La superación del profesor con función tutorial inmersos en la universalización (página 2)
Enviado por Elisabet Sanabria Santos
Antes de responder comprender adecuadamente el mensaje, su contenido, las particularidades emocionales, para lo que es posible se necesiten hacer preguntas y repetir lo que dice el emisor, para comprender que ha percibido bien el mensaje.
Esta escucha activa facilita la fluidez de la comunicación entre el emisor y el receptor, es la vía eficaz para comprender mejor lo que la persona dice y cómo se siente y propicia una mayor aceptación va aumentando la confianza interpersonal.
En una conversación o entrevista, se debe estar muy atentos a las señales que el sujeto nos brinda a través de este canal buscando siempre la congruencia entre este canal y el verbal.
La tutoría ha pasado a formar parte de la idea generalizada de que enseñar no es sólo explicar unos contenidos sino dirigir el proceso de formación de nuestros alumnos. Y en este sentido todos los profesores somos formadores y ejercemos esa tutoría (una especie de acompañamiento y guía del proceso de formación) de nuestros alumnos. La tutoría adquiere así un contenido similar al de "función orientadora" o "función formativa" de la actividad de los profesores.
El profesor como tutor en el desarrollo personal (tutores para el desarrollo de cualidades personales: autoestima, independencia, competencias sociales; para la orientación en el proceso de adaptación a la Universidad, el desarrollo de habilidades de estudio).Asume los siguientes roles.
a) El tutor como transmisor,
b) El tutor como facilitador,
c) El tutor como orientador.
El tutor como transmisor : Desde una concepción de enseñanza tradicional en la que el profesor se concibe como una autoridad en tanto poseedor del conocimiento y el estudiante un receptor pasivo, en tanto reproductor del conocimiento, la función tutorial del profesor se realiza a partir de un proceso directivo, de transmisión lineal y directa de conocimientos, y valores al estudiante. Son típicas de esta concepción las frases: «el profesor dicta sus clases», «el profesor inculca valores», en las que se expresa una directividad absoluta e impuesta en la relación con sus estudiantes.
El tutor como facilitador Desde una concepción de enseñanza no directiva Rogers (1961; González Maura (1999), en la que se asume la absoluta independencia del estudiante en el proceso de aprendizaje, toda vez que se considera que posee tendencias inmanentes que orientan su desarrollo, el profesor como tutor deja de asumir un rol directivo para convertirse en un facilitador, es decir, una persona que se limita a garantizar las condiciones que favorece las tendencias innatas del estudiante a la realización personal y profesional. El tutor como facilitador es, por tanto, un agente educativo neutral en tanto no ejerce influencias determinantes en la formación integral del estudiante, sino que solo facilita, creando condiciones favorables para que este por sí solo logre su desarrollo.
El tutor como orientador: Desde una concepción histórico-social del desarrollo humano, en virtud de la cual se entiende que la formación del estudiante es el resultado de la integración dialéctica de lo interno y lo externo en el proceso de la actividad, el profesor-tutor asume una función orientadora en tanto guía el aprendizaje del estudiante, planteándole retos y exigencias que lo conduzcan a lograr niveles superiores de independencia en su formación como persona en un proceso de interacción social. En esta concepción la función tutorial del profesor es comprendida a partir de la dialéctica entre la directividad-no directividad del proceso de enseñanza-aprendizaje, en tanto ser tutor significa guiar el proceso de aprendizaje del estudiante hacia la construcción autónoma de conocimientos, habilidades y valores.
Para que el profesor-tutor sea un orientador de la formación integral de sus estudiantes es necesario, por tanto, que maneje acertadamente la dialéctica entre directividad-no directividad en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El tutor como orientador es directivo en tanto es la persona experta que tiene los conocimientos, la motivación y los recursos pedagógicos necesarios para guiar el aprendizaje de los estudiantes, pero su directividad ha de ser flexible de manera que dé espacio al protagonismo y participación de los estudiantes, sólo así es posible potenciar el desarrollo del estudiante como sujeto de aprendizaje, sólo así es posible potenciar la formación integral del estudiante.
A partir de las necesidades de la universidad contemporánea que exige la formación de profesionales autónomos que desempeñen su profesión con ética y responsabilidad, nos permitieron hacer las siguientes consideraciones:
a) La concepción del tutor como transmisor no permite potenciar la autonomía del estudiante en el ejercicio de la profesión,
b) La concepción del profesor-tutor como facilitador limita considerablemente sus posibilidades como agente educativo,
c) La concepción del profesor-tutor como orientador deviene un factor esencial en la formación integral del estudiante en tanto constituye un elemento rector en la potenciación de la autonomía del estudiante como persona.
La Universidad del siglo XXI requiere, por tanto, de la formación de profesionales responsables capaces de desempeñarse con independencia, seguridad y flexibilidad en diferentes contextos, de gestionar de forma autónoma, el conocimiento necesario para el ejercicio de su profesión durante toda la vida y sobre todo de lograr una actuación profesional ética y de compromiso social, que se resume en la formación integral del profesional; la cual puede ser potenciada en un proceso de enseñanza-aprendizaje en el que el estudiante transite gradualmente hacia niveles superiores de autonomía en el proceso de formación profesional con la orientación del profesor. De ahí la importancia del profesor tutor en la universidad.
La orientación del estudiante que tiene lugar a través de la función tutorial se desarrolla a través de un proceso comunicativo dialógico. La comunicación que se sustenta en el diálogo permite el intercambio de conocimientos, vivencias, experiencias, motivos y valores entre profesores y estudiantes y, por tanto, la comprensión mutua. Sin comprensión, no hay comunicación y para ello es necesario el diálogo.
El diálogo deviene entonces en herramienta esencial en el proceso de orientación que realiza el profesor en el ejercicio de su función tutorial. Es a través del diálogo que el profesor puede propiciar el espacio educativo que el estudiante necesita para la construcción de su autonomía en el proceso de aprendizaje. Dialogar significa expresar nuestros criterios en un contexto de respeto, tolerancia y aceptación del otro y, por supuesto, saber escuchar y dar participación al otro en un proceso de intercambio continuo de información.
El profesor para el ejercicio de su función tutorial necesita desarrollar competencias para el diálogo. La competencia dialógica se expresa en el desarrollo actitudes y habilidades para el diálogo entre profesores y estudiantes como recurso y finalidad educativa. Son componentes de la competencia dialógica los siguientes:
Actitud favorable al diálogo
La actitud favorable al diálogo se manifiesta en la disposición al intercambio y se expresa a través de los siguientes indicadores:
a) Disposición a la comprensión del otro,
b) Interés en el tema de conversación,
c) Autenticidad en la expresión,
d) Aceptación las diferencias de opiniones.
Habilidades para el diálogo
Las habilidades para el diálogo se manifiestan a través del saber escuchar, argumentar y comprender críticamente al otro.
Saber escuchar
Son indicadores de la escucha atenta los siguientes:
a) Mirar al rostro del interlocutor y no perder el contacto visual,
b) Percibir los estados de ánimo del otro,
c) Respetar el silencio del otro,
d) Analizar los recursos no verbales que acompañan el mensaje verbal (gestos, tono de voz, posturas, expresiones emocionales).
Argumentación
Son indicadores de una buena argumentación los siguientes:
a) Sustentar las posiciones que se presentan con argumentos generales y esenciales.
b) Expresar con un lenguaje claro, preciso y coherente los argumentos que se presentan,
c) Expresar con originalidad los argumentos, es decir, a partir de puntos de vista propios,
d) Elaborar preguntas al otro a modo de comprobar la comprensión de la argumentación presentada,
e) Expresar coherencia entre el lenguaje verbal y no verbal al plantear la argumentación de sus posiciones,
f) Manifiestan seguridad en la exposición de los argumentos.
Comprensión crítica
Comprender críticamente significa no sólo conocer y aceptar la posición del otro, sino además asumir ante ella una postura personal. Son indicadores de la comprensión crítica los siguientes:
a) Identificar las diferentes opiniones y razones de los participantes implicados en la situación,
b) Comprender las opiniones y razones diferentes de los participantes implicados en la situación,
c) Elaborar una postura personal.
El profesor-tutor en calidad de orientador del estudiante debe expresar su competencia dialógica además al propiciar un diálogo cooperativo (Grice, 1975) cuando trabaja con grupos de estudiantes.
Son indicadores de un diálogo cooperativo los siguientes:
a) Lograr una cantidad apropiada de información en la argumentación que se presenta de manera que permite el intercambio de información necesario entre los participantes, al mismo tiempo que favorece la comprensión de los diferentes puntos de vista,
b) Manifestar autenticidad, sinceridad, en la exposición y recepción de los argumentos que se intercambian en el diálogo, de modo que la conversación fluya adecuadamente,
c) Propiciar las intervenciones que enriquecen y aportan elementos valiosos para la comprensión de las ideas que se debaten,
d) Expresar las ideas de forma clara, precisa, coherente y directa de modo que los argumentos que se expongan sean interpretados adecuadamente por los otros,
e) Propiciar acuerdos que emanen de la elaboración conjunta de los participantes y no de posturas individuales ya sea a través del acercamiento de diferentes posiciones a partir de sus puntos de encuentro o de la clarificación de posiciones diferentes.
La función tutorial se realiza fundamentalmente a través del proceso de enseñanza aprendizaje, en tanto este sea concebido con una metodología participativa que dé espacio a la participación activa y comprometido del estudiante en la ejecución de tareas de aprendizaje individual y grupal, diseñadas y controladas por el profesor para potenciar su desarrollo. No obstante, la tutoría no se limita al momento de la clase. Otros espacios educativos pueden ser las consultas,la beca, el trabajo social convocados por la UJC y la FEU, actividades de la defensa, deportivas y culturales entre otros, pueden y deben ser aprovechados para la orientación del estudiante.
Son diversas las técnicas para la orientación del estudiante, pero teniendo en cuenta que es el diálogo la herramienta esencial para ejercer la función tutorial, la orientación del estudiante se realiza a través de dos técnicas fundamentales: la entrevista y el grupo de discusión.
La entrevista permite a través de una conversación el intercambio de información necesario entre el tutor y el estudiante para su orientación. En este caso la entrevista no se trata como método de investigación, sino como recurso para la orientación. Su objetivo es lograr un proceso de intercambio de información con el estudiante a través del cual el tutor pueda diagnosticar e intervenir en su desarrollo personal y profesional.
Es a través de la entrevista que el tutor puede conocer las particularidades del proceso de construcción de conocimientos, habilidades y valores del estudiante en su formación profesional (función diagnóstica) y a partir de este conocimiento potenciar su desarrollo (función interventiva) a través de la orientación. A diferencia de la entrevista como método de investigación en la que el entrevistador no interviene aportando ideas, valoraciones, en tanto su finalidad es recoger información, en la entrevista como técnica de orientación, la intervención del tutor es esencial.
La intervención se realiza por tanto, no solo al finalizar la entrevista, sino durante su desarrollo. A través de la intervención el tutor realiza la función orientadora, no solo aconsejando, sugiriendo, sino también y fundamentalmente estimulando, planteando retos y tareas, haciendo reflexionar al estudiante acerca de los problemas detectados en la propia entrevista, o en momentos anteriores y, sobre todo, estimulando su autovaloración y compromiso con el cambio, de manera que pueda así potenciar su desarrollo.
Aspectos generales a tener en cuenta en una entrevista de orientación:
La entrevista debe realizarse en un clima de confianza y respeto mutuo como elementos propiciadores del diálogo. Debe efectuarse en un local y momento adecuados. Es importante que el lugar donde se realice la entrevista tenga la privacidad necesaria para garantizar un ambiente de confidencialidad, distensión por parte del estudiante, así como en un momento en el que el estudiante no se encuentre presionado por el tiempo. Es por ello que el horario y lugar de la entrevista deben seleccionarse previamente. El tiempo de duración de la entrevista no debe exceder los treinta minutos en dependencia de las necesidades del estudiante. En caso de que el tiempo fuera insuficiente para concluir el tema o los temas abordados, debe concertarse otra entrevista. La entrevista de orientación debe propiciar la reflexión crítica, la expresión y argumentación de los puntos de vista del estudiante, pero sobre todo debe potenciar la autoevaluación y el compromiso del estudiante con la solución de los problemas identificados en su desarrollo personal y profesional.
Cuando la tutoría se realiza en grupos, el grupo de discusión constituye una técnica útil para la orientación. Entre las características del grupo de discusión como técnica de trabajo grupal se señalan:
a) El grupo de discusión, según Krueger (1991: 36) consiste en una conversación planeada, diseñada para obtener información de un área definida de interés, en un ambiente permisivo, distendido. «Uno de los elementos del grupo de discusión es que no hay presiones del moderador para que el grupo alcance un consenso. En lugar de ello, su atención se concentra en comprender los procesos mentales seguidos por los participantes cuando desarrollan los temas de interés»;
b) El número de participantes debe ser pequeño (entre seis y diez participantes) «lo suficientemente pequeño como para que todos tengan la oportunidad de exponer sus puntos de vista y lo suficientemente grande como para que exista diversidad en dichos puntos de vista» (Krueger, 1991:33) de esta manera todos tendrán la posibilidad de participar y expresar sus opiniones;
c) El ambiente en el que se desarrolla el grupo de discusión debe ser de confianza, seguridad, tolerancia y respeto a las diferencias, de manera que propicie la libre expresión de todos los participantes;
d) El establecimiento de objetivos y la elaboración de un guión o guía de preguntas que conduzcan las sesiones de discusión al logro de los objetivos planteados constituyen requisitos indispensables. Las preguntas deben ser abiertas;
e) El moderador debe ser un orientador, un guía que propicie el diálogo sin imponer criterios. Entre sus funciones se destacan las de introducir el tema a debatir, conducir la conversación según los objetivos propuestos y siguiendo la guía de preguntas elaborada.
f) El tiempo de duración de la sesión no deberá exceder las dos horas.
El grupo de discusión constituye un escenario propicio para el ejercicio de la función tutorial del profesor toda vez que le posibilita diagnosticar las particularidades y potencialidades del desarrollo personal y profesional del estudiante a partir de la manifestación de sus reflexiones, vivencias y actitudes durante su participación en el debate, al mismo tiempo que intervenir potenciando así su desarrollo, al propiciar a través de la conducción del debate una postura crítica a partir de la auto y heteroevaluación de los estudiantes en el enfrentamiento y búsqueda de soluciones a los problemas objeto de análisis.
Conclusiones
1-La tutoría es una actividad que debe ser especialmente atendida por determinados profesores, atendiendo a objetivos y momentos específicos de la formación del estudiante, como son: la tutoría en la práctica docente, investigativa, o la condición de profesor guía de un grupo de estudiantes, pero aún cuando se atienda de manera particular una determinada esfera de la formación del estudiante (académica, investigativa, laboral, personal) siempre se realizará como parte de su formación integral.
2-Teniendo en cuenta que la tutoría es una función de todo profesor a través de la cual orienta al estudiante en su formación personal y profesional, la función tutorial es inherente al proceso de enseñanza-aprendizaje y debe realizarse en todos los espacios educativos curriculares y extracurriculares en los que participen profesores y estudiantes. La tutoría tiene lugar, por tanto, en el aula y fuera de ella.
3-La función tutorial en la Universidad debe dirigirse a la formación del estudiante como persona que ha de ejercer, de manera competente, responsable, ética y comprometida, la profesión y, propiciar, por tanto, el desarrollo personal y profesional del estudiante como proceso de educación permanente.
4-Comunicarse eficazmente es algo que se puede lograr si se tienen los conocimientos sobre el proceso de comunicación, se presta atención y se realizan esfuerzos sostenidos por ponerlos en prácticas.
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Autor:
Ing. Castor Pacheco Morales
castordejesus[arroba]uclv.edu.cu
Lic. Marisol Caraballo Ramos
Sede Universitaria: Juan Bautista Fernández Soto. Cifuentes.
Enviado por:
Elisabet Sanabria Santos
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