras él salió el brigadista, y después la esposa de aquel y un hijo de 14 años."
"Al llegar todos fuera, vieron que había un grupo de individuos armados: El que había hablado con el campesino se dirigió ahora al brigadista y le preguntó quién era. Aunque la campesina, comprendiendo el peligro, trató de hacerlo aparecer como hijo de ella, este respondió que era el maestro. El facineroso entonces agregó: "Tú eres brigadista, ven también".
"En estos momentos el campesino parece que intentó hacer uso de su arma, pero todo fue inútil por la superioridad numérica de los asaltantes, Emprendieron la marcha, y la campesina con su menor hijo, trató por tres veces de seguirlos. Una de las veces maltrataron al niño, y en la tercera la amenazaron con que si volvía le entrarían a tiros. La campesina esta vez permaneció un rato en la casa y una vez que se alejaron los asaltantes con los dos hombres de la casa, ella se dirigió al lugar de vivienda más cercano, a 2 ó 3 km y pidió ayuda narrando lo sucedido."
"Al acudir vecinos del lugar al sitio por donde ella vio alejarse a los hombres, encontraron colgados de un árbol al campesino y al brigadista."
"Qué puede haber sido la causa, el móvil de esa acción? ¿La irritación de los enemigos de la Revolución ante el hecho de que se hayan alcanzado las cifras de los cientos de miles de alfabetizados? ¿Qué los ha motivado? ¿La impotencia, la irritación y el odio? ¿O los ha movido el deseo de obstaculizar y perturbar el esfuerzo final, de sembrar el terror entre las decenas de miles de familias que tienen a sus hijos alfabetizando, a fin de debilitar y frustrar el tremendo esfuerzo de la última etapa de la Campaña?"
"Retirar a un solo joven es hacer lo que querían los asesinos! ¡Recoger a un solo joven es complacer a los asesinos de ese joven! Recoger a un solo joven sería en estos instantes una falta de solidaridad con los familiares del joven asesinado, sería una falta de solidaridad con todas las demás madres! Nosotros sabemos que las madres van a tener valor, que las madres van a confiar en la vigilancia de todo el pueblo y en el esfuerzo de la Revolución para evitar que vuelva a ocurrir, para evitarlo en la medida de las fuerzas de la Revolución, movilizando los recursos que sean necesarios."
Pedro Lantigua Ortega
Campesino cubano asesinado en 1961 por bandas contrarrevolucionarias al servicio de la CIA que operaban en el Escambray.
Pedro Lantigua Ortega nació en una familia de campesinos el 27 de abril de 1919 en el lomerío trinitario, antigua provincia Las Villas (hoy Sancti Spíritus). Se dedicó a la siembra y participó como obrero durante la construcción del Sanatario Nacional de Topes de Collantes.
Al triunfar la Revolución en 1959 se incorpora a las MNR, ingresó en la Escuela de Entrenamiento de Milicias de La Campana. Participó en la Limpia del Escambray Fue combatiente, práctico y administrador en la finca Palmarito en Limones Cantero. En su casa se estableció el maestro brigadista Manuel Ascunse encargado de alfabetizar la zona. El 26 de noviembre es asesinado junto a su maestro Manuel Ascunse Domenech. Al presentarse en la vivienda del humilde campesino, los forajidos habían fijado su atención en el muchacho:
— Y ese ¿quién es? – preguntaron.—¡Yo soy el maestro! – Respondió con dignidad y valentía el joven brigadista, cuyas palabras incitaron la sed de odio y sangre de los contrarios, que cometieron de la forma más brutal y cobarde el alevoso crimen contra los dos hombres indefensos.
Conclusiones
La Campaña de Alfabetización permitió erradicar el analfabetismo en Cuba y facilitar el acceso universal a otros niveles de enseñanza de manera gratuita. La Campaña de Alfabetización demostró el apoyo del Gobierno Revolucionario al pueblo cubano y el apoyo del pueblo al Gobierno Revolucionario, a pesar de que la contrarrevolución interna apoyada por Estados Unidos arremetiera contra esta gran medida revolucionaria asesinando injustamente a alfabetizados y alfabetizadores. Con la Campaña de Alfabetización se demostró la verdadera esencia del Socialismo como sistema político.
Bibliografía
Barrera Figueroa Orlando. Estudios de Historia Espirituana, Editoral Luminaria, Sancti Spíritus, 1994.
Campos Gallardo Luís. Biografía de Manuel Ascunse Domenech, Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, 1996.
Cantón Navarro José y otros: Historia de Cuba: 1959-1999. Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, 2009.
Materiales de ECURED.
Autor:
Jhoannis Jacinto Rodríguez Avalos.
Dr.C Leonardo Marín Llavert.
Facultad: Humanidades.
Departamento de Marxismo Leninismo e Historia.
Sancti Spíritus.
Diciembre 2013.