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Calorías, dietas, hormonas, neurotransmisores y microbios: Pentateuco críptico de la obesidad

Enviado por Felix Larocca


  1. ¿Por qué lo del "Pentateuco" en el título de esta lección?
  2. Las calorías: ¿Cuentan o no cuentan?
  3. La fisiología de la gordura
  4. El aspecto incierto de las dietas para adelgazar
  5. Hormonas
  6. Neurotransmisores
  7. Los microbios
  8. En resumen
  9. Bibliografía

El sistema fiscal

De todas las proposiciones que intentan explicar el fenómeno, hasta ahora indescifrable, de la génesis de la obesidad, la más común, por ser la más simple, es la conocida como el sistema cambiario, fiscal o monetario.

Este consiste en la noción de que, en el manejo de lo que comemos, somos como una hoja de teneduría:

  • Comida en exceso y poco ejercicio = crédito (o gordura)

  • Muy poca comida y mucho ejercicio = débito (o pérdida de peso)

Lo que no es tan simple, ya que en la mayor parte de los casos donde se aplica, no funciona.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos25/sistema-fiduciario/sistema-fiduciario#ixzz33I9gpBv4

A medida que se aproxima el verano en las regiones norteñas del globo terráqueo y, después de haber pasado revista a los resultados tristes de las resoluciones de perder de peso que hiciéramos para el año nuevo, ya olvidado; nos preparamos de nuevo a perder de peso para conquistar con cuerpos harmoniosos las playas, la admiración de otros y el sol del verano…

¡Empresa de enormes repercusiones para todos! Especialmente para las mujeres…

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En esta lección nos proponemos unificar el estado del arte en el entendimiento y el manejo del rompecabezas enmarañado de la obesidad y la razón por la cual ésta persiste afligiendo nuestros cuerpos y complicándonos las vidas sin tregua.

¿Por qué lo del "Pentateuco" en el título de esta lección?

Veamos:

El Pentateuco o la "Torá" (en hebreo) es el conjunto de los cinco primeros libros de la Biblia, que son: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. La palabra hebrea "Torá" significa enseñanza, instrucción o Ley, de manera que en sus cinco libros se recogen las enseñanzas de Dios al Pueblo de Israel.

Esta tesis nos resume el camino tortuoso de la obesidad y sus vicisitudes históricas y sociales. (Leer más: recursos.cnice.mec.es/bibliainfantil/antiguo/libros/pentateuco/pentateuco.htm)

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Libro I.

Las calorías: ¿Cuentan o no cuentan?

Por la mayor parte de los años del siglo pasado, que William Bennett designara "The century of svelte", el entendimiento general de la causa de la obesidad se basaba en la aplicación de una ley de la física. Específicamente, la primera ley de la termodinámica que estipula que la energía no puede ni ser creada ni ser destruida, solamente transformada.

Cuando viene a la acumulación de peso, esto significa que el consumo de calorías (formas de energía) menos su utilización iguala a calorías acumuladas y a libras aumentadas.

Cuando comemos en exceso, de acuerda a esta proposición — de inexactitud demostrable — engordamos.

La solución simple, de acuerdo a todos los que tratan el sobrepeso: Ejerce la fuerza de tu voluntad y serás delgado.

A pesar de todos los esfuerzos intentados por las agencias responsables para combatir la gordura, depositando sus esfuerzos en esta propuesta, la gordura no sólo no ha disminuido en su crecimiento, sino que avanzó y continúa avanzado con pertinacia pasmosa.

He aquí la razón

Muchos consideran que hemos confundido causa y efecto, reflexionando de esta manera: Si no es comiendo en exceso lo que causa nuestra gordura, entonces ¿es el proceso mismo de engordar lo que nos incita a comer en exceso?

Mientras acumulamos más calorías ocultadas en nuestras reservas grasas, menos energía hay circulando en la sangre para satisfacer los requerimientos alimenticios del organismo. Energía que debemos resarcir.

Esto resulta en un problema de distribución: Nosotros tenemos calorías en demasía, pero éstas permanecen inaccesibles en el sitio equivocado, ya que no se pueden utilizar desde la sangre circulante.

Lo que traduce, paradójicamente, en que nosotros tenemos más hambre porque estamos engordando.

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Comida simple por Pablo Picasso

En resumen: cuando las células adiposas absorben demasiada energía, las calorías de los alimentos promueven el crecimiento de tejidos grasos que, en lugar de servir los requerimientos nutritivos del cuerpo estimulan el hambre, precipitando comer en exceso con sus consecuencias abominables.

De acuerdo a lo antedicho, factores del entorno han resultado en que las células grasas de nuestro organismo absorban y acumulen cantidades excesivas de glucosa que son suministradas en exceso por todos los comestibles que consumimos ricos en calorías.

Debido a que pocas calorías están disponibles para mantener el equilibrio metabólico, el hipotálamo dirige a que se incremente el consumo calórico por medio del hambre y que el cuerpo ahorre energía por medio de la reducción de la velocidad del metabolismo, haciéndolo más lento.

El resultado: gordura.

Comiendo más resuelve el problema temporalmente aunque aumente la acumulación de grasa con el acrecentamiento de peso resultante.

Comenzando dietas y reduciendo el consumo de calorías obstruye la ganancia de peso temporalmente, haciéndonos pensar que estamos ejerciendo control sobre nuestro sobrepeso, aunque, de manera previsible, éstas incrementan el hambre y desaceleran el metabolismo aún más.

En mi artículo acerca del sistema fiduciario, y en otros relacionados que analizan el efecto de la restricción calórica — método favorito por todos para perder de peso — se explican en detalle las razones para que todos estos fallen.

El resultado en la aplicación de este método es desalentador. En una investigación reciente solamente uno en cada seis adultos con sobrepeso que perdieran libras con este procedimiento mantuvo un modesto 10% de la pérdida de peso por un año.

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"Oh, Dios mío: ¡Cuán dulce es morir por la boca!"

Veamos, en estudios conducidos por Rudolph Leibel de Columbia University, cuando sujetos delgados y obesos fueron alimentados en formas escuetas para que perdieran 10-20% de su peso, el hambre aumentó y el metabolismo se volvió más lento, mientras que comiendo en exceso aceleró la eficacia del último.

Para ambos grupos de voluntarios, estas respuestas tienden a empujar el peso al lugar donde estuviera cuando el experimento comenzara. Lo que condujera muchos a pensar en la teoría del termostato ("set point") y a la calibración genética del mismo. Lo que es compatible con el concepto de que la grasa acumulada y el sobrepeso resultante son defendidos por procesos homeostáticos, que hacen deshacerse de ellos muy difícil como todos sabemos.

Pero si las calorías y los factores genéticos son tan relevantes con nuestros termostatos establecidos durante nuestra gestación ¿Por qué la prevalencia de la obesidad en adultos norteamericanos se ha triplicado desde el año 1960?

La fisiología de la gordura

Existen muchos factores biológicos que afectan la acumulación de grasa en el organismo.

Varios mecanismos, hasta ahora insospechados y, por tantos ignorados, afectan la acumulación y depósito de calorías en las células adiposas: Estos son factores genéticos, niveles de actividad física, la falta de sueño y el estrés entre otros más.

El rol de la insulina

Nosotros sabemos que el exceso de insulina en el tratamiento de la diabetes causa aumento de peso y que su deficiencia resulta en la pérdida del mismo. También sabemos que, de todo lo que comemos, los carbohidratos refinados y fácilmente digeribles son los que estimulan en respuesta la producción de las mayores cantidades de insulina.

De esto se deduce que aumentando la cantidad de azúcares y carbohidratos refinados como se consumen en la dieta americana — patrón triste que han seguido la mayoría de los países civilizados — ha incrementado los niveles de insulina en la población general, poniendo las células grasas en módulo de alta velocidad lo que resultara en la producción de respuestas biológicas de engordar en un sinnúmero de personas.

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No todas las calorías son iguales…

El consumo indiscriminado y en exceso de papitas fritas, refrescos azucarados, comidas abarrotadas con HFCS, cereales endulzados, galletitas y otras sustancias de contenido similar ha incrementado la obesidad en todas las poblaciones estudiadas, llegando a lo que hoy conocemos como la "globesidad".

Una razón por la que consumimos tantos carbohidratos refinados en la actualidad es porque los mismos han sido añadidos a las comidas procesadas en lugar de grasas. Las que fueran el blanco de los esfuerzos para perder de peso desde los años setentas del siglo pasado.

Las grasas acarrean el doble del número de calorías que arrastran los carbohidratos, pero dietas bajas en grasa, son las menos efectivas de todas las intervenciones comparables, de acuerdo a reportes muy recientes.

Otros estudios examinaron 21 adultos con sobrepeso y obesos, después de que hubieran perdido 10-15% de su masa corporal, utilizando dietas que eran o reducidas en carbohidratos o bajas en grasas.

A pesar de consumir el mismo número de calorías en cada dieta, las personas en la dieta baja en carbohidratos quemaron 325 menos calorías por día que los que estuvieran en la dieta baja en grasas. Lo que iguala la energía utilizada en una hora de actividad física intensa.

Otro estudio sugiere que aún una dieta de baja calidad puede resultar en la obesidad aunque ésta sea baja en calorías.

Ratas alimentadas con una dieta de carbohidratos de digestión rápida (llamada dieta de índice glicémico elevado) acumularon 71% más grasa que controles que consumieron en general muchas más calorías, pero en forma de carbohidratos de digestión lenta.

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Esteatopigia

La historia de la obesidad y sus vicisitudes es amplia (de manera literal) y es una que mantiene en trajín desesperado tanto a los investigadores, como al público en general por su pertinacia.

Las ideas descritas en los párrafos anteriores no son ni nuevas ni esotéricas, ya que todos tenemos acceso a las mismas consultando los muchos artículos que hemos publicado acerca de este asunto y consultando los libros — que a menudo, se contradicen entre sí — que aparecen todo el tiempo ofreciéndonos la "dieta ideal" u otra solución "original", amén de final, para eliminar este flagelo que algunos estiman afectará un estimado 60% de la población norteamericana para el año 2050.

Repitiendo, lo antedicho no es nuevo, la noción de que sobre-comemos porque estamos engordando ha estado con nosotros por mucho tiempo.

Por ejemplo, un internista germánico en el 1908 descartó la hipótesis del balance energético, manteniendo que la obesidad era resultado de un trastorno metabólico que él llamara "lipofilia" o "afinidad corpórea por la grasa".

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Estas teorías se han ignorado tal vez porque rebaten actitudes que el hábito y la costumbre han sancionado.

El énfasis popular en el balance calórico refuerza la creencia que el equilibrio energético constituye la primera línea de defensa contra la obesidad lo que significa que para la gran mayoría, la creencia de que tenemos poder volitivo sobre la gordura es una realidad y que la — llamada — "fuerza de voluntad" para combatirla es esencial.

Lo que no es cierto de acuerdo a nuestras conclusiones. Seguir leyendo:

www.monografias.com/trabajos48/motivacion-tratamiento-sobrepeso/motivacion-tratamiento-sobrepeso2

En adición la industria de comidas rápidas — que deriva ganancias enormes de las comidas sobrecargadas de productos derivados del maíz, trigo, arroz y azúcar — invoca el mito del balance calórico como la primera línea de defensa contra la obesidad.

Ellos defienden el control del tamaño de las porciones. Pero, si todas las calorías fueran idénticas, entonces no existen comidas dañinas, y las bebidas edulcoradas, las junk foods y el azúcar serían benignas si se consumieran en cantidades escuetas. El hecho de que estas nociones nunca dan resultados se toma equivocadamente como prueba de que las personas gordas carecen de fuerza de voluntad y no como prueba de que la idea misma sea la que esté incorrecta.

Por lo antedicho sabemos que el conteo de calorías — en verdad — no cuenta.

Libro II.

El aspecto incierto de las dietas para adelgazar

Desde que William Banting publicara en Londres el primer libro de dieta como best-seller, en el 1869. Desde entonces, estas publicaciones han visto su multiplicación viral con los mismos resultados tan efímeros como decepcionantes y frustrantes.

Inspirado por el deseo y, más a menudo, por la necesidad de impartir información y conocimientos genuinos a nuestros lectores y seguidores, que los piden utilizando todas las vías de comunicaciones a las que tienen acceso he dedicado programas radiotelevisivos y publicado artículos para llegar a la conclusión de cuál es la dieta que a todos podemos recomendar.

Luego de años de arduas labores concluyo en que: Esa dieta — si no fuese ECHA, la estrategia de comer asignada a nuestro género por la misma Naturaleza — no existe. Y que, por cierto, no es la por la mayoría seguida en nuestros días de alimentación estocástica. Leer más: https://www.google.com.do/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-8#q=ECHA%20larocca

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Para seguir nuestra tarea asignada en esta publicación me permito dirigir al lector a donde puede encontrar una porción considerable de mis artículos al respecto: /cgi-bin/search.cgi?query=dietas%20larocca

Concluyo en esta sección de este artículo recordando las breves palabras de inestimable sabiduría que escribiera Melvin Konner en las páginas de su libro The tangled wing: Para perder de peso es necesario acostumbrarse a sentir un poco de hambre. A lo que añadimos que es algo que muchos (por razones individuales) no pueden tolerar.

Prosiguiendo

Libro III.

Hormonas

En tiempos pasados la obesidad y el sobrepeso se trataban por medio de un número modesto de métodos basados en la idea — siempre equivocada — de que estas condiciones eran debidas a un problema del metabolismo lento, que actuaba erráticamente, lógicamente derivado de la actividad glandular de sus víctimas.

Se asumía que en algunas mujeres el embarazo — con su libertad final de los grilletes impuestos por la necesidad de comer juiciosamente — era la causa de sus corpulencias. En otras personas — la mayoría — que eran "las hormonas" (especialmente las de orígenes tiroideos) y el metabolismo, los que serían necesario acuciar.

El tratamiento era monótono: hormonas tiroideas (aunque las pruebas de laboratorio fueran equívocas o negativas), diuréticos para que la eliminación de líquidos diera la ilusión de pérdidas peso y con ello la ilusión de que éstas fueran debidas a disminución de tejido adiposo, la institución de un régimen dietético sui géneris, un poco de ejercicios y voilà. Hasta el nuevo ciclo de torturas.

Por supuesto, estos sistemas viven en las memorias de un público que sigue siendo bombardeado con ideas nuevas y arrebatos pasajeros como son "el nuevo método del doctor tal y cual" — persona cuyo patronímico era a menudo impresionantemente exótico — o que el adenovirus 36, que no sólo es causa de la influenza, sino que asimismo produce la obesidad.

Con lo antedicho concluimos así: ¡Ya basta con la agonía artificial, producto de las dietas comerciales!

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Órgano, el más complejo que existe

Libro IV.

Neurotransmisores

En una de mis contribuciones apuntaladas en las neurociencias en la que hablo acerca de la gordura, concluyo de la siguiente manera:

En esta lección hemos analizado equitativamente un "método" supuestamente dirigido al mejoramiento de la vida, al equilibrio de nuestra fisiología y a la regulación del sobrepeso.

Un procedimiento que considera el proceso de la demostración científica de sus aserciones un proceso espurio, y, uno que hace uso, para la explicación de sus resultados obtenidos, una mescolanza de argumentos urdidos a medias.

Un método que ignora en su diseño la consideración de adaptarlo a las diversas etapas de la vida y que falla en tomar en consideración ciertos elementos decisivos como son la presencia de un embarazo o de una enfermedad asociada cuando el individuo entra en el proceso de detox.

En el caso de Fedora, esta mujer estaba clínicamente deprimida, para lo que tuvo que ser hospitalizada.

Si bien es cierto que nadie en el mundo todo lo sabe, también es cierto que existen métodos para validar nuestras hipótesis, más allá de la mera anécdota de conveniencia.

Leer más: /trabajos93/dietas-a-desintoxicaciona-a-realidades-o-ficciones/dietas-a-desintoxicaciona-a-realidades-o-ficciones#ixzz33TzGNIy5

Del encanto seductivo de las explicaciones neurocientíficas… (http://www.mitpressjournals.ferkorg/doi/abs/10.1162/jocn.2008.20040#.U43P2vldV8E)

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Libro V.

Los microbios

En un reciente artículo que este autor publicara se endorsa el interés demostrado por un grupo de investigadores que han señalado la flora microbiana intestinal como área fértil para nuestros intereses científicos en el estudio de la obesidad:

La flora intestinal como agente causante de trastornos emocionales y de la obesidad

Una plétora de estudios recientes han aparecido en la literatura médica proponiendo que la composición de la flora intestinal es responsable por cambios en nuestras emociones y que el trasplante bacteriano fecal proporcionaría métodos de tratamiento económicos, efectivos y con menos posibilidades de riesgos como los que se asumen cuando se usan cualquiera de los fármacos conocidos.

Las enfermedades gastrointestinales, por su parte, siempre se han asociado con estados de ansiedad, de angustia, el estrés y con otros factores psicológicos.

Leer más: /trabajos100/trasplante-fecal-obesidad-y-psiquiatria-a-entidades-paralelas/trasplante-fecal-obesidad-y-psiquiatria-a-entidades-paralelas#ixzz33U2aiTGI

Veamos entonces

Cómo las bacterias intestinales pueden hacernos gordos o delgados

Para un creciente número de norteamericanos que combaten incesantemente la obesidad, la noción de que estilos sedentarios de vida, dieta poco saludable y quizás factores genéticos se consideran las causas de sus miserias.

Lo que no es nuevo.

Pero, hay buenas nuevas, sino nuevas esperanzas. Investigadores están llegando a la convicción de que miles de millones de bacterias que habitan nuestros intestinos representan factores de importancia en este cuadro general.

Veamos cómo lo hacen

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Flora intestinal

Por toda nuestra presencia evolutiva en este planeta, los residentes microscópicos de nuestros intestinos nos han asistido en la descomposición — para nuestra nutrición — de las resistentes materias fibrosas vegetales en pago por el privilegio de vivir en medio del rico caldo nutritivo que les proveemos.

Ahora parece que sus roles se extienden más allá de asistir en la digestión de ciertas fibras.

Nueva evidencia indica que las bacterias intestinales influyen en las actividades de los mecanismos que asisten en la manera como acumulamos y disponemos de las grasas que ingerimos, como balanceamos la glucosa sanguínea, y como respondemos a las actividades de hormonas que nos hacen sentir hambrientos o saciados.

Una mezcla errada de microbios puede que regule el principio de la obesidad y la diabetes desde el momento del nacimiento para todo ser humano.

Afortunadamente, los investigadores comienzan a juzgar las diferencias entre una mezcla bacteriana insalubre y una saludable, como asimismo factores específicos que controlan esas diferencias.

Las esperanzas son que algún día los científicos lograrán cultivar ese ecosistema interno en maneras que podrán prevenir — y posiblemente tratar — la obesidad morbosa.

Imaginemos comidas, fórmulas para bebés o suplementos, diseñados para promover microbios virtuosos mientras suprimen los nocivos. Lo que de acuerdo a Jeffrey Gordon de WUSL, podrá ser el futuro del control de la obesidad y sobrepeso.

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Por mucho tiempo los investigadores han reconocido que el cuerpo humano es hogar para todo tipo de microorganismo, pero es solamente en los últimos diez años que se entendió que dichos microbios son más numerosos que nuestras propias células en una proporción de 10 a uno.

La mayor parte de la microbiota reside en el intestino grueso y la boca, aunque comunidades impresionantes florecen en el tracto genital y en la piel.

Cada uno de nosotros comienza a adquirir una congregación única de microbios en el mismo instante en que atravesamos el canal del nacimiento, adquiriendo las bacterias maternas y continuando acumulando nuevos microbios provenientes del entorno por el resto de nuestras vidas.

Lo que es necesario completar es la determinación precisa de las funciones que cada tipo de bacteria efectúa.

Una indicación temprana de que los microbios pueden ejercer una función en la génesis de la obesidad provino de estudios comparando la bacteria intestinal en individuos obesos y delgados.

Los individuos delgados tienden a poseer una variedad más amplia de Bacterioidetes, una tribu abundante de microorganismos que se especializan en la descomposición de almidones de gran tamaño y fibras, en moléculas más cortas que el organismo puede utilizar como fuentes de energía.

Gordon y sus colaboradores han publicado los resultados de experimentos de laboratorio en los cuales el permuto de ciertos microbios intestinales entre poblaciones de ratones determinaba cuáles se tornarían obesos y cuáles no.

Los resultados alientan las conjeturas de los investigadores, cuando piensan que por medio de sus estudios será posible, algún día, prevenir la obesidad en el ser humano.

Otros investigadores, notablemente Martin Blaser de New York University, proponen otra línea de investigación similar.

Por ejemplo, el Helicobacter pylori aparentemente asiste en la regulación del apetito modulando los niveles de ghrelina una hormona estimulante del hambre.

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Nacimiento por cesárea: no lo que la Naturaleza favorece

Calidad de la dieta

La dieta posee un importante papel en estas investigaciones y en la determinación de la composición del ecosistema intestinal.

Una dieta compuesta de comidas altamente procesadas — como la que hoy acostumbramos — se asocia con una flora intestinal menos variada, y, por tanto menos versátil y sana.

El equipo de Gordon ha demostrado que la interacción compleja entre la comida ingerida, los microbios y el peso corporal resulta en tendencias a la obesidad en animales sujetos a lo que los investigadores llaman una "dieta occidental".

Esta última dieta de alguna manera impidió en los animales investigados que las bacterias beneficiales florecieran.

La interacción entre las bacterias intestinales puede predisponernos a la obesidad desde el momento en que nacemos, como ya hemos reiterado.

Efecto de las cirugías cesáreas y de la alimentación del bebé recién nacido por fórmulas

Se ha demostrado que los recién nacidos alimentados con fórmulas artificiales y los bebés nacidos por cesárea están a un riesgo mayor para el desarrollo de la obesidad y diabetes cuando crecen.

He aquí la razón

A medida que los recién nacidos atraviesan el canal del nacimiento, ellos tragan bacterias que les asistirán más adelante en la digestión de la leche. Los que nacen por cesárea soslayan este baptismo bacteriano.

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Obesidad preventiva…

De acuerdo a un reciente estudio canadiense, bebés que toman fórmulas poseen bacterias intestinales que no están presentes en bebés alimentados al seno hasta que las comidas sólidas se introducen.

La presencia de las mencionadas bacterias, con la debilitación resultante del sistema inmune, puede ser una de las causas por las que estos bebés son más susceptibles a alergias, eczema, enfermedad celíaca y obesidad.

El impacto del uso excesivo de antibióticos en niños puede ser causa de la gordura por los cambios inducidos por los mismos en el bacterioma intestinal. Los granjeros que alimentan sus animales antibióticos para engordarlos conocen esta historia muy bien aunque continúen la desacertada práctica.

En resumen

La historia se repite.

El campo incierto del estudio del sobrepeso y su cura, incluyendo el tratamiento de la obesidad pandémica que nos aflige, ha permanecido estancado por una aparente eternidad.

Muchas personas sugieren métodos espectaculares para combatir la obesidad — como son inyecciones diarias de liraglutida — ignorando los riesgos asumidos cuando lo hacen, o mantener que la dieta del médico francés que preparara a los Middleton para la boda de la futura reina de Inglaterra suministra ventajas a quienes los utilizan. Aserciones, las antedichas, que resultan ser falsas como tantos otros métodos que son espurios porque carecen de bases científicas demostradas.

Mientras esperamos, sigamos los métodos que la Naturaleza nos ofrece y que de tanto nos sirvieran por tiempos inmemorables.

Prevenir es mejor que tener que remediar

Fin de la lección.

Bibliografía

  • Larocca, FEF: Sistema fiduciario y de cómo funciona en monografías.com, academia.edu y researchgate.net

Extensiva bibliografía y referencias de contribuciones a este tema por este mismo autor pueden obtenerse en los siguientes portales:

  • AcademiaEdu

  • ResearchGate y

  • Monografías.com

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Aubord de la mer por Frederick Carl Frieseke

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca