Introducción
La esquizofrenia es una enfermedad mental caracterizada por psicosis, apatía y retraimiento social en combinación con deterioro cognitivo, alteraciones que ocasionan trastornos sustanciales en el desempeño laboral, escolar, familiar y recreativo. Entre las patologías psiquiátricas, la esquizofrenia es la enfermedad más incapacitante y demanda una cantidad desproporcionada de recursos de salud. Sin embargo, se han producido avances considerables en el tratamiento y en la actualidad muchos enfermos pueden llevar una vida razonablemente normal. La incidencia anual estimada es de 0.2 a 0.4 por 1 000. La frecuencia de esquizofrenia es semejante en ambos sexos aunque en las mujeres tiende a aparecer más tarde y a presentar un curso más benigno, probablemente como consecuencia del efecto de los estrógenos sobre los receptores D 2. Se registran variaciones sustanciales en la prevalencia e incidencia de la enfermedad de un país a otro y entre diversos grupos culturales; sin embargo, las diferencias se reducen si se aplican criterios diagnósticos estrictos. Los síntomas esenciales incluyen dificultad para un pensamiento ordenado (pérdida de las asociaciones), disminución del afecto, pérdida del comportamiento dirigido o ambivalencia por impulsos conflictivos, y autismo. Los principales sistemas diagnósticos que se emplean son la Tenth Revision of the International Classification of Diseases (ICD-10) y el Diagnostic and Statistical Manual, Fourth Edition (DSM-IV). Ambos definen objetivamente las manifestaciones clínicas en forma similar. Las diferencias principales consisten en que el DSM-IV requiere la disfunción social u ocupacional (criterio no incluido en el sistema ICD-10) y una duración de la patología de 6 meses (versus 1 mes en el ICD-10). Aun así, la confiabilidad diagnóstica y reproducibilidad de ambos esquemas son buenas. La esquizofrenia se caracteriza por tres tipos esenciales de manifestaciones clínicas: síntomas psicóticos, síntomas negativos y alteración cognitiva. Los primeros comprenden la pérdida de contacto con la realidad, incluidos falsos pensamientos (delirios) y alucinaciones, entre otros. Los síntomas psicóticos tienden a aparecer episódicamente. Los síntomas negativos son estados de déficit en los cuales los procesos de comportamiento y emocionales básicos están muy disminuidos o ausentes. Tienden a fluctuar menos que las manifestaciones psicóticas en el transcurso de la patología. Las alteraciones cognitivas incluyen problemas en la atención, concentración y memoria, en el aprendizaje y en las funciones operativas. Es común la declinación cognitiva respecto del estado anterior a la enfermedad; el funcionamiento posterior suele mantenerse relativamente estable al cabo del tiempo. Al igual que los síntomas negativos, los trastornos cognitivos afectan considerablemente la vida en familia y sociedad; en algunas circunstancias el impacto es de tal magnitud que obliga a la dependencia casi absoluta y a la necesidad de internación. La frecuencia de esquizofrenia es mayor entre parientes de pacientes en comparación con la población general. El riesgo aumenta 10 veces en familiares de primer orden; se estima cercano al 50% cuando ambos padres están afectados y del 60% al 84% cuando hay un gemelo monocigótico enfermo. Se han identificado al menos 7 genes asociados con esquizofrenia.
Justificación
Los médicos de familia juegan un papel importante en la detección temprana de las personas que son psicóticas. También son importantes en el manejo de los pacientes que están estabilizados, pero que requieren terapia de mantenimiento. La mayoría de estos pacientes estabilizados se manejan mejor en la comunidad. Además, como la tasa de enfermedades físicas, como cardiovasculares enfermedades como, la obesidad y la diabetes son más altas entre pacientes con esquizofrenia, en comparación a la población general, los médicos de familia sería capaz de diagnosticar y dar el tratamiento de estas enfermedades. El estudio de pacientes psicóticos y sus familiares nos acerca a una percepción familiar en la que existe mayor nivel de conflicto, mayor rigidez con relación al cumplimiento de normas y reglas, así como una mayor necesidad de planificar y estructurar las actividades. Los médicos deben recordar que la esquizofrenia es más que la psicosis, y que las personas con esquizofrenia tienen una pesada carga de problemas médicos y un aumento de la mortalidad. Debemos enseñar el concepto más exacto de la esquizofrenia a nuestros estudiantes, nuestro los pacientes y las familias de nuestros pacientes. La dopamina la teoría es un modelo útil para la terapéutica de la corriente antipsicóticos, pero no es un modelo útil del trastorno de la esquizofrenia. Los pacientes con esquizofrenia continúan teniendo menor acceso a la atención de la salud física, y la calidad de la atención que reciben es menor que la de la población general. El desarrollo e implementación de un conjunto de directrices, si dirigidas a las deficiencias en los médicos de estos pacientes, puede mejorar la calidad de la atención. Sistemas diagnósticos como el DSM-IV tengan como requisito el deterioro en el funcionamiento social para establecer un diagnóstico de esquizofrenia o que, desde una perspectiva puramente clínica, no se pueda entender el tratamiento adecuado del paciente con esquizofrenia como dirigido a una pura reducción en la intensidad de los síntomas si esto no se acompaña de una mejoría en su funcionamiento social. Los estilos de vida de las personas con enfermedades mentales a menudo se caracterizan por la mala alimentación y los bajos niveles de ejercicio, además de contar con mayores niveles de consumo de tabaco y alcohol que la población general Se reconocen factores de riesgo para aumentar las tasas de enfermedades cardiopulmonares, metabólicas, gastrointestinales y cáncer La deriva social es un fenómeno conocido en la esquizofrenia. Hay altas tasas de desempleo, las condiciones de vida sin hogar y / o de baja calidad, además de un bajo apoyo social y el aumento del estrés psicosocial en comparación con la población general. El tratamiento de la esquizofrenia deben tomar una enfoque holístico y multidisciplinario. El tipo y el alcance de intervención son, en gran medida, específicos para las diferentes fases de la enfermedad. En la fase aguda de la enfermedad, el paciente requiere atención psiquiátrica especializada. La esquizofrenia es un trastorno relativamente común clasificada entre las diez causas principales de discapacidad en todo el mundo. Existe un riesgo doce veces mayor de suicidio y mortalidad por cualquier causa es de dos a tres veces mayor en este grupo de pacientes.
Desarrollo
En el Manual Diagnóstico y Estadístico de la American Psychiatric Association, la esquizofrenia se clasifica como un trastorno psicótico, y el modelo que los clínicos describen con mayor frecuencia es el de un trastorno psicótico que se debe principalmente a una función anormal de la dopamina. Este modelo ha dominado las ideas acerca del trastorno durante décadas. El concepto de que la esquizofrenia es un trastorno exclusiva o principalmente psicótico también es algo engañoso. La psicosis forma parte de la esquizofrenia, pero lo mismo ocurre con otros síndromes neuropsiquiátricos, como la depresión, el abuso de sustancias y los trastornos de ansiedad. El deterioro cognitivo (dificultades de memoria, atención, función ejecutiva, etc.) es generalizado y afecta a muchos dominios cognitivos, puede preceder al inicio de la psicosis y es un potente factor predictivo de la función. Los deterioros cognitivos se identifican también en los familiares de los casos iniciales de esquizofrenia diagnosticados; algunas anomalías se han utilizado como endofenotipos para explorar la genética de la esquizofrenia, y estos deterioros han pasado a ser objetivos terapéuticos para las compañías farmacéuticas. Otra de las debilidades del concepto común de esquizofrenia es que se piensa que es exclusivamente un cerebro enfermo. Sin embargo, no ha habido evidencia de muchos años que, como grupo, las personas con esquizofrenia tienen un número de sutiles variantes anatómicas que sólo pueden ser explicadas como formación anormal de los órganos durante gestación. No se trata de anomalías confinadas a la cabeza y cuello, pero incluyen malformaciones en los dedos de los pies, el plexo venoso de las uñas, huellas digitales, y otros. Los pacientes con esquizofrenia también tienen una vía de desarrollo distintivo, con el nacimiento de baja peso y una complexión delgada desde la infancia hasta principios de la vida adulta. (1)
La esquizofrenia es considerada una enfermedad del neurodesarrollo por muchos autores. Saber si en los pacientes hay variantes morfológicas producidas durante el desarrollo de áreas anatómicas diferentes al cerebro y entender la relación de esas variantes con el desarrollo cerebral o con la exposición prenatal a posibles noxas, podría dar pistas sobre los eventos que llevan al trastorno. Variantes morfológicas inespecíficas producidas durante el primer y segundo trimestre de gestación denominadas anomalías físicas menores (AFM) que pueden ser usadas como marcadores de riesgo de una enfermedad en personas susceptibles se vienen relacionando con la esquizofrenia, independientemente de la región anatómica en la que se presenten. La importancia de estas anomalías en relación con la esquizofrenia estaría dada porque podrían ser el reflejo de un sustrato (esquizotaxia) heredado o adquirido como consecuencia de alguna injuria(s) que resultaría en la enfermedad en personas susceptibles.(2)
Los pacientes con esquizofrenia tienen un riesgo más alto de hospitalizaciones debido al cuidado de condiciones ambulatorias sensibles, a pesar de un sistema de salud que le de la cobertura universal para los ciudadanos. (3)
La esquizofrenia produce limitaciones psicosociales muy importantes. Desde que la mayoría de los pacientes esquizofrénicos empezaron a tratarse en la comunidad en vez de mediante la hospitalización a largo plazo, la función social se ha considerado una medida de resultados cada vez más importante en la investigación y la práctica clínica con estos pacientes. Un concepto más preciso de la esquizofrenia puede ser resumirse como sigue:
– La esquizofrenia no es un trastorno psicótico, es un trastorno del desarrollo con anormalidades en el cerebro de muchas funciones, incluida la psicosis.
– La esquizofrenia no es una enfermedad del cerebro, es un desarrollo trastorno que afecta a otras partes del cuerpo, así como el cerebro. (4)
Desde siempre se ha considerado la familia como un pilar fundamental en el desarrollo de la psique humana; y en relación con los trastornos mentales sabemos que ciertos aspectos del ambiente familiar modulan el curso de algunos de estos trastornos. En los últimos años se ha despertado un creciente interés acerca del papel de la familia dentro del contexto psiquiátrico, considerando el ambiente familiar como un factor modulador del curso de la enfermedad. Numerosas investigaciones se dirigen a estudiar el entorno familiar de pacientes con trastornos psiquiátricos, dado que la familia, por un lado, puede funcionar como potencial preventivo y curativo, pero por otro, parece contribuir a la etiopatogenia y mantenimiento de los trastornos mentales. (5)
En el caso de pacientes crónicos la carga familiar aparece en relación a los síntomas negativos, disruptivos y hospitalizaciones psiquiátricas frecuentes y a los escasos conocimientos y recursos de afrontamiento por parte de los familiares. En ellos es habitual encontrar resignación, resentimiento sobre previos contactos con profesionales, miedo a que los cambios puedan empeorar las cosas y falta de motivación. La situación familiar repercute en la evolución del paciente, pues tienen más recaídas aquellos pacientes con familias de alta emoción expresada. (6)
La esquizofrenia es un trastorno complejo y surge de una combinación de factores de riesgo, incluyendo la vulnerabilidad genética. Aunque más del 80% de los pacientes con esquizofrenia tienen padres que no tienen el trastorno, el riesgo de esquizofrenia es mayor en personas cuyos padres tienen el trastorno. El riesgo de por vida es de 13% para un niño con uno de los padres con la esquizofrenia, el 35% -40% para un niño con dos padres afectados y alrededor del 50% tasa de concordancia entre los gemelos monocigóticos. La vulnerabilidad genética surge a partir de una combinación compleja de múltiples genes de pequeño efecto. Los factores ambientales de riesgo también son necesarios y algunos funcionan temprano en la vida. (7)
Existen importantes diferencias por el sexo en el curso, las características y la respuesta al tratamiento de la esquizofrenia. Aunque desde siempre se ha considerado que la esquizofrenia presenta la misma incidencia en los varones que en las mujeres, el riesgo puede ser más bajo en las mujeres. Las mujeres presentan un inicio más tardío de la esquizofrenia, ya que se produce principalmente a la mitad o al final de la segunda década de la vida, con un segundo pico más bajo entre los 45 y los 49 años de edad. Una hipótesis explicativa de las diferencias en la edad de inicio es el efecto antidopaminérgico protector de los estrógenos en la psicosis, que daría lugar a una presentación más tardía en las mujeres durante los primeros años y una mayor presencia en los años perimenopáusicos y menopáusicos. También es posible que la diferencia de edad en el inicio represente subtipos diferentes de la enfermedad. Estas diferencias en la edad de inicio tienen implicaciones en el curso de la enfermedad. A diferencia de los varones, es más probable que las mujeres hayan finalizado la universidad, hayan empezado a trabajar y estén casadas y con hijos en el momento del diagnóstico. Las mujeres presentan una mayor funcionalidad en todos los ámbitos durante los 15 primeros años de la enfermedad; esta tendencia parece invertirse en la tercera década de la enfermedad, quizá en relación con el descenso de los niveles de estrógenos con la menopausia. Las mujeres también tienden a presentar síntomas más leves que los varones, menos hospitalizaciones y más breves, más empleos posteriores a la hospitalización, más relaciones íntimas, menos problemas legales y menor riesgo de suicidio. Las mujeres con esquizofrenia tienen más probabilidades que los varones de tener antecedentes familiares positivos de esquizofrenia y trastornos afectivos.. El diagnóstico a menudo se obvia en un primer momento por la forma «atípica» de la enfermedad en las mujeres, que se caracteriza por más síntomas afectivos y menos síntomas negativos y una resolución más rápida de ambos, con dosis más bajas de antipsicóticos. Es posible que la necesidad de dosis más bajas se deba a diversos factores, entre ellos el mayor porcentaje de grasa corporal en las mujeres en las que se almacenan los antipsicóticos lipófilos, los efectos protectores de los estrógenos y los niveles sanguíneos más altos de antipsicóticos. Sin embargo, las mujeres experimentan más efectos secundarios, especialmente acatisia, discinesia tardía, síntomas extrapiramidales, discrasias sanguíneas y trastornos gastrointestinales y dermatológicos. (8)
Resulta alarmante que dos tercios de las muertes de pacientes con esquizofrenia son atribuibles a causas 'naturales' como las cardiovasculares, las enfermedades respiratorias, accidentes cerebrovasculares, cáncer y tromboembolismo. Las causas más comunes de mortalidad en este grupo de pacientes son el infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares y el cáncer. La gran mayoría de los pacientes con esquizofrenia tienen patología de base (las estimaciones varían entre 50-74%) y tienen altos niveles de contacto con los médicos en todas las especialidades médicas y quirúrgicas. La esquizofrenia es una enfermedad mental caracterizada por múltiples síntomas que afectan los atributos fundamentales del humano: la cognición, la emoción, la percepción. La edad temprana de inicio, afecta en diversos grados la capacidad intelectual y psicosocial, a largo plazo hace de la esquizofrenia una de las mas severas y devastadoras enfermedades mentales. Las personas con esquizofrenia también sufren en forma desproporcionada de un incremento en la incidencia de las enfermedades generales y un incremento de la mortalidad, especialmente el suicidio, el cual ocurre en más del 10% de pacientes. Ningún síntoma es patognomónico de esquizofrenia. Los síntomas de la esquizofrenia se dividen en 4 categorías: positivos, negativos, de desorganización y síntomas cognitivos. Varias combinaciones de gravedad de estas cuatro categorías se han encontrado en los pacientes.
-Los síntomas positivos son aquellos que aparentan reflejar la presencia de características mentales que normalmente no deberían estar no deberían estar presentes normalmente. Estos incluyen alucinaciones.
-Los síntomas negativos son aquellos que aparentan reflejar una disminución o pérdida de las emociones y funciones psicológicas normales. Estos incluyen aplanamiento afectivo, alogia, abulia, anhedonia, no sociabilidad. Los síntomas negativos son menos obvios y a menudo persisten después de la resolución de los síntomas.
-Los síntomas cognitivos incluyen deterioro en la atención, el razonamiento y el juicio, así como la dificultad en el procesamiento de la información.
– Los síntomas desorganizados se refieren a alteraciones en el pensar, hablar, comportamiento afecto incongruente.
Estos trastornos están asociados a una variedad de impedimentos en el funcionamiento ocupacional o social.
Individuos con esquizofrenia pueden también experimentar síntomas de otros desordenes mentales incluyendo depresión, obsesión y convulsión, preocupaciones somáticas y otros estados de ánimo o síntomas de ansiedad. El pico de incidencia de la esquizofrenia es a los 21 años. El inicio es antes en los hombres (entre los 15 y 25 años) y más tarde en las mujeres (entre las edades de 25 y 35 años). El inicio de la esquizofrenia en la infancia es poco frecuente, y los síntomas psicóticos en este grupo de edad no siempre pueden ser indicativo de la esquizofrenia. El primer episodio psicótico es a menudo precedido por una frase prodrómica. Esta fase implica un cambio desde funcionamiento premórbido y se extiende hasta el momento de la aparición de los síntomas psicóticos francos. Puede durar semanas o incluso años. Durante la fase prodrómica, la persona experimenta deterioro funcional importante y los síntomas no específicos como alteraciones del sueño, ansiedad, irritabilidad, depresión, falta de concentración, déficit de la fatiga, y de comportamiento tales como el deterioro en el desempeño de su papel y el aislamiento social. Anomalías perceptivas y suspicacia pueden surgir más adelante en la fase prodrómica. La fase psicótica progresa a través de una fase aguda, una fase de recuperación o estabilización y una fase estable. La fase aguda se refiere a la presencia de características psicóticas floridas, tales como, delirios, alucinaciones, pensamiento formal desorden, y el pensamiento desorganizado. La estabilización (Recuperación) de fase se refiere a un período después del tratamiento agudo. Durante la fase positiva estable, negativa y residual síntomas que pueden estar presentes son relativamente consistente en magnitud y por lo general menos graves que en la fase aguda fase. Algunos pacientes pueden estar asintomáticos, mientras que otras experimentan síntomas psicóticos, como tensión, ansiedad, depresión o insomnio. El curso longitudinal de la esquizofrenia es variable. La remisión completa con una vuelta completa a un nivel premórbido de funcionamiento no es común, aunque algunos individuos están libres de episodios posteriores. Los resultados del primer ingreso y el primer diagnóstico de la esquizofrenia con un tiempo de seguimiento de más de un año sugiere que menos del 50% de los pacientes tienen un buen resultado – se piensa que es debido a la heterogeneidad inexplicada en lugar de uniforme mal resultado. Una pequeña proporción (10% -15%) permanecerá crónica y severamente psicótica. La detección temprana y tratamiento, conduciría a un mejor resultado. (7,9)
En la segunda mitad del siglo XX, con la aparición de neurolépticos, el péndulo osciló en sentido contrario a un enfoque en la química del cerebro restado importancia a la mente. La esquizofrenia se considera un "trastorno de la dopamina", basado en los efectos inducidos por la psicosis de la liberación de dopamina, las drogas, como la anfetamina y la eficacia antipsicótica de una veintena de fármacos que bloquean el receptor de dopamina D2. Este punto de vista neuroquímico de la esquizofrenia dado los medicamentos que han transformado el tratamiento de la psicosis, lo que permite a los pacientes a ser tratados fuera de los hospitales y, en algunos casos, dando como resultado la remisión de los síntomas principales de la enfermedad. Un enfoque sobre los síntomas cognitivos ha dado lugar a una hipótesis más reciente de la esquizofrenia como un "trastorno de glutamato". Voluntarios sanos que recibieron dosis bajas de antagonistas de los receptores NMDA, como la ketamina, se manifiestan los aspectos seleccionados de la esquizofrenia, entre ellos algunos de los problemas de atención y la memoria. A la inversa, los agentes que modulan el sitio modulador de glicina en el receptor de NMDA han sido reportados para reducir algunos de los síntomas cognitivos de la esquizofrenia. La teoría es que la esquizofrenia, en particular, los síntomas cognitivos de la enfermedad, puede ser consecuencia de la baja actividad del receptor NMDA en las interneuronas inhibitorias GABA en la corteza prefrontal. Aunque puede haber pocas dudas de que los medicamentos han transformado el tratamiento de la psicosis, la investigación se centra en las drogas en lugar de la enfermedad hasta el momento ha logrado avances muy poco en la patofisiología de la esquizofrenia. No está claro, por ejemplo, que o bien los receptores de dopamina D2 o receptores NMDA interneuron están relacionados con la causa de este trastorno. Aunque estudios post-mortem han reportado consistentemente una pérdida de GABA y la reducción de las enzimas clave para la biosíntesis de glutamato, lo que potencialmente consistentes con la hipótesis de glutamato, estos cambios pueden representar los efectos de la enfermedad crónica o el tratamiento de la enfermedad en lugar de la causa de la esquizofrenia. En la actualidad, el diagnóstico se basa en los síntomas y signos de psicosis. Con la llegada de los biomarcadores y nuevas herramientas cognitivas, así como la identificación de las sutiles características clínicas, estamos empezando a detectar las primeras etapas de riesgo y pródromo. La tercera fase de la esquizofrenia es la psicosis se manifiesta por alucinaciones, delirios, la desorganización del pensamiento y la conducta y anormalidades psicomotoras. Ahora está claro que los síntomas negativos (pérdida de la voluntad, la anhedonia, la pobreza de pensamiento) y los déficits cognitivos (disminución workingmemory, pobre control cognitivo) son las características esenciales del trastorno que dan cuenta de gran parte de la morbilidad a largo plazo y los pobres funcional resultados. Aunque el componente avolicional de la enfermedad puede definir a un subgrupo especial, hay un nuevo consenso de que los síntomas negativos y los aspectos cognitivos de la patología son las principales necesidades terapéuticas no cubiertas. Las desventajas de la salud experimentados por los pacientes con esquizofrenia han sido reconocidos. Los pacientes con esquizofrenia son más propensos a requerir atención médica, pero son menos propensos a recibir servicios de salud. (10)
Conclusiones
Los médicos de familia juegan un papel importante en la detección temprana de las personas que son psicóticas. Así como en el manejo de los pacientes que están estabilizados, pero que requieren terapia de mantenimiento. Sin embargo no se lleva a cabo de una manera adecuada, o hay una falta de progreso en parte por los sistemas fallidos de atención, que aún no tienen un conocimiento básico de la fisiopatología de la enfermedad y por lo tanto carecen de las herramientas para el tratamiento curativo o la prevención para la mayoría de las personas con esquizofrenia. A pesar de bien documentada investigación que detalla la falta de atención médica adecuada en los pacientes con esquizofrenia, hay una falta de conocimiento acerca de cómo medir la calidad de la atención a esta población.
Uno de los aspectos del tratamiento de la esquizofrenia es la fragmentación de la atención, con la atención médica separada de la atención psiquiátrica y tanto aislado de las intervenciones psicosociales, como el empleo de apoyo y educación familiar, que tienen una fuerte base de evidencia para la eficacia.
Podría decirse que, hacerlo mejor con los tratamientos actuales es nuestra mejor estrategia para mejorar los resultados a corto plazo. Un gran esfuerzo de multi-sitio en los Estados Unidos, la recuperación después de primer episodio de esquizofrenia (aumento) del proyecto, está desarrollando un enfoque de mejores prácticas para la agrupación de servicios que debe proporcionar algunos datos sobre lo mucho que esto puede mejorar los resultados
El tratamiento de la esquizofrenia debe tomar un enfoque multidisciplinario. El tratamiento debe ser específico para las diferentes fases de la enfermedad. En la fase aguda de la enfermedad, el paciente requiere atención psiquiátrica especializada. Mejores prácticas para la agrupación de servicios puede mejorar los resultados en forma importante. El estilo de vida tienen un gran impacto en la salud, y el tratamiento debe incluir estrategias de mejora de estilo de vida y la detección de trastornos físicos, en combinación con el tratamiento antipsicótico eficaz en la etapa más temprana posible. Es factible desarrollar un programa el cual este encaminado al diagnóstico y tratamiento correcto de los pacientes, el cual debe estar dirigido al personal médico encargado de dar el manejo a los mismos, ya que muchas veces no se diagnóstica en forma temprana esta patología ya sea porque no se tiene el conocimiento de esta patología, o bien no se encuentra debidamente capacitado para un buen manejo de este tipo de pacientes. Es de suma importancia ya que el grupo de edad que se ve mayormente afectado es el grupo que se encuentra en edad productiva, las desventajas de salud experimentadas por los pacientes con esquizofrenia se tienen identificadas y aún cuando tienen acceso a los servicios de salud, las probabilidades de recibir la atención de calidad en la misma forma que los otros pacientes es menor. Así mismo hay mecanismos que le impiden al paciente tener una comunicación eficiente con sus cuidadores como por ejemplo el aislamiento, la desconfianza, insensibilidad al dolor, esto hace que el paciente no busque ayuda médica en forma oportuna y provoque complicaciones aunadas a su enfermedad. De ahí la importancia de un tratamiento multidisciplinario, así como la información amplia a los cuidadores y familiares de este tipo de pacientes.
Bibliografía
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10. Insel T. Rethinking schizophrenia. National Institute of Mental Health, Bethesda, Maryland, USA. 2010; 468
Autor:
Idania Mendoza Cruz
16/03/12