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Matrimonio ayer y hoy. Comunidad de vida

Enviado por Ivan Rocha


    INTRODUCCIÓN

    El matrimonio es un tema discutido hoy por los jóvenes y la sociedad , pero que desafortunadamente no se toma con seriedad, sino que solo se realiza por tener quizás un estatus y lograr así buenos puestos de trabajo cargos o reconocimientos por la sociedad.

    Pero todo esto se ha dado ya que los medios de comunicación muchas veces han colocado el matrimonio como cosa del demonio, dándole una imagen totalmente negativa y grotesca, sin tener en cuenta la importancia que la Iglesia pide a las parejas de hoy, que se entregan teniendo presente las gracias que se obtienen de Dios, quien llama a los esposos a vivir el mismo amor con que Él amó a la Iglesia y se entregó por ella, asumiendo y redimiendo su condición de pecado en el que se encontraba la Iglesia.

    Es por esto que decimos que por la virtud redentora de Cristo y la acción salvífica de la Iglesia los cónyuges son conducidos a Dios desde una paramnesia y ayuda en la sublime misión de la paternidad y la maternidad. En atención a lo expuesto, en este trabajo buscaremos dar concepción más cercana de lo que es realmente el matrimonio, desde una concepción bíblica y antropológica y los aportes de algunos teólogos que han investigado acerca del matrimonio.

    En segundo lugar, gracias a una encuesta que hemos realizado a la población, y valiéndonos de esos resultados hemos podido desarrollar el segundo capítulo sobre las diversas causas que no permiten al hombre de hoy vivir el matrimonio, seguidamente tendremos en cuenta lo expuesto por el Código Derecho Canónico y algunos documentos de la Iglesia y finalmente propondremos una catequesis mas no un cursillo matrimonial, sino una catequesis que le permitirá prepararse para toda su vida matrimonial.

    1. CONCEPCIÓN BÍBLICA Y ANTROPOLÓGICA DEL MATRIMONIO

    1.1 CONCEPCIÓN BÍBLICA

    En la Sagrada Escritura y en la cultura hebrea podemos hallar una concepción del matrimonio no muy diferente a otros pueblos de su alrededor como Babilonia, Egipto, Persia o Asiria; ya que son culturas donde la relación hombre y mujer procede de unos arquetipos divinos y unos relatos originarios mitológicos sobre la sexualidad, la fecundidad, el amor o el matrimonio1.

    De esta manera el matrimonio es visto en estas culturas como reflejo de la realidad divina. Asimismo estos pueblos teniendo en cuenta una serie de acciones rituales buscan atraer la bondad del don divino, que se manifiesta en la fecundidad por medio de la magia y mediante relaciones sexuales diferentes: el Rey con las sacerdotisas, los hombres con las prostitutas sagradas,…etc.2

    En este mismo contexto encontramos al teólogo Flórez G. quien nos afirma que la creación de la primera pareja es la eclosión final del proceso cósmico que da origen a la naturaleza y donde se da la coronación de una obra que no tiene finalización con la creación del hombre, sino que requiere además la conformación de la mujer y como resultado la unión de la pareja, llamada a amarse y complementarse3.

    Entre los relatos que se nos presentan en el Génesis, podemos ver la realidad de la pareja humana como muestra que radica en la misma condición unitaria del ser humano. La mujer forma parte del ser mismo del varón y da respuesta a una exigencia de ayuda y compañía sentida por la pareja. Ambos, el hombre y la mujer son llamados a la creación de una misma comunión de vida (se hacen una sola carne 2, 24)4. La unidad de la pareja humana es según el relato bíblico, una realidad que proviene del mismo origen del ser humano, como es reflejado en el hecho de que los nombres del varón ("ish") y de la mujer ("ishsa") tenga una misma raíz filológica.5.

    El relato (sacerdotal) del Génesis referido anteriormente nos permite completar la visión Yavista del matrimonio, ya que alude a la fecundidad de la pareja humana. Con fórmula estereotipada, afirma que Dios es quien creó al hombre en primer lugar a "imagen y semejanza macho y hembra los creó", bendiciéndolos después "sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla" 6

    Como vemos en el párrafo anterior en el libro del Génesis hay referencias y relatos acerca del matrimonio (Gen1, 27-28; 2,18-24), donde Dios siempre estando presente en la vida del ser humano lo bendice y lo llama a vivir en plenitud cerca de Él.

    En el Génesis 2,18-24 encontramos la narración de la costilla de Adán y la bendición que Dios dio a la primera pareja. Esta misma bendición el sacerdote, como representante de la divinidad en la tierra, derrama sobre las parejas en el matrimonio: "Creced y multiplicaos" (Gen1,28), dando así la gracia de la fecundidad. Encontramos también dos principios que el hombre debe tener en cuenta para su vida en pareja: la especial igualdad y solidaridad, compañía ideal del hombre y la mujer, y la idea de fecundidad, de procreación, como una bendición de Dios7.

    En un estudio más atento de la Sagrada Escritura, encontramos un texto notable del Antiguo Testamento, es el Cantar de los cantares, poema erótico del amor humano entre el hombre (el amado) y la mujer (la amada), que aunque no mencione el nombre de Dios, se consideró como un libro inspirado de la Biblia. El amor humano aparece como algo hermoso y bueno, más fuerte que la muerte (Ct 8,6-7). Por esto mismo, los profetas de Israel utilizan el símbolo del amor humano entre esposo y esposa para expresar el amor de Dios a su pueblo. Oseas (Os 1- 3), Jeremías (Jr 3; 31), Ezequiel (Ez 16; 26), Isaías (Is 40-55) hablan de la alianza de Yahvé con su pueblo y de las infidelidades de éste para con su Dios, en términos de amor conyugal. Dios es un esposo siempre fiel, frente a Israel, esposa adúltera e infiel, que ha corrido detrás de otros dioses. El libro de Tobías resume las enseñanzas del Génesis y de los profetas y nos ofrece la fe de Israel sobre el matrimonio8.

    1.1.1. Poligamia

    Otro punto a tratar en el Génesis es la poligamia, donde el hombre teniendo dos o más esposas mantiene una convivencia, el fin de esta práctica es la supervivencia, por la gran mortalidad que existía (Gen 4,19; 29,14-30), también en 2 Samuel encontramos la convivencia de varias mujeres con el rey David (2 Sam 11).

    Desde este breve análisis literal de la Sagrada Escritura podríamos señalar que este tema tiene origen en la época de los patriarcas, en tiempos de Abraham y Jacob y donde este tema fue vinculado con el concubinato, ya que manteniendo relaciones con otras mujeres, esclavas, donde no existía la intención de tener más mujeres sino de tener más hijos y así adquirir más gracias de Dios (Gen16, 1-3; 29,9-18; 2, 23-24).

    Al igual vemos que desde una legislación judía y desde una moral sobre el matrimonio se resalta que la mujer debe ser fiel a su marido. En el Deuteronomio se señala el castigo de muerte que se da para aquella mujer que cometía adulterio y al hombre cómplice (Ex 20,14-17)9. Mas la aplicación de la ley depende de las circunstancias que se podía ver en casos concretos (2Sam12,1-14; Jn 8,3-11 )10.

    Por lo que diríamos que la ley mosaica parte desde un principio y es que la unión es sagrada y debe ser respetada de las dos partes ya que es fundamental para la vida en pareja11.

    Por otra parte, en el levítico se prohíbe expresamente la unión entre consanguíneos (Lev 18,6-17; 20,11-12.17.19-21) aunque esta ley de la exogamia se cumple en los primeros años de la historia de Israel de forma relativa. La legislación judía sobre el matrimonio muestra una clara preferencia hacia la unión entre judíos e incluso entre allegados, en beneficio de una descendencia de la propia familia12.

    1.1.2. El divorcio

    Otro tema a tratar es el divorcio, tema que es marcado en los matrimonios de hoy por falta de comprensión, diálogo y respeto, estas tres cualidades son de suma importancia para una vida de pareja. Aunque este tema no es algo de hoy sino que también era muy común en la antigüedad donde la mujer estaba subordinada a la decisión que adoptara el marido. Por otra parte La ley mosaica acerca del divorcio, tal como se prescribe en el libro del Deuteronomio, que tratando de reglamentar esta práctica que alcanzaría graves repercusiones en prejuicio de la institución familiar y de la esposa (Gen 20,12) 13.

    Teniendo en cuenta lo anterior podemos hallar en la Sagrada Escritura un modelo de fidelidad y amor como es la unión de Dios para con su pueblo, ya que si la vida de pareja es llena de infidelidad genera una ruptura y dolor. El profeta Oseas (1-3) nos presenta un paralelismo entre la relación de Dios y su pueblo con la relación de Oseas con su mujer que permanece infiel y prostituida con otros hombres. El profeta Jeremías en el capítulo 2 nos deja ver un noviazgo desde la vista de Dios, en el capítulo 3 desde una conversación que mantiene con Dios nos presenta el repudio de un hombre a su mujer, preguntándole a Dios: "¿podrá volver a él? ¿No sería como una tierra manchada? Dios responde: Pues bien, tú has fornicado con muchos compañeros, ¡y vas a volver a mí! oráculo de Yahveh Alza los ojos a los calveros y mira: ¿en dónde no fuiste gozada? A la vera de los caminos te sentabas para ellos, como el árabe en el desierto, y manchaste la tierra con tus fornicaciones y malicia. Se suspendieron las lloviznas de otoño, y faltó lluvia tardía; pero tú tenías rostro de mujer descarada, rehusaste. ¿Es que entonces mismo no me llamabas: «Padre mío; el amigo de mi juventud eres tú?; ¿tendrá rencor para siempre?, ¿lo guardará hasta el fin?» Ahí tienes cómo has hablado; las maldades que hiciste las has colmado" (Jer 3).

    Como podemos ver en el texto de Jeremías, Dios rechaza la fornicación de parte del hombre en cuanto que lo aleja de su presencia divina. En Ezequiel 16 y 23, encontramos casos de prostitución en las cuales Dios repugna; en el texto de Isaías casi todo el capítulo 40 y 55 son vistos como elemento del perdón que junto a la fidelidad son acciones de Dios que el hombre debe cada día imitar14.

    1.1.3. Endogamia (Eros y ágape)

    En este mismo orden de ideas hay textos en el AT, que siendo significativos nos permiten ver un tema como es la endogamia y la indisolubilidad e igualmente vemos el eros y el ágape enriqueciendo al sacramento con toda su riqueza y diversidad de aspectos. Por tanto, si el matrimonio cubre al hombre en su totalidad corpórea, y el cuerpo es necesariamente sexuado y donde la diferenciación sexual supone la existencia del eros, se podría decir que tanto el cuerpo, como el sexo y el eros hacen parte del mismo sacramento, en cuanto que son signos de la existencia indisoluble del matrimonio (Cant 1,2; 3, 1-2; 7,7-13).15

    Ahora bien cabe decir que la misma teología y la antropología dan el reconocimiento y el valor positivo del "eros" en el hombre. Supuesta la diferenciación sexual, "eros" es esa fuerza del hombre que arranca de la atracción de los sexos y que nos impulsa al encuentro con el otro, como capaz de saciar nuestra tendencia16.

    Borobio D, nos plantea que el eros necesita del ágape, es decir del amor verdadero. De un amor, sin dar muerte al eros, sino que lo encause de sentido ofreciendo el verdadero marco de realización. "Ágape" es don, oblación, comunicación personal, aceptación y solicitud no egoísta, mirada al otro sin llegar a destruirlo, en cuanto que la pareja conformando un solo cuerpo debe ser el uno para el otro sin ninguna restricción, es de esta forma que nos plantea esa necesidad del ágape del eros, ya que el eros y el ágape no están llamados a ponerse, sino a la complementación17.

    1.1.4. La dote

    Otro punto que se plantea en el AT es la dote a la familia de la novia, en oriente esta práctica es muy común y hoy día es todavía practicado. Cuando los padres dan a sus hijas en matrimonio, se genera una disminución de la eficacia ya que las hijas solteras eran las que se entendían del ganado de sus padres (Ex. 2:16), así por ejemplo en esta cita bíblica es visto que los trabajos del campo y labores que sus padres le ordenaban.

    Encontramos otro texto paralelo (Dt 22:28, 29) indicando el precio que se debía pagar al padre de la novia de una forma apropiada, y eran cincuenta piezas de plata, si los dos se casan, pero si el hombre llegase a pedir el divorcio perdía automáticamente el derecho de todo lo adquirido; en cuanto que cincuenta piezas de plata eran una suma considerable, seguramente lo suficiente como para inducir a más de una joven amante Israelita a gobernar sus pasiones.18

    En la Sagrada Escritura encontramos diversos casos donde se habla de la dote como práctica muy común, de igual modo encontramos el caso de pagar con su servicio como es el caso de Jacob que no teniendo los recursos pagó a su suegro con su servicio (Gen 29 ,18). Otro caso que se nos presenta es el del rey Saúl quien requería la vida de cien filisteos como dote y así David le asegura a Mikal como su esposa. (1S 18, 20-27). Otras de las prácticas que se llevaban a cabo, en cuanto la dote eran entregando personalmente a los padres de la novia y una parte muy mínima a la novia. Como podemos ver son prácticas comunes en oriente y que en la Sagrada Escritura son muchos los pasajes que dejan entrever las costumbres de los reyes, profetas y patriarcas (Gen. 61; Jue. 1,15).

    Al respecto desde un contexto civil el abogado Belluscio Augusto Cesar afirma que la dote fuera de los regímenes típicos explicados en su libro Manual de Derecho de Familia, podemos encontrar que existen instituciones especiales que no alcanzan a tener existencia independiente, sino que van anexas a dichos regímenes. Que teniendo una aparición en el tiempo, donde la primera de ellas es la dote, aportando bienes de hecho por la esposa al marido, en propiedad o en usufructo, destinado a contribuir a solventar las cargas del hogar, donde la disolución del régimen se restablece en valor o en especie, equitativamente19.

    Por otra parte desde un ambiente cristiano, en el NT podríamos decir con palabras del teólogo Borobio D, el matrimonio cristiano simboliza la historia de un amor personal que tuvo origen en la creación, y que más adelante alcanzando su suprema realización en Cristo llega a su desarrollo en la escatología. Mas el matrimonio entre dos cristianos no es un acto aislado en la historia, sino que es un eslabón de la gran cadena de la misma historia, que simboliza y hace presente el amor esponsal de Dios a los hombres. 20

    Es así que teniendo en cuenta el amor infinito de Dios para con la humanidad y encontrando el punto culminante de este amor en Cristo en su pasión, muerte y resurrección, en el misterio pascual, es que decimos que los hombres se casan en el Señor, ya que el matrimonio representa una actualización de acontecimiento pascual; así podemos ver el sentido cristiano y la importancia como sacramento21.

    Teniendo en cuenta lo que nos afirma Borobio, podríamos resumir a continuación que el misterio de la muerte de Cristo en la cruz, por amor, significa el eros y el amor y la muerte matrimonial, en cuanto que en la pasión encontramos palabras de un amor verdadero, sin condiciones, entrega verdadera que vence al egoísmo y abre camino a la esperanza definitiva, donde se podría decir que el amor pascual es la auténtica gracia sacramental del matrimonio.

    Desde nuestro punto de vista las Sagradas Escrituras, nos llevan a tener en claro que el matrimonio como una sociedad permanente entre el hombre y la mujer, conforman una sola carne ante los ojos de Dios, por lo tanto no puede intervenir la mano del hombre para romperlo.

    El teólogo Borobio D, afirma que el matrimonio sin duda alguna es una de las realidades humanas más importantes y ricas de la vida. Configurado de otra forma, ya que siempre ha existido en todos los territorios, la forma más atractiva de convivencia y amor. Sin embargo, no siempre se ha estimado, valorado y apreciado indistintamente los diversos tipos de matrimonio de la historia. Ya que en la historia y en la cultura cristiana han legado un modelo de matrimonio monogámico, estimado como el << espacio >> único de relación sexual y generación, y fundado en un compromiso indisoluble. Encontramos que este modelo de matrimonio es puesto a diversas interpretaciones y aplicaciones, es hoy << contestado >> por algunos sectores y grupos. Po eso se dice que "el matrimonio se encuentra en crisis"22.

    En esta perspectiva me permito afirmar que el matrimonio como un compromiso hecho por dos personas por amor se convierte en una realidad terrena; muchos hombres de numerosas épocas han asumido esta unión. Considerándolo como un hecho natural y humano. Ya que este simple hecho muestra qué punto se trata de una realidad que tiene por si misma sus valores, su sentido, su consistencia. En sí el matrimonio no necesita ninguna añadidura de sentido religioso para tener sentido, y por eso, tanto creyentes como increyentes se casan sin dudar del valor de aquel acto23.

    Antes de entrar en el Nuevo Testamento, tengamos en cuenta el breve recorrido por el Antiguo Testamento donde vemos que desde la creación, el hombre es unido y bendecido para unirse y tener una familia, mas no es algo que el hombre estableció hoy en día o unas épocas anteriores, sino que es una obra magnífica de las manos del Creador. Por lo tanto el Antiguo Testamento en el libro del Génesis en sus primeros capítulos nos afirma que es una unión donde el hombre abandonando su madre y a su padre se une a una mujer y así forma una sola carne (Gen 2, 7- 24).

    Otros libros del Antiguo Testamento como el libro del Éxodo que en el capítulo segundo, habla de un hombre que va a la casa de Leví y toma una mujer como esposa y da descendencia (Ex 2,1); al igual que en el libro de Tobías encontramos la bendición matrimonial (Tob 7,9c-10.11c-17), así mismo en el capítulo siguiente encontramos una oración que se hacía en pareja y que permitía la unión de una vida en común (Tob 8, 5-10).

    En este mismo marco de ideas, en el libro del Cantar de los Cantares encontramos versículos donde se alaba a Dios por los esposos y por las esposas (Cant 2, 8- 10.14.16ª; 8,6-7a), esto permite ver que el hombre se interesa por sentir el amor cada día más cerca y en búsqueda de ser correspondido.

    1.1.5. Nuevo Testamento

    Por lo que podría decir, el matrimonio es una institución humana que se encuentra en casi todas las culturas y desde el Antiguo Testamento se considera creación de Dios (Gén 1,28; 2,24) y más tarde retomada por el mismo Jesús en el Nuevo Testamento (Mt 19,4-6), la relación matrimonial entre marido y mujer se convierte en una imagen de la alianza de Dios con su pueblo (Os 1-3; 1s 54,4-8), y aunque rota esta alianza por el mismo pueblo, Dios no deja de amarlo y permanece fiel (Jer 2,2.20; Ez 16; Is 61,10; 62,4-5), demostrando la imagen esponsal que más tarde se refleja en Jesús con la Iglesia.

    Esta imagen esponsal pasa al Nuevo Testamento, en el que los esposos han de ser reflejo de la relación de Cristo con su Iglesia (Ef 5,22-32). En el Catecismo se nos presenta el amor de Dios con que hizo toda la creación y la explicación del sexto mandamiento donde Dios dice: «Habéis oído que se dijo: "No cometerás adulterio". Ya que todo el que coloca sus ojos en una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón (Mt 5, 27- 28). Por otra parte también se plantea que el amor de Dios vive en sí mismo en un misterio de comunión personal de amor.24.

    Con el transcurrir de la historia la Iglesia ha expuesto de muchos modos su interés por el matrimonio, tanto que algunos de los Padres han intervenido en la enseñanza y han dejado en claro desde las palabras de Jesús deducida de los mismo evangelios y cartas paulinas que el matrimonio desde su indisolubilidad no es una simple exposición de principios, sino que se tienen en cuenta los planteamientos morales dados en las comunidades de creyentes en Jesús.25

    Desde esta misma enseñanza de los Padres de la Iglesia, encontramos al Pastor de Hermas que a mediados del siglo II se plantea sobre el adulterio como causa de separación conyugal. Pero aunque haya dicha separación no debe existir la posibilidad de casarse de nuevo, mas si la persona que cometió el adulterio se arrepiente debe reconciliarse con su pareja26.

    Otros Padres como Justino y Atenágoras condenan el divorcio y el adulterio. Iniciando el siglo III los Padres alejandrinos Clemente y Orígenes dicen estar en desacuerdo acerca de un nuevo matrimonio cuando hay ruptura conyugal por causa de un adulterio. Por esta misma época el escritor latino Tertuliano coloca a consideración que ni el conyugue culpable ni el inocente puede contraer matrimonio nuevamente27.

    Esto nos permite ver que en los primeros siglos, época de los Padres de la Iglesia, se condenaba fuertemente el adulterio, estableciendo condenas que prohibían a las parejas que cometía adulterio contraer nupcias, en cuanto era considerado una unión adultera, teniendo en cuenta la indisolubilidad como principio fundamental para la vida conyugal28.

    1.1.6. La indisolubilidad

    La indisolubilidad es un tema también discutido en la teología y en los primeros siglos, donde se dice que no es un contrato contra todo riesgo, que se hace en el momento del matrimonio y sentir seguridad del éxito, sino que es propiedad del matrimonio cristiano, que se realiza en nombre del amor Divino que es infundido a los esposos y que es confirmado por Cristo con su ejemplo y su gracia. Este amor es llamado a fortalecerse en la adversidad, a afianzarse con el entendimiento y la colaboración de los esposos en la realización de sus proyectos matrimoniales y familiares, y con la ayuda de otros matrimonios que comparten la misma fe en el sentido sagrado del matrimonio cristiano29.

    En el Nuevo Testamento también encontramos normas, como las tablillas domésticas que permiten tener una vida en común más llevadera como conviene en el Señor. (Col 3,18-22), a vivir en plenitud desde un amor que no espera nada, un amor incondicional que lo comprende todo, lo soporta todo (1Pe 3, 1-7). Así mismo todo esto nos permite ver que desde el ejemplo de amor de nuestro Señor Jesucristo todo es posible, entendible y durable, en cuanto que existe un amor incondicional.

    Mas a partir de las normas o tablillas domésticas se nos pide a que a ejemplo de Jesús desde el amor para con la Iglesia y entregando su vida sin condición alguna, toda pareja debe vivir cada día de la misma manera. Así mismo la Sagrada Escritura nos permite ver la importancia del matrimonio en la vida de Jesús, en cuanto que su primer milagro fue en una boda y así dio comienzo a su vida pública

    (Jn 3, 1-13).

    Teniendo en cuenta las tablillas domésticas, el teólogo Bernhad. H en el libro la "Nueva alianza en los sacramentos" nos presenta el matrimonio cristiano como camino de salvación, nos llama a ver el matrimonio como una verdadera bendición si vive en Cristo nuestro Señor, ya que desde la fidelidad, el dialogo y el respeto del uno al otro puede convertirse en un camino de salvación30.

    Por otra parte se coloca en consideración la fuerte batalla que el cristianismo, mantiene con grandes corrientes que presentando el matrimonio y la familia como algo estrictamente profano, como realidades a resolver únicamente de cara al mundo presente. Amplios sectores de la masa, incluso entre los mismo bautizados hay muchos que dejándose arrastrar incautamente por concepciones laicistas que mienten el sentido del matrimonio. Ya que todo esto no está escondido para nadie, en cuanto que todo siego habrá podido ver la destrucción que se presentado el santuario familiar31.

    Por otra parte el evangelista San Juan, nos plantea a lo largo de su evangelio que el amor es el eje fundamental para la verdadera felicidad y colma con creces nuestra esperanza, en cuanto que este fue el gran mandamiento que dejó Cristo: amar sin medida (Jn 15, 9-12).

    El apóstol San Pablo por su parte en sus cartas nos da una lección sobre el amor cristiano y plantea que el amor es comprensible, servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta, el amor no pasa nunca, ya que si amamos en Dios Él permanece en nosotros (1Cor 13,4-8).

    En esta misma carta el apóstol San Pablo nos habla también de la permanencia por siempre de la mujer a su marido, mas si llegase a separarse no podría volverse a casar, pero si se reconcilia de nuevo el marido no la rechace (1Co 7, 1- 11; 17-40); esto nos deja entrever que hay indisolubilidad, es decir, que debe haber una fidelidad hasta que falte una de las partes.

    En otras cartas encontramos la respuesta a preguntas que muchos de nosotros nos hacemos diariamente acerca de la durabilidad del matrimonio y donde San Pablo nos responde; la primera pregunta es ¿Cómo deben relacionarse los esposos con sus esposas? (Efesios 5:25-28),

    "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama".

    Como vemos no es un realidad tan sencilla. Mas el reto es grande, pero se logra si hay amor.

    La segunda pregunta es ¿Cómo debe la esposa relacionarse con su esposo? Efesios 5:22-24,

    "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo".

    Teniendo en cuenta lo dicho por San Pablo, el sometimiento de la mujer a su marido lo podríamos entender como una donación en Cristo, en cuanto que en el matrimonio se da donación y se comprometen los dos a respetarse y amarse hasta que una de las partes fallezcan y lograr así una felicidad familiar.

    Por otra parte encontramos al apóstol San Pedro, afirmando que los esposos deben honrar a sus esposas, (1 Pedro 3:7), "Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo".

    En el Apocalipsis encontramos referencia a la boda, en donde se habla de las bodas del Cordero (Cristo) donde hay fidelidad y amor verdadero, e igualmente encontramos de aquellos hombres y mujeres que elegidos por Dios han entregado su vida al servicio de Él, que entregados en cuerpo y alma dejan el mundo del eros y se adentran a vivir un mundo desde lo espiritual.

    1.1.7. Aspectos litúrgicos

    La celebración del matrimonio es muy común en las diversas culturas, como pudimos ver a lo largo de este capítulo, aunque en Oriente reviste de gran solemnidad, por medio de dos ritos, el primero es dedicado a la solemnidad del compromiso matrimonial, conocido como <<oficio de esponsales> >, el segundo dedicado ya a la bendición de los esposos que tiene lugar en << el rito de la coronación>>. Preside toda la ceremonia el sacerdote. La bendición nupcial adquiere una tradición oriental creciente importante, donde termina siendo considerada elemento decisivo de la celebración sacramental del matrimonio32

    Cabe considerar que con la reforma, se genera un cambio en la celebración del matrimonio en cuanto que se ve simplemente ya como un encuentro de parejas y de la comunidad cristiana con la Palabra de Dios, descubriendo así el sentido y la riqueza del matrimonio a la luz de la fe, pero así mismo para adquirir un favor divino33.

    Más algunos teólogos enfatizan de manera especial la función de la Iglesia en la celebración del matrimonio, pues el origen de la salvación está en Cristo que nos la comunica principalmente a través del bautismo y la eucaristía. Los cristianos casados, unidos al misterio de Cristo por el bautismo, toman conciencia de una forma específica del vínculo de amor que une a Cristo y a la Iglesia34.

    1.1.8. Los Matrimonios Mixtos

    Los matrimonios mixtos entre cristianos de diferentes iglesias, han instaurado siempre un problema serio religioso y humano. A lo largo de la historia, la Iglesia ha sido persistente en la norma de no permitir más que el matrimonio entre los bautizados. Con la división de las iglesias, se comienza a ver un problema y este es el de los matrimonios mixtos o interconfecionales, contraídos entre bautizados de distinta confesión religiosa. La Iglesia católica discurre que estos matrimonios pueden ocasionar dificultades graves para la fe y la armonía espiritual de los esposos, para la educación de los hijos y para la convivencia familiar, tanto que se considera como principio desaconsejar estos tipos de matrimonios y tratar de prevenir las consecuencias que pueden derivarse de ellos en el caso de que se celebren35.

    La disciplina de la Iglesia católica en relación a los matrimonios mixtos o interconfecionales varía según el convenio con el nivel de comunión o dialogo que existe entre dichas iglesias (CIC1124-1129)36.

    Para finalizar esta parte bíblica cabe decir que todo esto sería una vana ilusión si no se contara con la ayuda que viene de lo alto: con el poder del Señor. Bien dice el salmo 127: "Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles". La felicidad de un hogar no puede prescindir de la presencia de Dios37.

    1.2 CONCEPCIÓN ANTROPOLÓGICA

    Teniendo claro que la antropología estudia al hombre en su integridad, su entorno y la sociedad, desde una visión teológica lo que se busca es un punto de vista desde la revelación y las Sagradas Escrituras dando así un concepto del hombre cristiano. Por otra parte el matrimonio es una institución social conformando un vínculo conyugal y donde el lazo enjuiciado por la sociedad y dispociones jurídicas dado entre familias se despliegan obligaciones y derechos implantados por el derecho y la sociedad.

    Desde la perspectiva que ya tenemos de la antropología y entrando en contexto podemos ver los estudios que se han realizados acerca del matrimonio, como el de la Licenciada Welch Ruiz Sánchez A. en su artículo El Sacramento del Matrimonio donde el amor divino y humano se encuentran38. Donde se hace un estudio con la ayuda del teólogo Borobio D, que cita en la mayor parte de su investigación de la que tomaremos algunos apartados.

    Afirma la antropología que el matrimonio como realidad de este mundo y querida por Dios es la obra excelente de la creación, realidad más profunda y radicalmente humana, paradigma de todo vínculo interpersonal, realización eminente del existir para los demás, y con la ayuda de la filosofía, se adentra en el misterio de la persona, de su realización en el amor y del valor de su corporeidad, de tal modo que se vea reflejado el querer de Dios, justamente, que las personas procuren encontrarse39.

    Por tanto en el matrimonio la dos personas buscan la plenitud personal y compartida, se comprometen a sí mismos en el encuentro interpersonal abierto a otros y dándose así su propio destino y en búsqueda de la mutua promoción y liberación en un proyecto común. Por tanto el concepto de persona que subyace a una afirmación sobre el matrimonio es relevante y lo condiciona.40

    Desde la filosofía personalista se ha interesado en recuperar el carácter relacional del concepto de persona, por tanto sus aportes son significativos para profundizar en los vínculos matrimoniales: "la persona es una realidad total corpóreo-espiritual del individuo, que se experimenta y realiza a sí misma como totalidad desde el yo- centro de su mismidad. Es, si se prefiere, una totalidad centralizada y abierta o relacional, en búsqueda de realización"41.

    Las palabras del Teólogo Borobio, nos permiten traer a colación el tema del egocentrismo, donde el hombre se centra en sí mismo buscando su felicidad sin tener en cuenta muchas veces la felicidad de su pareja si hay hijos deja la responsabilidad a su pareja y desentendiéndose de todo. Pero a si también encontramos el hombre que es capaz de poseerse y entregarse al otro, la vida matrimonial se vuelve un espacio donde se genera el propio desarrollo, en comunión con las aspiraciones y necesidades del cónyuge e igualmente el matrimonio es considerado como un lugar privilegiado para compartir con el otro mutuamente42.

    Esto nos dejaría en claro que la vida de pareja es fácil cuando hay un compromiso con el otro y donde hay un amor que supone un "yo" y capaz de recibir un "tu" despojado de egoísmos, con disposición generosa al descubrimiento del otro, un amor que entrega todo por el sí y construye un nosotros compartido43.

    Todo esto lo reafirma el teólogo Borobio ya que en sus escritos nos deja ver el matrimonio como una institución donde se puede lograr una vida en común desde una aceptación total, apertura y disposición al otro, mas no debe presentarse una relación de compasión o solicitud simplemente, sino una relación donde lo esencial es la verdad y la justicia, convirtiendo un encuentro en dialogo y amor44.

    Por otra parte desde la antropología encontramos que desde la creación se instituyó el matrimonio entre sexos opuestos y con el transcurrir el tiempo se ha visto como tradición, pero hoy día es tergiversado en cuanto que se busca una formalización de parejas del mismo sexo.

    Por consiguiente el encuentro interpersonal que se encarna en la amistad, fraternidad, los vínculos parentales llega a su máxima expresión, de donde se dice que es el lugar privilegiado en la relación matrimonial45 . Por lo tanto se llega a convertir en un paradigma de todo ser con los demás extramatrimonial a condición de que este cimentada en el amor, ya que en él se llega descubrir el verdadero sentido del ser con los demás46.

    Determinado por Borobio como "la inclinación y sentimiento especial de acogida, afirmación y búsqueda del otro, esa comunicación con el otro que lleva a superar la soledad; ese estar y ser solidario con el otro que conduce a su realización", el amor es la forma notable de relación interpersonal. Lo es porque reconoce con justicia el valor del tú, su particularidad, ya que es capaz de ir y brindarle la compañía a la integridad a la que está llamado, en autonomía y para la libertad. Por lo que podríamos decir que el amor esponsal, ya que abarca a la persona en su integridad, es decir, en sus dimensiones espirituales psicológicas corporales y afectivas. De donde nos afirma Borobio sin ninguna duda alguna es que ningún amor el hombre compromete su personalidad y libertad como es la unión conyugal47.

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