Alternativa física para disminuir los efectos de la hipertensión en el adulto mayor (página 2)
Enviado por Luis Alvarez
Corteza de la Rosa (1997) califica la reducción de la frecuencia cardiaca como una de las causas principales en la disminución del rendimiento aeróbico de los adultos mayores. Shepard (2004) involucra otras causantes como: la reducción de las catecolaminas circulantes, la pérdida de elasticidad arterial, el aumento de la presión arterial y el desmejoramiento de la contractilidad ventricular y condición músculo esquelética.
Los adultos mayores activos pueden conservar una buena capacidad funcional manteniendo, a través de los años, un alto nivel de independencia, mejor calidad de vida y bienestar en relación con las enfermedades. A pesar de los cambios experimentados en el envejecimiento, el ser humano es capaz de mantener una adecuada función física, mental y orgánica que le permita realizar las actividades diarias, principalmente con unos hábitos de vida activos a través del tiempo (Aznar y otros, 2002).
A pesar de las modificaciones morfo funcionales que experimenta el organismo al paso de los años, se debe recordar que el envejecimiento no es una enfermedad sino una etapa donde los individuos se diferencian entre sí. Resnick (1997) deriva varios principios importantes donde describe que la vejez saludable no es una contradicción. Aclara que en ausencia de patología, la declinación de la reserva homeostática no produce síntomas ni impone restricciones sobre las actividades de la vida diaria, sin importar la edad. Además, refiere que las declinaciones bruscas en cualquier sistema o función corresponden siempre a enfermedad y no a un envejecimiento normal.
La estimación de estas percepciones, aunado a los beneficios alcanzados por los avances médicos y el incremento poblacional, facilita la comprensión del llamativo aumento en la expectativa de vida que se vive a nivel mundial. Esto se debe a un adecuado manejo y control de enfermedades (que en otros tiempos representaban las causas principales de mortalidad), junto con el mejoramiento de las condiciones de vida de la población y una mayor disponibilidad de los servicios de salud. Estos factores, según Suárez y Pescetto (2005), han conducido a una transición demográfica acelerada que se caracteriza por la reducción de la taza de fecundidad y de mortalidad y que han modificado la estructura por edades de la población.
1.2.2. La Tercera Edad desde el punto de vista sociológico
Marcos Alonso (1995) define vejez como proceso, como constructo social y como estado no homogéneo. Y es que el paso a la Tercera Edad no se realiza a una edad concreta ni de una sola vez, sino que existe un proceso que desemboca en un estado que normalmente se define por características asociadas a incapacidad, pasividad, e independencia.
Las instituciones y la sociedad son las que establecen a partir de qué edad una persona es considerada mayor (jubilación) y como desde antaño, se les asigna unos roles sociales que especifican claramente los comportamientos y actitudes propios de los "viejos".
La vejez no es un fenómeno homogéneo y no podemos esperar de ellos conductas homogéneas. Hay una serie de variables que influyen como el nivel económico y cultural, los hábitos de ocio, la personalidad, las relaciones afectivas, los vínculos familiares, el tipo de trabajo desarrollado, la conciencia, las enfermedades padecidas, entre otras.
1.2.3. Rasgos característicos de la Tercera Edad
Se puede afirmar con toda seguridad que este colectivo tiene unos rasgos característicos que definen la personalidad de este grupo social. Rocabruno, citado por Gimón (2010) refiere que el proceso de envejecimiento "no es un proceso de causa única, sino el resultado de una compleja asociación de interacciones y modificaciones estructurales y funcionales entre lo fisiológico, lo psicológico y lo socio-ambiental, es decir, entre lo genético intrínseco y lo ambiental extrínseco." De acuerdo a este concepto, el envejecimiento del ser humano es un proceso complejo e integral y se hace presente a nivel fisiológico, psicológico, intelectual y social.
En lo fisiológico ya hemos explicado de manera profusa los cambios que aparecen en todos los niveles de integración del organismo, que afectan las capacidades de adaptación, recuperación y defensa de la persona.
Psicológicamente existen alteraciones afectivas, crisis de identidad, angustias, presiones destructoras y disminución de la autoestima; influencias negativas que pueden llevar a una mortalidad prematura. Al arribar a la Tercera Edad, cuando la persona ya no tiene actividad profesional, ni amigos, pierde la confianza y la autoestima.
Al quitarle una parte importante de sus recursos, y ver mermadas sus capacidades físicas e intelectuales, pierde paulatinamente el entusiasmo y la amplitud de espíritu en los acontecimientos y los atractivos del tiempo presente, replegándose en un conservadurismo excesivo donde no hay ningún ideal ni novedades; es un pensar ante los acontecimientos "total, nada va a mejorar", de esta manera nada le atrae, nada le sirve para alegrarse.
Hay que diferenciar también los rasgos seniles debidos a la edad de los atribuibles al clima sociopolítico vivido, como por ejemplo, la actitud ahorrativa respecto al tema económico, etc. La introversión ha sido mejor demostrada en el sexo femenino, al menos también parece consecuencia de otros factores no atribuibles del todo a la edad. Algunos rasgos igualmente se encuentran más en relación con el declive intelectual que con la edad cronológica (dependencia, conformismo, servilismo, prudencia y necesidad de orden).
Como en muchos otros casos, la muerte en esta etapa no es un fenómeno aislado, y en el contexto de una vida llena de significado no debe ser una fuente de temor desordenado. Lo que realmente se teme no es la muerte sino una vida absurda y sin significado, por tanto, si el Adulto Mayor logró cosas preponderantes durante su historia laboral y se preparó para esta etapa de su vida, contará con una serie de factores psicosociales positivos, que determinarán una salud óptima y la longevidad.
En la esfera intelectual, parece demostrado que un entrenamiento en todas las conductas sí tiene relación con el envejecimiento, fácilmente medible simplemente con el tiempo de la velocidad de reacción. También hay deterioro de la atención y concentración, y una pérdida de la memoria, en la que se sigue la ley de Ribot, según la cual un anciano olvida rápidamente las experiencias más recientes mientras que recuerda las antiguas; aunque se sabe que esto no se debe sólo al envejecimiento físico sino también a factores emocionales que en ellos juegan un papel muy importante. También las habilidades perceptivomotoras muestran un declive, que es muy importante si hay disfunciones cerebrales subyacentes.
Como conclusión, el estado cerebral causante del deterioro no está relacionado con la edad cronológica por lo que no cabe esperar una disminución de la capacidad intelectual simplemente por el paso del tiempo. En cambio, sí está relacionada la ralentización de las conductas con el proceso de involución estructural y la función cerebral.
Si nos referimos a los condicionamientos sociales, muchas veces no se encuentra una correlación real con la edad cronológica sino más bien con el estado de funcionamiento cerebral. Además, muchas o casi todas estas características están condicionadas por el entorno social en que se ha vivido. La jubilación supone una fecha trágica para el individuo, en la cual debe abandonar su actividad laboral y productiva de manera obligada, y en la mayoría de los casos no está justificada por la disminución real de las capacidades del sujeto. Soluciona un problema y crea otros. La jubilación supone muchos cambios en la vida del sujeto: en primer lugar, varía totalmente su vida social, en muchos casos prácticamente la elimina o al menos reduce en gran medida sus contactos sociales; cambia radicalmente el ritmo de vida, aumenta súbitamente su tiempo libre, que no está acostumbrado a utilizar probablemente a veces agravado por una falta de iniciativa, y que no le proporciona generalmente un disfrute mejor de la vida sino todo lo contrario, al sentirse improductivo se siente frustrado y tiene un sentimiento de dependencia.
Además, generalmente comporta una reducción de los ingresos económicos, hecho que provoca una disminución de la capacidad adquisitiva del sujeto, aunque tenga facilidades en algunos aspectos como en el transporte, actividades deportivas y culturales, medicamentos, algunas ventajas administrativas en instituciones públicas y privadas, etc., pero que no compensan. Es paradójico que la jubilación proporcionada por la protección oficial sea una causa de marginación.
Los factores que más influyen en este proceso de adaptación son el estado de salud física, la autonomía económica, la integración social y la amplitud de sus intereses. En la sociedad moderna no hay lugar para los ancianos, que se suelen agrupar en las calles o en las plazas formando auténticas subculturas. En este marco de desarrollo científico y tecnológico acelerado y de falta de sensibilidad hacia la experiencia y el conocimiento de los ancianos, estos se llegan a creer el papel que les impone la sociedad y se sienten improductivos e inadaptados (esto no es propio de la edad, sino que lo encontramos también en otros colectivos como en los jóvenes en paro, los cuales tienen sentimientos parecidos que les convierten en apáticos e indolentes; esto demuestra que la causa de este trauma son las condiciones sociales). Además, ¿qué calidad de vida pueden tener los ancianos si el 80% de las pensiones no llegan al salario mínimo interprofesional? Incluso nos podríamos plantear si la jubilación obligatoria no es otra cosa que una discriminación por razones de edad.
1.2.4. La influencia del estilo de vida en la Tercera Edad
Es claramente evidente que las variables psicosociales y las prácticas de estilo de vida establecidas ya en la adolescencia son factores singulares de previsión muy significativos sobre la salud en la edad adulta y la longevidad, e incluso sobre la naturaleza de la experiencia de la muerte; prácticamente se superponen a los factores genéticos y biológicos. Muchos sostienen incluso la teoría de que lo que hacen muchos aspectos incluso biológicos, genéticos, psicológicos, interpersonales y sociales, actúan sobre los estilos de vida. Es decir que analizando estos estilos en cada individuo podremos conocer su realidad.
Para definir el concepto de estilo de vida para Adultos Mayores, Mc Donald (s.a.) formuló cinco categorías generales:
I. Bienestar físico: Refiriéndose a la comodidad en términos materiales, de higiene, salud y seguridad.
II. Relaciones interpersonales: En cuanto a las relaciones familiares, y el envolvimiento comunal.
III. Desarrollo personal: Relacionado con las oportunidades de desarrollo intelectual, autoexpresión, actividad lucrativa y autoconciencia.
IV. Actividades recreativas: Para socializar y buscar una recreación pasiva y activa.
V. Actividades espirituales.
Dado que este estudio investigativo está centrado en las actividades físico-recreativas para las personas de la Tercera Edad, nos enfocaremos en las actividades recreativas. La recreación es una alternativa de adaptación a los cambios y pérdidas sociales de la vejez; a través de ella podemos crear, motivar, establecer nuevas metas, nuevos intereses, e incluso nuevos estilos de vida.
Se trata de mejorar la calidad de vida mediante la participación en actividades estimulantes, creativas y de mucho significado. El deseo de jugar nos acompaña durante toda la vida. A todos nos gusta hacerlo, a pesar de los prejuicios que marca la sociedad. Jugando logramos canalizar nuestra creatividad, liberamos tensiones y/o emociones, orientamos positivamente las angustias cotidianas, reflexionamos, nos divertimos, aumentamos nuestro círculo de amistades, acrecentamos nuestro acervo cultural, nos comprometernos colectivamente y nos integrarnos a otros quehaceres de la vida.
Mediante el juego se efectúa, en muchas oportunidades, la transmisión cultural de generación en generación, favoreciendo con su práctica el entendimiento intergeneracional cuando se crean los espacios de participación de padre-hijo- abuelo. El juego en la Tercera Edad cumple una función social y cultural, ya que permite sentir el placer de compartir juntos una actividad común, satisfacer los ideales de expresión y de socialización. También nos lleva a la obtención de placer y bienestar corporal y mental.
Además la actividad físico-recreativa se ha identificado constantemente como una de las intervenciones de salud más significativas de las personas de edad avanzada. Dentro de sus beneficios inmediatos en el aspecto físico se pueden citar: mayores niveles de autoeficacia, control interno, mejoría en los patrones de sueño, relajación muscular entre otros. Las personas que se mantienen físicamente activos tienden a tener actitudes más positivas en el trabajo, están en mejor estado de salud y tienen mayor habilidad para lidiar con las tensiones.
1.2.5. La vida sexual en la Tercera Edad
La sexualidad juega un papel muy importante dentro del comportamiento psicológico de la persona de la Tercera Edad. Hay que tener muy en cuenta que la sexualidad no es únicamente genitalidad, y que también es sinónimo de vida sentimental, expresión de amor, compartir experiencias, etc. En la sexualidad de los ancianos predominan más los sentimientos de afecto y ternura que los de amor carnal. En el ser humano la función sexual no tiene sólo un carácter de perpetuación de la especie, sino que contiene muchos componentes de amor, felicidad, etc.
En este grupo social, la función sexual está bastante relacionada con la personalidad de los implicados, con su forma de pensar, su capacidad de comunicación y también la atracción física. Es erróneo pensar que los ancianos no tienen tensión sexual: el impulso sexual es instintivo aunque sometido a la involución fisiológica de los procesos hormonales. La respuesta sexual se puede mantener hasta edades muy avanzadas, y su disminución puede venir motivada por la falta de ejercicio, por la rutina o por la dificultad en encontrar pareja sexual, más que por las limitaciones físicas.
Pero tanto en los hombres como en las mujeres los hábitos sexuales y la conducta sexual anteriores están en estrecha relación con la respuesta durante la vejez. Hay estadísticas que afirman que siete de cada diez parejas hacen el amor con toda regularidad. Ahora bien, hay algunas que nunca les ha satisfecho y que hacen de la vejez y la enfermedad la razón del abandono total de esta práctica.
Conclusiones
Al concluir el presente ensayo, queda de manifiesto que la esperanza de vida va aumentando en forma gradual de acuerdo a los avances tecnológicos, avances en la medicina y en otras áreas de la ciencia que generan en la población un envejecimiento gradual.
Mencionamos además que el proceso de envejecer es dinámico, gradual, natural e inevitable, que genera cambios a nivel cardiovascular, metabólico, músculo esquelético, motriz, psicológico y social. Estos cambios se ven acelerados, entre otros, por malos hábitos alimentarios, tabaquismo, y en especial por el sedentarismo.
Queda de manifiesto los efectos antropométricos, neuromusculares, metabólicos y psicológicos que otorga el ejercicio físico. Es por esto que nos parece adecuado crear un plan de promoción de la actividad física dirigido a los adultos mayores de nuestras comunas, así como también incorporar a sus familias en este proceso, con el fin de que conozcan los beneficios de la actividad física y que generen el habito del ejercicio.
Tenemos en cuenta que implementar este plan es muy costoso del punto de vista humano, económico y de tiempo, es por eso que en una primera etapa se debería dar énfasis en la promoción, y a la creación de monitores en salud orientado a fomentar la participación como por ejemplo en las zonas rurales, donde existen postas de salud.
Lo anterior, se ve motivado debido a que gran parte de los adultos mayores se encuentran desinformados respecto a los beneficios de la actividad física, tienden a asociarlos con deportes de alto impacto agotadores, peligrosos y molestos, sin embargo es posible generar beneficios mediante a una planificación adecuada de la carga de ejercicio en conjunto con el adecuamiento de las actividades en relación al estado físico actual de adulto mayor y partir gradualmente en forma paulatina.
Recomendaciones
Creemos que para poder elaborar un plan de actividad física para el adulto mayor, primero debemos crear una pauta de auto cuidado dentro de los funcionarios de nuestra institución, esto para que obtengan las herramientas adecuadas para intervenir hacia el paciente, su familia y entorno social en forma eficaz
Además tenemos que crear conciencia de los beneficios de la actividad física todo los niveles de atención, esto es desde la consulta médica, obstétrica, dental, control de pacientes crónicos, kinesiólogo, asistente social etc.
Debemos trabajar además creando la cultura deportiva desde la escuela, implementando estilos de vida saludable en forma precoz, así mismo debemos trabajar en conjunto con organizaciones comunales como juntas de vecinos, clubes del adulto mayor, etc.
Tenemos que despejar los mitos de la actividad física, hacerla agradable para quien lo practique e informando constantemente sobre los beneficios y progresos que el adulto mayor vaya adquiriendo mediante la práctica regular.
Se deben utilizar canales de comunicación masivo como la televisión, radio, etc., para mostrar los beneficios del ejercicio, y los lugares donde se puede acceder a ellos.
Muchas veces, el problema del aislamiento geográfico impide que se puedan implementar actividades masivas o individuales, sin embargo creemos que una manera de solucionar esto es crear monitores de salud física dentro de las localidades rurales y además crear referentes teóricos en el personal de salud que establece una relación más cercana con dicha población, esto son los técnicos paramédicos de posta.
Debemos hacer llamados de atención a las autoridades locales la necesidad de fomentar la salud física del adulto mayor mediante proyectos gubernamentales vigentes como el programa vida chile, además solicitando el espacio físico e implementos adecuados para llevar a cabo las actividades.
Bibliografía
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Autor:
Prof. Luis Wilfredo Álvarez Arévalo.
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA.
UNIVERSIDAD DE CIENCIA DE LA CULTURA
Y EL DEPORTE "MANUEL FAJARDO".
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA DE
LA FUERZA ARMADA.
Trabajo de tesis en opción al título académico de máster en
la actividad física comunitaria:
MAYO 2014
ESTADO: BOLÍVAR.
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