- Resumen
- Introducción
- Problema
- Justificación
- Marco teórico
- Lesión deportiva
- Tipos de flexibilidad
- Evaluación de la flexibilidad
- Estado del arte
- Material y métodos
- Resultados
- Discusión
- Conclusión
- Bibliografía
Resumen
El objetivo principal de este estudio es evaluar la flexibilidad de la cadena posterior baja en los jugadores de rugby. A su vez poder establecer si existen diferencias significativas entre las posiciones de juego y la flexibilidad.
Material y métodos: se evaluaron un total de 42 jugadores de rugby amateur quienes realizaron de forma aleatoria los diferentes tests. Los tests utilizados fueron: el SLR, AKE y medición de la flexión dorsal de tobillo. Las mediciones se llevaron a cabo mediante la utilización de un inclinómetro.
Los resultados obtenidos, mediante los tests SLR y AKE, demostraron que alrededor de la mitad de los jugadores presentaron un acortamiento moderado. En el test de AKE un 40 % de los jugadores poseía un acortamiento marcado, mientras que en el test de flexión dorsal de tobillo, la mayoría de los jugadores tuvieron valores normales.
Al agrupar a los jugadores según el puesto de juego, se observó que la mayoría de los backs mostraron un acortamiento marcado en el caso del test de AKE. A diferencia de lo ocurrido para el test SLR, donde obtuvieron un acortamiento moderado.
Por otra parte, la mayoría de los forwards presentó acortamiento moderado (test de AKE) y en el caso del test SLR más de la mitad mostro valores normales.
La mayoría de jugadores de ambos grupos obtuvieron valores normales en el test de flexión dorsal de tobillo.
En conclusión, la flexibilidad de la cadena posterior baja de los jugadores de rugby se encuentra acortada parcialmente. El puesto que exhibió un mayor déficit en esta capacidad, fue en el caso de los jugadores backs. Esto estaría evidenciando el alto grado de predisposición a las lesiones musculares que presenta este grupo de jugadores.
PALABRAS CLAVES
Rugby.
Flexibilidad.
Cadena posterior baja.
Jugadores forwards.
Jugadores backs.
Introducción
El rugby es un deporte de conjunto que enfrenta dos equipos constituidos por quince jugadores cada uno, aunque existe una variación donde participan siete jugadores. El campo de juego tiene forma rectangular y generalmente es de césped aunque en ocasiones puede estar constituido por arena, tierra, nieve o césped artificial. El juego consiste en correr con la pelota en las manos evadiendo jugadores del equipo rivál y apoyar la pelota en el in-goal contrario para obtener puntos.
Es un deporte que implica una gran demanda de contacto físico entre los jugadores, lo que constituye uno de los factores de riesgo de diferentes tipos de lesiones, las cuales podrían producirse en varias situaciones deportivas individuales o de conjunto, como: patadas, pases, durante la carrera, tackles, ruck, mouls, line out, scrum, etc.
El rugby en argentina, aun hoy, es un deporte amateur a diferencia de lo que ocurre en diferentes partes del mundo donde es un deporte semi-profesional o de ligas como en Inglaterra, Francia, Australia y Nueva Zelanda. En estos países es un deporte altamente profesionalizado y uno de los más populares.
Dentro de los quince jugadores habrá dos grupos divididos con funciones y características morfológicas distintas.
Por un lado, se realizaron estudios (Brooks et. al. 2005)[1] en la liga inglesa acerca del biotipo característico del jugador de rugby. Describieron a los "forwards" como grandes y fuertes jugadores con una estatura promedio de 188 (±7.4) cm y con una masa corporal de 108.5 (±8.1) Kg. Por el otro lado, describen a los "backs" como jugadores rápidos, potentes y más ágiles cuya estatura promedio es de 181.3 (±5.4) cm y su masa corporal es de 89.5 (±6.7) Kg. Esto da una idea general acerca del biotipo de jugador que participa de este deporte.
Como consecuencia de las características específicas del rugby los jugadores presentan un alto potencial de lesiones físicas. Encontraremos lesiones típicas del deporte, las cuales están a asociadas a las situaciones específicas del juego.
Al realizar una gran revisión bibliográfica se encontró que las lesiones musculares en el rugby tienen alta incidencia y prevalencia, representando en algunos casos a casi la mitad de las lesiones que ocurren durante los partidos de juego. Gran cantidad de estas lesiones musculares se dan a nivel de los músculos isquiotibiales. Se considera la pérdida de la flexibilidad como uno de los factores de riesgo de las lesiones musculares. Por este motivo, este estudio intenta determinar cuál es el nivel de flexibilidad de la cadena posterior baja de los jugadores a través de tres test específicos. También se evaluará la relación que existe entre los puestos de juego y la flexibilidad, con el fin de señalar si este factor de riesgo está presente en los jugadores testeados y así poder determinar cuál es el grupo de jugadores que tienen mayores riesgos sufrir lesiones musculares.
Problema
¿Cuál es el nivel de flexibilidad, en relación a los valores normales de la cadena posterior baja en los jugadores de rugby amateur, del plantel superior del Club San Carlos Rugby durante la temporada 2011?
¿Cuál es la diferencia de la flexibilidad de la cadena posterior baja de los jugadores según el puesto de juego en el que se desempeñan?
HIPÓTESIS
La flexibilidad de la cadena posterior baja en los jugadores de rugby presentaría un acortamiento respecto de los valores normativos.
Un mayor número de jugadores forwards presentarían un acortamiento de la cadena posterior baja respecto de los backs.
OBJETIVOS
Generales:
Conocer cuál es el nivel de flexibilidad de la cadena posterior baja en jugadores de rugby amateur.
Determinar si existen diferencias en la flexibilidad según la posición de juego.
Específicos:
Medir la flexibilidad de los músculos extensores de cadera, flexores de rodilla y flexores dorsales de tobillo en los jugadores de rugby.
Determinar la relación entre el puesto de juego y los niveles de flexibilidad muscular de los músculos extensores de cadera, flexores de rodilla y flexores dorsales de tobillo.
Justificación
Las lesiones musculares tienen un alto grado de prevalencia e incidencia en el rugby. Por sus características propias y evolución, alejarán a los jugadores de la posibilidad de realizar toda práctica deportiva entre 18 y 25 días dependiendo del grado de la lesión. Existen varios autores que señalan a la perdida de flexibilidad como uno de los principales factores de riesgo de las lesiones musculares. Si existiera relación directa entre los niveles de flexibilidad de la cadena muscular posterior baja y la predisposición a las lesiones musculares; se podría llevar a cabo una serie de test para obtener objetivamente cual es el nivel de flexibilidad de cierto músculo o grupo muscular. De esta manera poder organizar trabajos orientados a la prevención y tratamiento de estos acortamientos, no solo orientado al rugby sino también aplicarlo a otros deportes.
Actualmente no existe un test que evalúe la cadena posterior en plenitud, ya que ésta recorre toda la longitud del cuerpo, desde los dedos de los pies hasta la hoz del cerebro; por lo cual es muy difícil encontrar un test para medirla. Por este motivo, se decidió segmentar a esta cadena en uno de sus eslabones para poder medirla. Se utiliza el término de cadena posterior baja, que incluye la medición de los músculos extensores de cadera, flexores de rodilla y flexores dorsales de tobillo. A través de tres tests que evalúan el ROM de cadera, rodilla y tobillo.
Cuando se valora una variable biológica específica como la flexibilidad, es preferible la medición tanto pasiva como la activa, porque la fuerza muscular y la coordinación motriz desempeñan un importante papel en el último método (Soares de Araújo 2005)[2].
Marco teórico
ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS DEL RUGBY
Existen gran cantidad de estudios acerca de la incidencia, factores de riesgo y prevalencia de las lesiones deportivas en el rugby en todo el mundo. A continuación haré mención a algunos de ellos para tomarlos como referencia.
Cuando se estudian las lesiones deportivas una de las primeras preguntas que surgen es:
¿Los jugadores presentan más lesiones durante los entrenamientos o durante los partidos?
Gabbett[3](2003) investigó cual era la proporción de lesiones a lo largo del desarrollo de la temporada completa, teniendo en cuenta tanto los partidos como los entrenamientos. Al analizar los datos observó una mayor cantidad de lesiones en los entrenamientos durante la primera mitad de la temporada, a diferencia de la segunda parte del año, donde se producía un mayor número de lesiones durante los partidos.
El mismo autor evaluó la incidencia de las lesiones durante el desarrollo de los partidos, y encontró que la mayor cantidad de las mismas se producía en el primer tiempo de juego, o sea en los primeros 40 minutos del partido.
Otro interrogante que surge es:
¿Cuál es la región corporal que sufre mayor cantidad de lesiones en el rugby?
Estudios realizados por diferentes autores (Gabbet 2003, Brooks et. al. 2005)2 [4]en Australia y en Inglaterra, evaluaron la prevalencia de las lesiones y su localización. Ambos descubrieron que la región con mayor prevalencia de lesión fue el miembro inferior con 33.2 %. Dentro de ese 32.2 % el muslo y la pierna representan el 20 %. Esta región del cuerpo se lesiona más comúnmente durante los partidos en los backs. A diferencia de lo que ocurre en los durante los entrenamientos, donde estas se presentan mayormente en los forwards.
Las demás regiones corporales que siguen en orden de incidencia son la cara con 13.9 %, luego los brazos y las manos con un 13,9 %, etc.
Por otra parte, un estudio realizado en Canadá (Underhill et. al. 2007)[5] obtuvo resultados muy diferentes, encontrando como más prevalente la lesión en cara con un 22.8%, cabeza con un 13.7 %, y por último el brazo con un 10.2 %. Cabe destacar que dicho estudio fue realizado con datos obtenidos de la hospitalización de los jugadores. Por lo tanto, no se tiene en cuenta gran cantidad de lesiones de aquellos jugadores que no llegan a ser hospitalizados, siendo este el caso de las lesiones musculares leves, contusiones del miembro inferior, etc.
Cuando estudiamos un deporte con alto grado de contacto físico como el rugby, otra pregunta que surge es:
¿Cuál es la estructura corporal que se ve más afectada en este deporte?
Varios autores (Fuller et. al 2010, Brooks et. al. 2005)[6] [7]investigaron dicho tema y encontraron como resultado a las lesiones musculares.
Estas representan un 32.9 % durante los partidos, siendo este porcentaje aún mayor en aquellos jugadores forwards.
Por otro lado, estas lesiones se incrementan en un 48.7% durante los entrenamientos.
Otra investigación, (Fuller et. al. 2009)[8] demostró que la lesión con mayor incidencia durante las competiciones se localizaban en los miembros inferiores y era de carácter musculo-tendinosas (Super 14: 27.8 % y en Vodacom Cup: 25.7%).
Otro interrogante que evaluaron varios investigadores fue:
¿Durante el desarrollo del partido cuál es la situación de juego que causa mayor cantidad de lesiones?
Se obtuvo como resultado el tackle con un 46.3% de los jugadores lesionados.
Mientras las colisiones contra objetos físicos, (por ejemplo: el campo de juego o los palos de las H) representaron un 10.9%, mientras que el contacto directo con otro jugador obtuvo un valor mayor de lesiones correspondiente al 13.8%. Ambas situaciones representan gran parte de las causas de lesiones en este deporte.
Lesión deportiva
Es aquella lesión o injuria producto de la práctica de una actividad deportiva específica, ya sea durante un entrenamiento o en el transcurso de los partidos. Se genera especialmente por la repetición del gesto deportivo que provoca un efecto acumulativo, micro-trauma, en la zona de mayor solicitación originando lesiones de tipo crónico propias de esta práctica deportiva (sobre-uso). También surge producto de situaciones de exigencias físicas sobre los tejidos, las cuales sobrepasan los límites de sus posibilidades funcionales (macro-trauma).
LESIONES MUSCULARES
Haré referencia a los diferentes tipos, particularidades y clasificaciones de las patologías traumáticas de los músculos, en relación con la frecuencia de los accidentes que se presentan durante la práctica deportiva.
Las lesiones musculares ocurren tras un estiramiento de aproximadamente el 25 % de su longitud.
La lesión puede ocurrir en el propio vientre muscular o en la unión musculotendinosa. Predominantemente estas injurias son comunes de encontrar en músculos biarticulares. Se manifiesta durante la realización de contracciones excéntricas, en músculos con alta proporción de fibras tipo II y por lo general, cercanas a la unión musculo-tendinosa.
Los músculos afectados con mayor frecuencia son: recto femoral, gemelo medial, isquiotibiales y aductores. Las menos frecuentes son: recto abdominal, pectoral mayor, músculos del brazo y antebrazo. Será determinante el tipo de deporte que se practique, ya que hay mayor solicitación de grupos musculares específicos para cada deporte.
Las lesiones musculares pueden ser clasificadas según su origen:
Extrínsecas o directas: son aquellas que se producen por un mecanismo directo como puede ser un choque con otro objeto o cuerpo. El músculo sufre una compresión resultante del choque de la masa muscular contra otra superficie dura y el hueso; se las denomina contusiones musculares. Es muy frecuente en deportes de contacto.
Intrínsecas o indirectas: son aquellas que se producen secundariamente a un mecanismo interno, mediante movimientos que provocan un exceso de tensión de la musculatura o elongación excesiva, resultado de una fuerza interna generada por la contracción repentina del músculo.
Lesiones benignas
Sobrecarga: es habitual en este caso la presencia de molestias musculares que aparecen al iniciar la sesión de entrenamiento y que no limitan la realización del movimiento. En estos casos se produce dolor a la contracción y cuando se realiza la palpación del músculo, éste aparece doloroso y tenso.
Contractura muscular: se trata de una contracción involuntaria, duradera o permanente de uno o varios grupos musculares. En la exploración se observa una zona de hipersensibilidad dolorosa que se acentúa cuando el paciente realiza una contracción muscular contra resistencia. En estos casos hay pérdida de la elasticidad. Las causas de su aparición están relacionadas con la disfuncionalidad muscular, problemas metabólicos, fatiga, etc.
Tipos de lesiones musculares:
Hernia muscular: es la procedencia del músculo a través de un defecto en la aponeurosis. Solo se trata si produce molestias.
Distensión muscular: ocurre cuando un músculo es elongado hasta su límite máximo, produciendo una tensión exagerada de las miofibrillas y por consiguiente puede estar acompañada de una ruptura cerca de la unión músculo-tendinosa o bien sin ruptura de las fibras. El paciente refiere dolor severo sin determinar un punto preciso de mayor sensibilidad.
Desgarro muscular: es una lesión producida por un traumatismo intrínseco que se manifiesta por un estado patológico muscular responsable de las rupturas de fibras/ fascículos musculares, o por un máximo estiramiento de un músculo con rupturas de fibras/fascículos.
Tipos de desgarros:
Miofibrilar.
Fibrilar.
Fascicular.
Total o troncular.
FACTORES DE RIESGO
Actualmente hay muchas investigaciones (Tejeda 2007)[9] acerca de los factores de riesgo de las lesiones musculares que se presentan durante las actividades deportivas, pero no se encuentran datos concluyentes por ser tan amplia la cantidad de factores a tener en cuenta.
Factores no modificables intrínsecos:
Sexo: los hombres son más propensos a las lesiones musculares que las mujeres. Ya que ellas tienen valores más altos de flexibilidad que los hombres.
Edad: se ha demostrado que las rupturas de fibras son más frecuentes a mayor edad. Lo que causaría esto es un deterioro de colágeno, y con ello la pérdida de la capacidad viscoelástica del músculo.
Existencia de lesiones previas: los deportistas que han tenido un desgarro son más propensos a tener otro episodio en el mismo grupo muscular comprometido. Dicha incidencia se encontró con valores del 73 %, mientras que un 27 % correspondió a un episodio inicial.
Práctica de deportes de velocidad: presentan una alta incidencia en deportes con carreras de 20 a 30 metros, sprint (velocistas, rugby, fútbol, hándbol, futbol americano etc.)
Raza.
Factores modificables intrínsecos:
Insuficiente calentamiento.
Falta de entrenamiento.
Sobreentrenamiento (fatiga).
Trastornos metabólicos (trastornos hepáticos, mala alimentación, focos sépticos).
Alteraciones psicosomáticas.
Enfermedades interrecurrentes.
Falta de potencia muscular.
Flexibilidad. [10]
Atrapamiento L4L5L6. El déficit en la conducción nerviosa produce pérdida de fuerza, sensibilidad y propiocepción con lo cual la fibra está más propensa a las injurias.
Alteraciones biomecánicas.
Volúmenes altos de entrenamiento.
Alteración de relación agonista/antagonista.
Factores extrínsecos:
No entran en la consideración de este trabajo. Como por ejemplo: las condiciones ambientales, terreno de juego, altitud, etc.
FLEXIBILIDAD MUSCULAR
Hay gran cantidad de definiciones acerca de la flexibilidad, entre alguna de ellas se encuentra la de Prentice (2001)[11], quien la define como: "capacidad para desplazar una articulación o una serie de articulaciones a través de una amplitud de movimiento completo, sin restricciones ni dolor".
Garret (2005)[12] la define como: "grado de movilidad posible en una articulación, la cual está determinada por ciertas condiciones que impone el tejido blando y los músculos sobre la movilidad articular".
Riestra (2002)[13] la define como: "la capacidad mecánica-fisiológica que se relaciona con el conjunto anatómico-funcional de músculos y articulaciones que intervienen en la amplitud de movimientos. Depende de la movilidad articular, entendida como el grado de libertad específica de cada una de las articulaciones, y de la elasticidad muscular, referida a la propiedad del músculo para alargarse y recuperar su estado inicial sin que exista un detrimento de su fuerza y potencia.
La flexibilidad es una capacidad física determinante ya que de ella dependen en gran parte el resto de las capacidades físicas. Cualquier atleta o jugador que presente una disminución de esta capacidad seguramente atentará contra el desarrollo de las demás capacidades físicas dado que están íntimamente relacionadas entre sí. Es una capacidad muy estimulada en deportes que requieren grandes amplitudes articulares para realizar sus diversos gestos deportivos, por lo cual estará desarrollada al máximo y se dedicará mucho tiempo a su entrenamiento. Algunos de estos deportes son gimnasia deportiva y artística, ballet, atletas de saltos, velocistas, nadadores, etc.
En la mayoría de los deportes, sin importar el nivel de competencia, encontraremos que la flexibilidad debe estar relativamente normal, tanto para permitir rangos de movimiento acordes como para mantener lejos las lesiones.
Por otro lado, como menciona Prentice en su libro, un factor muy importante a tener en cuenta es: "la carencia de flexibilidad también puede tener como resultado una descoordinación o unos patrones de movimientos incómodos".
Esta visión es muy importante, hay que prestarle mucha atención, ya que si hablamos de lesiones musculares es bien conocido el mecanismo de producción de los desgarros. La mayoría de estos se producen en músculos biarticulares cuando son sometidos a una contracción excéntrica.
Por lo cual, una alteración en la coordinación intermuscular es uno de los factores que predispone a que se produzcan las desgarros musculares y están íntimamente relacionados con la pérdida de flexibilidad muscular entre otros factores. Por este motivo "se considera que el mantenimiento de un buen nivel de flexibilidad es importante en la prevención de lesiones de la unidad musculo-tendinosa".
Así también tendremos que tener en cuenta que músculos grandes e hipertrofiados y el exceso de tejido graso pueden limitar la amplitud de movimiento debido al contacto de segmentos adyacentes del cuerpo. No obstante, la principal limitación tanto para la flexibilidad estática como para la dinámica es la rigidez de las estructuras que componen el tejido blando. Por ello se obtuvieron datos acerca de la contribución relativa de los tejidos blandos a la resistencia total encontrada por la articulación durante el movimiento (Heyward 2001)[14]:
Cápsula articular: 47 %
Músculo y su fascia: 41 %
Tendones y ligamentos: 10 %
Piel: 2 %
Tipos de flexibilidad
Hay diferentes clasificaciones acerca de esta capacidad física. Desde el punto de vista del movimiento podemos hablar de flexibilidad estática cuando una articulación es movilizada de manera pasiva hasta el límite de su rango.
Por el contrario la flexibilidad dinámica se manifiesta cuando una articulación es movilizada de manera activa por los músculos que la rodean, llevándola al límite de su rango de movimiento.
Otra forma de clasificar la flexibilidad es según la cantidad de músculos que participan. Se entiende por flexibilidad específica la que comprende a un solo músculo y en el caso de que sea un grupo de músculos hablamos de flexibilidad general.
LAS CADENAS MUSCULARES
La medicina de los últimos años se ha centrado en tratar específicamente el lugar de la lesión, no mirar más allá del sitio del dolor. En algunos casos solamente se procura eliminar los síntomas, sin tratar de encontrar su origen, motivo por el cual muchas veces las patologías se mantienen en el tiempo sin poderse resolver o bien se producen varias recidivas.
Hay autores que en contraposición con este método de trabajo, han propuesto o postulado una modalidad de trabajo diferente, "concibiendo al cuerpo como un todo", una estructura inseparable, con lo cual una alteración de una pequeña parte produce una modificación de toda la estructura. Este enfoque también es denominado "sistémico".
Uno de estos autores es Busquet (2008)[15] quien introduce el concepto "las cadenas musculares", mencionándolas como: "las cadenas musculares representan circuitos en continuidad de dirección y de planos a través de los cuales propagan las fuerzas organizadoras del cuerpo".
Además hace mención de las leyes que rigen el cuerpo humano: equilibrio, economía y confort, las cuales explican como el cuerpo humano va adaptando y modificando sus posturas concibiendo prioridad al "no dolor". En algunos casos se disminuirá la movilidad producto de adaptaciones defensivas a pesar de que estas modificaciones produzcan menor economía de movimiento.
A continuación introduciré otros conceptos descriptos por Busquet:
Respecto del acortamiento muscular lumbar, encontraremos como consecuencia:
Aumento de la lordosis fisiológica
Pinzamiento discal posterior
Presiones interapofisiarias posteriores
Pérdida de la movilidad.
Por otro lado, los isquiotibiales retraídos provocarán compensaciones estáticas y dinámicas como lo describe Busquet en su libro "la pubalgia":
Compensaciones estáticas:
Aumento del flexúm de rodilla.
Posterioridad del ala ilíaca.
Producto del acortamiento de los isquiotibiales, uno de ellos, el bíceps femoral, se producirá una rotación externa de la tibia respecto del fémur. Además, producto de este acortamiento se encuentra a la tuberosidad isquiática con una rotación alrededor del eje coxofemoral y provocará el estiramiento de los aductores, lo cual conllevará a un trabajo excesivo y con ello la aparición de contracturas y tendinitis a este nivel. Esto mismo produce un aumento de tensiones que tiene que soportar la articulación de la cadera, lo que producirá una gran probabilidad de generación de coxartrosis.
Como Busquet define: "este mismo acortamiento de los isquiotibiales producirá que los jugadores trabajen en acortamiento predisponiéndolos a la aparición de contracturas, distensiones, desgarros, dolores de vainas y de los tendones".
A nivel lumbar se producirá un enderezamiento de la lordosis, la cual estará en constante puja con los músculos de la cadena de extensión que aumentan la lordosis lumbar, como es el caso del cuadrado lumbar y el psoas ilíaco. Esta puja entre ambas fuerzas opuestas producirá un aumento de las presiones que tienen que soportar los discos intervertebrales y a nivel de las superficies articulares posteriores se presentaran compresiones.
TIPOS DE CADENAS MUSCULARES
Souchard (2005)[16] distingue dos tipos de cadenas musculares: cadenas estáticas y cadenas dinámicas. Las cadenas musculares estáticas se van a encargar, principalmente, del mantenimiento de la postura, son los músculos antigravitatorios.
Los músculos dinámicos no son indispensables para mantener la postura erguida, tienen poco tono y se pueden relajar por sedentarismo
La actividad de los músculos estáticos es constante, por un lado manteniendo un tono constante indispensable para poder mantener la postura erguida, tono que podemos comparar con el ralentí del motor de un coche parado, y por el otro se contraen para llevar a cabo los movimientos, acto que podemos comparar con la pisada del acelerador que hace avanzar el coche. Pero un músculo que se ve solicitado permanentemente siempre tendrá tendencia a aproximar sus extremos, lo que provoca inevitablemente acortamiento y rigidez.
Según Souchard el problema de la cadena maestra posterior es que trabaja constantemente manteniendo la postura, por lo que evolucionará siempre hacia la hipertonicidad, la rigidez y la pérdida de longitud.
Las cadenas musculares estáticas o tónicas son:
Cadena maestra posterior.
Cadena maestra anterior.
Cadena inspiratoria.
Cadena superior de hombro.
Cadena anterointerna de brazo.
Cadena anterior de brazo.
Cadena anterointerna de cadera.
Cadena lateral de cadera.
La cadena maestra posterior está constituida por los siguientes músculos: flexores plantares, tríceps sural (gemelos y sóleo), poplíteo, isquiotibiales, músculos profundos de los glúteos (pelvitrocantéreos), glúteo mayor, piramidales y espinales.
Evaluación de la flexibilidad
De la misma manera que la fuerza muscular, la flexibilidad es específica para cada músculo. Por lo tanto no se puede generalizar el resultado final de una prueba de flexibilidad para determinado músculo, como el indicativo de la flexibilidad general de un sujeto. La longitud de los músculos es medida indirectamente a través de pruebas clínicas específicas para cada músculo o grupo muscular.
Los métodos clínicos para valorar la longitud muscular consisten en movimientos de elongación del músculo en el sentido contrario a la acción normalmente ejecutada por él. Existen diferentes test para valorar la extensibilidad muscular:
Las longitudinales (centimétricas), el test de inclinación hacia delante sentado, sit and reach test; y de pie, toe touch, etc.
Los que están basados en las medidas de recorrido articular (angulares), como la de elevación de la pierna recta, test SRL y el ángulo poplíteo o test de AKE, etc.
En el presente estudio se utilizarán las medidas de la amplitud de movimiento articular, las cuales deben ser guiadas por instrumentos que registren la amplitud alcanzada en grados. Varios son los aparatos utilizados para realizar las mediciones angulares, uno de ellos es el goniómetro. Este es considerablemente utilizado en el ámbito de la fisioterapia y en las investigaciones científicas. Es un instrumento fiable para medir los ángulos de desplazamiento de las articulaciones, es decir, su amplitud; y para su aplicación se utilizan los goniómetros. El goniómetro estándar o manual es un transportador de ángulos con dos brazos, uno fijo que forma el cuerpo del goniómetro con el transportador, y uno móvil unido al cuerpo del goniómetro. Varios experimentos examinaron el grado de fiabilidad de las medidas goniométricas utilizando diferentes procedimientos y demostraron que la amplitud de movimiento de la rodilla, medida con goniómetro estándar, obtuvo un nivel de confiabilidad de bueno a excelente (Russel y Bandy 2004, Winters et. al. 2004)[17] [18]En otros trabajos concluyeron ser válidas las medidas realizadas con el goniómetro, tras haber sido correlacionadas con las medidas obtenidas radiográficamente (Gogia et. al.1987, Brosseau et. al 2001) [19][20]
También existen los goniómetros pendulares, como es el flexómetro o el flexómetro de Leighton (Leighton 1996)[21] y el inclinómetro (Loeb 1976)[22]. Todos ellos sirven para la medida de los desplazamientos tanto en el movimiento de flexión, extensión como las rotaciones. Son goniómetros de tipo gravitatorio utilizados para medir amplitudes articulares. Tienen un dial graduado en 360° y un indicador en forma de aguja. Estos aparatos tienen valores mayores de confiabilidad que los presentados por los goniómetros. Por ello cada vez son más utilizados por los diferentes autores para realizar distintos tipos de evaluaciones y tests.
El actual estudio intenta evaluar la cadena muscular posterior. Esta cadena está formada por varios músculos que constituyen sus eslabones. No existe actualmente un test que pueda medir la flexibilidad de la cadena posterior. Por este motivo se decidió separarla y evaluar la parte baja de la cadena muscular posterior, o sea el miembro inferior únicamente. Para esto se utilizaron tres tests, que evalúan diferentes partes del miembro inferior, lo que se correspondería con la cadena posterior baja. Los tests seleccionados son: el test de SRL, el test de AKE y la medición de la flexión dorsal del tobillo con la rodilla extendida. Todos los tests se evalúan mediante la utilización de un inclinómetro.
Al comenzar con la revisión bibliográfica de los trabajos que incluyen los test de AKE y SRL se encontró que todas las investigaciones se centraban en verificar cual es la fiabilidad de cada test y cuál es el aparato de medición con mejor confiabilidad. Pero ninguno de los trabajos describía cuales son los valores normativos o parámetros estándar. Por este motivo se decidió escribir a varios de los autores que participaron en la investigación sobre estos tests (Wang S, Munteanu Shannon, Gabbe B, Robboy Martin, Luque Suárez A) con el fin de develar cuales eran los valores que ellos tomaban como normativos. Los autores respondieron que no conocían cuales eran los valores estándar o bien no se habían preocupado en sus trabajos de encontrarlos. Uno de los autores recomendó la lectura del trabajo que fue presentado por Santonja Medina y col. donde se había descripto cuáles eran los valores normativos esperados en sujetos sanos. Este trabajo se llevó a cabo con goniómetros de palancas largas.
En el caso del test de la medición de la flexión dorsal del tobillo con la rodilla extendida sucedió algo similar. Solo se encontró un trabajo sobre este test donde se evaluaba su fiabilidad y se sugería un rango de ROM como valor normativo. Al escribirle al autor, éste respondió que no se conocían los valores normativos ya que era muy reciente el desarrollo de este test, pero que se podrían tomar los valores encontrados en el estudio como los normativos para sujetos sanos.
Estado del arte
Es variada la bibliografía y enfoques acerca de la producción de las lesiones musculares y sus factores de riesgo en diferentes tipos de deportes. Sin importar cual sea el deporte investigado, muchos autores han abordado este tema y coinciden que algunos de los factores de riesgo son: la insuficiente entrada en calor, la flexibilidad muscular, la fatiga, los altos volúmenes de entrenamiento, el desbalance de fuerza entre agonistas y antagonistas, la postura pélvica, los problemas metabólicos, las infecciones, etc.
Al realizar una amplia revisión bibliográfica acerca de estudios referidos a la flexibilidad muscular de la cadena posterior en jugadores de rugby no se encontraron investigaciones sobre este tema; a pesar de ser uno de los factores de riesgo anteriormente mencionado.
Se halló una investigación (Maud 1983)[23] referida a la flexibilidad muscular de los jugadores de rugby, a través de la utilización del test Sit and Reach. Se encontró que a nivel general se obtuvo valores 44.2 (±7.1). Mientras que al dividir los jugadores en grupos, los forwards tenían valores de 42.2 (±9.1) y los backs del 46.4 (±3.1). Estos resultados ponen de manifiesto que los jugadores evaluados presentan valores buenos de flexibilidad y que no presentan diferencias significativas entre forward y backs, a pesar que estos últimos obtuvieron mejores marcas.
También se encontró una investigación (Warrington et. al. 2001)[24] donde se evaluó la flexibilidad de un grupo de forwards del equipo nacional de Irlanda, a través de tres tests: el test sit and reach, test forward flexion y el test back flexion. Encontraron que estos jugadores obtuvieron valores buenos en el sit and reach y en el test de back flexion, pero valores bajos en el test de forward flexion.
Un estudio (Brooks et. al. 2005)[25] realizado en deportistas profesionales del seleccionado inglés de rugby, encontró a las lesiones musculares como las más frecuentes durante los partidos llegando casi a la mitad del total. Mientras que, durante los entrenamientos, estas lesiones representan casi el 60 % de las lesiones diagnosticadas.
Se hallaron pocos estudios acerca de las lesiones musculares y sus factores de riesgo, a pesar de ser una patología con una alta incidencia en el rugby, como se ha demostrado con la investigación antes mencionada.
Una de estas investigaciones es la llevada a cabo por Brooks y col. (2006)[26], quienes estudiaron los factores de riesgo de los desgarros de los isquiotibiales, en jugadores profesionales, durante dos temporadas consecutivas. Para esto, se dividieron a los jugadores en tres grupos, el 1º grupo de fortalecimiento: hacía ejercicios de fortalecimiento concéntrico y excéntrico de isquiotibiales.
Un 2º grupo de fortalecimiento y estiramiento: realizaba ejercicios de estiramiento estático al menos una vez por semana y ejercicios de fortalecimiento concéntrico y excéntrico.
Por último el 3º grupo de fortalecimiento, estiramiento y fortalecimiento con ejercicios nórdicos: realizaban ejercicios de estiramiento estáticos al menos una vez por semana, regularmente ejercicios de fortalecimiento concéntrico y excéntrico, ejercicios nórdicos de fortalecimiento excéntrico de los isquiotibiales.
Los resultados obtenidos en dicha investigación demuestran que en los tres grupos de entrenamiento no hubo diferencias significativas en la severidad de las lesiones durante los partidos y entrenamientos, ni tampoco en la incidencia de lesiones durante el desarrollo de los partidos.
Sin embargo, la incidencia de las lesiones ocurridas en el entrenamiento y la incidencia de todas las lesiones fueron significativamente menores en el grupo 3º, en comparación con los grupos 1º y 2º.
En conclusión, se deduce que no se encontraron diferencias significativas entre los jugadores que realizaban estiramientos y aquellos que hacían ejercicios de fortalecimiento únicamente. En el grupo que encontraron diferencias significativas fue en el que realizaban ejercicios nórdicos.
En el mismo estudio se investigó la proporción de las nuevas lesiones musculares según el tiempo parcial de juego, dividiéndolo en 4 períodos de 20 minutos. Obtuvieron como resultado que en los forwards se incrementaban las nuevas lesiones en cada período y en el 4º período era donde se obtenía el valor más alto, llegando a un 10 %.
También se evaluó a los backs y resultó en el 1º y 3º período de tiempo que las nuevas lesiones musculares correspondían a un valor cercano al 10 % y en el 2º y 4º período estos valores aumentaban más del 20 % respecto del total de lesiones. Por lo que podemos deducir una mayor cantidad de lesiones a medida que pasa más tiempo de juego y habría que estimar a la fatiga como un factor de riesgo.
En el mismo estudio se evaluó en qué situación de juego se producía mayor proporción de las lesiones musculares y resultó que un 56 % de estas se producía corriendo.
Según Brooks y col. (2005)[27] las lesiones musculares de los isquiotibiales son comunes y con diferentes proporciones en diferentes deportes: fútbol australiano 16%, básquetbol 6%, criquet 11%, fútbol 12 %, rugby unión entre 6-15%.
Por lo tanto hay una gran proporción de recurrencia en dicha patología y son lesiones que van a alejar a los deportistas por largos períodos de tiempo de sus deportes. Estas lesiones van desde distensiones musculares hasta roturas totales. Además presentan un desafío para rehabilitarlas y que no presenten recidivas.
Material y métodos
Lugar y fecha:
Esta investigación se llevo a cabo en el campo de entrenamiento del Club San Carlos, Pacheco, durante la segunda semana de la pretemporada. Febrero del 2011.
Tipo de estudio
Este estudio es de tipo descriptivo, cuantitativo, transversal, no experimental y de fuentes primarias.
Universo:
El universo está compuesto por individuos masculinos jugadores de rugby amateur del plantel superior del San Carlos Rugby Club.
Muestra:
Tamaño
Se evaluó 42 sujetos, jugadores de rugby.
Técnica de muestra
La muestra es no probabilística por conveniencia:
La disposición de los jugadores a ser evaluados.
Que estén dentro de los criterios de inclusión.
Criterios de inclusión
Sujetos comprendidos entre los 23 a 38 años de edad.
Jugadores con más de 2 años de entrenamiento continúo como mínimo.
Sujetos que realicen solamente dicha actividad.
Criterios de exclusión
Todos aquellos jugadores con alguna lesión muscular en estado agudo, o subagudo además de aquellos que se hallan lesionado pero con menos de 2 meses de evolución.
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