- Niños multirraciales
- Tiempos de cambio
- Las necesidades emocionales de los niños multirraciales
- El rol de los padres
- Albertito el durmiente
- Las adopciones
- El niño adoptado
- El caso de Tatiana
- TATIANA (con letras mayúsculas)
- El divorcio de Diana y Paul
- En resumen
- Bibliografía
"Investigaciones recientes nos demuestran que el prejuicio se deriva, en alguna de sus formas, como una consecuencia inocente del modo peculiar como piensa el ser humano.
"Nuestra especie, de modo instintivo, clasifica a los demás en grupos basados en el sexo, la raza, la edad, y otros aspectos concretos y fáciles de colegir". FEFL en La Neuropsicología de los Prejuicios.
En esta lección cubrimos los aspectos de dos situaciones especiales en la vida del ser humano moderno que requieren tacto y juicio en su manejo.
Me refiero a los hijos multirraciales y a los niños adoptados.
Niños multirraciales
Los niños multirraciales constituyen uno de los segmentos demográficos de mayor crecimiento en la población de los EEUU.
En América, el número de familias de razas mixtas está en constante crecimiento debido a un aumento en los matrimonios y relaciones interétnicas, al igual que a un aumento en las adopciones transrraciales e internacionales.
Somos iguales bajo la piel
La publicidad que rodea a americanos prominentes de herencia cultural mixta, tales como atletas, actores, músicos y políticos ha puesto en relieve la cuestión de los individuos multiculturales y ha retado la visión que se ha tenido por años sobre la raza. Sin embargo, a pesar de algunos cambios en las leyes y la evolución de actitudes sociales, los niños multirraciales todavía se enfrentan a dilemas significativos.
Tiempos de cambio
Alrededor de dos millones de niños americanos tienen padres de diferentes razas.
En los Estados Unidos los matrimonios entre blancos y negros han aumentado en un 400 por ciento en los últimos 40 años, con un 1000 por ciento de aumento en los casamientos entre blancos y asiáticos.
En una encuesta reciente un 47% de los adolescentes blancos, un 60% de los adolescentes negros y un 90% de los adolescentes hispanos dijeron que habían salido con alguien de otra raza.
Las necesidades emocionales de los niños multirraciales
La investigación reciente ha demostrado que los niños multirraciales no se diferencian de los otros niños en autoestima, aceptación de sí mismos o en el número de problemas psiquiátricos. También ellos tienden a ser exitosos, con un alto sentido de identidad propia y tolerantes de la diversidad.
Los niños de una familia multirracial pueden tener diferentes identidades étnicas entre ellos. Su propia percepción está influenciada por sus características físicas individuales, las ataduras y respaldo de la familia y las experiencias con varios grupos etnográficos.
Para enfrentarse a los perjuicios sociales, los niños de raza mixta pueden desarrollar una identidad pública con la raza de la "minoría", mientras mantienen una afiliación interracial con la familia y amigos.
Investigadores mantienen que los niños con una verdadera consonancia multirracial o multicultural generalmente llegan a ser más felices que los niños multirraciales que crecen con una "sola identidad" étnica.
Los niños multirraciales de familias divorciadas pueden tener mayores dificultades aceptando y valorando las culturas de ambos padres.
Ejemplo inevitable…
El rol de los padres
Algunas familias mixtas se enfrentan con el rechazo en sus comunidades. Algunos niños de familias multirraciales informan mofas, murmullos y miradas desdeñosas cuando están con la familia. Los padres pueden ayudar a los niños a enfrentarse a estas presiones estableciendo comunicación abierta con la familia acerca de la raza y las culturas y permitiendo la curiosidad sobre diferencias en el color de la piel, la textura del pelo y los rasgos faciales entre los miembros de la familia.
Los papás pueden también ayudar a sus hijos de las siguientes maneras:
Asistir a los niños con el desarrollo de destrezas para que puedan enfrentarse a las preguntas y/o predisposiciones acerca de sus antecedentes. Ayudar a los niños a tratar con el argumento del racismo sin que se sientan agredidos personalmente.
Fomentar y respaldar la vida multicultural para toda la familia, incluyendo el familiarizarse con el lenguaje, las tradiciones y las costumbres de todos los miembros de la familia. Vivir en una comunidad diversa donde el sentido de ser diferente o inaceptable sea minimizado.
Entender que los niños pueden tener un sentido de culpabilidad o deslealtad hacia uno de los padres si ellos determinan adoptar la identidad racial y/o cultura de uno específico de ellos. Reconocer que algunos niños pueden identificarse con diferentes partes de su herencia étnica y cultural en diferentes etapas del desarrollo o en situaciones variadas de manera que puedan conformarse al grupo.
Obtener libros, textos y películas que presenten a individuos multirraciales como modelos positivos, también libros sobre las vidas de las familias multiculturales.
Establecer redes de respaldo para su niño en la escuela, los abuelos, familiares, vecinos y en la comunidad en general.
Madre al rescate
Para la mayoría de los niños multirraciales, el crecer en contacto con múltiples razas y culturas es enriquecedor, valioso y contribuye a una adaptación saludable como adulto. Algunos niños multiétnicos pueden sentirse incómodos con sus herencias diversas y se pueden beneficiar de una consejería de apoyo para ayudarlos a esclarecer sus sentimientos. Los niños multirraciales que tienen problemas emocionales o de comportamiento — como cualquier otro niño que igualmente los presenta — pueden ser referidos para una evaluación psiquiátrica.
En esta coyuntura, nos parece oportuno ilustrar nuestras consideraciones con la presentación de un caso clínico.
Albertito el durmiente
Nació cuando la mamá tenía treinta años dentro de un matrimonio inestable. El padre era hombre inmigrado de origen mediterráneo con muy poca educación.
La madre era oriunda de la línea noroeste del país, nacida cerca de Dajabón, en la frontera dominicana con Haití. Habiendo asistido al colegio hasta el tercer grado de la primaria, cuando abandonó la escuela para ayudar en su hogar.
Él era caucásico, ella mestiza. Albertito nació siendo, lo que aquí llamamos "indiecito", pero que en círculos prejuiciados se considera ser "morenito".
Antes y a través del embarazo la mamá sufrió depresiones.
Durante el puerperio renunció a comer y diagnosticamos la anorexia psicogénica, por la que fuera mi paciente y de la que se recuperó totalmente a la vez que de la depresión puerperal (véanse mis numerosos artículos en las disorexias, especialmente el de Las Disorexias Malignas y mi contribución a Microsoft Encarta 2006 y 2007).
Cuando viniera a verme, o cuando nos encontrábamos casualmente, siempre la acompañada Albertito, quien nunca despertaba de su característico sueño profundo. Todos comentaban que era el niño ideal –– pero, no lo era.
Albertito se desarrolló muy lentamente, especialmente en la adquisición del lenguaje, situación que en el campo de la psiquiatría infantil se considera aciaga.
Cuando cumplió tres años la mamá me consultó, a escondidas, ya que no quería que el papá, hombre de muchos recelos, creyera que ella temía que el niño era "retardado".
Si no retrasado, "Tito" (por abreviación) era muy lento en todas las dimensiones del desarrollo normal.
Como el área, donde entonces vivieran, carecía de recursos especializados para evaluar y — en caso necesario — para enriquecer, remediar y compensar al niño por las dilaciones ya presentes. La mamá siguió mis recomendaciones y, habiendo obtenido los instrumentos pedagógicos para aplicar mis instrucciones, la recuperación feliz de Albertito comenzó.
Ella se constituyó en su tutora, más devota, y en su maestra, la más paciente.
Una vez, cuando tenía seis años, Albertito llegó de la escuela llorando, porque le llamaron "Cocolo" (término peyorativo que en la vernácula local hace referencia a ancestros de orígenes haitianos).
Esa misma tarde, ambos esposos arribaron a mi oficina, para la cita que hicieran, enfurecidos con lo que al hijo sucediera.
El papá había esperado a la consulta y se abstuvo de decirle a Albertito que el modo de resolver el problema era caerle a golpes a quienes les llamaron nombres feos. La mamá no sabía qué hacer, lo que sí sabía era que la agresión física hacia los demás no era respuesta.
Para dar comienzo a nuestra sesión, llamé a Albertito a la oficina y le pregunté cuál era la parte de que le llamaran "cocolo" que más le doliera. "Que me dicen que no soy blanco y que no tengo los ojos azules, como papi…"
El niño enfermo por E. Munch
Yo asentí que para un varón — especialmente — parecerse al papá, es muy importante; omitiendo añadir que, en ciertos casos patológicos, es un seguro de vida. Pero, que en su situación especial, él se parecía a su mamá cuyas influencias eran más dominantes que las del papá en determinar el color de su piel y el de sus ojos.
Para darle soporte le expliqué que él era fuerte como el papá y bien parecido como la mamá.
A todos, les sugerí de inmediato, un tipo de acción que podría ser eficaz para resolver la situación. Decirle a todos, ante la clase reunida, con la participación de la madre, algo por el estilo: "yo soy Alberto, esta es mi mamá. Me parezco a ella y me gusta. No me importa si me llaman Cocolo, ya que como dominicanos, todos somos medio morenos".
Por supuesto, el niño simplificó mis palabras. Entonces le llegaría el turno a la mamá, cuya participación habíamos concertado. Ella expresaría lo siguiente: "hoy vine aquí porque soy buena mamá, como son las mamás de ustedes todos. Las que estoy segura vendrían aquí a hablar delante de ustedes, si es necesario, para el bien de sus hijos… ¿verdad que si?".
Aplauso.
La llamadera de nombres terminó esa misma mañana. Todavía el papá cree que "una trompada bien dada" hubiera obtenido mejores resultados, pero Albertito ya estudia en la universidad, e igual que como hacen sus amigos, no cree en la violencia aunque a su novia no le gusta que él insista en que todos lo apoden "El Cocolo".
Las adopciones
Otro problema único de nuestras culturas es el de la adopción, ya que ciertos países encabezan el resto del mundo en la adopción extra-familiar de hijos de todas razas, orígenes nacionales y discapacitados, asunto éste que acarrea sus propias complicaciones.
Madre e hijo por Pablo Ruiz Picasso
El niño adoptado
"Hijos adoptados constituyen un concepto especial, característico de ciertos países, donde parejas heterosexuales infecundas, prohíjan niños, que fueran nacidos a padres no interesados en tenerlos. Lo hacen, para llenar la ausencia de los propios.
"Hoy, asimismo, parejas gay han entrado el ámbito de las adopciones, lo que agrega un nuevo recoveco a este laberinto. (Véase mi ponencia: Hijos e hijas en las familias homoparentales: Un nuevo modelo de familia)". FEFL en Niños Adoptivos: Hay que Hablarles de su Origen
En los Estados Unidos cada año se adoptan aproximadamente 120,000 niños. Los niños con incapacidades físicas, de desarrollo o emocionales, quienes antes eran considerados no adoptables, hoy en día son adoptados ("adopciones con necesidades especiales").
La adopción ayuda a muchos de estos niños a crecer en familias permanentes en vez de en hogares de acogida o en instituciones.
Los padres de un niño adoptado se preguntan si deben decirle al niño que él o ella es adoptado y cómo y cuándo deben de hacerlo. Ellos también desean saber si existen problemas especiales o retos para los hijos adoptivos.
Los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que sean los padres adoptivos los que les informen al niño acerca de su condición especial. De suma importancia, es que lo hagan de una manera que estos últimos puedan entenderlo.
Hay dos puntos de vista sobre cuándo se le debe de comunicar a un niño que es adoptado. Muchos expertos creen que esta información debe ser ofrecida a la más temprana edad posible. Este enfoque le da al pequeñuelo la oportunidad de poder aceptar la idea e integrar el concepto de haber sido "adoptado". Otros expertos creen que impartir este conocimiento a una edad muy temprana puede confundir al niño, ya que éste puede que no comprenda la información. Estos expertos recomiendan que se espere hasta que el párvulo demuestre cierto nivel de madurez.
En ambos casos, los niños deben de enterarse de su adopción de boca de sus padres adoptivos. Esto ayuda a que el mensaje de la adopción sea positivo y permita que el niño confíe en sus padres. Si el niño se entera de la adopción, irreflexiva o accidentalmente — de boca de otra persona que no sea uno de sus padres — el niño puede sentir ira y desconfianza hacia sus padres y puede considerar la adopción como mala o vergonzosa, ya que se mantuvo en secreto.
Los niños adoptados querrán hablar acerca de su adopción y los padres deben de estimular este proceso. En las librerías hay excelentes libros de consulta que pueden ayudar a los padres a explicarle al niño acerca de su adopción. Los niños reaccionan de manera diferente al enterarse que son adoptados. Sus emociones y reacciones dependen de su edad y de su nivel de madurez. El niño puede negarse a aceptar que fue adoptado y puede crear fantasías acerca de la adopción. Frecuentemente, los niños adoptados se aferran a la creencia de que sus padres naturales los rechazaron porque ellos eran malos o pueden creer que fueron secuestrados. Si los padres hablan con franqueza acerca de la adopción y la presentan de manera positiva, es menos probable que se desarrollen estas preocupaciones.
Todos los adolescentes pasan por una etapa de lucha por su identidad, preguntándose a sí mismos cómo ellos encajan con su familia, con sus compañeros y con el resto del mundo. Esta lucha puede ser más intensa para los niños adoptados de otros países o culturas. Es razonable que el adolescente adoptado tenga un marcado interés en sus padres naturales. Esta curiosidad expresada es común y no significa que los hijos estén rechazando a los padres adoptivos. Algunos adolescentes pueden desear conocer directamente a sus padres naturales. Los padres adoptivos pueden responderle al adolescente dejándole saber que es correcto y natural tener ese interés y preguntas, y cuando inquieran se les debe dar, con tacto y apoyo, la información disponible acerca de su familia natural.
Identificaciones proyectivas espejo
Algunos padres adoptivos con frecuencia tienen preguntas acerca de cómo tratar con las circunstancias de la adopción. Estos padres pueden recurrir el apoyo de profesionales capaces.
Algunos niños adoptados — como es lo mismo con cualquier otro niño — pueden desarrollar problemas emocionales y de comportamiento. Estos problemas pueden ser, o no, resultado de las inseguridades y asuntos relacionados con la circunstancia de haber sido adoptado. Si los padres tienen inquietudes, ellos deben de buscar ayuda profesional. Los niños que están preocupados en exceso con su adopción también deben ser evaluados. Un psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar al niño y a los padres adoptivos a determinar cuándo se necesita ayuda profesional específica.
De cómo las adopciones requieren entendimientos especiales
El caso de Tatiana
Este caso se reproduce en parte extraído de otro de mis artículos.
Nunca había confiado en su mamá porque decía que eran diferentes. Tatiana y Steve eran hermanos adoptivos. Steve nació dos años antes de que sus padres de religión Judía Ortodoxa, decidieran adoptar una hija para completar la familia.
Diana, la madre de Steve, había padecido cáncer del seno, resultando en su esterilización total. Paul, el papá, decidió acudir a su hermana, una psicóloga que se ocupaba de adopciones judías en la ciudad de San Diego, para que localizara una niña de padres judíos, con rasgos físicos similares a los propios, para facilitar el ajuste de su nueva hija a las demandas del entorno en que crecería.
Tatiana "La Mala Semilla"
Tatiana, llegó a la casa de sus nuevos "padres" a la tierna edad de seis meses. Lo único que se conociera acerca de su historia era que:
Fue concebida fuera del matrimonio, producto de la unión casual de una enfermera de 23 años de edad y de un médico cuya edad era de 25 años.
Los abuelos eran un rabí y su esposa, por parte de la mamá, y, por parte del papá, ambos eran médicos.
Ambos progenitores eran judíos y ambos deseaban que su hija fuera adoptada por una pareja semita que pudiera darle el cariño que, ellos, en su posición en la vida, no podrían ofrecerle.
Tatiana pesó seis libras al nacer y se consideró un bebé normal en todos los respectos, cuando fue entregada a sus nuevos padres.
TATIANA (con letras mayúsculas)
Cuando entró a la casa, Paul, hombre comedido y poco dado a las exageraciones, llamaría a Tatiana, una "catástrofe pequeña", dándole sentido a lo que significa el término oxímoron. Porque Tatiana arribó, equipada de todo lo que sería anatómicamente necesario para hacerle la vida miserable a sus padres, y a los pobres desdichados que con ella convivieran.
Primero fueron los cólicos y los trasnoches habituales, porque no dormía bien. Luego fueron las alergias, las tendencias a los accidentes, la resistencia a ser entrenada en el uso de la bacinilla, la inclinación a morder cuando le brotaron los dientes y los ataques de sofocones (paros bruscos de la respiración), cuando se tornaba cianótica y parecía convulsionarse. (Véanse mis ponencias: Adopción y La Mala Semilla).
Mientras tanto, Diana retornó a su mundo social y Paul al propio de sus negocios, cediendo los niños al cuidado de nanas y de empleados, que sustituyeron pobremente por la presencia de padres.
Tatiana, como chiquilla, era cruel con los animales a los que torturaba halando colas y orejas, mientras comía dulces y golosinas, en exceso, hasta vomitar — Engordando primero, y siendo diagnosticada después, hiperactiva, cuando la inscribieron en un plantel Montessori de donde fuera expulsada a los tres años de edad.
A la edad de cinco años, jugando con fósforos, incendió el garaje de un vecino. A los nueve años huyó y no fue encontrada por varios días, causando una búsqueda famosa cubierta por toda la prensa local. Fumó y se embriagaba con inhalantes y el bachillerato lo terminó cuando era paciente en nuestra unidad psiquiátrica para adolescentes. Experimentó con el alcohol a los diez años. En adición, robaba a todos, especialmente al servicio de la casa.
Era chismosa y embustera.
Como estudiante se destacó por sus dotes teatrales e histriónicas.
Para-suicidio
Para esta niña, la veracidad le sería atributo desconocido por gran parte de su vida y su tendencia a la manipulación, constituiría su aptitud más arraigada.
Tatiana exhibió comportamientos bulímicos desde los trece a los 22 años, cuando presentó asimismo una tendencia a producirse quemaduras con cigarrillos y velas y a excoriarse la piel con objetos afilados.
El significado de la auto-lesiones para ella, era como una definición de su ego. "Me hace sentir bien, es como así yo sé quien soy…"
El divorcio de Diana y Paul
Nadie esperaba que ortodoxos judíos que observaban las leyes kosher en su hogar y que leían de la Tora asiduamente, se divorciaran — pero, todo es posible y así lo fue en este caso.
Naves al garete
La causa: Diana y Paul se cansaron de fingir que constituían la pareja ideal que nunca fuera.
Siendo exitosos social y económicamente, los padres de Tatiana atrajeron el schadenfreude local más entusiasta. Ambos resentían las llamadas molestas que recibían, expresando condolencias fingidas.
(Schadenfreude: alemán del siglo XIX. Deleite y placer derivados de las malas fortunas o desgracias de otros).
Privada del efecto en sí de la influencia moduladora que proveen la presencia emocional de tener una mamá y un papá adecuados, Tatiana pronto se desmoronó psicológicamente. (Para seguir leyendo: http://www.monografias.com/trabajos82/comportamiento-injurias-auto-inflictas/comportamiento-injurias-auto-inflictas).
En resumen
En esta lección hemos revisitado los niños multiétnicos, y los adoptivos, estimulados por el incremento de acoso (bullying) con resultados, a veces funestos, que se reportan con creciente frecuencia en los medios de comunicación de muchos países.
En la niñez, de acuerdo a la teoría psicoanalítica, existe un período — cerca de los seis años — cuando el pequeño joven desarrolla la fantasía conocida como El Romance Familiar.
Por medio de esta ilusión, el niño compensa por lo que percibe como injusticias por parte de sus progenitores, creyendo que está con ellos como niños adoptivos y que sus padres exaltados, algún día lo rescatarán.
En el caso del niño interracial y el adoptado, la fantasía se puede tornar en la realización de una penosa quimera.
El joven mendigo por Murillo
Además del asunto antedicho, existen problemas del desarrollo normativo que pueden oscurecerse aspectos del progreso emocional, por sentir, el niño, que al nacer, los propios padres naturales lo rechazaron.
Tener hijos es asunto muy serio. Añadir parámetros a este proceso — como son la adopción, las parejas homoparentales y multirraciales — lo complican aún más.
En esta lección hemos tratado de derramar la luz del entendimiento hacia la visualización y resolución de los posibles problemas.
Fin de la lección
Bibliografía
Larocca, FEF: Adopción en monografías.com
Larocca, FEF: Niños Adoptivos: Hay que Hablarles de su Origen en monografías.com
Larocca, FEF: Ralph Ellison, Emblemático, Enigmático y Negro: Una Síntesis en monografías.com
Larocca, FEF: La Neuropsicología de los Prejuicios en monografías.com
Larocca, FEF: El Comportamiento de las Injurias Auto-Inflictas en monografías.com
Larocca, FEF: Fantasías de Rescate y la Experiencia del Romance Familiar en monografías.com
Larocca, FEF: La mala Semilla: Una Lección en la Psicología de la Maldad Innata en monografías.com
Larocca, FEF: Psicopatía Infantil: Trastornos Emocionales Debilitantes en mailxmail.com
Larocca, FEF: Causas Psicológicas que Llevan a las Mujeres a Exhibir sus Cuerpos en mailxmail.com
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca