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Factores psicológicos relevantes en la evaluación interna o personal de la calidad de vida

Enviado por idiaz


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Referencias bibliográficas

Resumen

En el presente artículo se exponen un conjunto de reflexiones y argumentos científicos que sustentan el interés investigativo sobre la búsqueda de factores psicológicos relevantes que determinan la evaluación personal de la calidad de vida individual.

En él mismo se exponen además, los fundamentos teóricos generales del modelo elaborado por la autora, para conducir la investigación realizada encaminada a la búsqueda de dichos factores, considerados como determinantes internos de la valoración de calidad de vida personal.

Quedan plasmados en el artículo los factores que se han identificados como determinantes psicológicos de la calidad de vida, resultado investigativo de una larga y rica trayectoria de estudios realizados sobre el tema en nuestro medio.

Palabras Claves: Factores psicológicos, calidad de vida, determinantes psicológicos personales

Introducción

La multideterminación de la calidad de vida (CV) exige un análisis desde el punto de vista pluridisciplinar. Su naturaleza integradora y, por tanto, compleja, demanda un trabajo interdisciplinario arduo y poco sencillo, donde se destaca la interpretación de relaciones inmersas en sistemas no lineales de variables que participan en su determinación.

El reto que ello significa para cada ciencia en particular, exige de un trabajo sistemático y profundo, a través del cual se logre discernir qué factores aporta cada disciplina, en calidad de ordenadores medulares del concepto, los cuales pueden actuar como rectores en la determinación sistémica de la CV.

Diferentes autores, entre ellos Butler (2003), Castro y Reygadas (2006), expresan que las definiciones o medidas sencillas y simples de la CV no existen, pues la subjetividad y sus matices son esenciales en su determinación[1]

El poco poder explicativo que tiene la evaluación realizada por observadores externos ("objetivos"), demostrado en diferentes investigaciones (Najman y Levine; Fayos y Beland; Van Dam y colbs; De Haes y Van Knippenberg, citados por Llantá y Grau 1996; Novella y colbs. 2001; Skinner 2002; Ürzua y colbs. 2005; Contreras 2005; etc.), refuerza la importancia de que sea la propia persona quien evalué su CV.

Resulta difícil, entonces, definir desde fuera, al margen de la valoración propia, lo bueno o beneficioso para el sujeto y, por ello, la tendencia actual en los estudios de CV es la de que se analice a través de la evaluación personal o interna (Reimel 1992; Díaz y colbs. 1994; Grau 1998, 2003; Butler 2003; Palacios y Castro 2005; Castro y Reygadas 2006, Lamas 2007; Mikulic y Crespi 2007, etc.), sin ignorar los riesgos que desde siempre se le han asociado a la introspección, pero sin dejar de reconocer lo importante de la unicidad e irrepetibilidad de la persona.

Esta problemática no escapa al conocido descubrimiento del llamado "dilema de la no-concordancia", que se declaró hace algunos años en el estudio de las actitudes (Pérez Lovelle 1987). En el caso particular del tema, se expresa en la no-correspondencia entre la valoración que ofrecen los individuos y las que emiten los cuidadores de salud, familiares, personal médico etc., ampliamente referidos (Jachuk y colbs 1982, cit. por Grau 1998; Yárnoz 2003, Urzúa y colbs. 2005; Palacios y Castro 2005; etc.). Al respecto, se declara que las tasas de concordancia entre las valoraciones internas y externas son de moderadas a bajas (Novella y colbs. 2001).

La afirmación de investigadores como Pérez Lovelle (1987), que plantean que las personas en ocasiones deciden comportarse no como lo indican sus formaciones psicológicas, sino como dictan las conveniencias de las circunstancias reales, puede ser — y es, de hecho –, una respuesta a todo intento de determinación rígida de la conducta y sus valoraciones.

La indudable ventaja que tiene el ser humano de poder atisbar directamente algunos aspectos de su propia vida psíquica, puede adelantar hipótesis sobre mecanismos de regulación psíquica, que posteriormente pueden ser comprobados con otros métodos de investigación.

Se asume, entonces, el valor del estudio de la subjetividad que, en opinión de Pérez Lovelle (1987), es un antídoto eficaz para evitar la simplificación del conocimiento de la psiquis humana y reafirma el valor de las evaluaciones personales.

Se acepta cada vez más, que cada sujeto debe ser la persona más capaz de sopesar satisfacciones e insatisfacciones con su propia vida y valorar su calidad (De Haes y Van Knippenberg 1989; Gill y Feinstein 1994; Winefeld 1995, cit. por Grau 1998; Contreras 2005; Palacios y Castro 2005; etc.).

Unido a ello, el poco poder explicativo de los análisis de las condiciones objetivas en la calidad de vida percibida (CVP), resalta la importancia de considerar los factores subjetivos, y se investiga bajo el supuesto de que el individuo valora su CV según su experiencia privada, la percepción que tiene de la realidad y la satisfacción que experimenta en ella (García y Soriano 1990; Barreto y Pascual 1991; Grau 1998; García-Viniegras 2004; Palacios y Castro 2005; Castro y Reygadas 2006, etc.).

El papel de los factores psicológicos que condicionan el grado de satisfacción y bienestar es determinante para el proceso de evaluación. Discernir de qué depende esta evaluación resulta clave para mejorar realmente la CV de las personas tanto enfermas como sanas (Batista – Foguet, Artés 1994; Victoria 2004; Contreras 2005; Palacios y Castro 2005).

La CVP es resultante de la intersección de factores objetivos (transitorios o permanentes), con subjetivos y personales (de mayor estabilidad), y no es susceptible de evaluación a partir de solo uno de estos dos polos; pero autores como Grau (1998) abogan por el papel de los factores personales como condicionantes del grado de adaptación y de CVP y determinantes en el proceso de evaluación de la realidad y las condiciones de vida. Se afianza la convicción acerca del papel de los aspectos personales y, con ello, la tendencia a la estabilidad más que a la transitoriedad.

Batista y colbs. (1994) exponen con firmeza que si la CVP dependiera de factores transitorios, el constructo no podría evaluarse de forma fiable y resultaría inútil su estudio científico. Se reafirma en los investigadores el criterio de la existencia de cierta disposición personal que implicaría una mayor estabilidad (Avía y Vázquez 1998; Lopategui 2003). Ello justificaría el interés por su evaluación, a lo que se suma la autora.

Teniendo en cuenta los aspectos declarados, el presente artículo tiene como objetivo plasmar los argumentos y resultados de la investigación realizada dirigida a identificar factores psicológicos medulares en la percepción y vivencia de la CV, considerados como determinantes psicológicos de su evaluación interna.

Desarrollo

Para Moreno y Ximénez (1996), los determinantes psicológicos de la CV constituyen una demanda de investigación científica actual, y han sido por ello declarados como problema de investigación, como se expresa en el siguiente planteamiento:

La Psicología deberá centrarse en delimitar sus dominios, establecer sus determinantes, elaborar técnicas para su evaluación y determinar los programas de intervención en orden al logro de obtener un mejor nivel de calidad de vida para el individuo y la sociedad (Moreno y Ximénez 1996:1045).

Resulta importante para comprender la propuesta de búsqueda de determinantes propiamente psicológicos esclarecer además, algunos puntos de vista. Lo primero es plantear que la CV es un fenómeno social y, como tal, puede ser estudiado en diferentes niveles de manifestación.

Al respecto, autores como Pérez Lovelle (1987) declaran que, independientemente de las interrelaciones y dependencias entre lo social y lo personal en los fenómenos sociales (válido para la CV), los aspectos que determinan a escala social el fenómeno no tienen que ser, necesariamente, sus determinantes a escala personal, a pesar de que en este último nivel, participen de una u otra forma los primeros.

Este enfoque que se utiliza para definir la determinación social de la salud y sus tres niveles de expresión (social, grupal y personal), sirve de guía metodológica para plantear la alternativa de investigación formulada y preguntarse, a escala individual, ¿cuáles son los determinantes psicológicos de la CV, como nivel más concreto y específico de su determinación personal?.

Para la búsqueda de dichos determinantes la autora del artículo desde el año 1994, comienza a realizar un conjunto de investigaciones empíricas sobre el tema, las que hicieron posible que fuera aprobada por la Academia de Ciencias de Cuba, como investigación doctoral a nivel del país y defendida en el 2008.

Para conducir su investigación la autora ofrece la siguiente definición sobre determinantes psicológicos:

"(…)aquellos factores psicológicos personales que intervienen en el proceso de evaluar, interpretar, seleccionar, sentir y actuar con la información situacional proveniente del medio interno y externo, y que actúan de manera determinante en la percepción y vivencia de la CV." (Díaz 2002, 2002 a).

Dichos determinantes se conciben como factores medulares que actuando de manera sistémica permiten entender la valoración que se ofrece sobre la CV, sin que esto suponga una determinación lineal, al actuar sobre las múltiples variables que pueden intervenir en la determinación personal de valoraciones positivas y negativas sobre la calidad de vida individual.

Esta idea investigativa, promueve el desarrollo de un modelo teórico metodológico sobre la calidad de vida percibida vivenciada (CVPV) que sirve de guía a las investigaciones realizadas al respecto.

En el mismo se parte de considerar la CV, como fenómeno observable, y que está determinada por múltiples factores integrados de manera compleja y holística, mostrándose de manera fenomenológica. Es, por consiguiente, susceptible de ser evaluada y de que se ofrezca una valoración al respecto, constituyendo precisamente la valoración el momento que ocupa la atención de la autora, para desarrollar su propuesta teórica y en consecuencia formularse el estudio de los factores que participan de manera determinante en ella.

Al estudiar la valoración personal (CVPV) de dicha condición existencial (CV), se asume la concepción materialista dialéctica para el estudio de los procesos valorativos desarrollada por el doctor en ciencias Juan Fabelo Corso (1989) y el concepto de subjetividad ofrecido por autores representantes de la psicología que se sustenta en dicha concepción filosófica. En tal sentido, se asume el concepto de subjetividad, ofrecido por Fernando González Rey (1997):

Una forma de conocer la realidad que implica su construcción por un sujeto cognoscente, quien es expresión de esta propia realidad; de ahí el carácter inteligible de la misma, existiendo una apropiación no lineal ni absoluta de la realidad, sino a través de medios de que dispone para su cognición, en los cuales se expresa integralmente su mundo interno, subjetivo, sin que por ello se pierda el contacto objetivo con lo estudiado (González 1997: 36).

El modelo define la categoría calidad de vida percibida vivenciada (CVPV), como:

La CVPV es la expresión valorativa de un estado psicológico dinámico y relativamente estable, presente en el individuo, resultado y reflejo  de  la valoración sobre lo logrado, lo que se aspira y lo que se espera alcanzar, en correspondencia o no con los elementos importantes y jerarquizados de esa individualidad, que dan sentido a la vida, y permiten a la persona el ajuste al medio en que vive y se desarrolla (Díaz, 1999).

Es un estado que se va conformando como resultado de la valoración que hace el individuo de su vida, evaluada desde su integridad – o en aspectos particulares de ella – sobre la base de su subjetividad, determinada por un influencias externas, pero que se configura desde su estructura y funcionamiento de manera única e irrepetible.

Dicha valoración, por tanto, refleja no sólo cómo vive el individuo, sino también qué piensa de cómo vive, y cómo se siente viviendo así, aspectos que se sintetizan en el juicio global de CV y, en dependencia, determinan su ubicación en una categoría valorativa (buena, aceptable, pobre y mala).

Se considera percibida – vivenciada en tanto el sujeto hace un reconocimiento cognitivo de lo que posee material o espiritualmente (que puede ser o no distorsionado), impregnado de cierto matiz inevitable afectivo. Pero en la medida en que lo percibido esté en correspondencia, o no, con lo esencial  jerarquizado, con las principales aspiraciones y necesidades del sujeto, las vivencias psíquicas se hacen más o menos intensas, y participan en la valoración positiva o negativa de CV.

Actúan, entonces, en la valoración que se ofrece sobre la CV, factores cognitivos y afectivos estructurados en un determinado nivel de desarrollo personal en el momento de la evaluación.

El modelo elaborado concibe la CVPV con los siguientes atributos:

  • 1. Constituye un sistema (por su configuración, manifestación, interrelaciones dimensionales -social y personal- y su doble naturaleza), donde el todo es más que la suma de sus partes

  • 2. Tiene una determinación histórico-social en su doble dimensión: social e individual 

  • 3. Se concibe desde un determinismo externo (reflejo de lo existente real, enmarcado en una época en determinada dimensión temporal, sociedad, cultura, aspectos objetivos y materiales), pero se expresa a través del  prisma de lo individual y de la subjetividad (con un  carácter  activo), que es la que mediatiza la valoración positiva o negativa que tenga el hombre al evaluar su calidad  existencial

  • 4. Se expresa holísticamente, a través de pensamiento (qué piensa de como vive), afectividad (cómo se siente viviendo así), y realidad (cómo vive), integrados en la valoración positiva o negativa de la calidad de la vida, evaluada desde el punto de vista personal

  • 5. Muestra una tendencia más estable que transitoria o cambiante

  • 6. Integra componentes cognoscitivos y  afectivos que, bajo diferente configuración  personológica, arrojan diferente incidencia en la valoración que se ofrece

De manera sintética los fundamentos teóricos generales en los que se sustenta el modelo desarrollado son:

  • 1. El materialismo histórico y dialéctico

  • 2. La concepción materialista dialéctica sobre los procesos valorativos (J. R. Fabelo Corso 1989)

  • 3. Los postulados generales de la psicología de orientación materialista dialéctica, fundamentalmente sobre subjetividad

  • 4. Modelo de determinación social de la salud (Pérez Lovelle 1987)

  • 5. El enfoque de continuidad entre la norma y la patología. Asumido por múltiples investigadores desde Freud, hasta las concepciones psicológicas sustentadas en el enfoque materialista dialéctico.

Cada uno de ellos, aporta una perspectiva de análisis teórico y metodológica que permiten conducir el estudio proyectado y comprender la propia complejidad conceptual que la categoría CV encierra, los cuales quedan expuestos con mayor detenimiento en diferentes artículos publicados por los autores mencionados y de la autora, los cuales pueden ser consultados ( Díaz 2002 a, 2003, 2005, 2008).

Como resultado de las investigaciones realizadas, en las que se utilizó desde el punto de vista metodológico un diseño mixto de investigación, se llegan a identificar como factores psicológicos relevantes al evaluar y valorar la CV desde el punto de vista personal, a la tendencia autovalorativa y a los estilos de afrontamiento. Ellos se conciben como factores psicológicos que establecen relaciones no lineales al interactuar con otros indicadores psicológicos. Su carácter determinante se expresa en el rol que desempeñan sobre la subjetividad y el efecto sobre el resto de los indicadores psicológicos analizados (presencia de estados psicopatológicos, grado de satisfacción con lo logrado, expectativas temporales de logros, vivencias psíquicas actuales, tono afectivo general de la valoración, relaciones interpersonales y aspiraciones logradas).

Se valoran además, los siguientes aspectos comunes para ambos determinantes:

  • Son factores psicológicos declarados (desde enfoques teóricos diferentes) como los de mayor grado de complejidad, y por tanto representan procesos de alto nivel de regulación personal.

  • Se valoran como unidades de análisis sintetizadoras y mediatizadotas del ajuste emocional, el establecimiento de metas y la obtención de aspiraciones.

  • Ambos se consideran variables de mediación al intervenir en el proceso de seleccionar e interpretar la información situacional de acuerdo con sus predisposiciones cognitivas y afectivas, y por ello pueden regir de manera interna la configuración psicológica de la valoración de CV personal a escala individual.

  • Ambos pueden presentar una correcta, formulación o no, con su respectiva incidencia en la adaptación y el desarrollo armónico de la personalidad.

  • Ambos se consideran como recursos psicológicos que participan como potenciadotes de salud, bienestar y CV., y por tanto actúan como mecanismos de eficacia y eficiencia en la interacción individuo- medio.

Su identificación, conlleva a declarar cómo relacionarlos, y al respecto aflora el vínculo con la evaluación cognitiva de la problemática de afrontar, en la que se describen dos momentos[2]Se puede aseverar que en ambos momentos la autovaloración juega un papel importante, ya que al evaluar el fenómeno y su repercusión para la conservación de la CV, se analiza pensando en las necesidades y motivos priorizados que forman el sentido esencial de la vida, con los cuales el sujeto está emocionalmente comprometido, y se valora si lo que ocurre afecta o no la CV personal y/o los aspectos esenciales de esa personalidad (Díaz, 2005, 2008).

Luego, en la evaluación secundaria, la autovaloración vuelve a tener un papel importante, al tocar los aspectos referidos a competencias, habilidades y posibilidades que tiene el hombre para hacer frente al acontecimiento y, en consecuencia, elegir un estilo de afrontamiento (o dentro de él una estrategia), que permita obtener eficacia en el comportamiento y, por tanto, conseguir objetivos y misiones planteadas.

Ambos factores al integrarse pueden lograr una conducta adaptativa y facilitar el control, si son correctas las evaluaciones de competencias para hacer frente a contingencias internas o externas y elegir la forma de afrontar adecuada a la situación real. En otras palabras, en dependencia de cómo se autovaloran y afrontan las personas la existencia, así será la valoración que sobre su CV ofrecen y correspondiente al estado que dichos procesos psicológicos sostienen, se ubican en una de las categorías evaluativas (buena, aceptable, pobre y mala)

Nuestro resultado se confirma en lo expresado por Rodríguez y colbs. (1999) al afirmar que hablar de CV es hablar del equilibrio entre expectativas, esperanzas, sueños y realidades conseguidas o asequibles. La buena CV se expresa habitualmente en términos de salud, alegría, felicidad y capacidad para afrontar los acontecimientos vitales a fin de conseguir una buena adaptación o ajuste.

La propuesta de estos factores (autovaloración y estilo de afrontamiento) como determinantes, nos lleva a valorar su incidencia para la relativa estabilidad de la CV, y al respecto se analiza que:

  • Son los factores psicológicos más transituacionales para guiar la actuación dirigida por metas a lo largo del tiempo y en diferentes circunstancias o contextos.

  • Ambos expresan un comportamiento de tendencias que los hace relativamente estables, y permiten conservar la relativa estabilidad de los proyectos de vida y el equilibrio con el medio. Este resultado afianza la búsqueda de factores intrínsecos a la personalidad, para explicar y entender la calidad de vida percibida, y concebirla, por tanto, de manera más estable que cambiante, no sujeta a factores externos o situacionales, sin que ello quiera decir olvidarlos o ignorar los últimos.

  • En su formación y desarrollo se conectan al medio sociocultural y concreto con el que interactúa el individuo, que se mantiene durante largos periodos de manera estable, y se reconoce la participación determinante del medio social en su formación y desarrollo, y a la vez, donde se confirma su eficacia adaptativa.

Conclusiones

El modelo desarrollado y el análisis de la relevancia de factores psicológicos que participan de manera determinante en la percepción y vivencia de la CV, permitieron profundizar en los aspectos psicológicos del tema y, con ello, contribuir en el avance del desarrollo teórico del mismo.

Los factores psicológicos declarados (autovaloración y afrontamiento) se declaran como aportes investigativos desde la ciencia psicológica para comprender y actuar sobre la valoración de la CV personal (CVPV) al considerarse ordenadores medulares del concepto desde una perspectiva de estudio individual y psicológica, lo que implica valorar que para intervenir sobre la valoración de la CV individual se deberá explorar y adecuar ambos factores que se identifican en calidad de rectores en la determinación sistémica de la valoración de la CV personal.

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Autor:

Lic. Ileana Beatriz Díaz Corral

Institución: Departamento de Psicología

Universidad de Oriente

País: Cuba

[1] Esta valoración se expresa por un número importante de autores e instituciones, e.g. Barreto y Pascual (1991), Rodríguez- Marín y colbs. (1993), Grau (1996), el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan en EEUU, el Centro Nacional de Estadística de Salud en EEUU, cit. Por Santos (1992), entre s otros.

[2] Lazarus y Folkman (1986), describen dos momentos: la evaluación primaria o percepción del reto, donde se valora si el suceso o acontecimiento afecta la CVP, y la evaluación secundaria o proceso de reflexión, donde se analiza la capacidad de respuesta, referida a las opciones del afrontamiento y las acciones concretas a realizar